Disclaimer:
Ranma 1/2 ni ninguno de sus personajes me pertenecen, todos pertenecen a su creatdor Rumiko Takahashi, así mismo ningún personaje de XXXHolic me pertenece, todos son propiedad de CLAMP
Este fanfic se realiza sin fines de lucro, es solamente para entretenimiento y diversión
Capítulo 12
Ranma se encontraba realizando sus actividades diarias en el consultorio del doctor Tofu, desde el día en que sus ojos se volvieron a encontrar con los de la chica, todo se sentía irreal para él. Su encuentro no fue casualidad, fue perfectamente planeado por la mediana de las Tendou, y aunque tenía sus dudas, sabía que, cualquier cosa que esa chica planeara, saldría al pie de la letra, ella no dejaba ningún cabo suelto.
Le había propuesto a su padre que, si era tan buen amigo de la familia, que podrían pedirle de favor que ayudara a reparar el dojo y que, a cambio, el patriarca le dejaría entrenar en el lugar y, de vez en cuando, podrían tener algunos encuentros amistosos, simplemente para practicar, de principio, el hombre se negó, por la ya conocida situación económica que tenían, pero cuando el chico le dijo que lo haría con gusto y que, además, él podría poner varios materiales, el hombre se relajó, y la idea de poder volver a disfrutar un buen combate en aquel lugar llenó de alegría los opacos ojos del jefe de familia.
Por su parte, la chica le comentó al azabache el trato que había hecho con el castaño, le indicó el día que debía ir y la hora y que, en cuanto la chica llegara, él debía estar en el dojo reparando algunos desperfectos, a fin de cuentas, eso es lo que habían acordado, pero que no hiciera mucho ruido, para que no se diera cuenta con facilidad de su presencia y que, en el momento ideal, él hiciera su aparición. Obviamente preguntó que cómo sabría cuál era el momento ideal, pero la chica sólo contestó que él lo sabría.
Llegó muy temprano al hogar de los Tendou ese día, cuando estuvo frente a la puerta, tragó duro, sus manos sudaban, no creía haberse sentido tan nervioso con anterioridad, el viejo hombre le recibió con gusto y le mostró el dojo. Ranma notó que, en verdad el dojo requería mucho trabajo, podría jurar que estaba peor que cuando él y su padre vivían ahí, y ellos hacían demasiados destrozos.
Apenas llegó, puso manos a la obra, después de todo, se había comprometido a algo y, al estar ocupado en algo, se relajó, sin embargo, ese estado no duró mucho ya que, cuando escuchó la voz de la peliazul, su corazón se detuvo, sus manos sudaron aún más que antes y su boca se secó por completo, su cuerpo entero vibró ante su presencia, tuvo que hacer uso de toda su fuerza de voluntad para no correr a abrazarla al tenerla tan cerca.
Desde ese momento, su productividad bajó, intentaba seguir en su labor, pero le era imposible concentrarse al escuchar la cantarina voz. Cuando la familia terminó de degustar sus alimentos, cosa que le abrió el apetito, pero tenía prohibido por parte de la mediana de las Tendou acercarse siquiera por un vaso de agua, la vio ahí, sentada en aquella mesa en la que muchas veces compartieron espacio.
Se conformó viéndola desde lo lejos y en las sombras, era ella, y al mismo tiempo no lo era, una parte de su alma se había ido, y él se sentía culpable de ello, y vaya que lo era, si no hubiera tenido la grandiosa idea de pedir aquél, ahora, estúpido deseo, la chica no estaría sufriendo en esos momentos, de hecho, ni ella, ni nadie, era una lección que había aprendido para toda la vida, y esperaba con toda el alma poder enmendarlo. Cuando la ojicastaña se perdió rumbo a su habitación, Nabiki se acercó a él con una sonrisa gatuna.
- ¿Estás listo?
- ¿Listo para qué?
- Para lo que sea que tengas pensado hacer, chico
- Realmente no tengo pensado nada
- Pero ¿Qué dices? – Mostró un claro desasosiego ante la respuesta – Entonces ¿Cuál era el punto de ver a Akane?
- No comprenderías, aunque te lo dijera
- Pues necesitas pensar en algo, Akane no es el tipo de personas que confía a la primera y tú, mi amigo, eres un completo extraño para ella – le señaló con el dedo – En fin, ya hice lo que pude para darte una oportunidad, tu decides si la desperdicias – y se alejó del dojo
- Nabiki… - Le dijo antes de que se perdiera por completo – Gracias
- No me las des, me deberás mucho dinero si es que cumples tu objetivo – sonrió
- No creo tener la suficiente vida para pagarte – le devolvió la sonrisa
- Entonces…Tendrás que contarme de qué se trata todo este misterio – retó
- Si todo sale bien, lo sabrás
La chica sonrió aún más ante la declaración, no sabía bien a qué venía tanto misterio por parte del azabache, pero suponía que era un muy buen secreto si lo estaba ocultando tan bien y, en su experiencia, los secretos eran mucho más valiosos que el dinero, aunque algunos creyeran que con ellos no podías comprar nada, la verdad es que los secretos, si sabías manejarlos, podían comprarte mucho más que cualquier buena paga.
Ranma sonrió de forma honesta ante la mente tan aguda para los negocios que tenía la castaña, era obvio que eso no cambiaría en ella jamás, no importando el tipo de mundo en el que se encontrara. Cuando la chica se perdió de su vista, los nervios volvieron a su cuerpo, la ojicastaña tenía razón, la peliazul era bastante desconfiada con todos y, si llegaba a ella simplemente soltándole la verdad, lo más probable es que lo tacharía de loco, se daría la media vuelta y jamás le volviera a hablar. Tenía que pensar en un plan lo más pronto posible.
Pero su mente se había propuesto a no ayudar, y simplemente se mantenía en blanco, estaba en problemas. No sabía qué podía hacer y el tiempo no estaba a su favor así que, hizo lo que mejor se le daba cuando simplemente su cerebro se negaba a cooperar, se puso a entrenar. Con cada golpe al aire que daba, el nerviosismo disminuía y le permitía pensar algunas ideas, no muy buenas, pero ideas, a fin de cuentas.
Imaginó un escenario donde simplemente llegaba de frente y se presentaba, sin más, sin embargo, estaba seguro que, ante el ambiente que había vivido en la escuela, simplemente le daría una patada y lo mandaría a volar. En otro escenario, pensó en llegar como Ryoga, de forma un tanto robótica y tímida, pero la idea se le hizo risible, ya que seguramente la chica lo vería como bicho raro y simplemente lo dejaría pasar de forma educada. Se lamentó internamente, él en verdad era malo para trazar planes.
Tan absorto estuvo en su mente que no sintió a la chica llegar hasta que la vio ahí, con la mirada perdida, como si su alma hubiera dejado su cuerpo, y entonces lo supo, supo como empezar, y se golpeó mentalmente por no haberlo pensado antes, solamente tenía que recrear, a su propio estilo, la forma en como ellos se conocieron, el momento en el que él sintió ese pequeño pinchazo en el corazón. Y todo fue perfecto desde ese momento y por el corto periodo que duró.
Ahora, en su rostro se mantenía una sonrisa perene, sentía que veía el mundo de otra forma, cosa que no había pasado por alto para el joven médico, quien a su vez estaba feliz, de ver al chico feliz. No tenía idea de cómo iba a actuar a partir de ahora, ya que la chica había vuelto al hogar de los Tatewaki, no tenía un plan, aunque realmente nunca lo había tenido, pero la había visto, había podido volver a oler su aroma a vainilla, había vuelto a escuchar su voz, era real, todo en ella era real, aunque por el momento fueran un par de extraños, pero con el simple hecho de tenerla cerca, había reavivado su ferviente deseo de volver las cosas a cómo eran antes.
Sus días pasaron, sin mayores altercados y, ahora, sin ir a la mansión del chico de la espada de madera, ya que había comprendido que ahí no conseguiría nada, simplemente se dedicaba a sus labores en el consultorio, con unas visitas esporádicas por parte de la mayor de las Tendou. Sin embargo, una tarde recibieron una visita un tanto inesperada.
- Así que aquí te encontrabas
- ¿Nabiki? – En la entrada del lugar, se encontraba la chica experta en negocios, sonrió, en parte por verla y en parte debido a su habilidad para conseguir información
- ¿Creíste que podías esconderte de mi vista? – dijo al tiempo que ingresaba al lugar y se sentaba en una de las tantas sillas
- Para nada – contestó – Si he de ser honesto, te esperaba desde hace un par de días
- No porque venga hasta el día de hoy creas que no contaba ya con tu ubicación
- No lo dudo ni por un momento – dijo sentándose frente a ella - ¿Y bien?
- ¿Qué acaso crees que no puedo hacer una simple visita social?
- ¿Tú? ¿Visita social? Tú nunca haces nada sin antes asegurarte que obtendrás algo a cambio
- Parece que me conoces bastante bien – aludió
- Simplemente lo suficiente
- Pues bien, tienes razón, esta no es una simple visita social
- Y dime ¿Qué puedo hacer por ti?
- Te equivocas, dirás ¿Qué puedo yo hacer por ti? – Notó la clara confusión en la cara del azabache – Verás, pese a que dijiste que no tenías ningún plan para acercarte a mi hermana, sea lo que fuera que hiciste, parece ser que resultó – vio como el otro alzó una ceja – No eres el chico más listo ¿Verdad? – ante lo dicho, el pelinegro mostró una mueca de inconformidad – Te lo explicaré – Su semblante burlón cambió a uno de seriedad – No sé qué hayas hablado con Akane pero, a mi parecer, dio un efecto positivo, no sólo en ella, sino también en mi padre y Kasumi, desde que Akane se marchó, una especie de nube gris se cernió sobre nosotros, era como si toda la mala fortuna se hubiera puesto sobre nuestras cabezas, mi padre había enfermado, se veía bastante demacrado, no comía, no dormía, mi hermana Kasumi parecía ida, a pesar de que intentaba cuidar a mi padre, se notaba que le pesaba demasiado, y no porque no pudiera, si no más bien, era como si la energía se fuera de su cuerpo, hasta su comida había cambiado de sabor y yo…bueno, no es bueno saber los secretos de una dama – le guiñó un ojo, aunque el azabache rio por dentro ante el comentario, ya que no había tenido reparo alguno en compartirle los malestares de su hermana mayor – Akane también, desde el momento en que dejó la casa de mi padre, fue como si su alma misma hubiera dejado su cuerpo, simplemente ella ya no era ella misma pero, ese día que estuviste ahí, todo volvió a la normalidad, como si en realidad nada hubiera pasado entre nosotros, la vida volvió a nuestro hogar y, eso mi querido amigo, es lo que me mantiene curiosa. Es como si tu sola presencia fuera necesaria para mantener a mi familia viva, por extraño que suene – confesó con una mueca, ya que ella era una mujer de negocios, de datos y de números, algo tan intangible como aquello le era raro – Así que, en vista del resultado obtenido y que tengo aún mucha curiosidad de lo que pueda pasar, te he conseguido más oportunidades – Si hubiera tenido una cámara, le habría gustado haber tomado una foto de la cara que había hecho el chico, sin embargo, no le supondría ningún beneficio monetario, así que no importaba realmente
- ¿A qué te refieres?
- A que tú, Ranma, podrás seguir intentando acercarte a mi hermana gracias a mis habilidades. Conseguí que Kuno la siga dejando ir a la casa de mi padre al menos una vez cada dos semanas
- Ahora soy yo el que tiene curiosidad de saber cómo es que conseguiste tal cosa de Kuno
- ¿En verdad quieres saber? – le dijo con una sonrisa gatuna
- No – sonrió – no realmente. Y dime ¿Cuánto me costará esto a mí? – preguntó temiendo lo peor
- Por esta ocasión, considéralo Pro bono – notó cómo el otro volvió a alzar una ceja – Soy una mujer de negocios, y te aseguro que con esto estoy perdiendo millones – acentuó la frase con su mano – Pero tampoco estoy dispuesta a perder la única familia que me queda, ya perdí a mi madre, no estoy dispuesta a perder a mi padre y a mi hermana por culpa de un capricho de Kuno
- Así que si tienes corazón – se burló un poco
- Si le dices a alguien, te mato – contra atacó con una sonrisa que no se podía saber si era verdad o mentira.
Tal vez la Nabiki que tenía frente a sus ojos si era diferente a la que él había conocido, la Nabiki de su mundo siempre era fría, calculadora, egoísta, no tenía miedo de darle la espalda al mundo entero con tal de conseguir dinero, sin importarle si era moral o no, o si estaba de acuerdo en sus sucios tratos o no, o, quizás, solamente nunca tuvo la oportunidad de ver esta parte de ella en su mundo. No estaba seguro.
Después de ese encuentro, cada día que pasaba le era una tortura, porque parecía que los días tenían cincuenta horas en lugar de veinticuatro y más cuando visitaba la casa de la familia Tendou para poder seguir con las reparaciones, cada vez que entraba sentía como si se metiera a una dimensión desconocida, donde el tiempo avanzaba y retrocedía a su antojo, llegaba temprano y, cuando comenzaba, parecía que la mañana se le iba como agua entre las manos pero, cuando se sentaba a descansar un momento, cada minuto parecía durar una hora y, cuando por alguna extraña razón el aroma de la chica le llegaba, parecía que el tiempo retrocedía, hasta el punto de que sentía que volvía a su antigua vida, con sus altibajos, abrazando cada momento que no supo apreciar por culpa de su inmadurez.
Los días que llegaba la peliazul eran aún peor, porque ahí sentía que el día se le iba en un abrir y cerrar de ojos, apenas la chica arribaba y ya estaba el fiel ninja esperándola a la salida, pero los breve momentos que podía pasar junto a ella le daban la energía necesaria para continuar en ese sendero pedregoso que él mismo hizo.
La siguiente ocasión que vio a la chica, no hizo muchas mejoras, de hecho, el día transcurrió bastante igual a su primer encuentro, con la excepción de que, en esa vez, la ojicastaña se hizo notar en cuando estuvo en el dojo, causándole una alegría que tuvo que reprimir. Notó que, en vista de que la peliazul ya no estaba entrenando, las pláticas sobre katas, estilos de pelea y sus viajes por todo japón le parecían por demás interesante, aun así, la ojicastaña se mantenía a la defensiva en su presencia, tal vez por su experiencia con los hombres de su escuela, de los cuales era bastante consciente, tal vez por su captor, cualquiera que fuera la razón, pese a que hablaban, la distancia entre ellos era considerable.
En aquellas pláticas, era él el único que hablaba, ella sólo escuchaba, y podía notar en su mirada, cómo la chica se proyectaba en esos relatos, quizás imaginando que era ella la que iba por todo el país, entrenándose, mejorando su técnica, siendo libre, siendo ella misma y, cuando terminaba su plática, podía ver el momento exacto en el que esa vida abandonaba su cuerpo para quedar nuevamente un cascarón vacío.
Y aunque su cuerpo entero gritaba por tomarla, acunara en sus brazos y simplemente llevársela lo más lejos posible, sabía que no podía, porque eso no sería muy distinto a lo que el castaño hacía en esos momentos, así que tenía que esperar, ser paciente, aunque su naturaleza era simplemente actuar, esta vez no podía arruinarlo, ya no tendría más oportunidades.
La espera dio frutos, con cada plática, con cada encuentro, la chica iba entrando en confianza, segura de que él no tenía las mismas intenciones que todos aquellos hombres a los que había conocido, empezando a considerarlo algo similar a un amigo, alguien con quién pasar el momento y poder olvidarse por un instante su triste realidad, permitiéndole relajarse con su sola presencia, sintiéndose de una forma extrañamente cómoda que nunca antes había sentido.
Si bien empezaron con una distancia de alrededor de un metro entre ellos, al cabo de un tiempo, podían caminar uno al lado del otro, casi hombro con hombro, sin cruzar aquella delgada línea marcada claramente por el compromiso que ahora la chica tenía, el cual tenía planeado romper, mostrándole a la peliazul que no era necesario que permaneciera con el castaño para procurar a su familia, le mostraría que él se haría cargo, que tomaría la responsabilidad que, cuando la tuvo, se había negado y que, ahora, anhelaba con cada poro de su ser poder recuperar.
Todo esto pasaba a la vista del fiel sirviente de los Tatewaki, quien seguía espiando a la chica desde su escondite habitual, notando cómo la ojicastaña y el azabache se acercaban cada vez más, y él escondiendo aquél secreto en su interior cada vez que su amo le preguntaba por detalles en la visita de la chica, y es que él ninja quería ver la vida en aquellos ojos, se había enamorado de la chica, pero no de la forma en que cualquiera pensaría, el la amaba, pero como amiga, como compañera, como confidente, probablemente la única en su vida y, aunque significara perderla y perder su vida a causa de sus mentiras, no le importaba, prefería ver a la chica libre, como el pájaro que era.
Así que, si era necesario, llevaría hasta la tumba aquellos encuentros con el chico de mirada de ojos azules, el que la veía como si de un tesoro se tratase, como si se tratara de la joya más valiosa, el que la veía como si su vida entera dependiera de ello y que, se notaba a leguas, que la daría con tal de que ella estuviera bien, feliz y plena, todo lo contrario a lo que su señor quería para la que consideraba su mujer.
Y es que, quien fuera que los viere, ya sea a la peliazul o el azabache, podía notar aquella felicidad en sus ojos, en sus acciones, en los pensamientos que mantenían tan fuertemente encerrados en su cabeza. La ojicastaña se veía feliz, alegre, respiraba con tranquilidad, cantaba, tarareaba, pasaba a veces por alto los comentarios mordaces de la que próximamente sería su familiar, hasta para el tipo más ciego, era claro que algo sucedía en aquellas visitas que realizaba, y si, hasta un ciego podía notarlo, fue más que obvio que, pronto, el castaño notó que algo pasaba a su prometida y que él no era el responsable de aquel estado eufórico y desenfrenado, como él le llamaba.
Y es que, cuando tienes tanta felicidad en tu interior, es imposible de ocultar, y es que, a veces, el destino es tan caprichoso que simplemente no da su brazo a torcer, y es que, tal vez, cuando ya tuviste la felicidad al alcance de tu mano y te negaste a verlo y, por el contrario, arruinaste todo con un tonto deseo, la felicidad ya simplemente no está destinada para ti.
Nota del autor
Esta vez no hubo bloqueo de autor, hubo trabajo de la vida real "Soy un adulto dependiente... de un sueldo...bien demente" y bueno, pues por eso tardé tanto en actualizar
Espero que les haya gustado este capítulo, y les agradezco infinitamente por que lo lean, ya que sin ustedes no existiría este fanfiction.
También les agradezco mucho todos los reviews que dejan.
Ojalá el próximo capítulo no tenga responsabilidades de adulto y no tenga que decir como carlitos "Da do quiedo sed un adulto"
