24. Todo en orden

Inframundo

Perséfone se adentró en el magnífico templo de Hades, aunque la luz era tenue se podía apreciar la hermosa arquitectura y al impresionante hombre sentado en el trono. El dios del inframundo estaba cómodamente observando a sus sirvientes entrar con kilos de tesoros que depositaban a un lado de la sala. Sus maravillosos ojos brillaban con intensidad mientras su bella sonrisa parecía no querer desaparecer nunca.

—¿Qué harás con todas estas cosas, querido? —preguntó la diosa, su belleza era tan única que Hades no se cansaba de admirarla.

—Aún no lo sé —contestó en tono tranquilo—. Tal vez dárselo a los niños pobres, he oído que en esta época abundan los niños hambrientos.

—Lo dices con tanta preocupación —bromeó—, que un día vas a convencerme. ¿Para que querías ganar la apuesta si no te interesa el premio? —señaló la gran pila de tesoros.

—Las riquezas son lo de menos —expuso caminando hasta su esposa—. Lo que me interesaba era la satisfacción de saberme vencedor por encima de todo el Olimpo. Ver las caras frustradas de Zeus y Hera fue lo mejor en la vida. Ese recuerdo lo atesoraré por siempre. Es una pena que Athena no hubiese estado tan involucrada, por lo que mi victoria sobre ella no fue tan gratificante, pero me conformo con las miradas despectivas de los demás. Yo siempre tuve fe en esta pareja.

—Sí. Aunque también tenias fe en Violet y el santo de Acuario.

—Sí, pero Minos me sugirió dejar de pensar en ellos, a Cetus le interesaba o le interesa alguien más. No sé.

—Le interesa el Patriarca del Santuario —explicó con voz suave, Hades la observó intranquilo—. Ahora, ellos están juntos. Seguramente se aman, ¿no te parece adorable?

—No —contestó con repulsión—. Involucrarse con esa gentuza del Santuario. Pensé que por lo menos ella iría por el buen camino. Parece que hasta yo me equivoco.

—A mí me parece adorable —continuó ella ignorando el ceño fruncido de su esposo—. Y los apoyo completamente, espero que tú también.

—Sí, no me meteré en nada de eso. Que hagan lo que quieran. Me tienen sin cuidado. Solo espero que en el momento indicado no olviden de qué lado están.

—Lo recordaran. Pero no tienes porque preocuparte ahora. Por ahora estamos en tiempos de paz.

—Eso espero. Athena es muy astuta y podría estar usando la belleza de sus santos para poner a mis espectros en mi contra. No me fio de esa mujer.

—Ay, Hades. Eres imposible —comentó marchándose del lugar.

—No te vayas. Podría pasar, ¿no? ¡Querida!

Rodorio

Narella y Ángelo estaban abrazados frente al puerto acompañando a un decidido Dorian que estaba dispuesto a iniciar un viaje por el mundo, aunque el muchacho se había visto afectado por el rompimiento con June, aceptaba que las cosas con ella no habían sido las mejores y a su vez, reconocía que Camaleón era más feliz con Shura, o eso se evidenciaba cada vez que la veía con tan esplendida sonrisa, Dorian jamás logró que la rubia sonriera de esa forma.

—Envíame una postal —pidió Narella intentando no llorar, extrañaría a su amigo, y más aun que había decidido alejarse de todos los temas del Santuario, total, nada lo ataba a ese lugar, más que su amiga de antaño y su viejo maestro.

—Estaré bien —contestó Dorian leyendo los pensamientos de la joven—. Te admiro mucho Narella, eres una mujer fuerte, una guerrera extraordinaria, siempre fuiste la mejor de los dos y por eso te mereces lo mejor.

—Tú también mereces cosas buenas —dijo Ángelo, no solía ser amable, pero algo en el chico lo enternecía—. Solo que aún no encuentras tu lugar en el mundo.

—Es verdad, muchas gracias, señor —continuó Dorian para luego despedirse.

—¿Te vas tan pronto? —preguntó una voz femenina, los tres giraron encontrándose con los ojos azules de June. Ángelo y Narella se despidieron con una sonrisa dejando a la pareja sola—. Te deseo un buen viaje.

—Gracias, no imaginé que vinieras.

—No podía dejarte ir sin un beso de agradecimiento —expuso la rubia besando la mejilla del hombre—. Fuiste un gran amigo, confidente, y un gran maestro.

—Sí, te enseñé cositas —comentó con picardía—. Yo también te agradezco muchas cosas. Has sido, sin duda, la única mujer que he amado.

—Pero no la última, sé que por el camino te encontraras a esa mujer.

—Sí —aceptó con un ligero sonrojo.

—Discúlpame por como salieron las cosas, no fue mi intensión.

—No tienes nada que disculparte, June. No importa, aprendí algo bueno de todo esto y me motivo a buscar mi propio camino. Te deseo mucha felicidad. Y si ese idiota te vuelve a dañar, cuenta conmigo. No podré matarlo, pero algo idearemos para hacerlo sufrir un poco.

—Claro que sí.

June y Dorian se miraron sin rencores y con un gran abrazo se despidieron el uno al otro.

Templo de Aries

Camus competía con Dean para ver quien llegaba primero a la primera casa, desde luego el pequeño fue el vencedor, pero únicamente porque su padre lo dejó ganar.

—¡Sí, lo hice! —celebró el niño, en lo que Mu salía a saludarlos.

—Bien hecho, campeón, eres muy veloz. —Felicitó el lemuriano.

—Sí, soy muy rápido.

—Demasiado. —Camus despeinó los cabellos del niño quien sonrió con entusiasmo.

—¿Dónde estuvieron?

—En el parque —contestó el pequeño—. Y comí un helado gigante. Y jugué, y corrí. Hice muchas cosas.

—Que divertido —dijo Mu, el niño asintió—. ¿Con quién estaban? ¿Con Ana María?

—Así es —respondió Camus algo sonrojado.

—Parece que te va muy bien con ella.

—Sí. Me gustaría invitarla a cenar una noche de estas, pero no estoy seguro de con quién dejar a Dean.

—Puedes dejarlo conmigo si lo deseas —ofreció amablemente.

—¿Seguro? No quiero incomodar a nadie.

—No incomodas, yo puedo quedarme con él. No hay problema.

—Gracias, te avisaré cuando va a hacer.

—Perfecto… —Mu se concentró en uno de sus compañeros el cual venia subiendo las escaleras despreocupadamente—. ¿Shaka?

—Hola muchachos. ¿Cómo van? —saludó el rubio.

—Comí un helado muy grande —contestó el más pequeño.

—Que bueno —comentó Shaka mirando al niño—. ¿Y de que sabor era?

—Café.

—Era de chocolate —corrigió acuario.

—Pero era color café. —El niño se alzó de hombros, Camus no pudo refutar.

—Sí, era café chocolate —indicó el francés.

—Shaka son las ocho de la noche —llamó la atención Mu, el rubio lo observó sin comprender—. ¿No deberías estar con Nicol? Es su cumpleaños, ¿lo recuerdas?

—Sí, pero es mañana —contestó el indio.

—Una fecha muy importante para tu prometida —tomó la palabra Camus—. Olvidar el cumpleaños de tu novia es como pronunciar el nombre de otra mujer en la cama.

—Shaka, formalizara su compromiso con ella en su cumpleaños. —Mu observó a su compañero para luego agregar—: Estoy seguro que era hoy. Recuerdo que hoy 31 de mayo, cumpleaños Nicol. Eso me dijiste.

—Sí, el 31 cumpleaños Nicol —corroboró Virgo—. Pero hoy es 30.

—Hoy es 31 —interrumpió Camus.

—No —insistió el rubio—. Es 30.

—No, es 31 —volvió a decir Camus esta vez mostrando su celular para que Shaka viera la fecha—. ¿Lo ves? 31. 31.

—¡Mierda! —se expresó el rubio sorprendiendo a los otros dos.

—Esa es una mala palabra tío —regañó Dean.

—Lo siento peque —se excusó Virgo—. Lo olvidé. La reservación era las 7. ¡Diablos! Ya voy una hora tarde. Tengo que buscarla.

—Suerte amigo —apreció Camus divertido en lo que Mu se cruzaba de brazos y Shaka desaparecía—. Nuestro querido Buda, tendrá muchos problemas hoy.

—Ese Shaka, ¿cómo se pudo olvidar de algo así? Apuesto que ni llevó el anillo.

Cabañas Femeninas

Shaina salió del baño con cara de pocos amigos, acababa de dejar en el inodoro toda su dignidad.

—Aquí dice —comentó Milo leyendo un libro—: Que las nauseas suelen disminuir en el tercer trimestre. Ya casi.

—¿Ya casi? —Shaina le observó molesta—. Ojala el niño no vaya a heredar tu inteligencia. Disque ya casi. Si apenas tengo un mes… no espera, no tengo un mes, ¿Cuánto tengo? Eso de las semanas me confunde. ¿Por qué la gente no puede hablar normal?

—No lo sé, creo que es la costumbre. Tienes 11 semanas, casi tres meses, y ojala la niña —recalcó—, no herede tu inteligencia.

—¡Cierra el pico! Y no será una niña.

—Si lo será.

—Buenas, buenas —saludó Geist entrando a la cabaña—. ¿Cómo va todo?

—Estamos en una pequeña discusión con Milo —explicó Shaina—. El insiste en que tendremos una niña, pero yo digo lo contrario.

—Será una niña, ya lo verás —expuso el hombre sentándose junto a la Cobra para acariciar su vientre—. Te lo voy a demostrar.

—El bebé está muy pequeño para moverse.

—Ya debe moverse, es el colmo que no lo hayas sentido —regañó el hombre, Shaina se alzó de hombros.

—Si algo se mueve, tal vez se trate de un gas —bromeó la Cobra. Milo no le prestó atención acercándose más al estómago de la chica.

—Si eres niña, muévete —ordenó. Las amazonas se quedaron en silenció y Geist se apresuró a tocar a Shaina igual.

—¡Se movió! —bramaron los tres en unísono.

—Ay, mi hermosa Sofi —acotó el griego dándole un beso a Shaina en la frente—. Será niña.

—Tal vez si fue un gas —volvió a decir la peliverde. Geist se echó a reír—. Muero de hambre.

—Acabas de vomitar media torta de chocolate.

—Así es ella —explicó la pelinegra—. La he visto vomitar todo y sentarse a seguir comiendo como si nada.

—¡Que culpa si me da hambre! —gritó Shaina desde la cocina.

—Bueno, las dejo descansar —se despidió Milo—. Paso por ti temprano. No lo olvides, Shaina.

—Sí —contestó esta.

Grecia

Nicol brindó solitaria sirviendo un nuevo trago, una lagrima gruesa rodó por su mejilla en lo que un insensato se acercaba a su mesa para saludarla. Ella lo observó amargamente y con cierto desprecio en sus palabras le pidió que se marchara. Él no lo hizo e impetuosamente se sentó a su lado generando molestia en la castaña.

—Si valoras tu vida deberías dejar de insistir —comentó un apuesto hombre alto de cabellos rubios y ojos siniestros. El otro no dijo nada y temiendo lo peor prefirió salir de ahí.

—Claro —comentó Nicol amargamente—, cuando yo se lo pedí no quiso irse, pero te ve a ti y de inmediato sale corriendo.

—No lo tomes personal —comentó el rubio sentándose en la mesa frente a ella—. Es mi apariencia. Tengo pinta de malhechor.

—Ahora que lo analizo, sí. —Ella volvió a servir otro trago y lo bebió de un solo golpe—. ¿Cómo consigues amigos?

—No tengo necesidad de eso —explicó él inclinándose un poco para ver bien a la chica—. No soy de buscar amigos. Me interesa más una buena compañía —dijo guiñando un ojo. Nicol sonrió con picardía.

—¿Y qué clase de compañía es esa?

—De las más hermosas, como tú.

—Por favor —expresó ella relajándose en su puesto y tomando un nuevo trago—. ¿Esa sarteria te funciona? —El no contestó, pero su sonrisa fue bastante clara—. ¿Cuál es que es tu nombre? ¿Rada… martis? ¿Algo así?

—Es Radamantys. Pero estuviste cerca —contestó él coquetamente—. ¿Por qué tan sola? ¿Dónde está el novio? —Nicol hizo un gesto molesta y bajó la mirada para llenar su vaso—. Ginebra —observó él la botella—. ¿Quieres olvidar algo?

—Estoy celebrando —contestó.

—¿Y qué celebras?

—Mi cumpleaños. A mi prometido parece no importarle y por ello, celebro sola. Sí yo misma no me amo, nadie más lo hará.

—Yo puedo amarte si quieres —insinuó con descaro, Nicol sonrió de medio lado—. Solo si quieres, y podemos celebrar tu cumpleaños como se debe.

—Me voy a casar, ¿no escuchaste?

—Y también escuché que tu prometido se olvidó por completo de ti. ¿Dónde está en este momento?

—No lo sé. —Nicol se llevó la copa a la boca—. Seguro con Alejandra. De su querida Lala no se olvidaría nunca.

—¿Quién es Alejandra?

—¿No lo sabes? Porque aquí parece que todo el mundo la conoce. Es la pyar de Shaka o como sea.

—Así que él te engaña con ella —apuntó con malicia, Nicol se alzó de hombros—. Si él te está siendo infiel, ¿por qué no le pagas con la misma moneda? Yo te puedo ayudar con eso.

—Tentador —comentó poniéndose de pie—, pero ya me debo ir para mi casa.

—Te acompaño —ofreció levantándose de su lugar y mirándola con cinismo—. Te dejo en la puerta de tu casa, o en la de tu habitación, o si lo prefieres me quedó hacerte compañía.

Nicol observó al juez con sumo interés, sin embargo, no se negó a que la acompañara.

Templo de Libra

Era una mañana realmente hermosa, el sol brillaba con fuerza e incluso se podía escuchar a los pájaros cantar. Shion iba caminando sin prisa, su cabello estaba ligeramente recogido y vestía un sencillo pantalón de mezclilla de color negro con una camisa blanca.

—¿A dónde vas? —preguntó Dohko al ver a su superior con expresión tan relajada.

—Es mi día libre. Voy a dar una vuelta —contestó intentando escapar.

—Tú nunca te has tomado un día libre en tu vida. ¿A dónde vas? ¿Vas con Violet? Vaya hasta dejaste la sotana. Te luce esa ropa. Te ves bien.

—¿En serio me veo bien? —interrogó preocupado, el otro afirmó—. No tengo muchas prendas y esto fue lo mejor que encontré.

—Necesitas hacer algunas compras, claro si no quieres que la gente te mire raro cuando salgas con tu niña.

Dohko sonrió maliciosamente, sin embargo esto no molestó a Shion.

—Tienes razón, tengo que comprar algunas cosas. Para estar a la onda.

—¿La onda? —El de libra enarcó una ceja.

—No sé qué es eso. No preguntes.

—¿Y dónde van a ir?

—No lo sé. Violet tiene un plan. Todo esto me parece, extraño.

—Te ves muy feliz, se nota que la niña te gusta mucho.

—Demasiado.

—¿Y qué pasó con todo eso de lo moral y no moral? Espera, ¿esto es amoral?

—No digas estupideces —expuso fingiendo enojo—. Ya no me importa nada, quiero estar con Violet, y si los dioses quieren castigarnos, asumiré mi condena con gusto.

—Además, puede que los condenen a ambos al mismo infierno —dijo levantando una ceja con picardía.

—¡Dohko! Aunque eso sería interesante. Ya me tengo que ir, hablamos luego.

—¡No olvides usar condón! —gritó tan fuerte que Shion se giró molesto para reprenderlo con un gesto que hizo estallar en risas al chino.

Grecia

Shaka estaba sentado en un pequeño café respirando profundo y controlando su aura para la charla que tendrían con Nicol, al verla sonrió con delicadeza, no obstante, ella no lo saludó como siempre y tomó asiento frente a él en completa seriedad. El santo logró percibir algo diferente en ella que no aceptó en el momento, pero que tampoco le pareció sorprendente.

—Gracias por venir —dijo ella, su semblante era muy frío.

—Lamento mucho lo que pasó ayer. De verdad. Yo no quise olvidarte y…

—¿Shaka, tú me amas? —Ante la pregunta el Santo se quedó en completo silencio.

—Te… te quiero mucho —logró articular. Nicol bajó la mirada y apretó los puños.

—Me casé con un idea, hace mucho, mucho tiempo atrás —contó mirando de vez en cuando al rubio—. Me convencí a mi misma que cuando se ama de verdad, no se traiciona. —Shaka tragó saliva—. Yo… —suspiró, tomó un poco de agua y miró al hombre sin estar segura de sus palabras—. Yo… diablos… esto no es sencillo. —Nicol miró en su en rededor como si las personas en las otras mesas pudieran escucharla y se sonrojó avergonzada, finalmente, luego de una risa nerviosa agregó—: Te engañé, te engañé de verdad. Y estuve pensando toda la noche, ¿por qué? —volvió a beber agua—: Yo… pasé la noche con alguien más. Y estoy confundida, porque si uno no engaña a quien ama, ¿Por qué lo hice? Pero… Shaka. Tú y yo no hemos sido nada desde hace algunos días. Yo te perdí hace mucho… es más, creo que nunca te tuve. Muchas cosas cambiaron entre nosotros de repente y un día simplemente, te esfumaste. No me estoy justificando. No pienses…

—En realidad me sorprende que no lo hubieras hecho antes —interrumpió—. Entiendo, no he sido el mejor de los novios y apenas te prestaba atención, no te he tocado prácticamente desde hace un mes. Sin contar lo frío que ha sido todo entre los dos de un tiempo para acá. Estoy impresionado de que no hayas corrido antes a los brazos de otra persona. Lo único que me sorprende de todo esto es… la verdad pensé que buscarías a alguien mejor que yo. ¿Pero Radamanthys?

—¿Cómo? —Nicol se quedó congelada ante la afirmación.

—Él dejó un indicio de su cosmos en ti.

—¿Qué? ¿Cómo es eso? —interrogó mirándose por todas partes—. ¿Cómo?

A Shaka aquella imagen le pareció graciosa.

—No lo verás con tus propios ojos —explicó él—. Se necesita de mucho entrenamiento para identificar y sentir un cosmos. Yo lo reconozco, es sencillo hacerlo y él… dejó deliberadamente un rastro de su cosmos en ti.

—¡Qué maldito! ¿Por qué hizo eso?

—No sé, tal vez quería ayudarte.

—¿A qué?

—A ser sincera. —Nicol lo observó sin estar muy convencida—. A que yo fuera sincero tal vez.

Ella suspiró pesadamente mientras una lágrima amenazó con traicionarla y dejarla caer derrotada.

—¿Me fuiste infiel con Alejandra? —la voz de la belga se quebró, sin embargo, no perdió la compostura.

—No. No… bueno… no de la forma que estás pensando. —explicó en tono solemne. Nicol se cruzó de brazos y recargando su espalda contra la silla aguardó—. Yo… te engañé y me engañé. Porque nunca dejé de amar a Alejandra. Me lo preguntaste tantas veces que pensé que con decir no, ella ya no estaría en mi cabeza, pero siempre estuvo ahí. Siempre. Ayer cuando intenté buscarte me encontré frente a la oficina donde trabaja ella. Caminé sin darme cuenta hasta allí, yo… quería verla, quería estar con ella, es algo… inexplicable. Nicol, creí que podía manejar esto pero no puedo. No es justo para ti seguir adelante con nuestro compromiso o con nuestra relación cuando claramente sigo amando a otra mujer. Lamento, de verdad lamento todo esto. La verdad es que… amo a Alejandra de una forma absurda.

Ambos guardaron un largo y profundo silencio, Shaka bajó la cabeza y ella observó hacia otro lado intentando disociarse de la realidad.

—Es difícil amar a alguien que te hace sentir miserable, ¿no lo crees Shaka? —Ella aguardó tranquila esperando una respuesta que él no se atrevió a pronunciar—. Tú… Nunca devolvías las llamadas, nunca me llamaste de alguna forma cariñosa, te apartabas de mí sin darte cuenta. Y cuando te quedabas en mi apartamento al llegar el día te marchabas con mucho afán. Del sexo no me quejo, pero con el tiempo se hizo tan monótono y frío. Sin embargo, yo me quise convencer de que sí te amaba.

—¿Te hice sentir miserable? —Nicol asintió—. Bueno, con solo decir: 'Sí me hiciste sentir miserable'. Hubiera sido suficiente —bromeó y ella no pudo evitar una carcajada.

—Parece que… nunca nos hicimos ningún bien… creo.

—Algo bueno tendrá que salir de todo esto.

—¿Al menos consideraste casarte conmigo? ¿Al menos buscaste un anillo para mí?

—Sí —contestó con gran sinceridad—. De hecho existe un anillo, pero siempre me pregunté si era para ti.

—Entiendo —suspiró tomando sus cosas para marcharse—. ¿Sabes? Salir contigo fue difícil. Estás rodeado de tantas personas hermosas y además, eres absurdamente guapo que todos te ven al pasar y yo pensaba para mis adentros: 'Tendré que golpear a alguien'. Tenerte a mi lado no fue sencillo. Siempre estaba celosa y enojada. De cierto modo me alegra que esto haya acabado. Espero que seas muy feliz con Alejandra.

—Yo no conozco bien a Rada…

—No estoy con él. Solo fue… una noche en la que no estaba pensando con claridad. Y algo me dice que estar con él también sería igual o incluso más difícil. Su descaro no tiene límites. Yo no puedo vivir con eso —sonrió y él la imitó—. Adiós, Shaka, fue un placer conocerte.

—Adiós, Nicol.

Templo de Cáncer

Horas después Shaka subía las escaleras que daban a la cuarta casa cuando fue interceptado por Ángelo quien al verlo lo tomó fuertemente del brazo y lo arrastró hasta el interior del templo.

—¿Qué pasó? ¿Cómo te fue con Nicol?

—Me impresiona la rapidez con la que vuelan algunos chismes por aquí —dijo Shaka intentando seguir su camino, pero el otro se lo impidió.

—Mu me dijo que olvidaste el cumpleaños de Nicol. ¿Te estás escondiendo de ella para que no te mate?

Shaka respiró profundo bajando los brazos y se decidió a contarle a su amigo la verdad:

—Me encontré con Nicol esta mañana, nos dijimos algunas verdades y aceptamos no seguir adelante con esta relación.

—¡Qué bueno! —Ángelo casi saltó pero al ver el semblante serio de Shaka cambió de opinión—. ¿O no?

—Sí. Es bueno. Me quite un peso de encima. Pero no tienes porque celebrar tanto.

—¿Y ahora?

—Nada. Seguiré mi vida. Como siempre.

—Sí, ¿pero Alejandra? —miró a su compañero con determinación.

—¿Qué tiene que ver Ale?

—Ay, por favor, Shaka, es obvio que aún la amas. Dime: ¿Volverás con ella?

—No —contestó rotundamente, Cáncer se hizo un poco para atrás ante la determinación de este.

—¿Por qué? La amas, ¿no?

—Sí, la amo como no te imaginas. Pero superar a Alejandra me ha costado mucho. Mucho. Ella se irá de todas formas. Marchará lejos y yo no podré ir con ella. Tengo… tengo que renunciar a ella. Debo hacerlo.

—Pero Shaka.

—No hay pero que valga, Ángelo. Y agradezco mucho tu interés y tu buena voluntad, pero es mi decisión y espero la respetes.

Cáncer no dijo nada más, derrotado guardó silencio y le dio paso a Shaka para que continuara su camino.

Templo de Escorpio

—¡Milo, Milo! ¡Dime que me vas ayudar! —suplicó Afrodita entrando con sus dos hijos a la casa de Escorpio, su guardián al ver a piscis se preocupó.

—No voy a cuidar a tus niños —dijo con determinación, el otro rodó los ojos—. Haleth muerde y muy fuerte, y a Haldar le gusta lanzar todo lejos. Me golpeó con un juguete la otra vez, además, los dos se ponen de acuerdo para llorar a moco tendido. No señor, no me quedo con tus hijos otra vez.

—No es eso —comentó irritado—. Y mis hijos no son tan molestos como dices… a veces. Por ejemplo: Shaka se lleva muy bien con Haleth y Saga con Haldar, y ninguno de los dos es dado a los niños.

—Sí. Porque tus hijos por separados son más bonitos. Juntos son más peligrosos que Saga y Kanon.

—¡Que gracioso!

—Bueno, ¿qué es lo que quieres entonces?

—Sabes bien que Blizz tiene música en vivo los viernes, lamentablemente la banda que iba a tocar este fin de semana canceló todo en último momento. La gente va por la música en vivo. ¿Crees que podríamos…? bueno, ¿Zodiaco podría tocar en Blizz este viernes? Ya hablé con Kanon y Naomi y ambos están de acuerdo.

—Por mí no hay problema. Pero ¿Shaka?

—De ese te encargarás tú.

—¿Por qué yo? No señor. Del rubio insípido te encargas tú.

—Es que tú eres tan irritable, que estoy seguro que lo vas a convencer —sonrió.

—No, utiliza a tu hija para eso —sugirió, Afrodita observó a la niña.

—Que buena idea —dijo el sueco pasándole a Haldar a Milo—. Quédate con él, yo ya regreso.

Templo de Virgo

—¡Shaka, Shaka! ¡Dime que me vas ayudar! —suplicó Afrodita.

—No señor, no voy a cuidar a tus hijos… —El rubio se detuvo observando todo—. ¿Dónde está el otro?

—Está con Milo.

—Separados son más bonitos, ¿cierto? —Afrodita resopló molesto pero eso no impidió que siguiera firme en su empresa.

—Sabes bien que Blizz tiene música en vivo los viernes, lamentablemente la banda que iba a tocar este fin de semana canceló todo en último momento. La gente va por la música en vivo. ¿Crees que podríamos…? bueno, ¿Zodiaco podría tocar en Blizz este viernes? Ya hablé con Kanon, Naomi y Milo. Los tres están de acuerdo.

—Yo no quiero —dijo Shaka decidido—. Consigue otro cantante. Naomi lo hace bien sin mí. Ella es buena.

—Por favor, Shaka.

—No.

Afrodita suspiró abrumado y luego le dijo algo a Haleth en el oído.

—Po favol, tío —expresó la nena, Shaka miró a su compañero con molestia.

—Eso es muy bajo, incluso para ti, Afrodita.

—¿Sí, tío? —volvió a repetir la niña esta vez sin que su padre se lo pidiera.

—¡Ay! —Shaka prácticamente pataleó un poco—. Sabes que no me puedo resistir a ella. Sí, mi amor —le dijo a la nena—. Le ayudaré a tu papi.

—¡Sí! —celebró la pequeña y Afrodita sonrió triunfante.

—Niños manipuladores —expresó Shaka.

Días después - Blizz

Alejandra se sentó en la barra del café, estaba hablando por celular por lo que se limitó a saludar con un movimiento de mano, pero luego de colgar se dirigió a la amazona que estaba junto a ella.

—Shaina, ¿cómo va todo? Me dijeron que hoy toca Zodiaco, así que aquí estoy.

La Cobra sonrió con ojos brillantes y con gran entusiasmo observó a la latina.

—¿Sabías que Shaka y Nicol terminaron?

—No, no lo sabía —contestó la morena—. ¿Cuándo pasó?

—Esta semana, Ale. ¿Qué vas a hacer? ¿Irás con Shaka?

—Claro que no —acotó rotundamente, Shaina la observó contrariada.

—¿Por qué? —La Cobra respiró profundo para no caer sobre su amiga—. La otra vez me dijiste que aún amas a Shaka. Él ya no está con Nicol, es tu oportunidad.

—Y también te dije, que es claro que Shaka ama a Nicol, ¿o por qué otra razón se iba a casar con ella? Pobre, debe estar desecho.

—Sí. Ve a consolarlo. —Ofiucos intentó empujar a la otra.

—¡Shaina! Claro que no.

—Oye —continuó la peliverde acercándose a Alejandra—. ¿Y sí Shaka terminó con Nicol, por ti?

—¿Por mí? —inquirió no muy convencida en lo que la otra asentía con fervor—. No lo creo.

—Hola chicas —saludó Shaka entrando con Francisco y algunos instrumentos—. Soy el primero en llegar —se sorprendió al ver el café solo.

—No —contestó Shaina—. Afrodita está en la cocina ayudando a Seika con algunas cosas.

—De acuerdo —dijo él caminando hasta la tarima—. Yo iré arreglando algunas cosas, en lo que los demás llegan. Y luego preguntan que por qué odio a esta agrupación.

Ambas chicas se echaron a reír al escuchar la rabieta del rubio, y Alejandra se levantó para poder charlar con el santo, algo que celebró internamente la Cobra, pero que puso nervioso a Shaka cuando la tuvo enfrente.

—Me enteré de tu rompimiento con Nicol —expresó la colombiana con dulce tono—. Lo lamento mucho.

—No tienes nada que lamentar, a veces las cosas no funcionan.

—Es una pena, de verdad siento que no haya salido todo como lo planeaste.

—Por eso es mejor no planear, ¿no lo crees? —dijo organizando los instrumentos.

—¿Tan grave fueron las cosas? —Ale no estaba segura de lo que preguntaba—. ¿Hay forma de que vuelvan a estar juntos?

—No, preciosa —continuó él sin desatender su labor—. A veces lo mejor que puedes hacer por tu salud mental es renunciar, ya sea a un trabajo, a un lugar o a una persona. —La miró fijamente.

—Tienes razón —suspiró ella acongojada dándose la vuelta para volver con la Cobra.

—¿Te quedaras al concierto?

—Sí, a eso vine. Me gusta escucharlos.

Alejandra caminó con firmeza nuevamente hasta la barra y aunque Shaina no escuchó de que hablaban Virgo y la chica no hizo falta para entender que no había sido algo alentador, no por la expresión con la que llegó la morena ni por el desinterés con el que se quedó Shaka en la tarima.

—Creo que Shaka, está afectado por el rompimiento con Nicol, o por lo menos eso me pareció.

Shaina suspiró amargamente al escuchar las palabras de la latina. Estaba segura de los sentimientos de Alejandra hacia Shaka, porque ella misma se los había revelado, pero de Virgo no estaba segura. Aquella noche en Italia, él le había dicho que amaba con loca pasión a Alejandra, pero ahora parecía que las cosas no eran así. O el rubio se había enamorado de Nicol y sí lamentaba el rompimiento o estaba aprendiendo a fingir y aún moría de deseo por la colombiana. Suspiró, ella jamás lo sabría.

Pocas horas después el café se fue llenando, la banda probaba el sonido y los comensales esperaban ansiosos a que la agrupación diera inicio; como Zodiaco estaba en la tarima no fue de extrañarse que una buena parte del Santuario se encontrara en Blizz. Shion conversaba amenamente con Dohko y Lina, cuando la chica le señaló a una hermosa joven de cabellos morados entrar al establecimiento, el Patriarca no disimuló sus expresiones y con gran sonrisa saludó a la recién llegada que con algo de timidez se sentó a su lado recibiendo un cálido beso de los labios del lemuriano.

—Qué bueno que viniste, Violet —dijo Lina a la joven quien le devolvió el gesto con amabilidad.

—Me gusta esta agrupación —contestó Cetus—. Creo que tienen futuro.

—Sí —continuó Shion—. Pero son muy indisciplinados para tomar con seriedad la agrupación, solo se presentan cuando alguien más lo suplica.

—Bueno, por lo menos ayudan —sostuvo Dohko.

El evento dio inicio, Milo se apoderó del micrófono y presentó a toda su agrupación en lo que los presente aplaudían con júbilo, y un bello cover de la hermosa melodía de Great Big World se dejaba escuchar por todo el recinto, en los labios de Shaka y Naomi.

Say something, I'm giving up on you

I'll be the one, if you want me to

Anywhere, I would've followed you

Say something, I'm giving up on you

Alejandra escuchó la canción con detenimiento, ya conocía la tonada, la había escuchado hace mucho tiempo y le recordaba a una película, donde los dos personajes pasaron por altas y bajas hasta que al final uno dijo adiós, fue el adiós más triste, pero de cierto modo, fue un adiós necesario. Suspiró, y por alguna razón se sintió agobiada al comprender, era de cierto modo, y podía jurar que Shaka le dedicaba a alguien esa canción, ¿a quién estaba renunciando Shaka? Él se lo dijo minutos antes, que a veces lo mejor es renunciar, ¿por eso él renunciaba ahora por medio de esa melodía? ¿a quién? ¿A qué? ¿A Nicol?

No quería pensarlo, pero ¿De verdad Shaka estaba tan abrumado por Nicol? ¿La quiso tanto? Suspiró. 'A la única persona que amo, le digo adiós'… Eso decía la canción, y ya no importaba, porque Alejandra necesitaba salir de allí y marcharse cuanto antes.

Gracias a los dioses nadie corrió tras ella cuando lo hizo.

Cabañas Personal de Salud

—Kanon, ya es hora —llamó Ivonne con una maleta y caminando con su enorme barriga por toda la habitación—. Vamos cielo levántate —dijo ella tratando de ponerse los zapatos sin ningún éxito—. ¡Kanon!

El gemelo siguió durmiendo profundamente y apenas hizo un gesto de molestia para acomodarse mejor en su cama.

—Maldita sea, me iré yo sola apenas pueda ponerme esto —dijo ella sin poder calzarse y bastante frustrada, adolorida e irritada empezó a manotear en la cama golpeando a Kanon con demasiado desdén.

—¿Por qué la agresión? —comentó este adormilado sintiendo un fuerte dolor de cabeza por la cantidad de alcohol ingerido la noche anterior.

—Eso, sigue tomando —regañó ella—. ¿No se supone que estaban en Blizz? ¿Se embriagaron en Blizz?

—Un poco sí —dijo él poniéndose de pie—. Fue un buen concierto y nos quedamos a celebrar.

—Y yo aquí sola, y no me puedo poner estos zapatos —acotó pero un gran dolor la obligó a detenerse.

—¿Qué pasa, amor? —Kanon llegó cuanto antes con la chica quien estaba roja por el dolor.

—Ya pasó —dijo como si nada—. El bebé ya viene.

—¿Ya viene?

—Sí.

—¡Oh, cielos! Tenemos que irnos. Vamos.

—Espera —pidió ella sin levantarse de la cama—. Estoy descalza.

—Oh, sí, ya te ayudo.

Unas horas más tarde Ivonne estaba en la sala materna intentando dar a luz, llevaba 12 horas en labor y los ánimos en el lugar no eran los mejores, en especial para los padres que llevaban todo el día esperando el nacimiento de su hijo.

—¿Por qué los niños tardan tanto en nacer? —dijo despreocupadamente Aioros—. Creo que lo hacen a propósito.

—Sí. Porque el ideal de un pequeño niño inocente es hacer sufrir a sus padres desde el nacimiento —expresó Aioria con sarcasmo dirigiéndose a su hermano.

—Sí, los niños son malos desde pequeños —continuó Sagitario sin entender el tono de su hermano quien no se molestó en explicarse.

—Que no es: 'El hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe' —apuntó Ángelo con diversión.

—No, el hombre nace malo, pregúntale a Saga y Kanon —bromeó el arquero.

—¿Entonces estás de acuerdo con lo dicho por Maquiavelo, en que el hombre es malo por naturaleza? —preguntó Shaka quien apenas estaba prestando atención algunas cosas y no notó que estaba hablando con Aioros.

—¿Quién es Maquiavelo? —inquirió Sagitario algo confundido.

—El que escribió: 'Los 120 días de Sodoma'. —dijo convencido Milo.

—No, ese libro lo escribió el Marqués de Sade —corrigió Camus.

—Ah, el que escribió: 'Memorias de mis putas tristes' —dijo con firmeza Aioria.

—No, ese fue Gabriel García Márquez —apuntó Shaka exasperado en lo que Camus se frotaba la cara—. ¿Qué les pasa?

—Es tan fácil hacerlos enojar —celebró Milo junto a los hermanos de fuego.

—Son un trío de idiotas —regañó Camus.

—Más ustedes que les ponen cuidado —agregó Cáncer—. Aunque igual si creo que ustedes no saben quién es ninguno de los mencionados. —Se dirigió a los tres bromistas.

—Ah, ¿tú sí, Angie?

—No me llames Angie, Bicho y sí sé quiénes son.

—Ah, sí, dime —retó el Escorpio pero el llanto de un nene los hizo callarse.

—Ya nació el anticristo —murmuró el mayor de los gemelos cabizbajo.

—¡Saga! Estás hablando de tu sobrino —regañó Mu.

—Por eso es que lo digo, es el hijo de Kanon. Fin del mundo asegurado.

—Claro, es el portador de la armadura de Géminis —recalcó Aioros—. De que es el fin del mundo, es el fin del mundo.

—¡Que graciosos los dos! —refutó Shion mirando con seriedad haciendo que todos guardaran silencio.

—¡Muchachos nació mi hijo! —bramó Kanon saliendo con los brazos en alto—. Es un varón. Ian…

—¿Se va a llamar Ian?

—Sí, ¿algún problema, Milo? —El aludido se alzó de manos ante la pregunta amenazante del exgeneral—. De acuerdo. Saga, ven a conocer a tu sobrino.

—No —dijo el mayor—. Los niños son pegajosos y más cuando acaban…

Saga no pudo terminar de hablar, Kanon sin ninguna sutileza lo arrastró consigo hasta al cuarto.

Alrededores del Santuario

Ikki estaba parado frente al primer templo cuando unos pequeños brazos lo rodearon por la espalda, el Fénix sonrió ante el abrazo, pero para no dañar todo el esfuerzo de Shunrei fingió ser tomado por sorpresa, aunque si le sorprendía el hecho de que ella estuviera allí.

—¿Qué haces aquí? —dijo con amplia sonrisa, aceptando un largo beso bastante cariñoso.

—Terminé mis deberes antes —comentó ella con voz melodiosa abrazando al Santo, quien levantó el brazo para abrazarla y acomodarla cerca de su pecho—. Me esforcé mucho con algunas actividades y me exoneraron de parciales finales, bueno, no de todos, pero si de una buena parte. Me quedaré algunos días, ¿te parece bien?

—Me parece perfecto, no tienes que preguntar eso.

—¿Y donde están todos?

Ikki se sintió contrariado y empezó a comprender que la chica llegó hasta allí por su propio pie sin que nadie la acompañara, y ya era bastante tarde para que ella anduviera por ahí sola.

—El bebé de Kanon está a punto de nacer, o ya nació, no lo sé —contestó él.

—Ya va a nacer el bebé de Kanon —acotó asombrada poniéndose de pie—. Vamos a conocerlo.

—Yo la verdad… no es que me agrade mucho eso… y…

—¡Vamos! —Ella no espero una afirmación y con determinación tomó al hombre de la mano y lo arrastró consigo, desde luego él no hizo el menor esfuerzo por detenerla—. Además, no conozco a los otros nenes. Natalia y Gabriel, así dijiste que se llamaban, ¿cierto?

—Sí. Pero…. La verdad, los niños…. Como que no son lo mío.

—¿Y qué harás cuando tengamos hijos? —preguntó sin darse cuenta sonrojándose ante su observación para luego esconder sus rostro entre sus manos.

—¿Hijos? —interrogó con gesto divertido ante el encanto de la joven—. ¿Nosotros?

—¿No lo has… no lo has pensado? —susurró.

—Contigo he imaginado muchas cosas —afirmó logrando que el sonrojo de Shunrei aumentara demasiado.

—¿Entonces qué vas a hacer cuando tengamos hijos?

—Los amaré tanto como te amo a ti. Y bueno, tendré que aceptarlos porque son de la familia, así como acepté a Seiya finalmente.

—¡Ikki! —regañó con dulzura—. ¿Y cuántos hijos quieres tener? —preguntó buscando el abrazo del fénix.

—Tres —contestó con semblante tranquilo—. Dos niños, una niña.

—No me digas que sabes hasta cómo se van a llamar.

—No he llegado tan lejos, pero podría empezar desde ya a pensar en eso.

—Y si primero… —Shunrei volvió a sonrojarse—. Creo que primero deberíamos… tú sabes.

—No, no sé —comentó él maliciosamente porque le encantaba ver a la chica sonrojada.

—Tú ya sabes.

—¿Qué? ¿Qué deberíamos hacer primero?

—Tú ya sabes —bajó la cabeza nerviosa.

—Sí, primero lo primero —dijo él levantando el rostro de la chica para mirarla a los ojos—. Cuando estés lista. No tenemos afán.

Ella sonrió complacida y con un gran gesto volvió abrazarse al hombre, quien la apretó con gran cariño.

Grecia

Días después Alejandra iba por las calles caminando en zigzag debido al peso de una caja que cargaba, cuando pensó en llevar algo de trabajo a casa no se imaginó en lo pesado que estaría el equipaje.

—Déjame ayudarte —se ofreció Shaka quien andaba por ahí y al verla corrió a auxiliarla. La latina no tuvo tiempo de reaccionar, el rubio se había hecho con la caja—. Está pesada.

—Gracias, ¿Qué haces por aquí? ¿Acaso me acechas? —interrogó ella caminando al lado del Santo.

—Iba para el apartamento de Nicol —explicó serenamente—. ¿Vives por aquí cerca?

—Sí. A dos cuadras de aquí. Cerca a la oficina, pensé que podría llegar con esto en una pieza.

—Eres casi vecina de Nicol —comentó analizando lo irónico del asunto—. ¿Qué es esto?

—Son unos documentos, algunos informes y expedientes. Tengo que revisar todo eso hoy. No alcancé en la oficina, tuve tantas reuniones que apenas pude almorzar.

—Trabajas muy duro.

—Un poco sí. ¿Entonces arreglaste las cosas con Nicol? —Alejandra lo miró a los ojos.

—No —contestó él con gran rapidez—. Ella dejó algunas cosas en mi templo y voy a llevárselas. No había tenido la oportunidad de hacerlo antes.

La morena se percató de una bolsa de tela que llevaba el rubio en la mano.

—Ya veo. Aquí es —señaló ella un enorme edificio—. Yo me encargo del resto, debes tener afán.

—No —respondió Shaka con rapidez impidiendo que Alejandra tomara la caja—. Yo la subo, ¿dónde es?

—Por acá —indicó ella, unos segundos después llegaron hasta el apartamento—. Sigue —pidió. Shaka ojeó el lugar dejando la caja sobre una mesa.

—Qué hermoso apartamento tienes. No te puedes quejar, Lala.

—Sí. La Fundación lo paga. Beneficios de esta propuesta.

—¿No te sientes sola en este lugar? Es enorme. En tu casa siempre estabas con tu mamá y Daniela.

—No te voy a negar que me hace falta un poco el ruido, pero gozo de una gran vista al mar.

Shaka se acercó a la ventana.

—Me gusta mucho tu apartamento Ale —dijo bajando su mirada hacia un pequeño libro de color verde—. Leí este libro en mi adolescencia. Me encantó, creo que se destruyó en las batallas.

—Lo terminé de leer ayer —explicó ella acercándose hasta él—. No sabes cómo me dolió la muerte de la anaconda. Yo quedé sin ganas de hacer nada.

—Te entiendo —comentó paseándose por el lugar como un niño curioso—. Horacio Quiroga tiene una pluma exquisita, la muerte de la anaconda fue tan sublime. Yo no me esperaba eso.

—Ni yo. Me sentí muy mal después de leer esa parte.

—Como siempre tan dulce… —Shaka quiso decir algo más pero se lo guardó, sus ojos se posaron en un interesante cuadro—. Un abecegrama —sonrió.

—Sí, lo compré en el mercado antiguo —contestó ella llegando nuevamente con él—. ¿Lo recuerdas? Es una horrible frase, pero me encanta. El señor solo tenía ese.

—Es el mismo que yo tengo.

—No te lo puedo creer, ¿de verdad?

—Sí. Tú misma lo dijiste, el señor solo tenía ese.

Ambos se quedaron en completo silencio cada uno analizando lo que querían decir a continuación.

—¿Quieres algo? ¿Café, un poco de té? —ofreció Alejandra.

—Té, pyar, muchas gracias. —Shaka respiró profundo analizando sus palabras y no pudo evitar sonreír, así la había llamado antes y Nicol escuchó, por eso ella quiso saber que significaba esa palabra.

—¿Qué pasa?

—Nada, solo recordé algo —explicó, ella no le dio importancia y con un pequeño movimiento empezó a andar hacia la cocina, mientras Shaka seguía revisando el lugar deteniéndose junto al estéreo donde sin mayor problema dejó sonar una canción.

—Que linda canción —expuso Alejandra reuniéndose con él—. Tienes buen gusto.

—En realidad fue la primera canción que sonó, estaba en la memoria. —Alejandra dio un rápido vistazo al aparato y sonrió de medio lado—. Hace mucho no escuchaba a Leonard Cohen —continuó él y por un momento pareció que hablaba solo—. Dance me to your beauty with a burning violin… —cantó con voz suave y Ale no pude evitar sonreír—. Ven, baila conmigo —pidió con gran elegancia, ella no se hizo del rogar y aceptó encantada mientras Shaka continuaba cantando—. Dance me through the panic till I'm gathered safely in… Ale… ¿Por qué desapareciste por tanto tiempo?

Alejandra respiró profundo y completamente abrumada se escondió entre el pecho del guerrero quien se limitó abrazarla sin esperar una respuesta continuando con el baile.

—Quería volver cuanto antes a ti —susurró, leve y pausadamente, Shaka no estuvo seguro de lo que escuchaba—. Lo siento, no debí desaparecer así, pero solo quería volver a verte y estar a tu lado en el menor tiempo posible. No imaginé… ya no importa, realmente.

—Me está costando tanto renunciar a ti, Alejandra —soltó casi por inercia, ella se detuvo para mirarlo a los ojos—. No es tan sencillo dejar de amarte, olvidarte es imposible. Es extraño pero contigo todo es paz, eres paz… eres el más dulce alivio, a tu lado, siempre estoy… tranquilo. Es como estar en casa, es como estar siempre a salvo, es como el más maravilloso sueño.

Ella sonrió, con esa sonrisa tan hermosa que enamoró y cautivó desde el primer día a Shaka. Aquella sonrisa deslumbrante revolcó el corazón del rubio, quien comprendió una vez más que estaba perdiendo la batalla otra vez contra ella, un pensamiento residual volvió a cobrar vida con mucha intensidad, el hecho es que, aquella mujer de alborotada cabellera negra como la noche, de ojos brillantes y hermosa sonrisa, era la verdadera persona a quien amaba y debía aceptar que siempre se trataría de ella.

Shaka analizó con sentido claramente crítico que no había olvidado el cumpleaños de Nicol por mero descuido sino por un capricho intenso, revolucionario y prácticamente voluntario. Él no quería estar con Nicol, porque sus propios pasos, más arrebatados que su instinto animal lo condujeron delante de Alejandra. Alejandra se había anidado en su alma con tanta firmeza que derrumbar su espacio era una tarea imposible. Si alguien debía estar a su lado, si con alguien se debía casar, tener hijos y envejecer, era con Alejandra. Algo era claro, y mentalmente se prometió que no la volvería a dejar ir y si tenía que marcharse con ella lo haría. Ya no importaba nada, él iría con ella hasta el mismo infierno si era necesario, pero no la volvería a dejar ir.

Y por lo tanto y para corroborar su sospechas, no dijo nada. Simplemente, la besó con tanta delicadeza que en algún momento la sintió de porcelana, por lo que temió romperla. Ella no se resistió a la caricia y después de comprender lo que pasaba rodeó al Santo con demasiada fuerza. Y mientras él era puramente sensible en su tacto, ella lo apretó con fervor temiendo a que se esfumara como un fantasma al igual que lo hacía cada mañana al despertar de sus sueños más intensos.

—Ale, por favor no te vayas —suplicó juntando su frente con la de ella—. Quédate conmigo. Por favor, si existe la mínima posibilidad de quedarte, por favor, te lo suplico, hazlo.

Alejandra sonrió en medio de un suspiro, acarició la mejilla del santo y volvió a besarlo, esta vez con un poco de timidez.

—No voy a irme, no esta vez.

—¿En serio?

—No. Saori y Julián me ofrecieron un maravilloso trato al que no me pude negar.

—Eso es una excelente noticia —dijo con gran sonrisa y volvió a besarla.

—Escucha —intentó detener las caricias del hombre—. Tengo que levantarme muy temprano… y…

—Entonces no te dejaré dormir, y así no se te hará tarde —sonrió.

Cabañas Femeninas

Shaina se abrazó así misma por el frío que estaba haciendo y por un momento la carga hormonal de su embarazo la hizo sentirse triste por la inmensa soledad que era su única compañía, aliviada sonrió con ternura al escuchar un pequeño golpe en la puerta, ahora tendría con quien hablar.

—Hola, preciosa —saludó Milo en el umbral, Shaina no esperaba eso pero al ver al griego sonrió—. Vine a hacerte compañía.

—¿Por qué? —preguntó ella dejándolo pasar.

—Sé que estás sola, ¿no? —señaló.

—Sí —contestó ella cabizbaja—. Las chicas están en guardia esta noche. Creo que tendré que cambiar eso para que no me dejen sola —bromeó.

—Es buena idea —dijo él caminando hasta la cocina—. Te haré un té, hace mucho frío. ¿Quieres algo de comer?

—Yo… —analizó—. Sí, tengo hambre.

—Espérame en la habitación ya voy para allá.

Shaina sonrió complacida y como le pidiera él se adentró en el cuarto donde minutos después llegó Milo con una charola de té y comida.

—Me encantan tus sándwiches —dijo ella.

—Son los mejores.

—Solo porque hiciste un curso de cocina.

—Silencio —ordenó Milo mirando por todo lado, Shaina sonreía divertida—. Nadie tiene porque enterarse de ese curso.

—¿Y qué tiene de malo que sepan que hiciste un curso de cocina?

—Que me gusta —explicó acostándose al lado de la chica—, que todos crean que mi cocina es una habilidad innata.

—Si claro, alguien te va a creer eso.

—Tú, cierra el pico —expresó, en lo que Shaina degustaba de los alimentos.

—Todo está muy bueno, aunque de seguro lo vomitaré en la mañana.

—No te preocupes, si quieres te preparo más en el desayuno. —Ante la propuesta de Milo, Shaina lo observó extrañada—. Me quedaré en el sofá. No te preocupes.

—Pero el sofá es muy pequeño —analizó ella, lo mejor era que Escorpio se quedara en su templo, pero tampoco quería estar sola—. Puedes dormir en alguna de las habitaciones de las chicas.

—No creo que a ellas les guste. Me quedo en el sofá, no hay lío.

—¿Y sí te quedas aquí? —preguntó bajando la mirada—. Tú allá y yo acá —señaló.

—Si no te molesta. Por mí no hay ningún problema.

—Es que hace tanto frío —explicó con inocencia—. Y el sofá es tan incómodo. Mejor te quedas aquí. Pero es a dormir nada más —recalcó.

—Sí. No haré nada que tú no quieras —expuso seductoramente, Shaina rodó los ojos—. Está bien, solo a dormir —continuó levantando la charola, unos segundos después volvió para acomodarse junto a la Cobra.

—Tengo frío en los pies —dijo ella y por reflejo los metió entre las piernas del griego quien ya se esperaba esa acostumbrada manía—. ¡Ay, perdón! —soltó al ser consciente de la situación.

—No te preocupes. Por mí está todo bien.

Ella sonrió enternecida, y como lo hiciera en el pasado se acomodó para ser abrazada por el santo y dormir plácidamente.

Blizz

Algunos días después las cosas en el Santuario avanzaban sin mayor novedad. Los niños seguían creciendo y llenando de risas el ambiente silencioso del Santuario. A Saori se le veía más sonriente ahora que podía disfrutar libremente en compañía de Shun, sin contar que gracias a la alianza con Julián y las estrategias propuestas por Alejandra, el viejo comité de la Fundación se había disuelto, dejando a todos, incluso a los mismos accionistas satisfechos. Shion era otro a quien se le notaba muy feliz, había dejado de ser tan estricto y se le veía más seguido en los campos, en el café y en el pueblo, y de vez en cuando se dejaba ver con atuendos diferentes a los acostumbrados. O como diría Dohko: 'con ropa de esta época'.

Blizz no llevaba más que un par de horas abierto, por lo que apenas habían algunos comensales y el movimiento estaba algo suave. Seika organizaba las repisas, en lo que Naomi atendía a los clientes y Seiya entraba con algunas cosas para el inventario, no pasó mucho tiempo cuando Alejandra entró al café con amplia sonrisa para pedir un capuchino con amaretto

—Hola, Ale —saludó Naomi atendiendo a la morena—. ¿Al fin cuándo es que te vas?

—No me voy. Bueno, si tengo que viajar a Colombia a organizar algunas cosas, pero ya no me voy.

—¿Y eso? —quiso saber Seika—. ¿Qué te hizo cambiar de opinión?

—Saori y Julián me ofrecieron un gran puesto —contestó la latina— y una gran remuneración hace un mes, no me pude negar. Quería negarme por algunas razones que ya no importan, pero al final dije que sí y todo salió bien.

—Una pregunta indiscreta —dijo Naomi con voz baja—. Tú y Shaka, ¿qué?

Alejandra se mordió el labio en lo que las otras dos esperaban ansiosas.

—Estamos juntos —respondió con un ligero sonrojo—. Exactamente hace cuatro días.

—¿Por qué no habías dicho nada?

—Pensé que ya lo habían notado —le dijo Alejandra a Seika—. No hemos sido muy discretos.

—Hace rato que no venias por acá, así que es difícil notarlo —apuntó Naomi.

—Oh, sí. Es que estado muy ocupada —sonrió.

—¿Y qué pasó con Nicol? —quiso saber Seika con bastante curiosidad.

—Bueno, no conozco los detalles de la ruptura entre ella y Shaka, y tampoco quiero saberlos. Pero sí sé que no soy la persona favorita de Nicol. Espero no encontrármela por ahí.

—Alejandra, llegaste a destruir una relación, un compromiso y un futuro matrimonio —expresó Naomi con malicia.

—Yo no hice eso. —Alejandra dejó caer su cabeza sobre la barra—. Ellos terminaron antes de que Shaka y yo volviéramos.

—Igual, algo me dice que tuviste que ver con ese rompimiento —continuó la amazona—. No importa, querida. Aquí todos te damos las gracias. Creo que nadie aprobaba la relación entre Nicol y Shaka.

—Buenos días estrellitas —saludó Aioros ingresando con gran entusiasmo y sentándose en la barra—, el cielo les dice, hola.

—Quieto, Willy Wonka —espetó Naomi mirando al Santo—. ¿Qué deseas?

—Ahora que lo preguntas, a ti mi amor. Te deseo a ti —contestó el rubio con el mayor de los cinismos.

—Del café —recalcó la guerrera.

—Quisiera a Seika, pero ella está muy comprometida —repuso el Santo haciendo que las tres chicas rodaran los ojos.

—¿Vas a consumir algo del café? —ironizó la escocesa pero se imaginó que Aioros no contestaría con seriedad—. ¿Qué vas a tomar?

—Quisiera un vodka, pero es tan temprano que me conformo con un expreso. Ale, mi amor, ¿Cómo estás? Te veía más cuando estabas en Colombia que estando aquí.

—Anduve un poco ocupada, Aioros. Pero yo creo que mi carga laboral ya disminuyó.

—Ojalá mi amor, porque tengo que decirte algo —comentó tomando las manos de la chica—. Mi hermosa Ale, he luchado en vano y ya no lo soporto más. Estos últimos meses han sido un tormento. Vine a Blizz con la única idea de verla a usted. He luchado contra el sentido común, las expectativas de mi familia, su inferioridad social, mi posición y circunstancias, pero estoy dispuesto a dejarlas a un lado y pedirle que ponga fin a mi agonía.

Las tres mujeres se echaron a reír, no obstante, Alejandra le siguió el juego.

—No comprendo —dijo ella.

—La amo, ardientemente.

—Que mal, querido —contestó Alejandra dándole un golpe suave en el hombro.

—¿Puedo saber por qué me rechaza sin fingir algo de cortesía? —Aioros se sentó derecho con bastante propiedad y fingido sufrimiento.

—¿Y puedo saber yo, si leíste el libro o viste la película?

—La película —contestó él desinteresado—. No sabía que había un libro—. Nuevamente las chicas se echaron a reír—. Oigan no sean así, no saben cuánto tardé en aprender las palabras que el Señor Darcy le dice a Elizabeth Swan, y todo para impresionar a Alejandra. No imaginé que ella conociera la obra.

—Todos la conocen —aclaró Naomi.

—Y Elizabeth Swan es de Piratas del Caribe —hizo ver Alejandra—. La de Orgullo y prejuicio, es Elizabeth Bennet

—No importa, la interpreta la misma actriz —se defendió el santo—. Ale, ¿me aceptas?

—Verás, estoy saliendo con Shaka.

—¿Con Shaka? —preguntó él sorprendido—. ¿No se supone que Shaka se iba a casar con Nicol? ¿De qué me perdí?

—Ahora Shaka —explicó Naomi—, se va casar con Aleja. ¿Verdad?

—Tanto así como casarnos —interfirió la morena—. No, pero estamos juntos ahora.

—¿Eso quiere decir que Nicol está disponible?

—¿En serio, Aioros? —llamó Naomi mirando al hombre—. ¿De verdad te quieres involucrar con esa mujer?

—No. Solo quiero meterme en su cama. Ya saben.

—Ay, Aioros. ¿Vas a cambiar algún día? —quiso saber Seika.

—¿Para qué? —defendió la amazona—. No le hace daño a nadie.

—Esa es mi chica —celebró el Santo mirando a la guerrera—. Por eso es que tú y yo nos entendemos tan bien.

—Naomi tiene una relación abierta con Minos —apuntó Alejandra—. Tal vez te les puedas unir, Aioros.

—Sí —continuó la escocesa—. Pero para poder hacer parte de la relación, primero tienes que pasar por un trío con Minos y conmigo.

—¿Con Minos? —inquirió el hombre analizando la información—. Pues el tipo no está nada mal. Me apunto.

—¡Aioros! —Lo reprendió Seika.

—¿Qué? Me gustaría más un trío con ustedes, pero no soy ambicioso. Ya sé, Naomi. Te propongo un trío, tú, yo… y Aleja.

—¿Por qué? —preguntó la morena.

—Porque sí y ya —demandó Sagitario—. Y te dejas.

—Sí, Ale. Te dejas —remarcó la escocesa.

—Buenos días.

—Y también con Shaina —ordenó el arquero al ver a la chica entrar al café—. Y también te dejas.

—¿Qué? ¿Conmigo qué? ¿Y qué me dejo hacer?

—Un trío, mi amor —explicó Aioros—. Tú, Naomi, Aleja y yo.

—Eso es un cuarteto, mi cielo —le dijo la Cobra—. Además, estoy embarazada. ¿Lo recuerdas?

—¿Cuándo es que nace el niño? —inquirió recibiendo un resoplido por parte de todas—. Necesito que nazca ya. ¿Saben? Ustedes son muy aburridas. Me iré a buscar otros horizontes —advirtió con voz melancólica para luego caminar hasta la puerta donde Marín entraba—. Hola, mi amor.

—Soy la esposa de tu hermano —recalcó Águila—, y la madre de tus sobrinos.

—Mejor, así todo se queda en familia. —Aioros subió ambas cejas pero antes de que alguna pudiera protestar salió corriendo.

—Ay, Aioros, no respeta a nadie —dijo Marín llegando con las chicas—. ¿Cómo va todo?

—¡Bien! —contestaron por inercia.

—Shaina, ¿cómo van tus nauseas matutinas?

—Del asco, Marín —contestó afligida—. No sé supone que empezaban a desaparecer en el segundo trimestre.

—¿Ya estás en el segundo trimestre? —preguntó Naomi.

—No —respondió la italiana—. Creo. ¿Cuánto tiempo tengo?

—¿En serio no sabes cuánto tiempo tienes? —interrogó Alejandra.

—Sí, pero todos hablan de semanas y cosas así —dijo la italiana—. ¿Por qué no hablan como la gente normal? Dos meses, tres meses, cuatro meses y así.

—Totalmente de acuerdo —acertó Naomi.

—Shaina, si no estoy mal tienes 14 semanas —acotó Marín.

—Eso equivale a… —Ofiucos hizo cuentas mentales—. A tres meses… y medio.

—Bien, vas bien —felicitó Seika.

—¿Por qué no pudiste decir: tres meses y medio, Marín?

—Pero en el ginecólogo siempre te van a hablar en semanas, así que acostúmbrate —se defendió Águila.

Shaina hizo un movimiento con la mano restándole importancia a todo:

—Pero Ale —dijo la Cobra observando a la morena—. ¿Volviste con Shaka? Me pareció verlos juntos.

—Sí —contestó Alejandra algo sonrojada ante la bulla de las otras.

—¿Y eso cuándo pasó? —quiso saber Águila.

—No hace mucho —explicó la latina.

—Los felicito mucho, pero… ¿ya no te vas?

—No Marín, no se va —contestó Naomi—. En la Fundación le ofrecieron una gran oferta a la que no se pudo negar.

—Exacto, y ahora aquí me quedo.

—¡Qué bueno! —celebró Shaina—. Estaba harta de ver a Shaka sufrir por amor.

—¿Y qué hay de ti? —interrogó Alejandra a la Cobra—. ¿Volverás con Milo algún día?

—No lo sé —contestó sirviendo un poco de té—. Tal vez.

—¿Tal vez? —cuestionó Marin observando a su amiga.

—No lo sé. Tal vez sean las hormonas, pero… mi corazón quiere estallar por Milo —explicó tomando asiento—. Se ha portado tan bien, que tengo miedo que todo eso termine… pronto.

—Milo te ama —alentó Águila—. Tal vez eso no termine nunca.

—No sé. —Shaina suspiró profundo—. No quiero volver a lo mismo de siempre.

—Tómate tu tiempo —expuso Alejandra—. Por ahora ve un paso a la vez.

—Gracias.

Dos meses después – Cabañas Femeninas

Shaina observaba su abultado vientre en el espejo con algo de felicidad y un dejo de tristeza, tenía que trabajar fuertemente para recuperar su figura, y con su manera de comer no estaba muy segura de que eso funcionara mucho. No le dio importancia, total, seria la madre de uno de los guardianes, que como le dictaba la leyenda, él era el más poderoso y el líder de los cuatro reyes celestiales, en realidad se sentía completamente orgullosa y contenta de aquel bello regalo. Sonrió, el toque indescifrable de Milo en la puerta la obligó a caminar con alegría para abrirle al santo que la esperaba en el umbral.

—¿Qué haces? —quiso saber ella al ver al hombre tan tranquilo.

—He estado pensando —explicó él—, pero no es cierto lo que dices: de que no nacimos para estar juntos. ¿Sabes? Yo creo que sí nacimos para estar juntos y nuestro hijo es la prueba de ello.

—Milo…

—No… Shaina, démonos una oportunidad. Bien dicen por ahí que la tercera es la vencida.

—¿Tú crees? ¿Tú crees Milo que esto pueda funcionar y…?

—Sé que estás asustada, yo también. En realidad creo que hemos hecho todo al revés, y entiendo que quieras lo mejor para el bebé y que una relación inestable no le haría ningún bien a nuestro hijo. Pero si dejamos todos esos miedos a un lado e intentamos, esta vez, hacer al derecho las cosas, sé que todo estará bien. Shaina.

Milo dobló una rodilla hincándose en el suelo, acto seguido tomó las manos de la Cobra.

—¡Por favor no me vayas a pedir matrimonio! —acotó ella nerviosa, no estaba segura de aquel paso tan grande. Milo sonrió confundido e inmediato se puso de pie.

—No, no te voy a pedir matrimonio —expresó con gran sonrisa, no tenía esa intensión, no por ahora, Shaina sonrió aliviada—. Solo quería pedirte… que… vinieras a vivir conmigo al Templo de Escorpio.

—¿Vivir juntos?

—No tiene que ser ya, cuando estés lista. Yo espero.

—No deberíamos primero… ya sabes.

—¿Qué? ¿Conocernos? Creo que ya nos conocemos mucho. Pero si tu quieres una cita… ¿Shaina, aceptarías salir conmigo?

—¿Qué tal si nos saltamos todo eso de las citas y pasamos al sexo directamente?

Milo hizo un gesto de desaprobación.

—Solo quieres aprovecharte de mí —dijo él—. Leí sobre el apetito sexual en el embarazo.

—A mi me sorprende que sepas leer y que estés leyendo todos esos libros.

—Es buena lectura.

—¿Entonces? ¿Nos saltamos al sexo? Así nos evitamos tanto drama y no tengo ganas de salir.

Escorpio observó a la chica para luego fijar su vista en el aire y analizar la información detenidamente.

—Ya que —aceptó él—. No creo que te vuelva a embarazar.

—¡Sí! —celebró ella divertida—. Digo, ¿quieres pasar?

—Desde luego.

—Oye —bramó ella caminando hasta la habitación—. Pero a la primera cosa rara que vea, te mando al carajo.

—Trató hecho.

Tiempo después — Sala materna

En un hermoso 7 de diciembre, Shaina destrozó la mano de Milo quien la acompañaba en el momento de dar a Luz. La Cobra sufría y estaba desesperada porque ya llevaba 24 horas en labor de parto y ahora, traer a su bebé al mundo se estaba convirtiendo en una tarea muy dolorosa, aunque en algún momento no quiso seguir adelante, alentada por el personal de salud y por el maltrecho Escorpio continuó su trabajo hasta que el llanto de su hija la hizo sonreír y llorar de alegría.

—Es una hermosa y muy saludable niña —dijo el doctor, acto seguido la pequeña fue entregada por Ivonne a la reciente madre.

—Mira, Milo es tan chiquita y bella.

—¿Cómo estás, bella Sofía? —expuso el griego abrazando a Shaina—. Casi no naces, nos hiciste esperar mucho.

—Te tomaste tu tiempo, pequeña. —Abrazó la Cobra a su hija—. Pero valió la pena la espera. Eres lo más hermoso que hayan visto mis ojos.

—Es tan hermosa como tú —susurró Milo a Shaina para luego darle un beso en la frente a cada una.

….

—Muchachos —bramó Milo saliendo con gran orgullo en lo que cargaba a su pequeña en brazos—. Tengo la niña más hermosa del mundo en mis manos.

—No lo creo, esa es Haleth.

—Cállate, Afrodita —ordenó Escorpio.

—En realidad es Natalia.

—Cierra el pico tú también, Aioria. Todos cierren la boca. —Milo no estaba para competencias—. Miren a mi nena hermosa.

—Gracias al cielo se parece a la mamá —comentó Camus mirando a la nena, ganándose un resoplido por parte de su amigo.

—Es tan chiquita —dijo Aioros—. Yo quiero una —Todos lo miraron asombrados.

—¿Acaso piensas sentar cabeza, hijo? —preguntó Shion.

—En realidad —continuó el arquero—. Si quiero una niña, me conformo con una de 22 años.

—¡Ay, Aioros! —bramaron todos al mismo tiempo.

—¿Qué? —se defendió Sagitario.

—Los cuatro guardianes por fin están juntos —anotó Saori cerca al Patriarca quien sonrió.

—Fueron un par de años muy duros —expuso Shion—. Pero ya todo está bien —agregó y sus ojos se cruzaron con los de Violet quien estaba encantada mirando a la nena.

—Tal vez el próximo bebé que recibamos sea el tuyo —comentó la pelilila codeando al gran Maestro, quien se sonrojó ante aquellas palabras.

FIN

.

.


Se me secó el cerebro con ese final, supongo que querían más o quedaron con ganas de más, ¿pero que les puedo decir? Se me acabaron todas las ideas, creo que toda mi imaginación finalizó con este fic que me causo altas y bajas. En algunos momentos lo alabé y en otros quise desaparecerlo de la faz de la tierra jajajaja… llegué al final más rápido de lo que había planeado y me siento satisfecha. No habrá continuación, hasta aquí llega esta saga que me entretuvo por un buen tiempo. Por ahora no tengo más proyectos en mente, más que el fic de one shot que haré para mis lectores más constantes, sin embargo, les pido un poco de paciencia porque no saldrá tan rápido, y seguramente no este año. Y, la Tríada Oscura, pese a que es una historia que me gusta mucho algunos desaciertos me han llevado a cuestionarme si continuarla o no. Lo sabrán más adelante. Pero por ahora es todo lo que tengo en mente, y teniendo en cuenta esto, me ausentaré un poco de la plataforma incluso hasta del fadom. Necesito despejar mi mente. Pero no se les haga raro que vuelva en menos tiempo llena de energía jajaja

Por ahora muchas gracias a todos, a los que se quedaron hasta el final, a los que me animaron y me dieron grandes ideas, a los que criticaron y señalaron, a los que se fueron. A todos mil gracias. Cada uno a su modo me ayudó a construir este fanfic. Desde luego un agradecimiento muy especial a Nyan-mx, Natalita07 y a Ivonne, que con su bella amistad lograron que mi cabeza e inspiración se mantuviera a flote, son un trío de personas realmente bellas.

Monse, Beutyonly, 8D, smarty26 y ShainaCobra; mil gracias por subirme el ánimo con cada uno de sus maravillosos comentarios.

Nos estamos leyendo.