—Bien, ya casi terminamos —revisó la lista, acomodando unos mechones de su cabello y sonrió —Inuyasha, toma el cereal que pidió Sota; ya podemos ir a pagar.
El híbrido asintió tomando la caja y poniéndola en el carrito de compras —Espero que después de esto podamos volver a la época antigua, hay cosas más importantes que perder el tiempo aquí.
—Mi madre me pidió que la ayudara antes de que nos fuéramos, podrías ser más considerado.
—Como si no pudiese hacerlo ella misma.
—Oye, no digas... —la molestia de Aome fue parada en seco, cuando el carrito de compras se detuvo, lo movió varias veces, pero nada daba resultado —Argh, odio cuando pasa esto... La rueda del carro setrabó.
—Déjamelo amí, una cosa tan insignificante jamás me ha detenido.
—Espera...
Sonrió dirigiendo su pie a la rueda del carrito,pateándolacon fuerza; de repente, nosolola llanta se había destrabado,sinoquetambiénel artefacto había salido rodando a gran velocidad por la puerta del establecimiento —¡Ja! De nada.
—No puede ser, se dirige a la carretera... —la azabachesaliórápidamente tras el carrito, seguida por tres guardias de seguridad.
—Un momento señorita, antes tiene que pagar.
Aome gritó aún persiguiendo el carrito —¡Juro que no pretendía robarme nada!
Inuyasha vio la escena desde su lugar y bostezó con pereza —Sería genial que usará esa energía para buscar los fragmentos de la perla.
