Después de procesar el comportamiento de Potter y su rostro desfigurado, decidió llevar a Lily a desayunar. Como siempre, le costó trabajo que terminara su plato, pero lo hizo. Después, la llevó al aula de clases y la dejó dibujando. Ya había tenido tiempo para procesar la situación y concluyó que no lo iba a permitir, esta era la primera y única vez que Potter le gritaba de ese modo.
─ Ahora vengo, tengo algo que hacer, cuando termines tu dibujo, comienza con el cuento de El mago y el cazo saltarín.
─ ¿Y después puedo jugar en el jardín?
Draco asintió.
─ Si, cuando termines los temas de hoy.
Lily asintió con una sonrisa y continuó trazando formas en el pergamino.
Volvió al tercer piso después de dejar las instrucciones. Esta vez con la varita guardada bajo la manga, sólo como precaución, no era como si fuera a hechizar a Potter, pero si necesitaba defenderse, más valía estar preparado.
Sólo para asegurarse, revisó en la biblioteca, ya no estaba allí, pero una gran cantidad de pergaminos se encontraban amontonados en una gran mesa. Miró de reojo el contenido, eran estados contables de una fábrica de escobas y equipo de quidditch. Recordó que cuando Ginevra Weasley vivía, abrieron una tienda de quidditch con su imagen, como jugadora de las Holyhead Harpies, era muy famosa y eso impulsó la popularidad de la tienda, logrando que de esa manera abrieran una cadena de tiendas de quidditch en varias partes de Inglaterra y otros países de Europa. Entonces llegó a la conclusión de que Potter todavía estaba controlando, desde las sombras, la contabilidad de las tiendas que en un momento fueron tan importantes para su esposa.
Resopló. Estaba bien que Potter se dedicara a mantener a flote el legado de Weasley, pero también tenía que saber que su hija estaba sufriendo, que las cosas no eran fáciles para ninguno de los dos y únicamente enfrentándolo juntos podrían salir adelante.
Decidido, salió de la biblioteca con dirección a la habitación de Potter. Sólo por educación volvió a llamar, pero no esperó respuesta, no le interesaba si Potter estaba durmiendo, trabajando o incluso desnudo, abrió la puerta y entró.
Potter estaba sentado tras un pequeño escritorio, escribiendo minuciosamente en un pergamino. Miró brevemente la mano izquierda, la cual se encontraba apoyada en el escritorio. En sí la imagen no debería ser importante, pero le había llamado la atención que esta estuviera cubierta con un guante de cuero negro. Y mientras pensaba en la razón de tal hecho, Potter levantó la mirada, conectando sus ojos verdes con los de Draco, quien ya no estaba tan seguro de lo que estaba haciendo, apretó con fuerza los puños, abrió la boca para hablar, pero el moreno le ganó.
─ Malfoy, ¿qué mierda haces en mi casa?
Se puso de pie y caminó hacia él en modo amenazante. No obstante, Draco no se movió, no es que fuera valiente, pero ya había decidido hablar con Potter y no iba a cambiar de opinión tan fácilmente.
─ Estoy aquí para cuidar a Lily.
Harry se detuvo, parecía escéptico.
Draco se preguntó si Granger le había informado quién era el nuevo niñero de su hija.
─ ¿Y Hermione no te informó que no se te permite venir a este piso? ─preguntó cuando pareció que al fin había procesado todo.
Draco se encogió de hombros.
─ Lo hizo y no me importa. Tu hija necesita tu apoyo y parece que Granger y Weasley no hacen más que consentirte y sentir lastima por ti.
La furia volvió a Potter, su ceño fruncido se pronunció. Draco dio un paso hacia atrás por puro instinto, aunque apretó con más fuerza su varita.
─ ¿¡Y tú quién eres para decirme que no apoyo lo suficiente a mi hija!?
─ Soy quien la cuida y quien la ve todos los días triste y quien escucha cuando dice que extraña a su papá. Y siento tanta impotencia al no poder decirle que su padre es un completo imbécil y tan egoísta que sólo puede pensar en su propio dolor.
─ ¡Lárgate, Malfoy! ¡Vete de esta casa antes de que te saque a patadas! ─Potter era imponente a pesar de lo desaliñado que se veía, así que aún con la varita escondida en la manga de la camisa no se creyó lo suficientemente fuerte para continuar enfrentándolo─. ¿Acaso eres sordo? Dije que te largues, vete o no respondo de mis actos.
Draco sintió que sus ojos comenzaban a lagrimear, tal vez porque muy en el fondo de su corazón esperó que la próxima vez que volviera a ver a Potter la situación sería diferente o porque en verdad estaba muy asustado. Como sea, eran un Malfoy y un Potter, era lógico que sus encuentros jamás iban a ser buenos, tenían todo un pasado que lo comprobaba.
Decidido, salió de aquella habitación, ya había dicho lo que tenía en mente, sabía también que se arriesgaba a ser despedido cuando decidió subir al tercer piso. Estaba bien, sólo esperaba haber tocado un poco la mente del idiota Gryffindor, después de todo, la pequeña pelirroja lo necesitaba.
Bajó apresurado y se dirigió a su habitación. Comenzó a recoger su ropa, pero de pronto, el recuerdo de la pequeña esperando al otro lado del pasillo lo hizo detenerse, no iba a irse sin despedirse y darle algún tipo de explicación. Como había dicho, no iba a expresar abiertamente que Potter era un idiota, pero algo tenía que decir.
Dejó su maleta con su ropa a un lado y fue en busca de la niña, pero no entró, se quedó de pie en el umbral, mirando y escuchando a Potter. Quien estaba acuclillado junto a la pequeña y hablaba suavemente.
─ Lo siento. ─Potter dijo, luego la pequeña pelirroja tocó con sus pequeños dedos la piel maldecida, Draco se reprendió en ese momento por ser tan insensible, cuando se aventuró a subir al tercer piso para reclamarle a Potter jamás se cuestionó si Lily alguna vez había visto a su padre en ese estado.
─ ¿Todavía te duele? ─preguntó la pelirroja, su tono de voz indicaba que estaba preocupada por su padre.
─ Si, todavía ─respondió Potter y al segundo siguiente la niña se arrojó a los brazos de su padre. Era un momento muy íntimo, por ello Draco decidió no interrumpir. Había logrado su objetivo, eso debería ser más que suficiente. Además, ya había hecho mucho daño por el día, más valía salir de allí lo más pronto posible.
Negó con la cabeza y se dio la vuelta, regresando a la habitación que se le asignó para terminar de guardar sus cosas.
─ ¿Draco? ─Escuchó la voz de Lily justo cuando estaba a punto de cerrar la maleta.
Levantó la mirada, ella se encontraba en la entrada, indecisa a dar un paso al interior.
─ Malfoy. ─Potter apareció detrás de su hija; se sintió incomodó por ese rostro marcado al cual todavía no se acostumbraba y también se sintió molesto al recordar que el muy imbécil le había gritado y humillado, pero al tener parte de la culpa no mencionó nada al respecto.
─ Estoy por irme ─dijo tratando de parecer indiferente.
─ No lo hagas. ─Harry colocó las manos sobre los hombros de su hija.
─ Draco, no te vayas, por favor. ─Pidió la niña.
─ Yo... ─tenía que irse lo antes posible.
─ Por favor no te vayas, Malfoy. Discúlpame por gritarte y ser un imbécil contigo.
Ambos miraron a Draco con suplica, esos ojos verdes, tan parecidos, fueron su debilidad.
─ Potter, no vuelvas a decir palabrotas frente a tu hija ─dijo con media sonrisa.
Harry también sonrió y bajó la mirada.
─ ¿Eso significa que te quedarás?
─ Por favor, Draco, no te vayas ─suplicó la niña.
El rubio asintió.
─ De acuerdo, pero tengo varias condiciones.
Básicamente, las condiciones no eran tan complejas e imposibles de llevar a cabo. Draco sólo le pidió a Potter un poco de tiempo para su hija y que no volviera a gritarle. Harry, por supuesto, aceptó, se notaba avergonzado por actuar tan impulsivamente, algo que satisfizo a Draco. Hacer sentir mal a Potter por él no era cosa de todos los días.
Desayunar, comer, cenar juntos y visitarla de vez en cuando, preferentemente en su tiempo de juegos.
Harry pareció reticente al inicio, pero al recordar la tristeza en los ojos de su pequeña cuando entró a su habitación hizo que terminara por aceptar.
Y fue así que comenzó una nueva vida dentro de Grimmauld Place.
o
─ El arte de preparar pociones es como cocinar. No tienes más que seguir las instrucciones con suma atención y de manera meticulosa, todo lo demás se resolverá por sí mismo. ─Draco le explicó a la pequeña que lo miraba con ojos entrecerrados y labios apretados, claro indicio de que estaba tomando sus palabras muy en serio─. Ahora, antes de que incursiones en la preparación de pociones, tendrás que acostumbrarte a seguir instrucciones.
─ Aprender a cocinar.
─ Exacto, no soy un experto en alimentos de tipo gourmet, pero te enseñaré todo lo que sé.
La niña torció la boca, gesto que básicamente era una sonrisa tímida.
─ ¿Qué significa gourmet? ─preguntó.
─ Los alimentos gourmet son aquellos que se han elaborado con ingredientes de calidad, excelentemente seleccionados con base en su exquisitez, siguiendo exhaustivos cuidados higiénicos y de las propiedades organolépticas de cada ingrediente. Organolépticas significa que se puede percibir mediante los sentidos, es decir, su sabor, aroma, textura.
─ Creo que entiendo. ─Susurró la niña.
─ No te preocupes si no lo entiendes ahora, cuando terminemos de preparar los brownies entenderás a qué me refiero.
Lily sonrió emocionada.
Y mientras Draco preparaba el derretido de chocolate con mantequilla, Lily revolvía el huevo con el azúcar.
─ ¿Fue tu maestro de pociones el que te enseñó a cocinar?
El rubio no apartó la mirada de lo que estaba haciendo cuando contestó.
─ No, en realidad fueron los elfos domésticos. Siempre que podía me escabullía en las cocinas y los observaba preparar los alimentos. Algunas veces intenté ayudar, pero ellos se asustaban. No querían ser castigados porque el heredero de la familia husmeara en lugares no apropiados.
Mientras contaba su historia, recordó una ocasión en que su insistencia fue tanta que una olla con agua hirviendo se volcó, parte del agua cayó sobre su brazo. Draco gritó adolorido mientras los elfos intentaban auxiliarlo.
Más tarde, cuando su padre descubrió lo sucedido, castigó a todos los elfos y a él… su castigo fue mantener la quemadura por el resto del día, sin pociones, sin hechizos curativos, solo el agua fría ayudó a aliviar un poco el dolor.
Después de eso tuvo prohibido volver a las cocinas, pero no obedeció, volvió a entrar a base de amenazar a los elfos, no obstante, tuvo más cuidado, y conforme fue creciendo aprendió un poco más. Jamás como a él le hubiera gustado, pero sí lo básico para cocinarse algo decente años después.
Incluso su ex novio Émile lo alabó en varias ocasiones por su deliciosa comida.
─ ¿Draco?
El rubio salió de su ensimismamiento y miró a Lily, quien tenía una mancha de chocolate en la comisura de los labios.
─ ¿En qué momento comenzaste a comerte el chocolate?
La pelirroja rio.
─ Te quedaste pensando.
Draco sonrió y negó.
─ Lo siento. ─Se disculpó con la pequeña. Dejando de lado lo que acababa de ocurrir, se dispuso a agregar la mezcla de chocolate al bol donde Lily había estado revolviendo el huevo y el azúcar, luego procedió a verter la harina y mientras hacía que la pequeña pelirroja revolviera nuevamente, fue a preparar el horno.
─ ¿Por qué la cocina no era un lugar apropiado? ─No esperaba la pregunta tan repentina, aun así, no se inmutó o al menos no visiblemente, el recuerdo de su niñez a veces era bastante agradable, pero en ese momento especifico no lo era.
Antes de responder se encogió de hombros.
─ La familia de la que provengo tiene ciertas costumbres, un heredero como yo, debe recibir la mejor educación, pero las tareas domésticas no estaban dentro de las asignaturas propuestas. Eso era todo.
Mientras respondía, Draco tomó la mezcla del bol y lo vertió en otro recipiente, después fue hacia el horno.
─ Draco. ─Llamó Lily.
─ ¿Qué sucede?
─ Discúlpame, no quería que te pusieras triste.
Lily era una niña bastante inteligente, era de esperarse que al final se diera cuenta de que de alguna manera la pregunta lo había afectado.
─ Está bien, no tienes la culpa de nada. A veces me pongo un poco triste, pero es porque extraño a mis padres. ─Lo dijo sin pensar.
La pequeña pelirroja se bajó de la silla donde había permanecido desde que llegaron a la cocina, fue hacia él y lo abrazó.
El rubio solo reaccionó acariciando su cabeza.
Después de ese momento tan intimo pasaron a esperar a que la mezcla se horneara. Draco le habló a Lily más sobre el arte de las pociones, incluso mencionó un par de anécdotas que involucraban al profesor Snape. Y entonces la alarma de su varita cronometrada rezumbó y supieron que los brownies estaban listos.
Abrió el horno y con la varita levitó el recipiente caliente hasta que llegó a la tabla de madera que yacía sobre la mesa.
─ Entonces… Vamos a esperar a que se enfríe…
─ ¡Papi! ─Lily interrumpió cuando gritó y saltó de la silla para correr hacia la entrada de la cocina para abrazar a su padre.
─ Hola, mi niña ─saludó Potter. Su pijama y bata para dormir eran su atuendo del día. Draco no se sorprendió por aquello. Desde que llegó a vivir a Grimmauld Place no lo había visto vestido de otra forma─. ¿Qué es eso que huele tan delicioso?
─ Draco y yo preparamos brownies, ¿quieres? ─Harry asintió─. Pues tendrás que esperar, dos horas, porque acaba de hornearse.
Harry comenzó a reír.
Era la primera vez que Draco veía reír así a Potter desde que llegó a vivir allí y vaciló al sentirse conmocionado por ello.
─ Entonces tendré que volver más tarde.
Antes de que Lily o Draco pudieran decir algo, Potter se dio la vuelta y se fue. Continuaba actuando como un fantasma rondando sigilosamente por los pasillos.
─ ¡Papi! ─Lily corrió tras el hombre y Draco se quedó solo en la cocina.
Dos horas más tarde, padre e hija volvieron. Harry la llevaba en brazos.
Draco estaba cortando los brownies en rectángulos. Lily saltó de los brazos de Harry para correr hasta la mesa y tomar varios trozos.
─ Le llevaré unos a Kreacher. ─Anunció y salió corriendo de la cocina. Ninguno de los adultos la detuvo a pesar de que sabían que era mentira lo de llevarle algo al elfo, ella se comería todo.
De pronto, Draco se dio cuenta que Potter lo estaba mirando fijamente.
Cuando Harry se supo sorprendido, giró con intención de irse.
─ ¿Qué te pasa, Potter? ¿Tengo algo en la cara?
─ Aparte de tu cara quejumbrosa de siempre, no, nada nuevo.
El rubio bufó.
─ ¿Quieres uno?
Harry negó con la cabeza.
─ Vamos, toma uno, tú hija fue quien prácticamente los preparó, yo solo le indiqué cómo hacerlo.
El moreno dudó por unos segundos, pero después se dio la vuelta y caminó hacia la mesa, tomó un brownie y le dio una mordida.
─ ¿Puedo saber por qué me mirabas de esa manera?
Potter continuó masticando, parecía que no iba a responder, más lo hizo.
─ Solo me preguntaba por qué tú, de todas las personas cocinaría al estilo muggle.
El rubio se encogió de hombros y sonrió de manera arrogante, por alguna razón le complació que Potter le dirigiera más de dos palabras en un mismo momento, eso era demasiado comparada con la interacción que tuvieron en días previos, fue por eso que decidió ser sincero y darle una extensa respuesta.
─ Hace unos años aprendí que cocinar totalmente al estilo muggle hace que las comidas sean mucho más deliciosas.
─ ¿En serio? ─Dio un mordisco al brownie─. ¿Y se puede saber dónde aprendiste eso? ─preguntó cuando terminó de masticar.
El rubio hizo una mueca ante los malos modales de Harry. Afortunadamente Lily sabía perfectamente que nunca se hablaba con la boca llena de comida.
─ En México. ¿Sabías que la comida mexicana es considerada patrimonio mundial? Y no es algo de muggles, es algo de TODO el mundo. A pesar de existir la magia, siempre cocinan al estilo muggle, incluso involucran las manos y usan una gran cantidad de especias, es bastante interesante, a decir verdad. ─Draco hablaba con tal fascinación y estaba tan inmerso en sus pensamientos que no se dio cuenta que Harry lo miraba con interés, curiosidad y un toque de admiración. Malfoy había cambiado tanto, ahora podía decir que no solo físicamente era hermoso, por el trato que había visto hacia su hija y la forma en que se expresaba, dedujo que su personalidad también era hermosa.
Negó para sus adentros, reprendiéndose por tener ese tipo de pensamientos.
Malfoy continuaba hablando, pero Harry se dio la vuelta y se retiró de la cocina sin importarle lo que el rubio pudiera pensar de su comportamiento irrespetuoso.
o
─ ¿Estás viviendo con Harry Potter? ─exclamó Dennis, Draco agradeció que se encontraran en el mundo muggle porque había llamado mucho la atención y si aquellas personas que los miraran conocieran de quien hablaban seguro aparecerían al día siguiente en la portada de El Profeta.
─ No tienes que gritarlo para que te escuche.
─ Lo siento. ─El joven se sonrojó.
Draco negó con una sonrisa.
─ Está bien, pero no vuelvas a hablar tan fuerte. Y sí, estoy trabajando temporalmente como niñero de su hija.
— ¿Puedo preguntar algo? —Draco asintió ante la pregunta—. Harry... Es verdad que... —e hizo un movimiento con la mano sobre toda su cara, el rubio arqueó una ceja.
— No entiendo la pregunta ─respondió a pesar de que había entendido perfectamente.
Dennis resopló.
— Es un tanto incómodo preguntarlo, pero aquí voy. —Y suspiró profundamente—. Es verdad que su rostro... ¿Está completamente desfigurado?
Draco no iba a responder. Aún no lo hablaba con Granger o Potter, pero el hecho de que se haya recluido en su casa desde el día que fue dado de alta de San Mungo debía significar algo. Y él no iba a ser quien hablara sobre un tema que claramente no estaba destinado a ser de carácter público.
— No puedo responder a esa pregunta.
— ¿Eso significa que sí? —inquirió inclinándose hacia Draco, casi como si esperara que el rubio le revelara la verdad de manera muy discreta, pero claro, no lo hizo.
— Simplemente me reservo el derecho a no responder. No es ninguna de las dos. Si quieres conocer la respuesta, tendrás que recibirla del propio Potter. —Con un enfado inesperado, se puso de pie—. Me tengo que ir.
— Oye, lo lamento, no quería hacerte enojar. Sólo era por curiosidad, es que se rumoran tantas teorías sobre Harry que no pude contenerme, pero te prometo no volver a preguntar. Quédate, por favor. —Rogó Creevey.
— No, en serio tengo que irme, le prometí a la hija de Potter que veríamos una película juntos, pero te veré otro día.
— ¿De verdad?
Draco sonrió, decidiendo olvidar lo anterior.
— Por supuesto, tienes mi número, envíame un mensaje cuando quieras y nos pondremos de acuerdo para salir.
— El cine podría ser nuestra próxima cita. —Sugirió el castaño.
— Suena bien. —Con una última sonrisa se alejó.
o
Harry tocó ligeramente la tela que cubría el espejo guardado en el ático, sólo lo suficiente para sentir la tela con las yemas de los dedos.
Desde el incidente en que murió Ginny no se había mirado en el espejo. Sabía que su rostro estaba deformado, pero la reticencia a mirarse iba a más allá de lo que su imagen podría provocar en él. Quería verse, saber cómo era, pero tenía miedo, miedo de mirarse y constatar que era aquel monstruo, el terrible ser que dejó morir a su esposa y dejó a Lily huérfana, aquel que no hizo lo suficiente para salvar a la hija de Molly, la hermana de Ron, la mujer que significaba tanto para aquellas personas a las que no podía mirar a los ojos por lo profundamente avergonzado que se sentía.
Dejó caer su mano y rendido por sus propios pensamientos, volvió al tercer piso.
¡Hola de bueno!
Estoy muy feliz de que hayan decidido agregar mi fanfiction entre sus historias favoritas.
Por favor, permítanme saber lo que piensan sobre el avance de la historia.
Nos leemos en la próxima actualización.
