Estaba demasiado nervioso. Las manos le sudaban y no podía dejar de caminar de un lado al otro, esperando a que la joven señorita, dueña de su corazón, bajase finalmente aquellos escalones.
Había planeado todo con suficiente antelación. Nada debía salir mal. Es decir, incluso dejó a su querida Betty en el consultorio.
La cena en el restaurante y el anillo en el postre ya estaban esperando por ellos. Esa noche planeaba pedirle a Kasumi ser su prometida.
Oh cielos, solo de imaginar aquello los bellos del cuerpo se le erizaban.
Y si lo rechazaba?
Peor aún, que haría si ella lo aceptaba?, seguro no lograría atinar al dedo correcto.
Ay, se estaba poniendo más nervioso a cada segundo!!
-Doctor, no le gustaría beber un poco de agua-preguntó el muchacho de cabello trenzado.
El agua era buena idea. Sí, definitivamente debía tomar un poco.
Pero
Y si terminaba arruinando todo por la imperante necesidad de ir al baño durante su cita?
No. No. No. Imposible, casi le había tomado un año el poder invitar a Kasumi.
En teoría aquella debía ser una salida más tranquila, después de todo esa era su décima cita.
Claro que en realidad era la primera en la cual estarían solos, pues hasta esa noche siempre estuvieron acompañados.
Asistió a distintas citas acompañado por Ranma y Akane, Nabiki, Soun e incluso Genma les habían servido de chaperones.
Eso era inusual? Por supuesto que lo era, pero al menos así no se avergonzaba así mismo actuando como tonto frente a su amada Kasumi.
-No, gracias, Ranma.-respondió estrujando con fuerza sus manos.
-Sabe doctor, no este tan nervioso-sugirió el chico mirando con atención sus propios pies-Las hermanas Tendo son así. Tienen una clase de...bien, no estoy seguro de qué sea, pero provocan comportamientos muy extraños en los hombres...en los hombres que las quieren.
Tofu Ono arregló sus gafas y prestó atención a las palabras del chico, después de todo nadie conocía tanto de ellas como él, que había estado viviendo cuatro años en casa de los Tendo e incluso estaba comprometido con Akane.
-Es verdad-convino finalmente-cuando estoy con Kasumi mi corazón late tan fuerte que me veo obligado a huir. Quisiera poder decirle lo que siento. Decirle a Kasumi que la amo tanto que me siento perdido y que deseo más que nada que sea mi esposa.
-Doctor-lo llamó Ranma pero él continuó hablando, necesitaba desahogarse con alguien.
-Pero me temo que si hago algo así terminaré infartado. No sabes cuánto tiempo he planeado confesarle mi amor a Kasumi. He estado enamorado de ella desde que la vi por primera vez. No tengo mucho que ofrecer pero la amo y no creo poder llegar a amar a otra mujer como la amo a ella.
-Ah, doctor-volvió a decir el chico de ojos azules, sin embargo sus palabras seguían brotando sin control.
-Ella era tan joven y aunque yo apenas estaba abriendo la clínica, me contuve porque quería respetar su tiempo, su adolescencia. Además ya sabes que soy un desastre cuando estamos juntos. Hago cosas sin sentido y luego me siento un tonto y me avergüenzo de estar junto a ella porque siento que me ve como a un desquiciado.
-Sí, bueno, yo lo entiendo doctor, me pasaba igual con Akane, yo decía tonterías pero-Ranma habló con más fuerza está vez y él terminó por salir de sus cavilaciones.
Ranma parecía nervioso y su dedo índice señalaba levemente algún punto tras de él.
Tofu Ono tragó saliva con dificultad, temiendo el peor de los escenarios.
"Ella está detrás de mí", el pensamiento llegó con fuerza a su mente y todo su sistema se desconectó dejando solo el reflejo de voltear sobre si mismo.
Kasumi estaba ahí, a medio camino en las escaleras. Con el cabello semi recogido, luciendo un sencillo vestido violeta.
Entonces Kasumi sonrió como solo ella sabía hacerlo y descendió los escalones faltantes hasta él.
-Nos vamos, Tofu?-preguntó usando por primera vez un tono casual y cercano.
Podía sentir la euforia y locura en su interior desatarse. En ese instante podía echar a correr como un loco por toda Nerima.
La suave mano femenina lo tomó del brazo y sintió como la débil fuerza de Kasumi lo obligaba a andar hacia la salida. La escuchó despedirse de Ranma y poco a poco sus sentidos volvieron a él.
-Kasumi, yo...lo que intentaba decir hace un momento es que yo...admiro mucho lo que eres y también yo, pues...
-Entonces no me amas, Tofu?-preguntó parpadeando dulcemente para él
-Con todo mi ser, Kasumi-admitió con una serenidad que le resultaba ajena
-Bien-respondió la chica tomándolo de la mano.
-Bien?-repitió él, confundido.
-Sí, bien-asintió la joven a su lado-También yo a tí, Tofu. Pensé que nunca me lo dirías.
Bueno, su confesión a la luz de la luna en aquel restaurante de moda estaba arruinada. Aunque su historia de amor apenas estaba empezando.
