Espero que les haya gustado la adaptación!
El siguiente libro de Legacy será en inglés, porque la traducción aún no está.
Espero que les guste!
Ni la historia ni los personajes me pertenecen.
Epílogo
Dos años después
Ino.
—Medianoche. ¿Me entiendes? —La voz de Kiba era baja y amenazadora.
—S-s-sí, señor —dijo el chico mientras se paraba en nuestro vestíbulo.
—No me importa si es el baile. No me importa si piensas que vas a tener suerte esta noche. Si la tocas de alguna forma que ella no lo pida expresamente, nunca encontrarán tu cuerpo.
El chico se puso pálido, y yo hice todo mi esfuerzo para no estallar en risas mientras veía a mi marido desde las escaleras.
—Sí, señor —dijo un poco más fuerte ahora.
—¿Tienes condones?
—¿Qu-qué? —preguntó el niño.
—¿Tienes? —ladró Kiba.
—¿No, señor?
El chico entró en pánico, mirando hacia atrás y hacia delante como si hubiera alguien que pueda salvarlo.
—¿Eso es porque no crees en el sexo seguro, o porque sabes muy bien que no vas a estar en ninguna parte cerca de ella esta noche? —espetó Kiba.
—Yo... eh... sí creo en el sexo seguro, es que todavía no he tenido nada —chilló el niño.
—¿Todavía? —gruñó Kiba.
—¡No estoy pensando en empezar esta noche, señor!
—Buena respuesta. Medianoche, o iré a buscarte. Crecí aquí. Conozco todos los sitios, y sé exactamente donde viven tus padres. ¿Me entiendes?
—Sí, señor.
El niño logró mantenerse en pie, lo que sabía le ganó un poco más de respeto ante los ojos de Kiba.
—Bueno. Mientras nos entendamos, Devin.
—Lo hacemos —dijo el niño.
—¿Ya terminó de asustarlo? —preguntó Nat, bajando las escaleras con un vestido plateado hasta la altura de las rodillas que hacía que mi hermana pequeña pareciera a un ángel.
—Creo que sí. Quizás deberías salvarlo —sugerí.
—¿Ya tienes suficientes fotos?
Pensé en las tres docenas o así que tenía en mi cámara.
—Creo que sí. Ya le envié un par a papá, y dijo que luces hermosa. ¿Encontraste tu bolso?
—Sí. —Me abrazó—. Gracias.
—Te amo. Cuídate. Llámame si necesitas algo, ¿vale?
—Lo haré —dijo.
Luego se acercó a su cita, besando primero la mejilla de Kiba.
—Estaré en casa antes de la medianoche, lo prometo.
—Ajá —murmuró— Es más probable que tú rompas el toque de queda antes que él.
—Sí, sí. Te amo —le dijo antes de salir para ir al baile.
Me acerqué por detrás de Kiba mientras él observaba desde el ventanal del frente.
—Le abrió la puerta —dijo con aprobación. Una vez que estuvieron fuera de la calzada, me tomó en sus brazos—. Ella va a ser mi muerte. Lo juro.
—Eres bueno en esto de ser papá —le dije, disfrutando la sensación de él.
Un año de matrimonio y todavía no me había cansado de esto. El período más largo de una luna de miel en la historia.
—¿Eso crees?
—Sí. Y me alegro.
—Oh, ¿sí? —preguntó.
—Sí, teniendo en cuenta que llegarás a hacerlo desde el principio en unos siete meses. —Mis dientes se clavaron en mi labio inferior mientras observaba sus reacciones.
Parpadeó hacia mí.
—¿En serio? —susurró.
—Lo confirmó el doctor esta mañana —le dije, mientras las lágrimas picaban mis ojos.
Maravilla pura llenó sus ojos.
—Un bebé.
—Nuestro bebé —confirmé.
Me dio un beso profundo, poniendo su mano protectoramente en mi vientre.
—Asombroso. Simplemente… perfecto.
Suspiré, apoyándome en su beso. Este era el tipo de felicidad que nunca había soñado tener, y sin embargo, aquí estaba con una abundancia desbordante, llenando cada rincón de mi corazón hasta que pensé que explotaría.
Sus ojos se posaron en la ventana y luego en mí.
—Oh Dios. ¿Y si es una niña?
Me reí.
—¿Sería tan malo?
—Conozco a las chicas Yamanaka. Voy a necesitar otra arma.
—Sí, bueno, no puedo esperar a ver la cantidad de problemas en los que se meterá una niña Hyuga.
Palideció.
—Tal vez dos armas.
Me besó de nuevo, y me hundí en él, perdiéndome en su amor y la promesa que siempre nos daba.
Mudarme aquí, eligiendo una vida con Kiba, no solo me ha liberado. Me trajo a casa.
FIN
