Disclaimer: La obra de Made in Abyss no me pertenece sino que es propiedad de Akihito Tsukushi
Capítulo 1: Amabilidad
Llegó por la tarde, casi al anochecer a la gran urbe de Tokio. Nanachi se sentía intimidada por los grandes edificios y la novedad, y ver a las personas tan disonantes de ella. Cargó su mochila tras su espalda y llevó arrastras una la maleta más grande a rodos. Tenía un viejo mapa, y a penas el setenta y cinco por ciento de su batería en el celular. Caminando por las calles trató de guiarse por los letreros y preguntando a una que otra persona, pese a que no todos eran muy amables, sobre todo al ver su aspecto. Nanachi no era una persona mal parecida, sus cabellos eran plateados, ojos color amarillo ambar y su piel ligeramente bronceada, sin embargo, su ropa era de cierto modo anticuada y muy masculina para una chica, además de vieja y desgastada, y esto generaba cierto rechazó en algunos.
Nanachi se preguntaba si es que los edificios tenían fin, caminar entre el asfalto resultaba cansado, más aún cuando la noche ya se ceñía en el cielo y ella seguía perdida. Al tiempo, llegó a un lugar poco transcurrido, y cerca de un vertedero se detuvo, estaba sedienta y hambrienta, saco una botella para beber agua, y un pan que cargaba en una de sus bolsas. Quería encontrar hospedaje antes que pagar un hotel o sino gastaría más dinero de lo previsto, y no podía darse ese lujo. Por un momento solo se quedó absorta viendo las luces cercanas de los edificios, y más lejos, las estrellas y la luna menguante, era sorprendente lo hermosa que se veía. La soledad era agobiante, y a pesar de estar sin un lugar al que llegar, era mejor que regresar a su infierno frio de soledad, su nueva soledad, a pesar de todo, le era más alentadora, incluso si dormía en la calle, mañana sería un mejor día para comenzar.
Miró su celular, solo le quedaba un cuarenta por ciento de batería. Bufó, dormir en el callejón sobre las cajas y una manta, no parecía tan mala idea, sus ojos ya le pesaban.
-Hola ¿Qué haces aquí? - repentinamente alguien se acercó a ella, sorprendentemente.
-H-hola…- no sabía que decir, se sentía extraño que alguien le hablara y no al revés.
-¿No tienes a dónde ir?- preguntó alzando la voz, casi con preocupación.
-Bue-no, y-yo…- Nanachi no recuerda que alguien fuera amable con ella, poco podía tratar con otros fuera de las obligaciones. La persona que la miraba sonrió, y le alzó la mano.
-Mi nombre es Riko, si quieres puedes acompañarnos- la chica era rubia, tez clara y ojos verdes, quien era acompañada por un chico, un poco más alto, cabello negro corto, moreno, ojos chocolate- él es Reg.
-Mucho gusto- le saludó el chico.
-Gracias, un gusto, mi nombre es Nanachi- se presentó.
-Bien Nanachi, ven y acompáñanos- dijo entusiasta y alegre la chica.
Nanachi se levantó del suelo donde comió su merienda, ayudada por la rubia, los chicos la llevaron amablemente a donde ellos rentaban habitación, incluso Reg se encargó de arrastrar su maleta. La chica de ojos esmeralda, Riko, hablaba mucho, se encargó de llevar la charla hasta donde se dirigían. Le comentó que Reg y ella se conocían desde la escuela primaria, pero por razones de fuerza mayor, se mudaron a Tokio, eran rounins de la Todai, era el sueño de Riko estudiar ciencias biológicas en la mejor universidad, y que además fue donde su madre también estudio lo mismo. En cuanto a Reg, movido por el ánimo de Riko, se animó pos las ciencias químicas.
-Entonces, ¿ustedes conocen los centros de preparación para la universidad? - preguntó Nanachi con mejor ánimo.
-Claro, te llevaremos ahí, actualmente estamos en curso de preparación, pero el oficial, comenzará dentro de dos semanas, has llegado en buen tiempo ¿Qué quieres estudiar Nanachi?
-La verdad yo…- era cierto, ella no anhelaba algo tan sorprendente, pero de una u otra manera, era su meta- literatura y letras…- terminó con cierta vergüenza.
-Vaya, es genial- acató Riko.
-Cierto, no muchos buscan estudiar eso, además, he escuchado que la carrera tiene bastante demanda- eso impresionó de cierto modo a Nanachi.
-¿En serio?- no lo podía creer.
-Es verdad- Riko colocó un dedo en su mentón- no estamos seguros de la razón, pero si es lo que quieres, entonces tú ve por ello, Nanachi- terminó sonriéndole.
La calle dejó de mirarse incierta y sin fin, de alguna forma, sentía que el destino, la estaba guiando a donde debía ir. La vida solía ser tan dura, lo fue con ella la mayor parte de su vida, pensaba que, el conocer a estas extrañas personas tan amables, era la primera muestra de que todo podría mejorar algún día, eran pequeños pasos, lo importante era avanzar, ya una de sus preocupaciones se veía casi resuelta, el camino aún era largo, pero lo recorrería con decisión y valentía.
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Continuará…
