Buenas.
Tal como dije. Aquí les traigo el segundo capítulo de esta historia, que la verdad creo que a más de uno le va a sorprender.
Espero que les guste.
¿Esta mal que un Saint se convierta en un Aventurero?
"Abre tus alas"
-Casa de la Familia Hestia - Temprano en la mañana-
Luego de una buena noche de sueño pese a que su salida a cenar terminó de mala forma, Bell estaba mucho mejor y más calmado.
Tras despertarse vio que su Diosa volvió a meterse a su cama a dormir con él, pensó que ella seguía preocupada y quería hacerle compañía, en caso de que no durmiera muy bien.
Ante esto, Bell decidió que cuando Hestia despierte le contaría lo que sucedió en los días anteriores, desde el incidente con el minotauro hasta anoche en la Anfitriona de la Fertilidad.
Fiel a su palabra, el joven Guerrero le relató a la joven Diosa todo. Sin dejarse nada.
-Hmm…
Tras escucharlo, Hestia lo miró fijamente y luego cierra los ojos, como si estuviera procesando la información recibida.
Bell solo la observaba expectante de lo que iba a decir su Diosa, solo esperaba que no se hiciera ideas erróneas como lo hizo Eina respecto a su encuentro con Aiz.
-Vaya momentos que te hicieron pasar Loki y su Familia. ¿No, Bell?
-¿Eh?
La mira algo sorprendida.
-Sin mencionar que tu asesora se hizo de una mala idea cuando le preguntaste sobre esa chica Wallenstein.
-Un segundo. Mi Diosa. ¿No cree que estoy enamorado de Aiz?
-Bell. Soy una Deidad, tenemos la habilidad de detectar cuando alguien nos miente u oculta algo. Y por lo que veo eres honesto.
-Oh…
El estaba asombrado y fue cuando algo pasó por su mente.
-"¿Acaso ella sabía que le estaba ocultando lo que sucedió? Si es así, ¿Por qué no me preguntó? Hmm… Tal vez vio que eso me incomodaba y no quiso molestarme. Ella es muy amable".
Ella sonríe muy complacida al ver la expresión de asombro del peliblanco.
-"Eso explica por qué volvió más temprano antes de ayer, fue un fastidio todo lo que pasó y fue mejor no presionarlo para que hable. Pero, si de verdad se hubiera enamorado de la hija de Loki, estaría muy enojada".
Fue el pensamiento interno de la pelinegra, pero a la vez le hizo pensar en aquella Habilidad que surgió luego del incidente del minotauro.
-Bell.
-¿Sí?
-Puedo saber ¿Qué era lo que querías saber sobre Aiz Wallestein?
Le pregunto mirándolo fijamente.
-Quería saber si tuvo algún entrenamiento especial o hizo algo para llegar alcanzar el nivel que tiene. Hasta donde sé, no hay muchos llegan a ser Nivel 5 o estén cerca del Nivel 6.
Respondió con honestidad, haciendo que su diosa suspira con cierto alivio.
-"Su Habilidad debió surgir por su admiración hacia los Aventureros, así como admira a su maestro y los Saints de Athena".
Fue el pensamiento de la pequeña Diosa, aunque no puede evitar sentir que hasta su misma sobrina influyó en que aparezca dicha Habilidad.
-"¿Acaso no influyó en ti Bell?"
Ese pequeño pensamiento traicionero se coló, pero lejos de enojarse la hizo sentirse mal. Por lo cual tomó la siguiente decisión.
-Bell. Hay algo que necesito mostrarte. Por favor, muéstrame tu espalda.
El chico asiente y se levantó la camiseta, descubriendo su espalda, luego se echó en la cama panza abajo.
La Diosa toma un papel del escritorio y lo coloca en la espalda del peliblanco, realiza el mismo proceso con el que traduce las estadísticas pero ahora había algo más en la hoja.
-Bell Cranel-
Nivel 1
Fuerza: G217
Resistencia: H125
Destreza: G208
Agilidad: G232
Magia: I0
Habilidades:
-Spes Ales-
"Crecimiento acelerado según los sentimientos del usuario. A mayor fuerza, mayor el efecto. El usuario es inmune a todo tipo de alteraciones mentales"
El chico se vio sorprendido por ver que tenía una Habilidad.
-¿Spes Ales…? ¿Acelera el crecimiento?
Estaba entre la sorpresa y la duda de lo que esto significaba.
-¿Esto es algo bueno, mi Diosa?
-Lo és. Surgió luego del incidente del Minotauro y que te encontrarás con esa chica Wallenstein-
-¡Ya le dije que no me enamore de ella!
-¡Lo sé, no me interrumpas!
-Perdón…
Bell bajó la mirada y Hestia sonrió un poco.
-Te perdono. Ahora, continuando con lo de tú Habilidad, creo que se debe a que conociste a alguien fuerte, o más bien, viste de lo que es capaz. Por ello, te sientes inspirado por lo que son capaces los Aventureros. Lo que sientes, sumado a todo lo que has experimentado, debieron ser la causa de que la consiguieras.
Al terminar su explicación, el joven Guerrero se quedó un poco pensativo sobre esto.
-Bueno, eso es verdad. Lo que ellos hacen es admirable. Me entusiasma ver que esta es una forma en que las Familias honran a sus Dioses.
Sonríe un poco.
-Y como te esfuerzas por apoyarme, incluso después de que entrara a la Mazmorra, siento que debo retribuir lo que haces por mí.
Esto último lo dijo desviando la mirada y se rascaba una mejilla mientras un sutil sonrojo se presentaba en sus mejillas.
Por su lado, Hestia sentía como su cara se ponía roja. No se esperaba para nada esa revelación, pero le hace sentir feliz el saber que de alguna forma influyó en Bell.
Notando que el muchacho la miraba fijamente, tuvo que cambiar rápidamente su expresión.
-Jujuju… Por supuesto. Luego de que vieras lo mucho que he trabajado, no podía esperar menos de ti.
Ríe cubriendo su boca con el dorso de su mano, tratando de sonar arrogante pero se le notaba un poco nerviosa y sonrojada.
Bell la vio un poco confundido, pero no pudo evitar sonreír por verla de buen ánimo, hasta que algo pasó por su mente y le hizo ponerse serio.
-Mi Diosa.
-¿Sí, Bell?
-Dijo que mi Habilidad surgió luego de que regresará tras el incidente. ¿No?
La careta de arrogancia de Hestia callo, sabiendo a dónde se dirigía esto, solo asintió con pena.
-¿Por qué no me lo contó?
-B-Bueno… Ah…
Ella se puso muy nerviosa, a la vez que jugaba un poco con sus dedos pero ver la mirada del joven guerrero que esperaba la hizo sentirse más nerviosa.
Debía controlarse y ordenar bien sus palabras, él le había contado la verdad y ella debía hacer lo mismo.
Toma aire para luego exhalar, consiguiendo calmar sus nervios.
-Escucha Bell. Los dioses que viven en Orario, en su mayoría, buscan entretenimiento. Cuando ven algo que es raro y único, se comportan como niños que se pelean por querer conseguir el juguete nuevo de la tienda.
Empezó a explicar y ve que el muchacho le presta atención.
-Por ejemplo, digamos que todos en Orario se enteran que fuiste parte del ejército de Athena, con eso muchos Dioses te perseguirán día y noche para que seas parte de alguna Familia. Lo cual puede desencadenar en peleas entre sus dependientes, que serían perjudiciales para la ciudad y sus habitantes.
Este asiente, imaginando los conflictos que se darían solo por intentar tenerlo.
Algo que le molestaba, era que si quienes lo rechazaron, ahora lo buscaran solo por ser un Saint, entonces fue bueno que no lo aceptaran. Ya que eso mostraba cuán codiciosos eran.
Siente la mano de su Diosa sobre su mano, la cual formó un puño sin darse cuenta. Ve el rostro preocupado de la chica y se relaja.
-Lo siento. Creo que me deje llevar poco por ello.
-No tienes que disculparte, hasta a mi me desagrada la idea. Es bueno ver que entendiste lo que dije.
Ella se sienta a su lado y le toma las manos.
-Pero lo que dije también se aplica a tu Habilidad. Por ello, no debes decirle a nadie sobre ella, incluso a los Dioses. Recuerda que tú Falna es privada, si lo descubren te perseguirán, incluso podrían lastimarme con tal de tenerte.
Siente como ella apretaba sus manos y devuelve el apretón, con su pulgar acaricia el dorso de las manos de Hestia.
-Perdoname que no te dijera antes, creí que si no te lo decía te protegería, pero luego de que fuiste honesto conmigo, no sentí que estaba siendo justa contigo.
-Mi Diosa. La perdono, ya que yo no le conté lo que pasó. Y no se preocupe, nadie sabrá de mi Habilidad, por qué aunque me interroguen o torturen hasta la muerte, no diré ni una sola palabra.
Sus ojos brillaban con determinación.
-Pero más que nada, no permitiré que nadie me separe de usted. Defenderé a nuestra Familia de quien le haga daño. Se lo juro.
El escuchar esas palabras, hizo que los ojos de la pequeña Diosa se iluminaran mientras lágrimas se forman en ellos.
-¿E-Está bien? ¿Dije algo-
-¡Bell!
Hestia se había lanzado a abrazarlo, haciendo que ambos cayeran en la cama.
Bell pudo sentir todo el cuerpo de su diosa presionando contra el suyo, mientras los brazos de esta rodeaban sus hombros. Pese a sentir su cara ardiendo, rodeo con sus brazos la cintura de Hestia devolviéndole el abrazo.
-¡Debo ser la Diosa más afortunada de todas! Agradezco mucho el haberte conocido.
Le dijo mientras lo veía teniendo un gran sonrisa
-Yo también agradezco el haberte conocido.
El le devuelve la sonrisa, pese a sentirse un poco apenado de cómo están.
Hestia teniendo un sonrisa llena de afecto, acerca su rostro al de Bell, con su mano izquierda aparta los cabellos de frente del chico y…
*MUAH*
Le planto un beso en la frente y se quita de encima, echada de lado y estando a su lado en la cama.
-Considera eso un sello de nuestro contrato verbal~ Juju.
Bell estaba como un faro rojo en estos momentos por lo que hizo Hestia.
Siendo este otro de los puntos que diferencian su vida actual de la anterior. La Diosa a la que sirve ahora es muy opuesta a su anterior Diosa.
Athena si bien podía ser calidad, amable, teniendo un gran afecto por sus guerreros y la humanidad, estaba envuelta por un halo de divinidad, viéndose imponente, de un poder inimaginable, que hasta incluso resulta intimidante convivir con una Diosa de esa manera. Bell le tenía mucho respeto más no buscaba una relación cercana a esta, aunque había momentos donde Athena lo llamaba y este iba, ya sea para hablar un poco o que esta tenga algo que enseñarle.
Podría decirse que Athena era para Bell lo más parecido a una hermana mayor que estaba ocupada pero hacía algo de tiempo para estar con él.
Hestia aun siendo una Diosa, se movía con fluidez y energía, con su sonrisa radiante y gestos exagerados al hablar, como si fuera una niña que buscaba la atención de sus padres, contraria a la sonrisa serena y postura elegante de Athena. Además tuvo que acostumbrarse a la idea de que tenía que vivir con ella de forma diaria y cercana. Pese a ello, Bell no podía evitar sentir que se estaba formando una conexión con la pequeña Diosa.
Tal vez sea por la familiaridad que la rodea, como si te encontraras con un viejo amigo que no ves en años. Tal vez sea por la manera tan casual en la que se dirige hacia él, como si fuera una humana más y no una deidad con un poder inimaginable. Tal vez era que durante los primeros días, ella lo miraba con ojos llenos de esperanza, aun incrédula de que alguien quisiera dedicar su vida a ella.
Era toda una situación diferente a la que tenía, pero no por ello una a la que no pueda adaptarse.
-Ah… Mi Diosa. ¿Anoche estaba enojada por mi habilidad?
Pregunto Bell tratando de llevar la conversación.
-No mucho. Más que nada porque esa tal Syr te estafara para que fueras a comer a ese bar.
Respondió Hestia mostrándose un poco fastidiada.
-Ya veo… ¡Ah, cierto! Ayer me fui sin pagar.
Se levanta de la cama para empezar a vestirse pero se detiene y ve a la pequeña Diosa en su cama.
-Descuida, ya salgo.
Hestia se levanta y sale de la habitación para ir a la cocina, mientras su cara se ponía roja y salía humo de su cabeza. Darle ese beso a ese chico, debe ser lo más atrevido que haya hecho en toda su inmortal existencia.
Al llegar a la cocina empezó a prepararle el almuerzo al joven Caballero. Se dio cuenta de que lo descuidó en ese aspecto, aunque este le decía que estaba bien, igual quería seguir apoyándolo y esta iba a ser otra forma de hacerlo.
Tras terminar de prepararlo en una caja, lo envolvió en una tela con un nudo.
-Está listo.
-¡Mi Diosa, ya me voy!
-¡Espera, Bell!
La Diosa del Hogar se apresuró a alcanzarlo en la puerta y le entregó el almuerzo que hizo.
-¡Ten tú almuerzo!
-¿Lo hizo para mí?
Pregunto viendo la caja envuelta en las manos de la chica.
-Sí, cómo pasas horas en la Mazmorra, pensé que sería mejor que te lleves algo para comer. Sé que dices que no es necesario pero por favor, tomalo.
Bell se vio algo sorprendido y aunque no le importaba estar sin comer por horas, Hestia se molestó en hacerle un almuerzo. Por lo que sonriendo lo tomó y guardó en su mochila.
-Muchas gracias, mi Diosa. De seguro lo que preparó será delicioso.
-Ay. Me alagas, Bell.
Hestia se sonroja un poco avergonzada y entonces recuerda algo.
-Por cierto, fui invitada a un Banquete para Dioses esta noche en la sede de la Familia Ganesha. Y tal vez no regrese en unos dos o tres días.
-Entendió lo del Banquete, pero lo de no verla en días, es lo que me desconcierta.
-Tengo algo importante que hacer, y si sale bien volveré antes de lo planeado. Así que no te preocupes. ¿Sí?
Ella le da una sonrisa para asegurar sus palabras.
-Hmm… Está bien. Tenga cuidado, mi Diosa. Y disfruté del Banquete.
Bell decidió confiar en ella.
-Lo haré. Cuidate, Bell. Nos vemos después.
-Sí.
El joven Guerrero se va mientras la diosa se prepara para ir al Banquete.
-Anfitriona de la Fertilidad - Minutos después-
-Tenga. Aquí está el dinero por mi comida y el vaso que rompí.
Bell en su ida a la Mazmorra, aprovechó para detenerse en el bar para pagar lo que consumió y lo que rompió.
-También me disculpo por como me fui anoche. No fue muy educado de mi parte hacer eso.
Se arrodilló en señal de disculpas mientras ofrecía la bolsa con dinero.
-Hmm… Tienes suerte de que Syr abogo por ti, de lo contrario hubiera ido a buscarte.
Comentó Mía al tomar la bolsa y ver que había todo lo que le debía más lo del vaso.
-A parte, no te culpo por irte así. Ese lobo nunca mide en sus palabras cuando está ebrio. Ahora, párate y muéstrame tus manos.
Esto le extrañó pero se puso de pie y le quitó sus guantes, enseñando sus manos.
La Enano las revisó y vio que no tenían corte alguno.
-Veo que estás bien. Era de esperarse de un Aventurero, pero esperaba que tuvieras algún vendaje en la mano.
Comentó Mía haciendo que el chico se ponga algo nervioso.
-¿Qué puedo decir? Tuve suerte. Jeje.
La verdad es que si bien Bell apretó con fuerza el vaso, se controló lo suficiente para no romperlo, más un poco de su Cosmo fue suficiente para romper el objeto sin lastimarse.
-Bell. Aquí tienes.
Syr le da una cesta con comida.
-Para el almuerzo.
-Lo lamento, pero ya tengo un almuerzo. Además, no tenias porque hacerlo.
Bell la rechazó cortésmente.
-Pero quise hacerlo. Tomalo.
La camarera fue insistente y hasta puso una cara de ruego.
-"Apenas me conoce y ya quiere hacerme el almuerzo. ¿Qué le pasa?"
Pensó desconcertado.
-¡Oye, niño! ¡Un hombre no rechaza cuando una mujer le da algo, y menos si es comida!
La voz en tono autoritario de Mía, hizo que Bell se sobresalte un poco y viendo que esta hablaba en serio, por lo que no queriendo problemas acepta la cesta.
-Recuerda que no es importante que tan fuerte seas o lo rápido que te muevas, gana el último que queda en pie.
Mía le dio un consejo así como darle una sonrisa muy parecida a la que le daba su maestro, por lo que sonríe y asiente antes de empezar a irse.
-Asegúrate de volver con vida y gastar tu dinero aquí. A Syr le gustan los chicos que vienen a comer.
Y con esa frase, Bell no pudo evitar sentirse un poco decepcionado.
-Es… Bueno saberlo…
Fue lo último que dijo antes de salir del bar y dirigirse a la Mazmorra.
-Sede de la Familia Ganesha - Noche-
El Banquete de los Dioses, organizado por el Dios de las Masas, se estaba llevando a cabo en el hogar de su Familia. Había invitado a casi todos los Dioses que viven en Orario, y los miembros de la Familia Ganesha eran quienes atendían a los invitados.
-¡YO SOY GANESHA! ¡Y me alegra verlos disfrutar del banquete!
Exclamó un hombre musculoso con piel bronceada y cabello negro. Vestido con un faja naranja sobre su hombro derecho que envuelve su cintura, un placa de cuero con borde dorado sobre su estómago, pantalones blanco con botas marrones oscuras por debajo de las rodillas, guanteletes con bordes dorados, un grueso collar y brazaletes de oro, lo más llamativo era la máscara de elefante roja y amarillo.
Los asistentes al Banquete no le prestaron mucha atención, prefiriendo disfrutar de la comida y bebida que ofrecían, además de hablar sobre los últimos acontecimientos así como chismear e incluso hacer comentarios despectivos de otras deidades.
-¿Esa es Hestia?
-Sí. Ella trabaja vendiendo Jagamarukun.
-Escuche que estuvo de un lado a otro, tomando distintos trabajos.
-Yo escuche que ahora vive en una casa pequeña.
-Al menos logró algo.
Entre comentarios a su persona, Hestia estaba más ocupada comiendo lo que estaba sirviendo en la mesa del Banquete. No le interesaba socializar con cualquiera de esos Dioses que se burlaban de ella, ya que vino con un objetivo en mente.
-¿Hestia? ¿Eres tú?
Una voz conocida llegó a sus oídos.
Se acercó a un Diosa muy hermosa, de la Belleza de hecho, un largo y fino cabello plateado de ojos plateados, alta cuyo cuerpo posee número áurico, lleva un vestido blanco con mangas que acentúa su figura y tiene un escote en V, tanto por el pecho como la espalda.
-¡Freya!
La pequeña Diosa tenía comida en la boca y trago para ver a quien le habla.
-Perdona. ¿Te interrumpo?
Preguntó la Diosa Nórdica algo curiosa.
-No, es solo que no me gusta mucho tratar contigo.
-Eso es algo que siempre me gustó de ti. Siempre dices las cosas como son.
La bella Diosa sonríe alegre.
-Bueno, eres más llevadera que otras deidades.
Comentó la Diosa del Hogar antes de dar un mordisco al bistec.
-¡Freya! ¡Renacuajo!
Loki se acercó rápidamente y usaba un vestido negro si tirantes y su cabello estaba recogido en un bollo.
-Qué sorpresa verte, Loki.
-¿Qué haces aquí?
Freya se veía alegre de ver a su amiga, pero Hestia no tenía los mismos ánimos.
-Soy Loki y hago lo que quiero.
Respondió la Diosa del Engaño sonriendo.
-Sí. Aja. Una consulta Loki.
Hestia no le dio importancia a responderle y decidió hacer
-¿Qué pasa Enana? Vas a tener que hablar más alto. Apenas puedo escucharte desde allí abajo.
La Diosa pelirroja no perdió la oportunidad de burlarse de la pequeña Diosa, quien tuvo que controlar su impulsos y seguir con su pregunta.
-¿De casualidad fuiste a comer recientemente a un bar con tu Familia?
-Sí. ¿Por qué?
Ahora sí, Loki se mostraba interesada, así como Freya, para escuchar lo que la pequeña Diosa tenía que decir.
-Bueno. Resulta que mi dependiente, Bell, estuvo comiendo anoche en un lugar llamado la Anfitriona de la Fertilidad, donde casualmente fuiste a comer.
Empezó a relatar.
-Él escuchó algo que uno de tus niños dijo, eso le molestó mucho.
-Ah, sí. Lo recuerdo. ¿Un chico de cabello blanco? ¿No?
Fue la pregunta de Loki para confirmar sus sospechas.
-Sí, tiene cabello blanco y ojos rojos.
-Entonces si, lo ví. Si está molesto por lo que dijo Bete, no es mi problema. Digo, ¿Qué niño iría al Piso 5? Supongo que uno que debe cargar con los sueños y esperanzas de una fracasada como tú.
Loki no perdió la oportunidad de burlarse de su rival, así como confirmar que el niño que vio anoche era de ella.
Hestia por su parte, estaba enojada por ello y luchaba por devolverle el insulto. Pero se contuvo para no ceder.
-Bueno. El lleva 2 semanas y le va muy bien. Solo que le preocupa que esa actitud sea dirigida hacia otras personas.
-¿Y qué va a hacer? Tú lo dijiste. Lleva 2 semanas en la Mazmorra, es apenas un Nivel 1, es imposible que pueda hacer algo contra mi Familia.
Bufo una muy confiada Loki.
-"No dirías eso, si supieras lo que Bell puede hacer".
Fue el pensamiento de la Diosa del Hogar. Y la verdad, es que no era un pensamiento errado.
-Da igual. Una de tus hijas se llamaba Aiz Wallenstein. ¿Ella fue la que mató al Minotauro que se encontró con Bell? ¿No?
-¿Ah? Y que con eso. No me digas que ese mocoso se enamoró de mi Aizu. Por qué si es así, conocerá mí furia.
La Diosa del Engaño no tardó en mostrar su faceta celosa ante otro posible pretendiente de su favorita.
-Para nada. Solo dale las gracias de mi parte por ayudarlo… Aunque él no necesitaba ayuda alguna.
Dijo Hestia, pero lo último lo dijo casi como un murmullo.
-Es bueno ver que ambas se están llevando mejor de lo normal.
Comentó Freya, quien había visto toda la conversación en silencio y con una sonrisa divertida.
-¡Claro que no!
Loki respondió rápido mientras que Hestia solo negó con la cabeza.
-La verdad me sorprende ver que hasta ahora no hayan armado una escena.
Se escuchó una cuarta voz y las tres voltearon a ver quien es.
Era otra Diosa alta pelirroja, cuyo cabello estaba atado en una cola por detrás de su cabeza y lleva un parche sobre su ojo derecho, el izquierdo es color rojo. Iba vestida con un vestido rojo y guantes largos de color blanco.
-¡Hephaestus! ¡Me alegra verte!
Hestia se alegró de ver a su amiga/sobrina, quien no pudo evitar verla un poco difícil.
-Si esperas que te preste dinero. Te dire que no voy a prestarte ni un solo Vali.
-Ajaja… Bueno. Ya que mencionas eso.
La pequeña Diosa viéndose un poco avergonzada, busco en el pequeño bolso que traía, sacando una bolsa con dinero y se lo entrega a la Diosa de la Forja.
Hephaestus revisó la bolsa y se sorprendió de ver que dentro contenía todo lo que le había prestado a la pequeña Diosa.
-Espero que sea todo. Si falta, me avisas.
Fue lo que comento la chica pelinegra haciendo una reverencia.
Cuando Hestia descendió del Cielo hace seis meses, llegó a Orario y se quedó en el hogar de Hephaestus por tres meses, hasta que fue echada por vivir de mantenida. Tras que la pequeña Diosa le pidió dinero a su amiga por unos días, ésta le consiguió trabajo y le dio la iglesia en la que vivía.
Luego de que Hestia conociera a Bell y se fuera a vivir en su nueva casa, le devolvió a Hephaestus las llaves de la iglesia y dejó todo como estaba. Como la pequeña Diosa se esforzó mucho al conseguir varios trabajos, terminó consiguiendo más dinero del que esperaba, tanto para darle de comer a su dependiente, como para ir ahorrando y pagar sus deudas con su amiga.
-Había escuchado que estas trabajando en varios lados, por qué habías conseguido finalmente que alguien se una a tú Familia. ¿No?
La Diosa pelirroja no pudo evitar sonreír de orgullo.
-Sí. Bell es un chico muy especial para mí.
La Diosa del Hogar se puso erguida mientras mostraba una radiante sonrisa.
-Solo es un mocoso, no es la gran cosa.
Con ese comentario, Loki no sólo arruinó el momento sino que también se metió en la conversación.
-Lo que sí es la gran cosa, es como mi Familia en su última expedición a los pisos profundos de la Mazmorra se encontraron con algo fascinante, mientras el mocoso de Hestia se quedará por años en los pisos superiores.
La Diosa del Engaño aprovechó de presumir de lo que tiene y humillar más a su rival, quien ya se veía con una vena en la frente.
-Por lo que en la siguiente expedición podríamos trabajar con tus chicos y llegar más profundo. ¿Qué opinas?
-Es una buena oferta, pero no te saldrá barata y lo sabes.
-No hay problema.
Respondió de forma despreocupada.
-Igual debo decir que la noche promete bastante. Digo el verte usar un vestido y que Freya esté aquí es indicio de ello.
Comentó la Diosa pelirroja.
-Me halagas Hephaestus y debo decir que todas lucen muy bellas esta noche.
La Diosa de la Belleza sonríe alegre.
-Qué bueno que lo notaras. Como escuché que cierta renacuajo iba a venir, quise usar este vestido y burlarme de ella por ser incapaz de conseguir ropa decente.
La Diosa del Engaño contó sus intenciones.
Cabe señalar que Hestia usa un vestido blanco sencillo y tiene su características coletas más abajo de lo normal.
-Vaya que eres superficial, Loki.
Hestia soltó un comentario que llamó la atención de las presentes.
-¡¿Qué dijiste?! ¡Repítelo!
Claramente le molestó el comentario de su rival.
-Fui muy paciente con tus burlas… pero no tolerare que hagas menos a Bell y sus esfuerzos. Si no tienes nada más que decir, entonces lárgate.
Los dioses que estuvieron viendo todo estaban sorprendidos, esperaban que Hestia devolviera los insultos y pelearan. En su lugar, le dejó en claro a Loki que no toleraría las burlas o comentarios despectivos de su dependiente.
Viendo que la pequeña Diosa no iba a caer en sus provocaciones, la Diosa del Engaño se dio la vuelta.
-Como sea. Solo recuerda que ese mocoso que tienes ahora, será lo único que tendrás. Así que mejor aprende cual es tu lugar, a menos que quieras ver mi lado malo.
Loki se va molesta, más por qué no fue capaz de sacar de quicio a Hestia, que por cualquier golpe a su orgullo. Aunque la verdad, que su rival no cayera ante sus burlas ya de por sí fue un golpe.
-Cielos, Hestia. No pensé que fueras a responderle a Loki de esa forma. Tener una familia te sentó muy bien.
Hephaestus si que estaba impresionada por el cambio en su amiga.
-Aunque es mejor que tengas cuidado con Loki, ya que la diferencia entre sus Familias es inmensa.
-Sí, lo sé.
Fue lo que dijo aunque realmente no le preocupaba mucho un posible enfrentamiento entre Familias, ya que sabía quién ganaría.
-No tienen de qué preocuparse. Loki no tomará represalias contra una Familia, menos a una muy pequeña. Puede que ella haga una travesura o dos pero nada que dañe la reputación de su Familia.
Freya hizo un comentario sonriendo divertida, hasta que un hombre en traje se le acerca para hablar al oído.
-Hephaestus. Hestia. Temo que ya debo marcharme.
Anuncio la Diosa de la Belleza.
-¿Tan pronto?
-Sí, solo vine a confirmar algo… y ya hice.
Respondió a la duda de la Diosa de la Forja, mientras su mirada iba hacia la Diosa del Hogar.
-Además, estos hombres ya tuvieron suficiente tiempo para admirarme.
Los Dioses que estaban cerca observándola desviaron la mirada o se retiraron discretamente, bajo la mirada de sus congéneres femeninos.
-Nos vemos.
Freya se fue.
-Eso es raro. Ella normalmente no asiste a estos eventos. A menos que esté buscando algo.
Comentó Hephaestus.
-Sí, bueno. ¿Vas a estar aquí un rato más?
Pregunto Hestia tratando de cambiar el tema.
-Claro. La noche es joven. ¿Por qué? ¿Tienes algo que pedirme?
Intuyo la Diosa pelirroja a su amiga.
-Te lo diré después. Sí se puede, en tu oficina.
-Suena justo. Pero recuerda, que dependiendo de lo que me pidas, puede que no te vuelva a hablar.
La pequeña Diosa asiente ambas se van a disfrutar del Banquete mientras desde un piso superior todos eran observado por un Dios que estaba muy apartado del resto muy cerca de un rincón oscuro. La realidad es que estaba hablando con alguien en voz baja.
El Dios era un hombre muy alto, apuesto y de buen porte, con cabello dorado y ojos verdes, vestido con un traje elegante de color morado y llevaba guantes negros.
Con quien hablaba era un "Dios" que era igual de atractivo pero tenía una apariencia más rebelde, un largo cabello de negro con tonalidad azulada, unos ojos color rojo sangre y tres lunares debajo del ojo derecho. Lleva un traje negro con hombres y una capa blanca integrada. No había sido originalmente invitado al Banquete, él se había infiltrado por lo que estaba escondido en aquel rincón oscuro.
-Esperaba ver una de las clásicas peleas de Hestia y Loki, pero eso no se dio. Una lástima, pero ver a Loki irse muy frustrada es algo nuevo.
Comentó el Dios de cabello dorado mientras agitaba su copa algo divertido.
-Sí. La Deidad Nórdica del Engaño y su Familia han sido noticia recientemente. Se fortalecen, pero no son los únicos.
Comentó el "Dios" de cabello oscuro viendo a todas las deidades presentes.
-Las Familias de Freya, Ganesha, Hermes, Hephaestus y Dian cualquiera de ellos puede ser un problema a futuro para nuestros planes.
La mirada del joven Dios se volvió dura y filosa.
-Sería más fácil si acabáramos con todos aquí, ahora que están reunidos en un solo lugar.
-Por mucho que me guste esa iniciativa tuya, eso sería aburrido. Necesitamos dolor y sangre para hacerlos sufrir. Matar a sus hijos será lo primero y una vez que lo pierdan todo, ya puedes matarlos.
El rubio busca convencer al pelinegro de mantenerse en el plan, no podía correr algún riesgo alguno o cualquier posible cambio de plan.
-Además no todas las deidades asisten a estos Banquetes y si empiezas, ten por seguro que los integrantes de la Familia Ganesha te detendrán, si no es que los hijos de Freya te despedazan primero… Si es que están aquí.
Comentó con cierta ironía viendo a dicha Diosa retirarse.
-Ja. Esa ramera plateada. Se pasea como si fuera la reina del mundo, pero se la pasa todo el tiempo con el trasero pegado en su trono.
El miraba con completo desprecio a la Diosa de la Belleza que iba de salida, le parecía repugnante ante sus ojos.
-Comparto tu desprecio hacia Freya por la posición que tiene pero ya llegará el momento para encargarse de ella. Solo hay que ser pacientes y todo caerá en su lugar.
-Lo que tu digas Dionysus. Solo asegúrate de tener a Loki y Hermes dando vueltas.
-Cuenta con ello, Ikelos. Disfrutarás de ver como sufren mientras sus hijos son masacrados uno a uno.
El Dios rubio conocido como Dionysus sonrió complacido y confiado de que su plan marchara sobre ruedas sin ningún problema.
Mientras que "Ikelos" solo miraba a las Deidades en la fiesta con desprecio, más sonreía con arrogancia, pensando que si todo sale como está planeado, entonces su objetivo se cumplirá. Más solo debía junto con su hermana aguantar al engreído Dios del Vino un tiempo más hasta poder deshacerse de él cuando cumpliera su función.
-"Estas Deidades, así como sus los mortales que forman sus Familias se sienten los más poderosos, especialmente Freya y Loki, cuando sus Familias no pudieron ganarles legítimamente a las Familias de Hera y Zeus. Y aun si esas Familias siguieran existiendo, no habría diferencia, no tendrían el poder para derrotarnos".
Si "Ikelos" dijera lo que pensaba, muchos dirían que está alucinando pero si se las dijera a cualquier Deidad estos dirían que está siendo honesto.
El junto con Dionysus y su hermana planean acabar con las Familias más poderosas que representen una amenaza para sus planes, de esa forma Orario caería.
Entonces ¿Quién los detendrá? ¿Las Familias Takemikazuchi o Miach? No podrían, son muy débiles. Incluso si todas las Familias de la Ciudad se unieran, no podrían vencerlos.
Simplemente no había nadie que pudiera hacerles frente. Eso era lo que pensaban, ya que nunca consideraron que cierta Diosa ahora poseía bajo su ala al único guerrero que podría hacerles frente.
Y cuando ese guerrero se ponga su armadura, será cuando la verdadera guerra comience.
-Torre de Babel - Tarde del siguiente día-
Bell estaba regresando de la Mazmorra luego de un día de exploración. Se aventuró un poco más pasando por los pisos 4 y 5.
Había logrado matar muchos monstruos, por lo que sus ganancias del día iban a ser altas.
-Mi Diosa dijo que regresaría en unos días… Espero que esté bien.
Comento para si mismo.
Si bien sabía que Hestia no regresaría por lo menos hasta mañana o máximo pasado mañana, no podía evitar sentir que la casa se sentía solitaria sin su presencia.
A parte de la casa vacía, ya empezaba a echar de menos su sonrisa y buen ánimo que irradiaba, sin mencionar su cocina, que para su gusto era muy buena.
Pero todo lo que podía hacer era esperar y confiar en que regresará, una vez cumpla con lo que sea que ella tenga que hacer.
-Quizás pueda hacer algo por ella. Tal vez hacer algo que ella quiera.
Pensó en algo que pueda hacer para cuando la vea, pero su línea de pensamiento con el ruido metálico.
Ve de donde viene el sonido, siendo producido por unas jaulas que empujan unos aventureros. Dentro de estas había monstruos de la Mazmorra, todas de varios pisos.
-¿Qué están haciendo?
Se preguntó a sí mismo.
-¡Bell!
Una voz familiar dice su nombre y ve que es Eina.
-Eina. ¿Sabes lo que estás pasando?
-Creo que no te lo había dicho, pero se acerca Monterphilia.
Respondió la Semi Elfo, haciendo que el Guerrero arqueara una ceja.
-¿Monster-philia?
-Sí. Es un evento que la Familia Ganesha organiza cada año con el respaldo de Gremio. Alquilan el coliseo por un día y doman monstruos frente al público.
Le informa.
Al observar bien a los aventureros, ve que por su forma de vestir son de la Familia Ganesha. Estos son dirigidos por una mujer de cabellera y ojos azules cuya vestimenta es más completa que la de sus compañeros.
-¿Y por qué hacen eso?
-No estoy segura. Quizás lo hacen por entretenimiento, muchos en la Familia Ganesha poseen la Habilidad de Desarrollo, Domador, con la cual pueden domesticar monstruos. Es una habilidad muy interesante. El evento será en un par de días. Deberías ir a verlo.
Eina explicó lo que sabía, aunque Bell no estaba del todo convencido.
-De acuerdo. Nos vemos después, Eina.
-Cuidate, Bell.
Con ello, el joven guerrero se retira a su casa.
-Tienda la Familia Hephaestus - Calle Principal Noroeste-
En su oficina, la Diosa de la Forja estaba con su ropa habitual que contas de una camisa blanca, pantalón negro, guantes de trabajo y botas marrones. Estaba detrás de su escritorio revisando unos documentos hasta que ve a su asistente temporal, que es Hestia, quien estaba acomodando y organizando unos documentos ya revisados.
-¿Sabes? Qué me ayudes con los archivos, no significa que haré lo que me pides.
-Lo sé, pero así es más fácil que tengas todo en orden.
La pequeña y sonriente Diosa ni la vio al responderle mientras organizaba los papeles, estando muy concentrada en ello, cosa que tenía preocupada a la Diosa pelirroja.
-"Esto no es normal".
Después del banquete de los Dioses, Hephaestus y Hestia fueron a su oficina privada en su tienda. Cabe señalar que Hestia preguntó si le podía prestar una almohada, la cual usó para sacar a gritos lo que contenía por las burlas e insultos de Loki. Aún había algo de su vieja amiga, pero reconocía que su autocontrol había mejorado.
Tras aquel desahogo se pusieron a hablar, la petición de Hestia era que se le forje un arma para Bell. Naturalmente, Hephaestus se negó más la pequeña Diosa insistió en que de ser necesario trabajaría para pagarle el arma, pero igual seguía negándose.
Solo esperaba que su amiga se rindiera y se fuera a su casa.
Pero Hestia igual se quedó a pasar la noche, y a la mañana siguiente preparó el desayuno para todos. Ya de ahí se puso a ayudar a su amiga con varias labores, aun si esta no se lo pidió.
-"Debería estar feliz de que Hestia por fin se tome las cosas en serio, pero me empieza a asustar. ¿Cambió tanto desde que conoció a ese Bell Cranel?"
Fue el cuestionamiento de la Diosa pelirroja.
-Hestia. ¿Ese chico significa tanto para ti?
Con esa pregunta la Diosa del Hogar miró a su amiga.
-Sí.
-¿Pero por qué?
-¿Qué quieres decir con ello?
Hestia la ve confundida.
-Quiero decir, normalmente tu no eres alguien muy trabajadora o seria. ¿Realmente significa mucho ese niño para ti?
Con esas palabras la chica de cabello negro, ligeramente apretó sus puños y su mirada se puso seria.
-Bell pasó por mucho siendo tan joven, que es increíble que aún siga en pie. Él es alguien maravilloso y estoy segura de que sin importar lo que pase, no se rendirá. Nadie podrá hacerlo caer.
Sus palabras eran honestas.
-Quiero poder ayudarlo. Quiero darle fuerza. Quiero ser quien lo apoye en sus momentos difíciles. Él está dispuesto a esforzarse por una Diosa como yo, por ello debo mejorar para corresponderle. Sino, no seré capaz de verlo a la cara.
Tenía una mirada de determinación que no tenía antes.
Aquella declaración tomó con la guardia baja a Hephaestus. No se esperaba que su amiga fuera tan apasionada por su dependiente, sin duda el conocer a ese chico la cambió.
-Esta bien. Ya que estás tan decidida a conseguirle un arma. Lo haré.
La Diosa de la Forja se levantó del escritorio y caminó hasta la pared donde estaban sus herramientas.
-¿Lo harás?
La Diosa del Hogar dejó los papeles sobre el escritorio.
-Esto es entre nosotras, por lo que me ayudarás a hacerla. Eso sí, no esperes ningún descuento y vas a pagarme cada Vali, aunque te tome siglos.
-Claro.
La pequeña diosa aceptó. Su amiga mediante una palanca secreta, hizo que un muro de la habitación se moviera revelando una forja secreta.
-¿Qué tipo de arma usa tu niño?
Con esa pregunta, Hestia se dio cuenta que Bell no usa armas, solo se vale de puñetazos y patadas.
Casi todos los aventureros usan armas y son muy pocos los que no las usan. Ya que era preferible perder el arma antes que perder una extremidad peleando contra los monstruos.
Pero para el Saint, gracias a su entrenamiento y poder eso no era un problema. Ya que su cuerpo era su arma.
Además estaba prohibido que un Saint usará armas que no formaran parte de su Cloth. Únicamente podía usar armas si Athena y el Patriarca le daban autorización. También estaban las armas de la Cloth de Libra, pero esas requieren del juicio de Saint de dicha Cloth.
-"¡Athena, se que aborreces las armas pero que algunas Cloth las tengan como partes suyas es una hipocresía!"
Fue el pensamiento de Hestia hacía la postura de su sobrina respecto a las armas. Puede que tenga razón o tal vez no, pero el punto es que esto limita el poder ayudar a Bell y más si este siendo fiel a Athena rechazara usar el arma que le consiga.
Claro que el chico podría usar su Cloth y no habría problema, pero llamaría demasiado la atención si va por Orario y la Mazmorra vistiendola.
Pero por suerte, recordó que él ahora es parte de su Familia, por ende este puede usar armas y se niega, solo debe convencerlo de alguna forma. No iba a usar la Orden Divina para obligarlo.
-Hmm… Una espada. A Bell le gusta usar espadas.
Lo que decía no era mentira. Ya que una vez este le contó cómo de niño quería usar una para combatir, esto antes de empezar su entrenamiento.
-¿Una espada? Eh… Muy bien, eso será.
Dijo Hephaestus antes de ponerse a trabajar.
-2 días después-
Ya era el día de Monsterphilia, y algunos vendedores se levantaron muy temprano para montar sus puestos antes de que siquiera saliera el sol.
Mientras que en la tienda de la Familia Hephaestus, en la oficina de la Diosa.
-Esta lista.
Fueron las palabras de la Diosa Pelirroja al ver el arma terminada.
El arma era una espada corta de doble filo con punta, el color de la hoja es negra en uno de sus abatanados tiene grabados jeroglíficos en el lenguaje de los dioses, así como una guarda de color negro como la empuñadura, el pomo y el bloqueo.
Hestia pasó su dedo por encima de los jeroglíficos y vio como estos empezaron a brillar.
-Es perfecta…
La pequeña diosa estaba muy emocionada porque el arma estaba terminada, tanto que no pudo evitar sonreír y saltar para abrazar a su amiga/sobrina.
-¡Muchas gracias, Hephaestus!
La diosa pelirroja pese a estar sorprendida inicialmente, devolvió el abrazo con una sonrisa suave.
-No hay de que. Pero igual me debes por hacerla. No fue algo fácil y no esperes a que haga algo como esto otra vez.
-Para nada.
Ambas terminan el abrazo y observan el arma.
-Ahora solo resta darle un nombre.
-Ya veo… Que tal… ¿Espada Llameante?
Sugirió la Diosa del Hogar.
-Por favor, no. Debes darle un nombre mejor que ese, como Espada Hestia.
-Hmm… No…¡Oh, ya lo tengo! ¡Que se llame Elpis!
-¿Elpis?
-Sí. Esperanza en idioma antiguo.
Hestia toma la espada entre sus manos y la mira como si recordara algo.
-Cuando conocí a Bell, no fue para nada un día bueno para mí. Fue muy malo. Pero cuando lo conocí y aceptó formar parte de mi Familia, me devolvió la esperanza.
Lo que la chica decía era verdad, ese día fue uno de los peores que había tenido.
Se cayó de la cama, su biblioteca favorita estaba cerrada, se jefa la regaño pensando que llegó tarde, aventureros la rechazaron e insultaron, algunos clientes fueron groseros, Loki se burló de ella, su jefa la volvió a regañar.
Sin contar cuando Aiz Wallenstein llegó a su puesto y todos la miraban, tanto la ignoraron. Recibieron una gran cantidad de Jagamarukun y le pidió ayuda a la aventurera de cabello dorado, lograron venderlo todo pero su jefa consideró despedirla y contratar a Aiz en su lugar, debiendo suplicarle que no lo hiciera.
Su espíritu y ánimos estaban deshechos, ella quería llorar, a este paso se hubiera visto resignada a aceptar que era un fracaso y nadie iba a unirse a su Familia.
Fue cuando escuchó la canción que Bell tocaba con su lira, la que lo atrajo a él y así pudo conocerlo. Él aceptó unirse, incluso después como ella rompía en llanto por el accidente en la iglesia, Bell se quedó a su lado.
Y ella quería estar a su lado.
-Ya veo.
Hephaestus sonrió al ver como su amiga hablaba de aquel chico.
-Bien. Entonces, será Elpis el nombre de la espada.
La pequeña diosa sonríe mientras da el arma a su amiga y esta la coloca en la vaina
-Recuerda que como esta arma no solo está hecha de Mithril, también tiene tu cabello y sangre, así como tu bendición.
Le entrega el arma devuelta a Hestia.
-Solo se lo puede describir como un Arma Divina. Está viva. Ahora es tan fuerte como una hoja de papel, así que cuando se la entregues a tu niño, empezará a respirar y crecer, se hará fuerte junto al usuario. Por lo que no será ni muy débil ni muy fuerte. Aun así solo puede ser usado por quienes tengan tu Falna.
Explicó Hephaestus.
-Un arma que puede crecer se considera trampa entre los herreros, así que no vuelvas a pedirme algo así otra vez.
-Entiendo.
Hestia acomodo la espada en su espalda.
-Muy bien. Ya debo irme.
-¡E-Espera Hestia! Por lo menos descansa un poco. Aún es temprano.
La Diosa pelirroja trató de detener a la pequeña Diosa.
-Lo sé, pero Bell no tardará en despertar y ya quiero verlo.
Empezó a salir rápidamente por la puerta.
-¡Adiós Hephaestus, te veré luego!
Hestia se había ido, dejando a su amiga sola en su oficina, quien suspiro cansada y con una sonrisa se desató la cola de caballo.
-En serio que has cambiado, Hestia… Y puede que ahora no sepas cuales son tus sentimientos, pero estoy segura de que los sabrás más adelante.
La chica salió rápido del lugar con la intención de llegar lo antes posible a su hogar para así sorprender al chico con el arma que tiene para él.
-Casa de la Familia Hestia - Minutos más tardes-
Bell ya se había despertado y estaba listo para irse a la Mazmorra.
-Ya me voy.
Dijo como si le estuviera hablando a alguien, más solo estaba él en la casa.
-Sin la señorita Hestia, la casa se siente muy vacía y sola.
Comentó el chico para sí mismo.
Ella aun no regresaba y desde el primer día que se fue, no pudo evitar sentir que la casa estaba más fría de lo normal. Si bien seguía siendo reconfortante, no era lo mismo sin la diosa.
No sabía cuando iba a volver, tan solo debía esperar a que ella regresara.
Justo cuando abrió la puerta se topó con una sorpresa.
-¡Bell!
Hestia estaba parada tras la puerta y ella iba a abrirla cuando él se le adelantó.
-¡Mi Diosa!
Bell se sorprendió más al verla, tuvo que atraparla entre sus brazos ya que ella se lanzó a abrazarlo.
La pelinegra estaba muy feliz de ver al peliblanco, y este también se sentía feliz de verla.
Tardaron en soltarse uno al otro del abrazo, más la Diosa que el Guerrero.
-Me alegra volver a verte. ¿Estuviste bien en mi ausencia?
Preguntó Hestia con una sonrisa.
-Estoy bien, un poco solo, pero bien.
Respondió Bell desviando un poco la mirada.
-Oh~ Que tierno~ Bell, me extrañaste mucho. ¿No?
La chica cuestionó de forma juguetona.
El chico se sonrojo un poco mientras se rascaba la mejilla, pero algo llamó su atención.
-Mi Diosa. ¿Qué es esa espada que trae?
Pregunto por el arma que estaba en la espalda de la pequeña Deidad.
-Veo que la notaste.
Ella toma el arma.
-Es para ti.
Le entrega el arma al chico.
-¿Para mí?
-Sí. Quiero que la tengas. Sé que como Saint no tiene permitido usar armas, pero ahora como eres parte de mi Familia y eres un Aventurero, no creo que deba haber problema en que uses una. Esta espada es única en su tipo y es mi forma de ayudarte. Espero… que te guste.
Las palabras de la Diosa eran sinceras mientras el joven tomaba el arma y la sacaba de su vaina.
El Saint pudo sentir el poder de la espada e incluso respirar, como si estuviera viva.
-Muchas gracias, mi Diosa. Haré buen uso de ella.
Bell le sonrió aceptando la espada. Bien la hubiera rechazado y dicho que estaba bien solo usando sus puños, pero como este era un regalo de Hestia, no iba a rechazarlo.
De hecho, tener un arma hará menos sospechosas sus incursiones en la Mazmorra. Tuvo suerte de que nadie lo viera pelear sin usar armas, de ser descubierto, Eina le hubiera regañado y restringido la entrada hasta que consiguiera un arma.
-Me alegra escuchar eso… Oh Ah.
Hestia empieza a sentir como su cabeza se vuelve ligera y casi cae de frente, por suerte Bell la atrapó entre sus brazos.
-¡Mi Diosa! ¡¿Está bien?!
El chico mostró preocupación por la chica.
-Estoy… Bien… Solo… Tengo… Un poco… De sueño.
La pelinegra se duerme en los brazos del peliblanco.
-Debe estar muy cansada.
La carga en sus brazos como si fuera una princesa hasta el sofá donde la recuesta, se va un momento y vuelve con una manta para cubrirla.
-Aun es muy temprano. Y si mal no recuerdo hoy debe ser Monsterphilia…
Se pone a pensar un poco, al ver la espada solo sonríe antes de sentarse en el sofá, poniendo la cabeza de su Diosa en sus piernas. Acaricia un poco el cabello de esta, haciendo que una suave sonrisa se forme en los labios de la chica.
Athena había hecho esto con él en unas pocas y contadas ocasiones donde estaba muy cansado, le dijo que con esto ayudaba a que alguien se recuperará más rápido y hacerlo sentir mejor. Y por experiencia propia, puede decir que funciona.
-Voy a esperar a que despiertes, entonces podemos ir a Monsterphilia juntos.
Fue la decisión del chico mientras acompañaba a la Diosa dormilona.
-Calle Principal Oeste - 3 horas después-
Podemos ver como muchas personas iban camino hacia la Calle Principal Este para disfrutar de Monsterphilia.
En particular vemos a una pequeña Diosa que estaba muy feliz de ir con su único dependiente.
Hestia se sentía completamente revitalizada luego de haber descansado muy bien, esto gracias a Bell y sus cuidados.
Tras haber despertado, la Diosa se debía arreglar un poco para estar más presentable, ya que el chico le dijo que irían juntos al festival.
Ella quedó encantada con la idea, pero antes le dijo al Guerrero que iba a actualizar su estado para ver cuánto había progresado desde la última vez.
Grande fue la sorpresa al ver como sus Estadísticas base del Bell subieron más de 530 puntos, teniendo Agilidad y Fuerza por delante, seguido de Destreza y Resistencia, Magia seguía sin subir.
Hestia sabía que la Habilidad de Spes Ales acelera su crecimiento, más no se esperaba que fuera tanto. Lejos de molestarse, esto la alegraba, ya que esto demostraba que el joven Saint tenía el camino libre para volverse el más poderoso de todos los Aventureros existentes… si es que no lo era ya.
-Esta salida fue una buena idea, Bell. Será la primera vez que vaya a Monsterphilia.
Comentó la Diosa muy alegre.
-Me alegra escuchar eso. Pero ¿Está segura de que se recuperó bien?
Bell pese a estar ansioso por el Festival, seguía preocupado por la salud de la pelinegra.
-¡Lo estoy! Y es gracias a ti, que me siento como nueva.
Hestia estira y flexiona sus brazos para probarle al peliblanco que estaba en buena condición.
-Si tu lo dices. Solo no te vayas a sobreesforzar. ¿Sí?
Le hacían gracia las exageradas expresiones de la pequeña Diosa.
-Ja. Te preocupas mucho, Bell. No deberías subestimar a una Diosa, mucho menos a mí. Podría sorprenderte.
Claro que Hestia se muestra arrogante y confiada de sí misma, esto para mostrarle al peliblanco que está hablando con una deidad.
Bell tan solo asiente, pues no veía razón para llevarle la contrario a la pelinegra si esta decía que estaba bien.
Por lo que siguieron caminando para llegar cuanto antes al Festival.
Algo a destacar es que el joven Saint lleva la Espada Elpis en su cinturón en el lado izquierdo. Lo cual es normal, considerando que el es un Aventurero, pero lo que más resalta es que lleva en su espalda una caja cubierta por una manta. La caja que contiene su Cloth.
La armadura era de alguien a quien consideraba un hermano y era cercano a Athena. Verla lo hacía recordar a dicho Saint, en una ocasión le dijo que podría portarla cuando quisiera, nunca pensó que fuera luego de que él falleciera.
La hubiera dejado pero lo eligió. Como si su antiguo portador quisiera que la tuviera, por lo que no aceptarla sería un insulto hacia su hermano y su sacrificio por el bien de todos.
Ahora la Cloth era suya, juro que la usaría para el bien y la llevaría con orgullo, por su antigua Diosa, su Maestro y todos sus hermanos. Era el símbolo de que había sobrevivido al más grande obstáculo que haya experimentado y que no puedo hacerlo caer. Esto era lo que Athena hubiera querido que hiciera al haber sobrevivido.
Al ir por la calle pasando por un lugar conocido para el peliblanco y justo cuando se estaban alejando, alguien sale.
-¡Nya, cabello blanco!
Al escuchar eso, Bell voltea y ve que es la chica gata camarera de cabello castaño quien lo llama. En eso nota que pasaron por la Anfitriona de la Fertilidad.
-¿Me estás hablando a mí?
-¿Hay alguien más con cabello blanco en esta calle?
Le pregunta la chica gato con un sarcasmo muy evidente.
-¿Para que pregunte? Bueno. ¿Qué necesitas?
-Ah. Directo al grano. ¿Nya?
Lo miro de forma divertida, cosa que empieza a cansar al chico.
-Disculpa. Joven gata.
Hestia habló para meterse en la conversación.
-¿Nya? ¿Qué pasa señorita Diosa?
-Bueno. Verás, mi dependiente y yo estamos yendo al Monsterphilia. Y no es por ser grosera, pero podrías decirnos ¿Qué necesitas?
La diosa explicó la situación a la camarera, quien reaccionó como si recuerda algo y sacó un monedero de su vestido.
-¡Ah cierto! Nya. Ten.
Se lo entrega a Bell.
-¿Un monedero? ¿Quieres que te compremos algo?
Fue el cuestionamiento del peliblanco pero la chica niega con la cabeza.
-No. Lo que pasa es que la despistada Syr se escapó a Monsterphilia y se le olvidó su monedero. Nya.
Explicó la camarera, aunque no muy bien Bell captó lo que estaba diciendo.
-Ah… ¿Quieres que se lo llevemos? ¿No?
-Je je. Veo que entiendes bien. ¿Nya?
-¡Anya!
Una voz femenina pero fuerte hizo que la camarera felina pusiera cara de palo y se sobresaltara.
Todos ven en la entrada del bar a una hermosa y delgada elfa de ojos azul cielo y cabello verde corto, cuya mirada era seria y estoica. Ella usaba el mismo uniforme que la chica gato.
-No le diste bien las instrucciones. El joven Cranel está confundido.
La elfa reprendió a Anya, aunque el chico había entendió el mensaje.
-Nyo seas tonta Ryuu. Él coincidentemente va en una cita con su Diosa a Monsterphilia, por ello le pedí que le llevara su monedero a Syr.
Fue la respuesta que la chica gato le dio a la elfa, conocida como Ryuu.
Cabe decir que la palabra cita hizo que los rostros de Bell y Hestia se pusieran rojos mientras sus corazones se aceleraban.
-Hay esta. Lamento la información insuficiente, joven Cranel.
Ryuu se dirigió a Bell con su expresión estoica.
-¿Crees poder entregarlo? Syr debe estar en aprietos sin su monedero.
El joven caballero lo pensó un momento. Por un lado está bien ayudar a alguien conocido y agradecerle por los almuerzos, pero quería pasar el día en la Feria con su Diosa.
Aunque alguien se le adelantó en su decisión.
-Lo haré. Si la vemos, le entregaremos su monedero.
Fueron las palabras de Hestia las que se escucharon.
-¡¿Eh?!
Bell se sorprendió por lo dicho de la pequeña Deidad.
-Gracias por aceptar nuestra petición, señorita Diosa.
-Mi nombre es Hestia y no hay problema, señorita Elfo.
La pelinegra hace una reverencia antes de tomar del brazo a su dependiente.
-Nos vemos luego.
Se despide mientras se lleva al peliblanco ante la mirada de ambas camareras que se despiden agitando las manos.
-Se ven lindos juntos. Nya.
Comentó Anya.
-Aunque así fuera, Syr está interesada en el joven Cranel. Es su destino estar juntos.
Fueron las palabras de Ryuu.
-Aja.
La chica gato no se mostró muy convencida.
-¡Par de perezosas, vuelvan al trabajo!
La fuerte y autoritaria voz de Mia hizo sobresaltar a ambas chicas, quienes regresaron rápido al interior del establecimiento.
Por la calle, Hestia dejó llevar a Bell y ambos estaban caminando.
-Mi Diosa. ¿Por qué aceptó en mi lugar la petición?
Fue la duda que tenía el joven caballero en ese momento.
-La ibas a aceptar. ¿No?
Fue la respuesta de la joven deidad.
-Sí, la hubiera aceptado aunque quería rechazarla para pasar mi tiempo con usted.
Bajo un poco la mirada haciendo que esta desvie la mirada para que no la vea sonrojarse.
-Pero de no aceptar, te hubieras sentido mal por esa chica.
Él la mira con sorpresa y ella vuelve a verlo para sonreírle.
-A demás, quiero ver que clase de chica es esa Syr.
-Ah… ¿Cómo por qué?
-Es mi intuición, hay algo en esa chica que me causa cierta intriga. Quiero ver si no tiene alguna intención oculta contigo.
-Entiendo.
Y no es que pueda culpar a Hestia de desconfiada. Incluso a Bell le causaba cierta sospecha el comportamiento de la bella camarera, si bien no podía decir que era mala tampoco podía confiar del todo en ella.
-Vamos. La encontraremos mientras pasemos por el lugar.
La pelinegra toma la mano del peliblanco para llevarlo a la feria y este la sigue.
-Segundo piso de un café - Calle Principal Oeste - Minutos después-
-Dime entonces… ¿Qué estás tramando?
Fue la pregunta de una Diosa a otra Diosa. Específicamente de Loki a Freya.
Ambas están sentadas frente a frente, en una mesa del segundo piso de un café que da a la Calle Principal Oeste.
La Diosa del Engaño fue citada por la Diosa de la Belleza para reunirse en este lugar, aunque la pelirroja no estaba muy contenta con ello, ya que quería pasar el día con su dependiente favorita.
-¿Tramando? Vamos Loki. Me haces sonar como la villana.
Comentó divertida la peli plateada, quien vestía una túnica con capucha que cubría su cuerpo por completo.
-¡No me tomes por idiota! Que te aparecieras en el Banquete de Ganesha ya es sospechoso, has estado reuniendo información. Es claro que estás tramando algo.
La pelirroja no estaba muy contenta, ella iba de camiseta blanca con pantalón y zapatos negros de vestir.
Parada a su lado estaba Aiz, lleva una blusa sin mangas blanca, una falda azul, medias largas blancas y unos zapatos de tacon negros. También trae un estoque prestado, mientras su espada está en mantenimiento.
Hasta la chica estoica podía notar lo pesado del ambiente entre su Deidad y la Diosa que estaba en frente.
-Hmm… ¿Es un hombre? ¿No? ¿Acaso te gustó el hijo de alguna Familia?
La sonrisa de la Diosa de la Belleza confirmaba sus sospechas.
-Cielos… No haces más que causar problemas. Diosa adicta al sexo.
Freya solo guardó silencio sin dejar de sonreír y con una leve risa, como si no le molestara.
El tratar de tomar a los miembros de una Familia era una de las formas más rápidas de meterse en problemas. Lo que conduce a un Juego de Guerra. Aun así a esta Diosa, que posee a la Familia más poderosa, no parece importarle las consecuencias de tal acto.
-Entonces ¿Quién es el niño que llamó tu atención? Me hiciste venir hasta aquí, tengo derecho de preguntar.
Declaro Loki.
-Se ve como alguien que apenas está empezando. Comparado con nuestros hijos, parece débil y no muy confiable, fácil de lastimar…
Freya dio una vaga descripción.
-Aun así, el es hermoso, su alma es de un color que nunca había visto.
La Diosa del cabello plateado desvió la mirada hacia la ventana mientras recordaba a aquel chico que describe.
-Me lo encontré de casualidad mientras miraba por la ventana.
Justo en ese momento ve pasar a Bell por la calle, caminando al lado de Hestia mientras van de la mano. Eso le quitó por un segundo su sonrisa, la cual recuperó. Pero no fue la única que vio por la ventana.
Ais también vio por la ventana al joven de cabellera blanca.
-¿Estás bien?
Cuestionó Loki, a lo que Freya se levantó de la mesa de forma repentina.
-Ya debo irme. Surgió algo. Nos vemos pronto.
La Diosa de la Belleza se fue por la puerta rápidamente.
-¿Qué haría que se fuera así? …Un momento… ¡Me dejo la cuenta!
En ese momento la Diosa del Engaña se dio cuenta de que ella tendría que pagar por su bebida así como la de su compañera de panteón. Cosa que la indignaba.
-¿Y a ti que te pico?
Se percató de la mirada perdida de la pelidorada hacia la ventana.
-Nada.
Fue la respuesta de la chica.
-Cercanías del Coliseo - Puestos de Comida - Minutos después-
-Esa Freya… ¿Quién crees que es para hacerme llamar y perder mi tiempo?
Loki se quejó mientras caminaba con Aiz.
Tras pagar la cuenta, ambas se fueron camino al Coliseo. La espadachina esperaba poder encontrarse con sus amigas mientras caminaba con su Diosa.
Aunque la verdad, ella acompañaba a Loki como una forma de castigo para hacer que ella no entre a la Mazmorra como de costumbre. Ya que de ir es muy probable que el estoque que le fue prestado se rompa y le deberá al Dios Goibniu.
Además, Riveria le dijo que debe descansar de la Mazmorra, así como su búsqueda de conseguir poder. Ella sabe por qué lo hace, por qué debe hacerse fuerte cuanto antes.
-Aizu, vamos a comer unos helados.
Comentó Loki mientras iba al puesto donde vendía la golosina helada.
Las dos tenían cada una un cono de helado. De vainilla para Aiz y de pistacho para Loki.
-Oye Aizu. ¿Me das un poco del tuyo? Hum… ¿Acaso no sería eso un beso indirecto?
-No haré eso.
La joven Aventurera ya conocía las mañas y gustos de su Diosa, en especial el favoritismo que esta tenía hacia ella.
Pese a que le tenía cierto afecto y respeto, no iba a ceder ante lo que ella quisiera. Mucho menos si es algo que no le gusta.
-¡Ten Bell!
-Mi Diosa. ¿Está bien que coma de su crepe?
Escuchó entre la multitud a una deidad con su dependiente, cuya interacción parecía ser igual a la que ella tiene con Loki.
-Alguien más tiene problemas con su deidad…
Fue lo expresado por Aiz según lo que escucho.
En realidad, cerca de ella y Loki estaban Bell y Hestia, contrario a lo que la espadachina de cabellera dorada pensaba el Guerrero de hecho si le dio una mordida al bocadillo que su Diosa le ofrece, esto siguiendo el consejo de Mia.
Si bien seguían buscando a Syr todavía podían disfrutar del festival, esperando encontrarla de casualidad en el camino.
-Área de Monstruos - Coliseo-
El área donde están los monstruos encerrados en jaulas, mientras los integrantes de la Familia Ganesha se preparan para el espectáculo de domarlo.
Esta área normalmente es cuidada por guardias, estos estaban en el suelo inconscientes con sus caras sonrojadas teniendo sonrisas de éxtasis y placer.
Freya con la llave de las jaulas caminaba viendo a los monstruos que había, esto pese a su actitud hostiles estaban hipnotizados por la belleza de la Diosa.
Las Deidades que rigen el Amor y la Belleza tienen la habilidad de encantar a las personas para que se enamoren y hagan su voluntad. Freya en particular es la Diosa cuyo encanto es más poderoso que el de otras Diosas, con solo verla o escucharla los mortales quedan prendados de ella, sin importar la raza, la edad o el sexo, hasta los Dioses y monstruos también caen ante su encanto.
Si así lo quisiera, ella podría gobernar todo el mundo mortal a su antojo. Solo unos pocos pueden resistir y no verse afectados por su encanto.
-Veamos…
La Diosa de cabello plateado hablaba para sí misma, viendo a cada monstruo en su jaula. Estaba decidiendo cuales iba a liberar, no para desatar caos, sino más bien jugar una pequeña broma. Ella tenía la intención de encontrarse con alguien pero eso cambió.
-Hum… Veamos. Creo que te elijo a ti.
Señaló la jaula donde estaba un simio blanco muy feroz y de gran tamaño, estaba encadenado de sus muñecas, con una máscara que cubre sus ojos, una barra de metal en su boca y una pechera. Este es un Silverback, un monstruo de los Pisos del 10 al 12.
El monstruo solo se quedaba observando a la diosa, quien estiró su mano para acariciar su rostro.
-Tú me servirás.
Dijo la Diosa mientras con su voz logra que el gran simio se deja acariciar.
-Quiero verlo gritar y llorar. Quiero ver la desesperación en su rostro. Quiero verlo pelear y ver si logra superarse… sino, solo lo seguiré al Cielo y lo haré mío. Mi Odr.
Una risa traviesa salió de sus labios mientras sus ojos brillaban.
-Lado sur del Coliseo - Minutos después-
Continuando con su búsqueda pero a la vez disfrutando del evento, Bell y Hestia estaban comiendo unas brochetas mientras buscaban a Syr.
Ya pasaron cerca de dos horas desde que empezaron a buscarla, no había rastros de la camarera por ningún lado.
-¿Dónde estará Syr? ¿Habrá regresado al bar?
Fue el cuestionamiento que se hizo Bell.
-No lo sé. A lo mejor se dio cuenta que no tenía su monedero y regresó al bar.
Comentó Hestia había terminado de comer su brocheta de carne.
-Es posible que así sea. Quizás deberíamos-
-¡MONSTRUO!
El grito de una persona alertó a todos lo que estaban alrededor, cuando escucharon algo de la entrada del Coliseo.
*¡GROAR!*
El Silverback apareció de aquella entrada y destruyó de un golpe un puesto de comida, las personas empezaron a correr por sus vidas.
-¡¿Silverback?!
Si bien se sorprendió de ver a este monstruo, Bell se puso en frente de Hestia para protegerla del monstruo.
El enorme simio blanco mira para todos lados, buscando aquella presencia de la Diosa de la Belleza. Estaba desesperado por tenerla.
Al buscar con su vista encuentra una presencia similar a la que busca.
-Bell. ¿Creo que me está mirando?
Hestia se apegó más a su dependiente.
*¡GROARRR!*
El Silverback fue directo hacia Hestia, queriendo atraparla.
Bell rápidamente toma a su Diosa entre sus brazos y da un gran salto largo, para poner distancia entre ellos y el monstruo.
*GRRR…*
El gran simio le rugió molesto al joven Guerrero.
-Debo acabar con él cuanto antes o gente inocente saldrá herida.
El peliblanco dejó la caja en el suelo, él pensaba usar su Cloth pero está a la vista de muchas personas. Por lo que opto por usar su nueva espada, Elpis.
Toma el arma en su cintura, empuñando con la mano derecha y en guardia.
-Terminaré con esto de un solo golpe.
Miró desafiante al monstruo.
-¡Ten cuidado, Bell!
Hestia pese a lo asustada que estaba, estaba más preocupada por el chico.
-Voy a estar bien, mi Diosa. No voy a abandonarla. ¡Y mucho menos la voy a decepcionar!
Con ello se lanzó al ataque a una buena velocidad.
*¡GROAR!*
El Silverback no se quedó quieto y movió sus brazos, para usar las cadenas como armas, buscando golpear al joven de cabello blanco con ellas.
Viendo el ataque de su oponente, Bell se mueve rápido evadiendo las cadenas sin dejar de correr hacia el monstruo. Una de las cadenas iba hacia él pero la intercepta con su espada, rompiendola al realizar un tajo horizontal veloz.
-"La Espada Elpis… es justo como mi Diosa dijo, crece al lado de su usuario. Me pregunto sí…".
El joven caballero tuvo una idea, que no iba a tardar en poner en marcha. Continúa corriendo hacia el gran simio blanco, sus ojos empiezan a brillar mientras envuelve a su espada con su Cosmos, para hacer más poderoso su ataque.
El monstruo también empezó a correr con la intención de aplastar a Bell con sus propias manos. No obstante no fue ajeno a la energía que envuelve la espada del aventurero, por unos momentos creyó ver algo parecido a una criatura cuadrúpeda con alas.
Los dos estaban frente a frente, a punto de colisionar sus ataques, pero…
-¡HAHH!
El grito del Saint cargando a gran velocidad su ataque en un salto.
*¡CLANG!*
El sonido del metal rompiéndose ante la presión del ataque.
*¡STAP!*
La espada imbuida en Cosmos que rápidamente alcanza a su objetivo.
*¡GROAg!*
El último grito de aliento del monstruo al sentir su pecho apuñalado por la espada.
*¡CLONC!*
La caída del monstruo sobre su espada, al caer al suelo.
*¡CRAG!*
Un cristal se rompe. La piedra mágica del Silverback fue dañada, es la muerte instantánea para el monstruo.
-Termine con él de un solo golpe.
Bell miró su espada con orgullo antes de devolverla a su vaina.
A su espalda estaba el monstruo muerto que empezaba a volverse cenizas, todo lo que quedó de él fue su máscara, su pechera rota por la mitad, grilletes con una cadena sana y otra rota, así como su piedra mágica destruida.
El joven Saint fue más veloz que su enemigo y al envolver su arma con sus Cosmos, esta fue capaz de atravesar y romper la pechera en dos, llegando fácilmente al punto débil de todo monstruo, su piedra mágica.
Lo hubiera derrotado con un solo golpe o una patada, pero estaba en público y debía verse como un aventurero normal.
-¡Bell eres increíble!
Hestia se lanzó hacia él con los brazos extendidos y una gran sonrisa.
-¡Mi Diosa!
El chico atrapó a la chica entre sus brazos, usó sus piernas para evitar caer con ella al suelo.
-¡Me preocupaste por unos segundos, pero lo logras! ¡Estás bien y venciste a ese monstruo!
Ella lo estaba abrazando fuertemente, aferrándose a él.
-Se lo prometí. ¿No? Mi Diosa. No la iba a abandonar, ni a defraudar.
Él le devuelve el abrazo, mientras la sostiene.
Los dos se miran con sonrisas en sus rostros. La pelinegra una sonrisa de felicidad y emoción por verlo triunfar, el peliblanco una sonrisa de orgullo y satisfacción por cumplir con su palabra.
Sin duda era un lindo momento.
-¡Hay más monstruos sueltos!
Que tristemente terminó al escuchar el grito de una persona a la distancia.
Los dos vieron de donde venía el grito y lograron ver a otros monstruos. Ante ello Bell se llevó a Hestia y tomó la caja de su Cloth para irse a un lugar seguro.
El joven estaba dispuesto a ayudar, solo necesitaba estar presentable para ello.
-Callejón cerrado - Minutos después-
Luego de correr por las calles, Bell pudo encontrar un callejón desierto. Lejos de las personas y de los monstruos, perfecto para que Hestia esté a salvo.
Asegurándose de que no hubiera nadie, dejó con cuidado y de pie a su Diosa en el suelo para hacerle entrega de la espada.
-¡Espera Bell! ¡¿Qué haces?!
Pregunto la chica ante las acciones del chico.
-Iré a combatir a los monstruos.
Respondió mientras se quitaba su chaqueta y descubriendo su camiseta sin mangas.
-¡¿Pero porqué no vas y usa la espada?! ¡Si usas tu armadura, llamarás mucho la atención!
Fue el cuestionamiento de la pequeña Diosa.
-Creo que matar a ese Silverback siendo solo un Nivel 1 ya de por sí es mucha atención. ¿No?
-Humm… Sí…
Pese a que le costaba admitir, él había logrado algo que a muchos aun con sus misma estadísticas les costaría mucho lograr si no tenían ayuda alguna o un entrenamiento previo antes de recibir su Falna.
-Además, nadie verá a Bell Cranel portar una Cloth. Observe.
Usando la energía de su Cosmos, el joven pudo cambiar levemente el tono de su piel, así como cambiar el color de sus ojos de rojo a castaño así como su cabello más erizado de lo normal y ahora también era castaño.
Se veía como una persona diferente a la que normalmente es.
-Ya veo… Tienes muy bien dominado tu Cosmos.
Hestia se veía impresionada.
-Es uno de los trucos que aprendí luego de dominar el sexto sentido.
El joven no mentía. Lo que hizo fue una variante de la técnica de ilusión con la cual puede alterar su apariencia física. De esa forma puede pasar sin ser reconocido.
La apariencia que tiene es semejante a la del antiguo portador de su armadura.
Yendo a la caja, retira la manta que la cubre, dejando al descubierto la caja de metal cuyo grabado en su cara frontal es la de un caballo con alas.
-Ya pasó un tiempo desde la última vez que me la puse, solo debía esperar el momento justo para volver a usarla.
Se dijo a sí mismo antes de abrir la caja, revelando su armadura, la cual en su forma de Objet se asemeja a un pegaso.
-Wow… Hace mucho que no veía una. ¿Acaso es una versión nueva?
-Así es. Mi Diosa. Esta es la 3ra versión de la Cloth de Pegasus.
La Diosa estaba impresionada, al ver luego de un muy largo tiempo una de las armaduras portadas por los Saints del ejército de Athena. Esto le traía algunos recuerdos del pasado.
En el caso del Saint, tenía una sonrisa triste al recordar a su antiguo portador y hermano, Tenma. De hecho había desarrollado su técnica de ilusión para verse como él. Lo admiraba.
-Estoy listo.
Bell estaba decidido a usarla nuevamente para acabar con los monstruos.
-Un momento, Bell. Antes de que te la pongas, puedes decir "¡Dame tu fuerza, Pegaso!".
Hestia lo detuvo para pedirle que diga esa frase.
-¡¿Eh? ¿Por qué debería decir eso?
-Eje. Creo que sería divertido, es una forma de expresarte mientras elevas tu Cosmos y la armadura reacciona. Después de todo, la Cloth no es solo un protector, es también un objeto vivo cuyo poder proviene de la constelación que representa. ¿No?
Hay el joven Saint no tenía cómo responder, pues lo que dice la Diosa del Hogar es verdad. Y como no tenía más tiempo, solo sonrió y dijo lo siguiente.
-Muy bien. ¡Dame tu fuerza, Pegaso!
Al hacer su exclamación y elevar su Cosmos, la armadura reaccionó separándose en parte de su forma Object fueron a parar al joven Saint.
Bell ahora estaba envuelto cubierto por la armadura. Comparándola con su 1er versión, esta ofrece mayor protección y más estilizada que su 2da versión. Mayor protección en los muslos, protección para la cadera y un peto para el abdomen, los protectores de los brazos son más voluminosos y modificados (el izquierdo tiene alerones), así como ser más puntiagudos. Unas hombreras grandes, el protector de cuello presenta unos símbolos de alas y la máscara presenta algunos detalles menores.
Un detalle curioso es que la ropa bajo su Cloth se tornó blanca.
-Estoy listo. Mi Diosa cuidese.
Con ello Bell dio un gran salto llegando al techo del edificio y saltando lejos.
-Cuidate, Bell.
Dijo una Hestia abrazando la espada con una mirada de asombro al Saint.
Hasta aquí el capítulo.
Quiero agradecerles por su paciencia, tarde demasiado, mejor no diré cuando salen los capítulos, para que sean sorpresa. También quiero agradecerles a quienes le gusto el primer capítulo. Ahora sin más que decir veamos al Patriarca Shion respondiendo a los reviews.
Primer review
-Guest: Bell of capricorn :V
-Shion: That's a good option, but sadly not this time. XD
Segundo review
-ZGMF-X13A Providence: Bueno amigo, esta es otra genial historia, el combinar SS con Danmachi puede ser algo duro, pero confio bastante en tus habilidades.
Aqui tener a un Bell más experto se gusta, y si sobrevivio a la Guerra es sin duda por algo, realmente Orario no sabra lo que los golpeo si este Bell se pone serio.
Y me agrada ver su relacion Hestia, como este ahora tiene otra Diosa a la cual servir, aunque claro con Hestia es distinto ya que quizas Bell pueda llegar a algo mas con ella.
Todo bien, quiero ver como Bell afectara a Orario con esta version suya.
-Shion: Bell fue criado desde que llegó al Santuario siendo un bebé, por lo que es normal que sea así de experto. Logró sobrevivir a la Guerrera dando todo lo que tiene para ganar aun siendo un aprendiz, la verdad es que el siempre fue un irregular por su gran habilidad de aprendizaje y crecimiento. Eso hace que uno se pregunte cómo es que no pudo tener una Cloth antes. Quizás no era el momento para que pudiera usar una y menos la que posee ahora.
La verdad es que Orario podría estar al borde de un peligro inimaginable, no siendo solo la Mazmorra en sí, lo bueno es que Bell está allí para ayudar. Si la situación fuera una en la que Orario y sus Aventureros representaran una amenaza para el mundo, puedes estar seguro de que Bell será capaz de detenerlos.
Aunque ahora sea parte de una Familia, la lealtad de Bell hacia Athena no ha cambiado, cree en su causa de proteger a la tierra y sus habitantes, así como en la justicia como un valor fundamental. Hestia es una buena Deidad, es pacífica pero con un fuerte sentido de la justicia, Athena la tiene en gran estima y cariño por el apoyo que le dio en el pasado, por algo es su tía favorita. Por ello creo que Bell y Hestia se entenderán muy bien.
Y eso sería todo por el capítulo de hoy. Gracias al Guest que intento adivinar cuál era la armadura de Bell.
Ojala les gusto este capítulo y esperen con ansias el tercero.
Muchas gracias y hasta luego.
