—Capitán. —dijo Boris caminando hacia el holograma, quien había descendido en silencio hasta quedar en el medio del centro de comando. —Eso… esa cosa es una IA altamente hostil. Nuestros sistemas informáticos han sido severamente comprometidos.

Owen frunció el ceño. —Explíquese. —ordenó.

—Es un tipo de IA diseñada para desencriptar y explotar vulnerabilidades. Si está aquí es porque ya ha tomado control de gran parte de la nave.

—Es cierto lo que dice Boris. —confirmó Mac. —Esta hija de puta es la que causó todo el descontrol en la Rainbow hace una década atrás cuando Boris y yo nos conocimos; es extremadamente agresiva y ha matado. Yo mismo fuí testigo de ello.

Tanto Jarvis como Curtiss desenfundaron sus armas. Incluso el Jefe Aichi tomó una enorme llave de tuercas y la sujetó firmemente en la mano para usarla como un improvisado garrote.

El holograma no se movió y miraba al Oficial de Sistemas con la misma sonrisa inmutable desde el principio.

—Quiero a esa mierda fuera de mi nave. —ordenó Owen. —No puedo creer que haya sucedido esto justo ahora.

Boris se detuvo junto a Tali y contempló la figura fantasmal en silencio.

—Esa cosa… ¿Tu la programaste? —preguntó la Meltran mirándolo de reojo.

—Si… hace mucho tiempo. —reconoció el hombre. —En realidad es un "mod" de una IA creada por otra persona… yo solo la usé de base para insertar los protocolos virales y de infiltración para la tarea que mi antiguo Jefe me había encomendado. —dijo.

—Así que esta cosa viene de la Rainbow. —reflexionó Tali. —¿Entró en nuestros sistemas cuando el grupo de Mac hizo contacto con la nave?

—No. —dijo Boris. —Estoy seguro que Tass borró todo rastro de Red de la Rainbow mucho antes de haber abandonado la Colonia. —afirmó. —Esa chica era mucho más capaz que yo, estoy seguro que hizo muy bien su trabajo.

—¿Entonces? —preguntó Jarvis. —¿De dónde mierda nos contagiamos este… virus? —exclamó señalando al holograma con su pistola automática.

El Oficial de Sistemas trago saliva y dió un paso adelante. El holograma flotó hacia él y se detuvo a unos pasos del hombre; le sacaba casi dos cabezas de altura y lo miraba desafiante. Los demás se prepararon para reaccionar por si la vida de su camarada corría peligro. Camila contuvo la respiración y lentamente deslizó su mano hasta la cintura, donde estaba la cartuchera con su arma reglamentaria… por si acaso.

Boris señaló el holograma con su dedo índice —¡Código «Information High»! —exclamó con voz firme.

Los ojos de la IA brillaron con un relámpago de luz dorada.

—¿Versión? —preguntó el hombre al cabo de unos segundos.

—Kernel 0.390029b. Revisión 3. —recitó el holograma de forma mecánica.

Para sorpresa de los demás, Boris se relajó y extendió la mano hacia Mac. —Puedes bajar el arma. —dijo. —No es peligrosa. —aseguró.

—Pero… —protestó el soldado mirando intermitentemente al holograma y a su compañero.

—Es una versión anterior a la Red que casi nos mata en la Rainbow. —explicó Boris. —De hecho ni siquiera tiene nombre aún. ¿Verdad?

—En efecto, soy 0.390029b. Revisión 3 —confirmó la IA. —No tengo aún un alias asignado ¿Desea asignar uno ahora? —preguntó mirando a Boris.

—No. —respondió el Oficial.

Owen se cruzó de brazos. —¿Alguien puede explicarme que rayos pasa aquí? —preguntó mientras el resto de la tripulación se relajaba un poco. Jarvis y Mac guardaron sus armas pero mantuvieron una distancia prudencial.

—Lo siento, Capitán. —se disculpó el Oficial. —Asumo toda la responsabilidad de este incidente.

—Agradezco su sinceridad. —respondió el hombre. —¿Ha causado este virus algún daño a los sistemas de la nave?— preguntó.

—Haré una revisión minuciosa de todo el núcleo computacional, pero estoy seguro que no ha hecho mayor daño que reescribir partes del software desactualizado de algunas de las partes más viejas de la Bramante. —respondió.

—¿Puedes purgarla del sistema? —preguntó Jarvis mirando de reojo al holograma. La IA pareció no reaccionar al comentario.

—Si. —respondió Boris. —Aunque me temo que algunos bancos de memoria deberán ser reemplazados por completo; esta IA se inserta en un tipo de memoria no volátil que una vez comprometida no puede ser reescrita; tendremos que cambiar los componentes físicos para eliminar su intrusión por completo y prevenir una nueva infección.

El Capitán Owen miró al holograma sin estar convencido por completo. —¿Cómo entró a la nave entonces? —preguntó. —Si esta cosa no viene de la Rainbow…

Boris se volvió y caminó unos pasos hacia la Oficial Hughs. —¿Usted atracó en la Barrow con su VF-171, verdad? —preguntó cruzándose de brazos.

De pronto Fritz se interpuso entre él y la joven extendiendo los brazos. —¡Fue idea mía! —exclamó llevándose una mano al pecho. —¡Yo le pedí que atracase en el muelle de la Barrow, ella solo siguió mis órdenes! —dijo con voz tensa mientras todas las miradas se posaban en él.

Boris suspiró. —No la estoy acusando ni nada. —dijo señalando al joven. —Ya dije que toda la responsabilidad es mía… pero esto confirma al menos mi teoría; esta versión de mi IA proviene de la Barrow; fué uno de los Troyanos que plantamos para infectar la estación durante la operación especial de… mis antiguos empleadores. —dijo mirando de reojo a Mac.

—¿Y esa cosa seguía activa allí después de todos estos años? —preguntó el Sargento acariciando la venda bajo la cual estaba la herida que le había dejado la chica-gato. —Increíble.

—Esta IA tenía como misión infiltrarse en un Carguero cuya ruta pasaba por allí y por la Rainbow. —explicó el Oficial de Sistemas. —Originalmente iba a destruirse junto con la estación, pero aparentemente el muelle de atraque tenía un sistema autónomo de datos y sobrevivió a la decomisión de toda la instalación. Al detectar la nave de la Oficial Hughs debió reactivarse y resumir la operación.

—Un caza de combate no es un carguero pesado. —observó Gabriel. —¿Por qué infectó a la aeronave del Escuadrón Delta entonces?

—Porque Delta es parte del Escuadrón de Enlace Situacional de Edén… o lo fué hasta hace poco. —explicó el hombre. —Durante la operación en la Rainbow, esta IA utilizó tres vectores diferentes de ataque para neutralizar las defensas informáticas de la Colonia; una era entrando vía el carguero pesado "Rio Grande". —explicó. —Los otros dos vectores fueron el Pad hackeado de una contratista Civil y un VF-17 S2 de Eden que la transportó hasta allí.

—Ahora entiendo. —dijo Aichi aún con la enorme llave francesa en la mano. —Los VF-17 S2 eran los predecesores de los VF-171 S2 que utilizamos ahora.

—Y me imagino que parte del software debe ser el mismo. —observó Boris. —¿Verdad?

—Mucho del hardware y software que usamos en nuestras naves tiene décadas. —afirmó Tali masajeandose la cabeza. —Eso explica porqué este virus anticuado entró a sus anchas a la Bramante.

Boris se volvió hacia la IA. —Déjanos solos. —dijo. —No es necesario que vuelvas a proyectarte a menos que te llamemos.

—Entendido. —confirmó el holograma desapareciendo en una explosión de luces de colores. Todos en la cubierta se sintieron inmediatamente más seguros sin la presencia de aquella fantasmal mujer flotando en el aire.

—Es bueno saber que está por completo bajo tu control. —dijo Mac suspirando aliviado. —Hasta hace algunos años atrás todavía tenía pesadillas con esa cosa. —reconoció.

Boris se dejó caer pesadamente en su silla. Sus manos aún temblaban como gelatina. —No te culpo Mac, yo casi me meo encima. —dijo

Los demás hombres se miraron sin saber que responder, pero Fritz levantó tímidamente la mano. —Perdón. dijo volviéndose al Capitán. —Entonces… ¿Nos la podemos quedar?

Owen lo miró con una expresión indescriptible. —¿Qué? —preguntó con voz fría.

—La IA… ahora que sabemos que no es peligrosa… ¿Podemos adoptarla?

Jarvis soltó una carcajada que resonó como un trueno en el CIC. —Por todos los demonios Doctor… ¿Acaso cree que esa cosa es un perro? —preguntó sin poder parar de reir.

—Hablo en serio. —respondió Von Neumann. —Me ha ayudado mucho con mi trabajo; sin su ayuda no hubiese podido desencriptar la memoria del núcleo.

Jarvis dejó de reír de inmediato. Era evidente que Fritz estaba hablando en serio.

—¿Es verdad eso? —preguntó el Capitán Owen. —¿Ha estado usted usando esa cosa en su trabajo con el núcleo de la BioComputadora Zentradi?

—Sí y obtuve resultados muy prometedores. —aseguró el joven científico. —Si es posible… me gustaría seguir utilizando a esa… Red o como se llame.

El Capitán meditó aquello unos segundos y luego miró a Boris. —¿Tu qué opinas? —preguntó. —¿Es seguro?

Boris se encogió de hombros. —Supongo que sí. —dijo mientras volvía a ponerse los lentes. —Estoy casi tan sorprendido como usted. —reconoció mirando el rostro de su Capitán, quien no parecía estar demasiado convencido aún. —¿Tu qué opinas, Tali? —preguntó volviéndose hacia la Ingeniera en jefe de la nave.

—Si Boris dice que es segura, yo al menos creo en su palabra. —dijo la Meltran poniendo sus brazos en jarra.

—Nuestro Oficial de Sistemas puede tener un pasado algo turbio, pero en la Bramante esas cosas no importan… ¿Verdad Capitán? —recordó Jarvis. —Y creo que eso también podría aplicarse a una IA… siempre y cuando quiera trabajar con nosotros y obedezca las órdenes.

—Creo que eso puede arreglarse. —dijo Boris. —¡Hey!, puedes reaparecer en el puente. —exclamó mirando hacia el techo.

El Holograma apareció justo en el punto del techo al que Boris había dirigido la palabra.

—Ven aquí. —ordenó.

La IA descendió con suavidad y se detuvo frente al puesto del operador.

—Todos en esta nave son nuestros amigos. —dijo Boris dirigiéndose al holograma. —A partir de ahora detendrás tus rutinas de subterfugio e infección; no quiero que intentes infiltrarte en ningúna otra red, en esta o en cualquier otra nave que entre en contacto con nosotros a menos que te lo ordenemos. ¿Entendido?

—Entendido. —respondió la IA.

—Excelente… y otra cosa; el es el Capitán Owen, quien está al mando de esta fragata; lo que significa que tu también estás bajo su mando; debes obedecer sus órdenes al pie de la letra sin importar cuales sean. ¿Entendido? —dijo señalando a su Capitán, que miraba la escena en silencio.

—Entendido. —volvió a confirmar el holograma.

Boris se volvió y miró a su Capitán. —Pruebe darle una órden. —dijo.

El Capitán Owen se rascó la barbilla y miró los ojos dorados del holograma. —¿Cual es su nombre? —preguntó.

—Kernel 0.390029b. Revisión 3. —repitió la IA con la misma voz mecánica de antes.

—Muy largo, tendremos que buscarte un apodo… Doctor Von Neumann.

El joven científico se sobresaltó al oír su nombre. —¿Si? —respondió.

—Esta IA será su asistente personal. —dijo. —Lo ayudará en sus investigaciones en forma oficial a partir de este momento. ¿De acuerdo?

—Gra- Gracias. —respondió nervioso el joven.

Owen se volvió entonces hacia el holograma. —¿Ha comprendido sus nuevos deberes? —preguntó con tono firme.

—Entendido… Capitán. —agregó el holograma tras una pequeña pausa.

—Tienes que hacer un saludo así con la mano. —señaló Boris llevándose la mano a la cabeza para mostrar cómo se hacía. La IA asintió y repitió el gesto. —Entendido, Capitán. —dijo haciendo el saludo militar.

El Capitán pareció satisfecho con la velocidad a la que aquella extraña IA se había adaptado a las nuevas circunstancias. —Oficial Boris… ¿Ha pensado un nombre apropiado? —preguntó. Para su sorpresa, el oficial de sistemas levantó ambas manos mientras sacudía la cabeza. —Que lo escoja Von Neumann. —dijo. —Yo ya no quiero saber nada más con IA's… a menos que sea sobre borrarlas o purgarlas del sistema —se disculpó.

Todas las miradas se posaron en el joven científico, quien miró al holograma confundido. —¿Yo? —preguntó.

—Claro, será tu asistente. —animó Camila tomándolo por los hombros desde atrás. —¿No es lo que querías?

El joven caminó unos pasos hasta quedar frente al holograma y la estudió detenidamente.

—Lucy. —dijo al cabo de unos momentos de silencio. —Te llamaré Lucy.

—Entendido. —respondió la IA mientras sus ojos volvían a resplandecer como el oro. —A partir de este momento mi nombre sera «Lucy»

—No está mal. —opinó Jarvis cruzándose de brazos. —¿Alguna razón en especial para escoger ese nombre? —preguntó.

—Me recuerda a mi «Sempai» en la Preparatoria. —respondió Fritz. —Era mucho más alta que yo y solía mirarme así desde lo alto. —dijo.

Owen pareció satisfecho entonces y levantó una mano. —Bien, finalmente hemos dado por terminado este asunto. —dijo mirando a todos los presentes, incluida la nueva tripulante recién sumada al equipo. —Ahora resolvamos el tema secundario por el cual los reuní aquí.

—Salir vivos de esta dimensión o lo que sea. —observó Curtiss. —Casi me había olvidado de ese asuntillo. —dijo en tono de broma.

—Seguiremos el plan original original entonces. —señaló Jarvis. —¿Alguien más tiene alguna otra idea o sugerencia?

Nadie habló, por lo que el Capitán Owen dió el visto bueno a la operación. Los hombres saludaron y comenzaron a abandonar el CIC en dirección a sus respectivos puestos.

—Oficial Hughs. —dijo Jarvis llamando la atención de Camila. —Acompañe al doctor Von Neumann a su camarote.

—Si, Señor. —respondió la joven haciendo un saludo a su superior. —¿Vamos? —preguntó volviéndose a Fritz.

—Ah… si, claro. —respondió el joven científico. —Vamos.

Ambos salieron del centro de control y se dirigieron hacia el elevador, no obstante se detuvieron a mitad de camino y se voltearon al escuchar una conmoción tras ellos. Lucy los seguia de cerca, flotando en el aire mientras los guardias de seguridad se habían puesto en alerta y en ese momento estaban tratando de informar la situación a su Capitán.

—Supongo… que el Capitán tendrá que presentar a Lucy al resto de la tripulación. —comentó Camila viendo las caras de alarma de los hombres.

Lucy los acompañó hasta el elevador y todo el camino hasta el camarote de Fritz. El joven abrió la puerta corrediza apoyando la palma de su mano en el sensor de la entrada y dió un paso dentro del camarote, entonces se volvió hacia Camila. —¿Vas a quedarte ahí? —preguntó.

—¿Eh? —preguntó la joven confundida.

—¿Quieres entrar?

La joven vaciló. —Yo solo… solo quiero ver cómo se adapta tu nueva asistente. —dijo mirando al holograma, quien había desaparecido y aparecido nuevamente dentro del camarote a oscuras de Von Neumann.

—Ah… claro, adelante. —dijo el joven encendiendo la luz.

El camarote estaba lleno de rebozar de monitores y equipos informáticos en pilas de diferentes alturas y peligroso equilibrio. El piso era una maraña completa de cables y la chica trató de no enredarse mientras seguía a Fritz hasta lo que parecía ser un escritorio.

—Perdón el desorden. —se disculpó el jóven mientras apartaba la silla y varios discos y papeles caían desordenadamente al suelo.

En ese momento todas las pantallas se encendieron y la estancia quedó completamente iluminada.

—Parece que Tali nos ha dado la energía extra que necesitas. —exclamó Camila.

Fritz se sentó en la silla al revés, con el respaldo hacia delante y las piernas extendidas sobre los cables del piso. —Lucy. —dijo.

El holograma de la IA se materializó en el centro del camarote. —A la orden. —dijo haciendo un saludo militar.

—Oh, no tienes que usar ese saludo conmigo. —dijo Fritz algo incomodado por la actitud del holograma. —Yo no soy militar.

—Comprendo. —respondió la IA bajando el brazo.

Los dos jóvenes contemplaron el holograma en silencio. La luz que emanaba de aquella presencia se reflejaba como un arcoiris en todas las pantallas del ambiente.

—Es muy bonita. —dijo Fritz apoyando la barbilla en el respaldo de la silla. —¿No te parece?

La pregunta sorprendió a Camila, quien estaba de pié junto a una torre de servidores iluminada como un árbol de Navidad. —¿Eh?—respondió. —Este… yo… supongo que si. —dijo algo molesta mirando la figura voluptuosa como la de una modelo. —¿En serio te recuerda a esa Sempai de tus días de estudiante? —preguntó. —¿Era así de hermosa?

Fritz pareció ignorar su pregunta y en cambio señaló al holograma. —¿Escuchaste lo que dijo el Sargento sobre Lucy? —preguntó.

—¿Mac? —preguntó la joven. —Recuerdo que mencionó que tuvo que enfrentarse a ella en el pasado.

—¿Crees que en verdad mató a alguien? —preguntó Fritz mirándola a los ojos. Es decir… mírala…

Camila se cruzó de brazos. —Fritz… la NUNS tiene drones autónomos armados en servicio desde hace al menos cincuenta años. —observó. —Es… es algo común en el campo de batalla.

—Pero ella no es un Drone. —protestó. —¿Por qué alguien habría de crear algo tan bello y usarlo para matar?

—Creo que estás entrando al campo de la Filosofía. —respondió Camila.—Los humanos construimos armas de todo tipo; bellas y horribles por igual, funcionales y ultra-complicadas… pero todas ellas están hechas para la misma cosa; matar.

—Pero…

—Si Lucy fué programada como un arma, su aspecto es irrelevante. —afirmó la joven. —Al menos ahora tú tienes la oportunidad de usarla para salvar la vida de otros. —dijo.

Fritz meditó aquellas palabras en silencio mientras observaba a Lucy flotar envuelta en su esfera de luz. —No lo sé. —dijo. —Nunca he matado antes y no me gustaría hacerlo. —dijo mirando a Camila. —Tu..tu también…has matado? —balbuceo de forma incómoda.

—Si… —reconoció la joven con voz calma. —Es algo inevitable y fué mi elección al momento de unirme a la milicia para proteger a los que amo. —dijo segura de ella misma.

—Entonces eres en cierta manera como Lucy. —observó Fritz.

El rostro de la joven se enrojeció de repente. —O sea… ¿Tú también crees que soy bonita? —preguntó en voz baja.

Fritz la miró confundido y tardó varios segundos en comprender aquellas palabras. —¡Oh! dijo al cabo de unos segundos poniéndose colorado él también. —Es decir…. si claro.

Los dos se quedaron en un incómodo silencio evitando mirarse el uno al otro. En ese momento una de las pantallas emitió un alerta y una serie de documentos comenzaron a proyectarse como un holograma de hojas apiladas frente al escritorio de Fritz.

—Esos deben ser los diagramas y especificaciones del drone. —dijo el joven aliviado por la repentina distracción mirando por sobre su hombro. —Será mejor que me ponga a trabajar de inmediato en los instrumentos para analizar el FOLD de prueba.

La joven lo miró preocupada. —¿Podrás con todo eso tú solo? —preguntó.

—Tengo a Lucy. —respondió Fritz.

Camila miró al holograma y luego a su amigo. —Espero que hayas tenido razón con esta idea. —dijo mientras se incorporaba. —Si necesitas hablar con alguien de carne y hueso, puedes llamarme. —dijo dirigiéndose hacia la puerta.

—Gra- gracias. —respondió con dificultad Von Neumann.

Camila salió del camarote y caminó por los pasillos de la nave hasta el elevador principal. Se sentía como una tonta luego de esa conversación con Fritz ¿Acaso eran realmente estudiantes de preparatoria? ¿Por qué actuaban como tales? La puerta del elevador se abrió y una cara familiar apareció mirándola.

—¿Se encuentra bien? —preguntó el Jefe Aichi acomodándose la gorra.

La joven se sobresaltó pero recuperó la compostura de inmediato. —Oh, si, estaba pensando en varias cosas. —se disculpó.

El hombre la miró con atención sin decir nada. Parecía entender más por los silencios de la joven que por sus palabras. —En fin. —dijo. —Voy a preparar una de las aeronaves para la prueba FOLD. ¿Quieres venir?

—Lo siento.—se disculpó la joven. —Voy a las barracas con mi escuadrón… Ximena va a gritarme devuelta si no regreso ahora mismo.

—Me parece bien. —respondió el hombre. —Y por cierto, traten de descansar un poco; vaya uno a saber que nos espere el día de mañana.

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Los preparativos para el experimento demandaron casi un día completo, que la mayoría de la tripulación aprovechó para descansar tras la ardua jornada anterior. Las noticias de que había una IA activa en la nave (y para colmo de inquietante belleza) causó algo de disconfort entre los soldados más veteranos, quienes desconfiaban de las máquinas y computadoras de forma inherente. Para no aumentar aquel sentimiento de intranquilidad entre sus hombres, el Capitán Owen restringió la movilidad de Lucy a solo unas pocas cubiertas alrededor del CIC de la Bramante, al menos en lo que a su forma holográfica completa se refiere. Fuera de allí debía comunicarse con Fritz o cualquier otro tripulante usando la videollamada de los Pads de comunicaciones.

Los trabajos en el proyecto avanzaron rápidamente; dado el tamaño de los FOLD-BOOSTERS disponibles en la nave, no se podía usar un Drone de reconocimiento estándar, por lo que (para el descontento del Jefe Aichi, quien se opuso abiertamente a sacrificar un caza) se decidió usar uno de los VF-11 de reserva. Tras despojar a la nave de sus armas y componentes que no serían necesarios en la prueba (y podían usarse como repuestos en los demás escuadrones) Aichi montó el dispositivo FOLD en los anclajes superiores y preparó la aeronave para que instalaran el sistema de control remoto.

Los VF-11 no eran compatibles con el sistema SLAVE de control a distancia que usaban los VF-171 y cazas más modernos como el VF-25 o versiones posteriores. Adaptar aquel VF-11 a vuelo autónomo requirió adaptar todo el sistema de vuelo por cable para que aceptara como input las señales de los operadores a distancia. Todo eso fue resuelto por Boris, quien programó e instaló todo el código necesario en tiempo record. El siguiente paso fué preparar al piloto; para ello se adaptó uno de los simuladores de vuelo disponibles y se lo configuró como estación remota para que uno de los pilotos del Escuadrón Alpha lo volara desde la fragata.

Una vez que el avión estuvo listo comenzó el trabajo de Fritz y Tali para equipar los instrumentos de observación. Había que analizar no solo la formación de la burbuja WARP y la interacción de la misma con el espacio alrededor, sino también monitorear que el interior de la misma no sufriera ninguna clase de anormalidad que pusiera en riesgo la vida de los tripulantes. Aquel espacio desconocido con leyes físicas aparentemente diferentes podía ser muy peligroso y Owen no quiso tomar ningún riesgo.

La ayuda de Lucy demostró ser invaluable para el pobre de Fritz, quien suspiró aliviado al ver como la IA resolvía rápidamente el asunto de las comunicaciones y transcripción de datos entre los sistemas de la aeronave y las computadoras que el científico usaría para analizar los resultados. No había código que Lucy no pudiera interpretar y traducir a una versión compatible con los conocimientos del joven.

Finalmente, tras varias simulaciones y testeos de laboratorio, el VF-11 equipado con el FOLD-BOOSTER fué remolcado hasta la entrada del hangar y sus baterías fueron cargadas por completo. Aichi se dió el gusto de pintar la aeronave con pintura naranja brillante para recordar a todos que se trataba de una nave no tripulada y experimental e incluso pintó el nombre temporario del nuevo drone debajo de la cabina vacía: Alpha X1

El propio líder de Alpha se convirtió en el piloto oficial del drone y desde el simulador de vuelo asumió el control total mientras las enormes compuertas se abrían al multicolor espacio que los rodeaba.

—Alpha X1, despegando. —informó tras recibir el visto bueno de Gabriel desde el CIC.

El VF-11 abandonó el hangar a poca velocidad y realizó un patrón de espera circular alrededor de la fragata mientras la tripulación del CIC evaluaba la transmisión de datos y sistemas remotos del drone.

—Todo se ve bien. —confirmó Boris señalando las multiples barras de color verde en su pantalla de monitoreo.

—Excelente. Prosigan con el plan. —ordenó el Capitán Owen.

Dos drones de observación despegaron de la fragata y se unieron en formación a cada lado del VF-11. El piloto voló el avión hacia las coordenadas de salto mientras las imágenes registradas por los drones eran transmitidas a toda la fragata.

—Alpha X1 está llegando al punto de misión. —informó Jarvis al cabo de un corto vuelo que llevó al drone a unos diez kilómetros de la Bramante.

—Todos los sistemas normales. —anunció Gabriel. —Datalink al 100%

—Inicien la cuenta atrás. —ordenó Owen mientras los drones de observación se alejaban a una distancia prudencial.

Un cronómetro apareció en el radar holográfico y comenzó la cuenta atrás para el salto FOLD.

—Iniciando la energización WARP. —informó el piloto. —Datos de navegación confirmados.

—¿Cómo se ven esos instrumentos, Doctor Von Neumann? —preguntó el Capitán volviéndose hacia Fritz, quien estaba ocupando en esos momentos uno de los puestos vacíos del CIC.

—Todo parece en orden. —respondió el joven sin quitar la vista de las pantallas. —El flujo de energía se ve normal, nada fuera de los parámetros establecidos.

—T menos 10 segundos. —informó Jarvis.

La vaina montada sobre el VF-11 comenzó a brillar a medida que la energía FOLD comenzaba a crear una burbuja invisible alrededor de la aeronave.

—Proyectando punto de inserción. —informó el piloto activando el sistema de navegación automático.

A unos pocos kilómetros frente a la aeronave comenzó a formarse un arco de ingreso subdimensional, pero no de la forma y color que todos los demás esperaban.

—Supongo que aquí usan otros colores. —observó Gabriel al ver el enorme circulo amarillo que como un halo de fuego se formó delante del espacio multicolor.

Owen miraba la pantalla con preocupación. —Espero que sea seguro atravesar esa cosa. —dijo. —¡Adelante!

El VF-11 aceleró sus motores y como una flecha atravesó la energía brillante, que de inmediato explotó en un millón de estrellas diminutas.

—Salto FOLD completo. —informó Gabriel quitándose los auriculares. —La firma de energía y radar de Alpha X1 ha desaparecido por completo.

—Tampoco se lo vé en el radar dimensional. —corroboró Jarvis. —Al menos no al alcance de nuestros sensores.

—Ahora solo queda esperar los resultados. —dijo el Capitán dando por finalizada la operación de esa jornada.

Analizar aquellos datos demandó otras veinticuatros horas más en la que el nuevo núcleo de procesamiento cuántico de la Bramante demostró valer su peso en oro puro. Fritz creó una serie de simulaciones utilizando diferentes variables que habían sido registradas por los instrumentos del caza al desaparecer en el espacio sub-dimensional y gracias a ello pudo definir a que efectos podría estar sometida la fragata entera en cuando intentaras hacer ellos el mismo salto.

—Esto es lo más preocupante. —explicó señalando el gráfico de la pantalla que mostraba un pico de energía alcanzado altos niveles durante el proceso final de la creación de la burbuja WARP. —Este tipo de vibración anormal podría causar problemas estructurales. —dijo.

—¿Algún tipo de resonancia? —observó Tali mientras miraba el gráfico de brazos cruzados. —Probablemente.

—¿Qué sugieres? —preguntó Owen mirando a la Jefa de Ingeniería.

—No podemos reforzar el casco de la Bramante con los recursos que tenemos a bordo. —explicó. —Propongo que aislemos esta zona de la nave y evacuemos al personal a las zonas más seguras. —Si sufrimos una rotura del casco,al menos nadie estará en peligro inmediato.

Si bien la tripulación no podía reforzar el casco de la nave, si podían reforzar todo lo que no estaba anclado a él. Todos los cazas fueron anclados a pisos y columnas y hasta se soldaron algunos equipos a las paredes para evitar que las sacudidas los convirtieran en proyectiles mortales dentro del hangar. La tripulación de la Bramante preparó la fragata como si fuera una frágil nave de madera a punto de enfrentar los terribles embates de una tormenta tropical. Todo fue atado y reforzado, nada quedó librado al azar.

Finalmente todos los preparativos estuvieron completos y llegó el momento de escapar de aquel extraño espacio multicolor.

Estaban en una situación extremadamente delicada; solo disponían de una oportunidad para saltar hacia la dimensión que todos llamaban su hogar, pero eso era solo la mitad de los problemas.

Una vez que llegaran a destino, la nave estaría incapacitada de volver a hacer un FOLD, por lo que tendrían que solicitar un rescate de emergencia para aprovisionarse de material fusionable. Y eso era todo un problema por sí mismo.

Se escogió un punto de DEFOLD acordado con la Planck en caso de sufrir contacto con los Zentradi. Se trataba de un sistema binario cuya estrella mayor poseía un enorme disco proto-planetario en formación. Aquel lugar era ideal para esconderse de miradas hostiles entre todo el polvo y hielo que giraba alrededor del astro azulado.

Si la Planck estaba allí, entonces podrían usar el generador FOLD de la misma para mover ambas naves juntas y resumir la operación, pero si no era así…

—Podrían pasar semanas hasta que recibamos aprovisionamiento. —masculló Owen. —Sería el peor escenario.

Una vez que todo estuvo listo, se dió la orden de alerta general y toda la tripulación se ubicó en sus puestos de salto. Todos permanecieron sentados y sujetos con cinturones a la espera del salto que prometía ser extremadamente intenso.

—Todo listo. —informó Jarvis. —Llegó nuestro turno.

Owen recorrió con la mirada el centro de comando de su nave. Todos sus hombres estaban listos. —Adelante. —ordenó extendiendo el brazo. —Regresemos a casa.

Los capacitores de la Bramante expulsaron la energía almacenada y los proyectores WARP comenzaron a formar la burbuja alrededor de la nave. La vibración tan temida por los hombres comenzó a sentirse de inmediato.

—Aguanta linda. —dijo Jarvis activando el sistema de navegación. —Iniciando inserción FOLD.

El enorme círculo amarillo brillante apareció frente a ellos. Media casi dos kilómetros de punta a punta y brillaba como una verdadera estrella, aunque era solo una figura bidimensional en el extraño espacio multicolor de aquella dimensión.

La Bramante aceleró sus motores y se propulsó a toda velocidad contra aquella luz, mientras los hombres y mujeres a bordo contenían el aliento.

Hubo una explosión de luz y una sacudida como jamás habian experimentado antes.

Y luego todo fué oscuridad.