CAPÍTULO 3
KAGOME´S POV
Se encontraba acostada intentando sin éxito conciliar el sueño. Los sucesos del día no dejaban de repetirse en su cabeza. Su cuerpo dolía por la batalla y su pecho se sentía pesado y adolorido no solamente por las heridas físicas sino las del alma. Había perdido al amor de su vida hacía solo unas horas y ahora lo tenía frente a ella nuevamente, más joven, más receloso y desconfiado, aún sin poder perdonar a sus padres, sin alcanzar el potencial de su fuerza y enamorado de su antepasado. -¿por qué la perla me tuvo que mandar justo a este momento, no habría sido mejor antes de que conociera a Kikyo? Kikyo no tiene la culpa, ¿cómo se supone que debo cumplir mi promesa? No puedo solo romper tu relación con Kikyo, no me lo perdonaría. Kami, ayúdame por favor - Su cabeza se sentía a punto de explotar, estaba tan confundida, la pérdida de su amado tan fresca, aún podía sentir los tenues latidos de su corazón dejar de existir bajo su mano.
La presencia de InuYasha se encontraba muy cerca - debe estar cuidando a Kikyo, -el conocido ardor de los celos se hizo presente -¡demonios, no es momento para estar celosa! - Sin embargo en ese momento solo deseaba ser abrazada por él, sentir su familiar y calmante aroma a bosque, durante los años a su lado había descubierto que estar cerca de él reducía increíblemente su dolor, físico y mental. Ahora mismo no podía solo llegar y pedirle que la tocara.
-Me pregunto si los chicos están bien - la imagen de Sango y Miroku inconscientes vino a ella, Shippo ignorante de lo que había sucedido. Nuevamente las lágrimas no se hicieron esperar.
La interminable noche pasó, entre sollozos y pesadillas en cuanto cerraba sus ojos.
El sol aún no salía cuando escuchó a Kikyo tras el biombo que la separaba a ella de las hermanas. La luz de la vela le permitía ver su silueta, la vio ajustar su uniforme y atar su cabello. Inmediatamente llegó a su lado.
-Kagome-San - se estremeció ante la formalidad con la que fue llamada.-Veo que no pasaste una buena noche, debes descansar para que tus heridas puedan sanar -le dijo amablemente. Ella solo asintió.-Debo cumplir con mi meditación matutina y realizar una visita medicinal pero estaré de regreso para el desayuno, hablaremos entonces. -le dijo antes de despedirse con una leve reverencia y salir de la cabaña.
Se quedó mirando hacia el techo, intentando buscar la presencia de InuYasha pero esta no se encontraba cerca. Imaginó que se había movido a la par de Kikyo. 20 minutos después Kaede despertó.
-Kagome -sama estás despierta -se sorprendió la pequeña.
-Buenos días Kaede -chan -la saludó intentando mostrarse más animada con la pequeña.
-Solo voy a ir por unos ingredientes para el desayuno y regreso para ayudarte -le comentó con una sonrisa.
La pequeña se ausentó unos minutos y regresó con lo que parecían ingredientes para una sopa. Rápidamente puso a hervir el agua.
-Muy bien, recárgate en mí para que puedas sentarte -le pidió ayudándola a incorporarse. Intentó reprimir un gemido de dolor sin mucho éxito. Tenía bastante tolerancia al dolor sin embargo, estaba cansada y estar tanto tiempo acostada y sin dormir no había ayudado mucho a su recuperación. Con ayuda de Kaede logró recargarse en una de las paredes.
-Kaede-chan, podrías acercarme un cuenco con agua para lavar mi rostro por favor. -La niña asintió y se movió velozmente para traer suficiente agua y un pañuelo. -Muchas gracias.
-Puedo ayudarte si me dejas -le dijo preocupada por sus lesiones.
-Eres muy amable, pero prefiero moverme aunque duela, así mis músculos no se atrofiarán y no siempre puedo depender de otros. -la niña solo asintió y comenzó a preparar el desayuno mirándola de reojo.
Fue un poco difícil lograr limpiar su rostro ya que sus costillas dolían al intentar alzar sus brazos, sin embargo se las ingenió para lograr asearse lo suficiente. No podía ver su reflejo pero sentía su cabello hecho una maraña.
Buscó a su alrededor y no vio un cepillo, Kaede al verla intentar peinarse con sus dedos corrió por una pequeña caja en su sección y sacó un pequeño peine de madera que le tendió.
-Muchas Gracias, supongo que no tienes un espejo -le dijo tentando su suerte.
-Mi hermana dice que no debemos ser vanidosas, sé que tiene uno pero está bajo llave y solo lo usamos cuando nos preparamos para los festivales…pero..-miró hacia los lados buscando la presencia de su hermana, cuando se hubo asegurado de que no estaba cerca, sacó una olla con superficie plateada - a veces utilizo esto -le dijo traviesa sosteniéndolo para que pudiera ver su borroso reflejo.
-Eres muy lista Kade-Chan, no te preocupes, será nuestro secreto -le dijo guiñando su ojo. La pequeña se sonrojó y asintió.
No había mucha luz en la cabaña pues el sol aún no había salido por completo pero podía distinguir la maraña de su cabello, un corte cerca de su ceja derecha, y unos rasguños en su mentón. -seguro que causé una impresión - se burló sarcásticamente recordando su primer encuentro con InuYasha. Una vez que terminó con su cabello, Kaede regresó la olla a su lugar y vertió los vegetales en el caldo que estaba preparando. Mientras la veía cocinar distinguió una cesta llena de hierbas.
-Kaede-chan, podrías acercarme las hierbas que tienes disponibles - le pidió amablemente. La niña le acercó la cesta viéndola interrogante.
-Antes de llegar aquí tuve una maestra muy buena en hierbas medicinales - le sonrió nostálgicamente al recordar a Kaede del futuro. La niña se asombró.
-Mi hermana dice que tengo un don natural para la sanación a través de la medicina tradicional ya que no puedo usar mi poder espiritual -le dijo un tanto decepcionada.
-Cada uno de nosotros tenemos diferentes talentos, no porque no seas buena en algo significa que no puedes serlo en otra cosa, estoy segura que llegarás a ser una excelente sanadora. -le dijo animándola.
-Veamos…-empezó a buscar las hierbas que sabía acelerarían la cicatrización de sus heridas. Encontró algunas pero le hacían falta dos más que sabía se encontraban en el bosque cerca del árbol sagrado. Tal vez podría usar aquello como excusa para volver a hablar con InuYasha. -Aquí está -sonrió triunfante al encontrar la menta. Era su sustituto de enjuague bucal en esa época. Tomó dos hojas y las masticó hasta que el singular sabor matutino dejó su boca.
Charló un poco con Kaede mientras esperaba el retorno de Kikyo, aprendió que InuYasha había llegado a sus vidas apenas hacía pocos meses, siempre había imaginado que se habían conocido por unos años pero todo parecía indicar que las cosas habían evolucionado rápidamente entre pequeña le comentó que su hermana había cambiado un poco tras conocer a InuYasha, a veces podía verla sólo como su hermana y no como la Sacerdotisa principal del templo. Esta última mención oprimió su corazón, pues sabía lo mucho que Kikyo había anhelado tener una vida común y corriente y de ahí había nacido su deseo por convertir a InuYasha en Humano. Pues solo él podía comprender en ese momento la soledad que ella había vivido hasta ese momento debido a su posición como sacerdotisa.
Volteó a ver sus ropas, se sentía extremadamente incómoda vestida de la misma manera que ella. La vestimenta solo le traía malos recuerdos.
-Kaede-Chan, veo que no usas el uniforme típico de sacerdotisa.
-No, Hermana dijo que podía utilizar mi ropa hasta que fuera mi ceremonia de ordenamiento.
-ya veo…¿crees que yo podría conseguir un kimono sencillo? -La niña le miró interrogante.
-¿Pero tú eres una sacerdotisa cierto? -
-Si, bueno, dejé mi entrenamiento y nunca llegué a mi ceremonia de ordenación, no me parece adecuado usar el traje.- le dijo esperando que fuera justificación suficiente.
-ohh bueno, si, tenemos unos cuantos, son regalos que nos han hecho a mi y a mi hermana por los servicios, pero ella nunca los usa, solo los regala cuando alguién de la aldea necesita, así que no hay problema si utilizas uno.- suspiró aliviada por poder salir de esas ropas. -¿Quieres que te ayude a ponerte uno? -le dijo entusiasmada de poder vestirla. Ella asintió y la vio sacar un gran baúl, dentro se encontraban varios kimonos- veamos…¿cuál es tu color favorito? -le dijo
-Verde -sonrió recordando su uniforme.
-Verde…ah si tenemos uno -le dijo festejando y sacando la prenda. El kimono era de un verde muy parecido al de su uniforme y tenía flores blancas, el obi era de color dorado con algunos detalles en rojo. Le pareció muy hermoso.
Vestirse fue toda una hazaña, pero tras muchos quejidos y dolores pudo entrar en la prenda, la dejó un poco más suelta de lo habitual para poder acceder fácilmente a sus vendajes y moverse con un poco más de facilidad.
-Ese color realmente te sienta bien, ya veo porque es tu favorito Kagome-san -
-Solo Kagome, Kaede -chan no tienes que ser tan formal conmigo, además, siento que seremos buenas amigas -le dijo provocando un sonrojo y una gran sonrisa en la pequeña que solo asintió vehementemente.
Justo cuando el desayuno estuvo listo volteó hacia la entrada de la cabaña, sintiendo la presencia tanto de Kikyo como de InuYasha.
Kikyo entró con su natural elegancia, la miró unos segundo más de lo que le hubiera gustado, seguro sorprendida por su vestimenta, pero no hizo ningún comentario y su expresión siempre estuvo controlada. Tras ella ingresó InuYasha con ambas manos bien metidas en su ahori, sus miradas chocaron y juraría que vió como sus mejillas se coloreaban levemente. - ¿cómo se supone que reaccione ante algo tan adorable? - se dijo reprimiendo una sonrisa. Es cierto que este InuYasha era más rudo, pero al ser más joven su control sobre sus sentimientos no estaba tan desarrollado -tal vez por eso se precipitó con Kikyo…-
-Kagome-san, veo que luces ligeramente mejor que esta mañana -le dijo Kikyo tomando asiento cerca del fuego e inspeccionando el desayuno, miró a Kaede y asintió en lo que pareció una aprobación que sacó una tímida sonrisa de la niña.
-si, Kaede-chan me ayudó mucho - le dijo sonriéndole a la pequeña la cual se sonrojó -Buenos días InuYasha -le dijo sorprendiendo nuevamente al peliplateado .-Mhp -fue su única reacción antes de desviar su mirada.
-Kikyo te veo a la hora que acordamos -le dijo haciendo el ademán de retirarse.
-InuYasha, ¿no desayunaras con nosotras?- le preguntó impulsivamente pues no deseaba que la dejara tan pronto. Esta vez su perpleja expresión casi le causó un dolor en su pecho -¿acaso nunca han desayunado juntos? - la reacción del peliplateado se lo confirmó al ver a Kikyo interrogante.
-Eres bienvenido -le dijo en un tono neutral mientras indicaba con su mano uno de los cojines cercanos a la puerta.
En un andar un tanto robótico lo vio acercarse dudoso al fuego.
-InuYasha…-lo llamó tratando de distraerlo -me podrías ayudar a acercarme al fuego -le pidió tranquilamente -no me gustaría molestar a las chicas deben estar cansada de ayudarme desde ayer -le tendió la mano dejando salir un quejido de dolor pero en busca de que no la rechazara. No supo si fue el shock de lo que estaba pasando pero lo vio acercarse sin decir nada y tomarla con mucho cuidado en brazos para dejarla en el lugar vacío a su lado. Con ese breve contacto sintió como su cuerpo respondía ante el familiar calor y aroma de su amado, se sintió relajar y aspiró profundamente tratando de guardar su perfume, tal vez sería la única vez en el día que podría verlo y deseaba aprovecharlo al máximo.
INUYASHA´S POV
Después de pasar unas horas escuchando los sollozos de la ojicafé, decidió despejar su mente y salir a correr por el bosque, aquello siempre lo relajaba, le encantaba correr, se sentía libre y el bosque nunca le rechazaba. No recordaba haber estado tan confundido por un humano antes, incluida Kikyo. La plática con la extraña mujer -Kagome -repitió su nombre provocándole un extraño sentimiento, le había dejado con más dudas que respuestas.
Estaba claro que era una mujer tonta, incluso estúpida, pero no podía negar su valor, sabía que sus heridas no eran sencillas, sentía dolor y su olfato no le mentía, sin embargo trataba de enmascararlo lo más posible y sus quejidos solo salían cuando olfateaba un pico en su aroma. Eso era una clara muestra de su fortaleza, no era una típica humana quejica. Una pequeña sonrisa se formó en su rostro.
-¿Qué clase de persona tiene como mejor amigo a un Hanyou? -la mención de ese detalle lo había desconcertado, nunca había escuchado de un humano siendo amigo de un demonio, mucho menos un hanyou, la mayoría de los híbridos eran productos de violaciones por lo que la idea de que humanos y demonios pudieran convivir aún más tener una relación de amistad sonaba completamente disparatado. Y sin embargo su rostro no tenía un ápice de mentira, su aroma sólo contenía certeza, determinación y tristeza. - ¿de dónde diablos venía?- su aldea debía ser muy progresista si permitía ese tipo de relaciones -espera, y si es un secreto - pensó recordando como Kikyo había escondido sus encuentros de su hermana y la aldea durante meses hasta finalmente presentarlo como su acompañante de exterminación, pero nunca se había referido a él en ese peculiar tono familiar que la extraña mujer había utilizado para llamar a su amigo. Eso lo tenía un poco incómodo, pero…-¿cómo demonios voy a saber qué es lo que se debe hacer si nunca antes me ha interesado una hembra? - la imagen de su pequeño sirviente pasó por su cabeza como un flash, pero desechó la idea, sería demasiado vergonzoso preguntar ahora cuando siempre había rechazado la oportunidad de conocer más acerca de su raza.
Pero eso no era lo único que lo estaba molestando, la noche anterior había tenido una de las conversaciones más largas con un humano, aún contado los encuentros con Kikyo, ellos no platicaban mucho y cuando lo hacían él no sabía cómo comportarse a su lado, constantemente temía decir algo incorrecto. Sin embargo, la conversación con la mujer de ojos cafés había fluido rápidamente, aún cuando le habló de manera grosera y ruda, ella no se inmutó ante su carácter, le contestó con familiaridad y usó su nombre, muchas veces. Después de pasar tantos tiempo escuchando los desagradables adjetivos con los cuales se referían a su condición, era refrescante escuchar solo su nombre. -pero Kikyo dice tu nombre Baka - se reprendió. - pero no lo dice en ese tono que la mujer usó, suave y familiar - Kuso, estúpidos pensamientos humanos - seguro eso era, no faltaba mucho para su noche humana, esa debía ser la razón por la que de pronto su mente estaba inundada de tantas preguntas y emociones.
Tras terminar su patrullaje, eligió una de sus ramas favoritas en el Goshinboku y decidió descansar unas horas antes de que saliera el sol.
Cuando despertó calculó que habían pasado unas 3 horas, el sol comenzaba a mostrar signos de entre las montañas. Se apresuró al rió para lavarse pues vería a Kikyo. Una vez terminó, buscó su olor. Supo que estaría meditando por lo que no la siguió de cerca para no afectar el ritual con su yoki. Cuando hubo terminado la siguió a la distancia mientras atendía a un anciano enfermo. La visita terminó pronto y de regreso a la choza lo llamó.
-InuYasha, podrías mostrate -le pidió. Él se apresuró para aparecer frente a ella.
-Buenos días Kikyo - le dijo con una pequeña reverencia de le respondió de la misma manera.
-Acordé hablar con Kagome durante el desayuno, puedes escuchar desde afuera si lo deseas -le comentó
El asintió y la siguió en silencio hasta la cabaña. Lo único que variaba de su ritual diario sería que escucharía la conversación con la extraña mujer. Normalmente esperaba a que terminara de desayunar para acompañarla de lejos a sus visitas en las aldeas cercanas o a responder un llamada para exterminar un nuevo demonio.
Mientras más se acercaba a la cabaña podía sentir una desconocida tensión apoderarse de su cuerpo. -Seguro que la mujer no hablaría de Kikyo de su acuerdo o si? Kuso -había olvidado mencionarle que mantuviera en secreto esos detalles, después de todo Kikyo no conocía sus intenciones de hacerse con un arma.
El trayecto llegó a su fin antes de lo que se esperaba y entró tras Kikyo al pequeño espacio. La escuchó decir algo pero no prestó atención pues estaba pensando en cómo intervendría si la mujer decía algo sobre su acuerdo. Entonces el aroma de la mujer mezclado con algo que no podía identificar le hizo levantar la vista.
Se veía completamente diferente al día anterior. Ya no estaba usando las tradicionales ropas de sacerdotisa. Atrás había quedado la pequeña semblanza entre ambas. Su cabello estaba más esponjoso y ondulado, y ahora vestía un kimono ligeramente suelto de color verde brillante con flores blancas, el pensamiento le vino en automático -es bonita - se dijo sintiendo el calor de su sonrojo extenderse en sus mejillas, rápidamente pensó en entrañas de youkai, su medio hermano y el asqueroso olor de ciertas plantas medicinales en busca de eliminar el calor en su rostro. Pareció funcionar pues sintió su acelerado corazón calmarse al dejar de mirarla. La mujer le deseó los buenos días con una sonrisa y rápidamente la ignoró para no reaccionar extrañamente nuevamente. Se excusó intentando salir de la incómoda situación, pero escuchó el ligero subtono de desesperación en su voz y decepción al saber que no se quedaría al desayuno, -qué está pasando - pensó en shock asimilando lo que acaba de pasar. -¿Qué importa si me quedo o no? ¿por qué usa ese maldito tono? ¿por qué su aroma empezaba a teñirse de tristeza a pesar de portar una sonrisa?- la invitación de Kikyo terminó por alterarlo, ella nunca lo había invitado a quedarse dentro de la choza, sus visitas eran rápidas y consistían solo en acompañarla dentro o recogerla para un viaje. Su cuerpo tenso se dirigió pesado hacía el lugar que le indicaba, no pasó desapercibido el hecho de que ella le apuntaba al espacio que pondría la mayor distancia entre ellos, quiso chasquear su lengua en su normal gesto para demostrar molestia pero se contuvo tras escuchar la voz de la azabache nuevamente, esta vez le pedía ayuda para moverse, la vio alzar su mano y sintió la cubierta desesperación camuflajeada en su voz, había algo en su llamado que no le permitió procesar el pedido, su cuerpo simplemente se movió y en segundo estaba tomándola en brazos. Estaba acostumbrado a la inicial tensión del cuerpo humano cuando estaba en su contacto, pasaba con Kikyo y Kaede cuando entraban en contacto con él, sus humanos cuerpos se tensaban para relajarse posteriormente. Era una sensación a la cual se había acostumbrado, para él era normal que sus cuerpos se revelaran a su contacto, a su yoki, entonces… -¿por qué ella es tan diferente?- se dijo asombrado al no sentir absolutamente nada más que relajación del cuerpo que tenía en brazos, esa mujer no solamente le había pedido abiertamente que la tocara, se había relajado ante su toque y había suspirado en señal de alivio, no podía equivocarse, su aroma le decía que se sentía cómoda y segura. Sin pensar demasiado la dejó en el lugar a su lado, cuidando de no lastimarla.
-Gracias InuYasha, -le dijo sonriente mientras apretaba levemente su brazo. Había visto ese comportamiento en los humanos, normalmente era un reforzamiento de agradecimiento y era la primera vez que estaba recibiendo uno.
-Fhe- se escuchó emitir provocándole una risilla que la dejó luciendo aún más loca de lo que ya la creía. De repente un familiar aroma que solamente había percibido en dos ocasiones con demonios un poco más difíciles de exterminar provino de Kikyo, había sido breve pero su molestía se había escapado de su control. La miró rápidamente y la vio sosteniendo con un poco más de fuerza una de sus cucharas. Todo pasó en cuestión de segundos y para cuando hubo encontrado sus ojos su controlado rostro lo recibió nuevamente -odio cuando haces eso - pensó incapaz de decírselo abiertamente.
-Kaede-Chan muchas gracias por el delicioso desayuno -la voz de Kagome lo trajo de vuelta y tomó el bowl que Kaede le ofrecía con una tímida sonrisa. -Me habría encantado ayudarte, espero que me disculpes hoy estoy un poco adolorida, pero me aseguraré de preparar algo delicioso para todos cuando esté recuperada - les dijo un poco más animada.
-No te preocupes Kagome, seguro que tu comida debe ser muy deliciosa- le contestó animada la niña.
-Bueno, he recibido todo tipo de comentarios -le dijo riendo y quejándose al mismo tiempo por el dolor del movimiento - unos han dicho que es lo más delicioso que han probado en su vida -continuó pareciendo rememorar algo de su pasado. -otros han dicho que sabe horrible - intentó encogerse de hombro sin éxito y escondió una mueca de dolor -como sea, intentaré dar lo mejor de mí para pagar por su hospitalidad -terminó.
-Pues yo creo que seguro que sabe rica -intentó animarla Kaede.
-Eres muy dulce Kaede-Chan - La pequeña volvió la atención a su comida y empezó a engullir gustosamente.
Él intentó parecer calmado pero se encontraba demasiado nervioso por toda la situación, el extraño comportamiento de esa humana, las reacciones de Kikyo, las traiciones de su propio cuerpo, en ese momento solo deseaba salir corriendo de esa sofocante situación. No supo cuánto tiempo pasó, pero la tensión se podía sentir a través del silencio. Intentó terminar rápidamente la sopa sin hacer un desastre para poder retirarse.
-Kaede-chan, parece que tu sopa fue un éxito -le dijo guiñandole un ojo y volteándolo a ver. La niña se sonrojó y le sonrió como pocas veces lo había hecho, aquello le provocó una extraña sensación en su pecho.
-¿Te sirvo más InuYasha-sama? -le dijo entusiasmada. El solo pudo asentir. Lo cierto era que pocas veces podía comer algo tan casero, a él no se le daba mucho la cocina y su dieta consistía en pescado, raíces y algunos frutos y verduras que había aprendido a recolectar. No pudo rechazar la segunda porción sobre todo si lo veía con esos ojos de cachorro -Tsk -
Pronto la inicial tensión pareció desvanecerse un poco, Kikyo empezó a comentarle a Kaede sobre sus deberes ese día y sus lecciones.
-ouch-escuchó a su lado y alcanzó justo a tiempo a evitar que el caliente líquido se derramara en las manos de la azabache usando las suyas para evitarlo, tomó el bowl y lo dejó frente a ella. -oh InuYasha, lo siento, soy una torpe - le dijo en un claro tono de preocupación mientras tomaba el pedazo de tela que servía para evitar derrames en la ropa y usando su otra mano pese al quejido de molestía por el rápido movimiento tomaba su mano donde se había quemado limpiando los restos de comida.-Conozco una hierba muy buena que te dará alivio inmediato - le dijo inspeccionando de cerca el área afectada -oh quedó un poco aquí -le dijo volteando su mano y limpiando con cuidado dos de sus garras que habían quedado manchadas por el caldo.
-Pero que…- su mente no podría procesar tan rápido tantos acontecimientos. La mujer no solamente tenía su mano entre las suyas y le tocaba como lo más natural del mundo, había limpiado sus garras -mis garras…-sus letales y filosas garras yacían entre sus manos. La azabache demasiado concentrada en su trabajo no se percató de todos los ojos puestos en ella ante su acción. Hasta que hubo terminado lo miró a él y después al resto de las mujeres, sonrojándose furiosamente -ah..si, bueno…siento si te incomodé -le dijo disculpándose y retomando su comida.-en la aldea de donde vengo, humanos y youkais coexisten en armonía por eso, no estoy acostumbrada a las etiquetas tradicionales, lo siento -le volvió a repetir.
-¡De verdad Kagome-san! wow, ¿dónde queda tu aldea? nunca escuché de algo así -le dijo una entusiasmada Kaede. La vio tensarse y estaba apunto de decir algo pero Kikyo la interrumpió.
-Kede, es tarde para tus labores, necesitamos ver unos asuntos con Kagome-San -le dijo en un tono bajo pero autoritario. La pequeña se levantó rápidamente, recogió su plato y tomó una cesta antes de salir.
-Nos vemos más tarde -se despidió de todos educadamente mientras los dejaba.
-Kagome-san, creo que antes de compartir información con alguien más sobre tu origen es sensato que nos compartas más detalles primero a nosotros -le comentó mirándola.
Comentarios Finales:
Espero que disfruten este nuevo capitulo.
He participado en un concurso de Fanfics con la historia 11:11 la cual ya pueden encontrar en mi perfil de fanfiction. Agradezco su apoyo para que le den amor en el facebook de MundoFanficsInuYashayRanma el primer lugar es una ilustración de la maravillosa len barboza, todo un sueño.
Les recuerdo que pueden encontrar ya el capítulo 4 en mi página personal en Facebook, Taisho Fanfics.
Muchas gracias por su apoyo y reviews.
Nos leemos pronto.
Mata ne!
