Las seis (veinte, de hecho) etapas de la separación

Sumario: Dicen que hay seis etapas que debes vivir tras separarte de alguien a quien amabas. Pero las de Draco incluyen a su enemigo y de pronto todo es un poco confuso.

Género: Hurt/comfort. Romance (lento).

Claves: Drarry/Harco, sexto año. Voldy ya no está, digamos que le han ganando en el Ministerio en quinto año. Puedes llorar, pero hay final feliz.

Disclaimer: la última vez que revisé, HP todavía le pertenecía a la Innombrable.


Etapa 18: Y el tiempo está pasando…

Por una vez sin tantas molestias ni preocupaciones, sus mayores problemas cuando ingresaron al último año eran conseguir una buena nota en los EXTASIS y decidir qué hacer por los próximos cien de sus vidas.

Sí, todavía sonaba bastante difícil, pero probablemente sería un buen cambio a comparación de problemas pasados.

A estas "tareas" que venían con ser un estudiante de séptimo año en Hogwarts, estaba la "tarea" adicional de Draco:

¿Cómo hacía para no estrellarse con sus propios sentimientos?

Al principio, no pensó que sería una tarea tan complicada. Se había pasado gran parte del verano pegado a él. Harry no hizo el menor intento de besarlo desde esa noche ni volvió a mencionar el tema. Sabía que era porque le estaba dando su espacio.

No debería haberse sentido así. Sólo eran clases como cualquier clase que hubiese tenido en esos siete años. Sólo era su dormitorio de siempre, igual de oscuro y frío, como era de esperarse en unas mazmorras bajo un lago.

Pero cuando entraba al Gran Comedor en la mañana, sus ojos parecían realizar un escaneo rápido por el lugar hasta localizar a alguien que casi en cada ocasión ya lo estaba viendo con una sonrisita y su corazón actuaba como si se le hubiese olvidado que se suponía que debía mantener un ritmo regular.

Draco se decía que esto no era tan relevante. Podía soportar una reacción así una vez al día.

Ojalá fuese sólo una vez al día.

Había veces en que se sentaba en la mesa de Slytherin y veía con bastante envidia a Pansy caminando hacia Hermione o a Blaise yéndose sobre Ron. Y en algunas de esas ocasiones, Harry se cambiaba a su mesa y los movimientos de Draco no eran los más coordinados al comer, algo que francamente odiaba, porque no le gustaba quedar como torpe.

Si él lo notaba, no le decía nada al respecto. Lo más probable es que no lo notase, porque estaba más entretenido hablándole o viendo la forma en que la luz caía sobre el cabello y ojos de Draco.

A veces Harry tomaba su mano sin pensar cuando se movían en la misma dirección. Esto sucedió bastante al principio del año y lo soltaba al percatarse, pero en algún punto, comenzó a ofrecérsela y Draco se daba cuenta de que todo su cuerpo se movía para sostenerlo antes de que su mente hubiese procesado por completo lo que sucedía.

Era un poco frustrante, aunque nunca tenía quejas cuando ya estaba sujetando su mano.

Harry adoptó una costumbre nueva que consistía en acercarse a él cuando tenía una ronda nocturna de Prefecto y acompañarlo de regreso a las mazmorras. Draco se sorprendió cuando le preguntó al respecto y Harry sólo le mostró una sonrisa y se encogió de hombros.

—Me gusta hacerlo —Fue la única respuesta que tuvo para él—. Me detendré si a ti te molesta, sólo dime.

Por supuesto que a Draco no le molestaba, sólo se sentía un poco avergonzado cuando entraba a la Sala Común y tenía la realización de que acababa de dejarlo en su dormitorio, como si hubiesen tenido una especie de cita.

Entonces apoyaba la espalda en la pared y se cubría el rostro hasta que le daba la impresión de que ya no estaba tan sonrojado como para que lo fuesen a notar sus compañeros, en caso de seguir despiertos.

Sus días de escape continuaron de forma casi ininterrumpida. Una tarde volvían a tocar el órgano del club de música, dos días después estaban bebiendo cerveza de mantequilla en Hogsmeade, a pesar de que no era un fin de semana de salida al pueblo. A la semana siguiente, Draco le estaba leyendo un libro de poesía que pensó que encontraría tremendamente aburrido, pero Harry tenía la cabeza en su regazo y le prestaba tanta atención que incluso recordaba la temática de cada uno y preguntaba sobre algunas de las metáforas usadas.

También siguieron utilizando su método de estudio como una competencia y le añadieron mejoras, como una versión en que ponían datos de las materias en snitches para buscarlas y el que perdiese pagaba las siguientes cervezas de mantequilla.

Y la verdad es que había momentos en que Draco se quedaba mirándolo y no sabía ni cómo soportaba el impulso de jalarlo hacia él y besarlo. Sobre todo cuando parecía muy feliz, hacía un comentario que delataba su torpeza o recién acababan de tener un duelo. Eran las ocasiones más difíciles de resistir.

Draco quería hacerlo. Sólo era el temor lo que lo paralizaba.

Si se apresuraba a sí mismo, ¿no sería un caos y se estrellarían con su propio desastre de sentimientos?

¿Y si Harry llegaba a pensar que intentaba llenar un vacío con él?

¿Y si…?

Draco tenía la mala costumbre de pensar demasiado las cosas. Esto en particular no era su culpa, supuso que todas las personas se confundían con este tipo de procesos. No había una guía que dijese cuánto tiempo te dolería una persona ni cuánto demorabas en estar listo para alguien más.

En los peores días, se preguntaba si la respuesta era "jamás" y si Harry no merecía a alguien que tuviese una certeza absoluta desde el primer segundo en vez de decirle que esperase.

Pero en los mejores días, cuando realmente no sabía ni de qué manera lidiar consigo mismo, sostenía el rostro de Harry y besaba su frente o su mejilla y lo veía sonreír, había algo en la forma en que le brillaban los ojos, en el sutil cambio en su tono de voz al dirigirse a él, que le daba seguridad. Que hacía que sus dudas pareciesen cada vez más pequeñas, cada vez más fáciles de resolver.

Un día se detuvo a observar la nieve en el patio, se dio cuenta de que ya estaban de nuevo en el invierno y se llevó dos grandes sorpresas.

No había estado pensando en esa persona ni en nada de lo que pasó últimamente. Ya no sentía que tuviese más que analizar ahí, más que buscar ni más que lamentar al respecto.

También sentía que había pasado mucho más tiempo del que en realidad fue desde que se pelearon en medio de Hogsmeade por la tendencia de Harry de meterse donde no lo llaman.

Al pensar en esto, se rio y tuvo una idea muy divertida, así que corrió por los pasillos buscando a su Gryffindor favorito.

Harry estaba hablando con Ron y Blaise en una de las salidas hacia el jardín. La parejita tenía los meñiques entrelazados en el espacio entre ambos, como si medio Hogwarts no se hubiese enterado a principios de año de lo suyo por los rumores que circulaban y la otra mitad no los hubiese visto directamente cuando se "emocionaban".

Draco se colocó detrás de Harry, que lo saludó con un gesto. Esperó un momento a que llegasen a un acuerdo sobre lo que hablaban, y tan pronto como Harry se giró para verlo, Draco puso las manos en sus hombros.

—Dentro de poco va a ser un año desde que nos peleamos en la nieve —anunció, muy serio.

Harry asintió y adoptó una expresión solemne. Sus amigos les dieron miradas extrañas, como hacían con muchas de las otras cosas que decían. Ya estaban acostumbrados.

—Eso significa que deberíamos celebrarlo porque fue por eso que nos hicimos amigos. Técnicamente hablando.

Harry realizó un gesto de "más o menos".

—Por eso digo que técnicamente —señaló Draco.

—Bien, tienes razón. Seguimos hablando en un rato —Harry se giró hacia los otros dos para decirles esto—. Parece que tengo una pelea en la nieve pendiente.

Blaise se rio por la confusión y Ron arrugó el entrecejo.

—Amigo, no creo que…

Pero Draco ya había echado a correr por el patio y Harry lo estaba persiguiendo.

Era una de esas tonterías que se le hacían tan comunes desde que pasaba tiempo con él, porque claramente no pensaba atacarlo como esa vez, pero Harry consiguió derribarlo y le hizo cosquillas hasta que tuvo que suplicar piedad.

Luego se le "escapó" y corrió de nuevo. Pasaron a través de otro pasillo, quizás empujaron a alguien. Estaba seguro de que un profesor los regañó, pero no se molestó en recordar cuál y mucho menos en obedecer.

Draco se le "perdió" al salir de nuevo al patio y se escondió detrás de un árbol por unos segundos. En cuanto Harry pasó frente a su posición, se abalanzó sobre él para tirarlo encima de la nieve y le arrojó una bola de nieve improvisada que hizo mientras lo esperaba.

No era la más firme y de repente Harry tenía nieve en el cabello y se quejaba de los lentes torcidos, Draco estaba a horcajadas sobre él y "amenazaba" con más nieve mal amontonada en su mano.

Harry consiguió tirarlo al suelo y era probable que más de un estudiante temiese que volverían a su etapa de rivalidad cuando los vio forcejear en la nieve, pero luego oían las risas, Draco gritando su nombre en tono muy agudo y a Harry fingiendo ser malvado y era difícil tomarlo en serio.

Incluso a esas alturas, su aparente amistad conmocionaba más al colegio que el odio mutuo de seis años.

A ellos definitivamente les gustaban más esta versión de sus "peleas".