Dudé.
Quise detenerme por un tiempo y no actualizar esta historia.
Todavía es muy cercana la muerte de Julie (Perlita Negra) y he de confesar que me sentía culpable de publicar, pero después de mucho meditarlo, me di cuenta que a ella no le molestaría. Vamos, que gran parte del fandom está de luto, y tal vez un poquito de la historia que están siguiendo les aliviará el corazón, así como ella nos alivió muchas veces con sus historias.
«Encontré una nueva niñera»
Harry arrugó la nota que le envió Hermione y la lanzó al interior de la chimenea para que se quemara.
Luego volvió a su escritorio con el propósito de continuar trabajando, pero no pudo concentrarse demasiado.
Sabía que su deber de padre era cuidar de Lily, pero todavía no se sentía preparado. Eso no significaba que antes no lo hubiera intentado. De hecho, la primera vez que vio rondando a una desconocida por su casa la echó a gritos y le envió una carta a Hermione reclamándole por tomar decisiones sin consultarlo primero con él. Como era de esperarse, su mejor amiga actuó con moderación y respondió que lo más lógico habría sido conversarlo, pero ya que él no salía y ella no podía invertir más tiempo en Lily, tomó aquella decisión apresurada.
Harry todavía recordaba las últimas palabras de su respuesta escrita «De hecho, ahora que te sientes mejor como para salir de la cama, es una buena oportunidad para ocuparte de tu hija».
De inmediato el moreno supo que la había hecho enfadar, pero no se disculpó en seguida. Él también se sentía indignado y se le hizo fácil comenzar a cuidar de su propia hija. Tal como lo sugirió Hermione. No obstante, no llegó demasiado lejos. En el momento en que quiso bajar al segundo piso para ir a la habitación de la pequeña, sus piernas se paralizaron y sintió un terror abismal, de pronto no podía respirar y decenas de escenarios catastróficos se le vinieron a la mente, los cuales todos incluían a su pequeña hija aterrorizada y mostrando abiertamente su odio por haber permitido de Ginny muriera.
Si, sabía que estaba mal y aun así no bajó.
Volvió a la seguridad de su habitación y le escribió a Hermione una disculpa. La cual no fue suficiente, pero al menos Hermione se encargó de llevar a alguien más para que atendiera a Lily.
Pero tampoco funcionó.
Por una situación en específico, las niñeras siempre terminaban despedidas.
Como ejemplo estaba la segunda niñera que en su afán de querer quedar bien con él o con Hermione ─quién sabe─, fue al tercer piso y comenzó a hacer la limpieza. Estaba muy contenta aplicando hechizos de aquí a allá que no notó cuando Harry se acercó. En el momento en que se giró y quedó de frente a Harry, echó tremendo grito antes de caer desmayada.
Harry le ordenó a Kreacher que la llevara al vestíbulo y luego hizo que fuera por Hermione para que se encargara de la mujer.
Por informes de Kreacher supo que su amiga usó un encantamiento desmemorizante y luego la despidió.
Después de ese suceso quedó prohibido subir al tercer piso.
Harry no quería arriesgarse a pasar por una situación así nuevamente. La expresión horrorizada de aquella mujer era algo que nunca iba a olvidar.
En su momento no lo pensó, pero también la niñera número uno había puesto una expresión horrorizada al verlo; en ese momento supuso que era porque le gritó, pero cuando lo analizó con mayor calma concluyó que ella también se había asustado por su aspecto.
Y por supuesto, aquellas reacciones solo constataban que era verdad, no era más que un ser repugnante en cuerpo y alma.
En ese momento se prometió ser más cuidadoso.
Aunque él mismo se puso en riesgo en varias ocasiones, pues, a diferencia de lo que todos creían, Harry sí se preocupaba por su hija y en muchas oportunidades bajó a los pisos inferiores para mirar a la pequeña o darle un beso de las buenas noches. Y en varias de esas ocasiones las niñeras lo sorprendieron y lanzaron el mismo grito de horror que la segunda niñera.
Algunas corrían asustadas, otras se desmayaban o simplemente esperaban congeladas en su lugar a que el monstruo se las comiera.
Como sea, antes de pedirle a Hermione que las despidiera, se encargó de borrarles ese horrible recuerdo de la memoria.
Y así fue como comenzaron los rumores, obviamente nadie sabía con exactitud por qué no debían ir a trabajar a la casa de Harry Potter, pero se hicieron especulaciones ─casi todo gracias a que desconocían la razón por la que no aparecía por la casa o el hecho de que estuviera prohibido subir al tercer piso─, y poco a poco las personas interesadas se redujeron. Para ese momento Ron sugirió ocultar el tercer piso, pero Harry se negó, pues a pesar de que no lo expresó en voz alta, pensaba que ocultarse sería como apartar por completo a su hija y no, esa para nada era su intensión. Por ello, se acordó que esta sería la última vez que contratarían a alguien, si volvía a haber un percance como los anteriores dejarían de solicitar niñeras y la señora Weasley se haría cargo de Lily, lo que aterró y alteró a Harry. No estaba preparado para enfrentar a los Weasley, apenas si podía mirar por dos segundos a Ron a la cara, tener a Molly en su casa sería peor.
«Lo intentaremos una última vez» le dijo a Hermione, «solo necesito un poco más de tiempo. Te prometo que no lo volveré a arruinar».
Y la oportunidad al fin se presentaba.
Una nueva niñera.
Harry esperaba que ella no se aterrorizara al verlo como lo habían hecho las otras brujas, aunque sería absurdo pensar tal cosa, pues él era un monstruo.
o
Harry estaba decidido.
Solo bajaría y buscaría a Lily, la miraría por dos minutos y volvería a su escondite. Todo antes de que la niñera se percatara de su presencia.
Por miedo a arruinar la última oportunidad, no había visto a Lily durante dos semanas y ya la extrañaba horrores.
Por eso, después de darse un baño y ponerse su pijama de caritas sonrientes, bajó al segundo piso.
Suspiró profundamente, aliviado de saber que no tenía que trasladarse más lejos que eso, pues la risa de su hija resonó en todo el pasillo.
Arrugó el entrecejo, estaba intrigado, hace mucho que no escuchaba a su hija reír, la había visto sonreír con los labios apretados y soltar alguna risa tímida, pero nada tan desbordante y divertido desde que Ginny murió. Por eso, se movilizó sigilosamente hasta llegar al salón donde Lily tomaba clases. Asomó lentamente la cabeza, solo lo suficiente para que su ojo derecho alcanzara a ver algo y casi arruina todo cuando un jadeo escapó de su boca. Afortunadamente se alcanzó a cubrir con la mano de inmediato.
Malfoy.
Draco Malfoy estaba sentado junto a su hija.
Draco Malfoy estaba sonriendo mientras su hija soltaba una sonora carcajada.
De pronto pareció que estaba soñando, porque simplemente era imposible que Malfoy, estuviera en su casa, conversando con Lily como si fueran grandes amigos.
Se quedó mucho tiempo, más de lo planeado, de pie en corredor, tratando de asimilar lo que estaba pasando y titubeando entre entrar y encarar a Malfoy o dejar todo como estaba.
─ ¡Muy bien, es hora de hacer un poco de ejercicio al aire libre! ─Lily y Malfoy se pusieron de pie, una de las sillas chirrió en el proceso y los pasos de la menor resonaron con rapidez─. ¡Lily, primero debes recoger tus libros! ─Pero la niña hizo caso omiso y salió del salón. Se quedó congelada, al igual que Harry, cuando se encontraron frente a frente. La niña no dijo nada, así que Harry no dudó más, dio media vuelta, caminó apresurado por el pasillo y subió las escaleras de inmediato.
Esa noche, Harry recibió una nota de su hija con la ayuda de Kreacher.
«¿Te duele mucho?» Era lo único que decía. Harry respondió al reverso. «No demasiado».
o
— ¡LARGO! ¡FUERA DE AQUÍ! —gritó en seguida. Se sentía asustado, no deseaba que Malfoy lo viera, de hecho, había sido demasiado cuidadoso para que ni siquiera detectara su magia, pero el rubio tenía que ser necio y haberse aventurado a subir al tercer piso.
Harry se frotó la cara, disgustado consigo mismo chasqueó la lengua y después salió de la biblioteca para acudir a la seguridad de su habitación.
En su habitación se mantuvo un momento pensando en la expresión seria de Malfoy, ni siquiera se había inmutado cuando le gritó.
─ Malfoy, ¿qué mierda haces en mi casa? ─Sabía qué es lo que estaba haciendo allí, más no la razón y su instinto de autoprotección hizo que preguntara aquello como si fuera oportuno. No, en realidad no correspondía preguntar tal cosa cuando en realidad estaba molesto por la irrupción tan abrupta.
Independientemente de aquello, se puso de pie y caminó hacia el rubio en modo amenazante. No obstante, Draco no se movió, lo cual comenzó a atemorizar más al moreno.
─ Estoy aquí para cuidar a Lily.
Las palabras fueron dichas sin un gramo de vacilación que Harry se detuvo, mirándolo escéptico, pues esperaba que Malfoy saliera huyendo, tal como solía hacer ante situaciones similares cuando eran unos niños.
─ ¿Y Hermione no te informó que no se te permite venir a este piso? ─preguntó cuando al fin cayó en cuenta que Malfoy no le temía.
El rubio se encogió de hombros.
─ Lo hizo y no me importa. Tu hija necesita tu apoyo y parece que Granger y Weasley no hacen más que consentirte y sentir lastima por ti.
La furia volvió a su cuerpo. Y ahora sí, el rubio por fin parecía asustado. Incluso retrocedió un par de centímetros.
─ ¿¡Y tú quién eres para decirme que no apoyo lo suficiente a mi hija!? ─Eso no lo iba a perdonar, podía entender que Malfoy sintiera curiosidad y por eso subió, pero el romper una regla para cuestionarlo, era demasiado. ¿Quién se creía para echarle en cara su ausencia?
No obstante, el rubio ni siquiera titubeó al responder.
─ Soy quien la cuida y quien la ve todos los días triste y quien escucha cuando dice que extraña a su papá. Y siento tanta impotencia al no poder decirle que su padre es un completo imbécil y tan egoísta que sólo puede pensar en su propio dolor.
─ ¡Lárgate, Malfoy! ¡Vete de esta casa antes de que te saque a patadas! ─No pudo soportarlo más, ¿acaso creía que no sabía esas cosas? Si, él más que nadie sabía el mal que estaba haciendo a su hija, pero no podía evitarlo─. ¿Acaso eres sordo? Dije que te largues, vete o no respondo de mis actos ─agregó cuando no lo vio moverse.
Pero en seguida se arrepintió y quiso disculparse, no debía permitir que Malfoy se fuera de la casa, era su última oportunidad, pero el rubio ya no estaba, se había ido.
o
─ Harry al fin se ha aventurado a explorar otras áreas de la casa. ─Mencionó Granger en una de sus visitas rutinarias. Draco sólo se encogió de hombros─. Sé que tú has tenido que ver en eso y quiero agradecerte, ya que, debido a eso, Lily está más feliz. Hablé con la terapeuta y dijo que este último mes tuvo un mayor avance comparado con todos los meses anteriores.
Draco se sorprendió al escuchar el agradecimiento. En toda su vida jamás se imaginó que alguna vez habría una conversación esa índole con ella. No es que esperara que sus conversaciones fueran una pesadilla como cuando eran niños, pero tampoco esperaba algo así.
─ No sé qué decir...
Ella le sonrió.
─ No tienes que decir nada, sólo acepta el agradecimiento y quédate con Lily, ella te estima mucho.
Draco asintió. Y se mordió la lengua para no decirle a Granger que Potter también necesitaba terapia, su intervención había beneficiado minúsculamente la relación entre el mago y la pequeña, pero eso no haría que su vida mejorara, necesitaban más que un niñero con problemas emocionales propios.
Poco a poco, Draco, se dijo.
o
─ Malfoy.
Estaba recogiendo los materiales del aula con un movimiento de varita cuando Potter apareció. Se dio la vuelta sorprendido, no esperaba que lo llamara. Desde que habían comenzado a convivir, Potter se limitaba a dirigir la mayoría de sus palabras a su hija, rara vez se dirigía a Draco y él ya se había acostumbrado.
─ ¿Sí? ─preguntó preocupado, preguntándose qué querría el pelinegro.
─ ¿Podemos hablar un momento?
Draco asintió.
Se dirigieron a la planta baja, donde estaba la sala y allí se sentaron, uno frente al otro, Draco intentando mirar hacia otro lugar donde no estuviera Potter.
─ Puedes mirarme a la cara, sé que mi rostro es desagradable, pero...
Draco se apresuró a mirarle, sorprendido por aquellas palabras.
─ Por supuesto que no me desagrada tu rostro. ─Se reprendió inmediatamente después de que terminó de hablar─. Es decir, si, al principio me sentía incómodo porque no sabía cómo interpretarías que te mirara directamente, después yo sólo… No sé. ─Suspiró─. Lo que quiero decir, es que no me incomodan las cicatrices es sólo que todavía me siento avergonzado. ─Eso era peor que lo anterior.
─ ¿Qué quieres decir?
Ya dilo, Draco, no es tan malo confesar tus sentimientos, aún si se trata de Potter.
─ Me siento avergonzado por haber irrumpido de tu habitación y por haberte dicho todas esas cosas. Además, el otro día…
Harry negó con la cabeza.
─ No tienes por qué avergonzarte, yo fui quien actuó mal, abandoné a mi hija y me sumergí en mi propia desgracia e ira sin pensar en el daño que le estaba haciendo a Lily. Gracias a que te atreviste a decirme todas esas cosas me di cuenta de que la estaba cagando. De no ser por tu ayuda habría arruinado la vida de Lily. Y el otro día, fui grosero, no debí dejarte hablando solo.
─ Potter, yo... quiero ser claro con algo.
Harry asintió para animarlo a continuar.
─ No es gracias a mí que tu relación con Lily mejoró, eres tú mismo, tus acciones lo han logrado.
─ Claro, pero aun así te agradezco.
─ ¿Y entonces qué querías decirme? ─preguntó al darse cuenta que contradecir a Potter no los iba a llevar a ningún lado.
Harry rio mientras agachaba la cabeza.
─ Olvídalo, es una tontería.
Draco frunció el ceño.
─ Dime, Potter, juro que no me burlaré de ti. ─A pesar de sus palabras, estaba cruzando los dedos mentalmente.
El moreno lo miró fijamente, buscando en sus ojos grises si decía la verdad, al ver la mirada honesta habló, únicamente por si era verdad que se trataba de una tontería.
─ Hermione y Ron vendrán a cenar esta noche. Es la primera vez después de mucho tiempo que los veré y me preguntaba si me harías el favor de estar conmigo cuando ellos lleguen.
Para ser honesto, no esperaba tales palabras, por tal motivo estaba sorprendido y tardó un buen rato en responder.
─ Claro, si no quieres…
─ Si, Potter, estaré contigo en la cena con tus amigos.
Harry sonrió.
Draco pensó que, a pesar de la maldición en su rostro, Potter continuaba siendo un hombre muy guapo.
o
El ambiente se sentía tenso.
Todos se limitaban a engullir la cena lentamente, dirigiéndose miradas sutiles, cuando claramente querían hablar, principalmente Weasley, quien no dejaba de mirar persistentemente a Potter.
─ ¿Y qué tal se ha portado Lily? ─preguntó Hermione con la intensión de romper ese silencio incómodo.
Draco tragó el pedazo del salmón que estaba masticando para responder.
─ Es una espléndida niña.
Hermione sonrió y estaba punto de decir algo, pero Harry interrumpió.
─ Ya Ron, di lo que tengas que decir.
El pelirrojo resopló.
─ Sólo dilo, aunque ya sé que vas a decir.
─ ¿En serio lo sabes? ─Ron se inclinó hacia adelante con los ojos entrecerrados.
─ Si, sé que me vas a decir que me odias por no proteger a tu hermana, pero…
El pelirrojo suspiró mientras negaba con la cabeza.
─ ¿Acaso crees que soy un insensible? No te culpo por lo que le sucedió a Gin, jamás haría tal cosa. ─Harry lo miró con los ojos desenfocados, no creyendo que aquellas palabras fueran dichas genuinamente─. Estoy enfadado, sí, pero no por la muerte de Ginny, estoy enfadado porque he intentado hablar contigo por los últimos trece meses y lo único que he obtenido son evasivas, pero de pronto llega Malfoy y entonces quieres cenar con nosotros como si todos estos meses de ausencia no hubieran ocurrido.
Harry frunció el ceño. Mientras Draco miraba asombrado a Ron. Hermione parecía indecisa respecto a quién debía apoyar, muy a pesar de que la respuesta era obvia.
─ ¿Estás celoso de Malfoy? ─El pelinegro exclamó.
Ron abrió la boca para decir algo, pero permaneció mudo por varios segundos.
─ No, no estoy celoso de Malfoy ─respondió─. Es sólo que quiero ayudarte y me duele que no quieras.
Harry suspiró. Bajó la mirada.
Draco miró a Granger, preguntando con los ojos si era buen momento para retirarse, era un momento muy íntimo, no se sentía adecuado estar allí, pero Hermione le devolvió una mirada mortificada, diciéndole con aquello que se quedara, que necesitaba que se quedara como testigo o apoyo moral, quien sabe.
─ Estoy avergonzado. ─Se escuchó al fin la voz de Potter─. No sé cómo mirarte a ti, a tus hermanos o a tus padres. Siento que les he fallado.
Ron se puso de pie y rodeó la mesa para ir hasta Harry y atraerlo en un fuerte abrazo.
Hermione también se puso de pie, Draco por inercia saltó de la silla y cuando vio que la bruja iba a en dirección a Potter y Weasley escapó. Ese era un momento para el trío dorado.
o
─ ¿Así está bien, Draco?
El rubio desvió la mirada de las rosas que estaba podando para ver a Lily, quien yacía arrodillada y removía la tierra del jardín con una palita.
─ Tienes que cavar un poco más. Para un rosal es necesario al menos cincuenta centímetros de profundidad. ─Dejó lo que estaba haciendo para ir con la niña─. Déjame ayudarte.
Lily sonrió y se hizo a un lado para que Draco pudiera acuclillarse junto a ella.
Así la pasaron toda la tarde, trabajando en el jardín, Lily preguntando y haciendo lo que podía mientras Draco le enseñaba todo lo que conocía sobre jardinería y la importancia de las flores.
─ Me gustaría que papá viniera a ayudarnos.
Draco sonrió.
Era demasiado pedir. La presencia de Potter en algunos momentos ya era excesiva para el mago, salir al exterior era todo un reto. Se decía que no se le había visto a Potter desde el ataque donde murió Ginevra. Dudaba que siquiera se hubiera parado en el jardín, no si se había pasado los últimos quince meses encerrado en el tercer piso.
─ Ya vendrá, no te preocupes.
─ Quiero que vea el rosal que planté.
─ Ya se lo mostrarás, en algún momento.
La pequeña no creyó en sus palabras porque no sonrió, Draco únicamente negó con la cabeza, anotando mentalmente hablarlo con Potter, tal vez como una excepción aceptaría ir al jardín y pasar un momento con su hija, para ver el rosal, sólo eso, aunque no fue necesario.
Llegada la noche y después de acostar a Lily, el rubio fue a buscar a Potter, al no encontrarlo llamó a Kreacher para que le informara donde se encontraba, la respuesta le sorprendió, pues Potter se encontraba en el jardín.
Al salir lanzó un hechizo térmico a su alrededor, pues la noche era extremadamente fría y caminó sigilosamente hasta que estuvo a unos cuantos metros de distancia de Harry.
─ Es este el que ella plantó, ¿cierto?
Draco asintió, y aunque Potter no podía verlo, pareció que sí, pues su respuesta así lo hizo entender.
─ Son bonitas ─dijo refiriéndose a las rosas.
─ Madera de Munstead.
─ ¿Qué? ─Potter se dio la vuelta. La luz de la luna únicamente alumbraba su rostro. Draco volvió a pensar que era un hombre muy guapo; inmediatamente se reprendió.
─ Así se llaman ese tipo de rosas rojas. ─Conectó nuevamente sus pensamientos.
─ ¡Ah! ¿Con que hay tipos de rosas rojas?
─ Por supuesto, mi favorita es la gloria carmesí. El rojo intenso de sus pétalos es hermoso. Además, me recuerdan a mi madre. Ella plantó varios rosales en una gran extensión de las rejas de la mansión, bueno, las plantamos juntos. Sé que también eran sus favoritas, por eso las cuidaba tanto.
Harry se echó a reír. Era la primera vez que lo hacía desde que se reencontraron, por lo que se quedó sin palabras, a pesar de que debió defenderse ya que parecía que Potter se había burlado de su historia.
─ Para mí sólo existen rosas rojas, blancas, amarillas, naranjas y claro, las rosas. No obstante, es bueno saber que Lily tiene a un espléndido profesor para que le enseñe que el mundo es más amplio de lo que creemos.
─ ¿Ese es un cumplido?
Harry se encogió de hombros.
─ Tómalo como quieras.
Draco quiso sonreír, pero se contuvo, en cambio, desvió el tema.
─ Me alegra que hayas venido, Lily quería que lo vieras. Antes quería elegir rosas carmesí oscuras, pero al final optó por estas.
De pronto el estado de ánimo del pelinegro cambió, su sonrisa se desvaneció y en sus ojos se instaló una nostalgia que Draco no supo interpretar.
─ Buenas noches, Malfoy.
Potter pasó de largo e ingresó a la casa demasiado rápido.
Draco permaneció en su lugar, pensando en lo que acababa de pasar. No había dicho nada malo, así que le pareció extraño el cambio tan repentino.
Una vez más, les agradezco por su enorme paciencia. Espero tener la oportunidad de complacerles (ahora sí) con un capítulo a mitad de semana para que no tengan que esperar demasiado para ver a estos dos juntos.
Gracias de verdad. Cuídense mucho y nos leemos en la próxima actualización. Por cierto, si necesitan hablar o cualquier cosa, pueden contactarme.
