Yuki admitía que se había equivocado al abandonar a Satoru por ese motociclista, aunque debía admitir que era muy bueno en la cama, Satoru también lo era pero que fes el peliblanco, comenzó a hacerse cargo con los asuntos del negocio de la familia Gojo, había comenzado a aburrirse de Satoru, no le gustaba esa versión de ese hombre, siempre le gustó que el Gojo Satoru hacía lo que le daba en gana, ese fue el principal motivo por el cual había roto el compromiso, ganándose el desprecio de su familia y la consecuencia que más le había afectado no fue el enojo de sus padres sino que le quitaron la participación que ella tenía en el negocio familiar,contando solo con su fortuna personal, decido irse con ese hombre que la había hecho vibrar en la cama. Desgraciadamente nada dura para siempre de nuevo comenzó aburrirse. Sin dinero y harta de esa relación, se comunicó de nuevo con sus padres para que aprobaran su regreso. Sus padres accedieron con la condición de ella consiguiera reanudar el noviazgo con Satoru, su madre le explicó que contaba con el apoyo de la mayoría de la familia Gojo, incluyendo al padre del peliblanco. Para la rubia no fue ningún sacrificio aceptar. No sería tan reanudar lo que tenía con Satoru, tendría de nuevo acceso a la fortuna familiar y tendría de nuevo sexo fantástico con el ojiazul. Decidida a recuperarlo urdió toda una estrategia. Pronto cambiaría su nombre al de Gojo Yuki, tenía el apoyo de su familia y el de la mayoría de los Gojo, nada podría salir mal.

Ahora viendo el rechazo que tenía Gojo hacia ella, no le sorprendió, se repetía que era cuestión de tiempo. Necesitaba acostarse con el, Satoru era manipulable en la cama, este juego sería de inteligencia. Gojo Kenji, le había sugerido que para que su hijo accediese a regresar con ella, necesitaba embarazarse, sabía que era un sacrificio que debía aceptar, para ella un hijo sería un limitante para disfrutar su vida, caso contrario el de Satoru, sabía que por su pasado él no dejaría a su hijo al desamparo, al contrario, se atrevía a asegurar que él la haría fingir que eran una familia perfecta con tal de que su hijo no pasara por lo que él había vivido por el rechazo de su madre.

Sonrió de manera amplia y muy complacida. Ahora estaba sentada en su automóvil. A pesar de que su ex novio la aparto como si fuera algo desagradable y después desapareció de su rango de vista ante la mirada de sorpresa de Kirara y de ella no se preocupó, esto recién comenzaba.

-Entonces, ¿Todo quedó claro? No quiero que nada salga mal a partir de ahora. Confío en ustedes, Mei, Kirara y Utahime. Necesito toda la información sobre todas las personas que rodean a Satoru, les daré algunos días para que después comparemos notas. Necesito saber que es lo que ha hecho después de mi ausencia, además de saber a quien debo acercarme para que él no pueda evitarme. Tengo el tiempo contrarreloj, debo recuperar el tiempo perdido. Yuki, había ido por sus tres amigas y las llevo a su automóvil para tener la mayor discreción posible, no quería que nadie pudiera darle un solo indicio a Satoru sobre lo que planeaba, sabía que si él tenía un mínimo detalle sobre el actuar de ella y las personas que la apoyaban, él enseguida haría todo lo posible para intentar llevarles al contraria, ella podía lidiar con eso, pero necesitaba embarazarse de inmediato.

Sus amigas asintieron de inmediato, aunque Utahime, lo hacía sin estar segura. Sabia que Gojo y Miwa sentían algo, pero al parecer decidieron no hacer caso a esa atracción. Sinceramente era lo mejor los diez años de edad de diferencia entre esos dos, además de la diferencia económica, esa relación estaba condenada al fracaso. No estaba de acuerdo con el estilo de vida de Yuki, pero era la mejor opción para Gojo. Suspiro. No le comentaría nada a Suguru, sabía que si él sabía del plan de Yuki iría de inmediato a contarle al idiota de los lentes. Así que cumpliría el deber que tenía con su amiga.


La resistencia que tenía Satoru al alcohol, se estaba poniendo a prueba. El vino era una bebida que le desagradaba, pero era la única manera de calmar su malestar. Necesitaba algo que lo relajara. Como le fue posible dejó a Yuki con Kirara y otras amistades en la salida. Sabia que Kirara, Mei Mei y Utahime eran amigas de toda la vida de Yuki y por eso estaban confabulándose, para que ellos pudieran tener una reconciliación. Tenía planeado, hablar con ellas, en especial con Yuki para dejarles en claro, que hace mucho había dejado de querer a Yuki, y ahora ni siquiera podía ofrecerle una amistad.

comenzó a buscar a la peliazul, aunque con el ambiente festivo de aquel lugar, era difícil que alguien se diera cuenta del estado fúrico de Gojo, probablemente el idiota de Hajime aprovechó la situación y se llevó a Kasumi con el pretexto de que mañana trabajarían, volvió a maldecir en su interior, la casa de su amada quedaba alejada de la ciudad, comenzó a calcular la velocidad a la que tenía que conducir para poder alcanzar el automóvil de su primo. Con ese pensamiento metió la mano al bolsillo de su pantalón y comprobó que las llaves de su auto estaban ahí. De pronto sintió cómo sus dos brazos eran tomados con algo de fuerza y vio de inmediato a los responsables. Suguru y Hakari eran los responsables, entrecerró los ojos, esos dos, era muy rara la ocasión en la que estaban tan serios.

-¿Que ocurre? Tengo prisa, así que si se trata de algo de la oficina, puede esperar hasta mañana.- Esto lo decía al mismo tiempo que trataba de zafarse del agarre de esos hombres, pero era inútil, no podría zafarse. Aún no ejercía la fuerza necesaria para zafarse de ese agarre por ahora, porque no quería llamar la atención de los invitados a la celebración, esto lo pensaba mientras era arrastrado a una sala privada. Sin más los tres hombres entraron. Suguru y Hakari lo soltaron, escuchó como la puerta era cerrada y asegurada, iba a abrir la boca, pero, las palabras de su mejor amigo lo dejaron impactado.

-Kasumi salió casi detrás de ti y hace unos minutos la vi llorando en la mesa, sobra decirte que tú primo la estaba consolando, ¿me quieres decir que es lo que sucede? Tú y ella caminan en el hielo frágil en su relación y ahora te pones a discutir con ella, sabes que Kashimo aprovechará cualquier oportunidad.

Satoru estaba congelado, sabía que Kasumi lo vio con Yuki, maldijo con todas sus fuerzas a la rubia. Esa mujer le había hecho un favor al abandonarlo, aunque no iba a negar que Yuki lo hacía sentir "bien" era Kasumi la que lo hacía sentir pleno, no podía describir la felicidad que sentía desde que la conoció. Lo que sentía por Kasumi no tenía comparación sobre lo que alguna vez sintió por Yuki, y ahora esa mujer viene con la intención de fingir que nada pasó y regresar con el. Tenía que encontrar a Kasumi y aclararle que el beso que había visto, no significaba nada para el. Necesitaba besarla y abrazarla para que se diera cuenta que la única mujer a la que quería era ella.

El peliblanco se dirigió a la puerta a toda velocidad, cosa que no pasó desapercibida por Suguru y Hakari, el último se dirigió a la puerta, interponiéndose en el camino de su mentor, el pelinegro, se interpuso en el camino de Satoru, sabía que en un combate cuerpo a cuerpo su mejor amigo le ganaría, pero en esta ocasión el alcohol que su mejor amigo había consumido, había hecho estragos en ese hombre, a pesar de que para cualquier persona esa cantidad no era gran cosa, para ese hombre si lo era.

-Suguru, no estoy de humor. Iré por Kasumi, el idiota de Hajime debe estar aprovechando esta oportunidad, necesito verla y explicarle, sobre algo que sucedió en la entrada del restaurante.- Esto lo decía con una seriedad, poco vista. Los dos hombres sabían, cuando ese hombre tenía ese semblante: "amenaza inminente"

Hakari se pegó aún más a la puerta que estaba a sus espaldas, el ambiente en esa habitación se había tornado demasiado tenso, sabía que el que realizará el primer movimiento de esos dos hombres, se convertiría en una batalla encarnizada. Su mentor y Suguru, eran distinguidos practicantes de artes marciales, siendo honestos, aunque sería una batalla reñida, Satoru Gojo sería el ganador. Hakari se considera un hombre con suerte, si embargo, viendo la situación que ahora estaba frente de él, comenzaba a compadecer a su amigo, el idiota de Hajime, ni siquiera sabía la furia ciega que su primo manifestaba en esos momentos, si algo salía mal y Satoru lograba salir de esa habitación, los dos primos se enfrentarían con todas sus fuerzas por esa mujer, aunque, Gojo no le había contado nada, esas palabras que se dirigieron esos dos hombres le hicieron confirmar que Kasumi y Satoru mantenían una relación a escondidas. No fue muy difícil llegar a esa conclusión. Ahora, se sentía dividido, se consideraba un hombre leal, aunque en ocasiones era movido por sus intereses, vería cómo marcharían las cosas y trataría de no interferir en el triángulo amoroso que veía llegar. Miwa Kasumi, era una mujer hermosa, sensual. Ahora entendí porque tenía tan ensimismados a esos dos hombres. Recordó las palabras de Kirara sobre Yuki, la peliazul, no tenía fácil el camino hacia Satoru. Si él estuviera en su situación, sin duda elegiría a Hajime. Lo de ella y Satoru, estaba destinado al fracaso. En sus pensamientos le deseo suerte a su amigo y esperaba que aprovechara la situación para acercarse a Miwa.


El ambiente en el automóvil se percibía tenso, Kashimo lo definía de esa manera, porque no sabía qué decir, Kasumi siempre le quitaba, la fluidez que lo caracterizaba, él siempre decía lo que pensaba. No le importaba si era poco ortodoxo, pero con esa mujer era completamente diferente, pensaba muy bien lo que le diría. Tenía miedo que Kasumi comenzará a sospechar sobre sus sentimientos, tal vez, ella lo consideraría un acosador y pediría su cambio de área de inmediato, aunque conociéndola, sabía que ella no haría algo como eso, no quería correr el riesgo. Sabia que algo pasaba entre Satoru y Kasumi, sea cual sea la razón por la que esa mujer lloraba, estaba seguro que su primo era el responsable, también podría tratarse sobre algo laboral, pero esq a posibilidad no era tan alta. Miwa Kasumi y el imbecil de Satoru mantenían una relación, al parecer no era muy fructífera, por algo la mantenían en secreto. Suspiro y apretó aún más fuerte el volante. Si el fuera Satoru, gritaría a los cuatro vientos su relación y haría a Kasumi su esposa de inmediato. Tal vez aún no era momento de que él se rindiera, por lo que veía, las cosas pronto lo favorecerían. Miro el espejo retrovisor, no veía el automóvil de su primo, al parecer la relación no era tan seria, como para que él, después de una discusión de pareja, la fuera a buscar. Conocía a ese hombre a la perfección, si de verdad le importara esa relación, en estos momentos, iría detrás de ellos y bajaría a Kasumi de su automóvil y después se la llevaría con él. Una sonrisa se formó en sus labios. Aprovecharía esta oportunidad. Miwa Kasumi, se convertirá en su esposa en un tiempo. Al parecer la suerte comenzaba a jugar de su lado.

-Señorita Kasumi, necesito que comience a realizar arreglos para la junta de mañana, hablaremos sobre el proveedor de chocolate de Bélgica. Recién recibí un correo electrónico del represente legal de la empresa, donde me hacen una propuesta muy conveniente. Necesito exponerlo a los demás, si aprueban que me reúna con la empresa de los chocolateros, quiero que usted me acompañe, quiero que comience a involucrarse con los proveedores, para que pueda asignarle más funciones, quiero que comience a ascender.- Esto se lo decía sin voltear a verla, sabía ella aún estaba llorando en silencio, trataría de no incomodarla y aprovecharía ese viaje para acercársele y hacer que olvide al estupido de su primo.

Kasumi como pudo, compuso su voz para responderle a su jefe. Lo único que quería era llegar a su casa y dormir, no quería pensar en nada, aunque en unas horas tendría que ver a Satoru, llego a la conclusión de que lo evitaría hasta que estuviera lista, y hacerse a la idea de que su relación furtiva con Satoru había llegado a su final, sabía que esa relación, estaba destinada a fracasar, pero ella creía que el hombre que amaba con locura le correspondía. Ahora que se daba cuenta de que no era así, necesitaba tiempo, para escuchar al amor de su vida, decirle que la relación se daba por concluida. Cuando lo imaginaba su corazón se estrujaba con más fuerza, pero era lo mejor, necesitaba tiempo y distraerse, el trabajo sería su mejor terapia, por más que se lo repetía, sabía que aunque transcurriera semanas o meses el resultado sería el mismo. Amaba a Satoru y al parecer no lo dejaría de amar ocurriera lo que ocurriera. Aparto esos pensamientos, y comenzó a elaborar un plan para que por ninguna circunstancia, su amado pudiera siquiera acercarse. Sonrió ante la ironía, antes buscaba cualquier oportunidad para estar cerca de él y ahora hacia todo lo contrario. Mañana sería un día largo. Con ese pensamiento se recargó en el asiento y cerró los ojos, aún faltaban unos minutos para llegar a su casa.