Aquí os dejo la continuación. Es un fic facilillo de escribir, así que si veo que os sigue gustando, no tendré problema en continuar.
-smarty26: Bueno, aparentemente Sky es un caballero, aunque tiene sus cosillas jajajaja. Pero sí, quizás Flora se esté enamorando demasiado de él. ¡Me alegra que te guste cómo está escrito! Y sí, hay salseos en adelante.
-Dianaa34: ¡Como me alegra que te haya gustado! A mí me encanta, como tú señalas, que se profundice en la psique de los personajes, y así Sky no siempre es tan seguro de sí mismo como aparenta, y Flora tiene que lidiar entre lo que le pide el cuerpo, sus sentimientos y la fría lógica que tanto tiene arraigada. Me gusta que siempre analices así mis parejas, como hiciste con Zoro y Robin en Shinsekawa :)) ¿Será igual de buena esta pareja? Tengo ganas de que leas este capítulo, a ver qué opinas.
Sin más dilación, por aquí os lo dejo.
Cuando Flora se despertó la mañana del sábado le costó recordar por qué estaba tan contenta. Por unos segundos, creyó que todo había sido un sueño. Luego vio todos los peluches y su ropa, que seguía tirada de mala manera en el suelo, y vio las sábanas de la cama, totalmente revueltas, e impregnadas con el fuerte olor de Sky. Sky… sus labios, sus grandes manos por todo su cuerpo, aquellas nalgas duras y blancas…
De manera inconsciente se llevó la mano hacia su vulva, y la acarició con suavidad, sin poder evitar una sonrisa. Sí, había pasado. Dos veces. Al final, no se habían dormido hasta las siete. Ahora mismo debían de ser las doce de la mañana, así que realmente no había descansado lo suficiente. Pero ¿quién quería descansar, cuándo podía tener al chico con el que llevaba meses obsesionada dentro de ella nuevamente? Desde luego ella no. Aunque eso le llevaba a otra pregunta. ¿Dónde estaba Sky?
Flora se desperezó lentamente estirando su moreno y delgado cuerpo por la cama. Estaba completamente desnuda. Se sentía fresca y renovada. Desde luego, aquello le había sentado mejor que mil de infusiones de esas que se preparaba. Desde su ruptura con Helia poco antes del verano no había tenido la suerte de probar los beneficios de un buen encuentro sexual, y aunque se había mentalizado para guardar el celibato por mucho tiempo, le sorprendió darse cuenta de que solo habían sido siete meses. El tiempo pasa volando, y tenía un nuevo amante, quién se lo iba a decir.
Pero ahora necesitaba repetir.
Salió de su cuarto envuelta en una sábana blanca, y con el pelo todavía hecho un desastre después de una noche tan salvaje. Flora sintió un gran alivio al encontrarse a Sky en la sala principal, de pie en el área de la cocina.
-Oh, buenos días-saludó él, mirándola de refilón-quería tenerlas para cuando te levantaras.
Sky seguía también desnudo, pero llevaba un delantal de cocina negro mientras preparaba algo en la vitrocerámica de Flora, silbando distraídamente. Ella quiso decir algo, pero verle así de sexy, cocinando con su musculosa espalda y su redondo trasero remarcados por aquel delantal hizo que se quedase atontada mirándole, y se sentó casi de forma automática en la mesa de la cocina donde el día anterior habían estado haciendo el trabajo de filosofía, sin dejar de observarle. Flora quería memorizar cada lunar en la espalda del chico, al igual que hacía con sus plantas, usar su memoria fotografía para retener para siempre su anatomía.
Se dio cuenta de que al igual que el delantal, él se había traído varias cosas más de su piso: varias cajas de comida y una botella con zumo de naranja.
-Ya está-Sky se giró, y se cruzó de brazos, sonriéndola-¿no prefieres que te lo lleve a la cama?
-No necesitaba que me lo hicieras-replicó Flora, apartándose un mechón de cabello del rostro con un soplido-pero muchas gracias. Me… gusta mucho.
Sky se acercó a ella hasta que sus rostros quedaron muy cerca el uno del otro. Flora cerró los ojos, aspirando el aroma del chico. Podía imaginar perfectamente su pene debajo del delantal. No quería desayunar, eso lo hacía todos los días. Le quería a él.
-Es lo menos que puedo hacer por mi novia, ¿no?-dijo Sky, hablando con los labios rozando los de ella, pero sin llegar nunca a tocarlos.
-¿Tu…? Oh…-Flora no creía que Sky pudiera hacerla sonrojar nuevamente después de todo lo que le había hecho aquella noche, pero el chico lo había conseguido. Sky se dio cuenta de lo que Flora pensaba, y acercándose un poco más la dio un suave beso en la mejilla.
-Eres mi novia, Flora-le susurró al oído, mientras le peinaba un poco los mechones-y te quiero.
Flora asintió lentamente, tragando saliva. Entonces él se dio la vuelta, mostrándole su trasero desnudo otra vez, y recogiendo las tortitas que le había cocinado las puso en un plato. Cogiendo un tarro de miel la echó por encima, dándole un aspecto irresistible al plato. Luego se chupó los dedos, untados en la miel, mirando a Flora de forma provocativa.
-Aquí tienes-dijo, sirviéndole después zumo de naranja en el vaso-delicioso, igual que tú.
Flora sonrió y le dio ella un beso a él. Sky se sentó en frente, y apoyando la cabeza en una mano se dedicó a observarla como un niño curioso. Flora lo notó, y algo cortada desplegó una servilleta y se dispuso a comer. Estaba tan despistada que casi no se dio cuenta de algo.
-Sky… eeeh, yo…
-¿Todo bien?-preguntó Sky, arqueando una ceja.
-Es que soy vegana, recuerdas… las tortitas…- dijo, señalándolas algo cortada.
-No pasa nada por una vez, ¿no?-dijo él encogiéndose de hombros. Flora tragó saliva. La situación era muy violenta. Pero no podía hacerlo.
-Tranquila, no llevan huevo-dijo el chico, riendo-te estaba tomando el pelo. Las he comprado en el ecológico del centro comercial. Me dijiste que solías ir allí. La miel es ecológica también, por eso la he comprado.
-Oh…-Flora asintió lentamente. Luego le miró, pícara-eres un graciosito.
-Es que te picas muy fácilmente-se burló Sky. Flora le dio un manotazo, y el chico aprovechó entonces para cogerla de la mano y besársela. Flora disfrutó de sus mimos mientras cortaba las tortitas y disfrutaba de su sabor. No todos los días te despiertas con un devoto novio que te prepara un estupendo desayuno, había que aprovechar.
-¿Te gustan?-preguntó Sky recogiendo la sábana que había cubierto a Flora y doblándola. Ella se encogió un poco en el asiento. Aunque ya no le daba vergüenza que la viese desnuda, se seguía sintiendo un poco vulnerable.
Sky se llevó la sábana al cuarto y luego regresó, quedándose de pie al lado de ella. Flora siguió engullendo las tortitas mientras le miraba de reojo. Se sentía tentada de estirar una mano y meterla debajo de su delantal. Lo habían hecho dos veces, pero de ninguna forma era suficiente. Ansiaba tener nuevamente entre sus manos el pene de Sky. Jugar con él.
El chico sonreía con aparente calma.
-¿Qué pasa?-preguntó ella. Le molestaba mucho no poder descifrar sus intenciones.
-Me gusta verte comer-dijo Sky simplemente-me gusta verte feliz.
Flora sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo al escuchar esas palabras. Le excitaba mucho cuando Sky decía cosas sucias o desafiantes, porque le gustaba. Pero cuando le decía cosas tan dulces y sinceras, simplemente no sabía cómo reaccionar.
-¿Sabes de lo que tengo ganas?-Sky fue hacia el fregadero y comenzó a lavarse las manos distraídamente-de ir juntos el lunes. Nos dan las vacaciones el martes, pero dará tiempo. Todos nos verán juntos… quiero que lo sepan.
-Ah…-Flora dio un buen trago al zumo mientras pensaba qué responderle. No había pensado en eso hasta ahora. Sí, era su novia, en teoría. Pero no se sentía preparada para que los demás lo supieran. Sobre todo después de su encontronazo con Mirta. "Todas las chicas que hacen un trabajo con Sky se acaban acostando con él"-era ella una más?
Flora estaba casi segura de que los sentimientos de Sky hacia ella sí eran sinceros. Casi. Ya había estado segura antes de Helia, y al final no quedaba nada de ese amor. Así que no quería dar pasos en falso. Y acostarse con él ya había sido uno.
-Sky…-Flora tomó un pedazo de las tortitas y lo masticó lentamente, mientras trataba de pensar una forma de abordar elproblema.
-Dime…-Sky se acercó y le dio un beso en la frente. Luego se quitó el delantal y se tumbó en el sofá, exhalando un suspiro de relajación. Ladeando un poco la cabeza, se dedicó a contemplarla con aquellos intensos ojos azules. Así tendido, parecía una escultura griega.
-Yo… sé lo que hemos hecho esta noche y… me ha gustado mucho, pero…
-Oh, no-Sky arqueó una ceja, escéptico.
-¿Qué pasa?-preguntó Flora extrañada.
-Me daba miedo que lo dijeras. "Esto ha sido un error", "no debe volver a pasar", y todas esas cosas…
-¿Me quieres dejar acabar? No ha sido un error. Yo quería… quería…
-Follar conmigo.
-Ssí…-Flora comió otro pedazo de las suculentas tortitas antes de continuar-me ha gustado mucho. Y quería hacerlo.
-Me alegra que te haya gustado-se burló Sky guiñándola un ojo. Extendió una mano, invitándola a acercarse y tumbarse encima suyo. Pero Flora no iba a hacerlo.
-Pero una cosa es lo que hemos hecho, y otra una relación.
-Pero creía que…
-Quiero que seamos novios-asintió Flora-pero… necesito tiempo. Solo he tenido una relación, y ya sabes cómo acabó. Me hizo daño…
-Pero porque tenía que irse-dijo Sky, restándole importancia-Flora, Helia era gilipollas, no se daba cuenta de que tú valías más que su mierda…
-¡Claro que no! Él tenía que seguir su sueño… solo es que me hubiera gustado que me incluyera en él. Que hubiésemos buscado la forma-reconoció Flora. Decirlo en voz alta al fin la hizo sentirse mucho mejor. Sí, le hubiera gustado no romper con Helia. Al menos hasta el día anterior. Ahora las cosas tenían otra perspectiva.
-Yo ya te lo he dicho-dijo Sky, incorporándose un poco en el sofá-me gustas mucho. Y no quiero separarme de ti. Pero vamos a tomárnoslo con calma, ¿no?
-Sí. Por eso mismo… necesito estar segura de que puedo confiar en ti…
-¿Y qué tengo que hacer?-Sky se levantó y fue hacia ella, arrodillándose a sus pies-dime que quieres que haga, y te juro que lo haré. Vamos, Flora…
Empezó a besarla en las piernas. Flora sintió un placer superior al de las deliciosas tortitas al deslizarse los labios de Sky por sus muslos. Sabía lo que él quería… nuevamente la embriagaría con el placer de sus caricias, y ella acabaría haciendo todo lo que él le pidiera. Pero debía resistirse.
-Lo que quiero es… que lo hagamos bien. Y que vayamos despacio…
-Despacio ¿eh?-Sky rio mientras sus labios llegaban al final de la pierna y se acercaban peligrosamente a su intimidad.
-No te burles, por favor-Flora hizo que el chico levantase la mirada-no quiero que en la universidad lo sepan todavía. Dicen cosas de ti… y no quiero que las digan de mí.
-Ya entiendo-Sky se levantó, alejándose de ella, y se sentó en la silla de enfrente. Había perdido toda la felicidad que irradiaba hacía unos minutos. Por suerte no parecía enfadado, solo disgustado.
-Por favor, no te enfades conmigo…
-No me enfado-dijo Sky lentamente-tienes razón. No podía hacer lo que me diera la gana y luego que no hubiera consecuencias. Pero ya te lo he dicho. Será cómo tú quieras.
-Gracias-Flora asintió. Dejó lo que quedaban de tortitas. Se sentía un poco revuelta después de aquello. En su interior, solo deseaba besarse con Sky de nuevo, volver a la cama y pasarse el día allí. Pero las cosas debían cambiar, si quería que durasen… ¿o no?
-Y…-Sky la miró expectante-¿respecto a lo de venirme aquí?
-Ah…-Flora asintió varias veces, mientras lo pensaba. Eso había sido idea suya, pero pensándolo ahora le parecía muy precipitado. ¿Qué podía decirle?-respecto a eso… sí… eso me gustaría.
Sky asintió, mirándola muy atentamente. Flora tuvo que desviar la mirada, algo cortada.
-Entonces… si tan solo quieres mantenerlo entre nosotros, por ahora… ¿qué es lo que cambia?-preguntó Sky frotándose las manos-¿cómo puedo demostrarte que sí que voy en serio?
Flora le miró de arriba abajo, decidiéndose. Sky estaba cruzado de brazos, expectante. En la mano derecha llevaba el rólex de oro, y en la izquierda las pulseras, entre ellas la bandera del país.
-Podemos salir. Ya te dije que quería una cita-dijo finalmente.
Sky asintió. Se levantó y la ofreció la mano. Pensándolo unos segundos, Flora la tomó, y tirando de ella él la levantó. Ahora ambos estaban de pie, muy cerca el uno del otro, y su mutua desnudez los atraía como si fuesen imanes. Sky acercó mucho su rostro al de Flora, respirando para aspirar el perfumado aroma floral de la chica.
-Muy bien. Pues salgamos-dijo, y se separó de ella. Flora vio como recogía su ropa que estaba doblada sobre una de las sillas, y comenzaba a vestirse.
"Dile que no… que se desvista. Vamos a besarnos otra vez… vamos a follar…"-pensó para sí. Pero luchó contra estas intenciones, y fue hacia su cuarto para vestirse ella también.
Al cabo de un rato ambos salían a la calle, Flora aferrada a su bolso rosa y Sky con una elegante chaqueta colgando de uno de sus hombros como todo un gentleman. Se metieron en el ascensor, y Flora recordó como habían entrado el día anterior, cuando aún existía aquella barrera entre los dos. Ahora ya la habían traspasado (y más que de sobra), pero se imponía una nueva. La de la confianza, y la de poder encontrar la dirección hacia la que querían ir, los dos juntos.
Le gustaría que Sky fuese más comprensivo con ella. Vale, estaba claro que le gustaba mucho, pero ¿no podía comprender que ella quería algo más que solo sexo? Tampoco podía quejarse, hasta ahora él había hecho todo lo que ella le había pedido. Pero aún así…
Caminando por la calle, en silencio, Flora se odió a sí misma por forzar aquella situación. Pero necesitaba saberlo, necesitaba descubrir si merecía la pena de verdad. Porque realmente le gustaba Sky. Y ahora, podía ver una posibilidad de que funcionase.
Ojalá él la cogiera de la mano, y se pegase a ella. Ojalá fueran abrazados, como esas parejas románticas que tantas veces veía por la calle.
-Y… ¿ a dónde vamos?-preguntó Sky, que se había puesto unas grandes gafas de sol y parecía un actor de Hollywood en modo incógnito. A Flora se le ocurrían varias burlas, pero prefirió callárselas por el momento, ya que la cosa se había enfriado bastante.
-Yo eh…-pensó rápidamente-la verdad es que…
No se le ocurría nada. En realidad había un montón de sitios, como la biblioteca o el parque, que podían visitar, pero no creía que a Sky fuesen a gustarle mucho. Si era su primera cita ella quería algo… especial.
-¿Sabes qué? Estoy hasta la polla de esta ciudad… ¿y si vamos a Hoggar?
-¿Hoggar?-repitió Flora sorprendida-pero si está en la montaña...
Sky asintió, encogiéndose de hombros como diciendo ¿y el problema es? Flora reflexionó un segundo.
-Bueno, vale, aunque no sé qué autobús…
Sky la miró con chulería bajo sus gafas de sol.
-¿Quieres ir en bus?-alzó una mano y le enseñó unas llaves de un coche que juguetearon en sus dedos. Flora no pudo evitar sonreír.
-Madre mía. Eres un pijo…
-¿Damos una vuelta?
-¿Hace cuánto tienes el carnet…?
-Seis meses-replicó Sky-me lo saqué nada más cumplir años. Pensé que te lo había comentado.
-¿Ves por qué digo que tenemos que salir?-dijo Flora. Sky comenzó a andar hacia el garaje de la residencia de estudiantes, que abrió con un clic de las llaves-¿y para que necesitas un coche si vivimos al lado del campus?
Mientras la puerta del garaje se abría, Sky se acercó a ella y la rodeó con sus brazos.
-Para pasear a tías buenas como tú…-dijo, y le dio un pico. Flora iba a corresponderle, cuando vio que dos estudiantes de ingeniería pasaban cerca. Como un acto reflejo alejó la cabeza de Sky, y se separó un poco. Él lo entendió enseguida.
-Pe… perdona-se disculpó Flora, mordiéndose el labio.
-No pasa nada…-respondió Sky de mala gana-vamos…
La guio hasta su Volvo color platino. Flora notó como Sky la observaba expectante. A muchos chicos les encantaba la reacción de las mujeres ante sus coches, era su mayor objeto de preocupación junto a la longitud de su pene. Sky era uno de esos chicos, para desesperación de Flora.
-Que… bonito-fue lo único que se le ocurrió decir. Con Helia aquello no le había pasado, porque él al igual que ella ni le gustaban demasiado los coches ni tenía dinero para permitirse uno con dieciocho años.
Sky entró, y ella le imitó. Dentro olía muy fuerte, era aquel perfume de Sky, pero multiplicado por cien. Flora observó de cuando en cuando al chico, que arrancó con toda tranquilidad y salió a la carretera en pocos minutos.
-Te preocupa que nos vean-comentó Sky mientras conducía distraídamente-bueno, pues en Hoggar eso no pasará.
-Está a una hora, más o menos…-recordó Flora. Sky asintió.
-Menos.
Sky conducía bien, pero demasiado rápido para el gusto de Flora. Enseguida estaban en la nacional, y el chico puso la radio para distraerse. Parecía pensativo mientras seguía al volante, y Flora no sabía de qué hablar. No estaba segura de que aquello hubiera sido buena idea.
Sky y ella no tenían demasiadas cosas en común, a excepción de su mutua atracción e innegable química en la cama. Pero Flora temía que descubrieran que realmente no podía funcionar. Tenían que saberlo, antes de seguir adelante. Y una cita era lo mínimo.
Recordando, Flora visualizó como solo unos días atrás él la había llevado a aquella azotea de la universidad, Nirvana, y habían pasado una tarde muy agradable juntos. Ella se había sentido muy a gusto y protegida a su lado, pero entonces Sky era mucho más respetuoso y la relación era distinta. Ahora debía descubrir a qué tipo de relación se enfrentaba.
Observó como Sky se encendía un cigarrillo mientras canturreaba la canción de reggaetón que sonaba en la radio. Flora prefirió no decir nada, aunque no iba nada cómoda. Se dedicó a observar el paisaje, que iba pasando de ciudad a campo, y de campo a montaña, sin decir nada.
Fueron así durante aproximadamente media hora hasta que Sky apagó la radio y finalmente pareció decidirse a hablar.
-Me apetece mucho esto, Flora. Pasar todo el día fuera, contigo. Y conocernos mejor, si es que es posible.
-A mí también-reconoció ella, dejando el paisaje y centrándose en él-nunca he estado en Hoggar, pero sé que tiene un bosque muy bonito.
-Yo he venido un par de veces, conozco un camino-reconoció Sky-atraviesa todo el bosque.
-No sé si llevas la ropa adecuada-le dijo Flora preocupada, señalándole sus mocasines-ni yo tampoco…
-Hay un albergue-explicó Sky echando un vistazo por el retrovisor-allí nos darán ropa…
-Ah…
Flora cambió de tema hablándole del fin de las clases, y Sky le siguió la corriente, ahora más hablador y tranquilo. El resto del viaje fueron muy a gusto, así como al bajarse del coche en la plaza del pueblo de Hoggar.
-¿Por qué no comemos y luego vamos al bosque?-sugirió Sky mientras cerraba el coche y echaba un vistazo. Al ser fin de semana, aunque fuera invierno, había bastante gente en el pueblo, y siendo mediodía las tabernas estaban llenas.
Flora no tenía mucha hambre después de las tortitas, pero supuso que Sky no había desayunado y el chico sí solía comer bastante, así que asintió y ofreciéndole la mano se aventuró por una de las calles más grandes de Hoggar en busca de un buen restaurante. Finalmente terminaron en una pequeña posada llamada "Alas Nuevas", donde aunque el espacio era reducido, el nivel era bastante bueno.
-Mmmmm…-Sky degustó un vino blanco cerrando los ojos y acomodándose en su silla. Flora le miraba, sin poder evitar sonreír-¿qué te pasa?
-Eres como un señorón de cincuenta años-le picó ella tamborileando sus dedos en la mesa.
-¿No quieres probar?-le ofreció él. Flora negó. Era una ferviente detractora del alcohol, aunque fuera en pequeñas dosis-un señor de cincuenta años… no te haría gritar como lo hice yo ayer.
-¡Sky!-Flora miró alrededor, sonrojada. Nadie parecía haberlo escuchado por suerte.
-¿Qué más da? A la gente le da igual, además, no tienes nada de que avergonzarte. Tú… eres una diosa en la cama.
-Te lo agradezco, pero no quiero hablar de esto aquí-replicó Flora, aún intranquila. Sky colocó su cálida mano encima de la de Flora, pequeña y de dedos muy finos.
-¿Y de qué quieres que hablemos?-preguntó con candidez.
Flora miró hacia los lados del restaurante. Había unos padres con sus hijos, y unos abuelitos con sus nietos, celebrando lo que parecía el cumpleaños de uno de ellos. Sonrió, enternecida ante la imagen de los niños abrazando a los ancianos.
-La familia.
-¿No vas un poco rápido?-se cachondeó Sky dando otro trago a su copa.
-Me refiero a las nuestras…
-Aah, claro-Sky se interrumpió cuando el camarero les dejó unos pequeños canapés como entrantes-que yo recuerde, ya les conoces. Mi hermano mayor ya acabó su grado en derecho y ade, y ahora está trabajando en una empresa que parece una mierda, pero irá mejorando. Y mis padres él es economista y ella abogada…
-Y…-Flora observó los canapés mientras buscaba la forma de hablar de ello-¿hablas mucho con ellos?
Sky sonrió, aunque ella intuyó que aquello no le hacía demasiada gracia.
-No.
-Lo… lo siento-se apresuró a decir Flora mientras él bebía con amargura-Sky, escucha, yo…
-No pasa nada, oye, tienes razón. Tenemos que conocernos-Sky se abrochó los botones dorados de los puños de su camisa mientras pensaba en cómo abordar el asunto-sé por qué lo haces.
-¿El qué?-preguntó ella extrañada-Sky, de verdad que no…
-La primera vez que hablamos, en primero, me preguntaste qué esperaba aprender de mis compañeros.
-No me acuerdo…
-Pero yo sí, ¿por qué? Porque nadie me había preguntado nunca algo… en ese momento hubiese dicho raro. Ahora diría personal. Pero tú eres así, Flora. No te interesan las relaciones superficiales. Buscar una conexión más especial con todos. Por eso estamos aquí hoy, ¿no?
Flora le miró con los ojos entrecerrados en finas rendijas, sopesando sus palabras.
-¿Sabes? Creo que la carrera que deberías haber escogido es psicología-dijo, y Sky soltó una carcajada.
-No podría, porque a mí me la sudan los problemas de la gente en general. Sois unos pocos afortunados los que no.
-Que suerte tengo entonces-ironizó Flora. Sky iba a decirle algo más, cuando por fin les trajeron los primeros: Para él fue el caldo, y para Flora la ensaladilla.
-Es verdad que busco una conexión, nunca lo había visto así-reconoció Flora lentamente, mientras veía a Sky tragar su sopa-pero… podemos hablar de otra cosa.
Él negó. Pareció pensar unos segundos antes de decidirse a hablar.
-Mis padres se divorciaron. Fue en primero, cuando nos conocimos precisamente. Mi madre siempre le estaba chillando y tirando cosas. Cada vez que volvían del trabajo, ella le hacía la vida imposible. Él luego me contaba todo lo que ella le hacía, y yo… yo pensaba que era una bruja. Llegué a odiarla.
Flora le observó con los ojos como platos. Sky hablaba con voz muy suave, y claramente le estaba costando expresarlo. Pero lo hacía. Por ella.
-Cuando se separaron yo no quise irme con mi madre, pero por el acuerdo legal yo y mi hermano tuvimos que hacerlo. Yo no quería hablar con ella.. estuvimos un año entero casi sin hablarnos.
Flora recordaba haber escuchado a Brandon (que era un cotilla) contarle algo de eso a ella y a Stella en algún momento. Pero ella, como era discreta, no había querido escuchar la historia de labios de él. A Flora le gustaba conocer a la gente. Pero solo si los que querían dejarse conocer eran ellos.
-Con el tiempo entendí su postura. Ella no era feliz con él. Cuando se enamoraron los dos eran muy jóvenes, y creo que su relación se basó siempre en el sexo y la belleza. Con la edad que tenían, eso se estaba agotando. Y eso a ella le frustraba. Al final, conseguí perdonarla. Más o menos.
Flora asintió. No sabía qué decirle. Se sorprendió a sí misma compadeciéndose de él. Quería abrazarle, hacerle saber que ella sí estaba a su lado. Sabía que la familia rota de Sky aún le hacía sufrir.
-Cuando entendí el motivo que separaba a mis padres, me di cuenta de que yo era igual que mi padre. Salía con una chica superficial, y nuestra relación era puramente sexo, ya que ambos nos atraíamos mucho y queríamos descubrir hasta dónde podíamos llegar. Bloom es muy distinta a ti, Flora. No sé cómo pudiste aguantarla tanto tiempo.
-Bloom es buena, solo es que…
-No lo es-Sky movió la mandíbula hacia un lado y luego al otro mientras recordaba a su ex de cabello encendido-no es buena, para nada. La verdad es que yo tampoco.
Miró a Flora, que asentía lentamente.
-Y tú lo sabes.
Se miraron fijamente una vez más. Por primera vez, Flora pudo leer lo que los celestes ojos de Sky querían decirle. Él ya no era el único que podía ver a través.
-Creo… que eres peor de lo que quieres que pensemos los demás… y mejor de lo que piensas tú.
-Eso está muy bien-reconoció Sky, y se animó un poco-me ha gustao.
-Gracias por contarme esto-le dijo Flora, y extendiendo su mano le apretó la suya con cariño. Sky agacho la cabeza, un poco ¿avergonzado? y luego apartó un poco su plato de sopa, ya vacío.
-Nada. El resto de la historia ya sabes cómo termina. Yo necesitaba algo más. Bloom y yo cortamos. Y me sentí mucho mejor al hacerlo.
-Pero no la dejaste tú…-Flora se maldijo a sí misma por haber dicho eso. Pero es que era la verdad.
-Ella averiguó que le ponía los tochos con Icy-reconoció Sky, apretando un poco los dientes-pero lo hice por venganza. Ella antes se había liado con un tío de un curso menos, Nex, y con Roy, el que se fue en cuarto.
-Ya…-Flora sabía también algo de aquello por Bloom. Ella siempre instó a su amiga a ser fiel a Sky, pero según Bloom "eran sentimientos, y no podía evitarlos".
-Mentiría si dijera que Icy no me gustaba-dijo Sky con pesar-pero sí que es cierto que el principal motivo fue hacer daño a Bloom.
Flora suspiró. La verdad es que ella daba vueltas a aquellas cosas desde que había empezado a sentirse atraída por Sky. Todas las chicas que habían tenido un roce con él podían decir sin temor a faltar a la verdad que él las había dañado, de un modo u otro. Casi siempre deliberadamente.
-Nunca te haría algo así, Flora-el chico estaba muy pendiente de las reacciones de Flora, que trató de ser lo más inexpresiva posible para que no notase su rechazo a aquellas palabras-… tú no eres como ellas. No eres como Bloom. No sabes nada de la vanidad, ni del egoísmo. Eres una buena persona. Por eso te quiero.
-¿Por qué quieres a alguien bueno a tu lado?-preguntó ella sin poder camuflar su tristeza.
-Porque quiero ser como tú-respondió Sky con firmeza, y Flora enmudeció-no eres la mejor. Eres la única.
Trajeron el bistec de Sky, y mientras él lo atacaba muy gustoso, Flora solo le observó comer, encandilada. Aquellas últimas palabras la calaron muy hondo.
Después de la comida, como Sky le había avanzado, fueron a un albergue cerca del bosque. El tiempo estaba muy nublado, y amenazaba con llover, pero aun así ambos deseaban dar un agradable paseo por aquellos parajes llenos de naturaleza, y silencio.
-¿Vais a coger una habitación?-preguntó el encargado del albergue mientras su esposa le daba a Flora un buen abrigo y calzado de montaña.
-Eeeeh, no…-Sky miró de reojo a Flora, dudando-nos iremos por la noche. Os devolveremos la ropa antes de irnos.
-Después iba a ser un poco difícil-bromeó el encargado.
Flora entró en una pequeña habitación del albergue y cerró la puerta con delicadeza. Le habían dejado ir allí para cambiarse. Lentamente se bajó la falda y desabrochó la blusa. Solía ir muy ligera de ropa, incluso en los meses de frío, pero es que nunca había soportado el exceso de ropa, la agobiaba.
Quedándose solo con la ropa interior, se observó en el espejo. Sky había dicho que era una diosa del sexo. A ella le parecía exagerar un poquito. Flora sabía que era guapa, y que tenía un buen físico, pero como nunca había sido de echarse flores a sí misma apenas perdía el tiempo en admirarlo. Se sentía agradecida de ser una persona saludable, nada más. Aunque a veces le fuera difícil resistirse a un dulce o un chocolate.
Se echó el cabello hacia un lado, y luego al otro ¿cómo le gustaría más a Sky? ¿Y por qué estaba pensando en eso? Luego se llevó las manos a sus pequeños senos, a los que él parecía tener devoción. Recordaba conversaciones con las otras Winx, sobre todo Stella y Bloom que siempre estaban preocupadas por el tamaño de sus tetas. Flora sí había pensado que le gustaría que fueran más grandes, pero tampoco le había dedicado un segundo pensamiento. Realmente le gustaban como eran, y ya está.
Observando cada parte de su cuerpo intentaba atisbar qué tanto le gustaba a Sky, cómo había conseguido que estuviese tan colgado por ella.
"¿Por qué no eres capaz de verlo. Reconoce lo bueno que tienes"-se dijo a sí misma, y avergonzada se enfrentó a su propia mirada de reproche. Helia también se había mostrado muy excitado por su cuerpo desde el primer momento.
Lentamente sus manos pasaron por sus caderas, morenas y estrechas, y finalmente se posaron en su entrepierna. Cerrando los ojos Flora recordó todas las cosas que Sky le había hecho la noche anterior. Dios, nunca volvería a ser la misma. Sus dedos, la lengua… aún podía sentir como el chico había utilizado todos sus trucos con ella para volverla loca.
Volvió a abrir los ojos, ensimismada, y fue como si de repente lo viera claro por primera vez. Era hermosa. Se sentía hermosa, y deseada. El amor la fortalecía, la hacía más poderosa, y estaba deseando aprovechar su juventud y belleza, ahora que aún la poseía.
Claro, que el amor es un juego peligroso. Te lleva a un nuevo nivel, te eleva a la enésima potencia, pero si confías demasiado en él corres el riesgo de que se convierta en tu único sustento. Flora sabía que debía tener cautela.
-¿Estás ya?-preguntó la voz de Sky desde fuera.
-Nno…-Flora se apresuró a doblar bien su ropa y a ponerse la que le habían prestado.
-¿Puedo pasar?
-Espera…-Flora terminó de subirse los pantalones y se abrochó bien el abrigado jersey. Luego le abrió la puerta. Le produjo hilaridad la decepción en la mirada de él. Esperaba verla con menos…
-Ya estoy. ¿Nos vamos?-preguntó Flora alegremente. Sky asintió, y tomándola de la mano la llevó hacia la salida del albergue.
-Esta es la entrada al bosque-le explicó abriendo una cancela-hace años pasé unas vacaciones aquí con mis viejos, por eso lo sé.
-Igual deberíamos pedir un paraguas-comentó Flora echando un vistazo al cielo.
-Nah, no te preocupes. Aguanta.
Comenzaron a pasear, y Flora tuvo que reconocer había acertado de lleno con aquel viaje: el paisaje era muy bonito: frondoso, bucólico, y pudo poner a prueba todo lo que había aprendido reconociendo los distintos tipos de flores y formaciones musgosas, además de los insectos que las habitaban. Aunque era invierno los bosques de Hoggar eran de hoja perenne, así que los árboles lucían tan imponentes como siempre. Guardianes de los secretos de la naturaleza.
Iban de la mano, observando en silencio. Ella notaba que él la miraba de reojo de vez en cuando, y él hacía lo mismo. Era un juego de coqueteo. Pero es que, para Flora, Sky embellecía ese bosque aún más.
-¡Mira!-se detuvieron al llegar a un arroyo. Sky se acercó a beber y por poco se resbala. Flora se rio mucho, mientras él negaba con la cabeza, divertido-… hay que joderse.
-Menos mal que no llevas tus zapatitos-se burló Flora, y Sky la salpicó en venganza.
Un rato más tarde mientras seguían ascendiendo por los parajes montañosos, se encontraron de cara con un ternero.
-¡Oh!-Flora lo miró sorprendida, mientras Sky arrugaba las cejas.
-Debe de haberse extraviado-supuso el chico-¿qué haces?
-Está perdido… creo que tiene miedo-Flora se adelantó y extendió su mano hacia el ternero. Le daba un poco de miedo, porque el animal era muy grande incluso para ser una cría, pero cuando empezó a acariciarle, como se dejaba, enseguida le cogió el tranquillo-… es un juguetón.
-Ya…-Sky sacó su móvil y lo consultó-joder, no hay cobertura…
-¿Para qué quieres el móvil ahora?-Flora rascó la cabeza del ternero, que intentó chuparla, y ella se apartó soltando una carcajada.
-Para ver si hay alguna granja cercana… quizás se les haya escapado-dedujo Sky. Flora asintió.
-Si no hay cobertura habrá que encontrar otra forma… espera, ¡ya sé!-se acercó a un alcornoque y lo escaló rápidamente.
-Pero… ¿qué haces ahora?-Sky la vio hacerlo con incredulidad.
-¡Sube!-Flora le instó con el brazo a seguirla. Sky negó con la cabeza, divertido, pero finalmente siguió a su nueva novia.
-Estás loca-comentó mientras se agarraba a la rama más alta. Desde allí tenían una preciosa vista de toda el área. Aunque el cielo estaba rodeado de nubes, unos pocos rayos de sol se filtraban e iluminaban los árboles del bosque, como si estos fuesen tocados por los dedos de Dios.
-Que… bonito-Sky lo miró de un lado a otro, hechizado por la belleza. Quiso sacar el móvil nuevamente para fotografiarlo, pero Flora se lo impidió.
-Disfruta el momento-le susurró al oído. Sky parpadeó, asombrado. No era solo el lugar lo que le gustaba. Era estar allí con ella.
-Gracias Sky…-dijo Flora al cabo de unos momentos-por todo…
-Flora…-Sky negó con la cabeza varias veces. Ella era increíble. Tan bondadosa, desinteresada… tan especial.
Lentamente, el joven fue acercando su cabeza hacia la de ella con intención de besarla. Flora no se daba cuenta, porque continuaba contemplando las montañas maravillada. De repente, reparó en algo, y dio un brinco. Casi le dio a Sky en las narices al hacerlo.
-¡Mira ahí!-señaló a un punto algo lejano, donde había un claro. Al fijarse bien, Sky reparó en que había otras vacas pastando.
-Creo que de ahí viene Entrecot-comentó él.
-Te pasas muchísimo-le dijo Flora, dándole un cariñoso golpe en el pecho al chico.
Aunque les costó, Flora y Sky consiguieron hacer que Entrecot los siguiera hasta la pradera. La vaquita fue dando tumbos y parándose a coger alguna brizna de hierba por el camino, mientras Flora le iba susurrando cosas y Sky tiraba un poco de ella por su collarín.
-Eres una vaquita preciosa… ¿eh? Sí que lo eres, sí que lo eres… ¿te gusta esto? Es hierbabuena, es buena para tu digestión… aunque ya lo sabrás, porque eres muy inteligente, y guapa…
-Joder, a mí nunca me has dicho cosas tan bonitas-comentó Sky mientras seguían la caminata.
-Mírale que envidioso está, mírale-se burló Flora abrazando risueña al ternero.
Finalmente llegaron hasta el prado, donde pastaban otras muchas cabezas de ganado. Un anciano pastor se les acercó enseguida, ranqueando.
-Creo que le había escapado esta-comentó Sky acariciando el lomo de Entrecot.
-Eg que siempre'e va poque tiene mucho mundo-les explicó el pastor-no me procupo mucho poque suel volvé sola, pero un día vamo'a tené un disusto.
-No se preocupe, es una vaca muy lista-dijo Flora rodeándole el cuello al ternero.
Flora y Sky charlaron amistosamente con el anciano pastor un rato más. A Flora le gustaba hablar con la gente mayor, siempre aprendía algo de ellos. Observó, divertida, como Sky adquiría su típica pose de "caballero", siendo muy educado y obsequioso con el pastor.
-¿Y vosotró… soi novios u qué?-preguntó el pastor señalándolos con su callao.
-No, o sea sí, bueno… sí-respondieron ambos, trabándose el uno al otro. Se miraron, algo cortados, y se sonrieron.
-Debiería ir pensando en recogerlas, porque va a jarrear seguro.
-¿Usted cree?-Sky miró hacia el cielo. Sí, había nubes, pero de momento parecía que aguantaba.
Se despidieron del amable pastor, que les invitó a ir a visitarlo a su granja más allá de la primera montaña, y también de Entrecot. Flora le dio un fuerte abrazo al animal, que mugió cariño.
-Bueno… me alegro de que a ti no vayan a cocinarte-comentó Sky, despidiéndose también a su modo.
-¡Déjale en paz!-le regañó Flora, cogiéndolo del brazo y llevándolo consigo.
-¿Qué? ¿No te gustaba que fuese sincero…?
El paseo continuó con avistamiento de algún otro animal como una ardillita o una mariposa que a Flora le encantó, y también escalaron juntos a varios árboles para contemplar el paisaje conforme iban avanzando. Finalmente llegaron a otro prado como en el que estaban las vacas, pero más pequeño, y en apariencia vacío.
Sky echó una ojeada disimulada al entorno. Más de una vez durante el trayecto había fantaseado con lanzarse a besar a Flora nuevamente y seducirla para que terminase cediendo a su deseo. Nunca lo había hecho en un bosque, pero las pornográficas imágenes de ambos desnudos entre los arbustos le hacían imaginar que podía ser una fantasía exquisita.
Sin embargo, aunque lo deseaba, le apetecía más hablar con ella. Estaban muy a gusto. Y había cosas que quería preguntarle.
-Toma-Sky le pasó una barra de chocolate a Flora, que la cogió agradecida-la cogí en el albergue.
-Supongo que en un rato tendremos que volver-dijo Flora mientras la comía. El caliente chocolate le sentó como un bálsamo-Sky yo… sé que hoy he estado un poco difícil. Lo siento.
-No tienes por qué sentirlo-le restó importancia-tienes razón. Las cosas hay que hacerlas bien. Ayer yo… no podía contenerme. Pero me gustas mucho. Más que ninguna otra chica. Quiero que eso te quede claro.
Flora asintió lentamente. Se tumbaron en la hierba lentamente, el uno al lado del otro, y comenzaron a mirar las nubes con ensoñamiento.
-Un elefante.
-¿Eh?-Sky la miró extrañado.
-La forma-le explicó Flora, señalando a una de las nubes
-Ah, claro. Es verdad, ahí tiene la trompa, y las orejas-reconoció el chico mirando la misma nube.
-A ver, busca tú una ahora-le apremió Flora. Sky se echó a un lado la larga cabellera rubia, y durante un rato contempló las nubes.
-Um, pues… a ver-dijo, rascándose el mentón como si fuese un experto-pues esa parece… parece un jarrón con flores… con rosas, sí.
-¿Con rosas?-Flora soltó una risita mientras rodaba un poco por la hierba, juguetona.
-Mira, en realidad se parece a una polla, pero estoy haciendo un esfuerzo-dijo Sky cruzando los brazos. Flora se acercó a él y le besó en la mejilla cariñosa.
-Flora…-Sky se giró un poco y la besó en los labios. Comenzaron a darse lentos besos, cada vez más apasionados. Él disfrutó del dulce sabor de la chica. Estar allí con ella era tan bueno que no quería irse jamás, lloviera o se hiciese de noche.
Sin embargo, una pregunta se asomaba a sus labios desde la comida, y deseaba formularla. Entre beso y beso, Sky habló.
-Flora… tú… no me has dicho nada de tu familia-susurró. Ella se detuvo un poco, sorprendida.
-Tienes razón-reconoció, apartándose del rostro varios largos cabellos castaños que él había despeinado-bueno, pues mi familia… son mis padres, y mi hermana… y yo.
-Sí, recuerdo que nos los presentaste-comentó Sky apoyando la cabeza sobre una mano mientras la miraba con atención.
-Y… mi madre es traductora de libros. Mi padre es entomólogo. Estudia a los insectos. Él fue quién me introdujo al mundo de las flores, cuando vio que me interesaba.
-O sea que él los bichos y tú las flores…
-Exacto.
-Mmmm-Sky la besó la mano y asintió.
-Yo… tengo una buena relación con ellos… y con mi hermana. A ella la quiero muchísimo-reconoció Flora, sonriendo mientras recordaba a la joven Miele-y con mis padres… sí, me llevo bien, nos queremos mucho.
-Deben estar muy orgullosos de ti-susurró Sky. Flora asintió, mientras observaba las nubes. Algo se le atragantaba. Algo que necesitaba decir, pero que nunca había contado, ni a sus amigas más íntimas. ¿Podía confiar en Sky?
-Sí que lo están…-dijo Flora, incorporándose un poco. Sky la siguió con los ojos, extrañado-pero a veces… a veces siento que no es suficiente. Que debo hacer mucho más… y que si n lo hago. Si me equivoco, si hago algo fuera de lugar… los voy a decepcionar mucho.
-Eso no ocurriría ¿cómo podrías hacerlo?-la intentó animar Sky, que notaba la tristeza en ella.
-Para ellos, yo sigo siendo su niña-Flora se encogió un poco, aferrándose las piernas como si quisiera volverse pequeñita-me costó muchísimo que me dejasen irme a otra ciudad. Creen que me pueden pasar cosas malas. Además, hay cosas que sé que no aprobarían. Nunca supieron que Helia y yo salíamos… ni mucho menos que…
-Ya…-Sky se incorporó también, y espero en respetuoso silencio a que la chica siguiera hablando.
-Les parecía raro que yo quisiera bailar, o salir de fiesta hasta muy tarde… creo que simplemente ellos son así… pero no entienden que yo sea de otra forma.
-Pero bailar o salir hasta muy tarde es algo normal…-rebatió Sky.
-Para ellos no. No me malinterpretes, yo les comprendo, y además les estoy muy agradecida. Me alegro de que me hayan educado para ser como soy. Pero tengo miedo de que… de que sepan cosas de mí… porque creo que no les gustaría. Y siento… siento la necesidad… de que les guste todo de mí. Son las únicas personas que me importa realmente sí me dan su aprobación o no.
-No tienes que ser perfecta para ser buena-dijo Sky acercándose más a ella y abrazándola-y aunque ellos… no aprobasen algo de lo que tú hicieras… tú tampoco apruebas todo lo que ellos hacen. Eso es normal. Es familia.
Flora dio una ligera cabezada. Luego le miró, y le acarició tiernamente.
-¿Sabes que eres la primera persona a la que se lo cuento? No me es fácil hablar de mí misma.
-Quid pro quo-respondió Sky, encogiéndose de hombros-yo tampoco suelo hablar de mis mierdas. Pero… podría acostumbrarme a hacerlo…
-¿Podrías si…?-le dijo Flora alzando las cejas mientras sus cabezas volvían a aproximarse. Ella quería seguir. Pero le preocupaba no querer detenerse. Ayer se había desatado como nunca… ¿y si volvía a pasar?
-Podría si luego…
Una gota de lluvia le cayó en la cabeza a Sky en ese momento, haciendo que se parase en seco.
-¿Qué pasa?-le preguntó Flora extrañada. Entonces le cayó otra a ella-Oh…
-Creo que el pastor tenía razón…
En unos minutos, efectivamente, llovía a cántaros. Sky y Flora comenzaron a correr por entre los árboles, sin encontrar refugio si quiera bajo sus copas. Una gruesa cortina de agua había cubierto el campo, y en cuestión de segundos los dos estaban hechos una sopa.
-¡Joder, joder, joder!-repetía Sky mientras corría detrás de ella, cogido de su mano. Saltaron varias piedras que había en el camino, y luego comenzaron a descender ladera abajo.
-¿Aguantaba, eh?-le recordó Flora. Estaba encantada con la lluvia. Le gustaba mojarse, le gustaba sentirse liberada en medio de la naturaleza… con él.
-Me cago en la puta…-Sky se echó el empapado cabello hacia atrás. Al mojarse, estaba más liso y largo que nunca, y el rubio se había oscurecido un poco.
-Ya llegamos…-Flora señaló el albergue, que se veía a lo lejos. Dando una última carrera, consiguieron llegar a la puerta, donde el encargado los recibió con un paraguas.
-¡Les ha dado una buena ducha!-bromeó el tipo mientras se apresuraba a taparlos.
-¡Jajajaja, gracias por venir!-dijo Sky, cubriéndose bajo el paraguas-¿Flora?
Pero ella estaba quieta bajo la lluvia, sonriendo. Se sentía despejada. Viva. Y agradecida.
-¡Flora!-insistió el chico. Se dio cuenta de lo que ella hacía, y sonrió enternecido. Parecía tan feliz.
-Ya estamos mojados…-le dijo ella encogiéndose de hombros. Sky miró al encargado, que sujetaba el paraguas, expectante, y luego de nuevo a Flora. Era cierto, lo estaban.
-Tienes razón…-Sky se alejó del encargado y se acercó a Flora, que alzaba las manos hacia las turbulentas nubes y sonreía. Mojada estaba espectacular, su cabello caía con gotas decorándolo como si fuesen perlas, y sus ojos verdosos brillaban, como si el alma del bosque refulgiese en ellos. Era una ninfa de la montaña… una diosa de la naturaleza.
Sky tomó el rostro de Flora con delicadeza entre sus grandes manos y acercándola a sus labios la besó, bebiendo de ellos como de un manantial. Flora rodeó su espalda con sus brazos, y así se fundieron en un abrazo, cubiertos por el manto de lluvia, que parecía bendecir su unión.
-Está bien, gracias-Sky se despidió de los dueños del albergue mientras jugueteaba con las llaves en sus dedos. A su lado, Flora se secaba el cabello con una toalla. Habían estado casi un cuarto de hora besándose bajo la lluvia, hasta que la tormenta había empeorado y habían tenido que entrar. Entre beso y beso, Sky juraría haber tragado más de un litro de agua.
Como la cosa no mejoraba y estaban chorreando, Sky pidió una habitación, que les dieron en una de las pequeñas cabañas contiguas al albergue. Según les explicó el dueño, era la más grande de todo el hospedaje, pero como no tenían a nadie más, no había problema. Sky se recordó a sí mismo que tendría que dejar una generosa propina en el albergue al marcharse al abrir la puerta de la cabaña y encontrarse una enorme cama de matrimonio con dosel, de aspecto cálido y acogedor, y cercano a ella un bien suplido mini-bar.
-Bueno… no está del todo mal-comentó el chico echándose a un lado las pegajosas hebras doradas de cabello-¿qué te…?
Flora no le dejó terminar porque comenzó a besarle nuevamente. No podía negarlo, era totalmente adicta a él. Cada segundo separada de sus labios era un segundo malgastado.
-¡Uo, vale!-rio Sky, y aupándola le devolvió el beso, de forma que Flora quedó levemente elevada por encima de él, con sus piernas enroscadas en la cintura de él.
-Mmmmm…-el beso, cada vez más salvaje, los llevó por toda la estancia. Chocaron con una estantería, tirando algunos de los adornos y jarrones que había en ella a causa de su frenético movimiento. Sky sentó sobre la estantería a Flora mientras dirigía su riego de besos por el delgado cuello de la chica, y luego hacia su clavícula. Flora sonrió excitada al notar las manos de Sky desabrocharle el abrigo. El travieso joven pronto le libró de él, y también de la camisa.
Sin embargo, al ir a quitarle la camisa interior, Sky se detuvo. Flora, que mantenía los ojos cerrados deseosa de recibir más, los abrió de golpe, impaciente.
-¿Qué pasa?
-Estás temblando…-señaló Sky. Era cierto, al estar empapada, la piel de Flora estaba con la carne de gallina y temblaba sin control. Ella era propensa a los catarros invernales, y ya había cogido más de uno por bailar bajo la lluvia de forma parecida cuando era más niña.
-Nno importa…-le restó importancia la joven, e intentó besarle, pero Sky no se lo consintió. La miró con malicia, lo que a Flora no le gustó un pelo. Entonces se inclinó para besarla, pero cuando ella acercó sus labios, se separó nuevamente. Así lo repitió una segunda vez, frustrándola mucho.
-¿Qué haces?-le preguntó Flora. Él quería jugar con ella, estaba claro.
-Ven…-Sky la cogió en brazos y fue hacia el extremo de la habitación.
-¿A dónde?-Flora se respondió a sí misma cuando Sky empujó un poco la pared de madera de nogal, revelando la entrada camuflada al baño de la habitación. Era bastante grande, con una ducha en el lateral, y una gran bañera en el centro.
-¿Qué te parece?-Sky señaló a unas velas aromáticas que reposaban sobre uno de los estantes.
-Ppero…-aún en brazos de Sky, Flora observó el baño, abrazándose a sí misma porque temblaba de frío.
-Ssssh…-Sky la depositó con cuidado en el borde de la bañera, y con increíble cariño fue terminando de desvestirla. Con cada ropa que quitaba, Sky depositaba un beso sobre la piel de Flora, que notaba el calor de sus labios como un sello en su piel.
Mientras las gotas de lluvia golpeaban con furia la cabaña, como queriendo entrar y acompañarlos, Sky abrió el grifo de la bañera, llenándola de agua caliente, y sumergiendo el desnudo cuerpo de Flora en él. Luego dobló la ropa de la chica, y encendió las velas.
-Ooooh… ven conmigo…-le pidió Flora, que había cerrado los ojos y disfrutaba de la calidez del agua, que revitalizaba su piel y la relajaba. Pronto le llego el jazmín de las velas, que la embriagó aún más, envolviéndola en un estado de ensoñamiento. Que Sky apagase la luz del baño y los dejase solo con el resplandor de las velas no ayudó a que saliera de él.
-¿Te gusta?-Sky se desnudó dejando su ropa mojada al lado de la de Flora. Ella distinguió sus abdominales en la penumbra, pero apenas distinguía su rostro. Sin embargo, adivinaba su expresión. La misma expresión depredadora que había exhibido la noche anterior.
La noche anterior había sido tan excitante como insatisfactoria. No porque Sky no la hubiese hecho alcanzar el orgasmo más de tres veces, si no por qué sentía que necesitaba más. Mucho más. Nunca era suficiente. Flora no sabía que hacer con aquel sentimiento de deseo incompleto que la hacía querer siempre tener más de él, aunque la saciara.
-Joder… no.. no sé qué puedo decir-dijo Sky señalándola y silbando, impresionado. Se había sentado en frente de ella en el borde de la bañera, y la contemplaba de soslayo. Flora tragó saliva mientras jugueteaba con sus dedos en el agua, haciendo pequeñas ondas. Aún no la cubría el cuerpo completo. Las zonas que más interesaban a Sky seguían al aire.
Sky tomó las morenas y suaves piernas de Flora y las puso sobre las suyas. Luego comenzó a masajearle los pies, haciendo que ella se relajase aún más.
-Me gusta que confíes en mí… que me cuentes lo que sientes-susurró Sky mientras seguía con el masaje. Flora asintió lentamente. Había vuelto a cerrar los ojos, y escuchar la sexy voz de Sky en medio de la oscuridad la hacía temblar de placer-… quiero saberlo todo sobre ti Flora… todos tus secretos… las personas más calladas son las que más tienen.
El masaje continuó a sus muslos, y Flora sintió el agua agitarse cuando el cuerpo de Sky se metió en la bañera con ella. Él levantó su pierna izquierda y la besó con devoción. Luego la derecha. A lo mejor le pasaba lo mismo que a ella, pensaba Flora. A lo mejor también necesitaba más, y más…
Podía acostumbrarse a ese estado permanente de satisfacción insatisfecha.
-Ooooh… me encantas…-las manos de Sky se posaron sobre la vulva de Flora, y tomando sus labios la abrieron como si fuese el capullo de una flor. Era lo que ella estaba esperando. Sky planeaba cosas, lo sabía desde que la había mirado así en el cuarto contiguo. Y cuando Sky planeaba algo… siempre era delicioso. Sucio sí. Pero muy disfrutable.
-Ssky…-Flora se mordió los labios al notar los dedos del chico adentrarse en su vagina y masturbarla. Pronto la excitación fue a más, e inconscientemente se llevó las manos a los pezones, frotándoselos para disfrutar aún más. Nunca había hecho aquello. Nunca había disfrutado de esa forma. Al menos, no sin sentirse mal por ello.
Pero Sky la hacía desatarse, y olvidar sus antiguas inhibiciones. El comportamiento recatado y abstinente que le habían otorgado sus padres. En ese momento no quedaba nada de él.
-¿Sky?-Flora sintió que él se había detenido. Volvió a abrir los ojos y vio como Sky había salido de la bañera, y buscaba algo en el tocador del baño. Regresó enseguida a su lado, al encontrarlo.
-¿Qué haces?-preguntó Flora. Sky humedecía una esponja con el agua caliente. Parecía muy blandita y agradable. Flora pudo confirmarlo cuando Sky comenzó a deslizarla por su entrepierna, humedeciéndola aún más-…aaaaaah… pero… ah…
-Tan dulce…-Sky besó la vulva de Flora una vez hubo terminado de mojarla. Ella le observó sin entender. Entonces él agarró el otro objeto que había cogido del tocador: una cuchilla de afeitar. Flora tragó saliva-tranquila, flor… te va a gustar.
-Yo…-Flora no supo qué decir. Ella siempre se había arreglado, cierto, pero la depilación genital era algo que nunca había hecho. Sí había pensado en ello, pero le parecía de otro tipo de chicas.
-Si te empieza a molestar, dímelo-pidió Sky, y luego comenzó a rasurarla. Flora esta vez no cerró los ojos. Le observó atentamente hacerlo. Sky parecía devotamente entregado a su tarea. Por un momento, creyó que se trataba de una valoración estética, de que a él le desagradaba verla así. Pero no era cierto. Con cada pasada de la cuchilla, entre lel agua y la espuma, Flora sentía, y estaba segura de que él también, excitación. Era otra forma de provocarse, de jugar con la comida antes de comérsela.
Efectivamente, al terminar Sky echó la cuchilla al cubito del baño, y se dedicó a contemplar su obra. Flora abrió más las piernas para dejarle ver, y le sonrió. Se sentía extraña. Sky no solo la estaba cambiando físicamente. También pensaba cosas que nunca había pensado. Disfrutaba de cosas que le parecían inconfesables.
-Flora…-Sky se inclinó un poco entre sus piernas y miró su vulva y a la chica respectivamente, con morbo-te juro que… nunca me he sentido como ahora.
-Te juro que yo tampoco-dijo ella. Le tenía allí, inclinado ante ella, fiel como un perrito, bebiendo los vientos por ella. Pero ahora bebería otra cosa.
Sky abrió mucho los ojos con sorpresa cuando Flora colocó las manos detrás de sus orejas y le obligó a acercar la cabeza hacia su intimidad. Ella lo hacía con gentileza, pero firmemente. Él debía hacérselo. Y ya.
-¿Qué quieres?-preguntó él con sorna.
-Ya lo sabes.
-Dímelo.
-Hazlo…-Flora le acarició por detrás de las orejas y Sky ronroneó como un gatito-cómeme…
El chico se relamió y luego lentamente posó sus labios en la entrepierna de Flora. Su descarada lengua, siempre ágil en los debates de filosofía, lo era aún más ágil en ese tipo de situaciones, donde de igual forma que en un debate se tiene que convencer al oponente de algo. Sky debía convencer a Flora de que sin él nunca sabría lo que es disfrutar. E iba bien encaminado.
-Ooooo…-Flora gimió en voz baja, llevándose la mano a la boca para contenerse. Sky se dio cuenta y separó los labios de sus labios vaginales.
-Si quieres que no me contenga… tampoco debes contenerte tú-la advirtió. Flora, sonrojada y con el cabello empapado cayéndole por el rostro, asintió, desesperada.
-¡Sigue!-le pidió, echándole la cabeza hacia delante, ahora con más violencia. Sky continuó sus "cariños" complacido, moviendo la lengua con un ritmo desenfrenado. La vulva de Flora estaba levemente hinchada y rosada por la reciente depilación, pero Sky alivió la irritación con besos y más besos que la volvieron loca.
Una hora más tarde continuaba lloviendo, pero a ellos les daba igual. No iban a volver ya el sábado. Se esperarían al día siguiente, o igual al otro, o igual no volvían nunca. Se tenían el uno al otro. ¿Qué más daba lo demás?
Sentada encima de Sky y con su grueso pene penetrándola con fuerza, Flora gimoteaba como una cachorrita indefensa. Sabía que eso le ponía, que hacerle sentir dominante le volvía loco. Sky la mantenía pegada a su cuerpo rodeándola con sus musculosos brazos, y a la vez que la follaba mordía sus pechos, de forma que los gemidos de Flora eran cada vez más altos y escandalosos.
-Iiiih… ihhh… iih…-Flora le alborotó el pelo a Sky a la vez que ella se movía también al compás de sus estocadas.
-Fflora…-susurró Sky raspándola con la sombra de su barba en las tetas-Flora… si no quieres que sepan lo nuestro lo haré… haré lo que quieras… tú mandas, Flora… seré para siempre tu esclavo.
-Nno exageres…-le pidió ella, sujetándole todo el pelo en una sola coleta, de la que tiró con fuerza, arrancándole una carcajada.
-Vale, no exageraré…-repitió Sky obediente.
-Que bueno eres-se burló Flora deslizando sus uñas por la espalda del chico, y arañándole. Sky rugió como una fiera, tumbándola en el cómodo lecho y volviendo a penetrarla, ahora encima suyo.
-No te rías de mi amor. No puedo controlarlo-la avisó el chico, mordiéndola en los labios.
-Intenta controlarlo un poco, o acabaremos enseguida-volvió a reírse Flora, masajeándole los pectorales con sus manos de seda. El chico gruñó satisfecho con el dulce trato de su amada.
Tener encima suyo setenta kilos de duro músculo que la tocaban por todas partes volvía loca a Flora, que si ya se había reencontrado con su lado salvaje en la lluvia, ahora era totalmente una criatura de la naturaleza.
-Flora… oh Flora… ¡Flora!-Sky estaba a punto de culminar, y se aseguró de que ella también aumentando el ritmo. Flora sintió como si la taladraran a la vez que le comía los labios y echaba la cabeza hacia los lados. Finalmente ambos terminaron, y se quedaron así largo rato, abrazados el uno al otro.
Los rayos iluminaban la estancia desde las ventanas, así que Sky cerró las cortinas, y luego se tumbó enfrente de Flora, bebiendo de una copa de whisky que había sacado del mini bar.
-Quiero que eso sea siempre así-le dijo el chico mientras daba un buen trago-viajando, conociéndonos, follando… no necesariamente en ese orden. Pero… dime siempre lo que sientes… ¿vale?
Flora asintió lentamente.
-Gracias por todo… mi vida… bueno. No es que estuviera mal… pero… no quiero nada que no sea esto.
Sky asintió, y luego bebió un poco más. Flora le observó hacerlo, pensativa. A ella también se le ocurrían formas de jugar.
-¿Me das?-preguntó, estirando la mano. Sky la miró sorprendido.
-¿Esto?-miró el whisky-pero si tú…
Flora se encogió de hombros con inocencia. Sky no se fiaba, pero le pasó la botella. Entonces Flora la derramó por sus pequeños pechos, acomodándose en los cojines y disfrutando de la cara de Sky al hacerlo. El chico estaba a cuadros.
-¿Quieres…?
Sky gateó hasta ella, y rodeó su cintura con los brazos. Postrad ante ella besó sus dulces tetas y lamió el whisky, lenta y apasionadamente. Flora le acarició el alborotado cabello mientras disfrutaba del tacto de su lengua al hacerlo.
-Te quiero mucho-susurró Flora al oído de Sky al terminar. Se abrazaron, y así continuaron, sabiendo que se sobrevenía otra larga noche sin dormir, en una pequeña casita de amor donde ahora residiría siempre el recuerdo de una promesa de amor.
¿Duraría?
Bueno, ha habido de todo, lemmon incluido claro, y yo tengo mucha curiosidad por saber qué opináis. ¡Dejadme una review y me contáis vuestras opiniones, que siempre me encanta ver otros puntos de vista sobre las parejas!
