-Naruto?...-

Una mano en su rostro lo despertó de aquél trance, sólo para encontrarse envuelto en uno mayor: frente a él, a una corta distancia Hinata le miraba fijamente a los ojos, sus orbes de plata clavadas en él tratando de disimular el leve temblor que la presencia del rubio le provocaba.

Era como haber descubierto el amado sabor del ramen, aquella tarde de lluvia cuando por primera vez en su vida alguien había tenido un acto de humanidad para con él, cuando el señor Teuchi viéndolo mojado y bajo el frío yendo a comprar un pan rancio con lo que le quedaba de la escueta mesada que recibía, le había invitado a comer en su restaurante.

Hinata se le presentaba a Naruto bajo esa cautivadora mirada como un regalo divino que la vida le había puesto en el camino, un regalo que estaba completamente seguro iba a querer recibir cada día desde ese momento en adelante, algo precioso que merecía cada latido de su corazón. Un tesoro por el cual dar la vida, una mujer a la cual conquistar cada noche.

Se vió por un instante recorriendo su cuerpo de nuevo, dándose permiso de saborear esas sensaciones que tanto había negado, la adoración, la ternura y el más puro afecto. Si tocarla antes había sido sumamente placentero, llegar a su cama ahora se le hacía lo más cercano a llegar a la gloria.

Y pudo imaginar aún más allá del lecho, los días juntos que amontonados se convertían en la vida de ambos. Sus sonrisas, sus tardes de rollos de canela, sus cenas, el vientre de ella lleno de vida cargando a sus hijos…su futuro.

Se había quedado sin habla, aún sabiendo que Hinata le había llamado cariñosamente hacía unos minutos. Tantas fueron las emociones, que se abarrotaron en los ojos del rubio y resbalaron cristalinamente por sus mejillas.

La mano de ella rozó las lágrimas, tratando sutilmente de eliminarlas.

-Yo…te hice pasar por todo un mar de sensaciones, me disculpo. Solo espero que te ayude a entenderte mejor-

La mano de él se posó sobre la de ella, apretando con fuerza, con la necesidad de aquel que quiere aferrarse para nunca más dejar ir aquello que sostiene.

-Entiendo perfectamente que me identifico con cada uno de los sentimientos que me mostraste Hina. Ahora estoy convencido, lo que siento si es amor, y es gracias a ti que puedo entenderlo.

-Ahora que lo sabes puedes entrar en paz con tu corazón…Amar también significa dejar ir con una sonrisa Naruto, esperando que el otro sea feliz. Sakura-san…ella parece haber tomado otro camino, no te digo que no luches por ella, pero…si es feliz en otra parte, tal vez algún día te dejes sanar y amar de nuevo. El dolor de la pérdida empieza a ceder en algún momento, y se forman nuevos caminos a tu corazón si te lo permites.-

Embriagado aún de emociones Naruto deshizo la transformación de mujer, y se presentó a Hinata en su forma real. Quería sentir todo el amor que Hinata era capaz de emanar al verle como era, como hombre.

-Sé que estoy dispuesto a todo por este amor Hina, desde dar la mayor de las luchas hasta apartarme dignamente, estoy preparado-

-Eso me alegra- dijo ella

Mentira! Él podía sentir la opresión en su pecho, claro! Ella aún pensaba que hablaban de Sakura.

Nerviosamente Hinata se apartó de él y empezó a dar pasos hacia atrás

-En serio me alegro haberte ayudado, ahora si me disculpas iré adentro- hizo una leve reverencia y dio la vuelta para empezar a caminar. En un segundo se sintió envuelta por los fuertes brazos, estrechandola contra él, su espalda pegada al pecho del rubio.

-Quédate conmigo Hina-

Silencio

El aún no cortaba el modo sabio y sentía cómo las emociones de ella se mezclaban en su interior, la esperanza y la duda en plena batalla.

-Por favor quédate conmigo- insistió él. -Yo…te necesito, quédate conmigo esta noche-

La batalla cesó para dar paso a un frío extraño. Hinata volteó para mirarlo, la cara afligida.

-Naruto…sabes que no puedo ser tu consuelo de una noche-

Maldición, no se había explicado bien…la había ofendido.

Hinata se soltó del agarre y empezó a caminar más rápido

-No no, espera no me refería….-

-Naruto Senpaiiii- un grupo de chicas que había estado en la cacería del héroe llegaba con rapidez a cortar su paso, rodeándolo sin escapatoria.

Hinata volvió sobre sus pasos, observando la escena

-señoritas, el corazón de nuestro héroe se encuentra afligido…tal vez alguna de ustedes pueda ayudarle a rellenar ese vacío- miró de nuevo los ojos de Naruto para dirigirse a él -lo dejo en buenas manos, Naruto-senpai-

Y la vió marcharse con el corazón afligido. El luchaba para salirse del grupo de chicas, no iba a dejarla ir, tenía que aclararle que su pobre elección de palabras no representaban la honorabilidad de los sentimientos recién descubiertos. Necesitaba dejarle claro que la mujer por la que él iba a luchar era ella y solo ella!

Hinata no había dado más que unos pasos cuando escucharon la vos de Ronin acercarse

-Hinata-san al fin la encuentro, quería pedirle me acompañe, solo será un momento, lo prometo-

Entonces fue el turno de Naruto de afligirse, porque aún con el modo sabio activo notó el leve brinco de alegría que el corazón de Hinata había dado ante la presencia de Ronin, una presencia que le despertaba a ella un sabor a esperanza, y a la inocencia de los sentimientos que ella le había descrito a Naruto en los primeros pasos de su amor.

Lo que antes era una sospecha para Naruto ahora era una certeza: Hinata estaba enamorándose de Ronin.