Disclaimer: Los personajes de la caricatura no nos pertenecen pero podemos usarlos a nuestro antojo, gratis y por mera diversión. Los que sí son de nuestra propiedad son los OCs que en la narración se puedan llegar a mencionar.

Advertencia: HEADCANON conjunto. Especial corto en honor a la pareja ButchXButtercup. Leve lenguaje vulgar. Erratas por ahí si son muy quisquillosos.

DATOS ADICIONALES DE ESTE CAPÍTULO:

Los eventos que a continuación se narrarán, ocurren 13 años antes de la línea temporal en la que ocurre el especial con los preparativos de la boda. Los verdes apenas iniciaban con su noviazgo.

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Green Grape

III

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El humo de los reflectores que se combinaba con el aire caliente de los cuerpos danzando causaba que el ambiente se volviera más sofocado. El humor del establecimiento tomaba más fuerza cuando se impregnaba el olor del alcohol derramado junto a las diferentes drogas que se estaban consumiendo por los invitados de la fiesta. El tenue de los colores violetas y rojizos brindaban un panorama tétrico el cual se complementa con las decoraciones aludidas a la fecha. Las paredes maltratadas, las calaveras por doquier, los monstruos, como plantillas y afiches de la escena motivaban a los presentes a inmiscuirse a un nuevo mundo de terror; agregándole a ello la peculiaridad de las personalidades que allí disfrutan del momento. Solté una calada de mi cigarrillo mientras observaba como el desenfreno de la gente subía. Desde mi posición podía entrever que el sonido estridente de las guitarras de Godflesh impulsaba a los cuerpos a balancearse de un lado para otro.

El establecimiento de Tabitha era lo suficientemente grande para organizar fiestas de semejante calamidad y lo necesariamente alejado de las zonas céntricas de la ciudad para evitar algún conflicto policíaco. El lugar en donde se hallaba tampoco era seguro pues patrullas, en solitario, no se atrevían a vigilar a quienes lo frecuentamos a pesar de los múltiples alborotos. Muchas historias, algunas exageradas, atraían a los que buscaban desorden. Allí en la cúspide del libertinaje, con mujeres y hombres desvergonzados que gozaban de los vicios, esperaba mi bebida.

¿Qué mejor forma de hacerle honor al Halloween si no es adentrándome en la inmoralidad y lo impropio?

—Dos vodka para uno de mis polvos favoritos. —Oí que se dirigiría a mí Barton, el bartender del establecimiento y antiguo ligue con quien compartí más de una sesión de sexo—. La casa invita preciosa—dijo mirándome morbosamente antes de pasar con lentitud su lengua a lo largo de sus labios y desaparecer ante el llamado de un nuevo cliente. Así era como insinuaba otro encuentro, el cual quedaba en insinuaciones después de saber mi estado actual de compromiso.

Me limité a sonreírle sagazmente antes de desaparecer entre la multitud. La ventaja de mi estado físico, altura, ayudada por mis poderes, me permitían atravesar la pista sin problema alguno o temor que las bebidas se derramen. No dejándome empujar, por el contrario, empujando con leves movimientos, me trasladaba a la mesa en donde disfrutaba de la noche junto a mi pareja. Mas al llegar, vi a nuestros cercanos pero no había rastro de él.

—¿Y Butch?—pregunté infiriendo en mi alrededor buscando su corpulenta silueta. Sin embargo, no estaba por ningún lado.

—Dijo que iría al baño, no ha de tardar—respondió Gary, el único consciente entre nuestros círculo de amigos, pues el resto ya estaba pereciendo ante los efectos del licor o en la calentura del momento. Un ejemplo claro; eran Melissa y Hammer, quienes aprovechando la noche de brujas para darse una escapada de sus responsabilidades de padres, se besuqueaban con ahínco. Sabía de antemano que sus muestras de amor no caían en el exhibicionismo y pronto conseguirían un espacio más privado para ellos. Por otro lado, Gary paseaba sus ojos a través del salón buscando a la próxima víctima de sus deseos, lo cual no dura mucho en tal acción pues tan pronto me respondió, se levantó de la silla para ir al encuentro con una sexy pelirroja de busto grande. El castaño no perdía el tiempo cuando de ligar se trataba.

Me quedé sentada unos segundos en lo que esperaba a Butch, no duré mucho puesto que las manos de Hammer no se hicieron esperar y éstas viajaron al trasero de su mujer que sin tanto preámbulo subió a su regazo, descansando sus piernas en cada extremo de las caderas de su hombre. Allí me daba la razón que éstos ya estaban subidos de copas. Yo por otro lado, les brindé privacidad más por sus tapujos que por incomodidad mía. En lo personal, no era alguien que se avergonzará de las muestras sexuales en público.

La vida siempre se ha encargado de estamparme contra una pared, de demostrarme que no importa cuán segura esté sobre mi presente y posible futuro, ya que, abruptamente cada pensamiento y acción que realizaba en su momento, irremediablemente me direccionaba a un camino diferente. Mi lema para estas alturas es que no importa cuánto lo intentase, siempre la vida haría que me meta por el trasero cada palabra que con ego he pronunciado. Lo digo porque no habría otro motivo por el cual me encuentro celebrando por segunda vez, como pareja oficial, un Halloween junto a Butch. Ah, ¿cuántas fueron mis negativas a esta relación? ¿Cuántas?, no podría contarlas con los dedos de las manos. Me negué a mis sentimientos por temor a salir lastimada, pero cayendo ante ellos cuando comprendí que estaba más involucrada de lo que esperaba. Lo curioso, es que mi otras relaciones me ayudaron a que me diera cuenta que no era genuina con nadie más a excepción de Butch.

Lo que inició como una faena de encuentros sexuales y vicios al extremo, se convirtió en mi refugio. Con el paso de los meses, Butch y yo ya no éramos dos amigos con derechos, nuestra camaradería nos inmiscuyó en una intimidad de la cual los dos éramos conscientes debido a nuestra conexión. Fuimos amigos, compañeros de travesuras y amantes en tan poco tiempo que el sentimiento se volvió avasallante.. En el fondo comprendía que mi cariño hacia Butch no era solamente fraternal, que había un gusto el cual me impulsaba a buscar más de él, a que sintiera esa alegría que yo también experimentaba cuando lo tenía a mi lado aun si no éramos nada más que amigos. Me atreví a mucho en su momento a pesar del miedo, pero no sé hasta cuánto más me seguiría atreviendo a pesar de la duda y la incertidumbre.

Era un villano. No podía negarme esa realidad, un villano de alta categoría que acabaría conmigo si tan solo notará la influencia que tiene sobre mí. Por eso tenía miedo, y por eso sé que trato de no adentrarme más en el abismo de mis emociones para él, sin embargo, cada vez estoy más involucrada en esta relación. Y entendía que me involucraba con gusto cuando me quedó despierta más tiempo que él y recorro con silenciosos besos su rostro apacible en la oscuridad del dormitorio después de tener sexo. Soy muy egoísta al desear solo sus ojos en mí y sentir las cosquillas que recorren mi cuerpo por su mirada cazadora.

¿Cómo no tenerle miedo al fracaso si son más los peligros que corremos juntos y mi corazón maltrecho se moriría si me hace daño?

Disipé mis pensamientos, buscando a mi novio, pero seguía sin aparecer, pues repitiendo aquel patrón que solíamos hacer a menudo los dos, terminamos disfrutando de los eventos en diferentes espacios aun cuando se suponía que veníamos juntos. La costumbre de alguna manera nos condicionaba a seguir actuando como si nada hubiera cambiado incluso siendo pareja, no obstante con la exclusividad de disfrutar únicamente del otro. No me molestaba su tardanza si fuera por otras razones, pero… ¿el baño? Mmm, tal vez exagero.

Pero, como si de una corriente eléctrica me impulsara a analizar de nuevo a las personas que bailan bajo la vivaz voz Rob Zombie, doy con el paradero de mi novio acompañado de un grupo de amigos, algunos conocidos por mí, otros no, que a su vez se rodean de chicas con disfraces de zorras que no dejan mucho a la imaginación. Aquello no hubiera sido nada extraño si no fuera por la mujer de cabello gris teñido que le sonríe lascivamente. Sus pechos grandes tratan disimuladamente de apoyarse en el brazo de Butcn el cual ya ella toma con confianza, y su entonada expresión, aunque con aparente amabilidad, es una invitación a algo más. Lo sabía y no por el creciente sentimiento que invade mi sangre, no, lo sabía porque tiempo atrás aquella mujer estuvo en mis garras en un desenfrenado beso mientras mis manos contornearon su cintura hasta la llegada de su sexo el cual masturbé en el baño de este mismo bar. Y terminaba de comprender aquella mueca sugerente, porque también fue con quién compartí en dos ocasiones un trío con Butch.

Mas él no permite que invada su espacio personal, sin embargo, tampoco pone freno a las señales con doble sentido que le envía. No hay una negativa implícita que la haga retroceder de su acecho por parte de él. Mi visión continúa fija en ellos hasta que me obligó a mí misma a desviarla para que no fuera notoria la creciente incomodidad… no, no incomodidad, ira que me carmomía en estos instantes.

—¿Pasa algo?—inquiere Melissa cuando su sesión de calentura ha expirado y la moralidad de su comportamiento les ha golpeado la cara. Como respuesta levanto los hombros enfocándome en ellos y sonriéndoles con picardía como si en realidad no estuviera pasando nada al volver a la mesa.

Sin embargo, corro mis ojos de nuevo a esa dirección y mis pupilas blancas chocan con las de mi contraparte por un momento que parecen eternos, pero que evado en cuanto la intensidad de su expresión me analiza. No era el único pues al sentir otros pares de ojos mirándome, me sonrojo ante el doble escrutinio.

—¿Quieres un trago?—pregunta Melissa comprensiva, como si supiera un poco por lo que pasa por mi cabeza, a quien también respondo con una afirmación pues aquellos vasos de vodka que poseía anteriormente, corrieron través de mi garganta en su desespero de borrar el mal sabor de boca que la escena en frente me brindó.

Butch se acerca después de despedirse del grupo y de sonreírle afablemente a la chica que con un puchero le ruega que se quede unos minutos más. A paso fijo y seguro, se acerca hacia nosotros con esa galantería tan atractiva que absorbe la atención de los presentes y añoras con necesidad estar bajo su visión. Una energía misteriosa que te carcome por dentro de miles formas y es tan adictiva que no podrías ignorar fácilmente.

Sus largos dedos toman mi mentón en cuanto está a mi frente, la tempestad de su temple me dirige en un trance del que sé no soy capaz de salir. Debía decirle algo, tengo que mencionar algo, Butch lo entendería, sé que me entendería…

"No seas tan melosa en público"

"No te enojes por estupideces"

"Confía en mí"

"No me agobies, Buttercup"

"No me agobies, Buttercup"

No lo agobies, Buttercup.

¿Cómo no tener miedo?…

Pero la sonrisa chula en mis labios son todo lo contrario a lo que siento y el pequeño beso que le doy, lo invitan a seguir en nuestra burbuja como si nada de lo anterior hubiera pasado, fingiendo así que no me di cuenta de lo ocurrido. Nuevamente, escuché esa vocecita en mi interior, la cual traía recuerdos que intentaba olvidar y evitar conflictos innecesarios.

—¿Divirtiéndote, guapo?

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¿Y tú?, ¿no te has cansado de divertirte?

Miré a Brick sin querer prestarle demasiada atención mientras encendía mi primer cigarrillo con mi encendedor y él, tranquilo, le daba una última bocanada a su tercero. Ambos habíamos coincidido como pocas veces ocurría desde los últimos meses en el techo de nuestro departamento. Supongo era una de esas noches en las que había ánimos para no hacer nada más que estar serenos, relajados y ajenos a otras cuestiones en nuestras caóticas vidas aprovechando que sólo nos encontrábamos los dos. Así, la brisa veraniega golpeó ligeramente mis hombros descubiertos, lo cual me motivó a recostarme apoyando mi cabeza en mis manos y observar al cielo nocturno y despejado.

¿A qué te refieres?—Le pregunté con genuina curiosidad. Hasta hace poco la conversación terminó en la reciente noticia que nos dieron él y su esposa en el cumpleaños del Profesor; la espera de un nuevo bebé en esta familia sin duda era un tema que a todos nos tenía a la expectativa y, honestamente, todo eso me seguía pareciendo un retorcido sueño, aunque no fuera la primera vez que iba a verme en la posición de tío.

Me preguntaste si realmente estaba listo para ser padre—explicó sin cambiar su tono condescendiente, ese que usaba cada vez que tenía que repetir las cosas y no le agradara tal hecho—, si no me había cansado de llevar mi vida como recién casado y todo lo que eso implicaba ahora que Blossom está embarazada.

Sí, ¿y eso qué tiene que ver conmigo?—Continué con mi duda—, yo te lo preguntaba en serio.

Yo también—soltó mientras tomaba otro cigarrillo de la cajetilla y con un gesto serio siguió—: Si yo fui capaz de asumir esa clase de responsabilidad, a estas alturas arrepentirme sería escupirme a mí mismo. Una vez decido hacer las cosas, las cumplo hasta el final sin importar qué. No tengo intención de cansarme por las decisiones tomadas. Pero ya que me lo has preguntado, entonces quiero entender por qué quieres saber eso en especial.

Simple curiosidad—me encogí de hombros—, y no es como si tú mismo no te lo hayas cuestionado antes. Vamos, no es como si toda tu vida hubieras planeado convertirte en un marido y luego procrear... no cuando yo conocí a la vieja versión tuya que antes descartaba la idea de estar con una sola mujer y ni hablar de tener descendencia con ella.

Antes me bastaba hacer las cosas así. Con el tiempo es común que termines queriendo más variedad—confesó—, y tú no eres tan diferente. Por algo también has llevado una exclusividad a comparación del repertorio que tenías.

Ya, pero eso sigue sin responder mi duda; ¿divertirme en cuánto a qué?

Su inexpresividad me irritaba, era su forma de decirme sin palabras que yo era el único imbécil quien no estaba siguiendo su "nada complicado" hilo de pensamiento. También era molesto porque era cuando quería darme alguna mierda de lección o consejo a su modo, pues no dejaba de lado ese ego que tanto le caracteriza por ser el mayor. Era irónico cómo siempre quiso marcar un límite conmigo o con Boomer para que no terminaramos interfiriendo en los asuntos personales de los otros, pero aquí estaba él, mostrando con disimulo esa preocupación por ser capaz de ver algo que evidentemente yo ignoraba. Era jodido, la mayoría de las veces eran hechos que me negaba a aceptar y que a la larga, yo mismo terminaría dándole la razón. Llegar a aceptar que el egocéntrico de mierda tiene un punto en mis cosas, me cabreaba.

¿Crees que te llenarás únicamente con lo que tienes ahora?—Lo analicé por unos segundos, cauteloso, no encontré ninguna intención de su parte por querer burlarse o hacerme molestar a propósito—, es cierto que no eres tan ambicioso pero tampoco eres tan conformista. Te la pasas abriendo la estúpida boca para convencerte de que todo lo que dices es lo que realmente quieres, Butch. Sin embargo, en el fondo siempre estás pensando lo contrario, y lo peor es que muchas veces no lo sabes hasta que te estampas con más opciones de frente. Por ejemplo, años atrás asegurabas no estar cómodo con la idea de tener sexo con alguien por más de tres meses hasta que apareció Buttercup; después seguías insistiendo que lo tuyo no era tener pareja oficial hasta que… bueno, Buttercup se fijó en ti de esa forma; luego llegaste a mencionar lo agobiante que te sentirías viviendo con otra persona que no fuera nosotros y al final, aceptaste tener a Bubbles aquí cuando el idiota de nuestro hermano menor la jodió con una bebé. Aún así, la verdadera prueba la tuviste cuando permitiste que Buttercup se mudara contigo y los dos se apropiaran de mi antigua habitación.

Sé lo que dije en su momento—hablé cuando comprendí a dónde iba todo y me incorporé un poco para observarlo mejor—, es cierto que suelo hacer cosas distintas a lo que supuestamente juro, pero sigo sin entender por qué crees que todo esto sigue siendo un juego para mí. No sé qué putas creas que deba hacer, pero no porque tú o el marica de Boomer hayan metido la verga con el fin de preñar a sus mujeres, quiera decir que yo deba hacer lo mismo. Si tú o él encontraron satisfacción con eso, ya son sus asuntos. Y si divertirme es disfrutar de mi novia sin la responsabilidad de criar engendros, pues entonces sí, Brick, estoy "divirtiéndome".

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La música del bar se escuchaba ahogada dentro del baño de hombres, concentré toda mi atención en mi reflejo con más calma. Pude tranquilizarme sin el ruido interrumpiendo el recuerdo de esa charla que tuve en el techo con mi hermano. Por un pequeño instante, entre la multitud y las estruendosas risas de todos allá en las mesas, perdí la noción del tiempo y espacio. Era un efecto que me provocaba el estrés y la incomodidad cuando me veía superado por varias circunstancias, una de ellas, por supuesto, se debió al hecho de ver a la perfección cómo Buttercup se alejaba para conseguir nuestras bebidas. La seguí con la mirada, consciente de cómo algunos ahí también la escudriñaban de pies a cabeza, no obstante, el comportamiento de los tipos me tenía sin cuidado, de hecho, su lujuria frustrada alimentaba mi ego de alguna manera, pues anhelaban algo que ya no podían obtener y que en su lugar, tenían que soportar que fuera yo quien podía descargar todo ese deseo creciente que molestaba en los pantalones. Sin embargo, con lo que Brick me dijo en esa conversación, ya no podía seguir ignorando que había algo que me inquietaba.

Hacía no más de tres meses atrás que por fin obtuve un punto de vista diferente al que me daban cada que mi relación salía a flote. Algunas amistades solo se limitaban a desearnos lo mejor, otros conocidos apostaban con la duración de nuestro compromiso, regresando nuevamente a esa accesibilidad con resto de la gente… mientras que mis hermanos fueron los únicos con cojones para decirme sus honestas opiniones.

Boomer fue más simple, sin muchos preámbulos decía que nuestras formas de ser en algún momento chocarían. El haber tratado con mi novia antes de que ésta lo fuera, le dio la impresión de que no siempre era así de relajada. Por más que fumara hierba con nosotros o fuera discreta y riera con las porquerías de las que se enteraba sobre nuestro pasado, a mi hermano no le terminaba de convencer esa personalidad.

Aplica la típica de concentrarse en mierdas banales para no terminar pensando en sus traumas o sus problemas—dijo sin profundizar demasiado, más atento a lo que ocurría en el televisor mientras jugaba una partida en línea.

¿Lo crees así?—Le pregunté desde la cocina mientras tomaba una cerveza de su refrigerador. Su novia y su hija habían salido un momento y por eso él estaba teniendo un poco de tiempo para relajarse, jugando.

No lo creo, lo sé—luego, en una pequeña oportunidad me miró a los ojos, afirmando tal argumento con una seriedad que rápido quitó al regresar a su juego—... porque yo hago lo mismo.

Por supuesto, a mí desde antes ya me daba la misma impresión de que Buttercup no siempre contaba todo. Había veces en las noches cuando ella se quedaba dormida primero y yo la encontraba tan apacible, que era más sencillo descifrarla así; con su indefenso perfil, su flequillo esparcido por su frente ocultando una mirada que sólo al ser abiertos podía irradiar seguridad, escondía un temor que muy pocas veces pude percibir. Sólo su vulnerable forma de acurrucarse me lo confirmaba; y es que esa mujer poseía más secretos de los que aún siendo mi novia era incapaz de confiármelos.

Brick, por otro lado, fue más crudo con su percepción a los hechos y fue precisamente eso lo que me hizo perder un poco mis ánimos juerguistas en esta salida. Para él era más sencillo escudriñar a la gente para fines egoístas, por supuesto, mi hermano mayor iba a analizar detalladamente a su cuñada luego de que pasara más tiempo con nosotros. Y aunque también concordó con la observación que hizo el rubio sobre eso de ser más reservada de lo que intentaba aparentar, su lectura quedó muy anclada en mi cabeza.

No me refiero a que planees tener hijos con ella, jodido animal—me corrigió sin perturbar su tono calmado—. Ya que eres tan imbécil te lo explicaré mejor: Ustedes no parecen un noviazgo en regla.

Bufé con una gracia retadora. ¿Ahora iba a venir este idiota a enseñarme cómo llevar mi propia relación amorosa? Qué no me joda.

Desde luego que no somos una pareja convencional, eso no va con nosotros—nos defendí.

¿Qué es lo que entiendes por pareja convencional?—Inquirió de repente—, tal vez sea por tu nula experiencia en el tema que no logres diferenciar las cosas. Te lo preguntaré de otra forma, subnormal, ¿qué es diferente ahora que sales con Buttercup a comparación de antes?

Con ella hay más conexión…

No me refiero a comparación de las mujeres que te cogías. ¿Qué es diferente ahora que la presentas al resto como tu novia y no como una amiga con la que te llevas muy bien y tienes sexo ocasional?

Somos exclusivos…—repliqué con sencillez.

Vaya consuelo—esta vez su voz sí mostró una mofa que acompañó una sonrisa sardónica—. ¿Me dirás entonces que la base de su relación es que sólo se llevan bien sexualmente? Porque si ese fuera el caso, ¿por qué ella terminó sus encuentros para empezar a salir con ese otro sujeto? Dudo que quieras admitir que un humano como él te ganó en rendimiento…

No dije nada, esperé a que siguiera con su revelación porque en el fondo, aunque me fastidiaba el hecho de ser analizado, no negaba que me estaba obligando a contemplar su perspectiva.

Si crees que una relación basta sólo con eso, entonces no son tan diferentes a lo que fueron en un principio cuando ella se atrevió a involucrarse contigo.

¿Me quieres hacer hablar de mis sentimientos?—Pregunté casi simulando una risa incrédula—, es obvio que el resto de esas cosas también entran ahí. No te creí tan emocional para indagar en esos detalles, Brick.

Oh, no… la forma en la que se demuestran afecto no me interesa—comentó sosegado—, pero sé que es precisamente eso lo que a la larga te traerá problemas.

¿A mí?

Eres alguien que necesita atenciones, grandísimo cretino… Como un maldito perro callejero que pide muestras de cariño indiscriminadamente. Y eso no sería problema si notara que es recíproco.

No puedes dar por hecho algo que no ves.

Entiendo eso, es evidente que sólo tú la conoces más de lo que yo pudiera. Pero lo digo más porque sé lo frustrado que estás. A ti, sí te conozco mejor. Es como si temieras no recibir a cambio lo que tú le das…

Y ahí estaba el motivo de mi conflicto. Odiaba admitirlo, pero era verdad. Desde hacía meses lo venía notando, la manera en la que nos comportamos no era muy diferente a la de antes cuando sólo éramos buenos amigos. No había grandes cambios y por esa razón creí que era perfecto. Cuando estaba con Buttercup me sentía cómodo, no había cosas que arreglar porque de su parte jamás recibí alguna queja. Pensé entonces que lo mismo debía darle; así como ella me aceptaba entonces yo tenía que hacerlo con su persona. Nunca me costó, nuestras interacciones las sentía tan naturales y esa dichosa química no se había reducido a costumbre. Siempre me sentí como si estuviéramos en nuestro mejor momento, ¿qué de malo había mantener eso si las cosas estaban bien así?

Pero las dudas no tardaron en llegar, ¿por qué en el fondo no me sentía del todo a gusto? Fue así que lo comprendí, justo al ver cómo ella se retiraba de la mesa y me quedaba con nuestros amigos en común, me di cuenta de la insinuación de Barton. Aquel sujeto me era indiferente hasta antes de empezar a salir con Buttercup, pero no ahora, no así con su evidente esperanza por obtener de mi novia algo más. Por supuesto que sabía lo que hubo entre ellos, apenas un par de encuentro menos relevantes a comparación de lo que yo tuve con la hermana e incluso con el hermano mayor de ese intento de bartender… Pero hasta ese maldito momento la posesividad que sentí al ver cómo mi Buttercup le sonrió al sujeto como si sus ganas por acostarse con ella no fueran gran cosa, es que supe que no me gustaba dicha sensación.

Terminé repasando mi estado en el baño para no dejarme llevar por unos arranques de celos. Sí, en general no me consideraba tan celoso, pero hoy, justo hoy de que me hallaba repasando las palabras de Brick, la escena que vi me hizo cuestionarme las cosas, me hizo descontrolarme por un instante. Sentí una ira la cual no iba con mi personalidad en estos ambientes. No se supone deba ser amenazante con muchos humanos aquí en donde la mayoría conocen la parte amena y por eso me permiten convivir con ellos. No se supone que sea posesivo de repente, no cuando ella no lo era conmigo.

Al salir opté por la distracción temporal si no quería ceder ante una jodida crisis que me obligara a arruinar la noche de brujas para todos ahí, entonces un grupo de conocidos me interceptó casi en el acto. No habían pasado tantos minutos cuando comenzaron una charla superficial sobre un debate estúpido. Ahí entre todos ellos estaba Kristen disfrazada de Black Cat, una villana de cómics que no pude pasar por desapercibida pues fue ella misma quien me lo terminó recordando apenas la observé en silencio.

—Mira, justo estábamos hablando de ti, Butch—comentó Kristen al recoger su cabello gris y acomodarlo detrás de su oreja en un gesto sugerente y sutil—, a todos aquí se nos sigue haciendo increíble que tú estés ahora "ocupado".

—¿Ocupado?—Arqueé una ceja, fingiendo una sonrisa ladina.

—Por eso de que ahora tienes dueña—bromeó uno de los sujetos que no me caían tan bien, aunque debía admitir lo fácil y divertido que era aprovecharme de él por su costumbre de invitarme tragos si le hacía favores de conseguirse mujeres dispuestas a soportarle unos minutos.

—Conociéndolos igual no es que sean una pareja común—explicó otro conocido—, pero bueno, hoy se usa más eso de las relaciones abiertas, ¿no? Y mejor así, ustedes dos son del pueblo—bromeó acompañado de las risas del resto.

Vaya, debía admitir que aquello era una interesante forma de llamarnos zorras… Como sea, en ningún momento borré mi sonrisa, no era la primera vez que lidiaba con comentarios así porque sabía que de eso no pasaban. Ninguno podía atreverse a comprobar esa supuesta relación abierta, aunque eso último sí me parecía molesto. Tal vez era por eso mismo la creencia de que podían actuar como quisieran. Por eso Kristen quería follarme una vez más y su disimulado contoneo de caderas se encaminaban a un restriego de éstas en mi pelvis. En ese momento tuve que detenerla. Ni siquiera le dirigí la palabra en esos breves minutos y tal vez eso la terminó desilusionando. Era de esas mujeres acostumbradas a obtener todo por ser atractivas.

—Quizás quieras invitar a tu chica a otro encuentro privado con nosotros, bueno, si ella no vuelve a entretenerse antes con Barton…—me susurró discreta. De la misma forma, con disimulo, la sujeté fuertemente del cuero cabelludo para obligarla a escucharme aún con la música alta de fondo.

—Ya no me tendrás entre tus piernas como antes, putita—lo último lo dije con un falso tono meloso, así ponía en evidencia mi hastío el cual sirvió para que con desgana aceptara dejarme en paz, no sin antes mirarme con molestia. Si no lo tomó tanto como amenaza, es porque siguió interpretando mi trato brusco como ese salvajismo pasional al que la acostumbré cuando salíamos. De ahí su genuino puchero de decepción cuando me despedí hipócritamente de todos, incluyéndola.

Me retiré manteniendo una postura relajada aunque por dentro estuviera cabreado. Sólo quería regresar a la mesa con los pocos que no me jodían y entre ellos me enfoqué en mi novia quien, despreocupada, me obligué a adoptar su mismo estado de ánimo. Al encontrar sus ojos fijos en mí desde antes de que dejara el anterior grupo, supe que no podía ser el único idiota irracional en una noche de fiesta como esta, estábamos ahí para pasarla bien y, sinceramente, me sentiría en desventaja si ella se enterara de mis arrebatos posesivos. No quería abrumarla con lo que en realidad soy porque se supone juntos éramos esa mierda de espíritus libres, sin dramas. Su mismo saludo al verme después de besarme me lo confirmaba: Ella era tan segura de sí misma y yo se lo debía, tenía que replicar esa seguridad.

—Sí, me divierto, pero ahora quiero pasarla mejor contigo—le contesté lo más jovial que pude, antes de volverme a acercar y tomarla de la nuca para besarla desenfrenadamente. Ella era mía, quería sentirla sólo mía… pero la única forma de mantenerla a gusto conmigo era apaciguando mi crudo temperamento. Se lo debía… se lo debía.

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Lenore por aquí

Escribo antes que el sueño me venza debido a la videollamada que tuve con Mortem. Somos unas intensas y seis horas no es suficiente para detenernos. Claro, el problema es que somos tan intensas que ahí nos ven desveladas trabajando al día siguiente (?)

Pero fue una llamada productiva o como me gusta decirles "Momentos de inspiración e ideas locas" jaja. No viene al caso con el capítulo pero quería comentarlo, xd.

Por otro lado, ya se puede entrever mucho mejor cómo era la relación de los verdes en sus inicios cuando toman la iniciativa de ser pareja. Desde la perspectiva de Buttercup, tiene un miedo inmenso que en muchas ocasiones la hará actuar de formas no muy correctas porque si bien es relajada, mucho de ese relajo también es una fachada para no lidiar con lo que la afecta y esto debido a traumas del pasado en donde no le dio la importancia que debería y por ende, la siguen afectando de maneras que ni ella misma nota.

En algún punto eso le cobrará factura…

Las inseguridades en el idilio protagónico los mantuvo limitándose mucho con el otro por el miedo a perderse, también lo era la falta de comunicación que acarreaban muchas inseguridades y dudas. Lo interesante aquí es ver el crecimiento de ellos entre estos capítulos, cuando eran inmaduros y a como son ahora; un matrimonio bien cimentado.

Mortem jodiendo ahora...

Como les comentaba Lenore (del capítulo, no sobre que ya nos exhibió ante ustedes, jajajaja xD) los verdes se encuentran en una etapa nueva porque ambos son jóvenes. Aquí cuentan con 24 años que, en retrospectiva a como los mostramos en los primeros capítulos de este especial, ellos ya tienen 37, encaminándose a los 40. ¿Por qué hemos decidido escribir un capítulo de ellos cuando eran inmaduros en su romance? Porque es una manera de hacer la comparación y hablarles sobre esa evolución que tuvieron luego de pasar por muchos obstáculos. Así también justificamos ese merecido periodo de paz y sensatez en el presente del especial.

Verán, desde el lado de Butch, también cometió el grave error de asumir las cosas. Ambos apenas se están conociendo como pareja, llevan un año de novios y tienen una idealización sobre el otro porque aún estaban en esa etapa "luna de miel" que toda relación tiene al inicio. Aquí ya comienza la base de sus problemas, sus personalidades "vale madres" no los incitan a la reflexión pues prefieren evadir esas cargas emocionales. En el caso de mi chico, es por su condición inestable y por su inexperiencia con los noviazgos. Buttercup es su primera novia, él sólo imita a BC (gran error, ella no es buen referente...) y cree que debe actuar así porque es lo "normal" en ellos, o lo que entiende por normal, porque ya vieron que se está reprimiendo. Butch es más impulsivo y tiende a reaccionar más agresivamente en casos donde no está cómodo, pero no quiere molestar a Buttercup, no la quiere cagar con ella. ¿Saben qué pasa cuando se limitan y se guardan las cosas? Exacto, turbulencia en la relación que casi los hace joderla de lo lindo... pero de eso ya hablaremos en otros capítulos, muy aparte de este especial. Ahora, sólo nos interesa darles Fluff, cuando pudieron solucionarlo todo y ahora enfrentan otro tipo de responsabilidades, juntos como un matrimonio estable.

En fin, fue un capítulo para analizarlos, pero esperamos que les haya gustado y que nos sigan acompañando en las siguientes actualizaciones. Gracias por leernos y por el apoyo que nos brindan. Si quieren saber más del proyecto, síganos en Instagram (Idilios Nocturnos), ahí nos verán con sorpresitas.

¡Nos estamos leyendo!