Tempest II:

"En Leraos obtendrás lo que se crea que mereces" Eso le había dicho Tzeber cuando recién la encontró, hace tantos años ya.

El vagón del metro se sacudió haciendo que algunas de las personas que iban de pie se tambalearan, ella no era el caso. Su férreo agarre evitaba que perdiera el equilibrio. Siempre se había preguntado porque las demás personas no sintieran curiosidad por su presencia en esa clase de lugares pues no se parecía a los kaliri o deneris.

Tal vez el paso de los años había desensibilizado a los learosis a la extrañeza y algo tendría que ser lo increíblemente llamativo como para llamar su atención. Las puertas se abrieron y los pasajeros bajaron por la plataforma a la izquierda mientras otros abordaban por la de la derecha.

No pasaban de las ocho de la mañana y su audiencia sería a las nueve. Aún tenía margen para caminar con calma. El ir y venir de las personas muchas veces le resultaba incómodo y curioso por razones que desconocía. Terminando de subir la escalera que la llevaba a la calle deja el bullicio del metro y se adentra al de las avenidas que era más ruidoso para su gusto.

Después de caminar por un par de calles y antes de doblar por una esquina ve como al otro lado de la calle ve a un joven con un instrumento a dos cuerdas, estaba lejos para alcanzar a escuchar los versos que cantaba pero una grata sorpresa ver a alguien hacer tal cosa en un lugar donde la educación se centraba mucho en la historia y la inculcación del orden y pensamiento crítico. Las artes estaban en lo más bajo de las prioridades educativas y eran pocas las academias civiles que fomentaran tales actividades.

Sería una pena para el joven el ya no poder dedicarse a eso cuando tenga que ejercer el servicio militar obligatorio. Con suerte sería asignado a las tropas estacionarias o de reserva.

El Palacio de Justicia no escapaba de la arquitectura extravagante y refinada del resto de la ciudad. Sus tres pisos de paredes de piedra con acabados nobiliarios y techos cóncavos son coronados con una cúpula que sobresale del resto de la estructura y en la punta yace una estatua de plata de un ser alto y delgado con alas extendidas y brazos sobre el pecho formando una x.

Al entrar es recibida por una recepcionista con expresión de aburrimiento que le pregunta si tiene cita a lo que Tempest saca su dispositivo móvil para mandar algo para entrar en la red del Palacio, la recepcionista ojea la información y su expresión cambia a una prejuiciosa. Teclea algo en su computadora y le indica que debe de presentarse a la Sala Mayor.

Y le sobran veinticinco minutos.

Sentada sobre una banca de madera en una esquina donde la luz es tenue con los ojos cerrados esperando que llegue el momento.

— Llegaste muy temprano —. Dice Jessvan uniéndose.

— Si quería ir por el camino largo tenía que salir temprano —. Le responde.

— Supuse que querrías hacer eso. Siempre te gustó desaparecerte e ir por ahí con la mirada perdida.

— No tenía la mirada perdida, solo miraba las cosas desde otra perspectiva.

— ¿Y desde qué perspectiva mirabas las cosas cuando decidiste que ibas a representarte sola?

— Desde una en la que no dependo enteramente de mis contactos.

— No somos tus contactos, somos tu familia.

— Una familia con una gran esfera de influencia en todos lados.

— Es porque te apreciamos. Déjame hacer una llamada y alguien que te respaldará estará aquí en cinco minutos.

— Jessvan —, Tempest toma su mano, — Estaré bien, conozco como funciona este sistema.

— ¿Y crees poder vencerlo sola?

— No pretendo vencerlo, solo salir con vida.

Echó un vistazo a un reloj sobre una pared y dejó a Jessvan antes de que pudiera replicar algo más y se dirigió hacia la Sala Mayor. Sería un juicio privado por lo que en la entrada solo había un leraosi elegante que al verla acercarse se levanta y le extiende su mano.

— Usted debe ser Tempest Shadow —. Era más afirmación que pregunta.

— Efectivamente pero creo que usted no me es familiar —. Tempest estrecha su mano.

— Fheros Guilman. Fiscal auxiliar—. Responde el hombre.

¿Fiscal auxiliar? Ellos eran servidores públicos asignados a instancias menores y este era un asunto del Estado Mayor.

— Creo que debe haber una equivocación. Este es un juicio por una infracción militar de nivel 5, debería haber un Fiscal Superior o un Ejecutor en todo caso. No entiendo el por qué de su presencia aquí —. Dice Tempest intentando averiguar qué ocurría.

— Conozco a los servidores públicos y sus funciones, comandante —, responde el sujeto con calma, — Me gustaría discutir esos asuntos pero ahora estamos yendo tarde.

Ambos entraron a la Sala Mayor por un par de puertas barnizadas que fueron cerradas por un par de guardias y ambos caminaron hasta llegar a sus respectivas bancas, separadas por unos metros del estrado donde se sentarán los cuatro jueces.

No había representante de ningún ministerio público o militar ni siquiera judicial, salvo por Fheros, solo una secretaria y un policía procesal que anuncia la llegada y presenta a los cuatro jueces de las cuatro razas predominantes de las Fuerzas Unidas.

Seguido de eso el fiscal empieza a exponer el caso de una forma bastante simplista y una vez hubo terminado el juez learosi habla:

— Comandante Tempest Shadow, ¿cómo se declara?

— Culpable, su señoría.

— Explique sus razones para continuar con esta audiencia si se considera culpable.

— Mi lealtad y deseos de seguir demostrando mi valía hacia Leraos pero también creo que todos deben recibir el castigo que merecen. Soy culpable pero quiero reivindicarme si el Estado y sus leyes declaran que ya no soy apta para el servicio... que así sea.

— ¿Hay algo que el Señor Guilman haya omitido o sea erróneo?

— No, su señoría. Aunque me gustaría esclarecer el hecho de que las declaradas "oficiare traitore" Cabo Primera Sunset Shimmer y Cabo Segunda Catra no fueron obligadas a unirse a las Fuerzas Unidas, aceptaron voluntariamente.

— De acuerdo, anota eso —, indica a la secretaria, — Señor Guilman, Comandante Tempes ¿alguno tiene testigos en este caso?

— Yo sí, su señoría —, habla Tempest, — Un miembro de mi unidad ha aceptado a testificar. No ha podido venir personalmente pero lo hará a través de video.

Encendiendo una pantalla se proyecta la imagen de Sommer.

— identifíquese, por favor —. Pide el juez kaliri.

— Sargento Primera Sommer de la 88° Legión —. Responde.

— Sargento, ¿Jura solemnemente decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, por su honor y el de Leraos?

— Lo juro.

— Sargento Sommer, por favor, explique como se desarrollaron los eventos desde el principio cuando la cabo primera Sunset Shimmer ingresó a la unidad —. Pide Tempest. Si fuera por ella no tendría que estar haciendo eso, ella misma podría testificar pero sería un testimonio desestimado casi de inmediato.

Cuando Sommer terminó de narrar los hechos hasta la noche en que Sunset y Catra escaparon.

— Permiso para interrogar a la testigo —. Pide Guilman.

— Concedido —. Dice el juez deneri.

— Sargento Sommer durante su testimonio afirmó que la oficiare traitore Sunset Shimmer mostraba tendencias de problemas con la autoridad.

— Así es.

— ¿Esa reticencia era dirigida solo hacia las órdenes de la comandante o también a las suyas? Tengo entendido que usted es la siguiente en la línea de mando de su unidad.

— Su problema parecía ser con la autoridad en general. No importaba quien daba las órdenes.

— También mencionó algo muy... curioso sobre el manejo de la magia de Sunset Shimmer. Decía algo sobre descargas violentas y arbitrarias de magia de forma incontrolable registrada en al menos dos ocasiones, siendo una de ellas la noche en la que desertó.

— Objeción —, interviene Tempest, — Su señoría, esos incidentes están registrados en los reportes oficiales. Es redundante hablar de eso cuando la testigo ya ha descrito los mismos.

— No me parece redundante, comandante, tomando en cuenta que no tomó acciones después del primer incidente.

— Objeción no ha lugar —. Declara el juez quoran.

La siguiente hora se dedicó a repasar mucho de lo que pasó desde que Shimmer entró en servicio en Arbis. Desde la batalla en el fuerte y la subsecuente campaña en las montañas hasta que se le asignó proceder en las Islas Hirvientes. Tempest no se molestaba en negar algunas acusaciones pero siempre intentando demostrar que sus decisiones fueron por el bien de la misión pero parece que perdió credibilidad cuando admitió que mantuvo a Sunset Shimmer en la unidad por su poder de ver las mentes.

Y aunque no entendía porqué no había jurado, si estuvieran ahí habría afectado en el veredicto final pues siempre mantenía el discurso de mantener la integridad de todos los efectivos y era sabido en el ámbito militar la visión de Tempest de la vida de las tropas por el bien de la misión pero usando a una chica como instrumento bélico y a otra como un tranquilizante.

Fheros por su parte actuaba muy fuera de como un fiscal auxiliar debería actuar.

— ¿Creía que la cabo segunda Catra no iba desertar si se le presentaba la oportunidad? —. Pregunta Guilman

— No, no lo creía. Siempre dudé de su lealtad —. Responde Tempest.

— Y aún así permitió que la relación previa de ambas se estrechara más y se terminaran uniendo a Kel Vernis, de quien afirmó previamente que no confiaba en él.

— Fue un error que no pude prever —. Se culpa Tempest. El martillo del juez principal se hace escuchar.

— Tomaremos un descanso de 15 minutos y luego regresaremos —. A los ojos de Tempest, los cuatro jueces parecía que quisieran estar en cualquier otro lado menos ahí.

Ya había una lista considerable de cosas que simplemente no estaban bien debajo de ningún estándar que se precie dentro del sistema learosi y menos en la Sala Mayor del Palacio de Justicia. Conocía las leyes, conocía el sistema y tomó el riesgo de representarse sola pero quería afrontar el peso de sus equivocaciones por su cuenta cuando tenía muy presente que se le revocaría el cargo y aunque eso la destruyera por completo, que todo aquello que fue se desmoronara y se volviera polvo que se le escurriera entre los dedos lo aceptaría, pues eso es lo que merecía.

Fheros era bastante impetuoso para ser solo un fiscal auxiliar, respetaba su pericia y mordacidad y sabía que no tenía nada en su contra y solo estaba haciendo su trabajo. Nada menos que remarcable y un servidor de la ley ejemplar.

Tempest solo salió un breve momento para beber algo de agua y volvió intercambiando un par de miradas neutras con Fheros quien también se mantuvo ahí. Cuando los jueces regresaron y retomaron sus asientos ocurrió lo que en ninguna audiencia sería permitido.

— Ya hemos analizado toda las evidencias presentadas —, empezó el juez learosi, — Y hemos decidido de forma unánime que todos los cargos sean desestimados —, Fheros y Tempest vuelven a compartir miradas pero esta vez de incredulidad, — Todos los factores y hechos que envuelven la deserción de los efectivos de su unidad escapaban del control de la comandante. Su desempeño en el campo a lo largo de los años la avalan como alguien altamente capaz y puede pedir su reintegración a las Fuerzas Unificadas durantes los siguientes treinta días hábiles.

— Su señoría —, Fheros se pone de pie, — Con todo respeto, el caso no solo imputa a la comandante en la conspiración y deserción de miembros de su unidad, sino también del fracaso en la incursión de un mundo y comprometer la operación completa revelando su presencia y la destrucción de la única puerta conocida a ese mundo. No hemos discutido nada sobre ese asunto.

— Toda circunstancia acaecida en un mundo potencial o aprobado escapan también del control de los encargados. La aleatoriedad de los sucesos...

— Señoría —, interrumpe Tempest, — Los asignados a proceder en los mundos aprobados tienen el deber de que la situación esté siempre en control para proceder, es imposible prever ciertas circunstancias, es cierto, pero cuando se procede con negligencia y trae resultados como los vistos en las Islas Hirvientes caen en infracciones de nivel 5 ¡que es la razón por la que estamos aquí en primer lugar.

El sonido del martillo manda a callar a Tempest y ahoga cualquier otra objeción por parte de Fheros

— La decisión ha sido tomada y ya se ha dictado el veredicto. Le recomiendo que mantenga la calma si no quiere que la acuse de desacato —. Amenaza el juez kaliri.

— Esta audiencia es dada por terminada. Pueden retirarse —. Finaliza el juez quoran.

Tanto Tempest como Fheros salen de la Sala Mayor igual de confundidos y molestos por la forma de proceder de los jueces y el sistema en general.

— ¿Qué ha sido eso? —. Pregunta demandante Fheros.

— No lo sé. Ese forma de proceder no está contemplada en ningún lado —. Responde Tempest. Fheros se le queda viendo con una expresión desafiante y sonríe irónicamente.

— ¿Qué estoy preguntando? Es obvio lo que pasó. Es Tempest Shadow, debí suponer que pasaría —. Tempest frunce el ceño ante las sugerencias del fiscal.

— ¿Está acusándome de algo, Señor Guilman?

— Le diré una cosa. Llevo años tratando de ser más que solo un fiscal auxiliar porque creo en la ley y la justicia, pero simplemente no se ha dado y no lo mencioné antes porque no había razones para hacerlo pero ahora... —, apriete los dientes y guarda silencio, — Me parece insultante que un fiscal auxiliar haya sido asignado para esto. Tenía razón, un ejecutor debía estar aquí en mi lugar, pero es impresionante lo que una llamada puede hacer, ¿no?

Estoy orgulloso de mi puesto, comandante, espero que usted lo esté del suyo —. Sin decir nada más se marcha dejándola ahí con el enojo creciendo en su interior.

El camino de regreso se le hizo más largo de lo que creyó pero una vez estuvo en la Torre de los Pilares, donde está residiendo, y al llegar al área residencial encontró a Vendrick y Jessvan cenando en silencio.

— Tempest —. Vendrick es el primero en hablar.

— ¿Cómo te fue? —. Pregunta Jessvan.

— Dije ¡que no quería que no intervinieran! —. Grita Tempest sorprendiendo a ambos.

— ¿De qué hablas? ¿Qué ocurrió? —. Cuestiona Vendrick.

— No finjan. Desestimaron todos los cargos y me dejaron ir así sin más. ¡Exijo saber quién fue!

— Tempest, querida, tú sabes que nunca haríamos nada en contra de tu voluntad —. Habla Jessvan.

— ¿Te dieron alguna razón para eso? —. Pregunta Vendrick.

— Según dijeron, mi expediente me avala como alguien capaz de ostentar mi cargo y por eso podía pedir mi reinserción en las Fuerzas Unificadas —. Dice Tempest con amarga ironía mientras se pavonea con desdén por la habitación.

— Eso es bueno, ¿o no? —. Dice Jessvan dubitativa.

— ¡Maldita sea, Jessvan! —, la expresión herida de la mujer la hace darse cuenta de lo que estaba haciendo y entiende que de verdad no tuvieron nada que ver en aquel veredicto tan burdo y risible, — Jess... yo...

Desvía la mirada con vergüenza y no puede volverla a ninguno de los dos y suspira con pesar y culpa y se dirige hacia sus habitaciones sin decir nada y a paso rápido. Entra y se sienta sobre su cama, se quita los tacones, el saco y la camisa a botones y de la mesa de noche saca una botella que robó de la colección de Vendrick y nota que no había tomado vasos por lo que no le queda más remedio que dar un largo trago de aquella amarga bebida que quema su garganta.

Se levanta de su cama y ve la ciudad desde su ventana sintiendo cada vez más los efectos de aquella bebida.