Los personajes de Inuyasha pertenecen Takahashi Rumiko. La trama si es mía, es ficticia, no representa a nadie en particular y solo fue creada con el fin de entretener. Cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia o referencia. Todo sin lucro y solo con el afán de entretener.
25. Halloween.
Ya habían pasado dos semanas desde que Inuyasha comenzó a seguir la cuenta de Kagome y el tema había pasado de moda a causa de las últimas noticias y chismes del espectáculo. Los dos más relevantes eran los resultados del concurso que estaba a la vuelta de la esquina y el nuevo crossover entre las series Tokio ACC y Tokio Unidad Médica. El crossover fue anunciado sorpresivamente como el fin de temporada para ambas series, prometiendo que estaría lleno de sorpresas y emociones.
Los fans estaban encantados, de inmediato comenzaron a crear sus teorías de lo que podría pasar, dándolas a conocer en redes sociales. Pero en un remolque del set de grabación de Tokio ACC, nada era felicidad.
A primera hora de aquella, le fue entregado el guion del capítulo a todos los actores que estarían en el crossover, incluido Inuyasha que no dejaba de ver la última página, no había manera de liberarse de aquello.
—¿Podemos pasar?— preguntó Miroku al abrir un poco la puerta, iba acompañado de Sango.
—Pasen, ¿ya leyeron el nuevo libreto?— puso el cuadernillo sobre la mesa y espero que sus amigos tomasen asiento.
—Por eso estamos aquí— contestó Sango.
—Sabía que se iban a vengar— los productores habían hecho ese movimiento para reprenderlo por seguir la cuenta de "Yoko Star".
—La señorita va a entender que es actuación, sin sentimientos reales de por medio— le alentó Miroku.
—Estoy en problemas.
—Estas exagerando, ya habías besado antes a otras actrices.
Los guionistas escribieron como escena final y fin de temporada, una escena muy emotiva entre Inuyasha y Kikyou, que terminaba en un beso entre sus personajes.
—Pero no desde que salgo con… ella— ni siquiera podía decir el nombre de Kagome en voz alta por miedo a que alguien los escuchara.
—Háblenlo, no dejes que se entere cuando el episodio se estrene, eso sí que sería algo peor— le aconsejó Sango.
—Ve el lado positivo, no tienen una escena candente juntos— sintió un pisotón por parte de su prometida.
—Todo irá bien, estás haciendo una tormenta en un vaso por nada, no todas las mujeres somos tóxicas.
—Anímate, no todo son noticias malas— dijo Miroku con una sonrisa cómplice—. Sobre aquel otro asunto, conseguí la ayuda.
. . .
Desde que Inuyasha llegó a casa, Kagome había notado al chico nervioso, no lo presionó, él hablaría cuando estuviese listo, aunque eso no significaba que no le importase. Luego de terminar de cenar, Inuyasha le había pedido a Kagome ir a la sala y le contó la escena que tendría que hacer con Kikyou, al finalizar esperó algún reclamo por parte de su novia, pero ella no decía palabra alguna.
—Deja de verme así— Inuyasha le veía con culpa, como si le acabase de confesar que le fue infiel.
—¿No estás enojada?— ella lucía muy calmada.
—Claro que no— desde que aceptó salir con él, sabía que siempre estaría la posibilidad de que su novio tuviese que besar a otras chicas—. Aunque si soy honesta, una parte de mi no quiere que lo hagas, pero solo estarás actuando.
—Por supuesto que solo es eso— ahora se sentía tan mal, ¿cómo es pudo pensar que Kagome se enfadaría por aquella escena?
—No es como que te fuese a gustar más el cómo lo hace ella— sonrió divertida, quería molestarlo un poco.
—Eso sería imposible— le devolvió la sonrisa y se sentó más cerca de ella.
—Trata de hacerlo bien a la primera.
—Será leve, no como este— la jaló sorpresivamente, haciendo que quedase hincada en los cojines y así poder besarla, no había manera en que le gustasen otros labios que no fuesen los de Kagome.
—¿Quieres practicar más?— murmuró contra los labios masculinos cuando se separaron.
—Debería repasar mis líneas de mañana— dijo con pesar.
—Estaré arriba— le dio un último beso en la mejilla y subió al dormitorio, comprendía las obligaciones que su novio tenía.
. . .
Inuyasha veía el techo del dormitorio, en ese momento ya debería estar dormido, tal y como Kagome lo hacía, pero aún había un asunto que no lo dejaba en paz, comenzó a acariciar el brazo de su novia con las yemas de los dedos, bajó su mirada y la encontró dormida, o eso creía hasta que ella le devolvió la mirada.
—Te desperté, lo siento.
—¿Qué ocurre?
—Irás a la fiesta de Rin, ¿cierto?
—Es arriesgado, estarán personas fuera de la familia, aquí estaré cuando vuelvas.
—Quiero que vayas.
—Inu…— se enderezó un poco para verlo mejor, debía hacerlo entrar en razón.
—Desde que Rin nos invitó, estuve pensando en la manera para que asistas y encontré el disfraz perfecto, nadie va a saber que eres tú— dijo esperanzado e intentando contener su emoción.
—¿Una botarga?— su novio rió por la sugerencia.
—Ya mañana lo verás, deberían entregarlo en el transcurso de la mañana, dale un vistazo y si te convence…
—Lo haré, pero no te hagas muchas ilusiones, ahora ya tienes que dormirte.
Kagome se dejó caer en su silla, esa mañana tuvo dos recorridos, el último había sido particularmente agotador, los adolescentes de ahora eran tan difíciles, ignoraban a sus profesores, no prestaban atención, solo estaban en el celular y cuchicheaban, tuvo que subir el tono de su voz y ahora le dolía la garganta.
—Higurashi— le habló de malas su jefe, aquel hombre gordo y bajo—. Venga a la oficina del director— le indicó, no parecía muy feliz, por lo que Kagome se apresuró a tomar su celular y seguirlo, temía preguntar si algo iba mal—. Entre, hay alguien que le busca— dijo al llegar a la puerta, pero no la abrió.
Kagome giró la manija y al abrir la puerta, el director del museo estaba acompañado por una mujer de fino porte, la primera impresión que se llevó fue que se debía tratar de uno de los tantos donadores que el museo tenía.
—Buenas tardes— saludó y esperó alguna indicación.
—Hola, ven y toma asiento aquí— pidió la mujer a Kagome—. Soy la doctora Tama Midoriko, directora del departamento de preservación y resguardo del Museo Nacional, ¿Está es tu postulación como asistente de la profesora Tanizaki?— le entregó un escrito a Kagome.
—Así es— contestó un poco confundida, ¿cómo es que esa mujer tenía su ensayo?
—Estoy aquí para hacer una oferta, como ya deberán saber, hace poco se encontraron osamentas que datan de hace 500 años en dónde iban a construir un nuevo complejo de apartamentos, mi departamento estará a cargo de catalogar lo que encontremos, estoy reuniendo a los mejores en el campo y quiero me asistas— dijo refiriéndose a Kagome.
—¿Ella?— el señor Chudoku, jefe inmediato de Kagome habló con tono escéptico—. Tenemos mejores opciones, la señorita Higurashi en estos momentos se encuentra amonestada.
—¿Por rechazar el trabajo en Londres?, estoy al tanto— en definitiva, Kagome no se esperaba aquello, esa mujer ya la había investigado—. ¿Lo rechazaste por no sentirte preparada?— preguntó directamente a la chica.
—No.
—Dime tus motivos.
—No estaba lista para una estancia tan larga en otro país— respondió con total y completa honestidad.
—Entonces no tendríamos ningún inconveniente, el trabajo es aquí.
—Yo no tengo conocimiento en antropología forense.
—No necesariamente apoyarías con los huesos, hay más objetos de interés, además, quiero suponer que eres buena aprendiendo. ¿No te gustaría obtener tu maestría en ese campo?
—¿Podría?— esto era demasiado bueno como para ser verdad.
—Por supuesto, yo personalmente te asesoraría.
—Higurashi tiene mucho trabajo pendiente y no hay quien cubra su puesto, sin mencionar la falta de profesionalismo que…
—Caballeros— interrumpió Midoriko a Chudoku—. Sí no están de acuerdo, el museo de Kyoto esta más que interesado en brindarme más ayuda.
—Higurashi la asistirá en todo— respondió el director, la respuesta no le gustó para nada al señor Chudoku.
—El próximo sábado tendremos una cena modesta en el jardín del palacio imperial para dar el anuncio, quiero asistas y lleva a alguien— le ofreció un sobre finamente rotulado—. Director, también está invitado— le dio otro par de invitaciones—. No les quitó más su tiempo— se levantó con elegancia y dejó la oficina.
Kagome no dejaba de ver el sobre, "llevar a alguien", ese si sería un gran problema.
El día de la fiesta de Halloween de Rin había llegado, Kagome veía su reflejo en el vidrio de aquella camioneta y a su vez veía a los invitados que iban llegando a la fiesta. Tomó su espejo y vio el maquillaje, ella aún se reconocía, ¿qué pasaba si alguien la descubría?, ¿y si en alguna foto que subiesen a internet llegaba a una revista?, adiós a su secreto.
—Se ve muy bien— dijo Hachi, el chofer que Inuyasha había enviado, asegurándole que era de su máxima confianza.
—Gracias, es solo que…— ya se estaba arrepintiendo de entrar.
—Podemos esperar todo el tiempo que necesite o la puedo llevar de regreso a casa.
—¿Cómo conoció a Inuyasha?— necesitaba pensar en algo más que no fuese la fiesta.
—Por el joven Miroku, no tengo un pasado muy limpio, pero el señor Miyatsu, abuelo del joven Miroku, me dió empleo, no quería asustarla— se disculpó al verla acomodarse en el asiento.
—No es eso, esto estorba un poco— acomodó la falda de su disfraz—. Así que, ¿sigue trabajando para el abuelo de Miroku?
—No, ahora para su hijo, el señor Kouji, pero cuando el señor Miyatsu me buscó para un trabajo que necesitaba la absoluta discreción, acepté, jamás me imaginé que sería esto.
El celular de Kagome vibró en su mano, Inuyasha le había enviado varios mensajes. ¿Ya llegaste?, ¿Todo bien?, ¿Ocurrió algo?, Sí quieres te veo en la casa. Estaba preocupado y ella aún no sabía qué debía hacer.
—Me acaba de escribir, me pregunta por usted, ¿qué le digo?— la vio por el espejo retrovisor.
—Que estoy bien.
—Él entenderá si no entra.
—¿Tendrá listo el coche por si salgo corriendo?— Inuyasha se había esforzado mucho en pensar en ese disfraz para ella, no podía desilusionarlo.
—Confié en mi.
Kagome tomó aire y acomodó la capucha de su disfraz, bajó de la camioneta para comenzar a caminar a paso lento hasta la puerta principal. Tocó el timbre una vez, no pasó mucho para que alguien le abriera. En cuanto Rin vio a su amiga la abrazó, ya comenzaba a pensar que no llegaría.
—¡Es hermoso!— le elogió su disfraz.
—Fue idea de Inu, pero tú no te quedas atrás— Rin llevaba un encantador vestido corto que resaltaba su vientre, los diferentes cortes asimétricos de telas en tonos ocres, las hojas otoñales en el vestido y cabello, sí que le daban el estilo de un hada de otoño.
—Gracias, no es aterrador, pero desde que lo vi lo quise.
—Te ves genial.
—Entra— cogió de la mano a su amiga—. Tenías a Inuyasha al borde del colapso, no respondías y no sabía si te habías arrepentido o te había pasado malo.
—Solo tuve nervios.
—Vamos a que pruebes los bocadillos— la guió a la mesa de comida.
—¿Inu y Sesshoumaru?
—Inu-chan, salió al patio con Sango y Miroku, fueron a ver la fuente, para distraerlo, y Sessho en la terraza, el abuelo de Ayame seguramente le está hablando de trabajo.
Kagome tomó un plato y comenzó a servirse comida, observaba su alrededor, la sala solo estaba iluminada por focos de luz negra, velas falsas y por las guirnaldas de luces led con formas de calabazas, murciélagos, fantasmas y calaveras. El ambiente olía a dulces, canela, clavo y calabaza. Había más gente de la que imaginó, le alivió que nadie parecía notar su presencia. Entonces fue que se percató del llamativo y hermoso atuendo que llevaba la suegra de Rin, un ceñido vestido azul que llegaba hasta el piso, las mangas estaban separadas, dejando sus hombros descubiertos, pero lo que más le llamó su atención, fue que estaba bordado con las constelaciones que brillaban gracias a la luz negra.
—La madre de Sesshoumaru es tan… impactante.
—Le gusta resaltar.
—Sesshoumaru, ¿de qué va?— él llevaba una yukata negra, sujeta con un obi rojo y las muñecas eran rodeadas por una cinta también roja, realmente creyó que que lo encontraría con ropa normal.
—No estoy segura, creo que es un guerrero antiguo chino, me gustó el disfraz y le pedí que lo usara, apuesto que te preguntas cómo es que logré que se pusiera eso, tengo mis trucos— le guiñó un ojo.
—Bella— elogió Kouga a Kagome en italiano a modo de saludo—. Sí no lo supiera, creería eres alguien más.
—Hola, eres… ¿Van Helsing?— supuso por el estilo victoriano de los pantalones y gabardina negra de cuero con paliacate en el cuello.
—¿Te gusta?
—Sí, honestamente creí que vendrías de lobo.
—Puedo pensar en algo mejor que eso— secretamente el lobo fue su primera opción—. Supuse que vendrían varios lobos y no me equivoqué, hay tres.
—Kouga, ¿no vas a presentar a tu amiga?— Rin, Kagome y el chico voltearon a ver a la joven pelirroja que iba de bruja.
—La acabo de conocer, le decía que esta genial su disfraz— mintió a medias Kouga, a causa de la música no escuchó llegar a Ayame.
—Eres ella, ¿cierto?— se acercó a la joven misteriosa, quería verle mejor el rostro—. La novia de Inuyasha.
—Ayame, ¿quieres bailar?— Kouga le ofreció su mano a la chica pelirroja, tenía que alejarla de Kagome, para la suerte de todos, su invitación fue aceptada.
—Inu está ansioso— le dijo Rin a Kagome, Inuyasha acababa de entrar acompañado de "Morticia y Homero Adams" y no dejaba de verlas—. Ya quiere estar contigo, ve a la cocina, voy a decirle que te alcance allá— de camino al otro extremo de la sala, vio a Ayame y a Kouga, sonrió divertida, Ayame estaba cumpliendo uno de sus sueños—. Inu-chan, en la cocina hay una bandeja de canapés, ¿puedes ir por ellos?— ni siquiera le respondió, su cuñado atravesó la sala en tiempo récord.
. . .
Apenas entrar a la cocina, Inuyasha se quedó admirando mejor a su novia, el disfraz que le pidió era de una versión femenina del oogie boogie, la capucha era lo suficientemente grande para cubrirle el rostro y la mejor parte, una luz led verde ayudaba a darle un aire sombrío.
—Te quedó realmente bien— se acercó hasta su novia fascinado—. A mi Rin me regañó, dijo que me pude esforzar más.
—Para mi te ves muy bien— aunque solo llevaba botas de piel, pantalón negro y una túnica de lino verde, le fascinaba—. ¿Eres un soldado medieval?
—Debería darte un premio por adivinar— le bajó la capucha, la tomó de la cintura y sonrió cuando su novia se tensó—. ¿Por qué tan nerviosa?
—Estamos en la cocina de tu hermano— con ambas manos le apartó un poco.
—No vamos a hacer nada malo, tal vez deberíamos aprovechar y ya irnos a nuestra propia cocina.
—Tonto, Rin se esforzó mucho— le regañó.
—En verdad me alegra que vinieras— decía mientras le ayudaba a colarse de nuevo la capucha—. Ve primero, me las apañaré para luego estar contigo, Sango te espera por la chimenea, ella va de…
—Morticia, descuida, no me voy a perder.
. . .
Inuyasha estaba realmente fascinado viendo cómo Kagome disfrutaba de la fiesta, otros miembros del set se habían acercado para elogiarle su disfraz y aparentemente todos le creyeron a Rin cuando dijo que su invitada era una ex compañera de universidad. Vio que el señor Waruhi se acercaba a saludar a Kagome y se preocupó un poco.
—Sí vas ahora la delatarás— dijo Sesshoumaru al bloquearle el paso a su hermano—. Ella está bien, Waruhi es de confianza, a intervenido a tu favor en varias ocaciones.
—¿Cómo que intervenido?
—Ha pedido que no se metan en tú vida.
—No lo sabia, ¿por qué no me dijiste?
—No tenías que saberlo
En eso Inuyasha discrepaba con su hermano, era importante saber que alguien lo apoyaba. Vio a Waruhi reír por algo que Kagome dijo, sí tan solo los otros productores pudiesen ver lo genial que era Kagome, no estarían armando tanto escándalo por su relación con ella.
Las luces bajaron y la música cambió a algo lento, un vals de mascarade, fue en ese momento que caminó hasta Kagome que había quedado acompañada solo por Sango. Pasó entre ellas, sujetó de la mano de su novia y la guió a una esquina de la sala, cerca de una de las ventanas, justo en el momento que una neblina hecha de hielo seco comenzaba a llenar el ambiente.
—Eso fue grosero— se quejó Kagome.
—Ella entiende, yo no iba a desaprovechar la oportunidad de que todos se distrajeron y se apartaron de ti.
—¿Estabas celoso?
—Un poco— admitió—. ¿Quieres ir afuera?— preguntó cuando notó que Kagome se quedó viendo la fuente en el patio, estaba adornada con calabazas y era iluminada de color morado.
—Ayame está ahí— se tomaba fotos con otras chicas—. Creo que ella sospecha algo, es mejor quedarnos adentro.
Inuyasha no podía dejar de ver a Kagome, con una mano la rodeó de la cintura y con la otra la entrelazó con una de ella, comenzando a danzar lentamente, él no era bueno en ello, se consideraba torpe para el baile, pero en ese momento solo se dejó llevar por la melodía. En cuanto su novia lo miró directo a los ojos, sintió cosquillas en el estómago, no importaba cuanto tiempo hubiese pasado desde la primera vez que sintió aquello, no terminaba de acostumbrarse, pero no le desagradaba. Se inclinó y la besó, ocultos por la capucha de la ella.
—¿Por qué tan sorprendida?— preguntó divertido una vez se separaron.
—Alguien pudo vernos— bajó la mirada, no quería voltear a ver a las demás personas.
—Lo dudo, por eso Rin activó el hielo seco, apagó las otras luces y puso las luces estroboscópicas— aquellas luces, aunque le eran molestas, ayudaban a que nadie tuviese una buena visión.
—Me gusta esto, bailar así contigo— se levantó en las puntas de los pies para susurrarle algo a su novio—. Me encanta que tus brazos fuertes me rodeen y ya sabes que me fascinan tus manos sobre mí.
—Es mejor que así sea— abrazó a su novia con más fuerza, sin llegar a lastimarla, miró a los invitados por el rabillo del ojo, por si algún curioso les ponía más atención de la necesaria, pero al parecer, ver a Sesshoumaru danzar con Rin era una mayor novedad, las luces parpadearon y supo que esa era la señal de que la fiesta acabaría pronto—. Es hora de que vayas a casa primero.
—¿Tan pronto?
—Lo pregunta quién no quería venir, te veo en la casa— le dio un último beso y la ayudó a pasar entre los invitados hasta la salida.
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Los invitados se habían ido poco a poco, ahora las luces blancas iluminaban la sala e Inuyasha comía un extra antes de irse, Rin le pidió esperar un poco más. Vio que Ayame se acercaba para tomar una manzana de caramelo y de pronto se le había quedado viendo fijamente.
—¿Quieres sangría?— le dejó el paso libre al dispensador.
—¿Tienes labial verde?— los labios del chico estaban manchados de aquel color.
—No, comí un muffin verde— tomó uno de la mesa de postres y lo mordió, esperaba que Ayame le creyese.
—No es eso, es labial, ¿dónde está la chica oogie boogie?— preguntó con sospecha.
—Ya se fue, ¿la querías para algo?— intervino Rin tan pronto vio que su cuñado estaba en problemas.
—Estoy segura de que ella usaba labial verde, las otras chicas usaban rojo, negro o naranja.
—¿Segura?, yo lo recuerdo negro— dijo Kouga al acercarse a la mesa y servirse un vaso de sangría—. Lo recuerdo porque me pareció que sus labios eran besables.
—Ustedes ocultan algo y voy a averiguarlo— dijo indignada y enojada, se sentía molesta con ella misma por emocionarse por un baile con aquel idiota.
—Sabes que dije eso para…
—No sigas— entendía el comentario de Kouga, pero él tenía razón, los labios de Kagome eran muy besables.
. . .
El reloj de la habitación marcaba las 12:43 am, he Inuyasha no había llegado, Kagome comenzaba a preocuparse, él le había mandado un mensaje de que iba de regreso hace media hora. Se levantó de la cama y se asomó por la ventana para ver si veía su coche, pero nada, tomó su celular y justo cuando estaba por marcarle a su novio, las rejas se abrieron para dar paso al coche de Inuyasha. Volvió a la cama y esperó.
—Kagome, ya llegué.
—¿Dulce o travesura?
Inuyasha se quedó estupefacto, Kagome había cambiado su disfraz por un mini kimono rojo que ocultaba una diminuta lencería, mallas de red a juego y una diadema de diablillo adornaba su cabeza.
—Definitivamente travesura— caminó a la cama con una sonrisa perversa y seductora—. ¿Sucede algo malo?— al parecer no fue el único que se había sorprendido, ambos tenían planes extras para esa noche.
—No tenías ese atuendo en la fiesta de Rin.
—Lo escondí en la cochera.
—¿Cómo es que todo te queda tan jodidamente bien?— se mordió los labios e inconscientemente apretó sus piernas, Inuyasha vestía un kilt rojo, muñequeras negras y sus botas del anterior disfraz.
—Lo mismo digo— se inclinó sobre ella para besarla y jugar con la cinta que sujetaba aquel kimono.
—¿Llevas algo debajo?— logró preguntar con un suspiro.
—¿Por qué no lo averiguas?— le retó, mordiéndole suavemente el cuello.
—Eso planeó hacer— dijo al comenzar a besarlo e ir subiendo sus manos por las piernas de su novio hasta sus glúteos, en cuanto los tocó sintió como Inuyasha volvía aquel beso más demandante—. No hay nada— logró decir.
—Quería que fuese más tradicional.
—Me encanta— le apretó de los glúteos y lo jaló a la cama con ella.
—Tranquila diablilla, tenemos toda la noche.
"¡Hola a todos mis seguidores!, esta semana estuvo llena de sorpresas, el anuncio del nuevo crossover que nos tiene a todos con la expectativa, he visto que muchos canales hablan de una posible muerte de algún personaje, teniendo la osadía de sugerir que mi amado agente saldrá del programa, ¡Eso no es posible!, sin él, NO HAY PROGRAMA, otros especulan del ingreso de un nuevo personaje, en lo personal creo que tendremos un nuevo villano que atentará contra el hospital y es cuando las series se fusionarán de nuevo.
Pasando a algo que me tiene con los nervios de punta y llena de emoción, no vayan a odiarme, pero aquí— mostró un sobre— tengo la llave de mi felicidad. Tengo uno de los 10 pases para la convivencia de preguntas y respuestas— mostró un ticket dorado—. No sé si nos dejen grabar o tomar fotos, pero aquí me tendrán para platicarles mi experiencia. Ahora pasemos a hablar del episodio de esta semana que… esperen un momento tengo una alerta en mi teléfono… ¡No puedo creerlo!, justamente ahora están anuncian que tenemos álbum musical navideño ¡Y en la lista de cantantes está mi amado agente! La preventa del disco en físico será en una semana, ¡Obviamente lo debo tener!"
16/10/2022
Hasta aquí esta actualización. He tenido un poco de tiempo libre y me he puesto a continuar con esta historia. Deseo que fuese de su agrado. Mil gracias por sus mensajes, nos estamos leyendo.
