Las luces se apagaron de inmediato en toda la nave. Tras unos segundos de incertidumbre, las baterías de respaldo entraron en operación y todos los tripulantes quedaron bañados en el tenue resplandor de las luces rojas del sistema secundario de respaldo.
—Esto no pinta nada bien. —observó Aichi deteniendo el transporte junto a los dos VF-11 que yacían aún en el piso frente a las enormes puertas cerradas del hangar.
Ximena y Camila lo esperaban junto a las inmóviles máquinas y se acercaron al Jefe de los mecánicos.
—Menudo desastre causaron allá atrás. —dijo el hombre señalando las grúas que en esos momentos levantaban al escuadrón Alpha de los lugares en donde habían quedado tumbados.
—La alternativa era mucho peor. —respondió Ximena. —¿Sabes qué ha pasado ahí fuera? ¿Estamos a salvo? —preguntó.
El viejo mecánico sacudió la cabeza. —Se menos que tú. —le respondió con sinceridad.
En ese momento el sistema de comunicaciones general se activó por primera vez desde que sonara la alerta general de combate.
—"Estamos ahora en Alerta Amarilla" —dijo la voz reconocible de Gabriel. —"Todo el personal debe presentarse en sus estaciones de inmediato".
—Parece que hemos escapado de los Zentradi. —observó Camila tras una pausa.
—¿Sin entrar en FOLD? Eso suena extraño. —respondió Ximena quitándose el casco de vuelo. —¿Quiere decir que simplemente la Bramante los dejó atrás? Eso me resulta… imposible de creer.
—Supongo que lo sabremos pronto. —respondió Aichi con visible nerviosismo. —Aunque a mi me preocupa más que se hayan activado las baterías de emergencia. Espero que Tali esté bien.
Aichi bajó del transporte y señaló a los robots. —Me encargaré de acomodar ese desastre. —dijo lanzando una mirada acusadora a las jóvenes. —Ustedes vayan a sus barracas a descansar; no sabremos cuando se vuelva a reanudar la lucha.
Las dos muchachas asintieron y tras poner sus cascos en la parte de atrás del vehículo se subieron al mismo.
Ya habían despejado las pistas principales y las enormes grúas habían enderezado a los cazas caídos. El resto de los aviones fué remolcado a sus estaciones de rearme mientras el resto de la tripulación realizaba una comprobación general de daños y del estado de los equipos involucrados en el incidente.
Cuando el vehículo pasó frente a las tiendas de los Voldorianos refugiados, tuvieron que detenerse al encontrarse con el anciano que salió a su paso.
—¿Dónde está Lynn? —preguntó el anciano con desesperación una vez que el vehículo con ambas chicas se detuviera a su lado. Desde allí podían ver como varios niños se asomaban entre las lonas para espiar lo que sucedía.
—Ha sido llevada a la enfermería. —respondió Camila tratando de tranquilizar al hombre. —Estuvo muy cerca de las compuertas del hangar cuando se abrieron, pero ya ha sido compensada y tratada. —aseguró.
—Yo… —dijo el hombre llevándose la mano al pecho. —Jamás pensamos que el Cuarzo reaccionara así. —dijo.
—¿Esa cosa brillante que llevaba Lynn en la mano? —preguntó Ximena.
El anciano asintió. —Era una reliquia de nuestra familia, pero cuando comenzó a brillar y a emitir ese aura de poder, de inmediato supe que era peligroso. Lynn actuó de forma muy valiente y protegió a los suyos arriesgando su vida.
—Tal vez nos haya salvado a todos. —dijo Camila. —La nave a pasado a Alerta Amarilla, por lo que ya no estamos directamente amenazados por los Zentradi. Tal vez esa cosa los espantó.
Ximena miró al anciano con rostro serio. —Esas… imágenes. —dijo. —Ví a mi compañero muerto hace poco tiempo, así como a otras personas desconocidas… ¿Eso fué…?
El anciano volvió a asentir. —El poder del Cuarzo, si. —respondió intrigado. —Pero… yo jamás ví proyecciones como esas. Eran… mucho más nítidas que las que solíamos ver en Voldor, incluso más que cuando visitamos las ruinas de la Protocultura, que eran los sitios sagrados en los que los cristales funcionaban mejor.
—Tal vez algo en este campo de desechos potenció sus efectos. —dijo Camila. —Estamos en una zona de Anomalías Dimensionales.
El hombre miró a la joven. —Algo… algo ha cambiado. —afirmó.
—¿Cambiado? —preguntó intrigada Ximena.
—Si… es decir, la nave no ha entrado en FOLD. ¿Verdad? —preguntó el Volvoriano.
—No que yo sepa. —respondió Camila.
El hombre miró al techo pensativo. —Y sin embargo… mi huesos notan algo diferente, como si fuera otro… otro lugar.
Las dos mujeres se miraron entre sí sin saber que responder, al cabo de un momento Camila apoyó la mano en el hombro del anciano. —Tendremos un Debriefing ahora. —dijo. —Allí nos informarán lo que ha sucedido con los Zentradi… le prometo que lo mantendré informado sobre Lynn y… ¡Oh, cierto! —dijo de pronto golpeándose la frente. —Casi lo olvido… la cirugía de la niña fué exitosa. —dijo. —Está recuperándose en Cuidados Intensivos.
El rostro del hombre se iluminó de pronto y las arrugas de preocupación desaparecieron momentáneamente de su cansado semblante. —Oh, es una grandiosa noticia. —exclamó. —Muchas… ¡Muchísimas gracias! ¿Podré… podremos los chicos y yo ir a visitarla? —preguntó nervioso.
—Estoy seguro que una vez que salgamos de alerta de combate podrá hacerlo. —aseguró Ximena. —Todavía estamos algo sacudidos.
—Claro… por supuesto. —respondió el hombre. —Nuevamente, muchas gracias por ayudarnos. —dijo haciendo una profunda reverencia.
Se cruzaron con el resto de los pilotos de Delta y varios de Alpha, quienes no dejaron de bromear acerca de la violenta forma en la que los VF-11 habían rodado por el hangar volteando a todos a su paso.
Había muchas caras cansadas, pero el ánimo y la moral no parecian haber mermado entre los hombres. Volvieron a reunirse en el salón de pilotos para escuchar las noticias y desarrollo del combate que Curtiss procedió a resumir ante la mirada atónita de los presentes.
—¿Un DE? —exclamó el líder de Alpha, mirando a sus hombres con preocupación. —¿Tuvimos un Dimensional Eater a punto de estallar dentro del hangar? Esa chica-gato saltó por encima del ala de mi caza llevando esa cosa. —dijo sin disimular su nerviosismo.
Curtiss se volvió hacia el hombre y sacudió la cabeza. —Los Cuarzos FOLD son estables en su estado puro… sea lo que sea que había en esa anomalía, la interacción con el campo de plasma alrededor del campo magnético es la que generó la reacción de degeneración del material.
—¿Y qué hay de las visiones que todos vimos en el hangar? —preguntó otro de los hombres. —¿Eso también fué a causa del Cuarzo?
—Eso parece. —respondió el Director de Operaciones. —No tengo mucha data con respecto a eso, pero al menos gracias a ese extraño fenómeno es que Delta Uno y el Grupo de Búsqueda pudo regresar a la Bramante a tiempo.
Varias cabezas se voltearon y las miradas se fijaron en los pilotos de Delta, quienes guardaban silencio en una de las últimas filas de asientos.
Curtiss aprovechó la ocasión y señaló a los pilotos. —Por cierto, quiero recalcar el excelente desempeño de La Teniente Hernandez y la Oficial Hughs en cuanto al incidente en el hangar principal. —dijo. —La forma en la que juzgaron la situación y actuaron con rapidez nos salvó la vida a todos… y además cabe mencionar el rescate de la civil involucrada en los acontecimientos.
Camila sintió que se ruborizaba al ver que todos la miraban.
—Buen trabajo. —repitió el oficial. —Ahora volviendo al tema principal…
La pantalla tras Curtiss reproducía en aquel momento la titánica colisión entre el acorazado Zentradi y la esfera negra de aniquilación que había comenzado a crecer dentro de la estructura de chatarra que rodeaba la anomalía.
El hombre tomó el puntero láser que tenía en la mano y adelantó la grabación hasta el punto en la que la esfera comenzó a consumir todo el campo de desecho a medida que su expansión se aceleraba exponencialmente.
—Creemos que todos los Zentradi en el área fueron aniquilados por completo. —aseguró. —El radio de acción de la detonación podría haber superado el radio de un planeta tipo-terrestre con facilidad, aunque eso está por verse.
Los pilotos cruzaron miradas en silencio.
—Esas mierdas son terroríficas. —observó el líder de Alfa. —Pensar que ahora son armamento de uso corriente en la flota principal.
—¿Cómo escapó la Bramante al área de efecto de esa… cosa? —preguntó Ximena levantando la mano. —No por medio de un procedimiento FOLD. —afirmó.
Curtiss bebió un poco de agua y se volvió hacia los pilotos. —En efecto. —dijo. —La burbuja WARP no llegó a consolidarse del todo.
—¿Entonces? —preguntó Travis, sentado junto a Ray, otro de los pilotos de Delta.
—La Bramante utilizó una Super FOLD-GATE. —explicó el hombre accionando el control remoto.
El enorme portal apareció en la pantalla mostrando el momento exacto en que la fragata se dirigía a toda velocidad hacia el. En el recinto se hizo un silencio de muerte.
—Estamos… ¿Estamos dentro de una condenada FOLD-GATE? —preguntó el líder de Alpha.
Como única respuesta Curtiss abrió una nueva ventana, esta vez con una transmisión en vivo de una de las cámaras exteriores. —Veanlo por ustedes mismos.
Alrededor de la Bramante el espacio parecía una pintura surrealista. El mismo vacío parecía estar lleno de una materia luminosa, pinceladas borrosas de luces de todos los colores posibles, un arcoiris deformado, cruzado por distorsiones y remolinos de energía que los ojos veían pero no encontraban palabras para describirlo.
—Mierda. —murmuró Ximena.
Todos conocian las implicancias de aquello. Docenas de naves se habían perdido en el interior de esas cosas y ni siquiera los científicos más importantes del Consorcio Macross habían podido entender por completo el funcionamiento de aquellos misteriosos portales. Se pensaba que la Protocultura apenas había comenzado a experimentar con su utilización, pero solo como prototipos en un lejano cúmulo de sistemas del otro lado de la galaxia.
—Estamos… ¿Estamos atrapados? —preguntó Camila tragando saliva.
Curtiss suspiró y apagó ambas pantallas.
—Por el momento el reactor de la Bramante se encuentra inoperativo. —explicó cruzándose de brazos. —Aparentemente las leyes de la física que gobiernan esta región desconocida no son compatibles con nuestra tecnología de generación WARP.
Se escucharon varias maldiciones en el salón. Aquellas noticias eran absolutamente terribles. El Líder de Alpha levantó la mano y todos guardaron silencio de repente. —Si el Capitán Owen permitió que conociéramos esta información es porque no ha perdido las esperanzas… ¿Verdad? —preguntó mirando al Director de Operaciones. —Conozco a ese hombre.
—Así es. —respondió Curtiss. —El generador está inoperativo… pero los capacitores de la burbuja WARP estaban a un 95% de carga en el momento de entrar a esta dimensión… y esa energía continúa estando disponible. Estamos analizando la viabilidad de ejecutar un salto FOLD de rango limitado usando esa energía —explicó.
—Es… ¿Es eso posible? —preguntó otro de los pilotos
—En teoría… pero necesitamos tiempo para realizar todos los cálculos necesarios. —respondió el Oficial.
Aquello trajo algo de tranquilidad a los hombres, pero los rostros de preocupación no se borraron por completo y muchos murmuraron en voz baja mientras Curtiss daba por terminada la reunión y enviaba a los cansados hombres a sus barracas para un merecido descanso.
Ximena y los miembros de su escuadrón esperaron a que los demás abandonaran el salón y salieron juntos en dirección a sus camarotes. Al llegar al elevador de aquel nivel se encontraron con el Profesor Von Neumann, quien justo salia del ascensor y se topó de frente con los pilotos. Camila se acercó a saludarlo entusiasmada pero el joven pareció ignorarla y rápidamente corrió por el pasillo abrazando una serie de gruesas carpetas que apretaba contra su pecho.
Camila quedó momentáneamente confundida por el extraño comportamiento del joven. Miró a Ximena intrigada. —Que… ¿Qué sucede? —preguntó sin entender lo que había sucedido. —¿Por qué Fritz me ignora?
Ximena no respondió, pero tuvo un pequeño sentimiento de culpa al recordar sus palabras en el hangar el día anterior. —Ni idea. —dijo con tono cortante al cabo de unos segundos.
Camila apretó los puños y repentinamente salió corriendo tras el joven.
—¡Camila! —exclamó Ximena. —¿A dónde vas?
—¡Tengo que saber si le pasó algo! —gritó la joven sin dejar de correr. —¡Nos vemos luego!
—Déjela Teniente. —dijo Ray rascándose la cabeza. —La chica está preocupada.
Ximena le lanzó una mirada tan penetrante que el piloto casi dió un salto atrás. En ese momento la alarma del ascensor comenzó a sonar y los hombres entraron rápidamente antes que se fuera sin ellos. Ximena entró a lo último, aún pensando que todo aquello era una tontería enorme. —Vamos. —dijo pulsando el piso de sus camarotes. —luego hablaré con ella.
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Camila alcanzó al joven en una de las cubiertas de circulación principal de la fragata. Al parecer Fritz se había confundido de camino y ahora estaba sentado junto a una toma de incendios tratando de comprender un mapa holográfico de la fragata para volver a encontrar la dirección adecuada.
La joven se acercó con cuidado y espió por sobre el hombro del chico. —La Sección de Ingeniería queda para allá. —dijo.
Fritz pegó un salto y quedó con la espalda pegada contra la pared. Parecía nervioso, mucho más que de costumbre.
—¿Por qué me estás evitando? —preguntó en forma directa la joven. —¿Es por lo que pasó en la Barrow? Ya me disculpé ante media fragata por eso. —dijo con tono ofendido.
El Doctor Von Neuman apartó la mirada de los brillantes ojos de la joven y murmuró algo incomprensible. Camila apoyó su mano contra la pared y lo presionó aún más. —Respondeme Fritz. —exigió mientras el joven dejaba caer las carpetas al suelo.
Un par de soldados pasó por allí y al ver la escena lanzaron un par de bromas y silbidos de ánimo. Camila comprendió que se había sobrepasado y retrocedió un poco para dejar al pobre chico respirar. —Lo.. lo siento. —dijo avergonzada. —Te… te ayudaré con eso.
Los dos se agacharon al mismo tiempo y sus cabezas chocaron una contra la otra. Ambos se miraron confundidos y al cabo de unos segundos estallaron en carcajadas.
—Parecemos dos estudiantes de preparatoria. —dijo la joven recogiendo las carpetas.
Fritz aceptó los papeles y sonrió. —Gracias. —dijo hablando por primera vez.
—¿Qué necesitas de Ingeniería? —preguntó Camila una vez que el joven se hubiese calmado un poco. Fritz se acomodó los lentes y señaló las luces rojas del techo. —¿Pasó algo con la energía? —preguntó. —Todo el equipamiento de mi camarote entró en modo de hibernación.
—Parece que el Reactor está incapacitado. —respondió la joven Oficial sacudiendo la cabeza.
—¿Incapacitado?
—La Bramante entró a una de esas FOLD-GATES y actualmente estamos atascados en vaya a saber donde.
—Oh… ya… veo. —respondió el joven sin parecer comprender la gravedad de la situación.
Camila lo miró intrigado. —¿Cómo va tu investigación? —preguntó. Para su sorpresa, el joven respondió animadamente. —¡Genial! —exclamó. —He logrado reproducir toda una cadena de código primario y pude desencriptar las tablas del acceso a la base de datos de la estructura de memoria holográfica.
—Eso es… ¿Bueno? —preguntó confundida Camila.
—Eso es más que bueno. —respondió el joven. —Ahora solo necesito escribir un intérprete que me permita leer el código Zentradi y un compilador para crear el nuevo código pero…
—¿Pero?
—Estaba trabajando justo en eso cuando se apagaron todos mis equipos. Quería hablar con la Jefa de Ingeniería a ver si…
—¿A ver si tenía algunas baterías para prestarte? —preguntó divertida la joven. —Tali es un amor, de seguro te dará todo el "jugo" que tus computadoras necesiten. ¿Quieres que vaya contigo?
El joven la miró confundido. —Pero… ¿Tú no estás…?
—En alerta amarilla si, pero por ahora la Bramante no corre peligro, estoy segura que Ximena no me necesita en las barracas.
Los dos jóvenes caminaron por los pasillos de la fragata en dirección a la sección de Ingeniería, ubicada en la parte inferior de la sección media del casco. Seguridad los detuvo en la entrada de la misma y tras anunciar el propósito de su visita recibieron la noticia que Tali no se encontraba allí (aparentemente había ido al CIC de la Bramante para discutir los problemas del reactor con el Capitán Owen)
—Supongo que tendremos que esperar. —dijo suspirando el joven científico, pero Camila sacudió la cabeza. —Si es así, me gustaría ir a la enfermería entonces. —dijo.
—Oh, la niña… ¿Está bien? —recordó de pronto Fritz.
—Si, la cirugía fué exitosa. —respondió la joven. —Pero estoy más preocupada por Lynn.
—¿Lynn? ¿La chica-Gato de la Rainbow? —preguntó intrigado Von Neumann. —¿Por qué… está ella en la enfermería?
—Hubo… un accidente en el hangar. —respondió Camila bajando la voz.
El rostro de Fritz se llenó de preocupación. —Oh no. —exclamó. —¿Podemos ir a verla?
La joven asintió y tomando al científico de la mano lo llevó por los pasillos en dirección a la enfermería.
No tardaron mucho en llegar allí y por suerte los guardias de seguridad los dejaron entrar hasta el mostrador de entrada.
Allí se encontraron con Nicolla y Mac, quienes conversaban cerca de la entrada a la sala de camas. El sargento estaba recostado en un sillón reclinable con las mangas de la camisa arremangadas mientras el médico terminaba de aplicar una inyección en el grueso brazo del soldado.
—Vaya, pero si es Von Neumann. —exclamó el hombre al ver entrar a la pareja. —Y la Oficial Hughs. —añadió no demasiado sorprendido.
El Doctor Nicola guardó el instrumental y se dirigió hacia ellos. —¿Alguno de ustedes necesita atención médica? —preguntó.
—No, estamos bien. —respondió Camila. —Nosotros…
—Vienen por la chica entonces. —respondió el médico. —Por cierto, buen trabajo. —la felicitó mientras se cruzaba de brazos. —Por lo que me contaron fué usted quien salvó la vida de la civil.
Camila volvió a ruborizarse. —Solo cumplí mi deber. —dijo al ver como Fritz la miraba asombrado. —Wow. —exclamó el joven.
Los dos hombres cruzaron una mirada cómplice y sonrieron. —Si prometen no hacer ruido, los dejaré visitarla. —dijo el médico.
—¿Y la niña? ¿Cómo se encuentra? —preguntó Camila.
—Está estable, aún bajo los efectos de la anestesia en IC (1). —explicó el facultativo. —Me temo que no podrán verla hoy, pero los mantendré al tanto de su evolución y en cuanto la traslademos a las camas del sector de restablecimiento podremos dejar que su familia la visite.
El Sargento Mac suspiró e intentó levantarse del sillón, más el Doctor Nicola puso la mano en el pecho del hombre y con facilidad lo obligó a volver a sentarse. —Usted se queda ahí. —ordenó con voz autoritaria. —Todavía quiero hacer un par de pruebas más.
—Estoy bien, maldita sea. —protestó el soldado con tono ofendido. —Esas visiones de mierda evitaron que pudiera descansar, eso es todo. —dijo.
—¿Visiones? —preguntó confundido Fritz. —¿Qué visiones?
Camila lo miró confundida. —¿No las viste? Había un montón de imágenes, como hologramas pero más… más reales. —afirmó.
—El Cuarzo Fold que trajeron los Voldorianos reaccionó de alguna forma con la anomalía de mierda esa y empezó a generar fantasmas por toda la Bramante. —explicó Mac. —Cuando estaba intentando dormir en mi camarote empezaron a aparecer… bueno, no quiero decirlo. —dijo el hombre apartando la mirada. Sea lo que sea que haya visto, la experiencia pareció dejarlo visiblemente tocado.
Fritz se encogió de hombros. —No vi nada de eso en mi camarote. —dijo.
—Seguro estabas con la cabeza metida dentro de la pantalla completamente alienado de tu alrededor. —dijo Nicola cruzándose de brazos. —¿Y? ¿Sirvió de algo nuestra excursión a esas ruinas? —preguntó.
El joven asintió. —Si, ya tengo una pista de como compilar el código del núcleo. —explicó entusiasmado. —Podré crear un interpretador y una interfaz de usuario con la información que rescatamos.
—Compilador, código, interfaz… seguro que Boris podrá ayudarte con todo eso. —afirmó Mac.
—Oh si. —respondió el joven. —Ya he comenzado a usar parte de su librería de código y su ayudante de programación… solo que todas mis computadoras dejaron de funcionar de repente.
Los dos hombres asintieron aunque no entendían del todo sobre lo que hablaba el joven.. —El reactor principal de la Bramante está fuera de línea. —dijo Nicolla. —Me temo que su trabajo tendrá que esperar a que salgamos de este predicamento.
El Doctor Nicolla caminó hasta la puerta doble que comunicaba a la sala de recuperación y señaló a los jóvenes. —Los dejaré ver a la chica solo un momento. ¿Entendido? —Preferiría que descanse un poco más después de semejante experiencia, pero como es joven y llena de vitalidad, no creo que un poco de socialización le haga daño.
Camila y Fritz saludaron al Sargento Mac y entraron al salón.
Las instalaciones sanitarias de la fragata estaban muy bien preparadas para atender a toda la tripulación de la misma. Dos docenas de camas dispuestas a cada lado del pasillo central del salón estaban listas y dispuestas para recibir heridos en tiempos de operaciones. Los jóvenes vieron que varias de ellas estaban ocupadas y reconocieron a los miembros del grupo de búsqueda, todavía bajo los efectos de las hierbas que los niños Voldorienses habían utilizado para dejarlos fuera de combate. Todos ellos dormían profundamente y uno de ellos hasta roncaba de forma escandalosa.
Al final del salón unas cortinas creaban un sector separado y era allí donde el médico les indicó que se dirigieran.
—No tarden mucho. Y no hagan mucho ruido. ¿Entendido? —ordenó.
Lynn se encontraba en una vaina especial que mantenia su delgado cuerpo sumergido en un líquido negro y viscoso y solo su cabeza asomaba sobre la superficie oscura. Si bien sus pulmones no habían sufrido daños por la repentina descompresión (La chica había podido taparse la nariz y la boca tal y como Ximena le había gritado) los vasos sanguíneos cercanos a su piel habían sufrido algo de daño. Nicola decidió colocar allí a la chica para que sus tejidos magullados pudieran recuperarse más rápidamente y evitar el uso de vendajes incómodos.
Camila y Fritz pasaron por entre las cortinas y se detuvieron a un lado de la vaina. Las peludas orejas de la chica se movieron al registrar el movimiento cercano y la joven abrió los ojos.
—Hola. —saludó Camila bajando la voz lo más que pudo. —¿Cómo te sientes?
—Ny-nya…? —exclamó la joven abriendo y cerrando los ojos. Parecía algo confundida..
—Lo siento. —se disculpó la joven. —No pude presentarme antes. Mi nombre es Camila, Camila Hughs y él es el Doctor Von Neumann. —dijo señalando a su compañero.
—Puedes llamarme Fritz. —dijo el joven levantando la mano. —¿Te sientes mejor?
La chica pareció reaccionar a la voz de Fritz y miró hacia ambos lados. —¿Dónde estoy? —preguntó.
—En la enfermería de la Bramante. —respondió Camila inclinándose un poco sobre la vaina. —¿Recuerdas qué pasó?
Lynn asintió con la cabeza. —Creo… que si. —dijo mientras levantaba su mano. La delgada extremidad salió de entre el oscuro líquido y la joven miró la palma de su mano; una oscura marca podía verse en la piel bronceada de la chica.
—Fuiste muy valiente. —la felicitó Camila. —Gracias a ti la nave y todos los que estábamos a bordo estamos ahora a salvo.
La joven volvió a sumergir la mano y miró a la joven oficial. —¿Estamos a salvo? —preguntó. —¿Y los Zentradi…?
—Los hemos dejado atrás. —respondió Camila. —La Bramante ha escapado por un pelo. —dijo haciendo un gesto con ambos dedos de la mano.
—¿Y Margarita? ¿Ella…?
—Está bien, se está recuperando. —dijo Fritz. —El doctor Nicola dijo que la cirugía fue todo un éxito y pronto podrás verla.
Lynn asintió y ante el asombro de ambos jóvenes se incorporó con un rápido movimiento.
—¡Lynn! —exclamó Camila asustada. —¡Vuelve a acostarte!
La chica gato la miró sin comprender, entonces vió a Fritz, cuyo rostro se habia puesto rojo como un tomate; no le costó trabajo entender el por que: El líquido negro habia discurrido por su cuerpo dejando a la vista su delgado cuerpo desnudo. La joven se cubrió con ambas manos mientras Camila obligaba al joven científico a darse la vuelta con un violento manotazo. —Si te das vuelta, te mato. —advirtió mientras ayudaba a Lynn a volver a sumergirse en la vaina. —El Doctor quiere que permanezcas aquí hasta que tu piel se recupere. —dijo tratando de calmar a la muchacha. —Mantente sumergida hasta que él te permita salir. ¿Entendido?
—Si…si. —respondió la avergonzada joven Voldoriana.
—Ya puedes mirar, Fritz. —dijo Camila suspirando.
El joven se volvió pero evitó mirar a la chica-gato al rostro. —Me-me alegra que estés bien. —dijo nervioso.
Lynn se sumergió aún más, dejando solo su nariz fuera del oscuro líquido mientras la Oficial Hughs sacudía la cabeza.
El Pad de Camila comenzó a sonar en ese momento. La joven se disculpó y contestó la llamada; como lo sospechaba era Ximena.
—¿Dónde se supone que estás? —preguntó su compañera con voz tensa.
—¿Sucede algo? —preguntó la joven.
—Jarvis está buscando a al Profesor Von Neumann… están tratando de localizarlo por toda la nave porque no contesta las llamadas.
—¡Oh! —exclamó la joven. —Estamos en la enfermería visitando a Lynn. —respondió mirando a la muchacha sumergida hasta la nariz. —Ya estábamos…
—Llevalo de inmediato al CIC de la Bramante. —ordenó. —Rápido.
La comunicación se cortó y Camila volvió a suspirar, esta vez mas fuerte. —El Capitán Owen quiere verte, Fritz. —dijo volviéndose hacia ambos. —Te llevaré al CIC y dejaremos a Lynn recuperarse en paz.
Dejaron a la chica-gato descansando y salieron al recibidor de la enfermería. Ni Nicola ni Mac estaban ya allí por lo que fueron directamente al elevador principal para acceder al CIC de la fragata. Los guardias de seguridad los dejaron pasar de inmediato y ambos entraron al centro de comando de la nave.
De inmediato todas las miradas se posaron en ellos. Muchas de ellas visiblemente molestas.
—Oficial Camila Hughs reportandose. —dijo Camila haciendo un saludo. —He traído al Doctor Von Neumann. —reportó.
—En descanso. —ordenó Owen acercándose a los recién llegados. —¿Dónde estaba usted, Doctor? —preguntó con tono irritado. —Hemos estado tratando de contactarlo desde hace media hora.
—Oh, lo siento. —se disculpó Fritz… dejé mi Pad en mi camarote y no…
—Está bien, olvídelo. —dijo resignado el hombre haciendo un gesto con la mano. —¿Está al tanto de la situación de la nave? —preguntó.
—Camila me ha explicado algo. —respondió el joven. —¿El Reactor está fuera de línea?
—No solo fuera de línea. —dijo Tali mientras rodeaba el holograma del radar y caminaba hasta ubicarse al lado del Capitán. —Todo el material fisible del núcleo se vaporizó por completo. —explicó.
—¿Vaporizar? —preguntó confundido Fritz.
—Aparentemente en este sitio a los isótopos de Uranio 235 no les gusta existir y decaen instantáneamente. —explicó.
Fritz supo de inmediato lo que aquello significaba. —¿Estamos en una dimensión con leyes físicas diferentes? —preguntó.
—Exacto. —confirmó Jarvis. —No parece ser el espacio Interdimensional de tránsito WARP sinó una dimensión completamente separada de la nuestra.
Camila se apartó a un costado y se apoyó en una de las consolas junto a Gabriel. Vió que allí estaban reunidos no sólo todos los oficiales, sinó también personal técnico y de mantenimiento. Vió al Jefe Aichi con su mameluco todavía manchado de grasa que la miraba fijamente desde el otro lado del puente. El Sargento Mac también estaba allí, aparentemente ya recuperado de su agotamiento. Se preguntó si no sería mejor retirarse de allí, pero nadie pareció prestarle atención.
—Los capacitores WARP de la Bramante estaban casi completamente cargados al entrar a la Super FOLD GATE. —explicó Owen. —Por lo que es posible crear una burbuja WARP usando esa energía… el problema es que no sabemos si eso funcione en esta dimensión y solo tenemos una chance. —dijo.
—Entiendo. —respondió Fritz. —Mi campo de experiencia no es justamente el espacio Dimensional, pero ayudaré en lo que pueda. —dijo. —¿Hay posibilidad de experimentar con una burbuja WARP a escala? —preguntó.
—Podemos usar uno de los FOLD-Booster de los VF-11. —dijo el Director de Operaciones Curtiss. —Montaremos uno de ellos en un Drone y haremos un test de operación de corto alcance.
—Luego podremos insertar esos datos en la computadora de la Bramante y correr una simulación a la escala que necesitemos. —agregó Boris desde su estación. —Eso debería darnos toda la data que necesitamos para preparar la nave y salir de aquí.
Owen asintió satisfecho. —Me parece un buen plan. —dijo volviéndose a Fritz. —¿Puede ayudarnos con sus conocimientos? —preguntó.
—Por supuesto. —respondió Von Neumann. —Haré mi mejor esfuerzo.
—Enviaré los datos del drone y el programa de configuración remota de la vaina a su terminal de datos. —dijo Boris desplegando una pantalla holográfica. —¿Conoce el lenguaje de programación que usamos en los sistemas de interfaz remota de la Bramante? —preguntó.
—¿El Protocolo QSD? —preguntó Fritz. —Lo he estado usando en mi trabajo con los fragmentos de memoria del núcleo. —dijo.
Boris levantó la vista de su terminal —¿Ha estado usando QSD en eso? —preguntó. —No sabía que usted tuviera experiencia con esa clase de procesamiento Cuántico de alto nivel.
—Oh, en realidad no tengo mucha experiencia. —reconoció el joven. —He estado usando su asistente virtual para interpretar los datos extraidos y trasladarlos a la matriz del núcleo de procesamiento de la nave… ella ha hecho casi todo el trabajo. —dijo.
Se hizo un silencio profundo en la fragata y los oficiales se miraron entre ellos. Boris habia abierto los ojos como platos.
—¿Sucede algo? —preguntó confundido Fritz
Tali se cruzó de brazos y miró al científico. —¿A que se refiere con "asistente" ? —preguntó.
—A la IA de la nave. —respondió Von Neumann. —Ella me ha estado ayudando desde que me instalé en la Bramante.
Owen lo miró fijamente. —Doctor, no tenemos Inteligencia Artificial de ninguna clase en este barco. —aseguró. —¿De qué rayos está hablando?
Fritz miró hacia arriba y señaló el techo con el dedo. —¿No es ella la asistente virtual de la nave? —preguntó confundido.
Todos miraron hacia arriba y quedaron perplejos al ver la figura que flotaba en silencio sobre ellos cerca del techo. Era el holograma de una figura femenina, una joven de cabellos oscuros y lacios de gran belleza envuelta en lo que parecia ser un vestido de tules exquisitamente decorado, pero eran los ojos amarillos los que atraian la mirada de todos.
—Es una de esas imágenes fantasmales del artefacto Voldoriano. —dijo Jarvis rascándose la cabeza. —¿Cómo es que sigue allí después de todo lo que pasó?
—No es un fantasma. —dijo Mac con voz extraña caminando hasta donde estaba el Capitán. —Yo… yo recuerdo esos ojos. —dijo mientras extraía su pistola reglamentaria ante la alarma general de todos.
—Red.
Los demás se volvieron hacia Boris, quien se había puesto de pié y temblaba como una hoja.
—Hola, Otako. —respondió el holograma con una sonrisa. —Ha pasado el tiempo.
