CAPITULO 17: REGRESO

Mikasa se encontraba ya al final de las escaleras del segundo piso, mientras Sara permanecía en la recamara atenta a lo que oía afuera de ella. Sin importarle ya más nada empezó a gritar.

-Auxilio, por favor... Ayudenme - Tanto la chica Ackerman como los presentes en la planta inferior escucharon el llamado de Sara. Mikasa corrió hasta la puerta de donde provenían los gritos y al intentar abrirla esta se encontraba cerrada con llave. De una patada logró sacarla de su marco encontrando a Sara sentada en una cama.

-¡MIKASA!. ¿Eres tú?, Pero como...

-¿Sara estás bien?, no te preocupes pronto saldremos de aquí. -Mikasa se sintió muy mal al ver a la chica con su rostro lleno de moretones y con el vestido roto. Por su mente ya pasaba una idea de lo que le había pasado.

-Estoy esposada. Ese hombre debe tener las llaves con él.

-Ya veo. Tranquila, ya regreso. -Mikasa se acercó a las escaleras.

-Oigan ustedes, quitenle las llaves de las esposas. Traelas Jean.

-Aquí están. -Dijo el hombre lanzando las llaves al suelo. - Tomenla y terminen de largarse.

Jean las tomó y subió, encontrándose con Mikasa. La chica volvió con Sara logrando abrir la cerradura de las ataduras. Las muñecas de Sara se encontraban muy lastimadas sobre todo la izquierda.

-Vamos, apoyate en mi Sara. -Dijo Mikasa mientras Jean miraba sorprendido desde la puerta del cuarto la condición en que se encontraba la mujer. -Mikasa espera, yo la llevaré. -Dijo él para luego cargar a Sara en su brazos.

-Jean. Tu también... muchas gracias a ambos. - Suspiró Sara un poco más aliviada. Los tres bajaron con cuidado y se encontraron con los otros dos hombres en la sala. Levi no podía creer lo que veía. Su cara de terror ante la condición de Sara era lo más visible en el lugar.

-Bien, ya la tienen. Salgan ya. - Jean y Mikasa se dirigían a la salida cuando Levi volvió a dirigirse a Gerard. -No quedarás impune. Nos iremos pero te dejaré un pequeño recuerdo.

-NINGUNO DE USTEDES PODRÁ HACER NADA. AHORA SOY UNO DE LOS HOMBRES INTOCABLES DE ESTA IS... - Una fuerte patada interrumpió la presuntuosa frase.

El ex capitán descargó golpe tras golpe en el corpulento hombre. Entre patadas y puños se encargó de drenar algo de su furia e impotencia. La sangre se desparramaba por los muebles y paredes de la sala, y un par de dientes habían volado en un momento. - Ten por seguro qe esto no se quedará así. -Levi pronunció como despedida.

-Tú y tu querida esposa desearan estar muertos, ¡ACKERMAN!. - Fue lo último que dijo antes de perder el conocimiento.

Levi salió de la cabaña hacia donde Thomas y el resto lo esperaban. Sus nudillos lastimados y la ropa ensangrentada eran un pequeño precio a pagar ante la culpabilidad que sentía en ese momento. Cualquier dolor en sus manos o repulsión que sintiera por la sangre salpicada sobre su cuerpo a esas alturas no podía compararse con el dolor de Sara y lo que había vivido en esa cabaña.
Creía fuertemente que su esposa pasó por todo eso a causa de su desconfianza, inseguridad y descuido. No tenía fuerzas ni valor para mirarla a la cara. Solo observó su cuerpo sentado en el asiento trasero del vehículo, mientras Jean y Mikasa estaban en los puestos de adelante; ambos creyeron que su capitán querría ir junto a su esposa. Thomas lo esperaba afuera con una mirada de preocupación, sabía que nada bueno habia pasado en ese lugar, solo asintió hacia Levi como indicándole que era hora de marcharse.

Levi subió y se sentó junto a Sara con todo el cuidado posible. El auto arrancó y el silencio era tan profundo que solo se escuchaba los ruidos propios del vehículo. Sara por su parte se encontraba en shock, cabizbaja aun sin creer del todo que había sido rescatada. Todavía no asimilaba que Levi haya ido en su búsqueda, después de su actitud hacia ella, después de creer que tenía una relación clandestina. Luego de un rato sentía que su compañero la observaba sin apartar sus ojos de ella. Su esposo la miraba sin saber que hacer en ese momento, no sabía si abrazarla y consolarla. Levi se acercó más a ella y tomó su mano, pero no sintió ninguna respuesta de parte de ella. Intentó rodear su hombro con su brazo izquierdo pero ella no lo dejó. Aún estaba adolorida, sus brazos, cuello y pecho tenían mordidas y golpes que se hacían cada vez más sensibles, aunque aún no habían sido vistos en su totalidad por los demás.

No solamente el dolor físico era lo que provocaba en Sara el rechazo al acercamiento de Levi, tampoco sabía que decirle al respecto. Quería hablarle de muchas cosas pero las palabras morían en sus labios.


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El oscuro camino poco a poco se iluminaba a medida que se adentraban en la ciudad, mientras tanto Connie, los sres. Foxx y Evelin esperaban nerviosos en la casa de los Ackerman. Todos se encontraban sentados en el comedor, ya siendo casi las 9 de la noche mientras tomaban un té. De pronto sintieron un vehículo detenerse fuera de la casa, rápidamente abrieron la puerta principal y en medio de la oscura noche vieron a un grupo de personas bajar de él. Cuando se acercaron a la entrada y vieron a Sara en los brazos de Levi, Wanda, Evelin y Anthony solo se echaron a llorar. En parte aliviados por el estrés acumulado ante la preocupación por Sara, también por la tristeza y temor de saber todo lo que había pasado durante su ausencia.

Entraron a la habitación de Sara y ella solo se sentó en su cama. Allí se encontraba el dichoso mensaje y el regalo enviado por Gerard Dok y del cual ella aún desconocía. Tan pronto lo vio lo revisó.

-¿Qué es esto?- Preguntó Sara en voz baja.

-Lo envió Gerard Dok supuestamente para tí. Pero en realidad su objetivo era que yo lo viera. Supongo que fue para distraerme de tu secuestro. - Respondió Levi aun serio.

-¿El es quien ha estado enviando todos esos regalos que me entregaste?. Hasta donde sé eran anónimos. ¿Por qué solo en este firma con sus iniciales.?

-Aún no lo sé. Pero trataré de averiguar mejor. Hay algo que no me cuadra aún. A mi parecer son dos personas diferentes.

Mientras escuchaba a Levi hablar solo se enojaba más. Tomó el paquete en sus manos y lo arrojó lo más lejos que pudo.

-No quiero ver nada de eso aquí. Llevátelo si quieres. Ya que los tuviste por un tiempo puedes quedartelos. - Dijo con ironía.

-Tsk. Está bien. Los sacaré.

- Levi... Te agradezco mucho lo que hiciste por mi hoy, pero aún estoy enojada contigo tambien. Tu de verdad creíste en todas esas cartas. Te creaste un cuento en tu cabeza y te volviste muy frío, en vez de aclarar todo conmigo desde un principio. Apuesto que leíste esto y de verdad creíste que me había ido en amoríos con ese hombre.

-Yo... - Levi no sabía como responder ante esa verdad. - Si, lo pensé. No lo niego. Incluso fui al sitio que decía allí. Al ver que ninguno apareció regresé a casa. Pensé que de verdad te habías ido con él y que solo me dieron una distracción, cuando en realidad me estaban distrayendo de tu secuestro.

-Si no hubiera sido por los sres. Foxx no habría entrado en razón. Ellos siempre la tuvieron. Tan pronto aclaramos todo empezamos a buscarte.

-Bien... Sé que quizás no deba sentirme así contigo, no lo sé, es solo que anoche, anoche... - Decía entre lágrimas. -... me llegué a sentir muy decepcionada de ti.

-Esa fue la peor noche de mi vida. Sentí que... Me odiabas y que quizás si nunca regresaba te haría un favor. Así podrías estar con alguien que de verdad quisieras. Ahí tienes a Margaret, esta loca por que le hagas caso.

-Perdóname. Por favor. Se que quizás no me perdones a corto plazo, pero de verdad me arrepiento de dudar de ti. Dejé que la intriga me poseyera... Y con respecto a Margaret ni loco tendría algo con esa mujer. Mucho menos después de que tuvo amoríos con ese maldito Dok.

-¡¿Qué?!.

-Si pero es una larga historia. Después te la contaré.

-Levi... - Wanda se acercaba a la habitación. - El sr. Thomas nos hizo el favor de ir en busca de un médico. Dijo que era un conocido de él. Debe estar por llegar.

-Bien. Iré a recibirlos. Las dejo solas. - Las mujeres asintieron en respuesta.

-Sara, hija. Que bueno que estas a salvo. ¿Cómo te sientes?.

-Al menos estoy viva, y los tengo a ustedes. - Respondió llorando mientras abrazaba a la mujer.

-Claro que si. Todos estamos aqui para tí. Sabes que tienes en Anthony y en mí a tus padres que lamentablemente ahora no pueden estar contigo. Sé que donde quiera que esten, tus familiares estan contigo también.

-Gracias sra. Wanda. Los quiero.

La señora le dio una sonrisa en respuesta. - El doctor ya va a venir a revisarte, ¿No te gustaría tomar un buen baño caliente?. Eso te ayudará a relajarte un poco. Además debemos cambiarte. - Sara solo asintió en respuesta.

-Bien, te lo prepararé. - Dijo la mujer mientras iba al baño.

Sara se levantó con cuidado y buscó algo que ponerse. Se acercaba hacia el espejo pero temía ver su reflejo en él. Sentía que lo que veía allí no era ella.

Unos minutos después Sara tomó su baño a solas. No quería que nadie más la viera en esas condiciones, por lo que no salió nuevamente de su cuarto. Mientras tanto Evelin y Mikasa se encargaban de preparar una comida para todos, en especial para la chica herida.
La casa se encontraba en silencio, a pesar de todos los presentes. No podían entender aún porque había pasado todo eso. El sr. Cliff llegó por fin junto al doctor quien rápidamente subió a hacer su trabajo, seguido por Levi, quien permaneció fuera de la habitación de Sara todo el tiempo.

Casi unos 40 minutos luego de la consulta, el doctor salió para hablar con el ex capitán quien esperaba tener noticias más alentadoras.

-Doctor, ¿Cómo se encuentra Sara?

-Bueno, estos casos son un tanto complicados, ya que no sólo se debe lidiar con las heridas físicas, sino también las emocionales. Quizás pase mucho tiempo para que ella vuelva a retomar su vida y aprender a vivir con ello. No debe sentirse presionada, tampoco abandonada. El apoyo de sus seres queridos jugará un papel muy importante en su recuperación.

-Entiendo. - murmuró Levi. El mejor que nadie había experimentado casi toda su vida lo que era el dolor emocional y lo duro que era superarlo.

-En cuanto a sus heridas físicas, tiene unas cuantas. Encontré marcas de mordeduras en sus brazos, su pecho, cuello y muslos. Tiene algunos hematomas, producto de golpes, además de los que recibió en su rostro. Hay laceraciones y contusiones presentes en sus muñecas.
Lamento tener que decirle esto, aunque supongo que ya lo sabía. Su esposa fue abusada sexualmente. Ella me dijo que fue solo una vez. Afortunadamente su rescate impidió que volviera a pasarle, quizás hubiese terminado en peores condiciones.
Ya le realicé una curación. Trate de seguir estas indicaciones al pie de la letra para evitar una posible infección en sus heridas. Si sucede algo más antes de mi segunda consulta no dude en buscarme. Vendré pasado mañana en la tarde.

-Muchas gracias, Doctor. Lo acompañaré abajo.

-No se preocupe, si quiere pase a ver a su esposa. Yo buscaré a Thomas, él me llevará a Casa.

-Está bien. Una vez más muchas gracias por venir a estas horas. Que tenga buenas noches.

-Gracias. Estoy a su orden. Buenas noches. Tome todo con calma, este proceso puede ser lento, necesitará mucha paciencia.

Levi asintió. Mientras el Dr se alejaba, el pelinegro entraba a la alcoba de Sara. Al entrar la encontró sentada en la cama como si estuviera viendo a la nada.

-En un rato te traen algo de cenar... ¿Habías comido algo desde ayer?. - Preguntó Levi mientras se sentaba al lado de Sara.

-Ehh, no. Bueno ese hombre me llevó el desayuno y el almuerzo pero no quería comer nada que me diera. Solo tomé café y agua.

Levi asintió en comprensión. - Sara, no sé como pero todo se arreglará. Cualquier ayuda que necesites no dudes en pedirmela. Tanto tus padres, Evelin, mis amigos que ahora son tuyos también y yo te apoyaremos en todo.

-Gracias. Por favor agradécele al sr. Thomas de mi parte. Y a Connie, Jean, Mikasa y a Evelin también... Por ahora no quiero hablar ni ver a nadie.

-Está bien. Lo haré. - Levi ni sabía como pero haría todo lo posible porque Sara se recuperara. Tuvo que ocurrir este difícil evento para darse cuenta del cariño que le tenía y lo mucho que su esposa le importaba. Aunque su desaparición y sufrimiento en manos de Gerard Dok ya eran de por sí dolorosos, sólo se convertirían en parte de una serie de eventos desafortunados que golpearian sin piedad la vida de los esposos Ackerman.