¿Sería posible que mi sola presencia en esta recóndita aldea ya estuviese marcando una diferencia? Por un lado no me considero lo suficientemente importante o significativo, aunque no puedo negar mi interacción y consejos a gran parte de la población antes del invierno. Por otro lado, recordaba aquel viejo dicho de mi viejo mundo, en el que el aleteo de una mariposa podría generar un tornado al otro lado del mundo.
Mi familia no se decidía a qué hacer, mi madre quería que nos volvieramos a encerrar más sabía que era imposible, tras 6 años de invierno, nadie soportaba un día más encerrado. sin nunca haber sido médico, sabía que el norte entero estaba luchando contra algún tipo de virus que se propagó en la humedad del inicio de la primavera, y que la falta de higiene básica de sus habitantes, estaba permitiendo su rápida propagación.
La población estaba en caos, nadie sabía qué hacer. Todos se miraban con suspicacia, esperando a que alguno mostrara algún síntoma de enfermedad, pero con el paso de los días llegaron otras prioridades y volví a sorprenderme de la simpleza de este lugar. ¿si no les afecta, por qué preocuparse por ello?
Lentamente los campos empezaron a llenarse de ganado, se escuchaba el sonido de los gallos a la madrugada y en cada granja podían verse los inicios del trabajo en la tierra para empezar a cultivar. La vida continuaba su ciclo, y me fue fácil entender cómo, al parecer, las cosas se habían mantenido del mismo modo durante 8.000 años. Ya lo decía el emblema de los Stark: ya viene el invierno. Toda esta población sólo piensa en eso, y no da lugar al desarrollo, a la creación.
¿Debería hacer algo al respecto, por mis padres y por mi comunidad? Quisiera decir que fuí arquitecto y conocía los secretos para construir mega obras para la comunidad. Médico para curar cada una de las enfermedades que consumían a las personas; o Agrónomo para enseñarles a producir más alimentos. Pero simplemente había sido un humano normal, en mi trabajo de oficinista mi más grande logro fue salir a tiempo de la oficina sin dejar trabajo para el día siguiente. y si quiera tratar de recordar los principios bajo los que se regía esa civilización, me hacía doler la cabeza, ningún recuerdo de química, física o matemática avanzada venía a mi.
Al final decidí no hacer nada drástico, lentamente retomé mi rutina de caza, y recordaba a todos aquellos con los que comerciaba carne, la importancia de mantener una buena higiene y así evitar la enfermedad. Al igual que mi familia, el resto del pueblo aceptó mis rarezas como palabras de los antiguos dioses, y aunque nunca nadie me trató diferente, si sentía cierta reverencia en su tono de voz cuando se referían a mi.
La primavera también había afectado a mi familia, lamento decir que no era muy cercano a mis hermanos, y fue bastante inesperado cuando Theon, mi hermano mayor llegó al hogar de la mano de una linda chica a la que pretendía tomar en matrimonio. A partir de ahí todo fue un frenesí, al parecer no había mucho por pensar, y siendo el mayor, heredaría la casa familiar.
La ceremonia fue sencilla, ante la presencia de un arciano, y nuevamente sentí la presencia de algo o alguién ahí, mirándonos desde los ojos de la corteza. Las dos familias estaban felices en medio de cerveza y la carne de jabalí que cacé para el evento.
Dos días después de la unión, mis otros dos hermanos anunciaron que querían intentar dedicarse a comerciar productos, empezando con las reservas que quedaron del invierno llevándolas hasta el Puerto Blanco, un lugar ideal para empezar una nueva vida, y del que habían escuchado, que gracias a los conocimientos de lectura y matemáticas básicas, podrían tener grandes oportunidades en el principal, y único, puerto del norte.
La despedida estuvo llena de lágrimas y de promesas de visitas que todos sabíamos que no eran reales. En este mundo medieval nada garantizaba que ellos podrían si quiera llegar a su destino, o que de hacerlo, alguna vez se diera la oportunidad para regresar. Pero así todos lo aceptábamos y yo si esperaba poder volver a verlos.
Con su partida, tuve un tiempo más para planear mi futuro. Ser un cambiapieles solo era el primer paso de mis objetivos, y suponía que aún había mucho por aprender al respecto de esta magia de los primeros hombres. Otro de mis objetivos era aprender más sobre la historia de este mundo, pero sabía que ese conocimiento estaba restringido a los nobles en sus grandes castillos y a los maestros de la ciudadela, con sus múltiples cadenas de diferentes metales.
Aproveché este tiempo para aprender de los demás, cosas que me pudieran dar acceso a algún castillo: un poco de herrería (que era tediosa y demandante), algo de lucha con lanza y con cuchillos y a cuidar de los caballos (o mulas en el caso del pueblo).
Una de mis nuevas rutinas incluía visitar el bosque de dioses cercano, para intentar extraerles algún tipo de conocimiento o revelación, más no obtuve resultados y al cabo de unos meses desistí por completo.
Sentía como mi vida lentamente, a pesar de tener un propósito se sumía en la inercia eterna de mi familia y comunidad, y que no estaba logrando nada para mi. Es así, como en un arrebato de mi juventud, decidí armar mi maleta y emprender camino. Mi familia no estaba del todo complacida con mi decisión, pero al igual que con mis otros hermanos, lo entendieron.
Con mi arco en el hombro, mi morral en la espalda, y Alvin encima de mi cabeza, di inicio a una nueva fase en mi vida. No sabía qué esperar, pero lo tenía todo por ganar.
