IKIGAI
"La razón de ser"
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Página XIII
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Permaneces sentada en el descansillo que hay en la entrada a nuestra cabaña. La tarde es grata, aunque poco a poco se va notando más el frío del invierno que está a sólo una luna de distancia. Te pongo una manta sobre los hombros para que te cubra y de paso proteja al bebé que esperamos. Me sonríes volviendo a tu labor.
—¿Qué haces? —te pregunto.
—Es evidente, escribo —una burla alegre juega en el tono de tu voz.
Suelto un suspiro que termina siendo casi un gruñido bajo.
—Eso ya lo sé, me refiero a qué escribes —aclaro y me siento junto a ti.
—Algo —evades la respuesta.
—Déjame ver —tomo las hojas que mantienes junto a ti. Finges resistencia, sin embargo la risa que adorna tu boca me dice que no es real.
Comienzo a leer.
—Después de la pelea que tuvimos con la demonio del pelo, Yura, estaba decidida a curar las heridas de InuYasha, así tuviese que perseguirlo por medio pueblo —sonrío ante la siempre presente decisión en tus actos—. Para mi sorpresa…
—No lo leas, me avergüenza —el dulce y aniñado tono de tu voz me hace parar y mirarte. Llevas días con un carácter diferente y yo lo atribuyo a otro más de los cambios que estás experimentando.
—¿Por qué? —dejo que una sonrisa decore mis palabras.
—Porque… —dudas y callas.
Espero.
—No es argumento —retomo la lectura—. Para mi sorpresa lo encontré descansando sobre la rama de un árbol. En ese momento pensé que era lógico, después de todo había sufrido heridas graves. Sin embargo, aunque se lo pedí, él no quiso bajar para que pudiese curarlo. Y entonces conjuré al kotodama no nenju para que lo hiciera por mí. No me siento orgullosa.
Te miro y tú lo haces también, con tus hermosos ojos castaños medio ocultos bajo el flequillo de tu pelo.
—Esto ya no lo haces —te animo, ahora comprendo tu vergüenza.
—Lo sé, pero entonces sí y además creía que estabas herido; eso no estuvo bien —te reprochas.
—Muchas de las cosas que hemos hecho en el tiempo no han estado bien y recordarlo sólo debe servir para aprender, no para que duela —intento consolar a esa parte de ti que sé que se auto exige más de lo necesario.
Me miras con algo menos de timidez. Me sonrío, ahora ya resulta extraña la timidez entre nosotros.
—Hubo otra cosa que por entonces quisiste hacer y que aún sigues haciendo —menciono para alivianar la carga que pareces llevar.
Tus ojos me muestran el brillo prístino del desconocimiento. Me inclino un poco más hacia ti para que puedas leer en mi mirada la profundidad de una emoción.
—Ese día me pedías que me quitara la ropa —aclaro y un instante después escucho tu risa traviesa.
Tocas tu vientre y yo enlazo mi mano con la tuya de forma instintiva.
—Y bueno… al final lo hiciste —mencionas.
Muchas veces —quisiera agregar; sin embargo me reservo aquello y te sigo el juego.
—Porque quise —declaro.
Tu sonrisa se amplía y siento en el pecho que tu mundo también lo hace.
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N/A
Este drabble nació inspirado por el mini comic que hizo mi amiga Len, titulado: "Tiempo después… ". No es igual, aunque se entrelaza y creo que la emoción y el momento están aquí.
Gracias por leer y comentar.
Anyara
