Capítulo 6
Amigos
De manera inesperada interrumpió su escrutinio, un ruido detrás de un árbol la distrajo, era una joven acercándose a Albert quien estaba recostado en la hierba con los ojos cerrados, se apreciaba que había nadado en el lago, ya que su cabello lucía húmedo aún a la distancia, sin más la joven se sentó a horcajadas encima de él y lo beso…
Candy se sorprendió al ver la escena, no supo que hacer, por lo que solamente dio la media vuelta y se dirigió a su hogar impresionada por lo que ocurría entre el señor Albert y esa joven, por su mente pasaron un sinfín de interrogantes, ¿sería su esposa?, ¿por qué se besaban al aire libre?, ¿era correcto que dos adultos se comportarán así?...
Albert al sentir los labios de Úrsula abrió los ojos, se molestó mucho al sentir que esa joven invadía su privacidad, a él le gusta retraerse, nadar disfrutar de la naturaleza y de la soledad, no estaba acostumbrado a ese tipo de intrusión, ¿Quién era ella para atreverse a importunarlo?, vinieron a su cabeza imágenes de su encuentro en la cabaña.
Flash Back …
El salía del baño de la habitación, solo con una toalla rodeando su cintura, ella estaba haciendo trabajos de limpieza.
-Disculpe señor, no sabía que estaba aquí.
Por favor pensó el rubio, con el ruido que había realizado en el cuarto de baño, era más que obvio que ella sabía que se encontraba tomando una ducha.
-Segura.
Le respondió con una sonrisa y mirada seductora, deseaba desfogarse y ahí se presentaba una oportunidad, la chica era de buen ver, castaña clara, ojos miel, llevaba una blusa con los botones superiores desabrochados, dejando ver un poco más del nacimiento de sus pechos.
Antes de responder la chica recorrió con su vista el torso desnudo del rubio, espalda ancha, brazos marcados y un abdomen trabajado, sus largas piernas lucían fuertes, se vía que era familiar de los Ardlay, quizá un pariente lejano, pero con las características hermosas de esa familia, es decir un rostro de Dios y esos ojos, esa sonrisa, podían derretir a la más santa de las mujeres.
-Bien me descubrió, me indicaron que estaba para servirle en todo lo que deseará, señor.
No tenía claro su nombre, por lo que sólo se dirigía a él como señor.
-Úrsula, no sé qué este pasando por tu cabeza, eres una mujer hermosa, pero yo no puedo ofrecerte nada, ni hoy, ni mañana, ni nunca.
Sus palabras fueron duras, pero precisas, no quería tener malos entendido.
-No importa, me ofreces dejar cumplida una fantasía, sentirme mujer en tus brazos.
Sin más Albert la beso, dejando escapar la pasión contenida por varios meses, la joven sabía lo que hacía no era una inocente doncella, tenía experiencia en seducir a los hombres, al intensificarse los besos y despertar al miembro latente del hombre, ella hizo a un lado la toalla y lo tomó con sus manos lamiendo, succionando y bebiendo la esencia de esa zona tan íntima, había logrado que el rubio disfrutará como nunca, su única experiencia era con Jessy, para gusto del joven era demasiado tímida y cohibida, pero cumplía con el propósito de su trabajo.
Envueltos en el deseo en la cama del rubio dieron rienda suelta a sus cuerpos, él había leído que él no eyacular dentro de una mujer, reducía la posibilidad de un embarazo no deseado, no quería dejar hijos por ahí así que tomo las medidas pertinentes.
Una vez que terminaron el encuentro, Albert se portó caballeroso con ella, lo que le agrado mucho a la joven, repitiendo esos encuentros durante su estancia en Lakewood.
Fin de Flash Back …
Bien esos días compartidos con ella, había pensado no de manera inteligente, mejor dicho, no estaba pensando, dejó que sus deseos lo gobernarán, ya no era un adolecente, no debía permitir que sus bajas pasiones tomarán decisiones que afectarán, su espacio, su paz interior, su papel como patriarca del Clan, en ese momento recordó las palabras de George, "en los pequeños detalles se pierde o se gana tanto en la vida cómo en los negocios".
Apartándose de la joven, se puso de pie y le explicó.
-Discúlpame, Úrsula, pero esto no puede continuar así, no quiero ser grosero e insensible pero el hecho que tú y yo tengamos acuerdos sexuales, no te da el derecho de irrumpir mi espacio, en este momento tengo puestos los cinco sentidos en mi cabeza y esto tiene que terminar ahora, si en un futuro necesitas algo puedo apoyarte, solo como un amigo.
-Pe, pero no quiero.
-Es mejor así, para ti y para mí, eres una mujer que merece tener a un hombre a su lado no esto que no te llevará a ningún lado, le pediré a la señora Ardlay, te asigne nuevas actividades.
-Tú me deseas, no lo niegues por qué ya no quieres que este contigo.
Debía dar por terminados esos encuentros, no supo ni que nombre ponerle a la relación, no le diría que ya no quería que fuera su amante, no podría flaquear ante su deseo, por lo que tenía que ser contundente.
-No me obligues a tomar otras acciones, vales mucho para continuar así, entonces será mejor que te vayas de la mansión Ardlay.
-No señor por favor, me reprenderán, prometo no importunarlo más.
Úrsula era rebelde, pero no deseaba que su tía se enterará que ya no era una doncella, eso le traería muchos problemas, que sería de ella si no estuviera trabajando para los Ardlay, había disfrutado del señor, seguro pronto se iría y nunca más volvería a verlo.
-Bien por favor realiza tu trabajo cuando no me encuentre en la caballa, solo lleva los alimentos que preparen en la mansión, sí te puedo ayudar en algo deja una carta y recibirás la ayuda, sí me necesitas y no estoy aquí avísale al señor Johnson o envíame la carta atreves de él.
Solo asintiendo con la cabeza la joven se retiró, dejando a un Albert, reflexivo.
-William Albert Ardlay, en quien demonios te están convirtiendo, crees que tu comportamiento es el que tu padre hubiera esperado de ti, eres un hombre que tiene unos zapatos muy grandes que llenar los de William Charles Ardlay.
Enfócate en lo realmente importante cumplir con el legado de tu padre, trabajar y demostrar que eres un digno heredero. No seducir a cuanta mujer cruce por tu vida.
Recordó a la dulce niña que con todas sus fuerzas nadaba a la orilla del fuerte caudal del agua, esa imagen lo imaginaba sentirse similar, pero en este caso el caudal era el deseo sexual que como un hombre joven y saludable, su cuerpo reclamaba, pero él debía usar todas sus fuerzas para salir avante a la orilla y caminar a la rivera de sus instintos y orientar su ímpetu en sus obligaciones.
Candy al llegar a su casa se encontró con la sorpresa de que su madre, tenía un lindo vestido nuevo para el baile de beneficencia de los Ardaly, el cual sería en dos días.
-Hija donde estabas, que vienes con las mejillas sonrojadas y sudada.
-Mamá, salí a caminar y no me di cuenta del tiempo para no llegar tarde a la cita con la modista me vine corriendo.
Mostrando una gran sonrisa de disculpa a su madre.
-Bien gracias al cielo estás aquí, ve y toma un baño, subiremos a tu habitación Karla y yo para probarte tu vestido.
-Si madre, dando una pequeña reverencia.
Una vez frente al espejo Candy lucia encantadora, miraba su reflejo y le agradaba lo que veía, era un hermoso vestido color rosa viejo, con listones y florecillas color lavanda.
- Te gusta. Pregunto Beatriz
- Sí, parezco una princesa.
La modista intervino
-Es una verdadera princesa señorita Brighton y pronto se convertirá en una hermosa dama, estoy segura que tendrá varios pretendientes y su padre se volverá loco.
Beatriz sonrió, en verdad Candy estaba creciendo muy rápido.
-Hay un guapo jovencito rubio que estoy segura pensará lo mismo.
-Mamá, Tony es mi amigo, estamos muy jóvenes para pensar en tener una relación.
Pensando por un momento en el beso del cual había sido testigo esa mañana. Una vez que se retiró la modita Candy le expresó a su mamá.
-Mamá, cuando sabré que estoy enamorada de un hombre.
-Hombre?
-Bueno de un chico, ejemplo de Anthony
-Mi amor, gustas de él
-Si me gusta, pero no estoy segura en que consiste gustar, es lo que quiero que me expliques.
-Bien, cuando un joven te guste, te pondrás nerviosa y te parecerá el hombre más guapo que todos, su rostro de será muy agradable, sus ojos. -suspiró Beatriz, recordando a su esposo. Te parecerán únicos, querrás estar siempre con él, compartirán actividades juntos y siempre te sentirás cómoda y contenta de compartir con ese joven.
- Y nos besaremos?
Beatriz sonrió.
-Cuando tengas la edad adecuada si se besarán.
- ¿Qué se siente ser besada?
-Es maravilloso, sentirás que hay mariposas en tu estómago, las cuales tomarán vida propia y te harán sentir que vuelas y que caes en los brazos de tu amado.
- Te gusta qué papá te bese.
-Sí, mi amor yo amo a tu padre, es el amor de mi vida es un hombre maravilloso, fuerte, protector, alegre y me hace sentir muy amada.
Candy escuchaba con atención y miraba como el rostro de su madre se iluminaba cuando hablaba de su papá, era claro que ellos se amaban mucho y de pronto recordó al señor Albert, él amaría también a esa mujer que lo besaba.
La noche del baile de beneficencia de los Ardaly llegó, el salón principal de la mansión lucia distinguido era una fiesta para recaudar fondos no quería mostrar la opulencia de la familia, Madame Elroy solicitó que todo luciera elegante pero discreto, la atención quería que se posará en la noble causa que apoyarían esa noche, los niños sin hogar.
Beatriz se había convertido en una de las damas del patronato, colaborando con los Ardaly como coanfitrión de la celebración, había sido su idea preparar uno de los salones adjuntos del salón principal para los jóvenes, ya que la celebración iba más enfocada a los adultos y ellos podrían convivir sin tanto algarabía.
Desde muy temprano la familia Brighton había arribado al lugar, luciendo grandiosos, tanto madre e hija eran hermosas.
-Madame Eloroy los espera en el salón.
Les había indicado George, quien como mano derecha de la familia estaba en representación del patriarca.
-Señorita los jóvenes la esperan en el salón azul.
-Gracias señor Johnson.
-Otto escolto a su princesita hasta el salón, junto a su esposa.
-Buenas noches, saludaron los jóvenes al mirar a la familia Brighton.
En el lugar ya se encontraban los Legan, los hermanos Cornwell y Anthony, quien fue el primero en llegas hasta Candy.
-Les encargo mucho a mi princesa jóvenes.
-Si señor Brighton, respondió de inmediato Anthony, aludiendo que él acompañaría a pecosa.
Estaban dispuestas varias fuentes de comida y juegos, para el entretenimiento de los jóvenes herederos de tan distinguidas familias, por lo que iniciaron a convivir.
-Candy eres muy buena jugando ajedrez, dijo Stair
-Sí, mi padre me enseño, sonriendo.
-Vaya creo que tu padre te consiente mucho, Candy, intervino Anthony.
-Él dice que debo realizar muchas actividades para saber que quiero ser cuando sea grande.
- ¿Cómo que quieres ser cuando seas grande?, señaló Eliza, las mujeres sólo debemos preocuparnos por ser una dama educada
-Eso no debe ser así, a mí me gusta mucho ayudar a los demás, cuando sea grande buscaré tener una profesión que me permita hacerlo. A caso no han pesado que les gustaría ser de adultos.
Claro, yo voy hacer abogado para ayudar a que haya menos injusticias, que todos tengan las mismas oportunidades, no estoy de acuerdo que las personas que se creen superiores, por ese solo hecho pretendan abusar de las personas sin los mismos privilegios.
Volteando a mirar a Eliza y Neal Legan en ese momento.
-Yo quiero ser Ingeniero e inventor, para crear muchos artículos para mejorar la vida de las personas y tu hermano.
-Me gustaría ser economista para trabajar con el tío abuelo en el Corporativo Ardlay, sería un gran hombre de negocios, mirando a Annie y regalándole una sonrisa de lado.
-Yo también Archie trabajare con el tío abuelo en el Corporativo, pero estudiaré administración de empresas, aseguro Neal.
-Y los negocios de tu padre, cuestiono Archie.
-Seré capaz de hacer ambas cosas estoy seguro.
Expresándose Neal con una voz de arrogante.
-Y tú Annie, ya has pensado que te gustaría ser de grande dijo Candy.
-Bueno, me gustaría ser maestra para enseñar a los niños a leer, escribir, ser educados o no sé me gustaría ser modista, por ejemplo, tu vestido es hermoso pero unas flores en aquí. - señalando el hombro derecho de Candy, resaltaría aún más.
Achie sonrió, la dulce Annie era muy inteligente, estaba seguro que cuando creciera sería una sofisticada dama, hermosa, inteligente y dulce, él estaría ahí para cuando eso sucediera.
Todos sabemos que Eliza solo quiere ser una distinguida dama dijo Tony, rieron todos hasta Neal.
Enfureciendo a la peliroja la cual salió del salón donde se encontraban.
-Huy parece que se molestó Eliza, dijo Candy.
-No creo que vaya muy lejos esa puerta va hacia las escaleras el ala sur y la mansión y hay espanta.
-Anthony por favor vas a asustar a nuestras invitadas.
-Archie es verdad, siempre se escuchan puertas que se abren y cierran sin motivo alguno.
-Que miedo, dijo Annie.
-No te preocupes Annie, yo estaré contigo siempre que te encuentres en la mansión. Tomando su mano Archie le sonrió.
De pronto se abrió la puerta eran Dolores la ama de llaves.
-Jóvenes, procederemos a servir la cena, en el comedor principal está dispuesta una mesa exclusiva para ustedes.
Todos respondieron dando las gracias y se dispusieron a salir hacia el comedor.
Anthony muy caballeroso ofreció su brazo a Candy, quien sonrió tomando el su brazo.
-Sabes Candy, me gustaría que cuando seamos grandes tu y yo tengamos una relación.
-Tony somos muy jóvenes para hablar de esos temas, tu y yo somos amigos, debemos tratarnos así siempre no sé qué piensas los hombres, pero yo quiero hacer muchas cosas antes de que mi padre me comprometa, él dice que soy una niña que aún no debo pensar en esas cosas.
-De acuerdo somos muy jóvenes, pero tú me gustas mucho.
-Creo que es mejor hablar de otro tema.
Candy no se sentía cómoda hablando de parejas con Anthony si le gustaba, pero ella pensaba que era su príncipe y ya le había dicho que no lo era, estaba segura que un día encontraría al verdadero príncipe de la colina.
Terminada la cena todas las visitas salieron de la mansión retirándose a sus respectivas casas.
-Mamá Neal es un grosero dijo Eliza, toda la noche estuvo del lado de mis primos.
-Te recuerdo que tengo que unirme a ellos ya que seremos socios cuando seamos adultos.
- Neal tu deber es apoyar a tu hermana no lo olvides, tienes que ayudarnos a que los planes de tu padre se hagan realidad y mi princesa algún día se comprometa con Anthony.
En la mansión Brighton.
-Querida te felicito la velada estuvo estupenda.
-Gracias, me esforcé mucho para que las excentricidades de Sara quedarán a un lado.
-Tuve la oportunidad de hablar de negocios con el señor Johnson, parase un buen hombre, le solicite una cita en Chicago, así que en unos días iré a la ciudad quieren acompañarme.
-Sí por favor necesito hacer unos arreglos entre ellos buscar un colegio para Candy.
-Los jóvenes Ardlay estudian en casa con tutores por que no hacemos lo mismo para nuestra princesa.
-Otto en Australia ya la educamos con tutore, quiero que conviva con más personas de su edad.
-Por esa parte estoy de acuerdo contigo.
Unos días previos al viaje a Chicago la familia Brighton, recibía a los herederos Cornwell, Bronwn y Legan ese día les tocaba a ellos ser los anfitriones.
-Bienvenidos amigos, dijo Candy sonriendo,
La casa de campo de los Brighton, era pequeña a comparación de las otras familias, sin embargo, tenía un encanto particular que la hacía insuperable, una huerta con árboles frutales, una casa de juegos, una pista de equitación con obstáculos y un bello jardín que se unía al bosque como límite de infinito verde.
-Es hermoso este lugar Candy, te debes sentir muy feliz aquí.
-Si Annie es muy agradable estar aquí.
-Veo que tu padre disfruta mucho de los caballos, dijo Anthony.
-Es uno de sus pasatiempos favoritos, está preparando a césar para que participe en el rodeo que habrá en otoño.
-cesár es un caballo de las cuadras de los Legan, es un gran ejemplar, expreso Neal queriendo lucir como un conocedor frente a Candy, aunque no tuviera ni ida de los caballos.
-Te gustan los rodeos Neal.
Antes de que el jovencito respondiera, se escuchó una voz -Candy me dijeron que estabas aquí.
-Hola Tom, que gusto verte, dijo Candy al correr y abrazar a su hermano del hogar de Pony.
Annie palideció que hacía Tom ahí, porque estaba conviviendo con Candy.
Te presento a mis amigos Tom,
Él es Anthony Bronw, Alistir y Archival Conrell, Eliza, Neal Legan y Annie.
Tom había sido adoptado por el señor Stevenson, ahora era hijo de un ganadero y gustaba mucho de los caballos, por lo que sus padres habían coincidido en el veterinario del pueblo y Otto había solicitado la recomendación del señor Stevenson para que un caballerango entrenará a césar para el rodeo.
-Mucho gusto dijeron todos. Anthony tomo la palabra
-Tom cierto,
-Sí
-Deseas incorporarte a nuestra tertulia.
Tom río, ese chico parecía un señorito fino y delicado.
-No gracias.
-Los hombres tenemos cosas más importantes que hacer que tomar el té.
Lo dicho por el joven vaquero molestó a los herederos Ardlay, que estaba tratando de decir que ellos eran unas niñas delicadas.
-Ser respetuoso con los demás también es ser hombre. Dijo Tony, a quien para empezar le molesto que Candy corriera a los brazos del vaquero y lo saludara con tanta confianza y en segundo lugar que estaba tratando de decir.
Tranquilos todos dijo Candy, Tom tu no cambias siempre de bravucón estoy segura que traes al a entrenador para que trabaje con césar.
-Así es hermanita.
-hermanita dijo Tony.
Candy se puso roja, por Dios que imprudente era Tom. Por lo que rápidamente dijo.
-Sí Tom y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo antes de irme a Australia mi nana me cuidaba a mí y a él.
Tom recordó lo que le había pedido Candy de no hablar sobre su origen en el hogar de Pony, y se apeno muchísimo.
-Sí ya está en las caballerizas y quise pasara a saludarte, pensé que estarías sola.
-Estoy con mis amigos, pero todos podemos ir a ver a césar.
-Yo no deseo ir a los establos, donde solo hay estiércol de caballo y huele muy mal.
-Te puedes quedar aquí Eliza, dijo Candy.
-Por supuesto Annie, Neal y yo nos quedaremos aquí.
-Yo voy con mis primos Eliza, tú y Annie se pueden quedar aquí.
Todos los jóvenes fueron a la pista de equitación, Nick ya estaba cabalgando a césar.
-Les gustaría participara en el rodeo, dijo Tom.
-Claro, respondió Tony.
-No creo que la tía abuela lo permita, te recuerdo que los Ardaly no participamos en ese tipo de evento recalco Archie.
-Porque son cobardes¡ señaló Tom
Tom, por favor no seas irrespetuoso con mis amigos.
-Por supuesto que no somos unos cobardes, la tía abuela tiene ideas muy cerradas respecto a que actividades son las que deben realizar los caballeros, pero con gusto los tres te acompañaremos en el rodeo y yo participaré.
-Vaya parece que tienes agallas Tony, entrena y te miraré en el rodeo en unos meses.
Todos disfrutaron mirar al bello ejemplar trabajando con su entrenador.
Eliza había visto que Tom se había quedado mirando a Annie pero esta no lo había saludado como si ya se conocían.
-¿Annie tú ya conocías a eses vaquero?
-No Eliza, porque lo dices
-Me dio esa impresión.
-Estas confundida.
-No lo creo pensó, veo que mi primo Archie sonríe mucho cuando estás tú.
-Lo crees.
-Sí, pero no dejes que esa pecosa robe su atención, siempre que esta ella deja de verte y ponerte atención a ti, para brindar todo su encanto a esa pequeña rubia.
Annie en ese momento entro en pánico no, Candy siempre le robaba la atención de todos, de la señorita Pony y la hermana María, de los señores Brighton. No permitiría que también le robara la atención de Archie eso no.
Así que estaría muy atenta de su dulce hermana.
La tarde termino y lo jóvenes se retiraron a sus hogares.
-Mamá, hoy que miré a Tom me recordó que tenemos más de un mes que no hemos ido al hogar de Pony, podemos visitarlo antes de partir a Chicago.
-Sí hermosa, mañana después de desayuno iremos a visitar el hogar.
Al día siguiente como lo prometió la señora Brighton y Candy llegaron de visita al hogar de Pony.
-Buenos días señorita Pony, dijo Candy dándole un fuerte abrazo.
Beatriz Brighton se sentía celosa como madre, su niña miraba a esa mujer como a otra madre eso no era del todo de su agrado.
-y la hermana María donde, está.
-Debe estar en la capilla impartiendo catecismo a los niños. Estas hermosa mi niña, meda mucho gusto ver que estas muy bien, la última vez que te mire fue muy corta su visita y no me has compartido todo lo que viviste en Australia
Esa mañana la señorita Pony y Beatriz escucharon a Candy. La señora Brighton, confirmo que Candy tenía una luz tan grande que llenaba la vida de las personas que la rodeaban y no podía negar que el rostro de la hermana María y la señorita Pony se iluminaba con su sola presencia, no podía ser tan egoísta de no compartir el amor de su pequeña con las mujeres que la criaron cuando solo era una indefensa bebé.
-Bien amor despídete es hora de partir, tu padre debe estar por llegar.
-Sí el día se me fue como agua.
-Partimos a Chicago unos días, pronto regresaremos, estaré enviando donativos de la fundación Ardlay por lo estaremos más presentes por el hogar.
-Muchas gracias señora Brighton, Candy pequeña, continua como hasta hoy portándote bien, que Dios las bendiga y las acompañe.
-Gracias señorita Pony, hermana María hasta pronto.
En Chicago Illinois
-Señor Johnson, está el señor Brighton, tiene una cita con usted a las cuatro.
-Sí Claudia adelante, que pase por favor.
George se puso de pie para recibir al visitante, estrechando fuertemente las manos lo saludo.
-Señor Brighton, que gusto que se haya dado el tiempo de venir al Corporativo Ardlay.
-Gracias señor Johnson.
-George por favor.
-Si tú me llamas Otto, de igual forma, estos formalismos solo nos hacen ver más viejos.
-Así es
Al profundizar la plática en los negocios, George le dice al señor Brighton.
-Creo que está arriesgando mucho en sus negocios, reconozco que su osadía lo ha llevado por buenos caminos su inversión en Australia ha dejado muchos frutos.
-No me quejo, pero quiero invertir en y asegurar un buen futuro para mi hija Candy, como usted lo señalo he tomado algunos riesgos y requiero un préstamo.
En eso se abrió de manera abrupta una puerta del privado del señor Johnson, era un joven rubio alto de ojos azules.
-George
Al entrar Albert, se dio cuenta de su descuido, estaba realizando un ejercicio que George le había solicitado era un análisis para presentar al consejo y solicitar la inversión de unos negocios en Francia, tenía muchas dudas, era el primer proyecto de varios millones de dólares y todo lo que había aprendido en la universidad parecían reglas de un juego nada que ver con lo que está mirando en la vida real.
Había llegado hasta pensar que los miembros del consejo habían establecido una edad muy corta para que él asumiera la presidencia del Corporativo Ardlay, realmente el haber terminado la universidad no lo hacía un experto solo era un joven queriéndose comer el mundo, tenía mucho que aprender de su tutor.
Precisamente entre las cosas que tenía que aprender de George era la prudencia, había irrumpido en su privado y tenía sentado a precisamente al padre de la pequeña rubia amiga de sus sobrinos.
Otto al ver abrirse la puerta y entrar a ese joven se molestó por la forma tan irrespetuosa de dirigirse al mano derecha del imperio Ardlay, le había dicho George.
Albert después de recomponerse hablo, - disculpe señor Johnson, regreso después.
-Pasa muchacho te presento al señor Otto Brighton, Él es William Mackenzie, uno de los colaborares de mayor confianza.
George se estaba mofando para sus adentros, el colaborador era él, pero William estaba entrenando y debía respetar su autoridad aún no era el jefe.
-Mucho gusto muchacho.
Al concluir la reunión con Brighton, George va a la oficina en la que estaba Albert.
-Y bien dime cual es la crisis que entraste a mi oficina sin verificar que me encontraba solo.
-Disculpa, aún no me acostumbro.
-Pues debes hacerlo estas en entrenamiento y no puedo ir por ahí presentándote como mi trabajador, si tú eres el futuro presidente.
-Que quería Brighton.
-Ha excedido sus inversiones y se quedó sin liquides requiere un préstamo para cubrir unos gastos.
-Sabemos que es un hombre de negocios no se lo negarás.
-Claro que no seguiremos el proceso que corresponde solo es eso.
-De acuerdo, por cierto, ya averiguaste porque Brighton, solicitó a Raymond tomará bajo su tutoría a la pequeña Annie.
-Efectivamente la señorita Brighton y la señorita Annie fueron encontradas el mismo día en el hogar de Pony y se ven como hermanas, la señorita Candy pidió a sus padres la ayudaran, como estaban por salir hacía Australia solo apoyaron al hogar con donativos, al ver que nadie adoptaba a Annie, hicieron la petición de la adopción a Legan.
-Esa pequeña tiene un gran corazón,
-Por qué lo dices, cuando la rescaté del río, me dijo que estaba buscando que alguien adoptara a Annie y le diera un verdadero hogar.
-Así que el tío abuelo consentirá a sus sobrinos y a la señorita Candy.
-Sí, si no hay ningún tema esta misma semana prepara todo yo hablare personalmente con la tía Elroy.
-Madame Elroy está en Chicago puedes ir a cenar con ella.
-Gracias George tu siempre, queriendo arruinar mis noches de viernes.
Mansión Ardlay Chicago.
-Buenas noches tía.
Saludos William al entrar al comedor y dando un beso en la mejilla de su tía.
-Buenas noches William, Olga por favor sirvan la cena.
Una vez que se retiraron los empleados.
-Tía le pedía George que te enviará los documentos para que tomes bajo tu tutoría a Annie.
-Que es esa locura William.
-Desde que Ross Mary falleció, solo te has dedicado a nosotros y ya sabes los hombres somos como cavernícolas te hace falta la compañía de una dulce niña.
- Y te parece que a mi edad mi sueño es adoptar a una niña.
-Tía apeló a tu buen corazón, Eliza es la princesa de Sara y Raymond y aquí Annie, sabrá cómo es estar en familia con los chicos.
-No creo que sea lo correcto, que pensarán ellos.
-Ellos fueron los que me lo pidieron.
-A ti cómo.
-Bueno al tío abuelo.
Después de dar varios argumentos a la tía de lo bueno que era tomar bajo su tutoría a Annie, había convencido a la tía Elroy, así que había dado la instrucción a George para que en un mes tuviera todo listo para que Annie fuera una Ardlay
CONTINUARÁ ….
