Disclaimer: Los personajes de la caricatura no nos pertenecen pero podemos usarlos a nuestro antojo de manera gratis y por mera diversión. Los que sí son de nuestra propiedad son los OCs que en la narración se puedan llegar a mencionar.
Advertencia: HEADCANON conjunto. Especial corto en honor a la pareja ButchXButtercup. Leve lenguaje vulgar. Erratas por ahí si son muy quisquillosos.
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Green Grape
IV
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La sangre empapó las vendas una vez éstas cubrieron la zona herida. Conociendo la forma en la que trabajaba mi regeneración cuando el daño era así de profundo, bastarían tan sólo un par de minutos. Aunque viendo la gravedad del ataque a lo largo de mi costado izquierdo, quizá una hora para que las células comenzarán su trabajo y desaparecieran cualquier rastro de rasgadura en mi piel y músculo interno.
A unos escasos metros de mí, Boomer seguía maldiciendo al aire a esos desafortunados sujetos que intentaron asesinarnos y entre su enojo, observaba la bolsa de protección de su disfraz algo rasgada. Con mucho cuidado retiró el plástico para analizar el estado del capote, a juzgar por su reacción, supe que no había buenas noticias.
—¡Malnacidos hijos de perra!—Exclamó al extender la capa y descubrir que, aunque intacto, el vuelo superior y más corto que cubría la parte de los hombros estaba manchado por unas cuantas y algo notorias manchas oscuras—, ¡carajo!
—Al menos las balas no perforaron la tela—intenté encontrar el lado positivo de todo esto. El rubio sólo me miró por unos segundos antes de negar con su coraje y seguir inspeccionando el resto de su recién recogido disfraz para la boda.
¿Qué tan mala suerte podía tener mi hermano?, justo a dos días de la boda, luego de que ambos voláramos para recoger el atuendo que usaría en la ceremonia, un grupo de criminales nos interceptó y empezaron a dispararnos. Aquellos hombres eran apenas las consecuencias del último trabajo que realizamos antes de venir hacía este lado del país donde celebraremos mi matrimonio, es obvio que teníamos más enemigos que aliados últimamente, así que no era extraño que quisieran darnos caza por más absurdo que fueran esos intentos. Siempre que nos involucramos en encargos especiales, la mayoría desconocían nuestra condición y creían que se enfrentaban a individuos comunes gracias a eso de proteger nuestras identidades reales. Era una forma de trabajar más segura y menos directa, sin embargo, había pocos casos como este en los que nos veíamos expuestos.
—¿¡Qué mierda se supone que haga con estas manchas de sangre?!—Continuó gritando Boomer, demasiado colérico para pensar en la solución que pedía.
Revisé mi herida y como lo supuse, ésta ya empezaba a cicatrizar a un ritmo eficaz. Me puse de pie apenas sintiendo incomodidad en lugar de dolor y me acerqué a mi hermano para ver por mí mismo el estado de su disfraz.
—Tampoco está tan mal—mencioné tranquilo. Solo el capote había sido expuesto, el resto del traje estaba en perfectas condiciones—, puedes decir que son parte del disfraz. Le da un toque, después de todo eres "Jack el destripador", ¿no? La sangre de tus víctimas sobre la capa le brinda esa ironía tétrica… Siempre puedes excusarte de que las personas a las que le pediste hacer este disfraz hicieron más de lo que debían y por eso hicieron un excelente trabajo.
—Claro, porque mi esposa se va a creer que la sangre usada es falsa…—soltó con sarcasmo.
—Oye, te estoy dando opciones, igual puedes intentar lavarla. Sabes cómo quitar la sangre.
—Sí, en ropa casual de algodón o incluso de poliéster, pero ni puta idea de hacerlo en el tejido de barragán.
—¿Barra… qué?—Pregunté confuso sobre lo último.
—Barragán, estúpido—explicó sin dejar de mirar el tipo de abrigo en sus manos—, el tejido del que está hecho este capote. No quiero arruinarlo.
Alcé mis cejas y mis manos en señal de no querer seguir opinando sobre algo que desconocía, aunque no me extrañó descubrir de Boomer esos conocimientos adquiridos sobre telas. Asumí que lo aprendió de su hija con eso de que ella siempre mostró interés en el área de las modas y el diseño de ropa. Anette se tomaba muy en serio eso de la confección de prendas y no me parecía fuera de lugar que arrastrara a sus padres en su pasión luego de que muchas veces fui testigo de cómo mi hermano le cumplía sus caprichos cuando requería más material para sus creaciones. Alentaba a la joven adolescente y en el proceso, era normal que él terminara inmiscuido.
Similar ocurría conmigo. Muchas veces me vi y sé que me veré involucrado en las aficiones de mis hijos. Con Carter, por ejemplo, es que aprendí a identificar unas cuantas especies de anfibios porque al mocoso le encantaban. Sin querer ya podía diferenciar una rana nemorosa siberiana de una rana campestre.
—Oye, no es momento de que entres en crisis—le recordé—, sé que algo se te ocurrirá. Además, no es justo que seas tú el preocupado cuando el que está por renovar votos aquí, soy yo. Deberías velar más por mis intereses, eres el padrino del novio, ¿no? Tienes que demostrarme por qué te escogí.
Entonces me observó con una mirada incrédula, olvidando por ese instante su propio pendiente.
—¿Por qué me escogiste? Fácil, porque me tocaba y, ¿lo dices en serio?—Se mofó luego de ver la seriedad en mi cara—, Butch, estos últimos meses he estado más pendiente de ti de lo que me hubiera gustado—confesó—, en tu caso, que entres en crisis toma otro significado…
Supe a qué se refería, y sí, tenía un punto. En más de una ocasión me vi agobiado por las deudas y casi fue imposible para Boomer sacarme de la habitación del departamento luego de que estuviera a punto de perder la calma y mi temple por el estrés. Mis episodios violentos y de autodesprecio no eran sólo aplacados por el medicamento que tomaba, sino también por el apoyo y la misma fuerza de voluntad que sacaba de alguna parte para controlarme. Desde luego, no quería que mis hijos me vieran de esa manera y mucho menos deseaba que mi esposa tuviera que pasar por eso… de nuevo.
—Ya, pero yo lo decía por esas crisis menos dañinas—esta vez fue Boomer quien se mostró confundido—, ya sabes, esas que les dan a los novios antes del gran día o en su defecto en el gran día…
—¿Hablas de los usuales nervios que se experimentan por ser más conscientes de la idea de lo que implica un matrimonio?—Luego bufó con una sonrisa burlona en su cara—, no me jodas, Butch, creo que te llegaron 10 años tarde…
—¿¡Me juzgas?! ¡No es justo, tú y Brick pudieron darse el lujo de tenerlos cuando se casaron!, ¿por qué yo no tendría derecho?
—Porque los nervios muchas veces van de la mano con las dudas, idiota—entonces se relajó y guardó de regreso el capote en la bolsa rasgada para dedicarme toda su atención—, ¿tú de qué tienes dudas a este punto si ya has pasado por lo más díficil?
—Bueno, nunca terminas de estar seguro de eso… no sabes si en un futuro todo se puede ir a la mierda, y honestamente no sé si esté listo para esa posibilidad. Pensar en eso me jode. Se supone que hacemos esta renovación de votos y esta fiesta para demostrarnos que estamos mejor ahora, pero no quisiera que todo se fuera al diablo si acaso uno de los dos o ambos volvemos a cagarla…
—Vaya, sólo mírate—comentó sin borrar su sonrisa—, has cambiado, Butch. Aún recuerdo al estúpido sujeto que le encantaba hablar antes de tiempo, el tú del pasado habría dado por hecho muchas cosas, y por eso tuviste los problemas que tuviste. Que ahora le tengas un poco más de respeto al futuro incierto, por lo menos ya habla un poco mejor de ti.
—Cierto—le doy la razón mientras me cruzo de brazos y encojo los hombros—. Y en perspectiva, no es que tenga dudas, creo que sé lidiar mejor con la presión de lo que tú y el otro cretino pudieron en su momento.
—¿Disculpa? No vale si tú ni siquiera tuviste tiempo para formarte expectativas sobre estar casado, es normal que no supieras qué esperar si en su momento ni le tomaste importancia al matrimonio. Sólo firmaste esos papeles con Buttercup como mero protocolo burocrático.
Era verdad, en los primeros años de mi matrimonio con mi esposa, nunca nos detuvimos a sopesar lo que habíamos hecho. De inmediato nos convertimos en padres y de inmediato nos enfocamos en todo menos en nosotros como pareja. No hubo tiempo para preparar una ceremonia, para hablar sobre una vida juntos y mucho menos para reparar en promesas que debimos hacernos en su momento. Sólo cuando tocamos fondo es que nos animamos a cambiar nuestra situación y, afortunadamente, encontramos la salida a ese complicado periodo.
—¿Sabes? Aún así estoy bien por cómo se dieron las cosas—admití luego de que revisé desinteresadamente el progreso de mi sanación—, siendo prácticos, no sé si hubiera sido mejor o peor haberme puesto en una situación estresante cuando era así de inmaduro. Sonará increíble que yo lo diga pero… me alegra no haber tenido una boda hace diez años y por consiguiente una de esas despedidas de soltero. Así me ahorré muchos bochornos, ¿no lo crees?
Aquello último lo mencioné aludiendo claramente al desastre que fueron las despedidas de mis hermanos, en especial la de Boomer quien comprendiendo mi insinuación, puso los ojos en blanco por la constante burla que Brick y yo le hacíamos cada que nos acordábamos del evento. Un ebrio y algo drogado rubio se retorcía en el suelo de la cocina que pertenecía a la casa de uno de nuestros amigos…
—Dime que estás grabando esto—se rio Brick mientras no dejó de observar cómo el menor seguía en su crisis existencial.
—No me subestimes—respondí con el móvil alzado en un ángulo que favoreciera su escena en ridículo.
—¡No he hecho mis… mis… esas mierdas que uno tiene que escribir y luego decirlas frente a todos…!—Se lamentaba cómo podía el rubio, apenas articulando las palabras para que fueran entendibles.
—¿Tus votos?—Ayudó Brick, aguantando la carcajada para que no sobresaliera en el vídeo.
—¡Sí, sí, sí, esas cosas!, ¿por qué debo escribirlas?, ¿qué debo escribir ahí? ¿"Bubbles, gracias por pedirme matrimonio"?, ¿"prometo hacerte feliz para siempre"?, ¡¿Cuánto es siempre, ah?! ¡"Siempre" es mucho tiempo que no controlo!, ¡pero si no pongo eso parecerá que quiero un final y no la amo!, ¡tampoco quiero decir eso! ¿Por qué debo comprometerme con algo que no sé si pueda lograr? ¡CARAJO! ¡Yo la adoro!, ¿¡pero eso le será suficiente!? ¡Mírenme soy un desastre!
—Sí, lo eres—reí mientras hacía "zoom" a su cara desconcertada.
—Pobre Bubbles por soportarte—completó el pelirrojo.
—¿¡Y si se quiere casar sólo porque siente que deba hacerlo y no porque quiera?! ¡Digo, la amarré con una niña! ¡Sí, yo no quería embarazarla en primer lugar pero pasó!—Luego sujetó su cabeza con ambas manos, azorado—, ¡¿se casará conmigo sólo por Anette?! ¡¿Se habría casado con alguien más si el padre de mi hija hubiera sido otro?!
—Es una posibilidad—lo molestó nuestro hermano mayor y su padrino—, tal vez ya evitaste que se quedara con el verdadero amor de su vida que ya no conoció por conformarse contigo.
—¿¡Ah, sí?!—Reaccionó enfadado, o lo que en su estado pudiera demostrar furioso—, ¡pues mejor para mí!, ¡qué se muera ese bastardo en soledad donde quiera que esté! ¡Yo gané, ella es mía, les guste o no!, ¡me aferro porque así es como sé querer! ¡SE JODEN!—Así, mientras sentenciaba todo eso, miró directo a mi celular ya muy quieto—, ¿me estás grab… me estás grabando?
—¿Tú qué crees, marica?—Y como si hubiera olvidado todo el papel de reina del drama que hizo hacía unos segundos así como su pequeño momento de crisis, se limitó a posar burlón y guiñando a la cámara mientras lanzaba un beso en coquetería.
Sí… Hubiésemos querido mostrar ese vídeo en su boda, pero el muy hijo de puta pudo dar con él antes de considerarlo. Aún así, algo había aprendido de esa vez y ahora podía comprender mucho mejor. Al final, exponernos a estos circos, a los preparativos de un evento donde nos tienen hasta el cuello de estrés, al ridículo que implicaba todo este ritual… lo valía. Cada maldito gasto y cada maldito detalle lo valía porque prevalecía el deseo de hacerlo por ellas. No pude entenderlo hace 10 años pero ahora era el momento y mi oportunidad perfecta para reafirmarle a Buttercup que no dejaría de intentar hacerlo mejor.
Con el asunto del ataque resuelto una vez nos deshicimos de los cuerpos y la decisión final de Boomer al usar así el traje excusándose de que eso es parte del disfraz (asumiendo el riesgo si mi cuñada quería creerle o no), volamos de regreso al hotel donde ya la mayoría de amistades y familiares se hospedaban y el cual se ubicaba cercano al salón donde haríamos la fiesta.
A veces, en el vuelo es cuando mejor me pongo a pensar las cosas, antes usaba los cielos para desconectarme y no pensar en algo especifico. Pero, ¿cuántas soluciones no llegaron a mi mente cuando dejaba detrás de mí la estela verde que me delataba al ir a una velocidad nada moderada? Era como esas caminatas de reflexión, en mi caso, el vuelo me ayudaba a aclarar mi cabeza. Así es como en una ocasión hice más profundo mi deseo de intentar concebir una niña con mi esposa, así fue como me convencí de aferrarme a esa familia que formé, y así, es como me relajo y encuentro mis opciones, como ahora en estos instantes, pues ahí estaba ese trance de nuevo, cuando Boomer ya se había adelantado y apenas enfocaba un pequeño destello azul.
La observación que me hizo, de que había cambiado y ahora me preocupaba más sobre lo que juraba, hizo mella en mi cabeza los siguientes minutos. Era cierto, antes creía que una relación constaba de una química básica, pero aprendí a las malas que sentirme bien con mi pareja durante ciertos momentos, no era señal definitiva para tomar grandes decisiones. Desde hacía más de diez años amaba a Buttercup, sólo que no me había percatado de la profundidad de todo eso hasta hace apenas un par de años atrás, incluso desde antes de que tuviéramos a nuestra preciosa Desirée con nosotros. Una relación no se alimentaba únicamente de momentos agradables, lo malo también debía entrar, la cuestión era ver cómo actuamos frente a esos casos y el tiempo que nos dimos funcionó para esclarecer todo. Qué ilusos debimos vernos años atrás, cuando asumimos muchas cosas por el otro e ignorábamos así no sólo nuestras propias inseguridades, sino también las de nuestra pareja.
Lección aprendida, supongo. Porque si algo podía asegurar y así como mi hermano menor aún en su penoso estado lo dijo; "me aferro porque así es cómo sé querer", aunque no sea lo más sano, aunque no sea lo más recomendado en algún punto, a estas alturas, para un villano, si le das algo por lo que estar ahí… debes asumir las consecuencias.
—Y sí que te he orillado a asumir demasiadas consecuencias… Engel.
Sé que sonrío. Lo hago cada vez que la pienso y me enfoco en el sentimiento que nos ha mantenido unidos. Por consiguiente, aumenté la velocidad en mi viaje de regreso. Volver a verla aún con todos ahí, con el ruido de los niños y la poca intimidad que tuviéramos para la cena, es lo que más quería si podía aspirar su fragancia en un abrazo que le hiciera saber cuánto la quería así, a mi lado.
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El brillo de la luna llena se reflejaba perfectamente en el estanque donde me hallaba sentada. La fuente que la acompaña aviva el ambiente en un matiz mágico pero tétrico. Para mi fortuna, como un regalo del que puedo apreciar detalladamente en el cielo, los fenómenos astronómicos me brindaban un reluciente e inusual astro en toda su plenitud; y es que las lunas llenas a finales de octubre eran tan extrañas como misteriosas. Sonreí agradecida, pues después de tantas metidas de pata, mi vida se ha resuelto tranquilamente.
A unos metros de distancia mi familia y amigos se acomodaron en las habitaciones del hotel en que pasaremos las siguientes noches. Debería estar apoyando a quienes controlan a nuestras pequeñas bestias, ya que éstas son un peligro para quienes se hospedan con nosotros, pero luego de tanto ajetreo me escapé de la vista de todos para poner en orden mis pensamientos; con los años no había cambiado aquella manía de alejarme de mis seres cercanos y darme un descanso. Sin embargo, contrario a mi yo de antes que se largaba sin avisar, mi yo de ahora tomó la mano de mi esposo besando sus nudillos mientras le informaba que necesitaba un tiempo de reflexión. Atrás quedó su guiño cómplice después de compartir otro beso, un roce que nos enseñaba cómo éramos suficiente, mas no teníamos suficiente del otro.
Los grillos resuenan entre el césped antes húmedo por la llovizna que cayó horas atrás, la brisa es más fría que la de hace un año pero no tanto como para calar los huesos. Me refugié en la chaqueta grande cuero de Butch y me abracé a mí misma simulando que él estaba ahí, conmigo, evocando los instantes significativos a lo largo de mi vida. Suspiré parsimoniosamente mientras entre recuerdos me perdía.
Para nadie era un secreto que mi futuro es y será incierto. Desde muy niña mis prioridades se reducían a pasarla bien sin pensar en consecuencias venideras. No obstante, aquella ingenuidad infantil desapareció cuando la crueldad del mundo nos alcanzó a temprana edad. A raíz de ello, el profesor tomó medidas drásticas en las cuales nuestros roles principales de heroínas disminuyeron y logramos organizarnos cotidianamente. Claro, a la gente no le gustó para nada aquella decisión. Crecimos envueltas en rumores y críticas que se aplacaban ante los nuevos héroes que visitaban Townsville, quienes transitorios hacían lo que debían y se marchaban en cuanto notaban la carga pesada que representaba nuestra ciudad. Aun así, jamás dejamos de defenderla. En ese entonces, la niña que era no se conformaba en pequeños actos de adrenalina contra la lucha criminal, por lo cual me incliné hacia los excesos que, a mi parecer, me daban alivio.
Encendí un cigarro y vi como el humo se perdió con el viento. Sonreí de nuevo en mis adentros amargamente, convenciéndome de que aquella etapa fue necesaria para aprender y ser quién soy ahora; una mujer dispuesta a luchar por el presente que ha construído por encima de las dificultades. Suficiente fue el tiempo en el que me atormenté con malas memorias, por lo cual, opté por revivir imágenes más gratas.
Las luces de las estrellas eran más brillantes en los desiertos aledaños de la ciudad. Allí incluso la luna se miraba más cercana y bonita que en otras partes, por eso era uno de mis pasatiempos favoritos los viajes en auto o en moto junto a Butch, de esos en donde nos perdíamos en la bruma de las carreteras. Alejados de cualquier ruido nos adentramos en un atmósfera tranquila donde el calor de la primavera no era impedimento para que nuestros cuerpos se unan en un abrazo.
Yo observaba atentamente las estrellas tratando de identificar las constelaciones que había aprendido gracias a mi hermana. Mas el peso de la mirada de Butch me distrae y dirijo mis ojos ante los suyos que me analizan con atención y muchos sentimientos de por medio. Sentí de nuevo el cosquilleo de mi cuerpo y sonreí tímidamente.
—Nunca dejes de mirarme así—dije, perdiéndome en el brillo de sus pupilas blancas.
—Nunca te alejes de mi vista. Porque de otro modo, la única manera en que ya no lo haga, es que me arranquen los ojos. —Sonrió con calidez pasando su mano en mi mejilla.
Solté una carcajada, él siempre tan retorcidamente romántico…
Amar a Butch ha sido una aventura, una enseñanza, un viaje del cual espero nunca haya destino final. Aquella ocasión fue de las primeras veces que compartimos momentos tiernos luego de oficializar nuestro noviazgo. Ese instante fue de los primeros para convencerme a mí misma que me aferraría sin pensarlo dos veces a esa relación. Y aun con los años corriendo, alcanzándonos en múltiples facetas, no me arrepentía de seguir conviviendo con quien ha sido mi esposo.
De ahí el deseo de realizar esta fiesta en nuestro honor, de construir otra memoria juntos después de privarnos de ésta durante mucho tiempo. La diferencia radicaba en que ya no somos los inmaduros que en su momento no pensaron en el compromiso al que se enfrentaban y se vieron ahogados por las represalias. Ahora las dudas eran resueltas con quien he escogido como acompañante de vida y que incluso ante un nuevo reto, sin importar la maldad de su naturaleza, me he aferrado porque sé que seguiría valiendo la pena, siempre.
Nuestras personalidades se destacaban por ser extremadamente traviesas, vale madres, juguetones, vulgares, pendejos de alguna manera, él más que yo… Nunca faltaba el alboroto cuando estábamos los dos y ni a hablar si a la ecuación se sumaban sus hermanos. No había que echarle mucha cabeza para llegar a la conclusión de que fuimos y somos un buen equipo. Lo intentábamos como lo conocíamos y desde mi perspectiva no concluiría que lo hacíamos tan mal. Era cierto, que ante una persona promedio, nos tacharan como adultos desastre… Al demonio, a quién engaño, no los culpaba; porque definitivamente, somos un desastre. Un desastre pero juntos… como sentenció Butch.
El grito de Bubbles resonó por toda la casa, los improperios de Blossom no se hicieron esperar. Lo único que perturbaba el silencio de aquella habitación eran las risas de la pequeña Cosette que miraba divertida el panorama mientras Carmilla alzaba los brazos hacia su madre en cuanto la vio llegar. Carter parecía asustado por el grito de su tía, Allan y Aidan estaban demasiado callados sin querer emitir juicio alguno no queriendo incrementar la furia de las mujeres que descubrieron nuestro pasamiento y Caleb quería llorar por el último golpe que recibió de mi hijo. Por otro, nosotros estábamos callados aunque en el fondo sabía que si reía, la cagaría más.
Cómo le explico a mis hermanas que el agobio de cuidar repetidas veces a sus hijos causó que encontrará gusto por hacerlos pelear entre ellos simulando la UFC. Crear un ring fue sencillo, igual que los engendros comenzaran una riña. Cosette fue excepta de la liga de lucha de bebés ante su falta de poderes, pero bien se divertía cuando miraba la inofensiva no tan inofensiva pelea entre su hermana y primos. Claro, al ser descubierta por Aidan y Allan, comenzamos la jugarreta de las apuestas. Nos divertíamos mientras no sobrepasaran el llanto. Mas al enterarse mi esposo y cuñados… La apuesta aumentó de nivel porque las galletas de chocolate no eran suficientes y deberían ser cambiadas por dinero y bebidas.
Era nuestro secreto en donde hacíamos barra a nuestros respectivos hijos para que ganaran la contienda… Y todo se fue al diablo cuando mis hermanas se dieron cuenta. Jé, je.
¡Mierda!
Después de ver como Blossom nos ignoraba olímpicamente y tomaba a su hijos para llevarlos lejos de los irresponsables que éramos, y el cómo Bubbles tomó a Caleb luego de tirarle o intentar tirarle un golpe a Boomer, solo ahí cuando mis cuñados se fueron sin tratar de defenderse al ser conscientes de su error; reímos con Butch algo culpables por la situación, más que nada al ser descubiertos y no por otra cosa…
—Las tías estaban bien enojadas…
Claramente mi pequeño Allan, a quien también le hizo gracia. Luego tuvimos que detenerlo ante una nueva pelea con Carter; porque era diferente una pelea entre Carter y sus primos que estában a su nivel y no con su hermano que le llevaba más experiencia. Lo que nos traería, más gritos, más lágrimas, y más reclamos. Asumir las consecuencias de nuestros actos era nuestra especialidad.
Negué algo arrepentida por mis acciones pero con gracia ante el recuerdo de nuestras desobligadas aventuras. Nuestros hijos crecían tan fuertes y sanos que el sentir como corrían poco a poco de mis brazos, me daba una sensación de tristeza, aunque era innegable que esto ocurriría, no podía lidiar con la idea que algún partirían y se enfrentarían al mundo exterior. Soy como una mamá gallina que quiere aguardar a su pequeños bajos sus alas, mas entiende que eso sería contraproducente. Y de nuevo rememoro la figura de mi marido quien me ha acompañado en cada paso sintiendo el mismo remordimiento y temor que yo.
Cada día era un reto, era algo nuevo que asumir con las diferentes personalidades que poseen nuestros pequeños. Las responsabilidades matutinas, aunque monótonas, también te aventuran en esos retos los cuales vas cambiando conforme corre el tiempo. Hasta las mascotas hacen parte de esa rutina, pues se han convertido en miembros de la familia, porque no podría divisar una fotografía de mis esposo e hijos sin la compañía de nuestra Luna, la husky de ocho años más llorona que se podría conocer. Llena de nostalgia, recuerdo a cada uno con todo mi amor y sonrío con ternura por mi hermosa familia, mi loca y rara familia.
Mis cavilaciones me regresan al presente en donde la brisa se ha vuelto más fría y me abrazo a mi misma para sentirme satisfecha por todo el esfuerzo que puse en mi diario vivir y cómo no, en esta fiesta. La vida se compone de pequeños logros y no negaré mi orgullo al pensar en cada preparativo que con constancia y paciencia, ha quedado cómo lo planeé. Las luces, la comida, el lugar, el vestido… todo fue fluyendo tan casualmente que, aunque estresante por lo implicaba, gratificante al final.
—Siento que te quedaría bien el dorado—pronunció Melissa vislumbrando los vestidos exhibidos en el almacén.
—Puede ser—interrumpí mi próximas palabras al ser abordada por una Bubbles con múltiples vestidos en brazos dispuesta que modelara cada uno de ellos—… Esto es demasiado, rubia.
—No, no lo es, eres la protagonista, la principal, el foco de atención, debes verte bella, deslumbrante, hermosa, preciosa, ¡mejor que una reina!—exclamó intensa, no queriendo dar su brazo a torcer y enfocándose en que todo salga bien, como era ella al tomarse en serio su trabajo.
—Buscar un vestido es más complicado de lo que creía.
—Ajá…—importunó Blossom mirándome burlonamente.
—No, no, nada de excusas tía Be. Ten en cuenta que ante una gala de disfraces y más que nada una mascarada, se debe relucir con el atuendo. No miran tú rostro pero sí tu porte, tu manera de expresarte a través de la prenda. —Anette, movió delicadamente su manos en un ademán que mostraba elegancia y altanería. "Diva pensé"—. Así que no, tía, debes mostrarte como la protagonista que eres. —Observé como dictaminó lo último acompañada del asentamiento constante su madre dándole razón para luego desaparecer entre las telas y buscar otros diseños.
—Siento la presión…
—Quedarás preciosa—dictaminó Blossom apretando mi hombro con sagacidad.
Sonrío emocionándome de nuevo por el gran día y traigo a mi mente cuando escogí aquel vestido plateado de princesa con el que bailaría junto al amor de mi vida. Uno que me deslumbró desde que lo vi y que me hizo sentir curiosa sobre qué pensaría Butch al verme… No era mi estilo, pero me sentía linda y quería que como siempre, él me viera linda tal como lo veo yo, tan guapo y varonil… O cuando está lleno de aceite por pasar mucho tiempo en taller y la camisilla contornea y marca aquellos músculos repletos de tatuajes… Mierda, quería besarlos, recorrer cada centímetro de mi piel con mi labios y llenarme de él. Sonrío otra vez, ahora mostrando los dientes, embelesada, solía repetirlo cuando pensaba en Butch y sonreí mucho más al oír quedamente el crujir de una hoja siendo aplastada…
—Impaciente, ven aquí—No se molestó en ocultarse, por el contrario se movió a mi lado tan seguro que no hizo falta más que se sentara y yo sin más preámbulos me acercara a su pecho resguardándome en él.
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Mortem al escrito…
Este viene a ser el contraste directo con el capítulo anterior. Butch ya se la piensa dos veces antes de hacer algo que pueda probar la paciencia de su esposa así como la comunicación en los dos debió mejorar, sus hermanos también pudieron notar esa madurez en él, y como tal, los tres han tenido que adaptarse a esas vidas aunque no hayan dejado su criminalidad. Ésta ahora la llevan con un perfil mucho más bajo, con extremo cuidado porque saben que estarían comprometiendo a sus familias y aún así, como leyeron, no dejan de ser acosados por ese caos al que no pueden renunciar (porque no quieren).
En fin, no tengo más por decir, solo que ya nos estamos acercando al final del especial y el próximo capítulo fue el más divertido de hacer, esperemos que les esté gustando, ¡muchas gracias por leernos!
Lenore por aquí
Regresamos a la actualidad a los pocos días de la gran ceremonia, que en sí es más una fiesta, en la cual le doy la razón a Mortem, fue demasiado divertido escribir ese capítulo. De mi lado no tengo mucho por agregar más de lo que se ha dicho. Aunque me gustaría decir que Buttercup sigue siendo un desmadre pero a la par fue aprendiendo de cada error cometido. Jaja, se podría concluir que al menos ya es honesta consigo misma, con su pareja y familia, lo cual la ayudó a ser quien es ahora. La terapia ayuda bastante (?)
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