Hola queridos lectores:
Ha pasado tiempo, he estado llena de cosas por hacer y en realidad no quería subir este capítulo a la rápida, al leerlo entenderán por qué. Nos queda un capítulo más y un epílogo.
Muchas muchas gracias por cada uno de sus comentarios:
- Tatiana Ocampo: Mas que de ingenua Kagome siempre es consumida por sus buenas acciones, ella realmente quiere salvar a Nara, incluso si eso significa ponerse en peligro, su gran corazón la lleva a tomar pésimas decisiones :c Aqui esta el cap, tardó un poquito y tal vez sugiero que tengas pañuelitos a mano. Un abrazo!
- kcar: Aqui esta la actualizaciooon, finalmente. Se vienen párrafos densos, prometo que valdrá la pena. Un abrazo.
- naomi-nakuru: Era buena idea llamar a Inu, pero Kag pensó que tal vez no le ayudaría en algo tan arriesgado. un abrazo!
- Susanisa: Este cap en particular va a mostrar la parte mas cruda y sanguinaria de Inuyasha, se han metido con Kag y eso les costará caro. Gracias por leerme!
- Marian Muxtay: Se viene un cap complicado e intenso, gracias por seguir mi historia!
- AmyCat45: Es complejo para Nara pensar racionalmente, considerando que es una niña de menos de 10 años y está asustada, sólo buscó ayuda en alguien de confianza. El despecho en Mila provocó muchos estragos, aunque perdiendo a Inuyasha quien no se vuelve loca? Kfjdf. Veremos a Kouga aunque probablemente lo odiarás XD. Para mi mi historia favorita siempre será "tu eres el objetivo", el Inuyasha de esa historia me mata, lo amo demasiado ajajjaja. Noah fue un personaje eeepico, incluso por un instante tenía gente tipo "team Noah" y "team Inu", fue bastante entretenido de escribir jajaja. Este cap será intenso, pero te prometo que si lloras te lo compensaré. Un abrazo.
- YokoGH: Kag es la mas impulsiva de la vida, por supuesto que todo se complica por eso. Pero a fin de cuentas todo valdrá la pena, lo prometo. Gracias por leerme!
- Vanemar: AYYYY MIS NERVIOS ESTAN AL MAXIMO PESE A QUE YA SE EL FINAL AJAJAJ, se vienen cositas, muchas gracias por tu revieeew!
- joiscar: Imaginate la desesperación de Inuyasha para rogar para que le digan algo sobre Kag :c realmente está agobiado. Sé que este cap te hará odiarme por un segundo, asi que pido perdón de antemano. Un abrazos!
- Guest: Noooo por qué te bloquearon? Que injustoooo, lo bueno es que rescataste el grupo, mucha gente fanatica de fanfics depende de ti ajajja. Leí sobre ese rumor de que fanfiction cerraría, no se si sea real, pero de todas formas tengo todas mis historias guardaditas, quizás sea bueno tener una cuenta de respaldo en otra pagina de fics ¿ Cual me recomiendas? Gracias por tanto amorcito y cariño, no tengo una página como autora, pero si una personal, si quieres puedes encontrarme en ig como franimiau o en face como francisca ignacia vera jara y asi no perdemos contacto, eventualmente debería hacerme una pagina para ir dando aviso de mis historias jaja. Un abrazo!
- BiitterCandy: AAAy ya te echaba de menos, desapareciste tanto rato que pensé que algo te había pasado, me alegro de leerte de vuelta. Entiendo lo cansada que estás, asique tranqui, sólo es bonito leerte aqui jiji. Amemos a Inu juntas :c es tan precioso mi bebe. Te adoro infinito, gracias por tu comentario, no te pierdas tanto, prepara pañuelitos y perdóname por este cap!
- Martha Laura Alvarez: Por lo general nunca tengo fecha de actualización :c pero aqui estamosssss, se viene intenso. Un abrazo y gracias por leer!
- Lizitag: LO SEEEE te juro que mientras no actualizaba estaba pensando en todos ustedes, en como debían estar de los nervios, pero no queria decepcionarlos con un cap subido a la rapida, siendo el penúltimo tenia que ser epico. Nos vemos en el otro cap, que ya esta listo, asi que si no me odian tanto puedo subirlo lueguito jeje
Este cap se viene con todo personitas mías, sé que probablemente me odien un poco y digan "PERO QUE HICISTE ESTUPIDA" ajajajja, sólo sepan que yo los amo, que he decidido arriesgarme y que valdrá la pena. De no querer sufrir, les sugiero esperar el epílogo.
El cap 31 está listisimo, mi idea era subir ambos al mismo tiempo, pero las veces que lo he hecho asi he recibido menos reacciones, y eso lo hace aburrido. Veamos que les parece este y si no me matan puedo subir el próximo en los proximos 3 días sin falta.
Un abrazo apretadito
Frani.
'
Capítulo 30.- Hasta el último latido.
(Perspectiva de Kagome)
Me sorprendió la facilidad con la que alcancé una velocidad de 150 kilómetros por hora en la carretera; el punto rojo en aquel mapa de mi celular me guiaba a un lugar en el medio de la nada, algo para nada confiable. Dudé en un par de oportunidades sobre la idea de seguir adelante, sin embargo la imagen de Nara en peligro me devolvía la valentía… O tal vez la estupidez.
Poco a poco los autos fueron escaseando hasta desaparecer y la luz del sol se escondió veloz tras el horizonte.
Mi teléfono había sonado en un par de oportunidades y el nombre de Inuyasha había destacado sobre el fondo oscuro de la pantalla, sin embargo había decidido no contestar y luego de 3 oportunidades él no había vuelto a intentarlo.
Cerca de 15 minutos mas tarde di la vuelta en la entrada a un terreno completamente cerrado, justo donde el punto me indicaba. Bajé la velocidad y me estacioné frente al portón de madera. Para mi sorpresa éste estaba abierto, como una invitación silenciosa a entrar.
Mis habilidades como youkai me permitieron caminar a través de la oscuridad sin tropezar. El camino se extendió por cerca de cinco minutos antes de llegar a una pequeña bodega, atenta al momento en que estuviera justo sobre el punto indicado. Deslicé hacia un lado la pesada puerta de metal y de inmediato el aroma de Nara me hizo sentir menos miedo.
– ¿Kag? - La voz quebrada de la pequeña a quien buscaba logró captar mi atención por completo. - ¡Kag!
Incluso sin luz pude notar con facilidad sus ojos azulinos y los párpados extremadamente hinchados y rojizos, probablemente por tanto llorar. Corrí a abrazarla y ella se cobijó en mis brazos.
– Estoy aquí, ya estoy aquí. - Aquel no era el reencuentro que habría esperado entre las dos, pero en cierto modo la había extrañado y no iba a quejarme.
– Papi no está. - Hipó.
– Lo sé, pero te llevaré de vuelta a sus brazos, te lo prometo. - Asintió y sentí como único ruido a nuestro alrededor su corazón asustado.
Inspeccioné el lugar intentando guardar la calma; había un montón de muebles en desuso, algunos cubiertos con telas blancas que los protegían del polvo, otros expuestos y deteriorados. Inhalé profundamente intentando encontrar el aroma de alguien más, sin embargo un aroma fuerte a combustible neutralizaba cualquier otro que estuviera presente. No tenía opción, tenía que salir lo antes posible de allí.
Me puse de pie y extendí mi mano hacia ella mientras le sonreía para tranquilizarla. El dolor agudo que experimenté al momento siguiente cuando una bala atravesó mi brazo me hizo echarme para atrás de inmediato.
– Mira que tenemos aquí. - La voz de Bankotsu captó mi atención desde una de las esquinas. - Ha pasado más tiempo de lo que mi corazón podía aguantar, ¿No Kag?
Encendió un pequeño interruptor a sus espaldas y la bombilla que colgaba desde el techo se encendió poco a poco, apenas hubo un poco de luz me sonrió y de inmediato disparó hacia mi pequeña acompañante; de forma instintiva la cubrí con mi cuerpo en tiempo record, recibiendo otro disparo cercano a mi muslo.
– Ya me tienes aquí, cumpliste tu objetivo, sólo déjame sacar a la niña. - Exclamé mientras hundía mis garras en mi propio brazo y sacaba el pequeño proyectil, sin la plata interrumpiendo la herida curó en segundos.
– ¿Bromeas?
– ¡Nara! - La voz de Kouga interrumpió de pronto, para luego entrar corriendo hacia su hija.
– ¿Ves? Te dije que estaría sana y salva, sólo necesitaba ocuparla un rato. - Exclamó Bankotsu.
– Esto no era parte de nuestro trato. - Reclamó Kouga. - No puedes jugar así con la vida de mi hija.
– Yo puedo hacer lo que se me dé la jodida gana. - Me mantuve en silencio mientras hacía presión en mi muslo con mi mano sana, intentando frenar el sangrado sin éxito, pues la bala de plata seguía allí dentro en algún lugar. - Tu hija pequeña ha sido el anzuelo perfecto, Kagome vino aquí sin necesidad de esfuerzo. - Me sonrió mientras yo lo fulminaba con la mirada.
Kouga me miró desde un costado, por un instante incómodo nuestras miradas se cruzaron y él simplemente me esquivó. Suspiré antes de volver a hablar.
– Entiendo el odio de Bankotsu, sin embargo el tuyo… aún es un misterio para mí. - No obtuve respuesta y el silencio otorgó mas que mil palabras. - Saca a Nara de aquí.
Asintió y cogió a la niña de la mano.
– ¡Espera, no! No podemos dejar a Kag aquí. - Exclamó la pequeña mientras se resistía. - Es un lugar muy oscuro para ella y está herida.
Le sonreí intentando calmarla.
– ¿Esto? Pff, sólo son un par de rasguños, ve a casa, te llamaré más tarde. - Mentí. - Llévatela ahora. - Ordené a su padre.
– Nadie se va de aquí, ¿Ninguno de ustedes anhelaba esta reunión? Kouga, Nara, siéntense allí, los quiero de espectadores.
Ellos obedecieron de inmediato. El silencio volvió a reinar mientras Bankotsu me sonreía y se sentaba frente a mí sin dejar de apuntarme,
– ¿Inuyasha sabe que estás aquí? - Preguntó y yo negué con la cabeza. - Eso es bueno, Mila fue a su oficina, habría sido triste que no lo encontrara allí.
– ¿Mila?
– ¿Te sorprendí?
– Já, no realmente. - Ahogué un quejido de dolor para no darle en el gusto. - ¿Qué es lo que quieres?
– No te apresures bonita, tenemos toda la noche por delante. - Me sonrió y yo sentí escalofríos en mi espalda baja. - Pero antes de toda la diversión, necesito que me entregues tu celular.
Caminó hacia mí y estiró su mano, cubrí mi abdomen de forma instintiva con mi brazo sano y con el otro busqué el teléfono en mi bolsillo para depositarlo en su palma. Apenas lo recibió lo lanzó con fuerza a la pared más próxima, haciéndolo añicos al instante.
'
(Perspectiva de Inuyasha)
– Me gusta tu cabello así, creo que está más largo de lo que recuerdo. - Ahí estábamos, con Mila y sus frases poco útiles para el caso.
– Donde está Kagome. - Suspiró y volvió a encender otro cigarrillo.
– Ya ha pasado una hora ¿No vas a dejar de preguntar por ella? - La miré sin responder. - Kagome está bien, está junto a Bankotsu, te llevaré allí más tarde. ¿Contento? Mientras más colabores, más pronto nos movemos.
– Bien. - Me resigné y me acomodé en el sofá frente a ella. - ¿De qué quieres hablar?
– ¿Por qué la escogiste a ella? - Por supuesto, esa era la clase de conversación que esperaba. Simplemente me encogí de hombros.
– La amo, siempre la amé, incluso antes de conocerte.
– Ella te abandonó.
– Y luego volvió a mi vida, no necesito más justificación que esa.
– No te importó hacerme trizas… no te importó nada de lo que vivimos juntos. - Suspiré.
– Es cierto, fui poco empático con tus sentimientos y pido perdón por ello, pero sabes, pensándolo bien y viendo esta nueva faceta de loca que llevas puesta… creo que no me equivoqué en nada. - Le sonreí y ella me fulminó.
– Kagome morirá esta noche, Inuyasha. - Exclamó entonces. - Y tú no podrás hacer absolutamente nada para evitarlo.
Aquello me quitó la sonrisa del rostro de manera instantánea. Sentí mis ojos arder en demasía y volví a lanzarme hacia ella con tanto impulso que el sofá donde estaba sentada se volcó. Me quedé sobre ella en el piso mientras se reía como si lo disfrutara.
– No puedo negar que extrañaba mucho esta faceta violenta tuya, me fascinan esos ojos rojizos en ti. - Su risita aguda me hizo sentir estupido. - Vamos Inuyasha, no mates al mensajero o no hay reencuentro con Kag.
– Puedo encontrarla sin tu ayuda. - Gruñí.
– No, en realidad no puedes. - Apreté más su cuello, quitándole la oportunidad de respirar, intentando encontrar en algún punto de su desesperación las respuestas que quería, sin embargo no sirvió de nada, ella ya no tenía miedo a morir, simplemente era un soldado kamikaze en la jugada.
Me rendí y la solté.
– ¿Qué es lo que quieres escuchar de mí? ¿Quieres saber si realmente te quise? Porque sí, si lo hice. - Aquello captó su atención de inmediato. - Estuviste en mis momentos más oscuros y lo que tuvimos juntos me ayudó a salir adelante. Esa es la Mila que espero ver, no esta faceta auto destructiva y estúpida. Jugar con la vida de Kagome es la peor decisión que podrías tomar para captar mi atención.
– Y aún así está funcionando a la perfección. - Se puso de pie y acomodó su cabello. - Esa Mila ya no existe, tú te encargaste de destruirla.
– ¿Te das cuenta de lo que estás haciendo? Estás jugando con mi paciencia, la paciencia del diablo en persona. - Me acerqué a ella y de pronto pareció recordar su lugar. - No importa lo que suceda esta noche, quiero que sepas que si alguno de ustedes se atreve a tocar un cabello de la cabeza de Kag, me desquitaré a lo bestia y disfrutaré descuartizarlos miembro a miembro mientras piden clemencia - Tomé un mechón de su cabello y hablé cerca de su rostro. - Y disfrutaré aún más torturarlos en el infierno por la eternidad.
Sus ojos claros me miraron con el miedo escondido en orgullo, sin embargo pude sentir su corazón acelerarse con mi amenaza.
– ¿Por qué te odia Bankotsu?
– ¿Por qué quiere a Kagome?
– Yo pregunté primero.
– ¿Y por qué no se lo preguntas a él?
– Porque jamás va a responderme con la verdad.
Que más daba, podía dar un poco de honestidad si eso me llevaba más rápido a la chica que amaba.
– Nos enamoramos de la misma chica en el pasado, esa chica murió y él me culpa por ello.
– ¿Fue tu culpa? - Lo medité por unos segundos. Llegué a la conclusión de que el solo hecho de estar conmigo la había puesto en riesgo, a fin de cuentas si había sido mi culpa.
– Si. - Admití. - Ahora contesta mi pregunta.
– No lo sé, mencionó algo sobre una reencarnación, nuevas oportunidades y otras estupideces.
– ¿Nuevas oportunidades con Kag?
– No lo sé ni me interesa, él puede hacer con ella lo que se le dé la gana. - Me miró atenta y luego se acercó a mí un poco más. - Última pregunta y nos movemos. - Yo esperé atento. - ¿Llegaste a amarme en algún punto de nuestra relación?
La miré serio.
– No. - Sonrió tristemente y asintió.
– ¿Qué hizo falta para que me amaras? - Preguntó entonces.
Lo medité por unos segundos, Mila había sido una buena pareja antes de mi reencuentro con Kag, había sido cariñosa, atenta y pocas veces habíamos discutido, sin embargo…
– Tú no eras Kagome, eso es lo que hizo falta, algo que no podías cambiar, simplemente no dependía de ti.
Me miró seria y entonces soltó una risita burlesca.
– Uff, andando, no quieres perderte esto. - Se acercó a la puerta y la abrió para dejarme pasar. - Con respecto a la muerte de tu secretaria, lo siento, me colapsó los nervios, era muy poco amable.
Vi su cuerpo tendido en el suelo, para entonces su sangre había formado una poza en el piso. Al menos el resto de la oficina se había ido sin enterarse. Me acerqué al cuerpo, su alma ya no estaba allí.
– ¿Conduces tú? - Pregunté y asintió.
– Antes de salir, deja tu celular sobre el escritorio. - Obedecí, mientras antes llegara a Kag mejor.
'
Manejamos por cerca de otra hora, alejándonos cada vez más de la ciudad, incluso la luminaria pareció ir desapareciendo con cada kilómetro y por un segundo mi corazón se apretó, en un presentimiento de que algo malo iba a suceder, de que me estaba metiendo de lleno en la oscuridad.
– Has decidido confiar en mí después de todo. - Musitó de pronto.
– No tengo otra alternativa en estos momentos. - Miré por la ventana. - Me tranquiliza saber que Bankotsu va a matarte después de esto, y eso lo sabes ¿no?
– No lo hará.
– Pff… ilusa.
Giró el volante con fuerza, haciendo patinar el auto sobre el asfalto mientras giraba. Se detuvo frente a un portón de madera semiabierto y aceleró para entrar. Vislumbré el auto de Kag justo allí y respiré tranquilo. Ella realmente estaba allí.
Caminamos por un tiempo que se me hizo eterno, y entonces cuando vislumbre una pequeña bodega corrí con todas mis fuerzas, acortando una caminata de minutos a un par de segundos.
– INUYASHA, VEN AQUÍ. - La escuché gritar tras de mí, sin embargo la ignoré.
Deslicé la puerta con fuerza y entonces me encontré con muchas caras conocidas. Kagome estaba allí, tal y como Mila había dicho. Su cuello iba rodeado por el brazo de Bankotsu, quien la utilizaba como escudo humano mientras cargaba el cañón de su arma contra su cabeza. Pese a ello ella me sonrió, mientras el aroma de su sangre sofocaba aquel lugar.
– ¡Amigo mio! ¿Mila te ha entretenido? Han tardado un montón.
– Tu problema es conmigo, no con ella, ya me tienes aquí. - Negó con la cabeza.
– Mi problema es con los dos en realidad. Y sé que apenas la suelte vendrás directo a por mi cabeza, asi que ¿que tal si te sientas y evitamos el mal rato?
– Suéltala, ahora. - Hice tronar mis dedos, listo para atacar.
– Inu. - Kag me miró asustada y negó con la cabeza sutilmente.
"Estoy bien" Moduló con sus labios.
– Estoy muy, muy molesto contigo. - Musité y ella me sonrió. - Todo esta mierda en la que te has metido a voluntad, pésima decisión.
– Lo sé.
– No te lo voy a perdonar tan fácil esta vez. - Le sonreí y ella asintió.
– Me lo esperaba.
– Aw ¿No son lindos? - Interrumpió Bankotsu de pronto. - Es casi un déjà vu de lo que existía entre tú y Nezuko.
– ¿Qué quieres para dejarla ir? ¿Mi empresa? Fantástico, es toda tuya, puedo hacer el traspaso ahora mismo si me das un bolígrafo para firmar.
Me miró incrédulo.
– No seas idiota, ¿Cómo podría conformarme con tan poco cuando tengo a la reencarnación de la chica que amé justo aquí entre mis brazos?
Mila pareció comprender en silencio que a fin de cuentas Kagome era la reencarnación de ese antiguo amor que terminó con nuestra amistad.
– ¿Entonces la quieres a ella? - Pregunté.
– Tú tuviste a Nezuko y lo arruinaste, me corresponde tener a Kagome. - Exclamó con calma, como si aquello fuera completamente normal. - ¿Acaso no prefieres estar conmigo bonita? Sabes lo que puedo ofrecerte, lo experimentaste hace un par de años, apuesto a que Inuyasha es bastante más aburrido.
Se acercó a la zona de su oído izquierdo y lamió lento su lóbulo, apreté mis puños con fuerza.
– Púdrete. - Respondió Kag y entonces Bankotsu sonrió.
– Quería que vieras esto en particular Inuyasha. - Y entonces clavó sus dientes sobre el cuello de ella, mientras no me apartaba la mirada y succionaba con fuerza.
No pude hacer mucho pese a que el corazón me dolía, pues el cañón de su arma seguía pegado a la cabeza de Kag, un movimiento en falso y todo estaba perdido.
– Eres… un idiota. - Gruñí.
Se alejó del cuello, dejando las heridas abiertas hasta que cerraron por si solas.
– Ahora entiendo tu obsesión con esta chica, su sabor es exquisito en realidad. ¿Quieres probar un poco? - Preguntó a mi novia mientras le extendía su muñeca.
– Paso. - Respondió esta.
– Muerde mi muñeca o una bala atravesará tu cabeza. - Ordenó.
Kag me miró, sus ojos llevaban una capa vidriosa de lágrimas que luchaba por retener. Incluso con su vida en peligro pareció pedir mi consentimiento en silencio, sabiendo que el intercambio de sangre era algo demasiado íntimo para nuestra especie. Asentí intentando calmarla, podía aguantar eso si se mantenía con vida.
Ella siguió resistiéndose y al segundo siguiente su captor la tomó por el mentón y le obligó a comer algo que no distinguí.
– Una sola microdosis de lillium la hará bastante más manejable, creo que la quiero de mascota.
Sus labios se acercaron a su muñeca y entonces mordió mientras la expresión de asco surcaba su rostro, a diferencia de Bankotsu succionó una sola vez y entonces intentó alejarse, sin embargo él la obligó a seguir. Apenas pudo librarse vomitó toda la sangre al suelo.
– Ya basta. - Musitó.
– Pero si apenas estamos comenzando. Mila, ya sabes que hacer. - Y al instante una daga de plata se pegó a mi cuello.
Me reí.
– No seas idiota, soy inmortal, lo recuerdas ¿no?
– No sé si con la cabeza separada del cuerpo eso sigue en pie, pero podríamos probar para quitarnos las dudas. - Exclamó Bankotsu.
Pegó a Kag a la pared más cercana, mientras presionaba su abdomen con el arma. Bajó los tirantes de su vestido a mordiscos y con su mano libre acarició cada zona de piel desnuda que encontró. Cuando llegó a sus pechos apretó el derecho con fuerza y entonces Kag chilló de dolor al mismo tiempo que mis garras destrozaban la piel de mis palmas al apretar mis manos con fuerza.
– Por favor para. - Rogó.
– No.
Los gritos de la pequeña de Kouga eran de preocupación sincera, su padre simplemente la escondió entre sus brazos, sin dejarla mirar más.
No pude permanecer allí más tiempo, observando cómo le hacían daño a la mujer que amaba sin hacer nada al respecto. Antes de que pudiera moverme Kag dió una patada con fuerza a la entrepierna de su abusador y esquivó un primer disparo, que por el dolor Bankotsu falló. Me moví con rapidez, sintiendo el filo del arma cortar con facilidad la carne de mi cuello, me volteé hacia Mila y tomé su rostro entre mis manos, sus ojos me miraron buscando compasión, sin embargo ya no existía eso en mí. Giré su cabeza con violencia hasta sentir el crujir de sus vértebras cervicales y entonces se desplomó como una muñeca de trapo a mis pies.
Busqué a Kag desesperado y la encontré peleando cuerpo a cuerpo con Bankotsu, pese a que sus movimientos no eran tan rápidos como los que había visto anteriormente, si supo ser un buen contrincante, pese a tener más de 300 años menos que su oponente y al lilium en su sistema.
Fue cuando me iba a acercar a ayudarle que alguien me abrazó por la espalda. Miré por sobre mi hombro y encontré a Kikyo apoyada en él.
– ¿Sorprendido de verme aquí?
– No realmente. - Contesté.
Me sonrió y entonces me apuñaló el costado con fuerza, lo que me hizo caer de rodillas a sus pies.
– Una vez más escoges el bando incorrecto. - Exclamé y Kikyo me sonrió.
– Te dije que ibas a arrepentirte.
– No seas estúpida y ayúdame a detener todo esto.
Un quejido de Kag me puso en alerta de inmediato. Bankotsu la había sujetado por el cuello. De inmediato la lanzó con fuerza hacia mí, y me moví para evitar que se golpeara contra el suelo. Tenerla allí entre mis brazos parecía tan irreal que tuve que convencerme mientras la apretaba en un abrazo.
– ¿Estás bien? - Pregunté. Asintió y entonces un hilillo de sangre brotó desde su cabello siguiendo un camino por su mejilla. - Joder, estás sangrando demasiado. - Rasgué mi muñeca y ella me detuvo al instante.
– No es nada, estoy bien.
– Cállate y por una vez en tu vida hazme caso. - Ordené. Bebió un poco, sin embargo escupió al segundo siguiente, aquello era el lilium rechazando mi sangre.
– No hay tiempo. - Por supuesto, tenía razón. - Llévate a Nara y a Kouga, están en fuego cruzado y no quiero que les pase algo. - Musitó.
– No seas idiota, tú vas primero. - Negó con la cabeza.
– Ellos no corren peligro, están conmigo. - Exclamó Bankotsu mientras limpiaba su labio inferior y escupía un poco de sangre. - Vamos Inuyasha, intenta sacar a Kagome de aquí, veamos si lo logras, te daré una oportunidad, por nuestra amistad y los viejos tiempos.
Lo miré con desconfianza.
– Te doy mi palabra, tienes 5 segundos antes de que vaya a por ella. - Continuó.
No iba a perder esa oportunidad. La tomé en brazos y me giré hacia la salida con rapidez, allí Kikyo me miró con un arma apuntando hacia mi, sin embargo poco a poco la bajó hasta Kag.
– No hagas esto, vas a arrepentirte. - Intenté dialogar.
– Uno… - La voz de Bankotsu sonó de fondo.
– Extraño ser la chica que protegías del mundo. - Me sonrió. - ¿Qué fue lo que salió mal entre los dos?
– Dos…
– Baja el arma, Kikyo. No quieres ganarte mi odio por el resto de la eternidad.
– Tres… Vamos Kikyo, este trabajo es tuyo, tal y como lo conversamos. - Exclamó Bankotsu tras de mí. - Tendrás a Inuyasha para ti otra vez. Cuatro…
Pareció divagar, sin embargo dejó caer el arma; sólo en ese instante pude volver a respirar. Le sonreí en agradecimiento.
– Siempre decepcionándome, todo tengo que hacerlo yo. Cinco. - Y entonces Bankotsu pegó el cañón a mi espalda y disparó a través de mí.
El dolor de la plata quemó con intensidad y aguanté el quejido por simple orgullo, después de todo sabía que el daño era temporal. Un quejido apenas audible proveniente de Kag me alertó y entonces sentí un líquido tibio escurrir por mis manos. La alejé un poco de mi cuerpo para inspeccionar y fue cuando noté una herida sangrante en su abdomen; la bala había sido disparada a tan corta distancia que había alcanzado a herirla a ella.
Sentí un frío incómodo que me recorrió desde la cabeza a los pies. Mi corazón latió dolorosamente y por un momento pensé que me iba a desmayar, la dejé en el suelo e intenté con mis manos presionar su herida, sin embargo pronto las tuve empapadas en su sangre, que no dejaba de salir a borbotones. Hundí mis garras buscando el proyectil mientras ella se aferraba a mis brazos intentando alejarme a gritos. No lo encontraría sin hacerle daño y aquello me hizo desesperar.
– ¡Cuidado! - Intentó gritar, sin embargo fue más un susurro.
Un golpe fuerte en mi cabeza me lanzó hacia el otro extremo del lugar. Sentí mis latidos hacerse cada vez más rápidos mientras mis manos temblaban y escuchaba la risa de Bankotsu tras de mí.
Miré a Kikyo con las esperanzas puestas en mi última alternativa.
– Si de verdad me amaste, ayúdala, porque ya no querré vivir sin ella. - Me miró en shock y se hincó junto a Kag, intentando frenar el sangrado.
No supe muy bien como funcionó mi mente después de eso, lo último que vi y quise recordar a conciencia fue el rostro de Bankotsu, mirándome sonriente.
– Si yo no la tengo, entonces tú tampoco. - Exclamó.
Troné mis dedos y al instante siguiente le tomé por el cuello, apretando y desgarrando con mis garras parte de su piel. Su cuerpo cayó con fuerza al otro extremo de la habitación cuando lo lancé con rabia y pude sentir el crujido de su columna cuando se hizo añicos. No pudo moverse, sin embargo aún estaba vivo. Me acerqué y pisé con fuerza una a una sus extremidades, comprobando que no los sentía en absoluto. Me subí a horcajadas y golpeé su rostro con fuerza desmedida. Perdí la cuenta de los golpes que le di y no fui capaz de sentir el dolor en mis nudillos.
– Inuyasha, basta. - La voz de Kikyo. - ¡INUYASHA PARA! Ya está muerto, ya basta.
La miré desde mi posición y de modo automático se alejó un par de pasos, el reflejo del terror en sus ojos me hizo comprender que por primera vez parecía temerme. Luego volví a mirar a la víctima bajo mi cuerpo. No fui capaz de reconocer sus facciones, mis golpes las habían destrozado. Hundí mi mano en su pecho, arrancando su corazón y haciéndolo explotar entre mis dedos, asegurándome de que el idiota no volviera a vivir.
– Inuyasha… - La voz de Kag me sacó del trance de forma instantánea.
La miré a distancia, a esas alturas la sangre había formado una poza escarlata a su alrededor, cerré los ojos por unos segundos, intentando quizás con ello despertar de esa pesadilla de mierda.
'
(Perspectiva de Kagome)
Vi su rostro a la distancia, el rojo inundaba no sólo sus ojos si no tambien su piel, cubriéndola casi en su totalidad con manchones de sangre de quien acababa de asesinar. Caminó hacia mí aún en trance y cayó de rodillas a mi lado, destruido emocionalmente.
Puse todos mis esfuerzos en extender mi mano hacia su mejilla y entonces se recargó en ella mientras miraba mi abdomen con atención y sus ojos recuperaban el dorado que tanto amaba.
– ¿Se ve muy mal? - Negó con su cabeza, mientras sus ojos se tornaban llorosos.
– No… es una herida pequeña, mírame, mírame y estarás bien. - su voz siempre segura ahora sonaba quebrada, destrozada. Mordió su muñeca y la pegó a mi boca. Sin embargo mi cuerpo la rechazó al instante. - Tienes que beber gatita.
– Ya lo intenté, no está dando resultado, sus heridas son demasiado severas. - Exclamó Kikyo.
Lo miré fijo, mientras mi respiración se hacía cada vez más superficial, me dolía cada músculo en mi cuerpo y podía apostar que había un par de costillas rotas, sin embargo al mismo tiempo sentía mis párpados demasiado pesados, como si el sueño me invadiera.
– Kag… - Ahí estaba, la voz de Inuyasha, aunque ahora sonaba un poco lejana… distorsionada.
– ¿Hmm? - Susurré.
– Todo va a estar bien, sólo tengo que sacarte de aquí, mientras tanto no te duermas.
– Lo sé. - Yo lo sabía, sabía que ya no había nada más que hacer. - Ven aquí.
Pegó su frente a la mía, la sensación de pequeñas gotitas tibias sobre mi rostro me hizo volver a abrir los ojos y esa fue la primera y probablemente la última vez que lo vería llorar.
– No llores, todo estará bien. - Intenté calmarlo.
– No digas eso, sabes que no puedo vivir sin ti, no puedo, yo…
– Shhh. - Intenté calmarlo. - Te amo, te amo mucho.
Me sentí extremadamente cansada, sin embargo el dolor cesó, poco a poco.
Y entonces todo se fue a negro.
'
(Perspectiva de Inuyasha)
Y de pronto sin aviso el único sonido que me mantenía cuerdo se apagó, dejando a su paso un silencio avasallador que terminó por romper mi poco autocontrol. El ruido de mis sollozos, el dolor en mi pecho, todo se hizo insoportable.
– Llamaré a tu padre. - Exclamó Kikyo. - Él sabrá que hacer.
La sacudí suavemente por los hombros, sin embargo no hubo reacción.
– Gatita… - Nada, no obtuve más que silencio.
Permanecí allí, con ella entre mis brazos por un tiempo indefinido, intenté con todas mis fuerzas mantener su calor, sin embargo pronto su piel se tornó fría y pálida. En algún punto de todo ese sufrimiento un par de brazos me sujetaron por detrás y yo simplemente me dejé llevar, sintiendo el aroma característico de mi padre. A esas alturas ni siquiera sabía cuánto tiempo había pasado.
– Ella está… - No podía decirlo en voz alta, eso lo hacía real.
– Lo sé.
– Está… - El abrazo de mi padre no se hizo esperar, por el contrario, sus brazos me cobijaron y lloré como un niño pequeño, algo que no sucedía hace casi 2 milenios.
Con cada sollozo mi pecho ardía, sentí un dolor opresivo que no me dejaba respirar.
– Vamos a casa.
– No, no puedo dejarla aquí.
– Por supuesto que no la dejaremos aquí, yo me encargaré de eso.
Había olvidado la presencia de Kouga y su hija hasta que aparecieron frente a mí. Sentí mis ojos arder y entonces me lancé a atacarlo.
– TODO ESTO ES TU CULPA. - Grité. - TUYA Y DE TU JODIDA HIJA. - Lo tomé por el cuello.
– Inuyasha… - Mi padre intentó detenerme.
– NO, LO ÚNICO QUE MERECE ES MORIR. - Lo miré con rabia. - He perdido a Kagome y a mi cachorro en el proceso, por tu estupido odio.
– Yo… no pensé… que llegaría tan lejos… - Exclamó con dificultad.
La niña a su lado dio pequeños golpes de puño sobre mis piernas intentando defenderlo.
– Ojo por ojo entonces. - Exclamé, lo solté y tomé a la niña en brazos, apretando su cuello con mi antebrazo.
– ¡Por favor no!
– Inuyasha, esa niña no tiene la culpa. - Exclamó Touga.
– ¡¿Y eso qué importa?! Si la mato tal vez puedo intercambiar el alma de Kag por la de ella, podría tenerla de vuelta. Un alma buena por otra, ni la de mila ni la de Bankotsu me sirven, mucho menos la de Kikyo o la de este idiota.
– Kagome no querría esto.
– KAGOME ESTÁ MUERTA PADRE, IMPORTA UNA MIERDA LO QUE ELLA QUERRÍA.
Me miró con tristeza y entonces bajó su cabeza.
– Si eso calma tu dolor…
Hizo un paso al costado, y me dejó actuar a mi voluntad. Tuve allí entre mis manos la venganza perfecta, sin embargo luego caí en cuenta de que esa niña era la única razón por la que Kag se había arriesgado. Si yo la mataba entonces todo su sacrificio había sido en vano.
La dejé caer, y entonces caminé a la salida.
– Desaparece de mi alcance lo antes posible, no volveré repetirlo. - Exclamé a Kouga. - Te daré la oportunidad de vivir hasta que llegues al infierno, ahí cobraré mi venganza, con intereses.
– ¿Qué te hace pensar que me iré al infierno? - Preguntó con descaro.
– Todo lo que ha sucedido aquí en parte es por tu culpa, ¿aún te quedan dudas?
Golpeé su rostro con fuerza, dejándolo noqueado en el suelo.
Miré una vez más a Kag, el color había abandonado sus mejillas, sin embargo pese a lo horrible de su muerte, ella parecía dormir pacíficamente. Volví a concentrarme en escuchar su corazón, por supuesto, sólo obtuve silencio. Sentí las lágrimas agolparse en mis ojos y me di media vuelta de inmediato, necesitaba salir de allí.
– Inuyasha. - La voz de Kikyo me siguió de cerca.
– No.
– Pero…
– Sólo déjame tranquilo.
– No quiero q… - Me giré a mirarla y la tomé por el cuello, pronto el pánico volvió a relucir en sus oscuros ojos.
– Escúchame Kikyo, la única razón por la que no te he matado es porque tu no disparaste esa bala, no quiero tu compañía ni tu compasión, sólo te quiero lo más lejos posible de mi. ¿Queda claro? - Asintió. - Perfecto.
La empujé lejos de mí y caminé hasta alejarme lo suficiente. Sólo entonces, cuando me hallé en lo profundo del bosque me permití volver a llorar, sintiendo como cada sollozo parecía desgarrarme el pecho.
Ya no había Kagome en mi mundo y eso sólo significaba que ya no había razones para vivir.
AVANCE CAPÍTULO FINAL
(Perspectiva de Kikyo)
Me empujó lejos y entonces utilizó su velocidad para salir de allí y perderse.
¿Qué era tan único en Kagome que había arrastrado al mismo diablo a desear su muerte? La chica no había tenido absolutamente nada especial. La odiaba, odiaba el peso de su existencia sobre el hombre que amaba. Incluso sin su presencia en el mundo terrenal, ella seguía produciendo estragos.
– Si realmente quieres ayudarlo, lo mejor que puedes hacer es darle su espacio. - La voz de Touga apareció tras de mí, tendiéndome su mano para levantarme del suelo.
– No puedo quedarme de brazos cruzados mientras el diablo se desmorona, suena a apocalipsis. - Respondí, mientras sacudía la tierra de mi ropa y mis rodillas.
Él guardó silencio por algunos segundos.
– Puedo hacerle olvidar, quizás esa sea la mejor solución. - Musitó de pronto.
– ¿No has aprendido nada de la última vez?
– …O puedo traerla de vuelta. - Continuó.
Me giré a mirarlo incrédula.
– Bromeas. - Me miró serio.
– ¿Parezco estar bromeando? - Preguntó confundido.
– ¿Y por qué me lo dices a mi? Tráela de vuelta y ya, tu hijo es quien está perdiendo la cabeza.
– Un alma bondadosa por otra, el equilibrio debe mantenerse a toda costa
Dejarlos con el corazoncito tan destruído no es mi estilo, asi que les he dejado un pequeño avance de consuelo. Se vienen cositaaaas.
PERDÓNENME LOS AMO :C
