La rebelión de los olvidados


capitulo 35

Los siguientes días fueron la calma antes de la tormenta. En los tres campamentos de semidioses repartidos por el país todos se preparaban. Sacaban las armaduras, afilaban las armas, aprendían el plan para la rebelión... Los nervios se podían palpar. Y las dudas a parecían, por supuesto.

-Que pasará si no lo conseguimos?-le preguntó Crystal a Nerea.

-Pues que los dioses olímpicos nos impondrán algún castigo cruel y retorcido hasta que muramos y luego seguirá en el Inframundo-respondió la hija de Britomartis, recordando una conversación muy parecida.

-Tienes razón. Pero al menos la profecía está de nuestro lado.

-En realidad, la profecía ya se ha cumplido.

-Que? Como que ya se ha cumplido?

-Recuerdas lo que dice la profecía?

-Por supuesto:

De nuevo siete mestizos tendrán el destino en sus manos.

El enemigo ya está dentro, se oculta dentro del hogar.

Las tres partes unidas, tendrán que elegir:

por sus padres luchar o el Olimpo salvar.

Una nueva era se acerca, los siete la crearán.

-Hemos tendio el destino en nuestras manos, al depender de nosotros la unión de los campamentos. Lo de que el enemigo ya está dentro, Apolo y Hestia ya han traicionado al resto de olímpicos. Las tres partes están unidas y ya han elegido, han elegido la rebelión. Y, ganemos o perdamos, ya nada volverá a ser lo mismo. Será un nueva era. La profecía ya está cumplida-explicó Nerea-. Ni siquiera el oráculo de Delfos puede saber que pasará. NADIE puede saberlo. Solo nos queda tener esperanza.

Los días fueron pasando así y llegó la noche del 24 de julio.

+Nerea+

La noche antes de mi cumpleaños me costó dormirme. Pero cuendo lo hice tuve el mismo sueño que había tenido hacía más de un año en un avión que cruzaba el atlántico.

Estaba en una sala gigantesca con unas columnas de esas griegas de los templos antiguos. Estaba con otros seis chicos. Había dos que parecían gemelos con piel cobriza y cabello moreno. Un chico era rubio y otro pelirrojo, ambos con ojos azules, y otro con una mata de rizos negros y la piel color café. Y la última era una chica, muy guapa, con la piel oscura (casi negra), los ojos dorados. Los siete estábamos cogidos de la mano y mirábamos a unas figuras de cuatro metros de alto que estaban frente a nosotros. Eran tan altos que no les veía la cara, pero sabía que eran poderosos. Teníamos que enfrentarnos a ellos, pero ¿cómo? Y entonces sentí poder, mucho poder, transmitiéndose a través de nosotros siete. Era el poder de todos los que nos apoyaban. Las figuras altísimas contraatacaron... Y me desperté.

La primera vez que había soñado eso no había tenido nada de sentido, pero ahora lo tenía. Estábamos los siete: Daniel, Crystal, Nate, Alexander, Jayden, Noah y yo. Y ante nosotros estaban los dioses, por lo que debíamos estar en el Olimpo. Ahora sabía en parte lo que iba a psar. Siempre lo había sabido. Pero no ayudaba a tranquilizarme. Tenía razón cuando se lo dije a Crystal. Nada ni nadie podía saber que iba a suceder después de hoy. Conseugí volver a dormir un poco, pero no soñé nada.

Cuando me levanté de la cama Daniel se acercó por detrás y me abrazó.

-Feliz cumpleaños-me susrró al oído.

-Ya veremos si hoy va a ser un día feliz-contesté-. Pero gracias.

Después de desayunar, subimos a los autobuses que nos llevaría a Nueva York. Fuimos los últimos en llegar, ya que los romanso se habían venido unos días antes y los griegos eran de allí al lado. Entre la marabunta de adolescentes a las puertas del Empire State Building destacaba el grupito de adultos. Reconocí a Percy y Annabeth con sus hijos, a Will y Nico y... ¿Esos eran Leo con las niñas y Jo? Nos acercamos a ellos corriendo.

-¿Qué hacéis aquí?-preguntó Noah.

-No podéis hacer una fiesta así y olvidaros del tío Leo-bromeó, mientras me dejaba coger a Victoria.

-Queríamos ayudaros. Espero que merezca la pena, el viaje a sido muy largo con dos bebés llorando y Leo contando chistes malos-añadió Jo-. Y sé que Emmie abría venido a ayudaros sin dudar un segundo.

Me fijé en las personas que no conocía. Un hombre asiático y una mujer negra que iban de la mano y con los tatuajes de la legión en el brazo y otra mujer muy guapa con plumas en el pelo.

-Supongo que nos toca presentarnos-dijo la mujer negra-. Yo soy Hazel Levesque y él es Frank Zhang. Cuando supimos que la legión vendría quisimos venir también.

-A mi me han convencido para esto-dijo la otra mujer-. Pero no me importa participar. Lo que me molesta es haber tenido que embrujahablar a mi novia para venir. Soy Piper McLean.

Era alucinante ver a todos esos héroes que habáin salvado el mundo alllí, con nosotros. En ese momento llegaron varias chicas con ropa plateada.

-¿La Cazadoras?-preguntó Nate-¿Qué hacen aquí?

-No somos todas las cazadoras, solo unas pocas. Puede que hayamos desobdecido las órdenes de Artemisa para venir-respondió Thalia, la teniente.

-Cuantos más mejor-respondí-. Pero, ¿estáis seguros de esto? Todos lleváis ahora vidas geniales, con la gente que os importa. Si perdemos... Lo perderéis todo.

-Nerea, no sé el resto, pero yo no pienso irme-aseguró Leo-. Hasta hace un mi vida era una mierda. Gracias a ti a cambiado por completo. Es hora de devolver el favor.

Todos se mostraron de acuerdo con Leo. Estaban dispuestos a lo que fuera porque somos semidioses, y a veces hay que hacer sacrificios.

+Narrador+

Después de esa conversación los adultos se quedaron solos, hablando de los viejos tiempos. Pero la alegría del reencuentro se desvaneció enseguida.

-Nunca nos habíamos vuelto a juntar todos-comentó Percy-. No desde que acabó la guerra contra Gaia. Y había días que os echaba de menos. Pero ahora me doy cuenta de por qué no nos volvimos a juntar. Si estamos juntos el vacío se nota más.

El vacío que había dejado Jason. Durante un minuto nadie dijo nada. Thalia fue la primera en volver a hablar.

-Tienes razón, Percy. Pero esta rebelión ha conseguido juntarnos de nuevo y eso es lo que Jason habría querido. Él fue el único que se preocupó por el reconocimiento de todos los dioses, porque todos tuvieran su cabaña en el Campamento Mestizo y su templo en el Campamento Júpiter. Estando aquí honramos su memoria de la mejor manera posible.

Todos estuvieron de acurdo. Esa rebelión era el sueño del hijo de Júpiter. Y estaba a punto de empezar.


En el momento que subo este capítulo nadie ha leído el anterior. Así que asumo que nadie leerá esto, al menos no pronto. No sé si es porque mi historia es un poco cutre (lo cual reconozco), porque el fandom de Percy Jackson está un poco muerto aquí en Fan Fiction, por ambas cosas o por otra razón. Pero me entristece que mi trabajo durante más de seis meses esté así.

A pesar de ello voy a terminar las historia, porque ya queda muy poco y si fuera a dejarlo lo habría hecho hace meses.

Si alguien lee esto, gracias por haber llegado hasta aquí.

Erin Luan