Todos estaban cuestionando la decisión de la chica de cabellera azul por elegir a un Pokémon con una mayor desventaja en aquel gimnasio. Pero solo las dos féminas en el campo de batalla sabían que aquella, no necesariamente, sería una mala jugada. Después de todo, ambas sabían lo que había pasado en la vieja mansión, pero solo Dawn confiaba en que soportaría los ataques tipo planta de Roserade y que sería casi inmune al envenenamiento. Pero algo le preocupaba a ella.
—¡Comiencen! —
Gardenia iba a atacar primero, y había dos posibles situaciones una vez que lo hiciera: una donde lo vencía y este combate estaría casi concluido, o descubriría que estrategia tenía Dawn en mente y lo que hacía tan especial a aquel Rhyhorn para la chica.
—¡Roserade Energi Bola! —
Justo el ataque que Dawn hubiese esperado, después de todo fue el mismo que Attila usó primero. Casi lo sentía como un deja vu— ¡Rhyhorn esquívalo! ¡Y después usa Mega Cuerno! —
Pero Rhyhorn no obedeció, se quedó de pie mirando la brillante esfera verde que su rival había lanzado hacía él. No se podía saber que pensaba el Pokémon, quizá consideraba ese ataque llamativo, o quizá le gustaba el color verde asumiendo que podía ver los colores, quizá sabía que era demasiado lento como para tratar de esquivar algo que se movía tan rápido, o quizá, su pequeño cerebro era tan pequeño que no medía el peligro. De cualquier forma, aquel Pokémon no se movió, pero estaba confiado en sus habilidades, y en su resistencia, siempre podía confiar en ellas, después de todo, siempre había sido el más fuerte de tres Pokémon.
La esfera de energía dio de lleno sobre el Pokémon de un solo cuerno, y como era de esperar para Dawn, este lo resistió y solo se movió como si tratase de sacudir los restos de aquel ataque. Un alivio para la chica, y una sorpresa para todo aquel que lo vio, incluyendo a la líder de gimnasio de cabello anaranjado. Pero luego de ver que su nuevo Pokémon no obedeció su primera orden, Dawn comenzó a temer que no obedeciera la segunda que le solicitó.
En su primer combate juntos, Pikachu no obedeció a sus órdenes, y asumió que se debía a que solo reconocería las ordenes de su entrenador legítimo. Ponyta no le obedeció tampoco en su primer combate juntos, y no pensó lo mismo que con Pikachu, a pesar de haberlo encontrado solo en una ruta donde no se había avistado un Ponyta ante, y que pudo haber pertenecido a otro entrenador, pensó que era porque no había logrado conseguir su confianza a pesar de tener junto a él varios días ya. Y con Rhyhorn, temía que igual no escuchara sus órdenes, ya sea que solo espere recibir las ordenes de su entrenador original, o que no la escucharía porque solo la veía como un dispensador de comida. Pero afortunadamente, sus miedos no se hicieron realidad.
El cuerno de Rhyhorn brilló, y comenzó a crecer hasta llegar a un metro de altura. Dawn se alegró, si la había escuchado a pesar de haber parecido que la ignoró, pero quizá si pretendía reconocerla como su nueva entrenadora, y lo demostró cuando echó a correr hacía su rival. Aunque, existía la posibilidad que solo quería complacer a la chica para recibir más pokochos como premio.
Gardenia quedó impresionada por el hecho que un Pokémon con gran debilidad al tipo planta resistiera como si nada a un ataque de su Pokémon. Dawn le dijo que él la siguió desde la ruta 203, había escuchado rumores sobre los Pokémon que asolaban a los entrenadores que pasaban por allí, y había escuchado sobre un Rhyhorn que era tan fuerte como para controlar a un Electabuzz y a un Magmar por sí solo, pero no imaginó que pudiese lograr una hazaña como la que hizo aquí. Tenía una idea, basada en otro rumor, pero debía comprobarla.
—¡Roserade esquívalo! — iba a comprobar si la idea que tenía en la cabeza resultaba ser correcta, pero lo haría después que su Pokémon evitara el ataque, después de todo, era más rápida que el Pokémon que corría hacía ella.
Roserade saltó cuando tuvo al Rhyhorn justo enfrente suyo. Cayó a dos metros de distancia al lado derecho, sus pies terminaban en punta, por lo que comenzó a girar sobre su pie derecho mientras tenía levantada la pierna izquierda, como una especie de burla donde demostraba que era más rápida y ágil que el Pokémon acorazado. Pero Rhyhorn no se detuvo, sino todo lo contrario.
A pesar de su robusto cuerpo, el Pokémon dio una vuelta como si su cuerpo fuese más ligero y sus patas más largas, pareció no tener problemas para girar y seguir corriendo con el ataque de Mega Cuerno aún activo. Siguió corriendo hacía Roserade y esto alertó a Gardenia quien no podía creer que aquel Pokémon hiciera eso.
—¡Roserade esquívalo! —
La Pokémon tipo planta estaba despreocupada mientras giraba sobre su eje, pero se sorprendió al escuchar la advertencia de su entrenadora. Cuando abrió los ojos, miró a su rival cerca suyo, pero no logró saltar a tiempo porque eso indicaba tener los dos pies sobre la tierra y no solo uno, fue allí donde perdió tiempo y Rhyhorn la alcanzó. El Mega Cuerno impactó en Roserade, haciéndola caer al suelo.
Las dos combatientes quedaron impresionadas por el resultado del primer ataque de Rhyhorn, pues no solo era resistente, también era ágil y fuerte. Para Gardenia debía ser preocupante pues no tendría la ventaja que esperaría en este combate, pero realmente no le importaba. Aunque un Rhyhorn que resistiera sus ataques era extraño, la chica se mantuvo serena, ella igual tenía varios trucos a usar, pero igual cabía la posibilidad que solo fue una casualidad.
Igual Dawn quedó sin palabras, pues no solo quedó comprobado que Rhyhorn podría hacerle frente a los Pokémon de Gardenia, sino que igual podía confiar que obedecería sus ordenes y eso era lo que la emocionaba. Quizá, el reto del gimnasio podría vencerlo con su ayuda.
—¡Roserade usa Hoja Mágica! — Gardenia ordenó y su Pokémon dio un salto para quedar unos cuantos metros por encima de la cabeza de Rhyhorn.
Dawn sabía cuál era el movimiento en particular, lo había visto en uno que otro concurso. Muchas hojas que caerán hacía su Pokémon, por lo que su nuevo plan era lanzar algo que destruyeran las hojas antes que impactaran en su objetivo. En su cabeza, todo resultaría.
—¡Rhyhorn! ¡Tu… Tu… — lamentablemente, en su plan no contemplaba que no sabía que movimiento podía hacer lo que ella quería.
Ella no había imaginado que Rhyhorn sería parte de su equipo en algún momento, por lo que le ocurrió lo mismo que con Pikachu, no sabía que movimientos sabía, o por lo menos, que movimientos tipo roca o tierra existían. ¿alguna vez había contemplado a algún Pokémon con esos tipos, en su gran plan para su gran viaje? Realmente no. Hippopotas y Sandshrew le habían parecido lindos, pero no había ideado capturarlos en algún momento… ni había planeado capturar a un Rhyhorn.
Al ver que Roserade ya había preparado su ataque, tuvo que dar una orden de inmediato para que su plan resultara de alguna u otra forma, así que dijo— ¡Lánzale algo! ¡Una roca! ¡Arena en los ojos! ¡Lo que sea! — dijo desesperadamente.
De la mano con pétalos rojos de Roserade salieron varias hojas de color verde y brillando, su forma era de luna menguante por lo que las puntas al final de cada hoja eran puntiagudas.
Rhyhorn también atacó. Comenzó a golpear la tierra con sus patas, y gracias a la fuerza con lo que lo hacía, varias rocas salieron del suelo justo por enfrente de su rostro. Rhyhorn golpeó cada roca con la cabeza, embistiéndolas para que estas fuesen lanzadas con dirección a su objetivo.
Ambos ataques impactaron entre sí. Las hojas iban siendo destruidas por las rocas, como si por cada una de ellas que la Roserade lanzaba, había una roca para destruirla. Esto, sin embargo, emocionó a la chica pues su plan había funcionado.
—¡Muy bien! ¡así se hace Rhyhorn! — dijo entusiasmada, cuando escuchó que alguien de los espectadores gritó.
"¡Eso es Pedrada!"
Dawn se sintió apenada por no haber sabido el nombre del ataque y solo haber dicho la descripción de lo que este hacía, y más apenada al ver que alguien la corrigió y le gritó el nombre verdadero—¡Gracias! — gritó, a quien fuera que le haya hablado en primer lugar.
La gravedad no permitió que Roserade se mantuviera más tiempo en el aire, por lo que terminó cayendo al suelo sobre sus piernas, y en el momento que su ataque cesó. Igual el ataque pedrada de Rhyhorn terminó, ya no le quedaban más rocas que lanzar, pero a diferencia de él, quedaron muy pocas hojas que no fueron alcanzadas por las rocas, y esas hojas se dirigieron a él.
Al ver las hojas que se acercaron, Rhyhorn solo plantó sus patas con firmeza sobre el suelo y cerró los ojos esperando el impacto de las hojas. Estas impactaron en su cuerpo, pero cuando sintió que ya no iba a caer ninguna otra sobre él, volvió a abrir los ojos, se sacudió y terminó gruñendo, indicando que no le había afectado en lo más mínimo.
Gardenia se fijó en el Pokémon de un solo cuerno— interesante. Tienes un Pokémon increíble— le dijo a la retadora.
Dawn se llenó de orgullo luego de haber escuchado aquella frase de Gardenia. Aunque sabía que Rhyhorn ya estaba entrenado, se sintió feliz que estuviera con ella y que llegara a impresionar a Gardenia gracias a las decisiones que ella estaba tomando en el combate.
—había escuchado de un caso similar en Kanto. Pero era un Rhydon, uno que había aprendido a tenerle resistencia al agua y a tolerarla. Un Pokémon tipo tierra que podía usar el movimiento Surf sobre grandes superficies acuáticas. Pero no creí saber de un Rhyhorn que soportara los ataques tipo planta, sin recibir ni el más mínimo daño—
Dawn igual se puso a pensar un poco sobre el Pokémon. Ya había visto lo resistente que era con esos ataques en particular, pero no había pensado con detenimiento la razón. En lo que contó la líder de gimnasio, se podía intuir que aquel Rhydon logró una tolerancia al agua para aprender un movimiento tipo agua, y pero, ¿y Rhyhorn? Él no parecía saber algún movimiento tipo planta. Quizá había algo más.
Él había estado en la ruta 203, luchando con dos Pokémon con fuerza desmedida. Pokémon que atacaban entrenadores para hacerse más fuerte. ¿y que tal si Rhyhorn quería hacerse tan fuerte como ellos? Así no sería vencido cada vez que se enfrentaran, así fuera uno a uno, o dos contra uno. A diferencia de Electabuzz y Magmar, él era más sereno, por lo que era impensable que atacara a entrenadores tal como los otros dos lo hacían. Quizá él entrenó de otra forma, y ese entrenamiento suyo, incluía tolerar ataques a los que era débil por naturaleza. Quizá su cerebro no era tan pequeño como ella creía.
—¡Rhyhorn usa Mega Cuerno! — un exceso de confianza inundó el cuerpo de Dawn cuando pensó que sus probabilidades de ganar eran altas. De hecho, ese exceso de confianza siempre aparecía cuando ella se emocionaba, y aunque le habían advertido que se cuidara y no bajara la guardia, ella seguía haciéndolo y solo quedaba esperar que la suerte estuviera de su lado o que ella tomara las mejores decisiones.
El cuerno de Rhyhorn volvió a crecer. Cuando estuvo listo, volvió a correr hacía su rival, el ataque tipo bicho debía ser efectivo contra Roserade, incluso él lo sabía. Pero Gardenia no actuaba aún, estaba esperando el momento ideal.
—¡Esquívalo Roserade! —
Justo como ocurrió anteriormente, Roserade saltó para esquivar el ataque, pero Rhyhorn no se detuvo y volvió a girar su cuerpo para seguirla.
—¡Apresúrate y usa drenadoras! —
De las manos de Roserade, salió una semilla que cayó en la cabeza de Rhyhorn. Cuando la semilla se abrió, salieron muchas enredaderas que lo cubrieron por completo.
Mientras Rhyhorn seguía corriendo sintió un fuerte dolor. Lo sintió como si aquellas enredaderas tuviesen algún tipo de espina que se haya clavado en su cuerpo, traspasando su gruesa piel hecha de roca y le estuviese punzando y enterrándose. No solo eso, como si el punzón estuviese recorriendo todo su sistema nervioso provocando que el dolor igual fuese interno.
Rhyhorn casi disminuye la velocidad con la que corría, ya que se sorprendió por la repentina punzada, pero no se detuvo. El dolor no duró mucho más de un par de segundos, por lo que pudo mantener su sentido común y seguir corriendo hasta alcanzar a Roserade.
—¡Roserade esquívalo de nuevo! — gritó Gardenia al ver que Rhyhorn no se había detenido. Pero no importó, su Pokémon no logró saltar con rapidez, y fue alcanzada por el Pokémon tipo roca quien logró lanzarla varios metros hacia atrás.
Para este punto, Roserade estaba cansada, sus defensas eran bajas a diferencias de las de Rhyhorn. Y los golpes que había recibido habían sido muy efectivos contra ella. No resistiría un golpe más pero, para su fortuna, su último ataque podría serle de gran ayuda contra aquel anormal Pokémon capaz de resistir sus ataques.
Las enredaderas volvieron a afectar a Rhyhorn. Y esta vez, emitieron algún tipo de espora que se dirigió hacia la Pokémon de cabellera blanca. Al recibir aquellas esporas, Roserade comenzó a sentirse mejor, incluso se levantó con un poco más de energía.
—enserio… le está drenando la salud a Rhyhorn— concluyó Dawn al ver como su Pokémon se retorció de dolor por unos segundos a la vez que la Roserade rival se levantaba.
La batalla aún no estaba perdida. Si eran rápidos y eficaces, podrían derrotar a Roserade antes que las drenadoras acabaran por completo con la salud del Pokémon de un solo cuerno, y una vez que la Pokémon tipo planta cayera vencida, las drenadoras igual tendrían que caer. Por lo que, lo que le quedaba a la chica era seguir atacando.
—¡Rhyhorn vuelve a usar pedrada! — esta vez, sabía el nombre del ataque que quería usar.
—¡Esquívalas Roserade! —
A pesar de haber recuperado un poco de su salud, no fue suficiente como para aliviar a la Pokémon femenina por completo. Por ende, cuando las rocas salieron de la tierra y Rhyhorn las golpeó con su cabeza para lanzarlas en su dirección, logró esquivar la primera moviéndose a un lado, pero la segunda le golpeó en la cadera, haciendo que perdiera el equilibrio, por lo que no pudo saltar a tiempo para evitar el impacto de la siguiente roca. Por suerte, fue la ultima que le afectó.
Las enredaderas volvieron a punzar a Rhyhorn, y este, quien iba a empujar una roca, terminó golpeándola débilmente, tanto así que no llegó a donde estaba Roserade. No lanzó una ultima piedra ya que el Pokémon retrocedió levemente.
—¿Rhyhorn te encuentras bien? — Dawn preguntó a su Pokémon. Este solo volteó a verla cuando el dolor se había ido, y asintió afirmativamente para confirmar que podía continuar con el combate.
Gardenia podía recuperar el control de la batalla. Quizá aquel Rhyhorn era resistente, pero las drenadoras podían acabar con su serenidad y lograr que pierda el control de sus ataques, siendo así, las posibilidades de Roserade de esquivarlos aumentarían y llegaría el punto que Rhyhorn no toleraría los ataques que le lanzasen. O quizá, eso que buscaba ya estaba ocurriendo.
—¡Roserade usa hojas mágicas! —
Las hojas salieron de las manos de Roserade. Y aunque Dawn le pidió a su Pokémon esquivarlas, este no obedeció y se quedó de pie, esperando a que las hojas lo alcanzaran así como la primera vez. Pero en esta ocasión, no contó que el dolor provocado por las enredaderas que lo cubrían, volviese a ocurrir.
Las hojas impactaron sobre Rhyhorn, y en esta ocasión, Rhyhorn pudo sentir como iban lesionando su gruesa capa de piel. Parecían que explotaban sobre él e iban despegando polvo de su propio cuerpo.
—¡Rhyhorn! — gritó Dawn, preocupada por su Pokémon, quien estaba siendo rodeado por una nube de polvo provocada por el impacto de las hojas.
De la nube de polvo que se había formado, salieron las mismas esporas que antes, y llegaron a Roserade para aumentar su salud por un poco. Y cuando la nube se desvaneció, se veía a un Rhyhorn, con sus cortas patas temblando, tratando de soportar su pesado cuerpo queriendo mantenerse de pie.
El ataque de hojas mágicas había impactado cuando Rhyhorn estaba tratando de soportar el agudo punzón de las drenadoras, por lo que no logró centrarse en soportar el ataque más potente. Un Pokémon con sus tipos elementales, caería rendido con aquel ataque, pero Rhyhorn se mantenía de pie, aunque sea con mucho esfuerzo.
Aquel Pokémon era muy testarudo, lo suficiente como para no querer rendirse aún cuando había llegado a su límite. Y para Dawn, era la misma testarudez que vio en Pikachu en el primer gimnasio en ciudad Pirita. Parecía que los Pokémon con entrenadores previos tendían a ser obstinados en combate.
Ahora, la chica tenía un conflicto. Su Pokémon estaba sufriendo por las drenadoras, pero regresarlo no era una opción. De hecho, no tenía más opciones pues este combate estaba casi concluido con sus Pokémon indispuestos para continuar batallando. Pero si continuaba luchando, estaba arriesgando a su Pokémon y eso era lo que había querido evitar. Debía tomar una decisión pronto antes que Gardenia atacara de nuevo. Pero no pudo centrarse en tomar esa decisión, pues Rhyhorn comenzó a gruñir.
Rhyhorn gruñó con fuerza y comenzó a golpear el suelo bajo sus patas. Sin importarle que las drenadoras le punzaran, su gruñido iba en aumento a la par que la furia con la que golpeaba la tierra. Parecía querer imitar a un Tauros embravecido moviéndose abruptamente mientras encontraba algún objetivo el cual embestir. Pero su cuerno comenzó a brillar, quizá quería forzar a que su cuerno creciese para volver a hacer el movimiento mega cuerno, quizá quería ignorar el dolor por las drenadoras y quería seguir luchando, pero algo pasó.
No solo el cuerno del Pokémon, el brillo se extendió a su cabeza, y después a todo su cuerpo. No quedó ninguna parte en gris, sino que todo su cuerpo brillaba, sorprendiendo tanto a su entrenadora, como a la líder de gimnasio.
—¿Qué está ocurriendo? — preguntó Dawn.
—¡Parece que… está evolucionando!—
Rhyhorn pareció sentarse, y pronto su cuerpo comenzó a hacerse más grandes y sus pequeñas patas igual se alargaron. Pronto, sus patas traseras se colocaron con firmeza sobre el suelo mientras que las delanteras se fueron alejando de este.
Las drenadoras que lo rodeaban se rompieron, se habían adaptado a su cuerpo, y como este crecía estas no se estiraron, sino que se rompieron y cayeron al suelo. Su cola se hizo más larga, como si del cuerpo de un Arbok se tratara, igual su cabeza pareció inclinarse, como si su cuello tomase otro ángulo, y su cuerno creció en gran medida. El brillo cesó, y el Pokémon, ahora erguido en dos patas, profirió un par de fuertes gruñidos.
"!Rhy! ¡Don!"
—E… ¡evolucionó a Rhydon! — sin duda, fue una sorpresa para la chica— ¡Es increíble!—
Era lo más lógico que ocurriera, que evolucionara de Rhyhorn a Rhydon en cualquier momento, después de todo, era un Pokémon muy fuerte, producto de un entrenamiento, y por otra parte, Electabuzz y Magmar habían alcanzado la evolución, siendo él el único de los tres que no lo había hecho antes. Pero eso no evitó que la chica se emocionara, después de todo, era el primero de sus Pokémon que lo hacía frente a ella.
El cuerno del Rhydon comenzó a girar como si fuese un taladro. Tomando mucha velocidad, dando la impresión que en cualquier momento se desprendería de la cabeza del Pokémon. Rhydon dio un fuerte grito, y comenzó a correr hacía la Pokémon con pétalos en las manos.
A pesar que Gardenia ordenó esquivar, Roserade no logró alejarse tanto del punto de donde estaba, aún no había recuperado suficiente energía por lo que no pudo saltar a una gran distancia a como estaba acostumbrada. Por lo que, solo se separó unos centímetros. Pero no fue suficiente como para que el Rhydon se equivocara, por lo que este acertó el golpe contra ella, y mientras el cuerno seguía girando, parecía que iba a perforar su cuerpo.
Roserade cayó sobre su espalda, pero eso no significaba que había sido vencida. De hecho, intentaba levantarse pero el dolor en su cuerpo, exactamente el punto donde fue alcanzada por el cuerno de Rhydon, le impidió moverse.
Por su parte, Rhydon se veía con mucha más energía que hace un momento cuando aún era un Rhyhorn. Parecía que no le había afectado la salud que le había sido drenado hace rato. De hecho, luego de la gran sorpresa que llegó a Dawn por la evolución de su Pokémon, ahora podía mostrarse emocionada y entusiasmada por el hecho.
—¡Muy bien Rhyhorn! — dijo, y se dio cuenta que ahora debía tenía que acostumbrarse a un nuevo nombre— disculpa. ¡Rhydon! — y con eso, el Pokémon respondió dando un fuerte gruñido.
La chica veía a Roserade tratando de levantarse. Lo logró al final, pero le costaba el tener que quedarse así. Ahora se veía tan débil a diferencia de hacía rato que saltaba con tanta energía. Era la oportunidad perfecta para la chica para ganar la batalla, pero volver a usar ese ataque o mega cuerno sería muy prejudicial para la Pokémon, por lo que un ataque más leve podría ser suficiente.
—¡Rhydon usa pedrada! —
El Pokémon golpeó la tierra y lanzó cinco rocas que salieron hacía la rival. Por lo que, antes que las rocas impactaran sobre la Pokémon tipo planta, Gardenia dio otra orden.
—¡Usa hoja mágica! —
Roserade lanzó hojas desde su mano. Las cuales chocaron con cuatro de las rocas, dejando una que la alcanzó. La roca la golpeó en la cara, y ella dejó de atacar. Roserade cayó de espaldas al suelo, y no volvió a moverse ni a intentar levantarse, había sido vencida.
—¡Roserade no puede continuar! ¡Rhydon ha ganado! —
Dawn se alegró por el triunfo—¡Muy bien Rhydon! ¡Lo lograste! — gritó la chica, casi saltando por la emoción, mientras que su Pokémon de casi dos metros profirió un gruñido que pudo haberse interpretado como victoria.
Gardenia regresó a Roserade a su pokeball. Ahora solo le quedaba un solo Pokémon a la líder de gimnasio. Rhydon era un Pokémon fuerte, por lo que usarlo para el siguiente Pokémon de la líder sería lo más acertado, pero Dawn no contaba con lo que pasaría.
—¡Cacnea sal! —
El ultimo Pokémon de la líder era un Cacnea, así como su nombre lo indicaba, un cactus con forma redonda con brazos grandes a comparación de su cuerpo, con espinas en forma de rombos que recorrían su abdomen y los tenía al final de cada brazo como clavos en un mazo medieval. Su boca eran agujeros que simulaban hacer una sonrisa y sus ojos eran negro con iris de un amarillo brillante. Sobre su cabeza tenía una hoja amarilla en forma de corona.
En primera instancia, el Pokémon le pareció tener una mirada tonta y distraída, sumado que balanceaba los brazos a los lados como si estuviese aburrido o distraído y ese fuese una forma para entretenerse. A veces daba brinquitos, unos muy pequeños pues sus pequeñas patas en forma de cono no le permitían separarse mucho del suelo.
Dawn echó una mirada al Pokémon, quien en comparación con su Pokémon de casi dos metros, era muy pequeño, tanto que Rhydon podía solo caer sobre él y vencerlo con eso— no será tan difícil. ¡Listo Rhydon! — gritó esperando un gruñido de confirmación de su Pokémon. Pero eso no le llegó.
Rhydon barritó, pero no parecía indicar estar listo para la batalla, o querer intimidad al Pokémon tipo planta, más bien, parecía un bostezo prolongado. El Pokémon aflojó los músculos, y rascó su costado derecho con su brazo. Después se sentó, o más bien, dejó caer todo su peso sobre el suelo. Cerró los ojos, y comenzó a mecer su cuerpo a la par de su respiración.
—¿Rhydon? — preguntó la chica al ver las acciones de su Pokémon— ¡Rhydon! —
Como respuesta, el Pokémon tierra/roca profirió un largo y estruendoso ronquido. Segundos después, profirió otro.
—Se… ¿se quedó dormido? — se preguntó Gardenia, y como respuesta tuvo otro ronquido por parte del Pokémon de la retadora.
Dawn se sobresaltó por la conclusión a la que llegó la líder de gimnasio. Antes, siendo un Rhyhorn, el Pokémon dormía demasiadas horas, incluso Dawn creía que superaba las horas que dormía el Glameow de su madre. De hecho, había ocasiones que dejaba de caminar solo para dormirse de repente, y ahora, parecía que iba a dejar de lado que estaba en una batalla, y dormir en medio de esta.
—no, no, no, no, no— repitió múltiples veces la joven mientras corría hacía su Pokémon— ¡no puedes dormirte ahora! —
Dawn entró al campo, al lado de Rhydon. Empujó al Pokémon para tratar de despertarlo; saltó para alcanzar su oído y gritarle; trató de menear su cabeza usando su cuerno, e incluso quiso golpear su brazo, pero su piel parecía muy dura como para intentarlo, el hacerlo sería como golpear una pared de concreto. No parecía que fuera a despertar.
—¡Ya sé! — comenzó a buscar en su mochila— no se resistiría a un pokocho—
La chica sacó de la comida que hacía a sus Pokémon y que fue lo que hizo que Rhydon la siguiera. Luego la pasó por enfrente de la nariz de este— Rhydon. Si te levantas y peleas, te daré tantos pokochos como pueda hacer en un día—
Rhydon olfateó la comida en la mano de Dawn. Abrió la boca y acercó su hocico hacía la fuente de tan maravilloso olor, iba a comer los pokochos que tenía enfrente, y al ver que su Pokémon estaba muy cerca, Dawn alejó su mano rápidamente pero aventó los pokochos a la boca de su Rhydon, tuvo miedo que le arrancara la mano de un solo mordisco y le terminara gustando la carne humana, quizá terminaría comiéndola por completo una vez que le guste su sabor. O quizá exageró un poco, aunque lo de la mano pudo haber sido real.
Rhydon comió los pokochos que entraron a su boca, y después volvió a roncar tranquilamente.
Dawn suspiró— es inútil. No despertará— resignada, sacó la pokeball del Pokémon y lo regresó a ella.
Dawn regresó a su lugar. Ahora, le quedaba a un Pokémon por vencer, pero dos Pokémon indispuestos para el combate. Rhydon estaba dormido profundamente, y no creía que existiese alguna forma que él pudiese usar algún ataque mientras estaba dormido. Pikachu estaba envenenado, si trataba de luchar, no duraría mucho tiempo en combate. Y por último, Ponyta, el único Pokémon sin cambio de estado, pero que si estaba un tanto débil gracias a los fuertes golpes de Sudowoodo.
"Pika"
Dawn escuchó el leve sonido de Pikachu al hablarle. Al voltear a verlo, él aún tenía la baya Meloc que le dio, le quedaba la mitad por lo que había estado dándole pequeños mordiscos. Era obvio lo que el Pokémon quería, ser quien luchara contra Cacnea.
Dawn se agachó a la altura de Pikachu— sé lo que quieres— Pikachu asintió— pero no puedes. Estás envenenado, estás muy débil para batallar— Pikachu negó con la cabeza.
No debía ser un tema a discusión. Pikachu podía desfallecer en medio del combate, por lo que lo más sensato era que no entrara a la batalla. Pero dentro suyo, Dawn lo consideró por un momento, ya que su segunda opción era Ponyta, el único Pokémon que no obedecía sus ordenes o la escuchaba siquiera.
No había ninguna garantía que el equino obedeciera sus órdenes, o que al menos sintiera interés en combatir una vez que saliera al campo. Claro, Cacnea se veía como un Pokémon planta legitimo y no una roca como pasó con Sudowoodo, por lo que la ventaja de tipo estaba de su parte en esta ocasión. Pero luego de dos combates, no cabía duda que Gardenia era una gran entrenadora y que podría tener alguna estrategia con aquel Cacnea.
Pikachu podrá estar envenenado, pero podía confiar en él y confiar que sus habilidades serían de utilidad, podría incluso vencer a Cacnea antes que el veneno termine de hacer efecto en él, y así ella pudiese correr hacía el centro Pokémon para curarlo. Sería una mejor opción por sobre Ponyta, pero sería un riesgo el tener que enviarlo a batallar, y aún así no aseguraba que ganara con rapidez, o que por lo menos ganara frente a un Pokémon sin daños en su salud.
—quizá… Ponyta podría cansarlo primero… y después Rhydon podría despertar después—
"¡Pika!"
Pikachu seguía insistiendo. Negaba con la cabeza para contradecir la decisión de Dawn, y se señalaba a sí mismo para indicar que él era la mejor opción para el combate contra Cacnea.
—ya sé que quieres combatir. Pero estás envenenado—
Pikachu volvió a negar con la cabeza.
—claro que sí. Podrías lastimarte en el combate. Roserade nos tomó por sorpresa, Cacnea igual podría hacerlo—
Pikachu siguió negando.
—lo siento Pikachu. Sé que te lo prometí, y que quizá eres la mejor opción. Pero no voy a hacerlo. Solo te queda la mitad de la baya, y debe durarte hasta que terminemos aquí—
Pikachu estaba desilusionado por la decisión de la chica. Pero no iba a rendirse, pues quería estar en la batalla de cualquier forma, pero debía actuar rápido antes que la chica sacara a Ponyta. Si esperaba, quizá se acabaría primero la baya y una vez que eso ocurriera, el veneno recorrería su cuerpo y estaría muy débil para batallar si la chica lo escogía. Pero al pensar en la baya le llegó una idea a la cabeza.
El Pokémon tomó la batalla y la metió por completo dentro de su boca, la mordisqueó, y tragó la baya por completo. Dawn vio eso, y se preocupó pues había acabado con lo único que lo mantenía de pie y resistiendo el veneno.
—¿Qué hiciste? Esa era la última baya—
Pikachu se veía mejor luego de haber comido por completo la baya. De hecho, no le costaba tanto el estar de pie, y se mostró determinado.
"¡Pika!"
Dijo el Pokémon tratando de mostrarse en su mejor condición para convencer a la chica de eso.
—claro que te sientes bien. Te acabaste toda la baya de golpe— dijo, tratando de imaginar lo que el roedor le dijo, pero luego tuvo una idea de la verdadera razón de lo que hizo— un momento. No me digas que… ¿te tragaste toda la baya para poder entrar al combate? — ante esto, el Pokémon asintió— ¿acaso te volviste loco? —
Ahora Dawn corría contra reloj. Si se demoraba, Pikachu caería vencido por completo gracias al veneno. Siendo optimistas, lanzando a Ponyta, su desobediencia le haría lanzar una enorme llamarada de fuego que cubriría al Pokémon, lo calcinaría y lo vencería con un solo movimiento, luego de eso, correría hacía el centro Pokémon para sanar a Pikachu. Pero siendo pesimista, y en un panorama más cercano a la realidad, Gardenia tendría una estrategia contra su Pokémon tipo fuego, Ponyta no le obedecería y sería vencido, para ese punto, Pikachu volvería a sentirse enfermo. Luego tendría que lanzar a Rhydon y pasaría un tiempo para levantarse, y aún así, Pikachu seguiría empeorando. Si ganaba la batalla, podría ser muy tarde para el roedor, y si perdía, perdía el combate por completo, pues Pikachu caería vencido por el veneno. Estaba atada de manos.
—¿un momento? ¿tratas de hacer que te meta en la batalla, dejándome sin opciones? — concluyó.
El plan parecía perfecto, si demoraba gracias a un Pokémon desinteresado y uno dormido, él caería envenenado pues ya no tenía algo con que curarse. Y si lo mandaba al campo, sería más propenso a ser dañado, pero igual, podía existir la mínima posibilidad de triunfar, y tener tiempo para llevarlo al centro Pokémon.
Descaradamente, Pikachu asintió, confirmando la teoría de la chica.
—eres… ¡eres un tonto!— le recriminó Dawn, enojada por el intento de chantaje— eres un tonto, arriesgándote así… no puedo creerlo—
Aunque trataba de imaginar un mejor escenario, no lo lograba y sabía que tenía poco tiempo antes que la baya dejase de surtir efecto. Quizá, debía rendirse y dejar que Pikachu obtuviese lo que quería.
—está bien. Tu ganas. Vas al campo, pero si ya no tienes tiempo, dejaremos la batalla y nos iremos de prisa al centro Pokémon— dijo, y el Pokémon asintió, confiado— anda. Ve al campo—
Pikachu se apresuró en ir a su posición. El efecto de la baya le permitía sentir la fuerza en sus patas para moverse aunque no podía correr tanto. Pero estaba preparado para vencer a aquel Pokémon tan espeluznante.
Por su parte, Dawn solo esperaba que haya tomado la decisión correcta, y no estuviese mandando al Pokémon a un calvario.
