Día 13.

Prompt: Glory Hole/Cum Dump/Aftercare

Trigger Warning: Hay más advertencias que las que voy a listar, simplemente porque no consigo recordarlas todas. Así que prefiero pediros antes de nada que lo leais bajo vuestra propia responsabilidad. Sexo explícito, Glory Hole, Cum Dump, Aftercare. Sexo vaginal/oral/anal. Sexo brusco que puede ser doloroso. Masturbaciones. Sexo en público. Piercings en genitales. Interacciones sexuales entre muchos personajes sin relación romántica entre sí. Sexo con desconocidos. Rimming y Fingering. Dobles penetraciones. Juguetes sexuales. Swallowing. Prácticas sexuales de riesgo sin protección con la excusa de que "son magos y hacen magia, así que usan magia de protección". Referencias a arneses sexuales. Creampie. Prácticas sexuales que implican manipular semen con la boca o con las manos. Objetificación (no sé cómo expresar esto, básicamente, que hay personajes que gustan de ser utilizados como objeto sexual para obtener orgasmos). "Mazmorras" sexuales. Añadiría orgía, pero no sé si encaja del todo. Iré añadiendo más según las vaya recordando. En todo caso: CONSENTIMIENTO.

Glory Hole: Agujero en una pared o tabique, usualmente cuartos de baño, por donde practicar sexo anónimo. En este fic, me he basado en el concepto de clubs de Glory Hole, clubs sexuales especializados en proporcionar sexo a través de agujeros anónimos.
Cum Dump: En este fic, concretamente, persona que obtiene excitación sexual mediante numerosas penetraciones de otras personas que eyaculan dentro de él o ella.
Aftercare: Cuidados después de una relación sexual, especialmente si ha habido prácticas de dominación, que implican dolor o sumisión o agresiones.

Toca cumplir otra fantasía de Ron (rezo porque no se os haga cansado repetir recursos en diferentes oneshots, mezclándolos). Además de las advertencias, hay que decir que, además del Ron/Hermione/Viktor, hay muchas más interacciones, que incluyen (por si molesta a alguien y no quiere leer): Theo/Ron, Viktor/Ron/Theo, menciones a Ron/Hermione/Theo, Harry/Ron, Draco/Ron... En general, Ron con un porrón de personajes, conocidos o desconocidos, pero no es el único, sólo que es su PoV el que narra.

Este Theo está fuertemente influenciado por el Adrian Pucey de Myriam Lejardi, no me escondo.

Ahora, un mensaje que para mí es importante, pero que para vosotres probablemente no, por si os lo queréis saltar:

Este fic me ha: agotado. Estoy, simplemente, cansado.

El día 12 tenía escrito el Drarry para el día 14, unas 8k palabras de este fic para el día 13 y todo el esquema del BakuDeku para el 15, listo para redactarlo. Estaba muy contento, porque creía que iba adelantado. La cosa es... que esto se alargó. Y se alargó. Y se alargó más. Casi 40k palabras en total, se alargó. Acabo de terminar de escribirlo ahora. Y estoy muy seguro de que está plagadísimo de fallos, palabras mal escritas y ortografía (sé que, por cuestiones de cómo escribo con mi teclado, se me debe haber colado algún "Draco" donde debería poner "Ron". O que hay palabras confundidas por mi cerebro falto de sueño, frases incompletas...) Lo siento mucho), pero no tengo fuerzas para repasar algo tan largo (habitualmente me llevaría una semana). He tenido un dilema, porque inicialmente, el Aftercare estaba planeado para otro fic (aprovechando que el Aftercare aquí tiene bastante relevancia). Y el Milen maniatico dentro de mí querría ver cada historia en un oneshot, tal como había planeado. Pero, como dije al inicio, estoy agotado. En total, han sido 50k palabras en menos de tres días. Un NaNo (proyecto que dura un mes. Un mes).

Así que voy a hacer trampas en mi propio juego. Igual que decidí utilizar varios prompts por día por el puro placer de hacerlo y tener más de 31 prompts y dejé en el aire la idea de hacer alguna historia extra para quitarme alguna espinita. He utilizado tres prompts en esta historia, así que es el equivalente a tres días: una para el día 13, otra para el 14 y una más para el 15. El Drarry que tenía que salir el 14, lo hará el 16, aprovechando que está escrito. Y espero descansar un poco y que el BakuDeku del 15 salga el 17. De esta manera, no tendréis que esperar nueve días para leer el desenlace. A partir del 18, trataré de recuperar el ritmo normal de publicación. Y, si cuando acabe el mes sigo con ganas de escribir kinks, quizá aproveche y recupere los dos de este ship que se quedarán fuera del calendario debido a este problema (Aftercare, inicialmente, formaba parte de un Drarry con Free Use) y también los escriba. Si es así, este fic pasará a ser el 13.1, 13.2 y 13.3, para facilitar su lectura. De hecho, si algún día me olvido un poco de él, lo suficiente para no sentirme cansado, probablemente sí lo corriga y lo arregle para que sea mínimamente legible, publicándolo como un fic aparte también. Pero hoy sólo quiero pensar en ver series y leer libros.

Siento la nota tan larga, faltar a las reglas que me establecí a mí mismo y espero que, igualmente, disfrutéis. Un abrazo a todes.


EL CLUB DE THEODORE NOTT - CAPÍTULO UNO

Desde el punto de vista de Ron, todo empezó con Theodore Nott.

Que su mejor amigo saliese con Malfoy también había tenido algo de responsabilidad, desde luego. Entre Harry, gracias a su relación con Malfoy, y Viktor, que conserva las amistades que hizo en Slytherin durante el año del torneo en Hogwarts, han conseguido que ambos grupos de amistad, el de los antiguos Gryffindor y los antiguos Slytherin, se entremezclen entre ellos. Y, una vez superadas las reticencias y prejuicios iniciales, Ron y Hermione habían podido descubrir que son personas corteses, divertidas y amables. Al menos, la mayor parte del tiempo. Y siempre que nadie le pregunte a Ron directamente, porque todavía frunce el ceño, malhumorado, cuando descubre a alguno de los antiguos Slytherin presumiendo de algo que él considera moralmente cuestionable.

Aunque Viktor sonríe, sugiriendo que debería verlo desde el otro punto de vista, Ron rezonga, disgustado, cuando Parkinson manipula sutilmente al grupo para conseguir que todo el mundo apoye sus planes, o si Zabini gasta una broma pesada a todo el mundo sólo para conseguir un minuto de diversión, pero hasta Hermione, no sólo Harry, ha empezado a relajarse con ellos, aduciendo que, al fin y al cabo, son exponentes de las cualidades de su antigua Casa.

Sin duda, el peor de todos ellos es Theodore Nott.

Lo más irónico y que más frustra a Ron es que, en realidad, le cae bien el otro chico. De todos los Slytherin, es con quien más amistad ha trabado en el tiempo que llevan compartiendo ambos grupos. Ayudó tener una afición en común, eso sí. Hermione es brillante y la persona más inteligente que conoce, pero la planificación de jugadas a largo plazo en la estrategia de ajedrez no forma parte de sus habilidades. Malfoy si es capaz de elaborar una estrategia, pero su mente es menos analítica y responde peor a las jugadas de Ron. En cambio, Theo… Después de que Malfoy y Viktor recalcasen lo mucho que a ambos les gusta el ajedrez, Ron accedió a jugar una partida amistosa con él, dispuesto a demostrar que seguía siendo el mejor jugador que Hogwarts había dado, pero Theo consiguió ganarlo en una reñida partida que se demoró durante varias horas.

La frustración de perder se había unido a la alegría de encontrar un contrincante digno de su habilidad, así que había dado la vuelta al tablero, instándolo a darle la revancha. Con una sonrisa llena de chulería, el otro chico había accedido. Tiempo después, Hermione le confesaría que Theo era tan reticente como él a trabar amistad con ellos y que todo había sido un burdo plan ideado por Greengrass y Malfoy para encontrarles a él y a Ron puntos en común que les supusiesen un reto. Muy Slytherin, justo lo que más le fastidia a Ron de ellos: que su ambición y astucia no tienen límites ni siquiera para meter las narices en las vidas de los demás. Y, aunque el resultado de usar ambas cualidades sea bueno, no está demasiado seguro de que invalide su punto.

En cualquier caso, Greengrass y Malfoy lo habían conseguido, porque aquella noche, olvidándose de la fiesta que el resto disfrutaba, Ron y Theo jugaron un total de siete partidas. Dos a favor de Theo, una victoria de Ron y cuatro tablas. A partir de ese momento, empezaron a quedar por su cuenta a menudo para retarse mutuamente. Es habitual que ambos lleguen, cuando quedan todos juntos, con un tablero y bajo el brazo y la cajita de piezas, dispuestos a olvidarse un rato de todos los demás en su particular pugna por adelantar en victorias al otro. A los pocos días de conocerse, tras intercambiar un par de lechuzas, Ron dispuso tres tableros de ajedrez diferentes en un rincón de la sala de estar, que mueve siguiendo las indicaciones de las jugadas que intercambia por lechuza con Theo a diario.

A partir de ese momento, con el vínculo de las partidas jugadas, las conversaciones que acaban desviándose a temas personales o preocupaciones y el roce el tiempo pasado juntos, han acabado haciendo que Ron y Theo encajen bien. Algo que Ron no termina de ver claro, preguntándose dónde está el precio a pagar.

Aun así, todo parece ir bien. Tanto que, durante los siguientes meses, Ron no para de parlotear sobre las cosas que hace, dice o piensa el otro chico. No es consciente de que lo hace hasta que, un día, Hermione le interrumpe para preguntarle, con una sonrisa cariñosa y alentadora, si Theo le gusta. Ron había parpadeado, sorprendido por la pregunta, pero la había masticado en su cabeza durante un par de días, fastidiado por la simple idea de que alguien taimado como Theo, que indaga dentro de su vida entre jugada y jugada, preguntándole por qué no hace alguna cosa o por qué le parece mal que el resto haga otra. Viktor y Hermione se cercioraron de acompañarle durante el proceso, asegurándole que estaría bien por ellos si fuese así, pero al final Ron había acabado llegando a la conclusión de que no: Theodore Nott no le gusta.

—Es sólo… —Los tres están sentados en el sofá. Hermione descansa sobre el pecho de Viktor. Al otro lado, Ron se acurruca entre sus pies, abrazándose las rodillas.

—Que tiene un aura de peligroso seductor que fascina —completa Hermione, poniendo palabras a la idea difusa de su cabeza.

—No es sólo un aura, creedme. Nada de auras prometedoras que no están a la altura —asegura Viktor, riendo entre dientes.

—Espera un momento… ¿Te lo has tirado? —pregunta Ron, incrédulo.

—Culpable —Hermione se gira sobre él, riéndose a carcajadas y Viktor asiente, levantando las manos en un jocoso gesto de entregarse—. Un par de veces. El año del torneo, poco antes del baile de Navidad. Él es como Hermione, mayor. —Ambos comprenden a qué se refiere: a pesar de ir al mismo curso que Harry y Ron, Hermione es casi un año mayor que ellos dos—. Era guapo y ese «aura», en aquel momento, con las hormonas revolucionadas, me atraía mucho.

—¿Y bien? —pregunta Hermione, acomodándose en el sofá para mirarle a la cara, con interés.

—¡Un caballero no cuenta esas cosas! —Tanto Ron como Hermione protestan, pero Viktor no cede—. Es un recuerdo muy agradable, eso sí. Fue… excitante. Y el idioma no fue un problema en absoluto, a pesar de que en aquella época apenas sabía inglés.

—Tal como lo cuentas, me siento tentada a probar —se ríe Hermione.

—La verdad, no creo que él tuviese problema —dice Viktor, seguro de sus palabras.

—¿En serio? Pero... Yo pensaba que Greengrass y él… —Ron deja la suposición en el aire, dándose cuenta de que, a pesar de lo mucho que habla Theo de la chica y de que los ha visto besarse en varias ocasiones cuando salen de fiesta, no está muy seguro de qué clase de relación mantienen, pues también ha visto a Greengrass coqueteando con otras personas.

—Oh, sí. Al menos, algo así —asiente Viktor—. Creo que follan, pero no estoy seguro. Son muy amigos, eso sí. Pero no tienen exclusividad, hasta donde yo sé. Además, él siempre tuvo un concepto del sexo… interesante. En Hogwarts, al menos, aseguraba que el mejor sexo es el que se da entre amigos. Creo que… bueno, él me dijo una vez que era arromántico. Me explicó que eso significa que no se enamora.

—Es un concepto extraño —dice Hermione, para sí misma.

—¿Qué no se enamore? Qué va —niega Ron, moviendo la cabeza enfáticamente, seguro en ese terreno, pues sabe de qué va—. Charlie es así también. Bueno, él dice que no puede enamorarse de nadie, que nunca lo ha hecho. Para él, las relaciones son… diferentes. Sé que vive con un chico y una chica, como nosotros, pero también que no tienen una relación romántica. Lo que no sé es si follan. La verdad, es que jamás se me ocurriría hablar de sexo con mi hermano. Sería raro.

—En realidad, me refería a lo de que el mejor sexo es el que se da entre amigos —dice Hermione, haciendo que Ron se sonroje—. Aunque, pensándolo bien, nosotros somos amigos, ¿no? Tú y yo fuimos mejores amigos desde mucho tiempo. Creo que eso hace que tengamos tanta complicidad en la cama.

—Harry también es mi mejor amigo y no me veo follando con él, qué quieres que te diga —gruñe Ron, no muy cómodo con la contradicción que sabe que está diciendo.

—Punto para Nott, entonces. El amor… va por otros derroteros.

—Es cierto. Yo ya estaba enamorado de vosotros dos antes de que nos acostásemos por primera vez —asiente Viktor, haciendo que Ron recuerde que, tras el baile, habían pasado meses besándose por los pasillos y terrenos de Hogwarts y las calles de Hogsmeade antes de atreverse a colarse en un aula abandonada para materializar el intenso deseo que los embargaba—. Y no estaba en absoluto enamorado de Theo cuando nos acostamos juntos. Ni de los demás.

Hermione y Ron estallan en una carcajada. Ambos saben que Viktor no era virgen cuando empezó a salir con ellos, porque es mayor y ya había tenido algunas experiencias. Además, los años separados hasta que habían terminado el colegio y Viktor había podido instalarse en Reino Unido, Ron y Hermione se habían tenido en exclusiva, pero el otro chico les había pedido permiso para poder tener relaciones sexuales por su cuenta, allá en Bulgaria. Sin embargo, desde que viven juntos, Viktor no ha vuelto a plantear su deseo de tener sexo con otras personas que no sean ellos dos y, hasta ahora, Ron tampoco se lo había planteado. Aunque, a juzgar por el rostro de Hermione, ella sí había pensado en ello, pero no sabe cómo de cómodo se siente con la idea. No por Hermione, si no por sí mismo. Aprendió años atrás la lección de confiar en Hermione y en su amor por él, así que no le preocuparía que quisiera conocer a otras personas.

—Yo sí puedo enamorarme, os quiero con locura, de eso estoy seguro, pero no creo que el sexo sea algo estrictamente romántico. Eso sí, para mí está bien que vosotros, u otras personas, creáis que sí es algo inseparable —concluye Viktor, poniéndose serio.

—¿Lo echas de menos? —pregunta Hermione, curiosa.

—No —contesta Viktor—. La verdad… follar con cualquiera está muy bien, pero conocer gente para hacerlo llega a ser muy cansado. Sobre todo, si la otra persona entremezcla sentimientos entre medias.

—¿Cómo hemos acabado filosofando sobre el amor y el sexo? —pregunta Ron, un poco irritado por la idea de que sus novies estén tratando de demostrarle que están cómodos con la idea de él queriendo tirándose a alguien más.

—Porque quieres tirarte a Nott —responden Viktor y Hermione a la vez, estallando en carcajadas de nuevo.

—¡No he dicho que quiera tirarme a Nott! —se defiende Ron—. Además, has sido tú la que has dicho que tiene un aura de peligroso seductor que fascina y que te lo tirarías —acusa a Hermione—. Y tú el que, de hecho, te lo has tirado —añade, señalando a Viktor, que se ríe. Al final, Ron se contagia de su carcajada.

—Por supuesto —reconoce Hermione, sonrojándose tanto a pesar de sus atrevidas palabras que Viktor vuelve a reírse.

—Podéis hacerle una propuesta conjunta —dice este, entre carcajadas todavía—. Dudo muchísimo que lo rechazase. Yo no os rechazaría, desde luego. No tenéis ni un poco que envidiar a su supuesto aura seductora. De hecho, yo me quedaría con cualquiera de vosotros antes que con él, por guapo y carismático que sea.

—No digas tonterías —gruñe Ron, un poco turbado por la idea de él y Hermione, sin Viktor, follando con Theo—. Sería raro sin ti, además.

—Bueno, no me importa unirme. —Ron pone los ojos en blanco, pero Viktor insiste—. Es verdad lo que digo de que no tenéis nada que envidiar. No es que parezcáis peligrosos, ni nada de eso. Pero… Tú eres adorable, sobre todo en casos como ahora, cuando pareces inseguro, para luego sorprender a todo el mundo lanzándote hacia adelante sabiendo exactamente lo que haces. Y Hermione parece tan inteligente y lanzada hacia adelante, que da morbo pensar que va analizar cualquier cosa que le propongas hacer en la cama, pero jamás te dirá que no.

—Eso último es cierto, Hermione es la mejor cumpliendo deseos sexuales —dice Ron, bromeando para molestar un poco a la chica. Hermione vuelve a sonrojarse, pero las palabras de Viktor han dado en el clavo. No hay nada que alguno de los dos le hayan pedido hacer a lo que la chica no haya accedido, disfrutando de sus fantasías como si fuesen propias.

—También es cierto que cuando estás justo como ahora —dice Viktor—, me dan ganas de aplastarte contra la pared y follarte fuerte y duro para robarte la expresión de insegura inocencia que tienes. —A su lado, Hermione asiente con una sonrisa excitada—. No creo que Nott sea inmune a ese encanto que tienes. Cualquiera querría hacerlo.

—Está bien si quieres tirártelo, Ron —dice la chica una vez más—. Creo que tanto Viktor como yo estamos de acuerdo en eso.

—Y, si le pides permiso para contárnoslo después, te lo agradeceremos.

—¡No he dicho que quiera tirármelo! —protesta Ron de nuevo—. ¡Y no estás en derecho de exigir nada, tú no has querido contarnos cómo fue lo tuyo!

—Si es porque no quieres ir sólo porque te parece raro que no estemos Hermione o yo, podemos proponerle estar los cuatro. Estoy seguro de que aceptará eso también.

—Lo haces sonar como un pervertido sexual —bromea Ron, sólo a medias.

—La mejor clase de perversión que hay, sin duda —sentencia Hermione, arrancando una carcajada a ambos.

La conversación termina abruptamente, porque Viktor cumple su amenaza y se lo folla contra la pared hasta quitarle la expresión de ingenua castidad sexual y transformarla en una de derretido y balbuceante placer mientras Hermione, acuclillada entre sus piernas y el muro, le chupa la polla. Cuando terminan, Ron se queda inmóvil un momento, con las piernas abiertas, notando cómo el semen de Viktor se desliza lentamente entre sus muslos y preguntándose a raíz del cosquilleo que le hace al recorrer la piel, cómo sería si otro chico, que se parece sospechosamente a Theo en su imaginación, tomase el relevo y se descargase también dentro de él. Cuánto podría derramarse entre sus piernas en ese caso.

Hermione lo folla, a veces, con un dildo atado a un arnés, porque no mentía cuando ha dicho que su novia acepta cualquier proposición que le haga, pero un dildo no eyacula. Dándole vueltas a la idea, sonrojado mientras habla, bochornosamente seguro de que Hermione y Viktor adivinan al menos parte de sus pensamientos por el rubor de su rostro, Ron pide si pueden comprar un dildo que pueda inyectar un poco de líquido dentro de sí para que Hermione lo use en él después de que Viktor se lo folle. No le preguntan, porque nunca se juzgan cuando alguno propone algo nuevo, pero les explica que, en realidad, es la idea de ser usado y llenado de esa manera la que no le invadido la mente tras el orgasmo. Como esperaba, ambos acceden y los siguientes días se dedican a intentar cumplir la fantasía de Ron, que pide a Viktor que se corra dentro de él siempre que follen y que Hermione utilice su cuerpo para obtener su orgasmo. No funciona exactamente como esperaba, pero es suficiente para Ron, porque el juguete resulta divertido que Hermione disfruta tanto como él.

Lo que inicialmente ha sido una conversación sobre el sexo fuera de su relación y un experimento ideado en el morbo de un polvo, ha acabado siendo una divertida rutina más a la panoplia de posturas y prácticas sexuales que intercambian. Viktor y él se turnan para follarse a Hermione, llenando ambos su culo o su vagina de semen. En una ocasión, excitado sólo con la idea, Ron es capaz de recuperar su erección antes de que Viktor, que está sobre Hermione, termine. Cuando este se corre, toma su lugar de nuevo y, por segunda vez, se descarga dentro de ella, que suspira, extasiada.

—Es genial —asegura su novia, antes de prometerle que al día siguiente dejarán que sea él quien reciba la corrida de Viktor en su interior.

—Si Hermione se toma su tiempo después de mí, puedo tratar de hacer lo mismo que tú hoy, para correrme una segunda vez mientras ella se sienta en tu polla o en tu cara. —Ron asiente, con una mirada vulnerable y suplicante—. No podría negártelo ni por todo el oro de mundo si me miras así, joder.

Querría poder decir que no vuelve a pensar en follar con Theodore. Sí lo hace, cuando Viktor le folla dos veces al día siguiente para ayudarle con su fantasía, pero le da un poco igual su rostro que el de otra persona, sólo piensa en él porque es atractivo y la conversación con Viktor y Hermione ronda aún por su cabeza. Por eso, le echa mentalmente la culpa al Slytherin de haber despertado esa nueva fantasía de ser llenado y saborea cada victoria ante el tablero con maliciosa satisfacción.

Y, cuando está a punto de ganarle una vez más, uno de los días que juegan en persona, Theodore Nott se limita a sonreír, esa forma suya, peligrosa, pero no parece preocupado porque Ron se muestre tan activamente amistoso y hostil al mismo tiempo, murmurando un quedo: «Al final haremos un Slytherin de ti. Quién iba a decirlo», después de rendir su rey sobre el tablero ante una celada de Ron.

Unas semanas después, la tensión puede cortarse con un cuchillo. Ron cada vez da más vueltas en la cabeza a su creciente deseo de que Viktor lo use para correrse dentro de él, compitiendo amistosamente con Hermione por hacerlo cuando esta, descaradamente, exige su derecho a ser llenada por ambos. El sexo con ellos dos es más divertido y frecuente que nunca debido a lo desesperado que parece estar Ron por follar una y otra vez, oscilando entre el pudor que tan cachondo pone a Viktor y rogar de forma desvergonzada por ser usado y llenado por sus dos parejas mientras se lo follan. Todo ese deseo se mezcla con la cada vez más creciente curiosidad por la visión del sexo que parece tener Theo, imaginarse a Viktor con otras personas antes de mudarse a vivir con ellos y la posibilidad manifiestamente abierta de poder probar por sí mismo.

Aunque, a pesar de lo atractivo y seductor que parece Theo, sigue predominando el adjetivo peligroso, así que no valora atreverse a dar el paso, dejando la fantasía vivir en su mente y en las conversaciones que mantiene con Hermione y Viktor cuando les explica que tiene miedo a cómo algo así pueda afectar a la forma en la que concibe el sexo con ellos, zanjando el tema de manera temporal.

Una noche, todos se escapan a una discoteca muggle sórdida, oscura y cuya fachada se gana una mueca de desdén de Malfoy. Ha sido, por supuesto, idea de Theo. Y un poco de manipulación por parte de Parkinson y de Greengrass han conseguido que se salga con la suya. La fascinación de los Slytherin por los locales de fiestas muggles quedó resuelta para Ron la primera vez que salieron a uno de ellos: el anonimato, la música y el no estar enclavados en pleno siglo XIX resulta un concepto más que atractivo. Esta es la primera vez que van a una discoteca de este estilo, no obstante. Se accede descendiendo unas escaleras y el interior es sofocante y oscuro, iluminado sólo por luces estroboscópicas y luz negra. La música está ensordecedoramente alta y la pista está tan llena que es imposible bailar sin rozarse con nadie.

Aunque ha estado en un montón de locales y no es la primera vez que salen juntos por los barrios muggles, por primera vez en su vida, Ron se siente en el lugar adecuado y se entusiasma tanto que, en lugar de acodarse en la barra para ver bailar a Hermione y Viktor, se une a ellos en la pista. Cuando sale de fiesta con Viktor y Hermione, suelen elegir locales de ambiente, donde su relación con Viktor no es percibida como algo hostil o llamativo, pero tiene que admitir que la elección de Theo es mucho mejor. A su alrededor, la marea de cuerpos anónima es igual que él, hay chicos, chicas, personas que no parecen tener un género definido, y todas bailan entre sí, se rozan, se besan y se acarician. No es como si fuese una orgía, ni mucho menos, aunque la mayor parte de la gente, incluidas las chicas, va desnuda de cintura para arriba. De hecho, ve muchísimo más respeto que en otras discotecas en cómo las personas interactúan y puede verse a sí mismo haciendo lo mismo con Hermione y Viktor en cómo a su alrededor se reproducen dinámicas similares.

—Sabía que te gustaría —grita Theo en su oído, apareciendo repentinamente. También se ha desnudado de cintura para arriba, pero sigue llevando la corbata al cuello, atada con descuido. Es sorprendentemente sexi, y Ron tiene que contenerse para no clavar la mirada en sus pectorales, atravesados con barras de acero en los pezones.

—No me has preguntado si me gusta —dice Ron, tratando de disimular su euforia para no darle la victoria de que crea que manipularlos con astucia y sutilidad es bueno sólo porque le haya gustado la discoteca.

—Tu rostro no esconde ningún secreto, Weasley. Me pregunto por qué no me di cuenta cuando estábamos en Hogwarts, podría haberte hecho la vida imposible —se burla Theo. Ron, exasperado, pone los ojos en blanco.

—Como si lo necesitaseis.

—Es cierto. Somos unos capullos. ¿Quieres que me disculpe de nuevo? —Ron lo mira con el entrecejo fruncido, preguntándose si se está burlando de él, pero a pesar de su sonrisa, el chico parece sincero. Y tan arrepentido como la primera vez que los Slytherin les pidieron perdón y zanjaron muchas de las heridas abiertas entre ambos grupos.

—No es necesario —gruñe Ron, y se gira para unirse buscar a Viktor y Hermione y unirse de nuevo a ellos en el frenético ritmo que se mete dentro de su cuerpo y pugna por salir bailando.

No obstante, sigue con la mirada a Theo durante gran parte de la noche, observando cómo este baila con todo el mundo. Literalmente. No sólo con Malfoy, frotándose contra su entrepierna sin importarle que Harry esté cerca, también con Parkinson y Pucey, el marido de esta, con una chica desconocida a la que, por la razón que sea, le chupa los pechos al despedirse de ella y con dos chavales que lo rodean, atrapándolo entre ellos y rozándolo con sus cuerpos con una mirada de deseo que hasta Ron es capaz de ver. Sin embargo, él no se mueve de la pista, bailando con todo el mundo, pero sin irse con nadie, aunque en un momento dado sí lo ve besando en la mejilla a Greengrass antes de que esta desaparezca en la multitud, de la mano de otro hombre.

—Necesito ir al baño —grita al oído de Viktor y Hermione. Estos asienten y, cuando Ron se dispone a salir de la pista en busca de los retretes, una mano grande y áspera se entrelaza con la suya.

—Te acompaño, yo también tengo ganas —explica Viktor, con una sonrisa.

Ron comprende que ha tardado en decidirse por no dejar a Hermione sola, pero esta ya está bailando con Malfoy y Harry, dejándose llevar por la música. Tirando de su mano, Viktor lo guía con más seguridad de la que tendría él hasta un rincón, donde hay tres puertas. Una de ellas está abierta, pero la oscuridad del interior es prácticamente total, apenas rota por algún reloj o pulsera que brilla en la oscuridad y la luz estroboscópica que apenas atina a iluminar nada, pero a Ron le basta para saber dónde ha ido Greengrass cuando se ha separado del grupo.

En el baño la música retumba muchísimo más suave, tanto que a Ron le duelen los oídos por el súbito descanso, y puede conversar con normalidad con Viktor, que le pregunta si lo está pasando bien.

—Genial.

—Teníamos que haber venido antes a un sitio así.

—No se lo digas a Nott —masculla Ron, entrando ambos en un mismo cubículo—. Se pondrá insoportable y la próxima vez nos exigirá hacer lo que él diga sólo porque hoy ha acertado.

—Tampoco es que haya fallado muy a menudo —se ríe Viktor, arrastrando el acento búlgaro a consecuencia del alcohol consumido mientras bailaban.

Durante unos segundos, apenas se oye nada más que el sonido de ambos orinando al unísono, sus suspiros satisfechos y la música amortiguada. Cuando ha descargado la vejiga, aliviado, Ron se fija en que, en el lado de la pared donde está él, hay un agujero que comunica con el cubículo adyacente.

—No sabía que ya frecuentábamos esta clase de antros —bromea Viktor al verlo—. Aunque creo que ya era hora de que empezásemos a hacerlo.

Ron se ríe, asintiendo, porque gran parte de las conversaciones sobre sexo que él, Viktor y Hermione han tenido últimamente, han ido orientadas a ese respecto. De hecho, está relativamente seguro de que sus dos novies están esperando a que él se sienta seguro y arropado o preparado para que no le afecte, al menos. Sin embargo, aunque ha terminado ya de orinar, no tiene prisa, porque se ha quedado ensimismado mirando el agujero y pensando en las posibilidades, en lo fácil que sería así, sin las supuestas alabanzas del Theo de quince años que defendía el sexo entre amigos. Un agujero anónimo dentro de un agujero anónimo, dispuesto a ser llenado sin más compromiso que la fantasía de obtener placer con ello.

—¿Quieres probarlo? —pregunta Viktor con voz ronca, sobresaltando a Ron. Este parpadea, no muy seguro—. Puedo pasar al otro lado y…

—Primero deberías esperar a que yo termine, Krum. —Por el agujero asoma parte del rostro de Theo, que lo mira con sus enigmáticos ojos pardos—. Aunque, si me preguntáis mi opinión, preferiría unirme a la fiesta.

Consciente de la mirada de Theo a su polla, que todavía sujeta entre los dedos, Ron se tapa en un gesto involuntario que hace que el rostro del otro chico esboce una expresión depredadora. Ron mira a Viktor, no muy seguro. Hermione no está, pero no tiene dudas al respecto, la chica ya le ha dado su consentimiento expreso para que haga lo que quiera, en particular con Theo. Viktor se encoge de hombros, pero ha empezado a acariciarse el pene inconscientemente, excitado.

—Oh, es adorable que le pidas permiso, me encanta —dice Theo, todavía mirando por el agujero.

—No le estoy pidiendo permiso —gruñe Ron, a la defensiva.

—Puedo dejaros solos, si quieres —sugiere Viktor, dejando en el aire la alternativa para que Ron pueda aceptarla si quiere. Theo parece haber captado la esencia de la conversación, porque al otro lado del cubículo se oye el sonido de una cremallera al bajarse y frufrú de unos pantalones.

—¿Tú quieres irte?

—¿Yo? —Ron asiente y Viktor lo piensa unos segundos—. Preferiría quedarme y mirar.

La polla de Theo aparece en el agujero. Es grande. Más grande que la de Ron y la de Viktor. No monstruosamente grande como las que ha podido ver en algunas fotografías porno, simplemente es más gruesa y larga. Notoriamente más gruesa y larga. Está a medio empalmar, el glande asomando bajo la piel. Para sorpresa de Ron, que traga saliva, excitado, luce un aro, también enorme, en la punta de la polla, que se inserta dentro de su uretra para salir por debajo del frenillo de nuevo. En la parte inferior, varias barras similares a las que lleva en los pezones se suceden en una suerte de escalera o cremallera de piercings, desde la parte superior del tronco del pene hasta la base.

—¿Puedes usarme? —suplica Ron. De pronto, está seguro y al mismo tiempo siente vértigo en el estómago. Puede imaginarse que la polla de Theo es la de un completo desconocido, aunque sepa quién es y, a la vez, quiere sentir la familiaridad de Viktor haciendo algo íntimo y con un significado diferente para él.

—Eso me gustaría aún más. —Al otro lado del cubículo, la risa ronca de Theo, que parece estar comprendiendo perfectamente la conversación, y seguro que lo está haciendo, porque Ron sabe que es alguien sumamente inteligente, resuena unos momentos.

Es incómodo, porque el cubículo es estrecho. Lo más fácil habría sido que Ron se sentase sobre la tapadera del retrete o se acuclillase frente a la polla de Theo, pero eso impediría que Viktor le penetre, así que acaba doblado por la cintura para ofrecerle el culo a este, que sube un pie a la tapadera del retrete para tener más sitio y acceder mejor a su culo, a la vez que comienza a acariciar la polla de Theo, observando con fascinación cómo la piel se retira hacia abajo, cómo se balancea el aro de su polla y la forma en la que termina de ponerse dura en su mano, creciendo apenas un poco más, tanto que apenas puede abarcar su grosor con los dedos corazón y pulgar, y eso que Ron tiene las manos grandes.

Tras él, para que no tenga que preocuparse de hacerlo por sí mismo, Viktor saca su varita y susurra un hechizo de protección contra enfermedades sobre Ron, similar al que usan ellos dos con Hermione y entre ellos, sólo que, supone, este no influye sobre ningún posible embarazo. Y luego vuelve a usar la varita para invocar un poco de lubricante, que extiende en el culo de Ron con movimientos eficaces, acostumbrados a hacerlo. Sabiendo que Viktor va a disfrutar independientemente de lo que haga él, Ron lo relega a un segundo plano en su mente y se centra en la polla que tiene enfrente.

La primera polla que va a chupar que no es de Viktor. Traga saliva, nervioso, porque sabe qué le gusta exactamente a este, tras años de práctica, pero no está muy seguro de ser capaz de hacerlo bien con otra persona. Curiosamente, aunque está haciendo esto fundamentalmente por él mismo, porque quiere saber qué se siente, experimentar si la realidad se corresponde con su fantasía, dejándose llevar por un impulso, algo dentro de él quiere que Theo, al otro lado, tenga una buena experiencia.

Así que cierra los ojos y lame, haciendo caso omiso de los dedos de Viktor, que lo preparan con paciencia. Sigue el relieve de los piercings de la parte inferior de la polla, juguetea con la punta de la lengua con el aro, concentrándose en las posibles pistas que lleguen del otro lado de la pared para saber si es un acierto o no. Un suspiro de Theo le indica que lo primero, así que lo repite. Se mete el glande en la boca, lamiendo tentativamente, jugueteando con el pendiente, tratando de averiguar cómo combinarlo con sus acciones habituales. Detrás suyo, Viktor lo penetra despacio, abriéndose paso inexorablemente por su culo.

Pronto, ha adoptado un ritmo cómodo para él que despierta ruiditos de placer en Theo, mezclándose con los gruñidos de Viktor, que se empuja cada vez más profunda y rápidamente dentro de él. Ya no sólo lame, también mueve la cabeza, tratando de abarcar lo más posible. No acostumbrado a un tamaño así, no se arriesga a tratar de metérsela entera, como hace con la de Viktor, para no fastidiar el ritmo teniendo que parar a toser. Theo se mueve ligeramente, estremeciéndose hacia adelante y hacia atrás, pero no trata de marcar ningún ritmo, sólo le ofrece la polla para que él haga lo que quiera. La temperatura aumenta, los gemidos suben de volumen. Hay ruido de las puertas de otros cubículos, de otros hombres que se lavan las manos o follan, gimiendo como ellos, quizá utilizando otro agujero. Pero nada importa para Ron, que está tan excitado al notar una polla en la boca al mismo tiempo que tiene la de su novio en el culo, una polla tan diferente, grande, con piercings y algo de vello en la base, que contrasta con lo familiar de la de Viktor, que sabe cómo mover las caderas para que Ron gimotee, que siempre se depila entero, aduciendo que así gana velocidad de vuelo en la escoba, que se siente hogareña.

Lleva la mano izquierda a su propia polla, masturbándose torpemente, incapaz de aguantar más, mientras con la derecha masturba el trozo de la de Theo que no es capaz de alcanzar con la boca. Las embestidas de Viktor tras él se vuelven caóticas, los gemidos de Theo se transforman en gruñidos de urgencia y una exclamación de aviso. Ron se corre primero, manchándose los pantalones al no ser capaz de pensar en apuntar a algún sitio o contenerlo con la mano. Su orgasmo lo hace gritar, apretando el culo fuerte alrededor de la polla de Viktor, pero no puede hacerlo porque tiene la de Theo ocupando todo el espacio disponible de su boca. Sin embargo, este parece no necesitar más que esa vibración de la lengua de Ron contra su pene para descargarse con varios chorros. Ron traga el primero, pillado por sorpresa y todavía obnubilado por su propio orgasmo, y mantiene los demás dentro de su boca, dejando que sea Theo el que decide cuando apartarse del agujero. Tampoco puede pensar mucho más, porque Viktor sigue tras él, empujando media docena de veces más, hasta que se corre con un gemido gutural en búlgaro.

Theo no parece tener prisa por abandonar la boca de Ron, que nota cómo la polla de este va decreciendo lentamente dentro de ella, pero al final se retira, deslizándose sobre los labios de Ron con un movimiento suave y fluido. Incorporándose e ignorando los gritos de incomodidad por la postura de su espalda, deja caer el semen de Theo en la cuenca de su mano y lo observa, pensativo. Tras él, Viktor va a limpiarlo, pero Ron se niega.

—Déjalo ahí —pide. Sí se limpia la mano, arrepintiéndose de no haber pensado antes en permitir que primero terminase uno y luego el otro, pero en el calor de la acción no se le ha ocurrido. Viktor le coloca amablemente las ropas, observándole con atención. Al otro lado del agujero, suena el retrete y la puerta se abre y cierra. Luego, el ruido del agua corriendo por el lavamanos. Esperan unos segundos más, preguntándose si Theo los esperará o preferirá salir por su cuenta. Este parece dudar también, porque después de lavarse las manos no se mueve ni dice nada. Al final, su voz se deja oír antes de salir del baño.

—Por cierto, por supuesto que os lo recordaré la próxima vez. Y no podréis negar que tengo buen criterio —se jacta en tono jocoso, haciendo que Ron y Viktor se rían, pillados en falta.

—¿Qué tal ha sido? —susurra, excitado, pero también un poco preocupado.

—Yo… Me ha gustado —murmura Ron, mirándose la mano y explorándose el interior de la boca con la lengua—. Sólo… No se me ha ocurrido…

—Bueno, quizá una próxima vez —dice Viktor, comprendiendo qué quiere decir.

—Quizá —asiente Ron, con una sonrisa satisfecha, y ambos abandonan el cubículo para lavarse las manos y regresar a la pista de baile.

Hermione los recibe con alegría, lanzándose a los brazos de Viktor y luego a los de Ron. Cuando va a besarlo, un poco borracha, Ron mueve la cabeza hacia atrás y, antes de que la chica lo interrogue, porque ya ha fruncido el ceño, le grita al oído, lo más bajo que puede para hacerse oír por encima de la música, pero sin que el resto capte nada, un resumen somero de lo que acaba de ocurrir en el baño. Hermione da un chillido de excitación, celebrando que por fin se haya atrevido a pasar la fantasía al plano de la realidad, contenta de que haya sido más o menos como esperaba y, sobre todo, satisfactorio.

—Eres un idiota, Ronald Weasley —grita Hermione en su oreja. Ron alza las cejas, inquisitivo—. Porque ahora me vas a besar, y me da igual cuántas pollas hayas tenido en la boca, porque a mí no me importa y deberías saberlo.

Lo cumple, profundizando el beso tanto que Ron se marea. Después, le pide detalles, pero Ron no está seguro de que deba dárselos, porque no le ha preguntado a Theo al respecto, aunque ahora tiene la misma sensación que Viktor y sospecha que al chico le importa un comino. Sí le cuenta, mientras mira de reojo al chico en cuestión, que está bailando ahora con Higgs, Vaisey y Zabini, que no se ha acordado de pedirles a ambos que se corriesen por turnos en su culo, pero Hermione le quita importancia, diciendo que, si le ha gustado y le apetece repetir, tendrá otras oportunidades. Y, cuando Theo le devuelve la mirada, asintiéndole a modo de saludo con una leve sonrisa, Ron le corresponde, preguntándose qué consecuencias va a tener la aventura.

No vuelve a ver a Theo hasta una semana después. Sin embargo, al día siguiente de la mamada en el baño, llega su lechuza, puntual, con los movimientos de los tableros de ajedrez que le corresponden. Y, como es habitual, unas pocas palabras de cortesía. Aunque, como no puede dejar de notar Ron, ha dejado de firmar como Nott y ha pasado a hacerlo como Theo. Quizá no se hubiera dado cuenta de no estar buscando cualquier mínima pista acerca de cómo se siente él hacia el otro chico y viceversa. Sin embargo, tampoco es una pista suficiente como para sacar conclusión alguna, así que le devuelve la lechuza con sus nuevos movimientos, satisfecho porque esa rutina no se haya desvanecido a la luz del día.

Coinciden en la nueva Malfoy Manor de los Malfoy. Lucius y Narcissa viven en otro lugar, Ron no está seguro de dónde, porque no ha hablado con Malfoy de ello y tampoco ha preguntado a Harry. La mansión original fue donada al Ministerio, que todavía no debe haber decidido qué hacer con ella, y ahora Draco, como cabeza visible de la familia Malfoy, ha construido una nueva a unos cientos de metros de dónde estaba la anterior, aún dentro de sus terrenos, donde la influencia muggle de Harry se nota. Para empezar, porque ese domingo inauguran la amplia alberca que, a modo de piscina, que han hecho construir para los días más calurosos del verano.

Parkinson, Zabini y Greengrass se tuestan al sol, cómodas en unas tumbonas que Malfoy les ha habilitado. Hermione lee, cobijada bajo la sombra de un árbol, y sólo se mueve para pasar las páginas y espantar a las molestas moscas. Viktor juega en la alberca con Harry, Vaisey, Pucey, Higgs… El núcleo duro de las amistades de Malfoy y Parkinson lo constituyen Theo, Zabini y Greengrass. Goyle debió desvincularse de ellos en algún momento tras terminar la guerra, porque Ron no ha vuelto a verlo con ellos, pero no sabe por qué. Sin embargo, como Parkinson está casada con Pucey, no es raro que Vaisey y Higgs, los mejores amigos de este, acudan también a los planes grupales, igual que Harry a veces lleva a Luna y Hermione y él a Neville, Dean o Seamus.

Theo, en cambio, ha elegido sentarse con Ron en un tablero de piedra que Malfoy ha asegurado haber instalado expresamente para ellos, para jugar una vez más una partida de ajedrez con él, en lugar de irse con sus amigos.

—Y… —Ron traga saliva. No se le ocurre cómo abordar el tema, porque los rodeos sociales habituales en este tipo de conversaciones no se le terminan de dar bien. Durante la primera partida han hablado de que ambos han tenido una buena semana y Ron le ha preguntado cautelosamente a qué se dedica, obteniendo una enigmática respuesta sobre la industria del entretenimiento que no sabe cómo interpretar. Pero Theo se ha mostrado dispuesto a charlar con él más allá de los movimientos del ajedrez, así que lo intenta—. ¿Dolieron mucho?

—¿Estás pensando en ponerte uno? —Lejos de parecer sorprendido o molesto, Theo sonríe, mirándolo atentamente.

—Qué va. Es sólo… Curiosidad.

—Digamos que tengo buena tolerancia al dolor. Pero sí, sigue siendo intenso en el momento de hacerlos. Aunque lo más rollo es permitir que se curen.

—Tiene sentido —asiente Ron.

—Al final, entre unos y otros, me tiré más de medio año sin meterla. Pero mereció la pena, ¿no crees? —Con un guiño, la referencia a la mamada de la semana anterior queda entre ellos… y Ron la siente natural. Nada de que la conversación se torne extraña o incómoda.

—Viktor… nos contó lo vuestro. Sin detalles —se apresura a aclarar.

—¿Quieres que te los dé? —Ron niega, con una carcajada. Sujeta una pieza de ajedrez entre los dedos, pero no está pensando en la partida.

—Comentó que no… No te enamoras.

—Puedes hacerme preguntas, si quieres —se ofrece Theo con generosidad, pero Ron niega con la cabeza.

—Mi hermano también es arromántico. Sólo que él sí tiene una relación con alguien. No romántica, claro.

—¿Y quieres saber cómo son las relaciones para mí?

—En particular… con tus amigos.

—Oh, ya entiendo. Krum te ha contado eso también. —Theo no parece preocupado—. Sí, pienso que el sexo entre amigos es estupendo.

—¿Te has acostado con todos? —pregunta Ron, curioso.

—Después de lo del otro día… sí. Menos con Granger, pero eso ya lo sabes. Aunque a Krum lo estoy contando en Hogwarts, quizá debería excluirle de la lista —bromea Theo.

—Y seguís siendo amigos.

—Los mejores.

—¿Cómo lo consigues? Lo siento, parece que te estoy interrogando. No era mi intención…

—No te preocupes, creo que la conversación es interesante. Y tu forma de abordarla también. Tienes un aire vulnerable que… Me gusta —dice Theo, sonriendo y cruzando los brazos sobre la mesa para prestarle atención, olvidada por su parte la partida de ajedrez también.

—Es… entonces… ¿Sólo te acuestas con tus amigos? —pregunta Ron, envalentonado por el permiso implícito de Theo.

—No, qué va. Follaría muy poco, entonces —se ríe Theo—. No. Que me haya acostado con casi todos mis amigos no significa que necesite acostarme con todos ellos. Algunos fueron… una etapa de nuestras vidas. Otros… forma parte de nuestro acuerdo de amistad.

—Y no hay… problemas.

—¿Tú tienes problemas con Krum y Granger? —Ron se encoge de hombros—. Todas las relaciones tienen problemas. El sexo puede ser uno de ellos. Si el problema supera la relación, se rompe, da igual que sea romántica que sexual. Afortunadamente, no tengo problemas con mis amigos respecto al sexo. Ellos saben que para mí es algo tan divertido como bañarnos juntos en la piscina o bailar en la discoteca. Y han aprendido a valorar mi enfoque emocional y a apreciarlo, algo que yo les agradezco y que ha permitido que nuestra amistad se vuelva más íntima.

—La verdad es que no me imagino follando con Harry para que nuestra amistad sea más íntima —bromea Ron. Theo también se ríe.

—Te destrozaría el argumento señalando que, hasta donde yo sé, Granger y tú erais tan inseparables como ambos de Potter desde que teníais once años y a ella no tuviste problema en pasar a una amistad más íntima —se burla Theo.

—No es lo mismo.

—No, no lo es. Igual que yo sé que no es lo mismo querer mucho a mis amigos y querer acostarme con ellos que enamorarme. Puedo follar contigo, que tengamos una relación tan íntima como la que tienes con Granger, que nos entendiésemos con una mirada… Pero nunca podría enamorarme de ti, por mucho que sí diésemos ese salto de intimidad, como dices.

—Es lo que pasa con Greengrass —deduce Ron

—Exacto. Somos amigos y la quiero con locura, pero no me enamoraré de ella jamás. Cada persona tiene una idea distinta, una forma diferente de sentirlo, de gestionarlo. Todas son válidas. Para mí, que no me puedo enamorarme de nadie, la amistad es la relación más importante. Y el sexo es algo placentero, me gusta y me divierte. Follo con desconocidos o conocidos sin ningún problema, pero si un amigo mío quiere follar conmigo, pasaremos un buen rato y para mí ese rato de sexo será un grado más de intimidad en mi amistad, diferente al que siento con un desconocido o alguien que no es mi amigo.

—¿Y si esa persona sí se enamora?

—¿Te has enamorado de mí, Ron? —pregunta Theo y, aunque sonríe, sus ojos son serios. Ron lo considera un segundo, porque no va a engañarse: ha estado un poco obsesionado con Theo desde hace algunas semanas. Al final, sacude la cabeza—. Si te hubieras enamorado de mí, habríamos negociado. A lo mejor me necesitas cerca, igualmente, sabiendo lo que ofrezco. O prefieres que me aleje. Negociación, igual que has negociado con Krum y Granger tener sexo conmigo.

—Entonces… ¿me ves como un amigo? —pregunta Ron, tratando de unir toda la información.

—¿Tú no?

—No sé si lo éramos antes —admite Ron, sin estar seguro de que jugar juntos al ajedrez y soportar invectivas y bromas pasivo-agresivas se puede considerar amistad. Aunque es similar a su relación con Malfoy y el chico le cae bien.

—Yo diría que sí. No como tú con Potter o yo con Draco o Daphne, por supuesto. Tampoco es necesario llegar a ese nivel de amistad con todo el mundo. Pero nos llevábamos bien. Ahora seguimos jugando al ajedrez juntos. Hemos hablado de nuestras cosas, tú me has contado tus preocupaciones, yo te he abierto una parte de mí que no conocías, hemos reflexionado juntos sobre un tema muy personal… Yo diría que eso es precisamente ser amigos.

—¿Qué te la chupase el otro día nos ha hecho más amigos?

—Yo creo que sí —asiente Theo con sinceridad—. No me habrías preguntado por mis piercings, ni tampoco te habrías atrevido a plantearte mi sexualidad. Probablemente habrías seguido con tu vida, con la información que te ha llegado de terceros, en lugar de hablarlo conmigo. Así que sí, ahora somos más amigos que antes.

—¿Y sólo vamos a dar pasos en nuestra amistad si follamos? —pregunta Ron, desconfiado, no muy seguro de si eso es algo positivo, pero Theo se ríe y niega con la cabeza.

—No tenemos por qué follar nunca más. Ni siquiera tendríamos por qué haber follado, estoy seguro de que hubiésemos llegado a este punto antes o después. Si quieres que lo repitamos, me parece bien. A mí me gustó mucho, me resultó divertido. Igual que repito contigo jugando al ajedrez, exactamente por las mismas razones —explica Theo. Ron asiente, comprendiendo su argumento.

»Tú y yo somos amigos porque tenemos personalidades parecidas. Sí, tú eres más extrovertido, yo más callado, pero a ambos nos gusta el ajedrez, somos un poco desconfiados hacia lo desconocido, luchamos contra nuestros prejuicios y somos un tanto taimados a la hora de gastar bromas o lanzar pullas, no siempre inocentes, pero sí sabiendo salir indemnes con un gesto de ingenuidad. —Ron sacude la cabeza, un poco sorprendido por el análisis del otro chico y lo calculadas que tiene cosas que él ni siquiera había considerado—. Todo esto no va a cambiar porque tengamos sexo. Ni porque no lo tengamos. Si ambos nos esforzamos como hasta ahora, buscando puntos en común, seremos amigos. No tan íntimos como tú y Potter o Draco y yo, pero amigos, al fin y al cabo.

—Entiendo lo que quieres decir. Es sólo… vengo de una familia que cree que el sexo es algo que debe estar destinado al matrimonio. No es que nos juzguen, Viktor, Hermione y yo no tenemos problema alguno, para ellos somos un matrimonio, por ejemplo, pero a veces me cuesta… disociarlo.

—Tienes ganas de follar con más gente que con Krum y Granger y a la vez te da pánico que eso afecte al sexo que tienes con ello. —Ron se muerde los labios, un poco apabullado por lo rápido que ha identificado Theo un conflicto que a él le ha llevado semanas—. El sexo sólo es una faceta más de las relaciones humanas y tiene una importancia diferente para cada persona.

—Yo creía que todo el mundo…

—¡Qué va! ¿Tú romperías con Krum y Granger si supieses que no vais a tener sexo el resto de vuestra vida?

—Claro que no.

—Igual que tampoco cortarías la relación si tú quisieses tener sexo con otras personas y ellos no quisieran abrir la relación. Sencillamente, te limitarías a vivir el resto de vuestra relación sabiendo que es una fantasía en tu mente, sin más, amándolos igualmente. Quizá otras personas sí lo consideran tan relevante como para ello. Aunque no me fiaría de esas personas —dice Theo con cierta ferocidad—. Si no quieres follar con nadie que no sean Granger y Krum, no lo hagas. Si quieres hacerlo y ellos están de acuerdo, ¿por qué no? Nadie te va a robar lo que tienes con ellos, eso sólo os pertenece a vosotros.

—Pero yo sí puedo enamorarme —murmura Ron, esperando que no sea demasiado maleducado señalar eso.

—¿Te enamoras teniendo sexo? ¿O puedes hacerlo antes de tenerlo o sin tenerlo? —No espera la contestación de Ron—. Con ese argumento, tendrías que encerrarte en casa con Granger y Krum y no volver a conocer a nadie más, no siendo que te enamores.

—Tienes razón —dice Ron, aceptando la pulla—. Es cierto que lo de la semana pasada no ha cambiado nada entre nosotros. Entre Hermione, Viktor y yo, quiero decir. —Ron sonríe, recordando todas las veces que han follado durante la semana, cómplices y enamorados.

—El sexo con tus parejas es importante para ti, Ron. —Por primera vez, Theo lo llama por su nombre y no su apellido. Aunque quizá sea un cambio anterior, del mismo momento en que dejó de firmar Nott para hacerlo por su nombre de pila—. Va a seguir siéndolo. Que me la hayas chupado en un cuarto de baño no va a cambiarlo. Si acaso, dado que todos estáis de acuerdo, va a hacerlo un poco más excitante. ¿Te gustó lo que hicimos?

—Sí.

—A mí también. Fue emocionante, íntimo y divertido, como cuando jugamos al ajedrez. Un tipo diferente de emoción, de intimidad y de diversión, porque el vínculo y los sentimientos implicados no son iguales, pero creo que me estoy explicando bien. —Ron asiente—. Con otras personas… tendrás que explorarlo. Cada relación es un mundo. Y no todas se construyen igual. A Potter hace dos décadas que lo conoces, habéis construido unas bases sólidas a lo largo de los años. Con un desconocido, en cambio, la relación que forjéis será corta y fugaz, basada en acuerdos momentáneos, como establecer un acuerdo comercial, compartir un evento social o follar. Diferentes niveles de vínculos, diferentes durabilidades, cada una un mundo.

—Quiero… —Ron se lame los labios, porque es la primera vez que va a admitir esto en voz alta delante de alguien que no sean Viktor y Hermione—. Al principio creía que iba a ser más fácil si era con alguien desconocido. Tú… te cruzaste por el camino sin que me diese cuenta. Creo… que buscaba que al menos hubiese cariño y ternura, porque sentía vértigo.

—El cariño y la ternura, como el sexo rudo, es algo que tendrás que acordar en cada momento de tu vida, incluso con desconocidos. Estoy seguro de que no follas despacito y en el misionero con tus parejas todo el tiempo. —Ron enrojece, avergonzado, y Theo se ríe—. Y también lo estoy de que a veces os apetece así, porque en ese momento es lo que necesitáis. Si lo que quieres es que un desconocido te use, por utilizar tus propias palabras, porque fantaseas con que te use así, puedes hacerlo. Si quieres que un desconocido te trate con mimo, puedes hacerlo. Lo mismo es válido conmigo.

—Es… Creo que acabo de… ¿Tener una revelación? —Theo se ríe, y asiente—. Es… en mi cabeza, el sexo con Viktor y Hermione es… bueno, una expresión de amor. Placer también, por supuesto. Pero amor, incluso cuando nos ponemos guarrísimos. —Se sonroja de nuevo y anota mentalmente hablar de esto con sus novies más tarde, no quiere que Theo haga algún comentario y les sorprenda—. Pensaba que con un desconocido sería… sórdido. Sucio. Y te cruzaste tú y ese agujero casi impersonal. Si no hubieses hablado, no habría sabido que eras tú, salvo que algún día te viese la polla por accidente. Y sólo porque es reconocible. Pensé que era un buen término medio.

—Impersonal, sórdido y al mismo tiempo saber que al otro lado había alguien conocido, alguien en quien, en cierto modo, podías confiar. —Ron asiente.

—Ayudó que… bueno, te limitaste a poner tu polla y no hiciste nada más. Que no fueses…

—¿Cariñoso?

—Sí. Eso.

—Krum tampoco lo fue —indica Theo, haciendo que Ron se vuelva a sonrojar—. En serio, es adorable que estés hablando de follarte a desconocidos con sexo sórdido y te sonrojes porque tu novio se limitó a hacer lo que querías en ese momento: usarte para obtener su propio placer. Y en mi caso… Tú querías que yo me corriese mientras me la chupabas. Que obtuviese mi propio placer también.

—Sí —admite Ron, todavía sonrojado.

—Mira, resultó que no fuiste sórdido. No chupaste y luego decidiste que tenías suficiente. Deseabas, al menos, que yo disfrutase. Al final, todo forma parte de qué te apetece hacer o sentir. Y tú querías lo contrario para ti mismo, sentir que yo era una polla que quería obtener placer sin importar nada más que eso, ni quiénes éramos. —Ron vuelve a asentir, pero no aclara que también era la fantasía y el morbo de tener dos pollas para él, ni su deseo de ser usado y llenado. Desde dónde está sentada, Hermione mira hacia ellos y saluda con la mano. Ron le corresponde, imaginando que la chica sospecha de qué están hablando, porque ha sido una de las que lo ha incitado a hacerlo durante la semana—. En esencia, era así, desde luego. Aunque a mí no me importaba saber que eras tú y sí me dio morbo pensar que tú disfrutases chupándomela. Hay un poder especial en hacer que alguien se corra con lo que tú le haces, un control de la situación paradójico, ¿verdad? Me pareció que eso era justamente lo que deseabas, por eso… no hice nada más. Me alegro de haber acertado.

—¿Puedo…? ¿Te importa si cuento a Hermione o a Viktor alguna cosa de las que hemos hablado aquí? Me gustaría… comentárselas. Hablar con ellos me ayudaría a… aclarar mejor algunas ideas de mi cabeza.

—Siéntete libre. Y si necesitas algo más, puedes decírmelo sin problema.

—Gracias. Por… hablar conmigo.

—No hay que darlas. Además, somos amigos y yo he disfrutado la conversación. Ahora te conozco un poco mejor, Ron Weasley, y me gustas más que el pasado fin de semana, después de tu mamada. La chupas muy bien, por cierto; una de las mejores que me han hecho, Krum tiene mucha suerte.

—¡Oh, Merlín! —protesta Ron, avergonzado y sonrojado una vez más, pero este se ríe y le tiende la mano, que Ron acepta y estrecha, un poco confuso con los acontecimientos.

—Ha sido un placer jugar contigo, Ron —dice, levantándose y, con pasos lánguidos, dirigiéndose a la alberca y sentándose en el borde para meter los pies en el agua. En el tablero enfrente de él, olvidadas las piezas, falta la torre blanca, que él tiene entre sus dedos, a modo de escudo de protección mientras hablaba con Theo, y el rey negro, que rueda, tumbado, al borde de la mesa, fuera del tablero, concediendo la victoria a Ron.

Se lo cuenta a Hermione y a Viktor esa misma noche. Ahora que conoce un poco mejor a Theo, su idea de él ha cambiado un poco. Quiere que sus novies le digan si lo ve igual que él. Y, mentalmente, le da la razón al otro chico: han generado un tipo de confianza que, unas semanas atrás, no existía. Una química diferente. Complicidad.

Hermione lo escucha, interesada, sobre todo en las dudas que Ron ha aclarado consigo mismo tras escuchar la opinión de Theo. Ella misma reconoce que, en cierto modo, estaba influenciada por ideas similares. Viktor, que apenas interviene en la conversación, explica que él tuvo una educación diferente y no comprende muy bien los miedos de Ron, pero que le apoyará en cualquier decisión que tome y en cualquier cambio de idea que quiera adoptar.

Después de sincerarse con ellos, mientras se mece lentamente sobre Hermione, saliendo y entrando con delicadeza de su interior al mismo tiempo que intercambian besos tiernos, decide que, quizá, follar amistosamente con Theo ha estado bien. Y, cuando se corre, embargado por el placer y la emoción de estar dentro de Hermione, interioriza que está bien excitarse cuando Hermione y Viktor lo usan, llenándolo con su semen y obteniendo su placer de él, cumpliendo su fantasía, y también lo está alegrarse porque el cambio en su relación con Theo después de chupársela ha sido agradable, tierno y ha establecido una buena complicidad entre ambos. Mucho más seguro de sí mismo, decide aceptar si vuelve a surgir la oportunidad de follar con él.

Esta aparece unas pocas semanas después. Realizan una fiesta en casa. No invitan a mucha gente: Malfoy, Parkinson, Greengrass, Zabini y Nott de los Slytherin y Harry, Neville, Seamus y Dean de los Gryffindor. Y Luna y Hannah, la primera porque se lleva bien con todos, sobre todo con Harry y Draco y la segunda porque sale con Neville. Cenan, juegan juegos de mesa y beben alcohol. El ambiente está tan cargado dentro de la casa, que algunos, con Theo, deciden quitarse la camiseta para estar más frescos. Ron se roza un par de veces con él, sin querer, y nota su piel pálida caliente como un sol que quema sólo por acercarse. Theo le sonríe todas y cada una de las veces, no del todo, sólo una media sonrisa un poco maliciosa que hace que su aire seductor se incremente. La tensión sexual entre ellos es tan palpable, que hasta Harry sigue a Ron con la mirada, interesado, pero no hace preguntas. Sí las hacen Hermione y Viktor cuando todos se han marchado a casa menos Malfoy y Harry, que duermen en la habitación de Ron, y Theo, que está en el cuarto de Viktor, porque los tres estaban demasiado borrachos como para utilizar la red flu o abrir las protecciones de sus casas.

Al final, espoleado por los ánimos que le dan Viktor y Hermione, que argumentan querer una noche para ellos dos solos y que no puede dejar pasar una casualidad tan oportuna como la que se le ha presentado, Ron se atreve a llamar a la puesta del cuarto de Viktor y abrirla, asomando cautelosamente la cabeza hacia el interior. Theo duerme encima de la cama, bocabajo, sin arroparse. Se ha quitado los pantalones y está sólo en calzoncillos. La forma oscura de un tatuaje le ensombrece la piel del hombro, pero apenas hay luz que permita distinguirlo. Tragando saliva, porque la visión del chico, que es atractivo, sensual y no parece tan peligroso mientras duerme, Ron susurra su nombre en voz muy baja, pero Theo no contesta hasta que está a punto de cerrar la puerta, dar media vuelta y dormir en el sofá para no interrumpir a Viktor y Hermione.

—Pasa. —Su voz suena ronca, un tanto soñolienta, y un poco borracha.

—Hola. Yo… Estabas aquí y pensé… que quizá podríamos… —tartamudea Ron, cerrando la puerta tras de sí y quedándose de pie, inseguro ahora que está ahí, esperando haber leído bien las señales y no estar avasallándolo.

—¿Divertirnos un rato? —Aliviado porque su tono de voz es invitador y no hostil, Ron asiente y la sonrisa blanca de Theo brilla en la oscuridad—. Claro que sí. No te quedes ahí, anda, ven aquí.

—No estaba seguro, porque no sabía si estabas… —Ron habla mientras se acerca a la cama. Duda, pero acaba quitándose la camiseta que lleva para quedarse en calzoncillos él también.

—Demasiado borracho. Sí, lo estoy. No te preocupes, estoy consciente y en mis cabales, es sólo que no me atrevo a confundirme de chimenea o despartirme. Pero, si lo prefieres, podemos dejarlo para mañana.

—¿Qué quieres tú?

—Pasar un buen rato, por supuesto. ¿Y tú?

—¿Estrechar lazos de amistad? —bromea, sentándose en el borde de la cama y realizando el hechizo protector en ambos.

—Esa me parece una muy buena idea.

El sexo funciona. Ron no estaba seguro de que fuese a ser cómodo follar con su amigo en un ambiente en el que no es algo improvisado tras el agujero de una pared, pero Theo le pregunta en un susurro qué le apetece hacer y cómo quiere que se comporte, y eso le hace sentir que tiene, como el otro chico afirmó semanas antes, el control de la situación. Con el poder de que, desde el momento en el que ha cruzado la puerta del dormitorio, está pasando exactamente lo que quiera que pase.

—Yo… Sólo pasar un buen rato —repite una vez más, fiándose de la intuición que ya ha demostrado tener el otro chico.

Theo sonríe en la oscuridad. Y toma la iniciativa, empujando la cabeza de Ron hacia abajo, demandándole una mamada, susurrando que tiene mucha suerte. Ron no sabe si se refiere a él mismo, pero su intuición, o quizá la excitación que le arrolla por dentro, quieren creerse por primera vez sus palabras acerca de que le gusta cómo se la chupó.

Ahora vuelve a aplicarse lo mejor que sabe, deseando cumplir sus expectativas. Theo lo recompensa con susurros anhelantes de más, jadeos y estremecimientos de caderas que se empujan un poco más dentro de él, confirmando así que no hace felicitaciones en vano. Eso enardece a Ron, que sigue lamiendo, chupando y succionando mientras Theo se deja hacer, acariciándole el cabello, sin empujar ni marcar el ritmo, alentándolo en voz baja y felicitándolo cuando se atreve a intentar, al menos durante un segundo, abarcarlo completamente con la boca. Ron cree que el chico quiere correrse así, con la polla en su boca, y le excita que sea así porque, aunque la situación no es algo que su fantasía pueda definir como ser usado, es, como con sus novies, lo suficientemente similar como para permitirle imaginarlo como tal.

Theo aprieta los dedos sobre su pelo, tirando de él, cuando sus caderas se tensan, Ron se prepara, creyendo que va a correrse, pero el otro chico le pide que se detenga en un susurro ronco y anhelante. Lo guía hasta sentarlo en su regazo, con las piernas a ambos lados de sus caderas y su polla entre las nalgas, y luego empuja con las manos el culo de Ron hacia arriba, para que se levante sobre sus rodillas. Ron cree que es para sentarlo en su polla, pero la boca cálida de Theo acoge su glande con una succión leve. Está a punto de decirle que no es necesario que lo haga, que puede limitarse a follarle y correrse y él disfrutará igual, pero los dedos húmedos de saliva de Theo, tanteando en su culo, le hacen pensar que es una polla más grande de lo que acostumbra y que ese pequeño placer extra que está recibiendo lo ayudará.

Rebusca en la mesilla de Viktor hasta encontrar lubricante, que Theo acepta, extendiéndoselo generosamente mientras prepara su culo, y se relaja, disfrutando de la lengua de su amigo durante unos minutos. Hasta que Theo aparta la boca, saca los dedos de su interior y, sujetándole las nalgas, lo deja caer lentamente sobre su glande, que se abre paso con el aro de metal estirando la piel de Ron de una forma que está a punto de hacerlo correrse. Después, deja que sea Ron quien controle la velocidad y la profundidad, dejando sus manos en las nalgas como mero sostén para cargar con parte de su peso.

Ron lo toma dentro de sí inexorablemente, dispuesto a acogerle entero, aunque no esté acostumbrado a ese tamaño. Además, los piercings de Theo abriéndose paso por su interior generan una serie de sensaciones totalmente desconocidas para Ron, que se corre con fuerza sobre el pecho de Theo, demasiado excitado para contenerse, cuando por fin termina de sentarse en la polla de este. Está a punto de disculparse por haber durado tan poco, pero no quiere que Theo se preocupe de eso y, ahora que se ha corrido, su fantasía le grita que su amigo puede usarlo para obtener su propio placer sin importar el de Ron.

—Sigue tú —dice, y Theo parece comprender, porque le abraza la espalda, pegándole contra su pecho húmedo del semen de Ron y se empuja con las caderas, decidiendo el ritmo y la profundidad. Los piercings de su polla rozan el interior de Ron en estocadas rápidas que le abren el culo hasta límites que no sabía que podía tolerar, pero lo más excitante para este es que Theo le esté follando con la intención de correrse dentro de él y, cuando esto ocurre, un estremecimiento de placer le recorre todo el cuerpo.

Ron permite que Theo le empuje la cabeza y creyéndose por., hasta que Theo le pide Hace que Ron se siente en su regazo, aupándose sobre las rodillas para que Theo pueda chuparle la polla a la vez que tantea con sus dedos en el culo de Ron, preparándolo. Luego, lo sienta lentamente sobre su polla, permitiendo que Ron controle la velocidad y la profundidad, porque este no está acostumbrado a un tamaño como ese.

Dormir con él después de follar, en cambio, no se diferencia de hacerlo con Harry cuando han tenido que compartir la misma cama. Aunque sí hay algunas palabras tras terminar, de Ron susurrando que se ha divertido, de Theo preguntando si ha estado todo bien, preocupándose por el bienestar de Ron, no necesitan los abrazos que Ron le gusta recibir de Viktor, ni tampoco la cintura de Hermione bajo su mano. Sólo comparten la cama porque es más cómodo que levantarse y volver a su cuarto, están cansados y adormilados tras el sexo.

Al despertarse por la mañana, ve que Theo sigue a su lado, mirando al techo con aire pensativo. Ron lo saluda con un tímido «buenos días», y el chico lo mira y sonríe. Ron no sabe si mencionar lo ocurrido o hacer como que nada ha pasado, porque no quiere que Theo se sienta incómodo. Él, desde luego, se siente bien, incluso a la luz del día. Theo, en cambio, no tiene tantos reparos.

—Buenos días. Tengo que recordar mencionarles a Krum y Granger que como te dejen suelto por ahí con esa cara de vergonzoso pudor, se te van a rifar para destrozarte el culo —bromea. Al escucharlo, la mera idea que Theo ha mencionado hace que a Ron le invada una nerviosa excitación en el bajo vientre.

—Si lo haces, van a pedirme muchos detalles de la noche anterior —le advierte, bromeando sólo a medias, porque sus novies son capaces de hacerlo perfectamente. Al menos, está seguro de que a él le preguntarán para saber todo lo que este les pueda contar.

—Entonces, les daré todos los detalles y demostraré mi hipótesis —se ríe Theo. Luego lo mira con amistosa preocupación—. ¿Cómo te encuentras?

—Creo… Bien —se corrige a sí mismo.

—¿Seguro? No pasa nada si sientes que no puedes manejarlo. A veces, si el sexo es así, íntimo y compartido, en lugar de un agujero en una discoteca. Después se duerme juntos y puede haber conflictos emocionales. —Ron comprende que no está sólo preguntándole si está bien por haber follado con un amigo o si ha sido demasiado brusco. Para Theo, que la persona con la que ha follado y dormido tenga «conflictos emocionales», es motivo de preocupación—. No hay problema si los hay, tengo experiencia lidiando con eso. Si sientes que algo no está bien, dímelo. Lo entenderé. Y trataré de ayudarte de la mejor forma posible, puedes confiar en mí.

—No. Quiero decir, sí, estoy seguro. Es… Me siento bien. Muy bien. Fue divertido —aclara Ron, que no siente que vaya a enamorarse de Theo tras haber follado y quiere tranquilizarlo. Además, es cierto que lo pasó genial. Una mezcla perfecta entre compartir mutuamente un orgasmo con otra persona y sentir que su cuerpo sirve para canalizar el placer de alguien.

—Sí, yo también lo pasé genial. Es agradable follar contigo —dice Theo en tono formal, antes de echarse a reír.

—Lo mismo digo, señor Nott. Sus servicios serán calificados con cinco estrellas —bromea Ron también. Luego, tantea el terreno, porque intuye que su novia acabará preguntando en algún momento—. Tanto, que creo que a Hermione también le gustaría probar. Bueno, probablemente a Viktor tampoco le importaría, pero Hermione…

—Está en la misma situación que tú.

—Similar.

—Bueno, si en otra ocasión queréis que me emborrache tanto como para no poder volver a casa por mis medios y visitar los dos mi cuarto… No me parecerá mal —asiente Theo, solemne.

—Tenías razón. En todo. Bueno, todavía no he tenido tiempo de poner a prueba todas y cada una de las cosas que hablamos, pero… Creo que estoy cómodo con esto. No me refiero a contigo en particular, que también, quiero decir con la idea. Muchas gracias —dice Ron, esperando que eso no sea ponerse demasiado serio, pero Theo sonríe levemente, comprendiéndolo. Eso le da ánimos para abrirse del todo y confesárselo—. Yo… Antes has dicho que podía confiar en ti.

—Sí. ¿Quieres confiar en mí?

—Sí.

—Ese aire vulnerable que pones cuando vas a decir algo que te avergüenza es adorable, Ron Weasley. No puedo enamorarme de ti, pero te juro que me llevarías a la perdición sólo mirándome así —dice Theo, tratando de camuflar su sinceridad en la broma. En sus ojos hay un hambre similar al de Viktor en esas situaciones, el tipo de deseo que le hace empotrarlo con fuerza, y eso hace que Ron termine de decidirse y confíe en él.

—Me gustaría pedirte un favor. Creo que te gustará. O, al menos, que te parecerá bien, pero puedes decir que no, por supuesto —dice. Theo lo mira con interés. Antes, le cuenta su fantasía, hablando por primera vez de algo así, tan abiertamente, con alguien que no es Viktor ni Hermione.

—Oh, pero eso ya lo sabía —dice Theo, un poco desconcertado.

—¿Lo sabías?

—Bueno, lo suponía, más bien. Bueno, en la discoteca fuiste muy claro pidiendo a Krum lo que querías. Y fue excitante saber qué estaba ocurriendo allí y participar. Te dije que por eso me había dejado hacer, tratando de contribuir poniendo la polla sin hacer más preguntas o demandar otra cosa.

—Tienes demasiada intuición —protesta Ron, aunque ya lo sabía y no le molesta, porque ha hecho las cosas más fáciles.

—Además, incluso aunque lo de la otra vez fuese algo puntual, anoche me dio la misma sensación. —Ron lo mira, inquisitivo—. Era un polvo… ¿normal? Lo típico entre dos amigos que follan una noche. Pero después, cuando te corriste, me dio la sensación…

—Sí. Justo eso —admite Ron, azorado.

—Podría haber sido así desde el principio. Si algún día quieres repetir, puedes decírmelo y…

—No, no. Fue perfecto como salió. Es como dices, fue un buen polvo y ambos queríamos disfrutar y que disfrutase el otro —dice Ron, un poco asustado de que Theo crea que no fue así—. También me gusta follar así. No… no necesito cumplir mi fantasía cada vez, la mayor parte del tiempo, el sexo es exactamente como has dicho, y me gusta un montón. Es… Es sólo que yo no necesitaba que parases después de correrme para buscar otra manera de seguir juntos, me bastó que siguieras por tu cuenta.

—Usándote para correrme dentro de ti —señala Theo, que no parece molesto por ello.

—No es exactamente lo mismo, pero se acerca tanto que a mí me vale. Hasta ahora… bueno, Viktor y Hermione se las han arreglado para ayudarme a… cumplirlo. El problema es que… bueno, ser tres puede parecer una multitud, pero para esto es poca gente —bromea, riéndose nervioso—. De nuevo, no es lo mismo, pero se acerca bastante. Y aquel día, en el baño… después pensé que podía haberlo dicho, pero como todo ocurrió de sopetón… También tengo que confesar que he fantaseado a menudo con que quizá tú podrías ayudarme con ello. Aunque al principio empezó por una absurda conversación en la que Hermione dijo que eras muy… seductor y guapo. Y peligroso. Luego… tu forma de ver el sexo me ayudó a entender mejor cómo me sentía.

—Me cae bien Hermione.

—Ya te dije que creo que le gustaría algo como lo de anoche —dice Ron, fingiendo resignación—. Pero no quiero que pienses que me he acercado a ti por esto. Es sólo… ¿algo colateral?

—Me habría parecido bien incluso si hubiese sido así, Ron. ¿Quién mejor que un amigo para comprender una fantasía sin juzgarte?

—Confiaba en que pudiera ser así.

—Creo que ya sé exactamente qué favor vas a pedirme. —Theo sonríe lobunamente—. Y tenías razón. No sólo en lo de que me va a gustar, porque te aseguro que voy a disfrutarlo más incluso que lo de ayer; también en que soy la persona indicada para ayudarte con ello.

Ron se estremece de placer cuando Theo lo tumba a Ron bocabajo sobre la cama de un empujón, inmovilizándolo entre sus piernas mientras se acaricia la polla para ponerse duro. Después, se lo folla rápido y brusco, sin apenas preparación, aprovechando que todavía está un poco distendido de las escasas horas que han pasado desde que se fueron a dormir. Apoya la palma de la mano en la espalda de Ron, apretándolo contra el colchón para impedirlo moverse, y tarda poco en correrse, sin darle oportunidad a él de llegarle al orgasmo, tal y como ha pedido, empujándose dentro de él una última vez más, gruñendo con satisfacción.

Poniéndose apenas los calzoncillos, sólo por si se cruza con Malfoy y Harry, mientras le da las gracias y se despide. Duda un segundo, porque no sabe si debería preguntarle si lo ha disfrutado, pero Theo se adelanta y, sin darle tiempo a hablar, le da las gracias por dejarle usarlo y le asegura que le ha encantado. Emocionado por el agradecimiento que siente, se vuelve una última vez hacia él antes de salir, para repetírselo, pero Theo pone los ojos en blanco.

—¡Ya lo sé! ¡Ve!

Ron aprieta el culo, tratando de que el semen de Theo no se escape por su dilatado ano, mucho más de lo que acostumbra por la diferencia de tamaño y, tapándose con las manos la obvia erección que se empuja contra la tela del calzoncillo, corre hacia el dormitorio de Hermione.

—Viktor… Hermione… —ruega, mordiéndose el labio, tras cerrar la puerta tras él.

Estos, que están despiertos, remoloneando en cama mientras se abrazan y susurran entre sonrisas, se han vuelto hacia él, un poco asustados por lo intempestivo de su entrada. Sin embargo, cuando ven su rostro, suplicante, excitado y avergonzado, captan la situación al instante. Se mueven deprisa, acogiéndolo entre sus brazos para tumbarle bocarriba en la cama.

No pierden el tiempo. Mientras Hermione le baja los calzoncillos, Viktor le mete la polla en la boca para que le ayude a ponérsela dura. Ron chupa. Un instante de la polla de Theo en su boca le incita a chupársela más a fondo, tragándosela entera, deseando que su novio tenga la mejor mamada posible antes de que se centre en cumplir su fantasía. La polla de Viktor tiene un sabor salado, probablemente porque este y Hermione han estado follado poco antes de que él irrumpiese en la habitación, pero pensar en estar chupando una polla que ha estado dentro de Hermione, corriéndose para ella, sólo lo excita aún más, haciéndole que la cabeza le baile de emoción.

Y, cuando Viktor deja su boca para colocarse entre sus piernas y es Hermione quien toma el relevo, sentándose en su cara, Ron se estremece de placer, emoción y excitación al pensar en Viktor, Hermione y Theo usándolo para obtener su placer y la corrida de ambos chicos mezclándose dentro de su culo.

Cuando alza la cabeza para llegar mejor a la vulva de Hermione, está empuja su frente con brusquedad contra el colchón y, abriéndose los labios exteriores de la vulva con los dedos, acaricia los interiores sobre los labios de Ron, que los entreabre y saca la lengua, ofreciéndosela a su novia para que marque el ritmo que quiere y use su boca a placer. Al mismo tiempo, Viktor le sujeta por los tobillos, levantándoselos en el aire para doblarle sobre sí mismo, y le penetra de golpe, con un solo movimiento gracias a lo dilatado que está, enterrándose en el fondo de su culo. Ron aprieta el ano, tratando de darle más presión en la penetración, sollozando de agradecimiento por poder conseguir exactamente lo que quería.

Cerrando los ojos, Ron les permite que hagan lo que quieran con él. Unos minutos después, Hermione suspira profundamente, tirando del pelo de Ron hacia ella, con fuerza, para aplastarle la cara contra su vulva y que este meta la lengua dentro de su vagina a la vez que succiona el clítoris. Ha empapado su boca, mejilla y barbillas, y ahora se estremece, corriéndose, impidiendo a Ron apartarse de su vulva hasta que su orgasmo finaliza. Entre sus piernas, Viktor lo folla tan fuerte y brusco como puede, ahogando un gemido cuando se corre, disparando varios chorros de semen en su interior.

El orgasmo de Ron se desata en ese preciso momento, excitado por la idea de tener el semen de dos hombres en su interior y la boca llena del sabor de Hermione; por lo morboso de situación, que se refleja en la expresión de sus novies, que saben perfectamente que acaba de terminar de follar con Theo; por la idea de que los tres lo han usado para satisfacerse a sí mismos sin acariciarle o estimularlo en reciprocidad, proporcionándole el placer que esto le suscita.

Y, sobre todo, por el inmenso amor en los ojos de Viktor y Hermione, que lo miran expectantes cuando terminan, deseando saber si ha sido exactamente como quería.

—Mejor, incluso —les contesta a su muda pregunta, extasiado.

Felices por él, disfrutando de su propio placer posterior al orgasmo, Viktor y Hermione se tumban cada uno a un lado de Hermione y lo abrazan, acurrucándole entre ellos. Le acarician el torso y le besan las mejillas cariñosamente. Le preguntan en voz baja cómo se encuentra, y si necesita algo. Ron les contesta con la voz cansada, un poco agotado por la experiencia, dejándose mimar y agradeciéndolos. Nota como de su culo se desliza el semen, mucho más abundante que cuando sólo es el de Viktor, haciéndole cosquillas entre los muslos antes de caer sobre las sábanas. Y se duerme, susurrando «te quiero» a ambos, en voz baja, y escuchando sus palabras de correspondencia, acunado por el amor que siente hacia sus novies, tan diferente del cariño que ha empezado a coger a la generosa amistad de Theo.

Sigue dormido cuando Harry, Malfoy y Theo regresan a sus casas, así que no se despide de ellos. Envía una nota a Theo cuando despierta, adjunta a sus movimientos para los tableros que este tiene en su casa, donde se disculpa una vez más por su salida apresurada del dormitorio, le asegura que el polvo matinal ha sido perfecto para él, tal y como deseaba cuando se lo pidió y le agradece su amistad y que le haya permitido formar parte de algo tan importante para él como es el sexo. Theo le contesta en cuanto recibe el mensaje, porque en apenas unas horas la lechuza regresa con una respuesta. En el sobre van varios movimientos de ajedrez, pero también una nota garabateada apresuradamente.

«Me gustaría enseñaros algo».

Debajo, un lugar, un día y una hora.


Continuará...

(parte 1 de 3)