Disclaimer: el mundo mágico y sus personajes no me pertenecen, tampoco gano dinero escribiendo esto, solo dolor y sufrimiento.
Advertencias: Relación ChicoxChico. EWE: el epílogo es un invento. Descripción gráfica de violencia. Gore. Crimen. Misterio. Auror!Harry. Alchemist!Draco.
Parejas: Draco Malfoy y Harry Potter, esto será drarry.
Nota de la autora: Acá con un nuevo capítulo. ¡Disfruten la lectura!
Pista 11
Harry entró a la oficina de su jefe sin tocar la puerta. El hombre levantó la mirada de su taza de café y frunció el ceño. Antes de que comenzara a regañarlo por su falta de modales y decoro, el auror dejó el pensadero, las fotografías, el informe del laboratorio y la chaqueta de su ex encima del escritorio.
—Tengo pruebas de que Roger Davies es uno de los asesinos —dijo.
—¿Roger Davies?
—Sí, señor. Tengo evidencia circunstancial que lo asocian con una de las víctimas antes de su secuestro. Y pruebas contundentes que lo ponen junto a otra de las víctimas en las últimas horas de su muerte.
—¿Roger Davies? —repitió el jefe de aurores—. ¿El sanador? ¿Tu nov… exnovio?
El joven suspiró. Sabía que aquello pasaría, así que había recolectado y categorizado toda la información. Apuntó las cosas que había dejado sobre la madera.
—La misma chica, la vi con Roger unos días antes de que desapareciera. Otra de las víctimas tenía fibras en las uñas y los dientes, las que coinciden con las marcas en la chaqueta. Las fibras y la tela son del mismo material y color —explicó. Ante la falta de respuesta, volvió a hablar—. Señor, necesito ir a Francia y cruzar la información. Con el detective muggle, Farrell, estamos seguros de que se trata de más de un asesino.
—¿Sabes cómo se ve esto? —preguntó al fin el hombre.
Era muy temprano para lidiar con un asesino serial y un testarudo Harry Potter. El jefe de aurores suspiró y le dio un sorbo al café ahora frío. Potter era un excelente auror, pero era propenso a romper las reglas y a desafiar la autoridad si creía que así podría atrapar a los criminales. Nadie quería trabajar con él por su mal temperamento y su afán de defender a los antiguos partidarios del régimen de Voldemort. Normalmente, Robards simplemente lo dejaba hacer, pero en ciertos momentos la jerarquía del cuartel era necesaria y como jefe debía imponer las reglas.
—Busca el motivo o demuestra que planeó los secuestros y asesinatos —cedió—. Ve a su casa y a su oficina, me da igual si miras bajo cada piedra, pero tráeme algo con lo que pueda acusarlo.
—¿Qué hay de Francia?
—Saldrás en dos días. En ese tiempo encuentra algo para acusar al sanador Davies, ¿entendido? —Harry asintió—. Te llevarás a un auror contigo. Le diré a otro grupo que se encargue del arresto de Davies.
El auror apretó los puños y bajó la cabeza, mordiéndose la lengua. Sabía que debía obedecer sin ninguna queja, el encargado de la seguridad mágica lo sacaría del caso a la primera muestra de desacato. Robards observó a su subordinado cuando se fue y se preguntó a quién elegiría. Era un secreto a voces que trabajar con Potter era un castigo.
Kim Latour era una auror recién salida de la academia. Era una chica desesperante, demasiado parlanchina y entrometida, como buena Hufflepuff siempre iba tras lo justo y siempre creaba problemas por meterse en los asuntos de los demás en vez de concentrarse en sus misiones. Harry había tenido que estar con ella solo una vez, lo que había sido suficiente para darse cuenta que no servía para investigaciones largas y que su necesidad de siempre hacer lo correcto creaba más problemas que soluciones. Pero de todos los aurores, era la que mejor le caía. Era una extraña mezcla entre Tonks y Hermione, definitivamente una mala mezcla, pero sabía cómo lidiar con ello.
—¿Quiere que yo hable, señor? —preguntó ella en cuanto llegaron al hospital.
—No es necesario.
Luego de hablar con la chica en el mostrador, ambos aurores fueron guiados al despacho del sanador. Era un pequeño espacio limpio y ordenado con muebles estándar, pero lleno de pequeños detalles que hacían de la oficina un lugar snob. Las paredes tenían cuadros de famosos artistas y todos los diplomas que Roger había conseguido en sus estudios. Harry era consciente de que más de la mitad de las cosas habían salido de su bolsillo.
—¿Qué buscamos, señor? —ella se acercó al escritorio—. No creo que tenga una declaración diciendo que es el asesino, ¿verdad?
—Busca alguna agenda o un directorio, y cualquier cosa asociada a Francia.
Harry dejó a la chica revisar mientras que él se acercó al librero. Se veía normal, pero el auror sabía que las cosas más comunes eran las más sospechosas. Lo llenó de hechizos, buscando algún compartimiento secreto o algún encantamiento para guardar algo, se topó con un par de cosas, pero eran solo vicios de Roger, nada que se vinculara con el caso.
—¿Los magos pueden ser cristianos? Porque el sanador Davies no es hijo de muggles, ¿verdad?
Harry se giró a mirar a la chica, Latour tenía una desgastada biblia en sus manos abierta a la mitad.
—Su familia es mágica, y es cristiano —Harry encogió los hombros—. Muchos magos y brujas se volvieron creyentes después de la guerra, necesitaban creer en algo y las religiones muggles les dieron un sentido a sus vidas.
—Vaya, no lo sabía… Igual me parece extraño, los versículos que ha marcado son raros —la joven señaló una página—. No sé qué tanto consuelo buscaba. Marcó cosas macabras.
—¿A qué te refieres?
—Todo este párrafo habla de ofrendas a Dios, de qué animal elegir y cómo sacrificarlo —la chica arrugó la nariz—. Antes de Hogwarts estudié en un instituto católico, aprendí algunas cosas y todas las cosas que marcó son del antiguo testamento, esas son las más turbias.
Harry se acercó y revisó la página. Hablaba sobre la inmoralidad y el castigo que recibirían quienes cayeran en algún vicio, incluso había todo un párrafo hablando de la infidelidad. ¿No era esa religión la que profesaba el amor? El auror no recordaba mucho de las misas a las que se había visto obligado a asistir, pero creía que todo era en torno a un hombre que se había sacrificado por la humanidad. Parece había entendido todo mal.
—También son raras estas marcas, parecieran iniciales.
Sobre las finas hojas y a un costado estaba la letra de Roger. Harry se quedó mirando uno de los versículos sobre adulterio y la "GH" que había a un lado.
—Grace Hill —murmuró—. Así se decidía quiénes serían las víctimas y los castigos.
Harry sacó su libreta y rápido pasó por algunas marcas, anotando el versículo y las iniciales. Coincidían perfectamente con sus víctimas, tanto en crimen, castigo e iniciales. Sintió su estómago revolverse al pensar que cada marca era una víctima, eso significa cientos de secuestros y asesinatos.
—¿Potter?
En la puerta había dos incómodos aurores.
—¿Qué pasa?
—Roger Davies está desaparecido —dijo uno, entrando—. La última vez que se le vio fue… bueno, cuando hizo el escándalo en el Ministerio. Nadie ha sabido nada de él desde eso.
—¿Qué? Eso no es posible —Harry soltó la libreta y miró a sus compañeros—.. ¿Preguntaron a sus amigos? ¿A su familia? Su madrina vive en Manchester, debe saber algo.
Los aurores se miraron y Harry empezó a perder la paciencia.
—Aparte de las fiestas, nadie sabe nada del sanador Davies desde hace meses, cortó toda comunicación con sus amigos y parientes —continuó el mismo auror, Harry no tenía ni idea de aquello—. Pero hace unas semanas varias personas a su alrededor fueron visitadas por Draco Malfoy, venían en recomendación del sanador… Tal vez no es Roger Davies el culpable, tal vez estaba bajo coacción por Malfoy.
—Imposible.
—¡Potter! —llamó el auror que había guardado silencio hasta el momento—. ¡No puedes ser tan cabezota! Malfoy está involucrado, no estamos siendo prejuiciosos.
—¡No es Malfoy! Es cierto que las recomendaciones fueron por coacción, pero no tiene que ver con el caso —respondió exasperado Harry—. Malfoy lo estaba chantajeando con que si no le hacía los favores, me diría que me estaba engañando.
—Potter, esto es…
—¿Señor? —Latour se entrometió—. ¿Usted sabía que su ex lo engañaba?
Harry se mordió la lengua, se maldijo por haber complicado todo y haber involucrado a Malfoy. Los tres aurores lo miraban con diversas expresiones y el Gryffindor sabía que tenía que explicarse, era la única forma de borrar las sospechas sobre Malfoy y poder enfocarse en encontrar a Roger. Harry suspiró.
—Descubrí a Roger con otra chica hace semanas, le pedí a Malfoy que lo chantajeara, él aceptó siempre y cuando le pudiese pedir favores. El chantaje a Roger duró hasta que confesó la verdad.
Los tres aurores se mantuvieron callados. Harry hizo una mueca, sintiéndose expuesto.
—Señor, quizás si descubrimos cuál fue la última marca que dejó sepamos quién es su próxima víctima.
Latour había tenido una brillante idea, y había acabado con la terrible incomodidad al cambiar de tema. Harry le lanzó un encantamiento a la biblia, las páginas cambiaron rápidamente hasta detenerse donde solo había una marca, casi al principio del gran libro.
—¡Ah! Caín y Abel, es más fácil saber el crimen y el castigo… A primera vista pareciera que fue matar a su hermano, pero no es realmente ese su pecado —la chica golpeó su mentón con el índice, pensando en voz alta—. Fue arrogante y le mintió en la cara a Dios. Así que Dios le quitó todo y lo marcó para que todos supieran que fue él, también para que nadie lo fuera a matar.
Harry miró la hoja, buscando las iniciales y deseando que Roger aún no hubiese elegido una víctima. Claro que las cosas no podían salir bien. Había dos letras juntas, "DM". A Harry casi le dio un ataque de risa.
—Draco Malfoy —dijo—. Un mortífago que se libró de ir a Azkaban y que todos sabemos que porta la Marca… Él es la próxima víctima.
—¿Estás seguro, Potter? —habló uno de los aurores con el ceño fruncido—. Puede ser cualquier otra persona.
—¿Quién más tiene una marca que lo señala? Este grupo seleccionaba personas que, según ellos, no pagaron por sus crímenes. Los Malfoy se libraron de Azkaban con una multa, pero Narcissa nunca tomó la marca, así que está descartada, y Lucius admitió lo que hizo. Draco Malfoy no admitió ni negó nada… Y siempre es sospechoso por algo solo por portar la marca.
—La verdad es que sí encaja —volvió a hablar la chica—. Además, es el único Malfoy en Inglaterra.
Harry respiró hondo y rápidamente dio órdenes para que continuaran buscando a Roger y le informaran tanto al jefe de aurores como al detective muggle. Por su parte, el Gryffindor se apresuró a salir del hospital y se apareció en la Mansión Malfoy. La reja se abrió luego de que se anunciara y un elfo lo llevó al interior. Era demasiado temprano, pero de todas formas fue recibido.
—Buenos días, auror Potter.
Astoria Greengrass parecía haber estado durmiendo, tenía unas marcas en la mejilla, su cabello estaba tomado de cualquier forma y su ropa desordenada. De todas formas la chica lo invitó al salón, los elfos se movían encantados a su alrededor y eso molestó a Harry más de lo que le gustaría admitir.
—¿Dónde está Malfoy?
—Oh… —ella apretó sus manos, pero de inmediato sonrió, una expresión demasiado tensa para ser natural—. Draco salió de viaje, estoy segura que hizo todos los trámites necesarios.
Harry recién allí recordó a Malfoy llevándole un estuche con pociones y mencionando que iba a ir a ver a sus amigos a Italia. No tenía ningún motivo para dudar de las palabras de la bruja, pero ella escondía algo, era mejor investigar.
—¿Y te quedas aquí mientras él no está? ¿Acaso ya están comprometidos?
—¿Comprometidos…? —las mejillas de la chica enrojecieron en cuanto entendió la pregunta—. ¡Se equivoca! Mi relación con Draco no es romántica, es por la alquimia. Empecé como su aprendiz y ahora trabajo como su asistente. Somos amigos, claro, pero solo porque trabajamos juntos.
—Pero los elfos te sirven como si fueras su ama y tienes el permiso para estar aquí.
—Eso es porque los experimentos de Draco requieren vigilancia. Mientras él no está, me ocupo de su laboratorio.
Seguía habiendo algo que no encajaba. Un elfo apareció y dejó un desayuno completo. Astoria sirvió té en ambas tazas, Harry la aceptó sin azúcar ni leche, mientras que la bruja le echó cuatro terrones al suyo. Harry hizo un par de preguntas sobre el experimento de Malfoy, más interesado en las reacciones de la joven que en sus respuestas. Ella no dejaba de morder los dulces que habían servido, parecía estar hambrienta o ansiosa. Y aunque se veía que estaba consciente de que Harry era un auror y que podía estar en medio de un interrogatorio, siempre contestaba, incluso sus respuestas ambiguas eran calmadas. El auror dejó su taza a medio beber sobre la mesa y la miró fijamente.
—¿Qué necesitas de mí?
—¿Eh? —la expresión de ella mostraba su confusión.
—Por la cantidad de azúcar que estás consumiendo y tu aspecto, puedo decir que estás cansada y que has dormido mal los últimos días. Además, te apresuraste en recibirme, pero aún así no pareces cómoda, juegas con tus manos —Harry ladeó la cabeza—. El problema no es que yo sea un auror o Harry Potter, te relajaste cuando hablamos de alquimia. ¿Qué favor quieres pedirme?
Astoria lo observó sorprendida, luego hizo una mueca y bajó la mirada, su rostro estaba lleno de culpabilidad. De nuevo había empezado a jugar con sus manos y pareció analizar la situación unos segundos, finalmente levantó la cabeza e hizo contacto visual con Harry, sus ojos estaban decididos.
—No he podido comunicarme con Draco —confesó—. Es normal que viaje cada tantos meses, a veces va a ver a sus padres, otras va a ver a Pansy y Zabini. Pero siempre se comunica conmigo, lo máximo entre una llamada y otra han sido dos días, sus experimentos son importantes para él.
—¿Qué han dicho Pansy Parkinson y Blaise Zabini?
—No he hablado con ellos… —ella se mordió el labio inferior—. Si hiciera una llamada, las alarmas se activarían y todo el cuartel de aurores aparecería. Pondría en problemas a Draco.
—¿Alarmas? ¿Qué alarmas? —Harry frunció el ceño.
—Fue parte de la sentencia de Draco —Astoria comenzó a jugar con un mechón que se había salido de su desordenado moño—. De forma aleatoria pueden revisar su red flu y su correspondencia. A Draco siempre lo están vigilando… y si ven algo sospechoso, pueden detenerlo.
—Eso es ilegal… —se calló al darse cuenta que en realidad el ministerio era capaz de monitorear a Malfoy incluso si iba contra la ley—. Pero conmigo se ha comunicado bien.
—Usted es auror, el hechizo no lo incluye —Astoria miró el suelo—. Draco odia que el ministerio lo controle.
—Entonces si te comunicas con Pansy Parkinson o Blaise Zabini por la red flu…
—Les daría una excusa para detener a Draco —concluyó ella.
—¿Por qué me lo cuentas a mí? También soy auror.
Astoria sonrió, era la primera sonrisa sincera que daba ese día, pero era mucho más triste y agotada. Harry se sintió incómodo por molestarse con ella, aquella chica era agradable y dulce, simplemente era perfecta. No merecía que alguien como Harry tuviera un estúpido rencor.
—Porque tiene honor y cree en la justicia, auror Potter. Es cierto que con Draco han discutido y peleado incontables veces, pero la relación de ustedes… —ella pareció dudar, negó con la cabeza y se inclinó hacia adelante, su expresión se había vuelto suplicante—. Yo no puedo salir, debo ver el experimento y estar atenta a si Draco se comunica. Así que, por favor, vaya a ver si Draco está bien con Pansy y Blaise.
—No puedo simplemente salir del país e investigar por mi cuenta… —murmuró el joven.
—Es cierto que estoy pidiendo mucho, pero estoy preocupada de que algo le haya pasado a Draco… —Astoria se enderezó y sonrió tímida—. Y usted también lo está, ¿verdad? Si Draco fuera el sospechoso no se habría detenido a hablar conmigo, habría seguido buscándolo.
—Tienes mucha confianza en mí.
—Confío en Draco y él confía en usted.
Harry se sintió extrañamente cálido por ese comentario. Cerró los ojos y asintió a la petición. De todas formas, también necesitaba encontrar a Malfoy y asegurarse de que estaba bien. Sería más fácil si la bruja le daba la dirección.
El joven auror salió del país con un traslador ilegal. Había aparecido a las afueras de una propiedad no muy amplia, podía ver la casona desde la entrada, pero se notaba que la estructura y el sitio eran elegantes y cálidos. Un viejo mago le abrió el portón y comenzó a hablarle en italiano, aunque Harry trató de decirle que no le entendía, no logró mucho y caminó entre los viñedos escuchando la voz del hombre. En una mesa en el exterior había un grupo de personas, unas cuantas se pusieron de pie y se alejaron, echando miradas curiosas. Solo quedaron sentados un hombre y una mujer.
Zabini le indicó que se sentara con un rostro inexpresivo y Harry se sintió obligado a obedecer.
—¿A qué se debe este honor, auror Potter? —Parkinson sonrió enseñando sus blancos dientes, tenía en la mano un vaso con jugo de naranja.
—Vengo a hablar con Malfoy.
—¿Por qué crees que Draco quiere hablar contigo? —preguntó la bruja, ampliando el gesto.
Harry estaba incómodo tanto por la compañía como por el clima. Estaba mucho más caluroso de lo que había pensado y la caminata en los viñedos lo había hecho sudar. Sentía su camiseta pegarse a su espalda y los jeans demasiado gruesos como para estar comodamente allí.
—Es decisión de él si quiere hablar conmigo o no, no tuya.
Parkinson apretó los dientes y luego se dejó caer en su silla, enfurruñada. Zabini hizo un gesto y frente a Harry apareció un plato de comida, el auror no estaba muy seguro por qué esa amabilidad, pero no comería ni bebería nada que le dieran.
—Draco no puede atender a nadie. Sabes que es alquimista, ¿verdad? Está en medio de un complicado proyecto y solo Astoria puede interrumpirlo —Parkinson terminó de hablar y se lamió los labios.
—¿Ella también está aquí?
—Vendrá pasado mañana, pero puede que esté más tiempo en Inglaterra, no lo sé —y de nuevo se lamió los labios—. Así que no puedo llevarte con Draco.
Mentía. Astoria no podía salir de la mansión y le había pedido ir porque no podía comunicarse con la pareja. Lamerse los labios debía ser un tic de la bruja al mentir. Harry se dio cuenta que si presionaba un poco obtendría lo que quería.
—¿Cómo estaba Malfoy cuando llegó? —lo mejor era obligarla a mentir—. Tenía una herida en la frente, ¿seguía abriéndose?
Parkinson abrió los ojos un momento antes de volver a su expresión normal.
—Ya lo curamos, está bien. ¿Algo más que necesites? —ella se lamió los labios antes de dar un sorbo a su jugo.
No lo habían visto. Harry suponía que Malfoy había viajado a Italia, pero nunca había llegado a ver a sus amigos. Y ellos, al ver a Harry, pensaron que podría estar en problemas y decidieron encubrirlo. El problema era que si Malfoy nunca había llegado… ¿a dónde había ido?
—Hay un asesino serial que va tras Malfoy. Sé que nunca llegó aquí, Astoria me dijo que no había podido comunicarse con él. Si de verdad te importa, dime lo que sepas, es importante ser rápidos y llegar a él antes que el asesino —el auror mostró todas sus cartas.
Parkinson quedó helada, todo su rostro cambiando a preocupación. Zabini le tomó la mano, se la apretó y asintió con la cabeza. La chica carraspeó, tomó lo que le quedaba de jugo y respiró hondo.
—¿Qué tanto te dijo Astoria?
—No mucho, solo que se suponía había venido aquí, pero no se había comunicado con ella. Y que no podía comunicarse con ustedes por la vigilancia en la red flu y la correspondencia.
—También vigilan a Draco sobre sus viajes. Los aurores ven cualquier cosa sospechosa en él. No siempre puede obtener los permisos y a veces los lugares a los que necesita ir son algo cuestionables, es un alquimista al fin y al cabo —Parkinson había soltado la información como una represa que se desborda—. Viene acá y se mueve a espaldas del ministerio inglés. No preguntamos, es mejor no saber. Se supone que iba a llegar hace una semana y descubrimos que sí viajó, pero algo pasó entre la terminal y acá, porque nunca apareció.
—Y no lo reportaron para no levantar sospechas, ¿no?
—Draco podría tener sus razones. Nunca nos ha dicho algo de sus viajes, nosotros solo le damos una coartada y lo curamos si es necesario. Desde fuera se ve sospechoso, si te lo digo ahora es porque estoy preocupada. Si hay un asesino detrás de Draco… —su voz se quebró.
Zabini abrazó a la chica y acarició suavemente su espalda. Harry analizó todo el gesto, pero se detuvo en el rostro del otro. Sabía algo que no había querido decir enfrente de la Slytherin. Era mejor juntarse en otro lado. El Gryffindor decidió retirarse y mencionó que estaría en una hostal por si lo necesitaban, tuvo que conseguir una y se quedó dentro del caluroso lugar, esperando a que el mago apareciera. Mientras mataba las horas, trató de hacer una línea temporal del actuar de Malfoy.
—¿Potter?
Harry abrió la puerta y Zabini entró. Se sentó sobre la cama, observando la pared donde el auror había empezado a pegar post-it y papeles.
—¿De verdad te preocupa Draco?
—-Soy un auror y él un mago inglés, debo estar preocupado.
—Los aurores nunca se han preocupado por gente como nosotros. Por ser Slytherin me cerraron muchas puertas y en la guerra siempre nos mantuvimos neutrales, lo mismo para Astoria y su familia. Para Pansy fue peor, por eso vinimos a Italia… Y Draco… Draco no puede escapar.
—¿Me vas a decir lo que quieres decirme o seguirás dando vueltas? Entenderás que no tengo mucho tiempo, estoy buscando a un asesino y una persona desaparecida.
Zabini se puso de pie y recorrió con el dedo la línea de tiempo. Se detuvo casi al principio, entre la visita a Teddy que el rubio había mencionado y la vez que le fue a dejar las pociones.
—Uno de nuestros canales de comunicación es la red flu de Andromeda. Él me buscó en mi oficina y me preguntó si podía usar el departamento que tengo en Paris, también me pidió que no le dijera a Pansy —el hombre hizo una mueca—. Traté de averiguar si había ido allí, pero no había nadie.
—Iba a ir a Francia…
Harry observó la pared, pero no estaba viendo la de la hostal, estaba viendo la de su oficina, con las fotografías y nombres de las víctimas. Francia era un lugar clave para su caso, ¿por qué Draco quería ir allí?
—Es algo que suele hacer, al final, Francia es la cuna de los alquimistas —Zabini se giró hacia Harry—. Pero nunca había desaparecido así. Estoy seguro que algo le pasó.
