Resumen: Después de haber conocido a su sobrina recién nacida, Agustín y Julieta le pidieron algo importante, algo que pesó mucho cuando Bruno tuvo que tomar la mejor decisión para proteger a Mirabel después de que no obtuvo su don.
Notas:
1) Los personajes no me pertenecen. Los personajes de Encanto son propiedad de quien tenga los derechos (¿Disney?)
2) Este fic fue realizado sin fines de lucro, solo por diversión.
LA PROMESA
CAPÍTULO 13
Casita
Un año después
Mirabel despertó una mañana de verano sintiendo mucho calor, pero no podía hacer nada al respecto más que patear las mantas de su cama para intentar refrescarse un poco. Desde que había sido enviado a la guardería con ella, Antonio había tomado la costumbre de saltar a la cama de su prima y dormir con ella cada vez que tenía una pesadilla.
-Toñito, ya estás muy grande para esto- dijo Mirabel revolviendo el cabello de su primo- en un año tendrás tu ceremonia de don, y te volverás a tu propia habitación-
Pero Antonio hizo una mueca, y Mirabel se sintió mal por decir ello. Adoraba pasar tiempo con su primito y poder consentirlo todo lo que no pudo hacer antes.
-No quiero- dijo él de pronto.
-¿Por qué no? No puedes quedarte aquí conmigo para siempre, va a ser un largo camino de tu nueva habitación a la guardería, ¿verdad?- dijo Mirabel, pero al ver a su primo hacer un puchero añadió- ¿qué pasa?-
-Tengo miedo de que falle… como contigo-
Mirabel tragó saliva. A pesar de que todos los días se le recordaba que era la única Madrigal sin don, nunca quería recordar su ceremonia. Y no se lo deseaba a nadie… a Sergio tal vez, pero nadie más.
-Tu ceremonia no va a fallar, no tienes nada de qué preocuparte- dijo Mirabel dándole un apretón, sin querer recordando la visión de Bruno- el problema no fue la ceremonia, fui yo…-
El niño frunció el entrecejo, indignado por lo que su prima acababa de decir.
-¡No digas eso, no hay nada malo contigo!- dijo Antonio con seriedad.
Mirabel sonrió enternecida y le dio otro apretujón a su primo con cariño. ¡Qué bien se sentía hacerlo! Estaba un poco enojada con la abuela que no la había dejado abrazar a su primo cuando era más pequeño.
-Gracias, Toñito- dijo ella en voz baja- pero en serio no tienes de qué preocuparte. Vas a tener un don y tu puerta y van a ser las mejores de todos-
-¿Mejor que el don de Cami?- dijo Antonio ilusionado.
-¡Claro!- dijo Mirabel.
Con una sonrisa, Antonio se acurrucó en sus brazos y cerró los ojos, quedándose dormido de nuevo. La adolescente suspiró aliviada antes de que la preocupación le cayera encima. ¿Qué iba a pasar si Antonio tiene razón, si su ceremonia también falla? Para empezar, la abuela la culparía a ella (y con razón, por la profecía de tío Bruno).
Una parte de ella sentía el egoísta deseo de que Antonio tampoco tuviera un don para no que no fuera la única "inútil" en su familia, pero pronto se deshizo de esa idea. No quería que el pobre de su primo pasara lo que ella había pasado cuando su ceremonia falló y después, la manera en la que un puñado de personas en el pueblo la trató. No quería ni imaginarse a Toñito en esa situación, no lo permitiría.
"No importa si no me diste un don, pero no le hagas esto a Toñito", pensó ella apretando un poco el abrazo a su primo.
x-x-x
Casita
La mañana siguiente
Cuando Bruno bajó a desayunar encontró a Mirabel con una sonrisa tranquila mientras Antonio conversaba animadamente con ella. Mientras tanto Camilo tenía una sonrisa enamorada y miraba por la ventana con una expresión esperanzada junto a Dolores, quien miraba a su hermano con una sonrisa sabionda, y Bruno hizo la nota mental de preguntarle qué era lo que sabía.
Alma, sin embargo, no miraba con buenos ojos que Antonio estuviera tan cercano a Mirabel, pero se había resignado a que Pepa y Félix confiaban en ella para cuidarlo la mayor parte del día y el niño se aferraba a ella.
Un par de días antes Alma había sugerido mover a Mirabel a una pequeña habitación en el piso inferior porque "ya era una señorita como para que esté durmiendo en la guardería" e incluso había hecho que la adolescente aceptara por miedo a ella más que otra cosa, pero Agustín y Julieta plantaron los pies y no aceptaron ese cambio.
-La quiere hacer dormir prácticamente a un armario- había dicho Agustín al ver el sitio al que la moverían- en menos de un año Antonio obtendrá su puerta y Mirabel podrá hacer la guardería su habitación permanente-
-Si es que Mirabel no destruye la magia antes- había dicho Alma entre dientes, asegurándose de que nadie excepto Bruno y Mirabel pudieran escucharla.
Bruno no podía creer que su madre siguiera diciendo esas cosas, sobre todo después de que alguien empujó a Mirabel del puente y casi la mata precisamente por esa misma lógica, pero no importaba cuantas veces Bruno se lo recordaba, Alma seguía haciendo comentarios así, incluso si no estaban en privado.
-¡Cami!¡Mira dijo que iba a tener la habitación más grande y genial de todas!- dijo Antonio de regreso.
-¡Por supuesto!- dijo Camilo sonriendo y alzando a su hermanito en sus brazos, antes de ponerlo en el suelo y transformarse en él mismo- y seguro que será más grande que el mío-
-Eso es cierto- sonrió Pepa tomando a Antonio y llenándolo de besos- awww, mi bebé está tan grande-
Antonio sonrió y se dejó consentir por su madre. Isabela estaba hablando con Dolores, quien asentía con una leve sonrisa. Mirabel lo miraba con una sonrisa tranquila a pesar de que estaban hablando de la ceremonia de Antonio.
"Quizá Mirabel ya se resignó a no tener un don como los demás", pensó Bruno "aún así, no es justo".
-Bueno, dejemos de charlar porque hoy tenemos un largo día- dijo Alma de pronto callando todas las conversaciones que estaban sucediendo en la mesa- estas son las tareas del día…-
Alma procedió a darles una larga lista de quehaceres pero, como de costumbre, no le dio ninguno a Mirabel. Bruno sabía lo que iba a pasar, su sobrina iba a preguntarle en privado si podía hacer algo para ayudarla, pero siempre recibía la misma respuesta de parte de ella.
-No, Mirabel, lo mejor que puedes hacer es no estorbar a quienes sí hacen algo por este pueblo- le dijo Alma de nuevo.
Mirabel no respondió y solo se alejó cabizbaja como siempre. Con una mirada furiosa a su madre, Bruno la siguió.
-De hecho, yo necesito tu ayuda- dijo él alcanzándola- tengo un par de camisas con algunos botones que se le desprendieron. ¿Crees que puedas arreglarlos?-
-Claro- sonrió Mirabel olvidando por un momento las duras palabras de Alma y siguiendo a su tío- vamos primero a la guardería por aguja e hilo-
Bruno la acompañó a recogerlo y los dos subieron a su torre, seguidos por la mirada de desaprobación de Alma antes de que ésta siguiera al resto de la familia en el pueblo. A él no le importaba ya, sobre todo porque era evidente que Mirabel estaba feliz.
x-x-x
La tarde siguiente
Después de terminar de comer y levantarse de la mesa, Camilo caminó discretamente hacia la cocina siguiendo a su tía Julieta, quien siempre le guardaba un poco más de postre en caso de que el muchacho se quedara con hambre. No era su culpa, era un adolescente en crecimiento, y necesitaba comer.
-Aquí tienes, Cami- dijo tía Julieta revelando una rebanada extra de pastel de plátano que había guardado para él en la cocina. Era uno de los postres más solicitados por todos los Madrigal y de los que se terminaban con más rapidez.
-Wow, gracias tía- sonrió el muchacho al ver la rebanada de pastel- ¡es uno de mis favoritos!-
Julieta revolvió los cabellos de su sobrino favorito con una sonrisa y se dirigió al comedor a recoger los trastes sucios para lavarlos mientras Camilo comía alegremente su postre.
-Camilo-
El muchacho dio un respingo de sorpresa como si lo hubieran atrapado haciendo algo malo, escondió el pastel detrás de su espalda y se volvió para encontrar a su abuela con una expresión que no pudo descifrar. Parecía seria pero no estaba enojada.
-Abuela, ¡me diste un susto!- dijo el muchacho poniendo una mano en su pecho.
-Necesito que hagas algo- dijo la abuela- esta tarde los Guzmán vendrán a cenar, y quisiera que me ayudaras a hacerlo un poco más agradable para nuestros invitados-
Pensando que la abuela quería que hiciera algunas de sus transformaciones para entretener a los comensales, Camilo asintió con una sonrisa a pesar de que esa tarde Valeria visitaría casita para llevarle las frutas a tía Julieta y se perdería la oportunidad de verla.
-Claro, abuela. De hecho tengo unas impresiones que…-
-No me refiero a eso, Camilito- dijo la abuela alzando la voz para interrumpirlo- necesito que le hagas compañía a Leticia, la sobrina de la señora Guzmán, mientras nos visitan. ¿Crees que puedas hacer eso?-
-Eh… claro, si eso necesitas, abuela- dijo Camilo sin muchas ganas. La abuela le dio unas palmadas en la espalda y se fue dejándolo pensativo tratando de entender exactamente qué era lo que su abuela quería que hiciera.
Un par de horas después los Guzmán llegaron a cenar, la señora Guzmán con Mariano y Leticia. Todos los Madrigal, menos Bruno y Mirabel, estaban ahí para la cena. Aquello le pareció extraño al muchacho pero no preguntó nada y no fue sino hasta que Mariano preguntó que se abordó el tema.
-¿Dónde está Mirabel?-preguntó el muchacho- hace mucho que no la veo en el pueblo-
Todos se volvieron a mirar a Alma.
-Mirabel estaba ayudando a Bruno con algo- dijo la abuela con una sonrisa- estoy segura de que en un rato bajarán. Por favor, pasemos al comedor-
Mariano parecía estar satisfecho con ello, pero Camilo tuvo una extraña sensación. Seguramente la abuela los obligó a quedarse fuera de la vista para no "arruinar" la reunión.
La señora Guzmán tomó asiento junto a la abuela, Mariano junto a Isabela y frente a Dolores, mientras que Leticia se sentó junto a Camilo. Tía Julieta había traído algunos tentempiés mientras que la cena estaba lista. El muchacho notó que su hermana mayor parecía tensa, pero estaba sentada demasiado lejos de él.
-Camilo, ¿por qué no le muestras a Leticia el resto de la casa mientras está lista la cena?- dijo la abuela de pronto.
El muchacho, quien se estaba comiendo un buñuelo, se sorprendió al escuchar eso e iba a decir que para qué, porque Leticia había asistido a todas las fiestas que se llevaban a cabo en casita y conocía bien la casa, nunca había expresado su deseo de conocer la casa antes.
-¡Claro! Eso me gustaría mucho…- dijo Leticia tomando el brazo de Camilo, quien no supo qué decir así que finalmente se puso de pie y guió a la chica hacia fuera del comedor.
-No hay mucho que nuevo que ver en realidad- dijo Camilo cuando estuvieron en el patio, sorprendiéndose de que casita hubiera creado una escalera hacia el piso superior como la que hizo durante las ceremonias de don- aquí abajo está la cocina, el comedor, el baño, las hamacas donde a veces descansamos, y arriba las habitaciones-
-Y la guardería- dijo Leticia comenzando a subir la escalera.
-Bueno, es la habitación de Mirabel y de mi hermano- dijo Camilo borrando su sonrisa y soltándose de ella. No le gustó nada su tono al referirse a ese sitio, así que se detuvo a la mitad de la escalera.
-A eso me refería- dijo Leticia notando el cambio en su actitud.
-Sí, bueno, como dije nada interesante- dijo Camilo encogiendo los hombros y comenzando a bajar de regreso hacia el comedor cuando ella tomó su brazo y lo detuvo.
-Espera un momento- dijo ella antes de agregar- ¿podrías mostrarme tu habitación?-
El muchacho tuvo un mal presentimiento y estuvo a punto de negarse cuando escuchó la puerta de la casa abrirse. Y cuando Camilo se volvió para ver quien era, se dio cuenta de que Valeria estaba en la puerta dejando caer su canasta con fruta en el suelo.
-¿Valeria?- dijo Camilo, y los ojos de la muchacha se volvieron hacia él, pero estaban llorosos y tenía una expresión herida. De pronto fue consciente de que Leticia seguía tomando su antebrazo. Instintivamente trató de soltarse, pero Leticia hundió sus uñas en su piel para que no lo pudiera hacerlo. Valeria dio media vuelta y se fue cabizbaja de casita sin decir nada.
-¿Quién era ella, Camilo?- dijo la muchacha, pero él la miró molesto y se soltó de un tirón sin importar que las uñas de Leticia rasgaran su piel, antes de salir corriendo de la casa para perseguir a Valeria.
Tardó unos minutos en alcanzarla trató de detenerla tomando su brazo.
-Valeria-
-No quiero oírlo- dijo la muchacha soltándose de él.
-Vale, por favor, tienes que escucharme- dijo Camilo sin volver a intentar tocarla- mi abuela me hizo…-
-¡No!- lo interrumpió Valeria volviéndose hacia él. Sus ojos se fijaron por un momento en los rasguños en sus antebrazos pero pronto levantó la mirada hacia él- ¡no quiero escuchar más tus pretextos ni tus mentiras!¡Déjame tranquila!-
Camilo se quedó paralizado sin poder creer lo que había pasado y la vio alejarse de él de nuevo.
"Por primera vez que no hice nada malo, y se enojan conmigo"; pensó Camilo mientras que Valeria desaparecía de su vista.
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Torre de Bruno
Poco después
Mirabel rió en voz alta mientras que Bruno actuaba una de sus novelas con ayuda de sus ratas mientras que el resto de los Madrigal estaban atrapados abajo en la aburrida cena con los Guzmán. Ambos se habían puesto creativos con el tiempo que tenían y se pusieron a inventar nuevas tramas para las historias de Bruno. Estaba sorprendida de lo creativo que su tío era para crear todas esas historias.
-¿Y qué pasó cuando él descubrió que era adoptado?- preguntó Mirabel.
-Salió del trabajo para regresar a su casa- dijo Bruno- pero se dio cuenta de que su esposa lo engañó con el lechero…-
-¡No!- dijo Mirabel llevándose las manos a la boca- no puedo creerlo, creí que Marta iba a quedarse para siempre con Fernando-
-Al parecer no- dijo su tío mirando el reloj- uy, parece que es hora de cenar, vamos abajo-
La joven asintió y se levantó del suelo, recordándole lo que había pasado ese día. Esa mañana la abuela le había dicho que pidiera a casita que creara una escalera de caracol para el segundo piso, y que se mantuviera con Bruno en su estudio después de comer y hasta la hora de la cena. Ella no sabía porqué, pero no tuvo otra opción más que hacer lo que le pedía.
-Claro, vamos- dijo ella.
Los dos dejaron a las ratas de regreso en su caja y bajaron de la torre con dirección al comedor. Pancracio y Margarita ya habían muerto, pero ahora tenía a sus hijos: Filomeno, Feliciana y Eleuterio.
Cuando los dos salieron de la torre e iban bajando, se encontraron a Camilo subiendo cabizbajo a su habitación.
-Cami, ¿qué…?- comenzó a preguntar Mirabel, pero su primo respondió antes de que respondiera su pregunta.
-No es nada, no tengo hambre- dijo él con voz quebrada y ojos húmedos- disfruten la cena-
Sin entender qué pasaba, se volvió a su tío para decirle que se adelantara y seguir a su primo, pero se dio cuenta de que Bruno miraba a Camilo con la misma preocupación que ella.
-Cami, tu brazo está…- dijo Bruno mirando el rasguño y tomando el antebrazo del muchacho, pero éste se soltó. Mirabel alcanzó a ver los horribles rasguños en su brazo.
-¡No es nada! ¡Solo quiero estar solo!- dijo el muchacho y se encerró en su habitación. Bruno entrecerró los ojos y Mirabel miró la puerta preocupada.
-Vamos al comedor, quizá debemos darle un momento- dijo Bruno antes de que ella comenzara a golpear la puerta- tu primo dijo que necesita estar solo, mariposita. No creo que quiera que lo veamos llorar-
Mirabel asintió resignada y siguió a su tío al comedor, donde estaban los Guzmán. La señora Guzmán y Mariano parecían felices, Leticia no tanto.
-Hey, hola Mirabel- dijo Mariano con una sonrisa entusiasmada que se sintió forzada a devolver. Podía ver de reojo a Isabela rodar los ojos.
-Hola, Mariano- sonrió ella.
-Bueno, ¿qué esperan? Tomen asiento- dijo Alma antes de agregar- ¿dónde está Camilo?-
Mirabel iba a responder, pero Dolores la cortó.
-Camilo dijo que no se sentía bien y que necesitaba descansar- dijo ella mirando fijamente a Mirabel para que no dijera nada. Ella sonrió y dio un asentimiento discreto para tranquilizar a su prima. Bruno también captó la mirada y se abstuvo de comentar.
Una nube apareció en la cabeza de Pepa, y Julieta estaba visiblemente preocupada, pero no se atrevieron a decir nada.
-Bien- dijo Alma sin estar muy feliz- continuemos con esta cena-
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Horas más tarde
Después de soportar un par de horas la conversación entre su abuela y la señora Guzmán, Mirabel se escabulló de la aburrida plática para ver cómo estaba Camilo después de un rato, así que llegó a su puerta y la golpeó un par de veces sin que su primo le abriera.
-Camilo, te lo advierto, si tú no abres la puerta voy a abrirla yo- dijo Mirabel pateando el suelo y, al no tener respuesta, añadió- ¿casita? Abre la puerta, por favor-
La puerta de Camilo se abrió tan pronto como Mirabel terminó de pronunciar esas palabras, haciendo que el muchacho se molestara. Estaba tumbado en su cama con su cara en la almohada, y solo la levantó para reclamar a su prima.
-¡Te dije que quería estar solo!-
-Ya te di tu oportunidad de estar solo, ahora me vas a decir qué demonios pasó- dijo Mirabel caminando hacia él y deteniéndose junto a su puerta
-Vete-
No pasó mucho tiempo hasta que la terquedad de Mirabel hizo que su primo le contara todo lo que había pasado, cómo la abuela lo había forzado a darle un tour por casita a Leticia Guzmán, cómo ésta había estado tomando su brazo cuando llegó Valeria (rasguñándolo en el proceso) y la última no había querido escuchar su justificación. Mirabel recordó que a la abuela nunca le gustó ver a Camilo junto a Valera y que quería juntarlo con Leticia Guzmán, no quería pensar que la abuela lo hizo a propósito pero no podía descartarlo. Pero ahora eso no era importante, sino ayudar a su primo.
-No te preocupes, Cami. Si quieres hablaré con ella, estoy segura de que me explicando lo que pasó todo se arreglará- dijo Mirabel.
-Ella no quiere saber nada- dijo Camilo regresando su cabeza a su almohada. Mirabel puso su mano en el cabello de su primo.
-No pienses así, tonto- dijo ella- podemos hacer eso. Vamos-
-No voy a salir mientras esa bruja esté aquí- dijo Camilo haciendo una mueca- no quiero volver a verla en toda mi vida-
-No tenemos que salir por la puerta- dijo Mirabel con una sonrisa traviesa. Tomó la mano del muchacho y lo arrastró fuera de su habitación y hacia la guardería, abriendo la ventana- casita, ¿nos puedes ayudar?-
La casa sacó algunos ladrillos para que los adolescentes pudieran bajar a la entrada. Camilo no estaba seguro, pero siguió a su prima hacia el pueblo. Después de una rato llegaron a casa de los Guerrero y Camilo se detuvo.
-No puedo hacer esto, no me va a escuchar- dijo Camilo en voz baja.
-Cami, tú no hiciste nada malo- dijo Mirabel con paciencia- mira nada más como te dejó esa bruja. No puedes quedarte sin hacer nada, no puedes dejarla ganar-
Antes de que el muchacho pudiera reclamar, Mirabel llamó a la puerta. Para sorpresa de ambos, ésta fue abierta casi de inmediato por Valeria, quien se veía tan derrotada como Camilo.
-Hola, Vale- dijo Mirabel tirando de la ruana de su primo- te traje a este tonto para que te explique lo que realmente pasó con esa bruja que la abuela invitó a la casa. No se tarden mucho, mamá tiene que curar el rasguño que le dejó a Cami con sus horrendas garras-
Con eso, Mirabel dio media vuelta y se alejó un par de casas para darles espacio. Desde donde estaba podía ver a Camilo explicando cabizbajo lo que había pasado y Valeria escuchándolo y preguntando algo de tanto en tanto. Al final, Valeria saltó a abrazar a Camilo y éste a ella, ambos con una sonrisa aliviada que hizo sonreír a Mirabel.
"Estás bien, Cami", pensó Mirabel, y regresó a casa ella sola cuando sintió un par de manos en sus hombros.
-Fue lindo lo que hiciste por Camilo- dijo Dolores detrás de ella.
-¡Dolores!- exclamó Mirabel- ¡me diste un susto!-
Su prima dejó escapar una risita, pero no duró mucho tiempo. Dolores puso una mano en su hombro.
-Gracias por cuidar de mi hermanito así- continuó ella haciendo una mueca- yo debí haber hecho eso por ti cuando tuve la oportunidad-
-Está bien, tú tienes cosas importantes que hacer, y yo… no- dijo Mirabel cabizbaja. Esa era su premisa siempre, no servía de nada.
-No digas eso- dijo Dolores tocando su mejilla- sabes coser, bordar, tocar el acordeón, haces como que sabes bailar…-
-¿Me estás tratando de animar o no?-
-Yo también creo que Mirabel hizo algo muy lindo por Camilo- dijo Mariano caminando detrás de ella. Mirabel vio que Dolores la soltó y se giró hacia el muchacho, ajustando su falda roja con sus manos y sonriendo nerviosa, lo que la hizo alzar sus cejas. ¿Era lo que estaba pensando?
-Gracias, Mariano, eres muy amable- dijo Mirabel sonriendo. Ese gran bobo estaba comenzando a caerle bien.
-Lamento mucho lo que hizo Leticia, está hecha una furia pero… no puedes forzar a alguien a que te ame, ¿verdad?- dijo Mariano suspirando con una sonrisa triste.
-No… pero la vida siempre te da otra oportunidad, solo tienes que abrir los ojos- dijo Mirabel ladeando su cabeza hacia su prima y, al ver que Mariano la miró extrañado, añadió- ¿verdad, Dolores?-
La aludida asintió nerviosamente dejando escapar un ruidito; el muchacho amplió su sonrisa y dio unas palmaditas en la cabeza a Mirabel.
-No sabía que una niña como tú sería tan sabia- dijo el muchacho antes de levantar la mirada hacia Dolores- cuiden mucho a esta pequeña, tiene un don mucho más especial que cambiar de forma o crear flores-
Mirabel sonrió un poco a penada y Dolores miró a Mariano extrañada, como si no se esperara que dijera eso.
-Claro, es mi primita bebé, ¿cómo no lo voy a hacer?-
-Hey, dejen de hablar como si fuera un bebé, ¡tengo catorce!- se quejó Mirabel, pero Mariano le dio un par de palmaditas en la cabeza de nuevo y se fue sin decir nada más. Las muchachas regresaron a casita poco después.
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Meses después
Bruno estaba molesto con su madre, y al parecer ese sería su estado anímico por el resto del año. Esa mañana nuevamente había sacado el tema con ella, ya que Agustín y Julieta habían estado muy ocupados últimamente, pero su madre lo había vuelto a rechazar.
-No hay nada qué celebrar ese día, Bruno, solo el décimo aniversario del fracaso de la magia- le había dicho Alma.
-Son los quince años de Mirabel, mamá- dijo Bruno seriamente- todas tus otras nietas han tenido…-
-Dije que no-
Pero él no iba a dejar el tema, estaba decidido a que Mirabel tuviera su fiesta, como sus hermanas, su prima y francamente todas las niñas del Encanto, al cumplir quince años. Si su madre se negaba cuando se lo pedía a solas, sacaría el tema cuando todos estuvieran presentes.
Esa tarde en el comedor, tan pronto como Julieta se sentó con el resto de la familia, Bruno se aclaró la garganta.
-Mamá, necesitamos comenzar a planear la fiesta de quince años de Mirabel- dijo Bruno en voz alta. La mesa se quedó en silencio por unos momentos, Isabela rodó los ojos y Luisa sonrió emocionada.
-Claro que tenemos que hacerlo, ya es diciembre y Mirabel cumple años en marzo- dijo Julieta volviéndose a Agustín, quien asintió con una sonrisa.
-Vaya, mi niña ya es grande- dijo Agustín limpiándose una lágrima.
-Invitaremos a todo el Encanto, como en la fiesta de Luisita- dijo Pepa emocionada, un enorme arcoíris en su cabeza.
-Yo puedo enseñarle unos pasos de baile- dijo Félix alzando repetidamente las cejas, haciendo que Mirabel hiciera una mueca al entender que insinuaba que no sabía bailar- tiene que aprender a bailar como Dolores-
-Lo sé- dijo Dolores dándole un codazo juguetón a Mirabel, quien dio un respingo al no esperárselo- ¿no te dije que no sabías bailar?-
-Ejem… creo que este tema puede esperar- dijo Alma sin estar muy feliz por lo que estaba escuchando- aún falta navidad y el cumpleaños de Camilo, no podemos adelantarnos-
Bruno gruñó para sus adentros. Creyó que delante de la familia su madre no se iba a negar. Se volvió a Mirabel y vio que su sonrisa se había borrado. Le dolía que Alma insistiera en herir a la joven de esa manera.
-De todos modos podemos empezar, organizar un quinceaños toma tiempo y ya vamos tarde- dijo Félix poniéndose de pie y caminando hacia Mirabel, quien renuentemente aceptó su mano y se levantó también- necesita saber bailar y eso va a tomar tiempo, yo me encargo de eso-
Y diciendo eso la hizo girar sobre sí misma, provocando risas en la mesa. Antonio se levantó y declaró que él también quería bailar con Mirabel en la fiesta. Bruno hizo un esfuerzo por no sonreír para no enojar a su madre, aliviado de que el resto de su familia estuviera de su lado.
Mirabel sonrió sonrojada al escuchar la conversación, sobre todo cuando Camilo y tío Félix comenzaron a pelear sobre quién de ellos sería el primero en bailar con ella después de Agustín.
-Ni se peleen- dijo Julieta divertida- por supuesto que el primero en bailar con ella será su padrino-
Félix y Camilo parecían decepcionados, pero Bruno sonrió orgulloso.
-Ay ay ay, al parecer tenemos que enseñar a los dos a bailar- dijo Félix.
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CONTINUARÁ…
¡Hola a todos! La abuela interfiriendo en la vida amorosa de Camilo, menos mal que el truco no le funcionó, y gracias a Mirabel sucede que Mariano comienza a conocer a Dolores. En el próximo capítulo entraremos a los eventos de la película, pero las cosas van a ser diferentes.
El próximo capítulo tardará hasta la próxima semana ya que mañana salgo de viaje. Muchas gracias a todos por seguir leyendo. Abrazos.
Abby L.
