¡Aquí está Marito!

Con al segundo capítulo de esta historia, la cuál, ya de de antemano aviso, será algo, muy intenso, básicamente la razón de que esta historia sea Rating M, así que advertidos están, habrá mucha sangre y terror a partir de ahora muajajajajaja

Además, el capítulo tendrá inspiración de otro fanfic que me gusta muchísimo, así como el usuario II Sine Nomine II me dejó usar a sus OCs, acá también pasará lo mismo, una vez termine daré sus respectivos créditos juas juas

ahora sí, para no hacerles perder más tiempo, aquí empieza el capítulo de una vez.

Disfruten su Lectura~


Los deseos tienen un precio


—Angeline, Sangrelia, Velvet, Amber, Kali, Valentina, ¿que les dije sobre meter extraños a la torre?— pregunto de la forma más tranquila que pudo, pero su sola presencia causaba mucho miedo y confusión sobre los Spix y compañía.

—En nuestra defensa, no los invitamos, ¡todos se colaron acá!— dijo una de sus hijas, caminando hacia ella, está era Angeline, la mayor.

—Si, d-de hecho ya nos íbamos— Paula nuevamente intenta irse pero ahora es Bia quien la toma de la garra apenas se despega del suelo para volar. —¡ay vamos!—

—Al contrario, queríamos pedirle algo, señora— Tiaguito se le acercó sin miedo, aunque entre más se acercaba a ella, más y más pequeño se sentía. —Ay Hummmm... S-señora vampiresa...—

—Cordelia, mocoso— aclaro la Guacamaya, mirándole desde arriba. —Lady Cordelia D Corleone— respondió alzando una de sus garras, manteniendo un porte elegante para él.

—Ok, señora D Corleone...— el pequeño sacudió un poco su cabeza, ya agarrando más valor para expresar lo que tenía que decir. —Pues, fíjese que queríamos ver si nos daba permiso para quedarnos aquí hasta las 12, ¡mis compañeros y yo necesitamos este sitio para contar historia de Terror!—

—Pfff ¿Historias de terror?— preguntó la señora Cordelia, casi que riendo al escuchar eso. —Jaja... Owww, cositas, eso es adorableee~— enseguida levanta a Tiago del suelo y aprieta sus cachetes con las alas.

—¿Y eso que significa?— preguntó el chico, dejando que ella hiciera eso, hasta sintiendo algo de cosquillas.

—Pues que no— lo suelta y lo hace caer al suelo. —Mejor vayan con sus Padres, deben estar preocupados— se dio la vuelta para irse pero entonces una de sus hijas la detiene.

—¡Vamos Mamá!, seguro será divertido, casi no interactuamos con otros pájaros en la selva, será genial, te lo prometo, por favor ¿¿Siii??— decía la de antes, uniendo sus alas en forma de súplica, haciendo ojitos.

—¡No, Angeline!— respondió firmemente. —Ya de por sí es un peligro que estén aquí, es mejor que regresen en caso de que pase algo malo—

—Te prometo que no pasará nada, de hecho ya conocemos al padre de ese enano, así que tenemos cierta confianza— dijo otra, Kali, caminando del otro lado de su madre. —Aunque bueno, no sabe que somos Vampiras de verdad—

—Así es, el yerno del líder Eduardo es súper buena honda, aprovechó que no estaba para invitarnos a su evento, aunque solo fuimos para el musical— continuo otra, Valentina, ahora poniéndose enfrente de la gran escarlata.

—¿Y como es que él sabe de ustedes?— preguntó la madre frunciendo el seño al escuchar tal cosa.

—Luego te decimos, pero el caso es que te pedimos que confíes en nosotras— otra de sus hijas se acercó, Sangrelia, ahora tomando su ala. —Ademas, somos 7 vampiresas inmortales, si algo sale mal podemos hacer un genocidio en toda la selva sin problemas—

—¿Dijo Genocidio?— preguntó Paula sintiendo su cuerpo tembloroso, pero todos sus compañeros no le prestaron atención.

—Mmmhh... Aggghhh está bien, se los voy a conceder solo por ustedes, mis niñas, no por esos críos— mira al resto con cara seria, abrazando a sus pequeñas, por su gran tamaño, lograba rodear a las 6 sin problemas.

—¡Gracias Má!— dijeron todas al unísono, abrazándola también.

—Ademas, te prometemos que está noche nos vamos a divertir mucho una vez se vayan~ Grrr~— dijo una de ellas, Velvet, poniendo una cara seductora para su madre.

—y aparte son Incestuosas, este lugar tiene de todo— le susurro Tiago a sus hermanas, pero Bia solo le puso una ala en la cara para alejarlo unos centímetros.

—Esta bien, pero los quiero fuera de aquí a las 12, ¿de acuerdo?— Cordelia dejo a sus hijas y se alejo, aunque no mucho, quería quedarse a ver qué hacían, así que solo voló un poco para presenciar todo de cerca.

—Bien, entonces... ahora sí que si, ¡vamos con las historias!— las vampiresas regresaron con el grupo de polluelos, enseguida todo el mundo se sentó Enmedio de la gran alfombra, formando un círculo al rededor de está.

—A ver, ¿donde deberíamos comenzar?— preguntó Bela con emoción, queriendo ver qué se les ocurría.

—Pues miren, yo tengo una muy buena historia que les puede gustar— Tiago alza su ala. —Su nombre es... "Bola de Hámster"—

—No, Tiago, no vas a contar esa cosa— dijo Carla tomando su ala para hacerla bajar.

—¿Porque no? es súper divertida— respondió el chico algo fastidiado por eso.

—¿Divertido? ¿Dónde está lo divertido en qué un señor le guste meterse roedores en el trasero y que su hijo le sacara los intestinos por accidente al tratar de sacar uno que empezó a comerselo por adentro?— comento Bia cruzando sus alas.

—Bueno, tal vez no divertido, pero si entretenido— Respondió Tiaguito.

—Yo si quiero escuchar eso— dijo una de las vampiresas, Sangrelia, abriendo bien sus ojos con unas sonrisa.

—Bueno, igual ya contaste lo más importante... Mejor les voy a relatar... "La segunda venida"— dijo el chico nuevamente de forma Misteriosa, alzando su alita, pero Carla nuevamente la bajó.

—No, no les vas a contar como un robot animatronico de Jesucristo empezó una masacre por tomarse literal los versículos de la Biblia, y luego el auténtico Jesús bajo del cielo para darle una paliza— dijo Bia nuevamente, ya rodando los ojos.

—¿Entonces que les cuento? ¿la de Baby Hater?— el macho Spix se cruza de alas.

—¿y esa de que trata?— pregunta Amber, una de las Escarlatas, alzando su ala con curiosidad.

—De una mujer frustrada porque no puede tener hijos, desquitandose con Bebés aleatorios en la calle dándoles puñetazos en la cara— respondió Carla antes de levantarse con Tiago y Bia, alejándose un poco para discutir en silencio, quedando para contar algo más ligero y menos grotesco.

—¿Aun crees que debimos nacer en la ciudad?— pregunto Samuel mirando a su amiga, pero está solo asintió con una sonrisa.

Enseguida los trillizos Gunderson regresaron y volvieron a sus lugares, ya con algo concreto que podían contar sin problemas.

—Muy Bien, pues ya tenemos algo... y es una historia que a estado rondando por ahí en la ciudad...— decía Bia con mucho misterio en su voz, ya entrando en ambiente.

—Mas específicamente, en las escuelas...— continuo Carla, siguiendole la corriente.

—Siempre se cuenta que en estos lugares hay algún espíritu, ya sea niños en los baños, conserjes rondando los pasillos...— decía Tiaguito también, mirando a todos y a todas, manteniendo el tono serio en su voz.

—pero, aún falta la más aterradora y probablemente la más poderosa y malvada...— continuo Bia, ya juntandose más hacia su hermano y hermana.

—y esta entidad, habita nada más y nada menos...— Dijo Tiago, procediendo a decir en conjunto con sus hermanas. —En La Enfermería Abandonada de la secundaria Céu Azul...—


La historia, empieza en un día cualquiera, aunque bueno, no lo sería tanto para muchos estudiantes de Céu Azul, una de las escuelas secundarias más prestigiosas de Rio de Janeiro, pues, la temporada de exámenes estaba en curso, y hoy, era el más importante para decidir el futuro de los alumnos, el tan temido examen Final, cosa que a muchos aterraba realmente, sobretodo a aquellos que no estudiaron y lo dejan todo para último minuto.

El caso, es que todos los estudiantes ya estaban yendo de camino a sus respectivas clases, pero, ese no sería el caso de un chico canario, su nombre... Era Nicolás. De plumaje amarillo pero con ciertas partes teñidas en negro y con sombra de ojos, solo caminaba con cierta tranquilidad por las calles de la ciudad, ignorando por completo su entorno, solo aproximándose a su destino en la escuela...


—Básicamente, imaginen que es un canario común y corriente, pero con cuerpo de humano— interrumpió Tiago un momento, sabiendo que la mayoría de los que estaban ahí no entenderían, pero Cordelia en el fondo aún escuchando solo arqueó una ceja al analizar tal descripción.

—Si, eso, gracias Tiaguito— Bia sonríe para su hermano antes de proseguir...


Nico solo caminaba por la calle, suspirando de vez en cuando mientras miraba al cielo, pero justo al momento de pasar frente a un callejón, fue interceptado por un grupo de chicos como él, tomándolo de la ropa para meterlo al callejón de forma brusca, y antes de que pudiera hacer algo, uno de ellos lo acorraló contra la pared.

—Hola Nico— era una cacatúa blanca, la cuál, llamaremos Nigel de momento, acompañado de otra cacatúa pero está tenía plumaje rosado, a esta la llamaremos Gaby, y por último, un Guacamayo rojo, el cual vamos a bautizar como Felipe.


—Nada que ver con el Felipe líder de los Escarlata, es solo un nombre de ejemplo— aclaro Carla un momento, pero enseguida continuo.


—Aagh, ¿ahora que quieres Nigel?— pregunto el canario al verse atrapado, sin posibilidad de poder huir, y por más que veía más personas caminando por el callejón, ninguna se digno en ayudarlo.

—Bueno, deberías de saberlo, hoy es el examen final, y hasta ahora no nos a ido muy bien con ellos, así que, tu nos ayudaras a pasar, ¿ok?— dijo seriamente, dándole un pequeño golpe en la mejilla con su mano.

—Si, lo único que necesitamos, es que nos pases las respuesta del examen— dijo la cacatúa rosa, con una sonrisa y mirada burlona.

—¡Pero ustedes ni siquiera se sientan cerca de mi!— exclamó el pequeño, tratando de soltarse, pero entonces el Guacamayo le soltó un fuerte golpe en el rostro. —A-aahhhhh ¡Carajo!— se quejo por esto.

—No nos importa, tu tienes que hacerlo de alguna forma, y si reprobamos, te mueres, ¿ok?— decía sacudiendo un poco su mano, aquel golpe le había dolido, pero no le importo mucho.

—Mueranse...— fue lo único que el chico canario dijo, mirando seriamente a sus acosadores, pero estos enseguida empezaron a darle una paliza, tirándolo al suelo para patearlo desde ahí, y él, con miedo en su interior no hizo más que cubrirse para que no lo lastimaran tanto, pero eso de nada ayudo.

Al final lo dejaron en paz, quedando ahí en el piso frío y sucio de aquel callejón, con golpes en la cara y con algo de sangre escurriendo de la nariz.

—Sera mejor que no te eches para atrás y cooperes, te irá peor sino salimos con un 10 mínimo— decía Nigel dándole un último golpe en la cara, antes de salir de ahí con sus lacayos, no sin antes abrir la mochila de Nico y tirar todo en un charco cercano, ya ahí solo huyendo rápido en caso de que alguien los hubiera visto.

Nico trato de levantase con cuidado, apoyando las manos en la pared, pero no fue capaz, solo se dejó caer otra vez, observando su cara en un charco de agua que yacía en el suelo, viendo como su sangre goteaba hasta el reflejo de su cara recién golpeada... ya ahí, lo único que dijo en voz baja y con un gran sentimiento de irá fue: —No olvidaré esto... Me las van a pagar...—


—¡Un segundo!— interrumpió Bela. —¿Me estás diciendo que el acoso por chicos más grandes y fuertes también ocurre en la ciudad?—

—Si, de hecho nos sorprende que acá en la selva también— respondió Tiaguito sin problemas, cosa que hizo que Bela mirara un poco preocupada a su amigo Samuel, rodeando a este con su ala.

—Jeje si, pero no te preocupes... Los Bullys son lo de menos...— decía Carla con una voz macabra, procediendo con la historia...


Al final, Nico salió del callejón, a la vista de muchos testigos que, pese a verlo golpeado, siguieron sin ayudarle, el solo maldecía en silencio mientras se iba, y aparte con su mochila mojada y todos sus útiles arruinados por el agua.

El solo camino en silencio, cerrando los ojos aún murmurando insultos entre dientes, aunque también se dedicó a reflexionar un poco su situación... Hacía ya un par de semanas que se quedó sin amigos por diversas razones, entre ellas, que sea considerado cómo alguien débil, alguien pequeño, vulnerable para que cualquier persona pudiera maltratarlo, y sin la fuerza mental o física para impedirlo...

Pero él solito se lo había buscado, sus amigos trataron de apoyarlo pero aquel complejo de inferioridad lo hizo alejarse de ellos y adoptar esta actitud más reservada, sumado a qué tuvo una relación fallida con una chica que también se aprovechaba de él, definitivamente le jodió bastante, a este punto solo quería graduarse y largarse de la estúpida escuela de una buena vez.

Los minutos pasaron hasta que finalmente llegó a la escuela, viendo aún a muchos chicos rondando por la entrada y el patio, pensó que estando ya más compañeros de la escuela, quizá las cosas podrían mejorar si todo iba bien.. Lamentablemente, no fue así.

Pues apenas entró, fue recibido con alguien que le metió el pie para que se cayera al suelo de cara, lastimandose nuevamente el pico, quedando el suelo quejándose, siendo víctima de las burlas de las personas que lograron ver aquello.

—Oww, que pena, ¿te caíste pequeño?— dijo aquella persona que lo hizo caer, era un hembra tucán, la cuál enseguida se alejo.

Nico se levantó, tratando de recoger sus cosas que habían caído al suelo, mirando de vez en cuando hacía arriba, viendo las caras de desagrado y burla de todos aquellos que se encontraban cerca, aunque, justo cuando estuvo por recoger uno de sus libros, alguien se acercó para recogerlo por él, entregándoselo en su mano.

—Las cosas están difíciles, ¿no Bro?— era un cardenal, algo subido de peso, mirándolo con cierta compasión, procediendo a darle la mano para que pudiera ponerse de pie.

—...— Nico se quedó en silencio, mirando su mano un segundo, pero enseguida la rechazo, levantándose solo para tratar de mantener el poco orgullo que le quedaba. —No me molestes, ¿ok?— trato de irse mientras lo miraba seriamente, pero entonces aquel cardenal lo tomo del brazo. —Pedro, ¡ya déjame en paz!—

—No, Nico, no puedes seguir así como estás, necesitas ayuda— trato de que no se fuera pero el chico plumiamarillo lo empujó un poco.

—¡No quiero tu ayuda! ¡Nunca la necesite!— grito mientras le apuntaba con una mano, pero al notar la mirada juzgadora de los presentes, solo dejo de hacerlo.

—... ¿Pero que te ocurre?— pregunto nuevamente. —Antes todo era diferente, ahora estás...— quiso continuar, pero Nico ya se había alejado de él, entrando al interior del edificio para empezar a correr por los pasillos.

Nico se alejo lo suficiente, escondiéndose detrás de una pared, mirando un momento por la esquina de está, pero se dio cuenta de que nadie lo seguía, por lo que solo maldijo un poco en voz baja, suspirando y dejándose caer al suelo, pegando un poco la cabeza a la pared detrás de él, y como era de esperar, solo empezó a escuchar murmullos de otros alumnos que pasaban por ahí al verlo.


—Vaya, a ese Nico le a ido mal en todo— añadió Paula, sintiéndose algo mal por el canario de la historia.

—Pues si, podríamos considerarlo como el típico perdedor, pero, estoy seguro que muy pronto dejara de serlo muajajaja— respondió Tiago de forma burlona.

—Sin duda quiero escuchar eso— menciono Angeline mientras se comía una pierna de pollo, cosa que a Paula le extraño mucho, pero al resto le dio igual.


Nico, estando ya más tranquilo, se levantó de dónde estaba y se mentalizo para ir a su clase, era en 20 minutos mínimo, pero más que ser para una clase, era más que nada un repaso a todo lo estudiado durante el semestre y lo que posiblemente venga en el examen. Sin embargo, ya cerca de llegar, y para su muy mala suerte, Nigel y su pandilla aparecieron otra vez, tomándolo del brazo para detenerlo y hablar con él.

—Oh por favor, ¡¿no tienen suficiente ya?!— exclamó furioso, pero sus quejas fueron ignoradas, enseguida la cacatúa rodeo su cuello con el brazo para caminar con él en sentido contrario al salón, alejándose de ahí.

—Nico, estuvimos pensando un poco lo que te dijimos hace un rato, y nos dimos cuenta de algo— decía tranquilamente, fingiendo estar charlando con el canario para que los maestros que pasarán no sospechasen.

—Tu te sientas muy en la esquina y nosotros estamos en el otro lado del aula, así que no hay forma de que nos pases las respuestas— continuo Felipe, caminando por ahí con las manos en la cabeza, también fingiendo con su colega.

—Si, menos mal nos dimos cuenta de que era una estupidez, así que, se nos ocurrió otra idea— continuo Gaby, estando enfrenté de Nico mientras caminaba hacia atrás.

—Ay dios...— suspiro Nico. —oh y ¿cuál es su gran idea ahora?— pregunto fingiendo interés, pero en ese momento el grupo empezó a caminar muy rápido, llevándolo a la fuerza por los pasillos, incluso bajando unas escaleras al estar en un segundo piso. Todos salieron por una de las puertas que llevaban al patio, aprovechando que aún no empezaba la clase para pasar desapercibidos, esto sin duda extraño más a Nico, sin alguna idea clara de hacia donde lo llevaban, pero sus preguntas se intensificaron cuando Nigel y compañía lo llevaron hasta un edificio abandonado que había justo ahí en la escuela.

La estructura era igual al edificio principal, según lo que se sabía, también eran salones para varios grupos, más que nada por la cantidad de alumnos que había en su momento, pero ahora yacía abandonada, incluso tenía un cartel de demolición, indicando que en unos días podría ser removido al no ser rentable para la escuela que siguiera ahí.

Total, aquel grupo entro al sitio sin que nadie notará esto, ya adentro del edificio, se pasaron por ahí, llevando a Nico, sujetandolo para que no pudiera irse, mientras que esté veía todo el sitio con curiosidad y temor a la vez, más que nada por los salones ya vacíos pero también otros con muchas mesas y sillas apilados en su interior, además de grafitis que había por todas las paredes.

Al final, Nigel llevo al canario hasta una de las salas más lejanas de la entrada, está era una enfermería, se podía saber porque tenía una cruz grabada en la puerta. Todos entraron, viendo lo que en su momento fue la enfermería principal de Céu Azul. Había estantes vacíos, cortinas, camillas, etc, pero lo que más llamaba la atención, era que Enmedio de la habitación había una silla de ruedas antigua, con cierta oxidación y las partes de tela ya rotas.

—Ok, Nico, ¿sabes porque estás aquí?— pregunto Nigel apretando más el agarre de Nico con su brazo.

—No lo sé, honestamente no se me ocurre que tiene que ver este lugar con el exámen— respondió tratando de quitarse su brazo, pero era imposible. —Agghh—

—Nico... ¿tan siquiera revisas el chat grupal de la clase?— pregunto Gaby al verlo. —Ah, es verdad, te saliste porque todos nos empezamos a burlar de ti jaja—

—Si, ya que, bueno, la otra noche estábamos viendo lo de las tareas y exámenes y todo eso, cuando alguien mando algo al grupo— decía Felipe asomándose por la puerta, asegurándose de que nadie viniera.

Entonces Gaby saco su teléfono y empezó a revisar el chat, buscando entre la oleada de mensajes de alumnos, tardando un poco, pero al final logro llegar a un mensaje enviado por una compañera, procediendo a leerlo con cuidado.

—Dicen que, en la enfermería del edificio abandonado o atrás de la escuela, hay una silla de ruedas... si te sientas en ella, de espaldas a la puerta... El fantasma de la enfermera se manifestará, y podrá concederte un deseo...— dijo la cacatúa rosa mientras miraba el teléfono, para luego mirar a Nico, el cual, sintió la mirada de los 3 sobre él.

—y... ¿q-que quieren que haga?— pregunto tímidamente, empezando a sentirse abrumado, pero, como era de esperarse, enseguida Nigel lo obligó a sentarse en la silla, mientras que sus lacayos se encargaron de atar sus manos a los posa brazos de esta. —¡N-no! ¡Saquenme de aquí!— exclamó tratando de quitarse, pero era inútil, estaba atrapado en aquella silla.

—Awww se ve tan lindo, tan indefenso y debilucho— dijo Gaby tomándole una foto en esta situación tan humillante.

—Pues si, y bueno, como ya has de haber deducido, lo que tienes que hacer es quedarte aquí, esperar al fantasma, y pedirle que aprovemos el examen, los 4, así todos salimos ganando, ¿no crees?— decía la cacatúa blanca, apoyando ambas manos en los posa brazos mientras miraba al canario a los ojos.

—¿Enserio creen que eso vaya a ocurrir? ¡¿son niños o que?!— exclamó aún tratando de quitarse, sin éxito.

—Jeje bueno, no sabemos si es real o no, pero no perdemos nada intentando, excepto tu, si reprobamos nosotros, tu también— continuo Nigel, ya separándose de él, ya en ese momento se escuchó la campana de la escuela, las clases estaban iniciando ya.

—Bueno, nos vamos, espero pidas el deseo, ¿ok?— Felipe le dio un pequeño golpe en la cabeza antes de salir.

—Si, y sino, nos las vas a pagar— dijo Nigel cerrando su puño en frente de su cara, para luego salir también con su amigo.

—Ademas, si todo sale bien...— Gaby se acercó y le dio un pequeño beso en la frente. —Te daré otro como este... No se lo digas a Nigel, pero eres muy lindo~— luego de eso, ella también se fue, dejando a Nico a su suerte en medio de esa enfermería aterradora.

—Ay no no no...— el canario solo trataba de levantarse e irse, sabiendo que llegaría tarde para la clase, obviamente no creía en el fantasma, lo que más le aterraba era saber que estaba indefenso y en cualquier momento alguien que lo encuentre podría hacerle algo malo, sumado a qué tampoco sabía si llegaría a tiempo para el examen. El pequeño solo empezó a hiperventilar, entrando en pánico ya, lastimando un poco sus muñecas que estaban atadas. —Aa-aaahh... ¡CARAJOOOOO!—


—Ohhh una Enfermera Fantasma, que concede deseos, nunca había escuchado algo así— dijo una de las vampiresas, Amber, prestando mucha atención a la historia, teniendo brillitos en sus ojos.

—Sip, así es, pero, hay que esperar, aún no llegamos a eso— dijo Bia tranquilamente, sonriendo para la Escarlata vampira, continuando nuevamente.


Paso un rato, Nigel y compañía lograron llegar a la clase con un par de minutos de retraso pero les dejaron entrar igual, aunque, confiados de que el deseo era buena idea, no estudiaron nada de nada, solo se dedicaron a hablar entre si en todo el rato, mientras que Nico permanecía aún en aquel lugar encerrado, ya había dejado de luchar, aceptando que no podría irse, nuevamente, culpando su cuerpo, ser alguien débil, no podía ni desatarse de una silla, el solo se dedicó a murmurar maldiciones en silencio, recordando todo lo malo que le había estado pasando, no solo el día de hoy, sino también los días anteriores...

El canario cerro sus ojos, suspirando ligeramente, sin embargo, llegó un momento donde unos escalofríos empezaron a invadir su cuerpo, con un sentimiento de peligro empezando a abrumarlo más y más. Levantó la mirada, observando con atención su entorno, respirando lento y tratando de mantener la calma, pero de nada sirvió, pues en un momento dado, escucho como alguien empezó a hablar justo detrás de él, eran como susurros, no podía identificar quien o que era, pero aquella sensación iba en aumento.

—¿Q-quien está ahí?— pregunto tratando de mirar atrás, notando por el rabillo del ojo que ahí no había nadie, entonces, y de manera inesperada, sus ataduras se aflojaron, o mejor dicho, lo que lo mantenía sujeto a la silla se rompió de un momento a otro, permitiendo que el canario quedará libre, cosa que aprovecho, poniéndose de pie para apartarse de la silla.

Nico observó aquel sitio, de verdad podría jurar que no había nadie, pensó que, quizá fue una brisa de aire o algo, pero enseguida esa posición se detuvo cuando noto que la tela en la silla se hundió, como si alguien se hubiera sentado en ella, posteriormente, se empezó a mover, las ruedas viejas y oxidadas avanzaron como si alguien las estuviera empujando.

El chico estaba con la espalda contra la pared, tragando saliva al ver eso, con el miedo ya apoderándose de él. La silla de ruedas retrocedió, tomando otra dirección, avanzando hasta una de las cortinas de la enfermería, esas para darles cierta privacidad a los pacientes, pero cuando la silla paso por detrás de esta, se proyecto a través de la cortina una sombra, alguien estaba sentada en la silla de ruedas, era un ave como el resto aunque no se podía identificar bien que especie era, solo que tenía el pico largo, lo que Nico noto, era como giraba lentamente la cabeza, mirándolo directamente.

—Dime, cuál es tu deseo— dijo aquel espectro, con una voz femenina pero con cierto aire apagado. Claramente el miedo le gano a Nico, por lo que enseguida salió corriendo hasta la puerta, pero no logro abrirla, estaba bloqueada, forcejeo con la manija, golpeándola con fuerza sin éxito alguno, mientras que la enfermera continuo diciendo, repitiendo una y otra vez: —¿¡Cual... es... tu Deseo!?—

—¡Aaagggh! ¡Ya callate!— exclamó el canario ya poniendo sus manos en su cabeza, golpeándola con la puerta, pero rápidamente dejo de escucharla, volteando lentamente para verla una vez más.

—Mmmhhh... Entiendo, supongo que no vas a pedir nada, si quieres puedo irme, y... que esos matones vuelvan a tratarte como una mierda, ¿no crees que es mejor darles lo que te pidieron?— pregunto ella con una voz enigmática, levantándose de la silla de ruedas para caminar por ahí, al parecer solo era visible a través de las cortinas, pues al caminar fuera de está, Nico dejo de verla, desapareciendo enfrente de él, pero momentos después, vio como la misma sombra apareció por detrás de las cortinas viejas de la ventana, sin llegar a ver los pies de quién estaba ahí. —Entonces, ¿no deseas algo, querido?—

Nico solo veía esa sombra con algo de miedo aún, pero entonces pensó sus palabras, tenía razón en eso, así que, entre suspiros, dijo lo que le habían pedido, o bueno, más o menos...

—Ok... ¡Este es mi deseo!— exclamó ya determinado, manteniendo una postura firme para poder proceder con su pedido...


—Ayyy ¡¿y que pidió?! ¡¿que pidió?!— decía Camil con mucha emoción, y enseguida Cian y Yessica también se unieron a esto, queriendo saber más.

—Ah eso vamos, no se desesperen— Tiago alzó sus alitas para tratar de calmarlos. —Pero primero, vamos a volver con Nigel y el resto—

—Awwww...— dijeron los 3 volviendo a sentarse en su sitio, ya queriendo escuchar.


La campana de la escuela sonó, la primera clase había terminado y ahora los alumnos tenían unos breves minutos de descanso, más ahora que el examen estaba apunto de iniciar. Nigel y sus amigos salieron un momento del aula, estirándose en el pasillo, confiados de que de alguna forma su plan dió algún buen resultado.

—Voy a salir un poco, ya regreso, voy a... ya sabes— Felipe guiño un ojo y se fue de ahí, mientras que Nigel y Gaby se quedaron ahí, solo descansando de aquella clase, aunque realmente no estudiaron.

—Bueno, el examen es en breve, ¿crees que el plan del deseo funcione?— preguntó Gaby mirando a su compañero.

—Tiene que, sino nos habrán visto la cara de estúpidos— respondió este, recargandose en una pared de aquel pasillo.

Gaby suspiro un poco, también haciendo lo mismo, pero ella en su lugar termino sentándose en el suelo.

Mientras tanto con Felipe, en Guacamayo escarlata estaba justo detrás de él edificio, cerca de la salida que usaron para llevarse a Nico, en este sitio había una pequeña bodega que el conserje usaba para guardar cosas de mantenimiento, como herramientas y así. El caso era que Felipe estaba aquí adentro escondido, recargado contra un estante, con un tubo de pastillas de menta en la mano, pero esas pastillas no eran de menta precisamente, él solo se dedicó a comer y tragar un par de ellas, empezando a sentirse mejor de lo que ya estaba al consumirlas.

Sin embargo, mientras estaba en este pequeño viaje mental, empezó a escuchar unas pequeñas risas, casi como susurros, cosa que lo hizo ponerse alerta, en caso de que fuera alguien que lo fuera a delatar, mirando hacía todas partes insistentemente, incluso pensando que su mente lo estaba engañado, pero, entonces, noto como adentro de la bodega, justo en la esquina contraria de dónde él, se encontraba recargado, estaba la silla de ruedas de la enfermería, cosa que lo dejo algo confundido, podría jurar que no estaba ahí cuando llegó, por lo que solo dejó caer su tubo de pastillas al suelo, convencido de que era algo de su mente.

Felipe se empezó a sentir muy asustado tras esto, por lo que, lentamente se fue acercando a la puerta, dispuesto a irse, pero enseguida recibió un fuerte empujón en el pecho, no vio nada, pero sintió un par de manos apoyándose en su pecho, cosa que lo hizo chocar contra el estante que tenía detrás, haciendo que cayeran varias de las herramientas de este sitio sobre él, cosa que loo lastimó un poco, pero nada muy grave.

Eso hasta que escucho un sonido chirriante y mecánico, al mirar arriba, vio como en el último espacio del estante, había un taladro encendido, el cual, gracias a su propia vibración, termino cayendo sobre Felipe... empezando a perforar su cráneo de forma violenta, entrando rápidamente a su cerebro.

—¡A-aaahhh! ¡AAGHH! ¡¡¡AAAAAAGGGGHHH!!!— gritaba con mucho dolor, sintiendo como su cabeza era agujerada de esa forma, mientras veía enfrente, con su visión tiñendose de rojo, viendo por última vez, los pies descalzos de alguien, quien no paraba de reír mientras lo veía morir de esa forma tan atroz... Al final el Escarlata termino muerto en el suelo, dando ligeros espasmos de dolor, aún con esa máquina girando adentro de su cerebro...


—Ay Nooo ¡que horrible!— exclamó Samuel con sus alas en el pico, con una cara de desagrado luego de imaginar tal escenario.

—Si, no esperaba que eso pasara... ¿pero porque? ¿que tiene que ver el deseo con eso?— decía Bela apapachando a su amigo para que estuviera tranquilo.

—Jejejeje... ¿De verdad quieren saber?— pregunto Tiaguito con una sonrisa, sus amigos asintieron con una cara de miedo mientras que las Vampiras asintieron con una cara de intriga. —Bien, pues vamos a verlo~—


La campana de las clases volvió a sonar, ahora sí que si, el examen dará inicio por fin, por lo que los alumnos se estaban preparando ya, menos Nigel y Gaby, quienes estaban esperando a que su amigo Felipe llegara, pero sin ver señales de el Escarlata.

—Dios, ya se tardó ese imbécil, ¿a qué hora vendrá?— pregunta la cacatúa blanca, caminando en círculos con los brazos cruzados.

—No te preocupes, seguro llegará pronto... o eso espero— decía su amiga suspirando, pero enseguida vio al canario llegando por el pasillo, intentando entrar al salón, pero rápidamente fue interceptado por el par de cacatúas.

—Oh, ¡h-hola!— exclamó este siendo acorralado contra la pared, sintiendo como lo levantaban del suelo.

—Dime idiota, ¿Si pediste el deseo como te lo pedimos?— preguntaba Nigel con mucha irá, siendo muy agresivo con él.

—Y-yo...— el canario quiso decir algo, pero solo tartamudeaba, pero entonces, antes de que pudiera responder, el trio escucho unos gritos de alguien corriendo por el pasillo.

Al ver, vieron a un chico corriendo hasta el salón, ya ahí, y con una voz agitada dijo: —¡Hay un estudiante muerto en la bodega Dell conserje! ¡Felipe está muerto!— esto enseguida causo un gran revuelo en el aula, pero sobretodo para Nigel y Gaby que escucharon desde afuera, y ya ahí, escucharon como el canario empezó a reírse entre dientes, volteando a verlo directamente.

—Si... ¡es real! ¡la enfermera es real!— dijo con una gran sonrisa en la cara, riendo de forma más burlona, pero enseguida Nigel le dio un fuerte puñetazo en la cara.

—¿¡Que mierda pediste!?— dijo golpeando más a Nico, ya haciéndose una idea de que fue.

—Yo... desee que los matarán... ¡Desee que estuvieran Muertos! y ahora ustedes dos, ¡TAMBIÉN VAN A MORIR!— respondió ya con una sonrisa, aún riendo de forma macabra mientras la cacatúa seguía golpeándolo, pero rápidamente lo dejo en paz, tirándolo al suelo mientras se alejaba.

—No... no no no no— la cacatúa estaba con las manos en la cabeza, ya empezando a desesperarse, dándose la vuelta para empezar a correr, huyendo como si eso sirviera de algo.

—No, Nigel, ¡espera!— Gaby rápidamente fue tras él, dejando al canario en el suelo, con la nariz sangrando, pero con una gran sonrisa en su cara, sintiéndose satisfecho de que su deseo por fin se hiciera realidad.

El par de Bullys corrieron por el pasillo, con el miedo creciendo en ellos, llegando así hasta las escaleras, pero apenas llegaron, vieron ahí Enmedio de la escalera la silla de ruedas de la enfermería, cosa que sin duda los asusto todavía más. Nigel trato de retroceder, pero enseguida fue empujado por Gaby por las escaleras, pero no se lastimó, fue más que nada para que ella pudiera escapar.

—Aghhh ¡maldita zorra!— dijo el chico tratando de ponerse de pie, usando la silla de ruedas para intentar apoyarse, pero rápidamente also la mirada al sentir como alguien lo tomaba de las manos, nuevamente no pudo identificar bien que especie de ave era, solo que tenía ropa médica antigua, acompañado de un gorro también de enfermería. Nigel estaba con miedo, por primera vez en muchos años, estaba asustado como un niño pequeño, solo dejando que el espectro lo levantará, poniendo ambas manos en su cara apara levantarlo desde ahí, viéndolo a los ojos mientras apretaba más y más su agarre. —Aaahh... Basta, ¡déjame!— gritaba al sentir como lo logro levantar del suelo, aún apretando su rostro con una fuerza descomunal, escuchando las risas burlonas del fantasma.

Enseguida, y ya para acabar con él, la enfermera empezó a azotar la cara de Nigel contra la esquina de la escalera, dándole repetidos azotes contra esta, esparciendo toda su sangre en esa zona y los dos muros que conectaban, logrando matarlo, teniendo su cara completamente desfigurada y con el pico todo agrietado, aún escurriendo líquido rojo a borbotones. Al final lo dejo caer enfrente de ese lugar, con la cara pegada a aquella esquina, manchando todo de rojo.

Ya por último, Gaby siguió corriendo, ignorando los gritos de su amado Nigel, pero el miedo pudo más que ella, tenía que hacerlo para poder huir... Una lastima que no sirvió de nada, pues ya afuera de la escuela, corriendo por el patio para tratar de ponerse a salvo, vio como la silla de ruedas se materializó enfrente de ella, apareció de la nada, cosa que la hizo detenerse y empezar a retroceder, eso hasta que terminó tropezando, cayendo de espalda contra el suelo, lastimandose un poco.

—Ayy... demonios...— se levantó un poco, estando aún sentada en el suelo con la espalda adolorida, fue ahí cuando alguien la tomo de la cabeza, de las plumas del cabello específicamente, empezando a jalarla para arrastrarla por todo el patio. —Ay no, ¡por favor! ¡¡no quiero morir!! ¡¡no quiero morir!! ¡¡no quiero morir!! ¡¡¡AYUDAAAA!!!— gritaba con fuerza, solo sintiendo como el fantasma la jalaba de las plumas, caminando hasta llegar a uno de los aros de basquetbol que había en el patio, estando ahí, la enfermera la tuvo fácil para matarla ahí mismo...

Gaby termino en la cancha de la escuela, colgada del cuello en el aro, ahorcada con sus propias plumas de la cabeza, mientras de su boca no dejaba de gotear saliva con sangre, cayendo contra su zapato que había quedado en el suelo antes de que fuera colgada ahí.


—Alaaaa... Eso sí que suena intenso, ni a nosotras se nos hubiera ocurrido— decía Velvet luego de escuchar todo eso, mientras bebía un líquido rojo de una copa que tenía ahí.

—Osea que... ¿Nico ya cansado de los maltratos, hizo que matarán a sus abusadores?— pregunto Paula ya temblando, algo temerosa de aquel resultado, con miedo de que eso pudiera llegar a pasar.

—Así parece, ¿pero que paso después? ¡No nos dejen con la intriga!— decía Valentina con muchas dudas ya, mostrándose con ganas de saber más.

—Bueno... por lo general las historias terminan aquí... pero no, en efecto algo paso después...— decía Bia mirando a su hermano y hermana, asintiendo los tres para contar más...


Como suele ser usual en este tipo de situaciones, los rumores volaron rápido, en poco menos de una hora, toda la escuela se había enterado de lo ocurrido, o bueno, más o menos, la muerte de Nigel y de Felipe fueron tomadas como accidentes, mientras que la de Gaby la vieron más como un suicidio. Esto provocó que el examen fuera suspendido hasta nuevo aviso, y ahora los alumnos estaban por los pasillos o la cafetería hablando entre si, esperando a que la policía y las ambulancias lleguen por si alguien sabía algo.

Ahora mismo, Nico estaba tranquilo, caminando por ahí de lo más relajado, bebiendo un jugo de frutas que había traído para el almuerzo. Definitivamente, saber que esos Bullys estaban muertos le alegraba mucho, sabía que a partir de ahora, nadie lo iba a molestar más... ¿no?.

Al final el chico llegó a la cafetería de la escuela, quizá aquí podía estar más relajado, pero no fue así, pues apenas entró fue recibido con un balonazo Enmedio del pecho, lo que provocó que su bebida le salpicara y cayera al suelo.

—Ahh rayos...— dijo viendo eso, pero al mirar arriba sintió la mirada de todos sobre él, notando que ahí estaban varios de sus compañeros de clase, quienes solo lo miraron con algo de lástima. Fue ahí cuando dos chicos se acercaron, uno para recoger el balón que le había golpeado y otro para empezar a insultarlo. —Hey, ¿que ocurre con ustedes?—

—Idiota, hiciste que nuestro balón se ensuciara— dijo el otro, acercándose para tomar su playera. —Ahora limpialo, ¡vamos!—

Nico, nuevamente, estaba siendo víctima del acoso, con estos tipos intentando usar su ropa para intentar limpiar la pelota, que ni siquiera estaba tan sucia, pero rápidamente Nico logro quitárselos de encima, y ya ahí, enfrente de todos los presentes, dijo sin problema alguno: —Ustedes 2... Estarán como esos 3, ¡Muertos!—

—¡Hey! no bromees con eso— exclamó alguien entre la multitud.

—Si, no es gracioso— exclamó otra persona.

—3 personas murieron hoy, no tenemos tiempo para que digas esas cosas— decía otra, ya mirando seriamente al canario.

y así, la mayoría empezó a reprocharle al pequeño, él sin duda miraba esto con mucha irá empezando a crecer en su interior, acababan de ver cómo 2 chicos empezaron a molestarlo, pero en lugar de defenderlo, ahora solo estaban diciéndole sus verdades.

—¡Por eso ya nadie te ayuda!— exclamó una Guacamaya Spix Enmedio de la multitud, apuntándole al canario molesta. —Te volviste muy grosero y distante con todo el mundo, por eso nadie se a molestado en ayudarte, porque tú no quieres esa ayuda—

—Aggrrr, ¡bien! Si así será... ¡Entonces ustedes también van a morir! ¡Todos ustedes me las van a pagar!— decía gritando alto, retrocediendo para salir de la cafetería, yéndose rápido de ahí. Claramente todos se tomaron a juego eso que dijo, ¿como alguien tan enano y debilucho podría hacer algo así? por lo que no les importo, solo se dedicaron a burlarse de él mientras no estaba.

Nico salió rápido del edificio y se dirigió hacia el antiguo de atrás, asegurándose de que nadie lo viera entrar ahí nuevamente, yendo rápido a la enfermería, ahora, sentándose voluntariamente en aquella silla, empezando a murmurar los nombres de todos en silencio, esperanzado de que aquel peculiar ritual funcionará una vez más.

Los minutos pasaron, luego las horas, el atardecer estaba próximo, y Nico continuaba ahí sentado, apretando insistentemente las manos al posa brazos, aún sin perder la esperanza en que el espíritu de esa mujer volviera a hacerse presente...

y para suerte de él, lo logro...

—Hola pequeño~— enseguida sintió un par de manos bajando desde su cuello hasta su pecho, viendo justo al lado a aquella entidad, ya ahí, noto bien su especie, era una cigüeña, de pelaje blanco pero muy viejo y desgastado, sumado a sus prominentes ojos negros, y su cara completamente cortada, pero las marcas eran como de bisturí. —¿Vienes por otro deseo, querido?—

—Si... quiero otro...— decía el canario, listo para contarle todo. —Quiero que mates a todos... todos los que me molestan, todo mi maldito salón...—

—Mmhhh ok, si así lo quieres, ¡acepto!— dijo ella con una sonrisa, acariciando su cara. —pero primero, quiero algo a cambio—

—Ohh... y, ¿que sería eso?— pregunto con curiosidad, no sabía que tenía que hacer eso, pero sea cual sea lo que tenía que darle, el aceptaría.

—Bueno, ya sabes lo que dicen por ahí... ojo por ojo, en este caso... por matar a alguien, es un trozo de alma viva— dijo con una sonrisa, seguido de eso, Nico sintió como su mano empezaba a doler, al verla, noto como 3 de sus dedos estaban poniéndose completamente negros, con sus plumas de esta zona empezando a caer, dejando ver su carne muerta y podrida.

—¡¡Aahh...!! ¡¡AAAHH!!— se levantó de la silla enseguida, viendo como su mano derecha estaba inservible ya, solo gimiendo de dolor mientras volteaba a ver al espíritu.

—Eso, Nicolás, es por los 3 cuerpos de hace rato... sumando a todo tu salón... ¡son 25!— dijo con una voz burlona, enseguida, ella desapareció, escuchandose su risa por los pasillos, yendo a por el resto.

—No, ¡alto! ¡Me arrepiento! ¡vuelve!— intento perseguirla pero termino cayendo al suelo antes de llegar a la puerta, viendo como su pierna empezaba a pudrirse también. —¡¡Aaah!! ¡¡¡MIERDA!!!—

y así, la enfermera fantasma se encargo de cazar a todos y cada uno de los que en algún punto llegaron a molestar a Nico... Uno de ellos cayó de la ventana de su casa... Otro término Enmedio de un asalto y murió a tiros... Un par termino bajo las llantas de un camión... Otros chocaron mientras iban en el carro... Otra simplemente se asfixió con una fuga de gas en casa. Así con los 22 alumnos restantes de la clase, y entre más víctimas la enfermera reclamaba cómo suyas, el cuerpo de Nico poco a poco estaba haciéndose mierda también, gran parte de su cuerpo quedó en los huesos, con carne muerta y sus órganos dejando de funcionar... pero él seguía consciente, sintiendo todo ese dolor recorriendo su cuerpo, aún retorciéndose en el piso mientras gritaba, esperanzado de que alguien asista a sus llamadas de auxilio...

—¡¡A-AAAHHH!! ¡¡AAAAGGGHH...!! ¡¡AYUDENME POR FAVOR!!— pero nunca recibió esa ayuda, sus gritos fueron ahogados en los pasillos de aquel edificio abandonado, muriendo solo, justo como él estuvo estás últimas semanas...

Al final, ese día se reportaron las 25 muertes, entre accidentes y presuntos suicidios, la escuela Céu Azul se encontraba de luto, mientras que para muchos, Nico solo desaparecio, nunca encontraron su cadáver, el cual seguía en la enfermería, sentado en aquella silla de ruedas, con carne vieja pegada al hueso, y con moscas revoloteando sobre este, aún luciendo lo que en su momento fue el uniforme de la escuela...


—Nadie sabe que pasó esa vez, ni los padres ni los profesores...— decía Carla, mirando a sus amigos con serenidad.

—pero lo que es seguro, es que para los próximos alumnos que lleguen a la enfermería para pedir su deseo, probablemente nunca sabrán que lo ocurrido ese día fue provocado por el fantasma...— continuo Bia, también tranquila, pero mostrándose igual de misteriosa.

—y tampoco sabrán, que esta siempre pedira algo a cambio...— finalizó Tiaguito, empezando a reír de forma malévola, cosa que aterro a todo el mundo. Camil, Cian, Yessica, Paula, Bela y Samuel se estaban abrazando con fuerza, mientras que las chicas vampiro solo miraban al trio con los ojos abiertos. —y fin...—

—Woooow... no creí que las historias de los humanos fueran así de aterradoras— decía Angeline, bastante sorprendida, aunque realmente no le daba miedo, no podía dudar que enserio era algo creativo.

—Si, mira como están estos mocosos— dijo Kali tocando la cabeza de Samuel con su ala.

—Pff si claro— menciono Cordelia ahí en el fondo, rodando los ojos luego de escuchar aquella historia.

—Jeje pues si, supongo que sirvió de algo, ¿no es así?— pregunto Bia mirando a sus hermanos, y estos asintieron afirmativamente. —Pero bueno... ahora... ¿quién sigue?~—

Continuará...


¡y aquí está el segundo capítulo!

Sin duda fue realmente difícil de escribir, más que nada porque el teléfono me a estado fallando muchísimo desde hace unos días, pero finalmente aquí está.

Si llegaron hasta acá, les agradezco que hayan leído, la verdad es que se agradece mucho.

y también, como ya habrán notado, la historia relatada en este capítulo está basada en la serie "Secundaria Blue Sky", fanfic escrito por la usuaria Jaqui The Girl Spix Macaw, claro, no es 100% fiel al Fanfic, hice añadidos y omití unas cuantas cosas, y tampoco mencioné o incluí a varios de los personajes del Fic, ya que la mayoría son OCs de otros escritores y artistas, y pues no tengo el permiso de todos, así que por eso hice algo únicamente con los personajes ya conocidos de la franquicia.

Igual, le agradezco mucho a Jaqui por dejarme escribir este capítulo, el cual tenía ganas de hacerlo desde que me vi School Tales en Netflix, Porque si, este capítulo está basado también en esa serie, más específicamente en el capítulo "La maldición", aunque bueno, para ser honesto, más que estar basado, está calcado literalmente, si llegan a ver el capítulo, sabrán de que hablo jaja.

pero bueno, espero les haya gustado igual, ¡¡y sin duda espero poder escribir el siguente capitulo!! de preferencia antes de que termine Octubre jaja.

pero bueno, aquí lo dejo, nos vemos después entonces.

¡Adiós!