Capítulo 5

Hola América

Una vez en el trasatlántico Candy se sentía llena de ilusiones de regresar a su primer hogar…

Hogar dulce hogar, fueron las palabras de la señora Brighton.

Su esposo la abrazó y besó dulcemente sus labios, -lo extrañabas querida.

-Sí, esta casa no solo es un inmueble, siempre he sentido la presencia de nuestros padres aquí, con el jardín que mi madre me enseñó a cuidar, en la ciudad que decidimos instalaríamos nuestra familia.

-Claro amor, cada detalle de esta casa tiene tu toque personal, igual como lo hiciste en la Villa Primavera.

-Pero aquí no hay bichos, como en esas lejanas tierras.

Otto se carcajeo, adoraba a su esposa, no creo que Candy le llame bichos a los animales con los que tuvimos que convivir.

-Hablaban de mí y bichos.

-Pequeña cuantas veces te he dicho que no es de buena educación escuchar tras las puertas.

-Una dama no debe tener esos malos hábitos, dijo Candy repitiendo las palabras que usualmente le repartía su madre. – pero mamá no estaba escuchando tras la puerta de hecho, estamos en la sala de té y la puerta estaba abierta.

-Muy lista mi princesita, dijo Otto sonriendo, - ya vez querida Candy no ha irrumpido ninguna regla.

-Cuando ustedes se unen no puedo contra los dos.

-Papitos cuándo podremos ver a Annie.

Beatriz pensó, en que la alegría de regresar a Chicago se esfumaba al pensar en los Legan, no le caían nada bien.

-Pequeña, podemos organizar una cena con la familia Legan para que veas a tu amiga Annie, además tengo que actualizarme de los negocios que tengo en común con Raymond, querida tú te haces cargo y el viernes de la próxima semana podemos llevar a cabo la cena.

La señora Brighton hizo un gesto de desagrado, -si no tengo más opción.

-Beatriz, los Legan pertenecen al clan de los Ardlay y sabemos que hay varios herederos en esa familia, acaso tu deseo que Candy consiga un buen partido un día no es prioridad?

-Sí, pero no el malcriado de Neal Legan,

-Tienes años que no ves a ese joven, quizá ya es más maduro.

-No creo eso y por favor, no hagas ningún tipo de acuerdo con Raymond, para unir a nuestros hijos.

-Mi princesita se casará con quien ella elija no con quien yo quiera, siempre y cuando sea de una familia honorable y le pueda proporcionar la vida que ella merece y a la que está acostumbrada.

Candy solo escuchaba a sus padres, de que estaban hablando matrimonio, si ella solo quería ver a su hermana Annie, sin tomar importancia a lo que escucho se retiró a su habitación.

La señora Brighton se había lucido con todos los preparativos para la cena, quería dejar claro a Sara su buen gusto, contrario al de ella, que siempre era extravagante, gritando somos millonarios sin embargo era burdo.

El jefe de familia de los Brighton, saludaba a sus invitados, -señores Legan es un placer verlos y darles las bienvenida a nuestro hogar.

- Brighton, que gusto, saludándose los caballeros y sonriendo las damas, ambos hombres tomaron la mano de la esposa del otro posando un beso en el dorso como forma de saludo.

Candy miraba a Annie, su madre le solicitó que no se comportará impulsiva que esperará después de la cena para platicar de una manera personal con Annie y que recordará que ella, ya no era una hija del hogar de Pony, si no hija de su prima que pidiera a Annie guardará su secreto ya que ella también estaba viviendo en otra posición.

Eso no le gustaba a Candy, el ocultar su origen, pero por agradecimiento a todo lo que sus padres hacían por ella, estaba dispuesta a buscar el momento y pedir a Annie su apoyo, claro lejos de Eliza.

La cena fue amena a pesar de los comentarios ácidos de Sara y Eliza, que siempre querían hacer quedar mal a los Brighton, Sara sabía que Raymond estuvo enamorado de Beatriz en su juventud y la menor no le agradaba que la pequeña pecosa tuviera un vestido más bonito que el de ella.

-Damas es hora de tratar unos negocios, así que no las abrumaremos vamos al despacho Raymond.

-No te preocupes querido, pasaremos al salón de té, para ofrecer un digestivo a nuestros invitados.

Con su permiso, dijeron los cabañeros y salieron hacía el despacho.

Cuando las damas iban hacía el salón Sara y sus vástagos pidieron ir al tocador.

Por lo que solo entraron al salón de té, Annie, Candy y Beatriz, en ese momento la señora Brighton, aprovecho la oportunidad y le dijo a Annie.

-Querida ahora que vives con los Legan te has dado cuenta que la sociedad es muy cruel, Candy pidió a su padre que buscara un buen hogar para ti, por ello, los Legan te adoptaron, y es muy importante, recalcando estas palabras, que no sepan que ella es una hija del hogar de pony, así como más personas sepan que tú también lo eres, como la dama que ahora eres debes prometer guardar el secreto.

Candy abrió los ojos y miró con reproche por primera vez a su mamá, por qué le habla de esa manera a Annie.

El momento fue interrumpido por los Legan, por lo que Annie solo asintió con una sonrisa, ella era muy astuta para su corta edad, sabía que no debía estar en mal con los Brighton, por lo que ese secreto lo guardaría para cuando lo necesitará.

-Beatriz tu casa es muy acogedora,

-Gracias Sara,

-Nosotros pronto nos iremos a nuestra gran mansión de Lakewood a pasar el verano.

Manifestó Eliza, con un tono prepotente queriendo ver que ellos tenían más dinero, a lo que Sara, intervino.

-Deberían darse la oportunidad de visitarnos en este verano, los jardines están bellísimos.

-Gracias, nuestra casa de campo está del otro lado de la mansión Ardlay, probablemente visitaremos Lakewood también.

-Sí recuerdo la casita de campo de los Brighton.

-En comparación con la Villa Primavera en Australia si es pequeña, respondió Beatriz, odiaba que Sara fuera tan presuntuosa esa casa si es pequeña, dando por terminado el tema.

Neal por su parte no paraba de ver a la niña de ojos verdes y cabellos dorados, era muy bonita, diferente y eso le gustaba. Por su lado Annie se mantenía taciturna solo observando a las personas que compartían el té.

En el despacho…

-Otto, te quiero invitar a una inversión que voy hacer es sobre la construcción de unos edificios en Ottawa en Canadá, no tienes en estos cinco años que has estado fuera lo mucho que ha cambiado esa ciudad, se está convirtiendo es una gran metrópolis.

-De que cantidad estamos hablando Raymond

-Si son varios miles de dólares no te lo voy a negar, pero valdrá la pena ya lo veras.

-Hablando de inversiones como van el proyecto de Florida, requiero ver que tan fructífero es para seguir creyendo en las oportunidades de inversión a las que me invitas Legan.

-Te compartiré los balances esta semana, ya que el próximo fin de semana viajo precisamente a Lakewood a dejar a mi familia a pasar una temporada, mientras yo viajo a ver una obra sobre la construcción de uno de los hoteles en Florida, deja a tus mujeres en el campo y acompáñame a la florida

-Me parase bien, como dicen por ahí al ojo del amo engorda el caballo, hay que ver cómo van esas inversiones.

-Hablando de caballos te harás de nuevos equinos ahora que regresaste a América, te puedo vender a César y a Cleopatra.

-En la visita a tu mansión los reviso y tomó una decisión.

Entre pláticas de negocios y acuerdos las familias culminaron la velada.

Puerto de Nueva York…

-William bienvenido muchacho.

Le decía George dando un fuerte abrazo al rubio, su corazón se hincha de orgullo a sus 22 años William había terminado dos carreras universitarias, Economía con especialidad en Finanzas y Derecho con especialidad en derecho Bancario y Mercantil, estaba listo para empezar a trabajar en el corporativo, seguirían ocultando su identidad por lo que iniciaría como pasante trabajando directamente con el señor Johnson.

-George, que bienvenida tan cálida solo te faltaron la flores.

Expresó el rubio con una genuina sonrisa, George era su familia.

-No sabía que querías que te trajera flores, pero tomo nota para tu próximo viaje.

-Acabo de llegar y ya pretendes dehesársete de mí.

-En el mundo de los negocios es el pan nuestro de cada día, así que tendrás que acostumbrarte.

-Deja tomo unos días en Lakewood, necesito ir campo al hogar de mis ancestros.

-Cómo dices, el hogar de tus ancestros es Escocia, todos los Ardlay deben estar temblando en su tumba.

-Ellos tuvieron el coraje de traer parte del corazón de Escocia y ponerlo en eses lugar, por lo tanto, lo siento tan Ardaly como el castillo y la Villa de Escocia.

Madame Elroy se encontraba en mansión de Lakewood, por lo que una vez que el joven patriarca arribó a América solo hizo una escala de un par de días en Chicago y viajo hasta Lakewood, a descansar ese verano.

-William, no me notificaron que llegarías hoy.

-Así lo pedí yo tía, no se moleste quería darte la sorpresa.

-Pero no tengo nada preparado para ti William.

-De todas maneras, solo George y usted saben de mi visita a la mansión, aún no puedo revelarme ante mis sobrinos.

Su voz sonó con un dejo de reproche, le molestaba mucho tener que ocultar su identidad hasta sus 28 años, que era la edad establecida por el consejo, considerando que ya contaría con una madurez para presentarse ante el mundo financiero y de negocios, no como un novato sino como un hombre con experiencia.

-Bien, finalmente ya está preparada el ala de la mansión que acostumbras utilizar cuando estas en Lakewood.

-Gracias tía, pero prefiero pasar el mayor tiempo en la cabaña de caza frente al lago, solo la visitaré a usted ocasionalmente, no tiene sentido estar oculto en una habitación de la mansión, decidí venir a Lakewood, precisamente porque quiero un poco de libertad.

-Pero tus sobrinos salen de paseo al bosque William.

-El bosque es suficientemente grande tía para que todos salgamos a disfrutar del mismo, si usted considera que nos podemos topar pues impóngase y que no lo hagan.

-No es la manera de contradecir a la matriarca de esta familia.

-Y yo son el futuro patriarca le recuerdo.

-Pero aún no lo eres jovencito así que daré la orden a los chicos que nos vayan a esa área del busque y tú toma las precauciones debidas para continuar oculto.

El rubio solo asintió con la cabeza, acababa de terminar sus estudios universitarios, sentía que se podía comer a el mundo, él ya era un hombre y estaba cansado de estar oculto, y su tía se dirigía a él como jovencito, vaya bienvenida, sin más se retiró a sus aposentos.

-Dolores

-Sí madame

-Por favor toma a alguien de tu confianza y que se dedique a atender a William en la cabaña de caza, sabes que son muy pocos los empleados que conocen su verdadera identidad y las cosas deben seguir así. Así que tú me respondes.

-Claro madame

-La ama de llaves tendría que buscar a alguien de su confianza para atender al joven patriarca, ocuparía que esa persona fueses controlable, así que pensó en su sobrina Úrsula.

Esa chica le debía todo, ya que su hermana la había abandonado con ella y su alimentación y cuidado habían estado a su cargo desde entonces, cuando tuvo edad empezó a trabajar en la mansión, actualmente tenía 20 años.

-Úrsula, dónde estas

-Dime tía,

-Toma lo que necesites y ve a limpiar la cabaña de caza que esta al sur los terrenos de la propiedad. Hay un invitado en la mansión que la ocupara ocasionalmente cuando visite Lakewood, es de suma importancia que nadie tenga conocimiento de este invitado.

- ¿Por qué?

-Es una orden de la señora Ardlay y no debe haber más cuestionamientos, y mucho cuidado con tu comportamiento y con tu lengua, sabes que gracias a este trabajo tu está aquí.

-Sí tía, también llevo alimentos o solo limpio el lugar.

-Lleva fruta, pan, vino, agua, té, café y cuando el señor esté ahí le preguntas que desea comer, me lo dices y tú te encargaras de llevarlo a la cabaña.

Muy bien tía, algo más.

-Estaré atenta a ti no lo olvides.

Lakewood Mansión Legan…

Eliza, Neal, quiero que estén listos hoy seremos los anfitriones de los Brighton, Cornwell, los Brown, la tía abuela y George, como mano derecha del tío abuelo William Ardlay, deseo que vean su excelente educación y la oportunidad que tiene de hacer negocios con su padre.

Annie solo se quedó callada, detestaba que Sara la ignorará siempre.

Raymond, tenía preparada una comida para sus invitados, dejaría ver el excelente hombre de negocios que era, no desaprovecharía la oportunidad para invitar a invertir a las cabezas de familia de parte del Clan Ardlay en sus negocios personales.

Es un gusto tenerlos en mi casa, pasemos al jardín, se ha preparado una comida al aire libre para que disfrutemos de este hermoso lugar que este día de verano nos regala.

Esa era solo una expresión, ya que el repliegue de toldos blancos con sedas y una gran mesa en el jardín llena de fuentes de comida, distaba mucho de ser una comida de jardín.

Los esposos Cornwell habían venido a visitar a sus hijos, que ya eran unos adolescentes.

También se encontraba entre los invitados el capitán Brown, quien deseaba poder pasar más tiempo con su primogénito, sin embargo, solo lo hacía dos o tres veces al año y esa había sido una oportunidad.

Esto lo aprovecho Raymond Legan, mejor congruencia de las agendas de las distinguidas personalidades, en pocas ocasiones ocurrían.

Desde que se bajó del coche Candy, robo la mirada de cuatro jóvenes que estaban en las gradas de la mansión, Archie, Stair, Anthony y Neal, se habían quedado sin palabras esa niña era muy bella y había llamado la atención de todos

Durante la comida Sara, apropósito había sentado a todos los jóvenes juntos no quitaría el dedo del renglón de propiciar un romance con Anthony y Eliza, sin embargo, todos mostraban atención hacía Candy, ignorando a Eliza y Annie.

Candy solo miraba a Anthony pensando en que ese chico era el príncipe de la colina que aún no olvidaba.

-Tendré que hablar a solas con él, si debe ser mi príncipe, cabellos rubios, ojos azules, los automóviles con la insignia del broche del príncipe debe ser él, pero es demasiado joven para ser él, como cuantos años tendría, en ese entonces yo era muy pequeña y él.

Pasaban mil preguntas de manera vertiginosa por la cabeza de la pequeña Candy.

La comida fue muy agradable Legan saco su mejor cara y Sara se comportó como una gran anfitriona, cuando los señores pasaron a las caballerizas, las damas quedaron sentadas jugando canasta y los jóvenes salieron a caminar las tres damitas acompañadas de los cuatro caballeritos.

Candy quería buscar la oportunidad de hablar con Anthony, pero Elisa no se apartaba en ningún momento, se empezaba a sentir frustrada.

Archie al ver que la rubia no le hacía caso, tomo de la mano a la pelinegra apartándola del grupo y le mostro un bello listón que le llevaba como presente entregándoselo.

-Annie, quería date un obsequió sé qué hace unos meses fue tu cumpleaños, me enteré en la visita que hicieron los Legan a la tía Abuela, espero te guste.

-Gracias Archie.

Respondió una emocionada Annie.

La tía abuela había llamado a Eliza, Neal y Stair, por lo que Anthony no perdió la oportunidad y empezó hablar con Candy.

-Sabes tienes unos ojos muy bellos me recuerdas a mi madre.

-Y ella dónde está.

-Falleció cuando yo era muy pequeño

-Lo siento, de verdad.

- Siempre se extraña a una madre, no sé cómo explicarlo, pero ella cultivaba rosas, con el tiempo he aprendido a cultivar y cuidar las rosas y cuando estoy ahí siento que estoy con mi madre.

-Que hermoso, sabes, creo que te conozco hace uno 5años aproximadamente en una colina no muy lejos de aquí parecías un príncipe, dijo Candy sin poder evitar sonrojarse.

-No nunca te había visto antes.

Ese comentario del joven había desilusionado a Candy, ella pensaba que era su príncipe de la colina.

En las cabellerizas los señores hablaban de negocios y caballos.

-Brighton, te interesan los pura sangre que tengo, te los vendo a muy buen precio.

-Honestamente si, son bellos ejemplares.

Vincent Brown intervenía en la plática, - de caballos no sé nada.

-Pero qué tal de navegar, has llegado muy alto en tu trayectoria, comentaba George al hombre quien había robado el amor de Ross Mary.

-Es mi vida, trabajar para dejar su propia fortuna a Anthony.

Pensando George para sí mismo y dejándolo solo, como a mi Ross

Entre conversaciones Raymond les exponía los redituable que estaba resultando el proyecto hotelero en Florida y que deseaba expandir más ese fructífero negocio a lo que los caballeros le solicitaron una reunión para revisar con mayor profundidad el mismo y no en una plática casual.

Antes de terminar el día, Annie aún con lo contenta que estaba con el regalo de Archie, no desaprovecho el momento para victimizarse con Candy.

-Como estas Annie, no hemos hablado, eres feliz en este hogar con tu familia.

-Oh Candy, solo soy el juguete de los niños Legan, no soy parte de la familia, más bien soy su obra de caridad.

-Querida hermana por qué dices eso.

-Desde el primer día que llegue siempre me dejaron claro mi lugar en esta mansión. Tienes que ayudarme.

-Yo tea ayudare, hablare de nuevo con papá, no te preocupes.

Annie sonreía de una manera maliciosa, lograría que los padres de Candy la adoptarán, sabía que ella si compartiría todo con ella, no como los Legan que solo le daban migajas.

La reunión termino, Raymond asumía que había logrado atraer a los caballeros para que invirtieran con él.

En el auto camino a casa Candy les dijo a sus padres, papá Annie no es feliz, los Legan la tratan muy mal, a lo que Otto respondió.

-Yo miré a una niña muy contenta, integrándose con todos.

Su esposa Beatriz le había compartido que Annie era muy manipuladora, sabía que su hija tenía un gran corazón y sabía que buscaría preocupar a Candy, pero eso ya no era problema de ellos ya la habían apoyado.

-Pero papá eso no es así.

-Pequeña vamos a pasar todo el verano en Lakewood, puedes pasar tiempo con ella y los chicos Ardlay, sus padres nos pidieron que fortaleciéramos nuestros lazos de amistad.

-Eso me parece muy bien. Dijo Beatriz. Anthony Brown me pare de un chico muy dulce, miré que estaba platicando contigo.

-Sí me dijo que su madre murió hace tiempo y que le gustaba cultivar rosas ya que le recordaban a ella.

-Muy bien entonces, buscaremos estar atentos de Annie y fortaleceremos nuestra relación con los Ardlay. Dijo Otto dando por terminado el tema.

Los días pasaron y Otto junto con Raymond partieron hacia florida, Legan había pedido a su esposa fuera amable con Beatriz quería que la hija de lo Brighton algún día formalizará con Neal, y Eliza con Anthony, así aseguraría su vejez y habría valido la pena estar al lado de Sara todos estos años.

De acuerdo a la instrucción de sus esposos y en contra de sus propios deseos las familias tenían tertulias casi tres o cuatro veces por semana.

Lo que permitía a los jóvenes Cornwell, Brown pasar tiempo con Candy.

Un día de esos, estaban platicando Stair y Candy.

-Veo que eres muy intrépida Candy

-Mi madre dijera que tengo demasiada energía y que no le temo a los bichos.

-Bichos intervino Anthony.

-Lo que sucede es que vivos una larga temporada en Australia y había una fauna peligrosa, pero muy linda y mi madre le temía mucho.

-Vaya que interesante, que fue lo que más te gusto de vivir allá, pregunto Stair.

-Que no había tantas reglas con en América.

Todos soltaron la risa.

-Mis padres me daban más libertad que aquí, un día…

Candy iba iniciar una historia cuando llego el mayordomo -jóvenes, es hora de sus clases de equitación y Madame Eloy solicita se retiren a la mansión Ardlay.

-Es una lástima Candy que no nos puedas contar tu historia dijo Stair

-Pero promete que nos contarás en la próxima reunión, indicó Tony regalándole una sonrisa.

Situación que miro Eliza y se molestó mucho con la pecosa. Intervino Archie chicos vamos que la tía nos retará si no llegamos a tiempo.

Al quedarse solos los Legan y Candy, Eliza empezó a insultar a las dos chicas.

Que les pasa a ustedes huérfanas, a ti por qué te acogieron tus supuestos tíos y tú malagradecida le decía a Annie, vienen a mi casa a quererse robar la atención de mis primos y de mi futuro esposo, por qué de una vez te digo huérfana pecosa, Anthony Brown será mi esposo algún día, y no permitiré tus coquetos.

Candy se puso furiosa, tenía días mirando como Eliza humillaba en cualquier oportunidad a Annie y esta última no hacía nada.

-No te permito que me insultes así ni a mí ni a Annie.

-Así, contesto Eliza mirando Annie, dile que tienes que obedecerme en todo, anda dile a tu amiguita que no eres más que una hija del orfanatorio del pueblo y que por la generosidad de mi padre estas aquí.

Annie solo agacho la cabeza sabía que no debía contradecir a Eliza ya que siempre la hacía quedar mal con Sara y eso le traía severos castigos.

-Vez le dijo Eliza a Candy ella si sabe cuál es su lugar, espero que tú también lo tengas claro,

-Desde luego que tengo claro cuál es mi lugar, soy una Brighton y debes tratarme con respeto ya que soy invitada de tus padres.

Sin decir más Eliza se retiró de ahí dejando a las dos chicas en el jardín a un lado del lago.

-Annie por que no dices nada por qué no te defiendes, no permitas que te hablen así.

-Te he dicho muchas veces que no puedo hacer nada, que me ayudes para que tus padres también me adopten, pero no me crees y no me ayudas.

Echándose a llorar saliendo corriendo a hacia la mansión.

La pequeña rubia estaba muy ofuscada, no podía ingresar así a la mansión por lo que se subió a una pequeña barca que estaba en el muelle del lago para tratar de calmarse, se sentía frustrada como podía ayudar a Annie y no contradecir a sus padres, con tantas ideas en su cabeza y como no iban a buscarla se quedó dormida.

Eliza al darse cuenta que Candy no salía de la barca se asomó y al mirar que estaba dormida, soltó el amarre, arrastrando la corriente de lago a la pequeña barca.

Candy al sentir el movimiento de la barca, se despertó, percatándose donde se encontraba, al reconocer el lugar se dio cuenta que un tramo más adelante estaba la cascada que se encontraba en la propiedad de los Ardaly.

-Sí salto en este momento al agua si alcanzo a llegar a la orilla antes de que la corriente se vuelva más fuerte y me arrastre.

Sin más la pequeña se arrojó al agua y empezó a nadar hacía la orilla, en esa altura del lago ya se convertía en un río caudaloso, por más que ella supiera nadar muy bien sus fuerzas no le daban para más y empezó a ser arrastrada por la corriente, cuando de pronto sintió unos fuertes brazos que la ayudaban a salir del agua y auxiliarla.

Candy empezó a toser y a respirar, cuando escucho una fuerte pero dulce voz masculina.

-Pequeña estas bien.

Fueron las melodiosas palabras que escucho de ese hombre, de cabellos rubios y barba, con ojos azueles como el cielo y manos fuertes y suaves que tocaban su mano.

-Sí señor, ya estoy mejor muchas gracias por su ayuda, si no fuera por usted hubiera caído por la cascada y no sé qué sería de mí en estos momentos.

El rubio al ver a la pequeña se percató que traía una cadena con un crucifijo y un broche, su broche, acaso esa pequeña era la misma que él había conocido hace años atrás en una colina el día que su hermana Ross Mary había partido.

-Eres muy valiente pequeña, pude observar cuando saltaste del bote y como nadaste con todas tus fuerzas para llegar a la orilla, sin embargo, en esta época del año el caudal del río es más fuerte y tus fuerzas no fueron suficientes para ponerte a salvo por ti misma, pero gracias a Dios pude ayudarte.

Candy miraba como se movía ese hombre y era su héroe le había salvado la vida. –Muchas gracias señor.

-No me digas señor no estoy tan viejo dime Albert.

-Albert Gracias.

Que bello nombre pensó para sí misma nunca lo voy a olvidar.

-Me puedes decir que hacías sola en el bote.

Candy le conto a detalle toda la historia de Annie y de ella, no sabía por qué ese hombre le inspiraba tanta confianza.

-Así que para tranquilizarme subí al bote para descansar un momento y me dormí, creo que no estaba amarrado y con mi peso se fue moviendo hasta terminar aquí.

-Tranquila pronto veras como tu amiga Annie consigue una familia que le dé amor y ayude en todo lo que necesite y que no la hagan sentir como una persona no bienvenida.

-ya está a punto de oscurecer te acompaño creo que tu madre estará preocupada por ti.

-Mi mamá con todo este susto, había olvidado de ella.

Beatriz y Sara habían estado organizando unas actividades para obras de caridad de la fundación de los Ardlay, por indicación de su esposo tenía que involucrarse más con Sara y los Ardlay, por lo que el tiempo se les fue.

-Ya es tarde Sara, por hoy ha sido suficiente, buscaré a Candy y nos retiramos

-Claro todo el tema del baile de beneficencia en la mansión de los Ardlay tomó más tiempo de lo planeado.

-Doroty

-Si señora, puedes llamar a los chicos la señora Brighton ya se retira.

-Sí, con permiso.

Solo habían transcurrido unos minutos cuando, Doroty con la cara pálida regresaba.

-Señora la señorita Candy no aparece.

-Como que no aparece, casi grito Beatriz.

Las damas salieron al Jardín y nadie supo dar razón de la pequeña.

-Eliza, Neal, Annie cuando fue la última vez que miraron a Candy.

Eliza contesto, después de que mis primos se retiraron a su clase de equitación.

Al escuchar equitación, Beatriz pensó en que Candy al amar los caballos se había ido con los herederos Ardlay.

-Sergio, vaya a la mansión Ardlay a buscar a Candy quizá se haya ido con ellos.

Con la esperanza a cuestas Beatriz esperaba noticias de su hija.

-Tranquila mujer, veras que esa pequeña traviesa aparece pronto.

Señora, ya han regresado y la señorita Brighton no está en la mansión Ardlay.

Beatriz no resistió más y sus lágrimas empezaron a salir, mi niña.

-Los empleados ya la están buscando, con permiso veré como van con la búsqueda.

-Doroty tráele un té de tila a la señora.

Annie observaba como Beatriz sufría por Candy, ella si era una verdadera mamá.

Por su parte Eliza pensaba, ojalá que la pecosa se haya muerto ahogada en el lago.

Albert acompañaba a Candy de regreso a la mansión Legan.

-Cuando necesites algo pequeña no dudes en contar conmigo puedes dejar una nota en este árbol y o en el que pasamos que está cerca de una cabaña ahí me estoy quedando por una temporada.

-Tú vives aquí en el bosque.

-Eso me haría muy feliz, estaré solo por un tiempo en lo que regreso a trabajar a Chicago.

-Yo también vivo en Chicago, mi familia y yo estamos por el verano aquí.

El joven rubio al escuchar unos caballos le dijo a la niña.

-Pequeña ya te están buscando y a mí no deben verme.

- Por qué

-Es complicado, no te puedo decir así que vigilaré que estés segura desde ese árbol de acuerdo.

-Sí dijo Candy

- Tu tranquila con la suerte de tu amiga, todo estará bien.

Sin decir más el rubio se subió a un árbol. Cuando de pronto tenia frente a ella a los primos Ardlay.

-Gracias a Dios estas bien Candy, dijo Anthony con un semblante preocupado.

-Si Candy nos preocupaste afirmaron los hermanos Cornwell

-Qué sucedió Candy.

Con innegable preocupación preguntaba Tony. De nuevo la pequeña narró lo que ella creía que había sucedido omitiendo la ayuda de aquel hombre.

Cuando llegaron a la mansión Legan, ya era de noche, Beatriz al ver a su hija y escuchar los sucesos le dio gracias a Dios por que Otto insistiera en que aprendiera a nadar cuando Vivian en la Villa Primavera. Esa noche Beatriz tuvo pesadillas de lo que pudo haber sucedido a su pequeña traviesa.

-George

-Dime William

-Investiga por favor qué relación tienen Legan con la pequeña Annie.

-He recibido carta de mis sobrinos de que Eliza la trata muy mal y Sara solo consiente los caprichos de su hija, nadie merece ser tratado así.

-Que propones

-Que la tía abuela la tome bajos su tutoría le hace falta tener contacto con una señorita a su cargo, desde que Ross Mary nos dejó, ha estado a cargo solo de hombres y le hace falta la dulzura de una niña.

-Y que deje de estar tan al pendiente de ti.

-Si últimamente no me deja ni sol ni a sombra.

-Será por qué el servicio te brinda más atenciones que las necesarias.

-George por favor, ya no soy un niño.

-Además al servicio, no le he prometido nada.

-Y cuando el Señor Ardlay aparezca que va a suceder.

-Falta mucho para eso, no lo sé.

-Ten cuidado muchacho, en la vida como en los negocios en los detalles es donde puedes perder o ganar.

Candy caminaba por los límites de la propiedad de los Brighton, se molestó con sus padres porque su madre no quería que practicará más el salto ecuestre.

Las últimas semanas había enfocado toda su energía en convencer a Otto para que trajera a titán de Australia, deseaba sentir la libertad de cabalgar por el bosque que rodeaba la casa de campo de la familia, así como vivir la adrenalina que le provocaba el saltar con su caballo las cercas o arbustos.

Su padre como consentidor que era había autorizado la pretensión de su princesita, ella estaba muy alegre su fiel caballo pronto llegaría para gozar de ese tipo de prácticas.

Sin embargo, hubo un suceso en su vida y su madre se había negado rotundamente en que continuará con ese pasatiempo, no debía comportarse con tanta libertad como en Australia, que alejados de la alta sociedad fueron muy permisivos con ella, ahora ya era una señorita en todos los aspectos.

Flash Back …

Una mañana de verano se despertó mirando en su cama una mancha de sangre por lo que se asustó bastante.

-Mamá, mamá, mamá…

Se escucharon los gritos de la pequeña, Beatriz tan rápido como pudo llego a la pieza de su hija.

-Qué pasa mi amor, estás bien dime.

-Mamá, mira has sangre en mi cama y viene de mí, de entre mis piernas.

La señora Brighton respiró hondo, todo estaba bien, -amor eso es normal es una mujer, ya has cumplido 12 años el pasado mes de mayo y hora esto es una señal que ya eres una señorita, es parte de la naturaleza tu periodo ha llegado y eso significaba que se estaba convirtiendo en una mujer.

- ¿cómo?, ¿por qué?, ¿siempre sangraré?

Beatriz la abrazo para tranquilizarla, - mi niña, tranquila estarás bien, responderé todas tus dudas, cómo tu cuerpo está madurando y se está preparando para que un día tú seas madre y se esto ocurrirá cada mes tendrás un poco de malestar, pero es normal yo estaré a tu lado para apoyarte y consentirte.

Sal de la cama toma un baño, ordenare una tizana de manzanilla para ti, así mismo le pediré a Betty cambie tu ropa de cama, en un momento regreso.

Su madre había sido tan linda y comprensiva tan protectora que Candy de nuevo agradeció a Dios que Beatriz fuera su mamá.

Pero más tarde la linda y protectora madre de Candy había convencido a su esposo que tenían que ser más estrictos con su pequeña traviesa ya que estaba dejando de ser una niña, por lo que era su deber cuidar el bienestar físico de una dama, una mala posición de Candy en un salto podría lastimar su limen y dejar en entre dicho su honorabilidad, pensando en un futuro no muy lejano debía casarse con un buen partido de las altas esferas sociales.

Fin de Flash Back …

Con las emociones a flor de piel, caminaba a toda prisa diciendo todas las palabrotas que Felipe decía con otros niños allá en Australia, las cuales no debía repetir y menos frente a sus padres por esa razón había salido a tranquilizarse.

Tenía rato que había salido y no se percató que había llegado a la parte sur de la propiedad de los Ardlay cerca donde había una vieja cabaña de caza y parte del lago, cuando de pronto miró a un joven muy atractivo solo en interiores.

-Por Dios es Albert, Candy es inapropiado que veas a un hombre casi desnudo, se dijo así misma.

De manera inesperada interrumpió su escrutinio, un ruido detrás de un árbol la distrajo, era una joven acercándose a Albert quien estaba recostado en la hierba con los ojos cerrados, se apreciaba que había nadado en el lago, ya que su cabello lucía húmedo aún a la distancia, sin más la joven se sentó a horcajadas encima de él y lo beso…

CONTINUARÁ ….

Este capítulo se los dedico a Luz María y a Reeka21 Gracias por inspirarme a escribir