La rebelión de los olvidados
capitulo 34
+Nerea+
Nunca se me había ocurrido imaginar como se sentiría un beso. Incluso antes de saber que era una semidiosa, y que el amor pasara a ser el último de mis problemas, nunca había sido una chica muy romántica. Siempre había pensado que el amor era una pérdida de tiempo. En esa época seguramente hubiera entrado sin dudar en las Cazadoras de Artemisa. Pero ahora sentía que no podría vivir sin el amor, sin besos como el que Daniel me dio cuando ganamos en el Captura la Bandera. Fue una sensación maravillosa.
Cuando nos separamos no le dejé alejarse. Y él se quedó, al alcance de mi mano, mientras sentía que en mi cara lucía un sonrisa de tonta enamorada. No nos separamos en todo el rato, mientras celebrábamos la victoria y los perdedores juraban por el río Estigio, el juramento más sagrado, que lucharían a nuestro lado.
Cuando por fin la gente se empezó a ir a dormir por fin solté a Daniel y entré en la cabaña de Némesis. Él se quedó fuera, hablando con su hermano. No pude evitar oírlos.
-Desde cuando?-preguntó Nate.
-No lo sé. Supongo que desde el primer día. Cuando llegamos al campamento y ella apareció allí con Crystal y Quirón. La vi y sentí que ella era... No sé como explicarlo. Desde ese día no he sido capaz de separarme de ella. Confiaba en ella sin dudar y le contaba todo. Estaba a su lado cuando estaba triste y la consolaba porque no soportaba verla así. Era feliz cuando ella era feliz. Sigue siendo así. Pero no me había dado cuenta de que era hasta cuando "crecimos". El sentimiento se hizo más fuerte y entendí que era. Estaba enamorado, mucho. Pero no sabía si ella sentiría lo mismo. Y hoy, ella me dijo que también sentía lo mismo y la besé. Luego entraste tú.
-Por eso estábais tan juntos!
-Si, Y hoy, cuando me salvó y luego ganamos, me emocioné.
Se me derritió el corazón al escuchar sus palabras. Nunca había escuchado algo tan bonito, y menos que hablara de mí. Daniel entró.
-Tenemos que hablar-anuncié.
-Nerea, te molestó que te besara delante de todos?-preguntó.
-Jamás. Ha sido lo más increíble que me ha pasado en la vida.
-Entonces, de que quieres hablar?
-Ahora... Somos novios o qué?
-Pues a mí no me molesta la idea. Te gustaría ser mi novia?-me miró con esos ojos verdes que siempre me han parecido tan hermosos.
-Me encantaría-me acerqué y le regalé otro beso-. Pero, si no te importa, prefiero dormir en mi propia cama.
-Perfecto. Te quiero.
-Y yo a ti.
Me puse el pijama y me metí en la cama, mientras Daniel hacía otro tanto.
+Narrador+
A la mañana siguiente Crystal no apareció en el desayuno. Nerea estaba muy preocupada por su amiga. Iba a ir a su cabaña, pero Alexander la detuvo.
-Déjame ir a mi-pidió el hijo de Eros-. No va a querer escucharte y, siquieres que vuelva a salir, alguien tiene que hablar con ella.
-Estás seguro?
-Ya te dije lo que siento por ella, no pienso hacerle daño.
Nerea le dejó a ir y volvió junto a su novio, nerviosa. Pero confió en que Alexander sabía lo que hacía.
Alguien llamó a la puerta de la cabaña, pero Crystal no se levantó a abrir. La puerta se abrió y la persona entró. Crystal tampoco levantó la cabeza para ver quien era.
-Vete-susurró la hija de Tánatos-. Déjame sola.
-No-respondió con suavidad una voz, una que Crystal conocía. Giró la cabeza y vio una cabeza que parecía en llamas, rodeada por mechones de cabello pelirrojo.
-Alexander, vete.
-No-repitió-. No puedes quedarte aquí dentro, sola, hundida en tus lágrimas. No vas a solucionar nada con eso.
-Y si quiero quedarme aquí sola?
-Entonces te estarías rindiendo. Y la Crystal que conozco no se rinde, aunque le digan que es imposible.
Ambos recordaron esos días eternos después del 1 de agosto, cuando sus amigos no volvían y todos decían que estaban muertos. Crystal sabía que seguían vivos y no le hicieron cambiar de opinión. Alexander tampoco dudó nunca, pues creía en la hija de Tánatos.
-Sé que piensas que no te entiendo, que te digo esto para que salgas, que Nerea me ha mandado porque no quieres hablar con ella.
-Porque no sabes lo que siento. Acaso te han roto el corazón?-preguntó Crystal. Pero no esperaba la respuesta.
-Sí. Mi corazón ahora mismo se está rompiendo. Porque estoy enamorado de un chica, pero ella solo presta atención a otro y nunca ha pensado en mi como en más que un amigo. Ni siquiera los hijos de Eros estamos a salvo de sus flechas.
-Lo siento. No tenía ni idea... No lo parece. Parece que estás bien.
-Porque he cogido los trozos de mi corazón y los he juntado como he podido para seguir adelante. Con la esperanza de que alguien, algún día, pueda ayudarme a volver a unirlos. Y creo que tú también pudes hacer lo mismo.
-De verdad crees que puedo?
-Creo que puedes hacer lo que quieras, Crystal. Por qué no vienes a desayunar? Debes estar muerta de hambre.
Crystal se levantó y Alexander la animó con la mirada. Ella se puso ropa limpia, pues seguía con la de la noche anterior. Pero no podía hacer nada contra la marca que la lágrimas habían dejado en su cara. Y salieron.
-Crystal-le dijo Alexander cuando se acercaron al pabellón comedor-. Por favor, no ignores a Nerea. Se siente fatal por ti. Ella no quería decirle nada a Daniel por ti.
-Pero al final lo hizo-contestó ella con algo de rencor.
-Yo la animé. Daniel también está enamorado de ella y son más felices juntos. Y a cambio decidí ayudarte a ti.
-Alexander, puedes decirme... Quien te gusta?
-Todavía no. Ahora tienes que reconciliarte con Nerea, y también con Daniel.
Y allá que fue la hija de Tánatos. Alexander sabía que ella tenía que superar a Daniel antes de poder pensar en él. Tendría que tener paciencia.
-Nerea...
-Crystal-la hija de Britomartis se abalanzó sobre su amiga-. Lo siento, lo siento, lo siento. Yo no quería hacerte daño, pero estaba enamorada... Y luego tú no me hablabas y no sabía que hacer. Pérdoname, por favor.
-Tranquila, Nerea. Ninguna podía evitar enamorarse y no fui capaz de aceptar que Daniel te hubiera elegido a ti. Me comporté como una niña caprichosa y casi echo a perder nuestra amistad.
-No pasa nada. No sé que habría echo si me hubiera pasado a mí. Gracias por volver a mi lado. Tenía tanto miedo a perderte.
-No me vas a perder. Eres mi hermana, aunque no tengamos la misma sangre. Cuando me necesites, ahí estaré.
-Y yo estaré para ti. Tú solo llámame y iré contigo.
Se fundieron a un abrazo, eliminando todo lo que las había separado las últimas semanas. Notaron que había alguien junto a ellas y se giraron a la vez para mirarlo. Daniel dio un paso atrás de la impresión.
-Supongo que te debo una disculpa, Crystal-comentó el hijo de Némesis.
-No me debes nada-repsondió ella-. Tú no elegiste que yo me enamorara de ti igual que no elegiste enamorarte de Nerea. Sí, mi corazón ahora está roto. Pero algún día volverá a recomponerse. Solo necesito tiempo.
-Entonces amigos?
-Amigos-aseguró Crystal, y Daniel sonrió. Por fin todo estaba arreglado. Nerea les abrazó a los dos de la emoción.
Unos ojos dorados buscaron a otros color aguamarina y, cuando los encontraron, les dieron las gracias. Pero no vieron el amor que estos escondían.
El día que subo este capítulo me aparece que solo una persona leyó el capítulo anterior. Es el que tiene menos visitas hasta ahora, siempre había dos o más. Pero no por eso voy a dejar de escribir. Lo que sí quiero es dar las gracias a esa persona que lo ha leído, que por desgracias no me sale quien es. No dejes de leer, por favor, y me encantaría que me escribieras un review para que me contaras que te parece mi historia.
Erin Luan
