N-A: Hola a todos los que siguen pendientes de una actualización de este fic después de más de dos años. 😓 Espero que disfruten de este nuevo y largo capítulo. Les pido disculpas por la enorme tardanza.

Estoy especialmente agradecida con las personitas que dejaron su review y agregaron a sus Follows y Favs esta historia. 😁💖

¡BUENA LECTURA!

Fin de N-A.

Disclaimer: la franquicia de Harry Potter no es mía, al igual que Nanatsu no Taizai, cada una es de sus respectivos creadores. Yo solo juego con sus personajes para mi propio entretenimiento y el de mis lectores.

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Capítulo 4: El Regreso de una Antigua Casa, Rituales y Horrocruxes.

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Minutos después de que se marcharan Lily y compañía, en la oficina de Rinclaw el goblin preparaba unos documentos para el día siguiente, cuando en eso, llamaron a la puerta, y parecía ser urgente.

"Adelante". Dijo el goblin, mientras guardaba los papeles en un cajón bajo llave.

"Señor Rinclaw, el rey Ragnok solicita su presencia en su oficina cuanto antes". Le informó el joven mensajero goblin.

Éste asintió como toda respuesta y se dirigió al lugar indicado por el joven mensajero. Al llegar a la enorme oficina, se percató que no fue el único en ser llamado por el rey goblin, muchos otros goblins en altas posiciones en el banco se encontraban allí presentes preguntándose qué sucedía sin expresarlo verbalmente.

Tras unos cuantos segundos de espera, el rey Ragnok, quien se hallaba frente a todos ellos de pie tras su escritorio se aclaró la garganta y comenzó la reunión.

"Bien, he de informarles a todos, que un suceso de gran importancia aconteció este día en nuestro banco, muy temprano por la mañana, del que desgraciadamente no me di por enterado hasta apenas unos minutos después de que me puse a revisar unos documentos en mi oficina". El rey goblin sacó un cofre de madera de aspecto muy antiguo, pero bien cuidado, y lo colocó sobre el escritorio de roble que tenía delante suyo. Esta acción, aunada a lo antes dicho por el líder de la nación goblin despertó más el interés de todos los presentes.

"Una muy antigua casa se a activado, después de siglos de mantenerse inactiva". Anunció sin rodeos Ragnok. "¿Recuerdan este escudo familiar?" Cuestionó éste luego de sacar del cofre una hermosa cadena de oro con un impresionante dije hecho del mismo material, que tenía incrustado en el centro un fénix de cristal de apariencia bastante realista, con la cabeza alzada, extendiendo sus majestuosas alas simulando levantar vuelo. Una llama dorada crepitaba dentro del pecho del fénix, provocando que éste irradiara un llamativo resplandor y al rededor del fénix de cristal, diminutos diamantes con forma de estrella emitían preciosos destellos de colores.

Todos los goblins se quedaron completamente estupefactos por el asombro y la incredulidad, ninguno de ellos pensó ver ese escudo de armas activo más de mil años después, de hecho, nunca se imaginaron que esa casa regresaría, ya que no se había visto registro alguno de un heredero vivo que pudiese reclamarla. Era realmente un acontecimiento sorprendente.

"Muy bien". Dijo serio Ragnok. "Veo el reconocimiento en todas sus caras. Ahora les pregunto a todos, ¿llegó esta mañana alrededor de las diez alguien inusual al banco?"

"Por mi parte no". Dijo uno de los gerentes de cuentas. "Solo traté hoy con los Bulstrode y los Nott".

"Ya veo, ¿alguien más?" Preguntó el rey goblin.

Todos negaron con la cabeza, ciertamente habían llegado algunos sangre pura y otros magos hijos de muggles y mestizos, no obstante, sus visitas al banco sucedieron alrededor de las ocho de la mañana, del resto, la mayoría ya habían visitado el banco muchas veces y nada de esto había ocurrido antes, así que dudaban mucho que alguno de ellos fuese el heredero de esta antigua y noble casa.

"Lord Ragnok". Habló Rinclaw muy serio haciendo que la atención del rey goblin y el resto ahora se centrara en él..

"¿Sí, Rinclaw?"

"El día de hoy, a partir de las nueve y cincuenta y seis de la mañana tuve una reunión importante, con la única heredera de los Potter". Informó éste serio, pensando cuidadosamente en sus palabras.

"Sí, me informaron que al fin pudiste ponerte en contacto con la heredera Potter, Rinclaw". Ragnok estaba muy pendiente de lo que sucedía en el banco que dirigía. Como el rey de los goblins, era su deber velar por todo lo que tuviese que ver con su clan.

"Así es, su majestad. Pero he de informarle también, a causa de los recientes acontecimientos que ella no llegó con sus tutores asignados, en vez de eso, la heredera Potter fue traída a nuestro banco por un grupo de personas que no pertenecen a nuestro mundo". Explicó el Gerente de Cuentas de los Potter. "Luego de una larga conversación en la que tocamos varios puntos importantes en base a su situación actual y la de la heredera Potter, ellos acordaron hacerse cargo de la niña. Le dejaré un informe más detallado esta misma noche en su oficina, mi señor".

El rey goblin asintió pensativo, no era la primera vez que alguien de otro mundo o de una línea de tiempo diferente llegaba a su banco, en realidad lo que había llamado su atención es que habían llegado con la heredera Potter, la cual posiblemente y con altas probabilidades, debido a descender de una noble casa de más de un milenio de antigüedad, siendo específicamente esta la casa Peverell, a diferencia de la casa Potter que solo tenía nueve siglos, podría ser la heredera que estaban buscando o tal vez... cabía también esa posibilidad...

"Rinclaw, es imperativo que cites a la joven heredera Potter y a sus tutores mañana mismo, si es posible". Ordenó Ragnok muy serio.

"Ya está hecho, mi Lord. Quedaron muchas cosas pendientes que discutir en nuestra reunión, por esa razón, ellos regresarán mañana a las ocho". Le dio a saber el Gerente de Cuentas.

"Perfecto". Dijo Ragnok satisfecho. "Estaré presente en esta reunión, Rinclaw".

"Entendido, mi Lord". Accedió Rinclaw.

"Muy bien, ya pueden regresar a sus labores". Dijo Ragnok, concluyendo la reunión. En breves minutos su oficina quedó completamente vacía, estando únicamente el Rey Goblin sumido en sus pensamientos. Éste observó de nueva cuenta la cadena de oro reflexionando en los grandes giros políticos que vendrían para el mundo mágico, dependiendo de quien fuese el heredero de esta noble y ansestral casa. Si la heredera Potter fuese también su futura Lady, muchos magos de todas partes buscarían el favor de la pequeña Potter o unirse por medio de contratos de matrimonio, así mismo, ninguna de las más codiciosas familias perdería la oportunidad de luchar por la custodia de la niña ya de por sí famosa, en base a que dicha fama sería más grande y le daría más poder tanto político como económico a nivel mundial, razón suficiente para aquellos repugnantes magos que querrían a toda costa tener bajo su control a la pequeña Potter beneficiándose en gran medida a su costa. Era demaciado poder para alguna de esas casas y, además, la nación goblin se vería muy afectada, como el resto de los clanes mágicos . No podía permitirlo, si las cosas no salían bien mañana, se vendrían tiempos muy oscuros mucho antes de lo que todos esperaban.

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La mañana llegó con un radiante sol a cuestas iluminando las hermosas tierras británicas. En la mansión Potter únicamente Merlin, Escanor, Gowther, Gloxinia y Zeldris ya se habían despertado, los demás continuaban tercamente aferrados a sus súper cómodas y calientitas camas, no obstante, sabían que tenían que levantarse ya, y de mala gana cada uno se fue preparando para el día. Los elfos domésticos les habían dejado unas cuantas mudas de ropa nueva de la talla de cada uno, y algunos a regañadientes usaron dicha ropa no estando acostumbrados a un estilo diferente y semejante a lo que usarían las familias nobles de Britannia de vestimenta, aunque debían admitir que la ropa estaba hecha de una tela bastante agradable al tacto, también varios de ellos se percataron que no era ropa común y corriente, pues éstas estaban imbuidas de magia.

Tras ir terminando de prepararse, cada uno fue saliendo de sus respectivas habitaciones. King, Ban, Diane, Elaine, Derieri, Monspeet y Drole se encontraron en el pasillo, y todos se miraron atónitos por lo diferentes que se veían.

"Vaya, Ban, nunca pensé verte con ropa tan elegante puesta". Le dijo King con una sonrisa entre divertida y burlona al Pecado de la Codicia al saber de antemano como le disgustaba usar ese tipo de ropa al albino. El actual rey de las hadas llevaba puesta una sudadera azul marino con las mangas grises, pantalones de un azul más oscuro, y botas cortas de color negro.

Por su parte, el ojiescarlata tenía puesta una camisa negra con el cuello levemente abierto, una chaqueta larga roja con botones de plata al final de las mangas de ésta, Pantalones negros, un cinturón de cuero con una hebilla de plata en el centro y zapatos oscuros.

"Jódete, King. Solo me puse esto porque Elaine me lo pidió". Argumentó con una mueca de desagrado el aludido.

"Yo digo que te vez muy bien". Alegó Elaine con una dulce sonrisa dirigida a su amado que el albino le devolvió. "Y esa ropa no es muy distinta a la que sueles usar, solo que se ve más formal. Intenté que no llevara algo que lo incomodara mucho". Agregó.

La pequeña rubia vestía un abrigo rojo vino, una camisa azul, una falda del mismo color del abrigo y zapatillas de tacón bajo.

"Sí, ahora si te vez decente". Añadió King con una risita, recibiendo una mirada asesina de ban.

"Hermano". Regañó Elaine al castaño.

"Bien, ya no digo nada". Éste levantó las manos en gesto apaciguador sin borrar aún su sonrisa.

"Buenos días a todos". Los saludó Elizabeth cálidamente saliendo de su propia habitación vistiendo un hermoso vestido manga larga rosa, con los bordes color magenta y tres botones plateados en forma de corazón que se extendían por la zona del pecho, también calsaba zapatillas rosadas.

"Buenos días, princesa/Elizabeth". Saludaron de vuelta los Pecados.

"¿Y el Capitán?" Le preguntó Ban a la chica.

"Todavía se está cambiando, puesto que apenas logré desatarlo hace unos minutos". Le respondió la peliplata.

"Oh, creo que dejé demasiado bien amarradas sus ataduras". Dijo Diane con una tímida sonrisa, jugando con una de sus coletas. Lo dicho por la ojivioleta provocó que King y Elaine sonrieran, ban, por otro lado, profirió una carcajada divertida imaginando a Meliodas intentando luchar contra las cuerdas para poder toquetear a la princesa durante buena parte de la noche y su constante frustración al no poder lograr su objetivo.

"¿Ataduras?" Cuestionó Monspeet enarcando una ceja curioso.

"Eh, sí, anoche, antes de irnos a dormir le pedí a Merlin unas cuerdas mágicas y luego con ellas até a Meliodas para que no pudiera manosear a Elizabeth mientras la princesa dormía". Le explicó la chica al Mandamiento, que no pudo evitar esbozar, al igual que Drole y Derieri una pequeña sonrisa ya conociendo a Meliodas y sus tendencias pervertidas.

"Diablos, es muy temprano". Masculló Ban bostezando de forma exagerada.

"Pero ya salió el sol, Ban, además tenemos una cita en el banco a las ocho, y debemos ser puntuales". Le dijo Elaine, observando a través de una de las ventanas del pasillo el encantador paisaje.

"Lo sé, pero me hubiese gustado dormir un rato más, esas camas son realmente suaves. Es la primera vez que duermo tan bien". Dijo Ban.

"Es verdad". Le dio la razón Diane. "Y Esta ropa es muy bonita y está hecha a la medida de cada uno". Finalizó la chica, echándole una mirada a su precioso vestido de color blanco con pequeñas flores moradas, así como a la chaqueta marrón que llevaba puesta debido al frío que había. Ella calsaba lindas botas de cuero.

"Debo decir que los elfos domésticos son criaturas mágicas muy eficientes en su trabajo". Monspeet agregó admirando los elegantes pantalones marrones, la camisa manga larga verde con botones dorados que llevaba puesta, zapatos negros y la fina capa de un tono de verde más profundo que la camisa, que se había colocado por encima de su ropa, la cual casi rozaba el suelo. Todos asintieron dándole la razón.

Derieri trazó de forma distraída un dedo por la extraña tela de fina textura. La pelinaranja llevaba puesto un suéter color beige, una falda negra y botas cortas negras.

"Ya estoy listo". Anunció repentinamente Meliodas apareciendo atrás de Elizabeth, acariciando rápidamente sus pechos, sobresaltando a la joven y haciendo que profiriera un chillido de vergüenza.

"¡Capitán pervertido!" Exclamó enfadada Diane, lanzándole un puñetazo al rubio, quien lo esquivó sin problemas.

"¿Ya estará listo el desayuno?"Preguntó casualmente como si no hubiese pasado nada.

El rubio vestía una chaqueta negra con botones dorados y bolsillos en la parte inferior, una camisa manga larga blanca debajo de la chaqueta, pantalones oscuros y botas marrones con broches dorados.

"No lo sabemos, apenas íbamos hacia el comedor". Le dijo King.

"Ya está listo". Anunció sin previo aviso Loan, el cual apareció al lado de King con un leve pop, asustando al castaño. "Si lo desean, ya pueden ir a desayunar".

"Gracias". Dijeron todos a la vez.

"De nada". Dijo el elfo de cabello café oscuro y ojos grises. "Con su permiso, me retiro". Y con eso, el elfo desapareció.

"Pues no se ustedes, pero yo ya tengo hambre". Dijo Meliodas.

"Yo también". Lo secundó Elaine.

"Pues que estamos esperando, bajemos a desayunar". Dijo Ban, comenzando a dirigirse al comedor, siendo seguido por sus amigos.

"Yo ttambién me voy a desayunar, estoy hambriento". Les dijo Drole a sus dos compañeros. El gigante de tamaño humano vestía una sudadera gris con naranja, pantalones color caqui y zapatos de cuero. En sus brazos seguían puestas sus muñequeras. "¿No vienen?"

"Claro". Respondió Monspeet cortesmente. Derieri igual estuvo de acuerdo asintiendo levemente, empezando a caminar hacia el comedor con los dos hombres.

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Mientras tanto, Lily se iba despertando ante la suave voz de Merlin llamándola. La pequeña pelirroja abrió los ojos lentamente sintiéndose por primera vez en su vida, bien descansada. Restregándose los ojos intentando apartar el sueño, se paró de la cama y esperó pacientemente a Merlin, la cual estaba eligiendo una muda de ropa para ella.

Con leve renuencia, Lily se dirigió al baño por indicación de la maga incómoda porque nuevamente esta viese las feas cicatrices que marcaban su espalda, pero tal y como sucedió el día de ayer, la ambarina no dijo nada al respecto cuando la pelirroja se quitó la ropa y entró a la bañera llena de burbujas.

Con suavidad, Merlin lavó el cabello de Lily, al igual que la espalda de la niña. Al estar de espaldas a Lily, la niña no pudo ver la peligrosa mirada de furia que ensombreció por unos segundos el rostro de la mujer, cuando ésta trazó con su dedo una cicatriz particularmente larga a la mitad de la espalda de la pequeña Potter, que se notaba a leguas que debió ser una herida muy profunda en su momento. Los Dursley pagarían con creses el maltrato que le infligieron a su ahora protegida, de eso no cabía duda.

Minutos después tras terminar de bañarse y cepillarse los dientes, Lily ya lista observó incrédula su reflejo en un espejo de cuerpo completo que había en su habitación. No podía creer que la linda niña reflejada en aquella superficie de cristal fuese ella. La ojiesmeralda llevaba un hermoso vestido color lila con pequeños diamantes adornando ciertas partes de éste. Su cabello había sido atado en dos coletas a cada lado de su rostro y su flequillo cubría la cicatriz de su frente. Para asegurar que la cicatriz se mantendría oculta, como medida de precaución Merlin también aplicó maquillaje sobre ella. Se veía como una pequeña princesa, solo le faltaba una tiara y completaría la imagen. Satisfecha con su trabajo, la bella maga tomó la mano de Lily, y ambas bajaron a desayunar con los demás.

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El desayuno fue tan maravilloso y variado como la cena de ayer. Lonchas grandes de tocino, huevos revueltos, fritos y escalfados, Sándwiches de tocino y carne asada, Croquetas de patata, tortitas de verdura, gachas de avena, patatas fritas, tostadas francesas, salchichas, pilas de panqueques, tazones con fruta fresca, mermeladas y jalea de varios tipos, mantequilla, bollos calientes, ceriales, jarras con leche y jugos de naranja, fresa, manzana y teteras con té caliente adornaban toda la gran mesa.

Cuando llegaron al comedor, Meliodas y los chicos notaron que Zeldris, Gloxinia, Estarossa y Gowther ya estaban comiendo tranquilamente.

Así, los recién llegados se les unieron en la mesa rompiendo el silencio al darles los buenos días y reanudar algunas conversaciones.

Los últimos en llegar fueron Escanor, Merlin y Lily, quienes saludaron a todos y, seguidamente tomaron asiento en sus respectivos lugares.

"Todo este desayuno es maravilloso, apenas puedo creer que los elfos puedan cocinar comidas tan deliciosas". Dijo Elizabeth, comiendo felizmente un plato de panqueques cubiertos con jalea de moras.

"Me pregunto si podría llevarme uno de ellos cuando regresemos a Britannia, así ya no habría el problema de que me dejaran tirado el trabajo de cocinero en la taberna". Dijo Meliodas, lanzándole una breve mirada de desaprobación juguetona a Ban, quien esbozó su característica sonrisa zorruna mientras se encogía de hombros.

"Supongo que eso sería muy bueno. Ya nadie tendría que sufrir luego de probar su asquerosa comida cuando Ban no está disponible, Capitán". Dijo Gowther sin tacto alguno.

"¡Oh, vamos, no está tan mal!" Refutó el ojiverde.

Todos, exceptuando a Lily lo miraron con caras inexpresivas. Ante esto, Meliodas hizo un puchero. "Ya no vuelvo a cocinar nada en mi vida". Declaró el Pecado de la Ira fingiendo indignación.

Tras lo declarado por el líder de los Pecados, las exclamaciones de alegría no se hicieron esperar.

"Bola de ingratos". Masculló el rubio optando por ignorarlos.

"¿Loan?" Zeldris llamó repentinamente al pequeño elfo atrayendo la atención de todos.

"Sí, joven Zeldris?" Le preguntó el ser mágico de forma educada apareciendo frente al azabache.

"Me preguntaba, ¿hay algún método diferente para llegar a la mansión que no sea el traslador de Lily?" Cuestionó el príncipe demonio. "No podemos depender todo el tiempo del traslador, es necesario buscar otras alternativas". Explicó el Azabache, tras notar las miradas inquisitivas de todos.

"Ese es un buen punto". Dijo Monspeet mirando entre su líder y el elfo.

"Sí, joven Zeldris, aunqueprimero la ama Liliane tiene que añadir sus nombres en el libro mágico unido a las salas de la mansión, para que éstas los reconozcan y no los tomen como intrusos". Le dijo el elfo. "con ello podrían aparecerse por su cuenta en la mansión o los terrenos circundantes, también podrían pedirle al Gerente de Cuentas Potter que conecte la chimenea principal de la mansión con las de Gringotts".

"Para trasladarnos por medio de polvos flu, ¿no es así?" Inquirió Zeldris.

"En efecto". Confirmó Loan.

"¿Polvos flu?" Preguntó con una ceja levantada Estarossa.

"Es un método de viaje que utilizan los magos de este mundo con el que se mueven de un lugar a otro o se comunican entre sí, por medio de las chimeneas encendidas tras arrojar en las llamas de éstas unos polvos mágicos de color verde". Explicó superficialmente el Mandamiento de la Piedad.

"¿Cómo sabes eso, hermano?" Preguntó nuevamente Estarossa.

"Lo leí en un libro de la biblioteca". Le contestó Zeldris.

El peliplata asintió. "Con que ahí estuviste desde que te levantaste".

"Sí. Es un sitio enorme y contiene una gran cantidad de estanterías repletas de libros con diversos temas bastante interesantes con información tanto antigua como actual". Dijo el joven verdugo.

"Concuerdo". Dijo Gowther.

"¿podrías traerme ese libro, Loan?" Le preguntó Lily cortesmente dejando su plato ya vacío a un lado.

"Por supuesto, Joven ama". Con un chasquido de sus dedos, el libro apareció en las manos del pequeño ser mágico.

"Aquí tiene, ama Liliane". Loan le entregó el delgado libro de tapa azul con el escudo de armas de la familia.

La niña tomó el objeto con cuidado. Al abrirlo, la pelirroja vio que dentro del libro había una fina pluma con tinta añadida. Con ayuda de Merlin, la ojiesmeralda anotó en una página en blanco los nombres de todos sus tutores y borró el de Albus Dumbledore a indicación de la ambarina. Con el desayuno finalizado, todos partieron rumbo a Gringotts.

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Rinclaw ya los esperaba con varios documentos sobre su escritorio. A su lado, otro goblin de aspecto más serio y autoritario posó su calculadora mirada sobre cada uno de ellos en el momento en el que cruzaron las enormes puertas de la oficina del Gerente de Cuentas Potter.

"Buen día a todos". Saludó Rinclaw. "Antes que nada, tenemos que tratar otro asunto de suma importancia. Adelante, su gracia".

En ese momento, el segundo goblin se puso de pie bajo las miradas curiosas de todos y tomó la palabra.

"Me presento. Yo soy Ragnok, el rey de la nación goblin". Anunció sin rodeos, sorprendiéndolos. "Mi presencia aquí se debe a un inesperado acontecimiento ocurrido el día de ayer en nuestro banco. Una antigua casa se activó y creemos que uno de ustedes es la causa de este suceso".

"¿Uno de nosotros?" Cuestionó Estarossa. "Ni siquiera somos de este mundo".

"Y eso es lo extraño de toda esta situación". Alegó Ragnok. "Aunque cabe la posibilidad... ¿Alguno de ustedes a escuchado sobre el mago Merlin?" Preguntó después de una pausa.

"¿El mago Merlin?, ¿El maestro del rey Arthur Pendragon, rey de Camelot?" Preguntó Lily emocionada, pues amaba esa leyenda y habían cuentos del famoso rey en la biblioteca de la escuela. "Ahora que lo pienso, ¡usted tiene el mismo nombre del mago Merlin!" Agregó la pelirroja encantada volteando a ver a la anonadada ambarina, la cual se hallaba sentada junto a ella.

La maga, al igual que sus amigos y los mandamientos guardó silencio sin saber que decir ante tales revelaciones. Debo investigar esto más a fondo, pensó saliendo de su asombro la azabache.

"Lily, en el mundo de donde nosotros provenimos yo soy la tutora de Arthur Pendragon, lo que quiero decir con esto es que al parecer el Merlin de este mundo es mi contraparte". Le explicó la maga sonriendo divertida al ver la cara maravillada de la ojiesmeralda.

"Ya veo". Habló Ragnok para sí mismo, tras escuchar la breve explicación que le dio la maga a la joven heredera Potter. Él sacó de su traje una preciosa cadena de oro con un dije que plasmaba un escudo de armas que brillaba de manera fascinante. El rey goblin caminó hacia la maga sujetando dicha cadena. Fue una verdadera sorpresa para todos cuando las llamas doradas dentro del fénix de cristal en la fina pieza de jollería se iluminaron con renovada fuerza al momento en el que Ragnok la colocó frente a Merlin.

"Mis corazonadas resultaron ser ciertas, usted es la nueva Lady Emris". Anunció serio el rey goblin. "Es su decisión si toma posesión del señorío con todas las responsabilidades que este título conlleva".

"¿Cómo es posible?" Preguntó Monspeet intrigado.

"Creo que tengo una respuesta para ello". Dijo Rinclaw llamando la atención de los presentes. "Mi teoría es que al ser la señorita Merlin una versión alternativa de nuestro propio Merlin Emris, la magia de la antigua casa la reconoció como algún pariente de este mago o el propio mago, designándola como la cabeza de familia a falta de descendientes de la línea principal". Explicó.

"Wow, sorprendente..." Expresó Elizabeth el pensamiento que pasaba por la mente de todos.

Merlin se tomó su tiempo para meditar las cosas. Sabía que una vez declarada Lady Emris ante el mundo mágico la atención estaría aún más centrada en ellos. Sin embargo, ¿importaba?, de por sí, el ser los nuevos tutores de Lily ya los dejaría en el centro de atención, no les vendría mal el poder monetario y político que les daría la casa Emris como respaldo, ya que aquí ellos no tenían absolutamente nada, únicamente contaban con el apoyo de Rinclaw y Lily. Asintiendo para sí misma, tomó su decisión.

"Deseo tomar posesión de la Casa Emris, y no solo eso, pondré a Lily como mi futura heredera". Declaró la bella maga sorprendiendo a todos.

La mente de Ragnok estaba trabajando a mil por hora. Esto le daría mucho poder e influencia a esta mujer y por consiguiente a la joven Potter que ya de por sí contaba con tres poderosas familias bajo su poder, así como su fama. El rey goblin mantendría un ojo sobre ellos y dependiendo de cómo esto resultara, actuaría en consecuencia.

"Perfecto, desea conocer el estado general de la casa Emris en este momento, o prefiere que le entregue los documentos con los estados de cuenta para que usted los revise por su cuenta más tarde". Le preguntó Ragnok.

"La segunda opción me parece bien". Le dijo el Pecado de la Gula.

"Muy bien". Ragnok procedió a entregarle un cofre de madera con el escudo de la familia Emris y una pequeña llave dorada. "Aquí dentro están guardados todos los documentos requeridos y el anillo de la cabeza de familia. Si necesita algo más, me puede enviar una lechuza, estaré personalmente a su servicio como su actual Gerente de Cuentas, Lady Merlin".

"Se lo agradezco, Rey Ragnok". Asintió cortesmente la mujer.

"Bueno, con todo ya dicho y hecho con respecto a este tema, paso a retirarme". Anunció el rey goblin. Les deseo un excelente día". Con esas últimas palabras de despedida, Ragnok se marchó ha atender otros asuntos.

"Bueno, pasemos de una vez a las cosas que quedaron pendientes en la reunión de ayer". Anunció Rinclaw abriendo una carpeta manila sacando de esta varios papeles.

Con la completa atención de los presentes sobre éste, el goblin les habló de las propiedades que poseía la familia Potter, las cuales lamentablemente se estaban deteriorando por el abandono total en el que se encontraban, las inversiones realizadas en varias empresas del mundo mágico que estaban estancadas, la falta de pagos mensuales y anuales por parte de la gente que le debía a la familia desde que falleció el matrimonio Potter, la mala administración de los negocios familiares y la malversación de fondos de parte de la gente que quedó a cargo de ellos. Pero eso no era todo, Rinclaw les contó sobre los libros de cuentos que habían publicado sobre las supuestas aventuras de Lily Potter, lo cual era un delito, puesto que esta gente no tenía el permiso para utilizar el nombre e imagen de Lily en ellos, además tampoco le estaban pagando nada por ganar dinero a su costa. Lo único que sostenía a la familia en este punto, eran las inversiones que la difunta Lily Potter había hecho en el mundo muggle, dejando a Rinclaw a cargo de todas ellas, quien las administraba sabiamente.

"He tenido las manos atadas porque no tengo autorización para tratar con varios de estos problemas". Dijo el goblin con clara frustración.

"Que desastre..." Dijo Elaine con una nueca.

"Rinclaw, ¿Lily puede darte la autorización para que podamos comenzar a arreglar parte de este lío?" Le preguntó Merlin.

"Por supuesto". Respondió éste.

Lily firmó dicho documento después de que Merlin y Meliodas lo leyeron a fondo. También la niña pidió que las propiedades de su familia fueran restauradas con nuevas salas añadidas, ya que no quería perder nada de lo que le habían dejado sus padres.

Rinclaw asintió, y aunque sería bastante costoso, afortunadamente la fortuna Potter todavía era lo suficientemente grande para cubrir los gastos sin hacer tanta mella en las arcas de la familia.

"Hay algo que también es absolutamente necesario resolver cuanto antes. La custodia legal de Liliane Potter la cual sigue bajo el poder de Petunia Dursley y Sirius Black. Aunque ustedes actúen como los tutores de la joven Liliane, no es válido ante la ley. Para hacerlo válido, Petunia Dursley tiene que firmarles este documento cediéndoles la custodia de la niña". Dijo Rinclaw entregándole éste a Merlin. "Eso ayudaría mucho a que ustedes pudieran actuar libremente para velar por sus intereses sin el riesgo de que Albus Dumbledore o alguna familia malintencionada reclamen la custodia de la joven Potter".

"Bien. Vamos, Gowther". Llamó la bella maga a su compañero Pecado ya encaminándose hacia la puerta con el documento en la mano siendo seguida por el pelimagenta, el cual entendió al instante lo que planeaba el Pecado de la Gula. A los demás no les quedó de otra más que esperar a que regresaran.

Media hora más tarde, Merlin y Gowther volvieron con el documento firmado. La ambarina sonreía enigmáticamente haciendo que el resto de los Pecados se preguntara que causó esa sonrisa. Los dos Pecados usaron el método del día anterior para hacer que la amargada tía de Lily les firmara el documento. Sintiéndose particularmente rencorosa con la horrible familia, antes de irse con Gowther, la maga le lanzó una desagradable maldición a Petunia, que se activaría cuando los tres Dursley estuvieran reunidos. El castigo para ellos estaba apunto de comenzar.

"Aquí tienes, Rinclaw". Le entregó Merlin el documento.

"Excelente". Dijo éste tomándolo y creando una copia del mismo, la cual le entregó a la maga, quedándose él con el documento original, el cual metió en una carpeta y guardó en el cajón de su escritorio.

La reunión continuó en donde se quedó. Por acuerdo general de Merlin y los demás, la gente que publicaba los libros de Lily Potter serían demandados. Rinclaw les dijo que se pondría en contacto con un excelente abogado que pudiera llevar este caso a buen término, al igual que el de la malversación de fondos de los negocios Potter. Hasta el último knut sería devuelto con creses.

Dado que a Lily no se le habían aplicado sus vacunas ni tampoco se le había hecho ningún chequeo médico con un medimago, Rinclaw llamó a uno de sus sanadores goblin para que le hiciera un chequeo completo a la niña. En una hoja de pergamino se iban anotando los resultados del examen médico, y lo escrito en él llenó de furia hasta a la misma Elizabeth, cuando Rinclaw leyó en voz alta su contenido.

Huesos rotos que estaban mal curados, desnutrición, lesiones que aún estaban curándose, bloqueos mágicos que debieron ser removidos desde hace años y más bloqueos que estaban interfiriendo con algunas habilidades heredadas de la pequeña Potter. La niña era una metamorfamaga, una hablante de pársel, así como una elemental de viento. Sin embargo, las cosas malas superaban a las cosas buenas, sobre todo lo que decía a lo último el pergamino.

"Hay un fracmento de alma de Voldemort alojado en la cicatriz de la joven Lily". Les informó por último Rinclaw con voz sombría Colocando el pergamino sobre su escritorio un par de minutos después de que el sanador goblin salió de la oficina del Gerente de Cuentas tras aplicarle unas vacunas a la pelirroja, eliminar los bloqueos mágicos y entregarle a Escanor, por indicación de Merlin, una receta médica, al igual que una caja llena con las pociones que la niña tendría que estar tomando durante dos semanas para curar el daño a su cuerpo y tratar su desnutrición.

"Señor Meliodas, ¿no puede eliminarlo usted?" Le preguntó Elizabeth angustiada.

El rubio suspiró. "Podría intentarlo, No obstante, preferiría no arriesgar el bienestar de Lily, no sabemos si esa cosa podría poner resistencia dañándola gravemente". Le dijo Meliodas muy serio.

"Ya veo". Dijo Elizabeth con tristeza.

"¡No quiero esa cosa dentro de mi cicatriz!" Dijo Lily al borde de las lágrimas.

"No llores, cariño. Todo estará bien". La tranquilizó Merlin. "No existe alguna forma segura de extraer el fracmento de alma?" Preguntó seria la ambarina.

"Sí, con un ritual especial. Éste lo eliminará sin dañar a la joven heredera Potter. Puedo solicitar con su consentimiento que preparen todo aquí en Gringotts para que se realice hoy mismo, si así lo desean". Les informó Rinclaw.

"Eso sería perfecto, ¿estás de acuerdo, Lily?" Merlin le preguntó con voz suave a la pelirroja.

"Sí, señorita Merlin". Le respondió Lily sin pensarlo dos veces.

"Bien". Dijo el Gerente de Cuentas. Rinclaw se puso manos a la obra dejando a Lily y compañía en su oficina un buen rato, en tanto se realizaban los preparativos para el ritual.

"La sala ritual ya está lista. Por favor, síganme". Les dijo Rinclaw después de una hora, guiándolos por una serie de pasillos hasta detenerse delante de una enorme puerta de madera oscura. El goblin empujó ésta y entró con el grupo, los cuales miraron la gran sala con curiosidad, en especial las intrincadas runas gravadas en el piso de piedra pulida que rodeaban un pentagrama ubicado en el centro del lugar.

Cinco goblins vestidos con túnicas blancas estaban de pie delante de cada punta del pentagrama y estos llevaban unos cristales en sus manos.

La joven Liliane tiene que pararse en el centro del pentagrama y quedarse ahí sin moverse antes de iniciar el ritual". Les dijo Rinclaw serio.

La pequeña pelirroja tragó audiblemente con claro miedo.

"No temas, Lily. Estaremos aquí pendientes de ti". Le dijo Meliodas alborotándole levemente el cabello a la niña con una sonrisa reconfortante.

"S-sí, señor Meliodas. Muchas gracias". Le dijo apenas logrando devolverle la sonrisa. Con más valentía de la que realmente sentía, la nerviosa niña se encaminó hacia el centro de la sala en donde se llevaría el ritual, deteniéndose en el punto indicado.

Sin perder tiempo, los goblins comenzaron con los procedimientos. A medida de que el ritual avanzaba, las runas gravadas en el frío suelo se iban iluminando más y más amenazando con cegar a los presentes. De un momento a otro, cinco pilares de luz surgieron de cada punta del pentagrama y convergieron en Lily, la cual empezó a gritar de dolor, alarmando a todos sus tutores. Antes de que pudieran intervenir, Rinclaw los detuvo.

"Tranquilos, esta reacción es normal, la magia pura está trabajando para purgar el mal que reside en el cuerpo de la Heredera Potter, también está arreglando cualquier daño que halla sido causado por éste en su cuerpo, magia y alma". Les explicó serio. "Si interrumpen el ritual en este punto, podrían provocar un daño irreversible en el núcleo mágico de la joven Lily o peor, su muerte".

Todos asintieron de mala gana, deseando que el ritual ya terminara, para no continuar escuchando los gritos de sufrimiento de su protegida, se sentían impotentes al no poder evitarlo y era un sentimiento sumamente desagradable.

El ritual tardó veinte largos minutos, que para Los Pecados y compañía parecieron eternos. Los pilares de luz que se hallaban cubriendo a Lily gradualmente fueron desapareciendo, dejando ver a la pequeña pelirroja todavía de pie, no obstante, se veía demasiado agotada, cosa que se mostró cierta cuando ésta cayó inconsciente segundos después de terminado el ritual, sin embargo, antes de que su cuerpo golpeara el suelo, Ban, quien había reaccionado antes que sus amigos, logró atraparla.

"Está profundamente dormida". Les informó el alvino a sus amigos tras acercarse éstos.

"Es de esperarse". Dijo Rinclaw, quien escuchó lo dicho por el Pecado de la Codicia aproximándose junto con los Mandamientos. "Fue un ritual bastante demandante".

"Así es". Confirmó un sanador goblin que entró en ese momento a la sala ritual, el cual se puso a examinar rápidamente a Lily, para verificar su estado. "Toda mancha oscura a sido eliminada de la joven Potter, también su núcleo mágico se a fortalecido. Dudo mucho que se despierte pronto, ya que está físicamente agotada. En fin, ella estará bien, solo necesita una buena noche de sueño y un abundante desayuno en cuanto se despierte". Concluyó éste.

Todos se sintieron aliviados por la excelente noticia, Algunos ya se habían dado cuenta de algunos pequeños cambios en la linda niña, tanto físicos como mágicos.

"Volvamos a mi oficina, ya terminamos aquí". Les dijo el goblin, recibiendo asentimientos de Merlin y compañía.

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"He de advertirles". Dijo Rinclaw con voz sombría desde la privacidad de su oficina. "Es muy probable que esta no sea la única pieza de alma de Voldemort, existen unos objetos que son denominados Horrocruxes, estos son objetos muy oscuros creados por medio de un prohibido ritual que requiere un sacrificio. Los horrocruxes ayudan a mantener el alma de la persona anclada al plano mortal, dándole la oportunidad de regresar en un cuerpo nuevo a través de ciertos rituales oscuros. En cada objeto se aloja una pieza de alma y solamente con la destrucción de todos ellos, la persona en cuestión, en este caso el mago oscuro Voldemort, sería definitivamente derrotado". Concluyó su explicación el Gerente de Cuentas Potter.

"Con un carajo". Maldijo Derieri, expresando en palabras lo que la mayoría pensaba.

"Haber haber haber, tenemos tiempo de investigar más sobre estos llamados horrocruxes, y pues en dado caso que Voldemort regrese antes de que podamos localizar todos sus fracmentos de alma dependiendo de que halla hecho más, nos encargaremos del problema personalmente como siempre lo hemos hecho". Declaró Meliodas despreocupado.

"Así es, Capitán". Le dio la razón Ban con una gran sonrisa confiada.

"De todos modos no es bueno confiarnos tanto, Capitán". Refutó Merlin. "Les recuerdo a todos que desconocemos las diferencias que tiene la magia en este mundo y sus alcances".

"Efectivamente". Estuvo de acuerdo Gowther. "Con unos cuantos libros que encontré en la biblioteca de la mansión Potter, noté que muchos de ellos daban a entender que la magia aquí es más versátil que la nuestra".

"Mi punto exactamente. En fin, creo que sería bueno concluir la reunión por hoy". Dijo Merlin observando a la dormida Lily en brazos de ban.

"Es lo mejor, de todos modos por el momento ya no hay nada que tenga que informarles. Les enviaré una lechuza en cuanto me ponga en contacto con los abogados mágicos". Les dijo Rinclaw.

"Perfecto. Que tenga una buena tarde". Se despidió la mujer.

"Igual ustedes". Asintió Rinclaw, viendo como la poderosa maga desaparecía con el resto de los Pecados y compañía de regreso a la mansión Potter.

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Todos aparecieron en la sala ubicada al lado del comedor de la mansión. La mayoría tomó asiento en los mullidos sillones sintiéndose repentinamente cansados. Por su parte, Merlin tomó a Lily de los brazos de Ban, y la llevó a su habitación.

"Vaya, que día". Dijo Meliodas con un suspiro. "Pronto tendremos mucho trabajo en nuestras manos".

"Cierto. Si la casa Emris es tan importante como nos dijo el Rey Ragnok, Merlin y por afiliación nosotros nos veremos sumergidos hasta el cuello en todo el desastre venidero". Argumentó King. "Y aún debemos investigar si Voldemort hizo más horrocruxes para asegurarnos que no los pueda usar para volver con un nuevo cuerpo e intente matar a Lily de nuevo".

"Qué complicado". Dijo preocupada Diane.

"Bueno, solo habrá que cruzar esos puentes cuando lleguen". Alegó Escanor con calma. "No tiene caso estresarnos más de lo necesario".

"Así es". Le dio la razón Merlin, la cual iba entrando a la sala en ese instante.

"Cambiando de tema, me sorprende que no hallas intentado robar nada en Gringotts, Ban". Dijo King desconcertado posando su mirada en el Pecado del Zorro.

"¡Ja! ¿Cres que no lo intenté?" Replicó el ojiescarlata.

"¡QUÉ!" Exclamaron Escanor, King, Diane y Elizabeth con los ojos bien abiertos y caras pálidas recordando lo que decía la advertencia que estaba colocada en la entrada del banco mágico.

"Bueeeeno..., verán, intenté llevarme unas gemas que estaban pesando unos goblins cuando llegamos por primera vez al banco, pero mi Elaine se dio cuenta y me lo impidió". Refumfuñó el Pecado de la Codicia con un puchero.

"Ya me extrañaba que desde el primer día no nos sacaran a punta de espadas de Gringotts". Dijo Meliodas divertido.

"Hay, Ban, no tienes remedio". Masculló Diane con resignación.

"La próxima vez que vayamos al banco, si algo pasa por culpa de Ban, haré como que ni lo conozco". Murmuró ceñudo King.

"¡Hermano, no seas malo!" Regañó la pequeña ambarina. "En fin, puedo detectar cuando Ban va a hacer algo estúpido que nos pueda meter en problemas, así que descuiden, lo tengo bajo control". Añadió la princesa de las hadas.

"¡Elaine!" Se quejó el albino. La chica solo sonrió inocentemente como toda respuesta.

Del otro lado de la sala de estar, los Mandamientos escuchaban a los Pecados en silencio.

"Ya me estoy arrepintiendo de aliarnos con ellos". Dijo en voz baja Gloxinia con una cara de infelicidad.

Sus compañeros solo suspiraron impotentes lamentándose para sus adentros estando de acuerdo con el pelirrojo.

"Tristemente no nos queda de otra". Masculló Zeldris con gran pesar.

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En una majestuosa mansión ubicada a las afueras de la ciudad de Aix-en-Provence, Francia un pequeño niño rubio platinado de ojos azul cian, de apariencia angelical, se hallaba muy concentrado sentado detrás del escritorio que había en su elegante habitación de gran tamaño.

"¡Terminé!" Exclamó con una adorable sonrisa el rubio, sosteniendo el pergamino entre sus manos triunfante.

"¿Terminaste qué, Gabriel?" Le preguntó confundida una hermosa niña de largos cabellos rubios platinados, grandes ojos azules y un rostro tan angelical como el del más pequeño.

"Mi carta para Liliane Potter". Le respondió con un leve sonrojo.

"¡Qué bien, hermanito! ¿Quieres que la enviemos antes de que te arrepientas como ocurrió con las otras?" Le preguntó ésta con una divertida sonrisa.

"Oui". Fue lo único que le respondió Gabriel con la cara ya completamente sonrojada.

Rápidamente, el ojiazul guardó la hoja de pergamino doblada en un bonito sobre azul celeste y lo selló con cera.

"¿Listo?" Preguntó Fleur.

"Oui". Respondió Gabriel con carta en mano.

"Pues vamos a la lechucería". Le dijo su hermana tendiéndole la mano al menor, la cual éste tomó empezando a caminar junto a ella emocionado por lograr al fin hacer una carta para la niña que vivió después de intento fallido tras intento fallido.

Ambos niños llegaron a la lechucería y eligieron a una bonita lechuza café claro de nombre Benus, una de las favoritas de Fleur y, seguidamente, le ataron la carta en una de sus patas, con ello, ésta emprendió el vuelo luego de que Gabriel le dijo el nombre del destinatario.

"Merci, Fleur". Dijo el niño observando a la lechuza alejarse a la distancia con su primera carta para Lily Potter.

"De nada, hermanito". Le dijo la ojiazul. "Para eso estamos las hermanas".

Sin previo aviso, con un pop, una pequeña elfina apareció frente a los dos rubios. "Amo Gabriel, ama Fleur, la señora me envió para decirles que ya es la hora de la cena". Les informó ésta.

"Muy bien, Lune. Dile a mi madre que iremos en un momento". Le dijo Fleur.

La Elfina asintió, luego hizo una reverencia y se marchó con otro leve pop.

Entre charlas alegres, los dos niños se encaminaron rumbo al comedor familiar de la mansión de la Cour.

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Fin del Capítulo.