BUENAS A TODOS, ESPERO QUE ESTÉN PASANDO UN MUY BUEN DÍA Y QUE LES ESTÉ YENDO BIEN EN SUS VIDAS, EL ULTIMO CAPITULO, ASÍ COMO LOS ANTERIORES POR LO QUE VEO, ESTUVIERON LLENOS DE TENCIÓN, ESPERO DISMINUIRLA UN POCO CON EL SIGUIENTE CAPÍTULO, SIN MÁS QUE DECIR LOS DEJO CON EL FIC.
Capítulo 26: Deseos y repercusiones.
Había pasado un semana desde que Twilight vio por última vez a sus padres, aquella noche había sido una de las peores de sus vida, que alguien de su edad tenga una lista de días tan malos acumulados no era sano para el psique, su madre había tratado de comunicarse con ella pero rechazó todo tipo de contacto con ella por el momento, la joven pensó que después de lo ocurrido en el restaurante esperaba otro tipo de respuesta y acciones por parte de la susodicha, por fortuna para ella aún tenía a su cuñada y al más lindo de los hermanos del mundo, últimamente el chico de cabellera verde pasaba todo el tiempo posible con ella, eso le hizo preocupar por la posible reacción de sus padres pero el chico le contestó con un impropio tan fuerte que la propia Twilight tuvo que propinarle un fuerte golpe con la palma en la boca del menor, sin duda estaba ya pasando por su etapa rebelde.
Sus amigas no tuvieron reacciones diferentes a la de su hermano, todas estaban apoyándola, cosa que aliviaba el pesar de su corazón, otra cosa que también había estado pasando era que Sunset estuvo bastante más comunicativa al punto de responderles los mensajes… o al menos solo tres veces al día, lo cual ya era mucho en comparación al principio.
La escuela había sido severamente demandante en ese tiempo, en tan solo un mes el semestre estaba a punto de terminarse, por lo que los proyectos y trabajos se acumulaban día con día, lo que les daba poco tiempo al grupo de chicas de juntarse, por fortuna ese día sí podrían verse y conversar en casa de Pinkie Pie, extrañaba mucho sus reuniones y salidas, era lo que necesitaba para poder levantarse el ánimo.
Caminaba por los pasillos en rumbo a la clase del último periodo, toma su asiento y se prepara para la llegada del profesor, justo en ese instante entra en el salón una joven muy conocida por toda la escuela, sus hebras de fuego ondeaban cual llamas en su andar, su mirada intensa y abrazadora que derretiría el iceberg más imponente, una chica que la hacía suspirar con añoro, añoro por volver a estar con ella como en el pasado, un tiempo que se sentía tan lejano y a la vez tan cercano, sus miradas se cruzaron por un segundo, un segundo que pareció eterno, Twilight pensó por un segundo que Sunset esbozaba la sombra de una sonrisa, pero posiblemente solo había sido una jugarreta de su mente por fantasear con el pasado.
— Hola Twilight — dijo Sunset tomando asiento a su lado.
— Hola Sunset — devolvió el saludo extrañada, Sunset no era de las que saludaban primero.
Un silencio incomodó se levantó cual muralla entre ellas.
— … Lo siento, no soy buena en esto — dijo Sunset con frustración entrelazando sus dedos en su butaca.
— En comparación de los saludos oscos es un gran avance — se burló Twilight.
— Yo… me acabo de enterar de lo que pasó — antes de que Twilight preguntara el que Sunset prosiguió — lo de tus padres.
— Oh, eso — el semblante de Twilight decayó.
Sunset quiso golpearse fuertemente en la cara.
— Lo siento — dijo con autentico pesar — sé que no es algo fácil de procesar, lo entiendo de cierta manera.
Twilight había olvidado el pasado de Sunset hasta ese momento, sin duda la única persona que podía entender mejor que nadie posiblemente era ella, aunque sus circunstancias eran parecidas, pero también muy diferentes, porque la familia de Sunset…
— Ellos si te aceptan — dijo Twilight en voz alta.
Tarde fue cuando Twilight se dio cuenta de lo que había dicho, cubriéndose la boca contemplo con horror la devastada expresión de Sunset.
Sunset aprieta sus labios en una línea fina, sus puños temblaban, eso le pasaba por tratar de ser empática con alguien.
— ¡S-Sunset yo…! — antes que Twilight pudiera disculparse Sunset se levanta de su asiento y sale de la clase justo cuando el maestro acababa de llegar — … lo siento — musitó Twilight en su sitio, realmente lo había arruinado a lo grande.
Sunset caminaba dando largas zancadas por los vacíos pasillos de la escuela, su respiración era esporádica producto de la furia y la tristeza, de haber sido otro le hubiera tirado los dientes de un puñetazo mientras le gritaba que no la conocía, tal vez eso era lo que más le afectaba, que Twilight, a pesar de ser aun alguien que conocía su historia, dijera algo así le hacía sentir muchas cosas, pero algo muy dentro de ella la detuvo de hacerle o decirle cualquier cosa.
Pateó con fuerza un casillero provocando que el metal se doblara un poco, ahora le dolía el pie, esas últimas semanas habían sido agotadoras, entre la escuela y aquellas chicas que aún no consideraba cercanas todo era un caos, todas le agradaban, pero había una especie de barrera que le impedía avanzar, por más que lo intentase siempre retrocedía por lo que su relación con aquel colorido grupo se encontraba estancada, tal vez el termino compañeras era lo más apropiado y cercano a la vez.
Sunset llega a un rincón oscuro y escondido, el foco fundido daba la cobertura perfecta para que nadie la viera. Se recarga contra la pared y desliza su espalda contra esta hasta llegar al suelo frio, abraza sus piernas haciéndole un ovillo en sí misma, su rostro oculto entre sus piernas y sus manos temblorosas, era buena reprimiéndose, pero cuando Twilight le dijo esas palabras algo dentro de ella hizo un "click", no sabía que era lo que más le dolía, que se lo dijeran a la cara o que fuera verdad, realmente todo ese odio y rabia que había sentido por años solo fue un sin sentido, su familia siempre estuvo allí, esperándola, arrepentida, dolida, justo como ella, su diario y el trato de Celestia, Luna y Discord se lo confirmaron, pero… ¿Cómo abandonar algo que te dio la fuerza para vivir por tanto tiempo? Su único consuelo y motivación, todo a la mierda, pues nada de ese rencor le estaba sirviendo ahora, realmente… ya no tenía razón seguir sintiéndolo.
Sin embargo, reconocerlo era una cosa, pero la alternativa a seguir era una opción que había renunciado hacía muchos años, no, realmente solo tenía miedo de aceptarlo, de aceptar el amor, de no dejar que nadie más entrara en su vida, seguramente la otra Sunset había llegado a la misma conclusión y se odiaba por eso.
— ¿Sunset? —
la voz de una mujer mayor captó la atención de Sunset, afortunadamente se trataba de su tía, Luna, Sunset se ruborizó al darse cuenta como la había llamado mentalmente, hubiera muerto de vergüenza de haberlo dicho en voz alta. La adulta había sido una excelente compañía y consejera durante todo ese tiempo, sentía que podía bajar la guardia con ella y decir todo lo que sentía sin ser juzgada.
— ¿no deberías estar en clase? — preguntó la subdirectora.
Sunset no respondió, solo se quedó allí en el suelo con temor de ver a los ojos a la hermana menor de la principal autoridad de la escuela, sin importar que seguían siendo maestro y alumno en esas paredes.
Luna, al ver que Sunset no respondería soltó un largo suspiro, ya hablaría cuando se sintiera más segura.
— Andando, hoy no me apetece trabajar.
Los tacones de los botines de Luna traqueteaban en una rápida huida, Sunset tardó en percatarse de la indirecta, ¿Quién es su sano juicio llegaría a pensar que se iría de "Pinta" con la subdirectora de su escuela? Rápidamente se pone de pie siguiendo a Luna, las dos salen como dos convictos en fuga del plantel, una vez llegados al estacionamiento ambas abordan el auto que Luna le cedió a la joven, un rugido y ambas estaban ya bastante alejadas de aquel cuartel de adoctrinamiento sin rumbo fijo aparentemente.
Shimmer en esos momentos se sentía libre, estar con Luna le hacía sentir que podía liberarse de todas esas pesadas cadenas de su pasado, como si el dolor fuera cada vez menos importante, solo dejando plenitud y liberación, tal vez porque ambas eran prisioneras de sus propios pecados y demonios era que podían congeniar así. La subdirectora puso la radio, la canción la hacía moverse en un rítmico movimiento en su asiento mientras alborotaba un poco su cabello haciéndola ver más joven de lo que ya se veía, dejando atrás la "imagen" de docente atrás rebelando su verdadero ser o al menos una parte de este.
— Creo que tú estás disfrutando más esta escapada que yo — reía Sunset mirando con ironía a su copiloto — a veces me pregunto quién es la adulta de los dos.
— La edad está en la mente — respondió Luna esbozando una sonrisa.
— … Me gustaría poder sentirme así a veces — decía Sunset desde lo más profundo de su corazón — no es algo sencillo… expresarse.
— ¿Aun tienes miedo de expresar tu sentir a tus amigas?
Como parecía casi siempre, Luna leía a Sunset como un libro abierto.
— No… creo que sean mis amigas — desvió la mirada Sunset hacia sus manos.
— Eso es ridículo y lo sabes — le reprochó Luna — ellas ya te demostraron que a pesar de todo aun eres parte importante en sus corazones — Sunset se quedó en silenció un largo momento — ... oh, ya veo, eres tu quien no se considera su amiga.
— Pues una de ellas fue muy linda conmigo — dijo con sarcasmo la adolescente.
— No todas fueron tu novia — Sunset se tensó en su sitio mientras sus ojos bailaban nerviosos — la única persona que parece ponerte en ese estado es Sparkle, era fácil de adivinar.
— Ella… tiene problemas con su familia, esperaba… no sé, entiendo un poco por lo que está pasando y creí que…
Sunset ya no supo cómo continuar.
— Por primera vez te sentiste identificada con ella, entiendo — Luna meditaba toda la información que su sobrina le daba — muchas personas se unen por el dolor, pero, así como la sensación que nos provoca solo es pasajero, sin embargo, creíste que con eso serían más cercanas ¿no?
— Odio cuando me psicoanalizas — refunfuño Sunset — he visto a tantos psiquiatras que yo misma podría serlo de toda la mierda que he escuchado en mi vida, si, lo sé, puede que me acercara por eso, pero yo… la primera vez me funcionó.
— ¿La primera vez? — el semblante de sereno de Luna desapareció mostrando una gran cara de asombro ante las palabras de Sunset — ¿quieres decir… recuerdas…?
— ¡No, no recuerdo ni una mierda! — estalló la joven de cabello de fuego — … lo siento.
— No, no, descuida, yo lo lamento, es solo que… espera ¿Qué te refieres entonces?
Sunset resopló, esa era una parte de su historia que no mencionaba en su diario ni parecía que nadie lo sabía al parecer, parecía que realmente había decidido enterrar ese recuerdo de su pasado hasta hacerlo desaparecer… y ella lo había desenterrado con ese mensaje.
— Necesitare un rollo de Sushi picante si voy a contarte esto… y un shot de tequila, solo no te pongas como loca después.
Twilight, AJ, Rarity, Fluttershy, Pinkie y Rainbow se había reunido en casa de esta última después de la escuela por petición de la propia Dash, la ausencia de Sunset durante todo el día había inquietado un poco al grupo de amigas, pero con un mensaje de confirmación de la rebelde las dejó con más tranquilidad, Twilight se sentía terrible con ella misma al decirle esas cosas tan horribles, definitivamente esa no era su semana.
El motivo de la reunión era debido a que la capitana del equipo de futbol les quería dar a conocer una gran noticia, a pesar de los esfuerzos de algunas de sacarle la verdad a la deportista ninguna pudo romper sus defensas, pues Rainbow estaba empedernida a esperar a Sunset, dejando sus amigas solo con más ganas de saber que era lo que ocurría, pues ese tipo de actitud no era propio de su amiga, quien siempre era directa con las cosas, debía de ser algo de suma importancia de ser así.
El grupo se encontraba esparcido por la sala, algunas sentadas en el sofá, otras en el suelo, siendo la única de pie Applejack, la peli fuego ya estaba tardando demasiado, Twilight estaba perdiendo la paciencia, así que decidió caminar un poco.
Twilight caminaba por la cocina tratando de ocupar su mente con algo, revisaba alacenas, el refrigerados y cajones solo encontrando productos fijados únicamente en el deporte, barras energéticas, bebidas energéticas, mucha comida instantánea… tendría que hablar con su amiga sobre sus hábitos. En ese momento alguien llamó a la puerta.
— Yo voy — dijo Twilight.
Tarde se dio cuenta de quién podría ser la única persona que tocaba la puerta hasta que la abrió, justo frente a ella se encontraba la persona que más había amado con locura lejos de su círculo familiar, la imagen del atardecer sobre Sunset creaba un halo de fuego alrededor de ella dándole la imagen de estar en llamas, su mirada penetrante sobre ella le hacía hervir su interior y agitar su respiración, solo ella podía hacer eso con solo mirarla. Sunset lucía igual de sorprendida de verla, aunque la sorpresa solo dudo unos segundos, se podía sentir la tensión entre las dos, había tanto que decir, pero parecía que ninguna podía decir nada en ese momento.
— Traje un poco de sushi — dijo Sunset levantando con su mano una bolsa con recipientes desechables.
Antes de que Twilight pudiera decir algo son interrumpidas por un tercero.
— ¡Yumi! — dijo Pinkie Pie — ¡Muero de hambre!
Pinkie toma la bolsa y entra a toda prisa a repartir el botín obtenido entre el resto de los presentes, dejando pasmadas a Sunset y Twilight, al cabo de unos segundos ambas suspiran y niegan con la cabeza, su amiga era todo un caso. Sunset vuelve a mirar a Twilight con la sombra de una sonrisa en su rostro, aunque Twilight nunca lo notó.
Las siete amigas disfrutaban del manjar que Sunset les había traído devorándolo con viveza, bromeaban y charlaban sobre cosas del día a día poniéndose al tanto de los detalles más jugosos que acontecían en la escuela, una charla tan animosa que incluso Sunset participó en ella para alegría del grupo. Por su parte la rebelde después de su plática con Luna había entendido por fin que ya no tenía caso con resistirse y luchar contra lo que sentía, estar con esas animadas jóvenes era un bálsamo para su alma herida, también empezaba a comprender que fue lo que su antigua yo había visto en aquel singular grupo.
— Por cierto, ¿Qué era lo que querías decirnos, cariño? — preguntó Rarity a la deportista.
La atención se concentró en la capitana de los Wondercolts, quien se atragantó con su bebida de forma escandalosa, Rainbow Dash quiso golpearse a sí misma por lo tonta que era, por poco olvida el motivo de aquella reunión, ahora no paraba de toser.
— ¡Calma, no te atragantes! — decía AJ mientras frotaba la espalda de su amiga-
— … Gracias — Rainbow se aclara la garganta — bueno, verán… hace más o menos una semana paso algo increíble.
Dash contó todo lo ocurrido la noche del baile desde el comienzo, desde que Quibble fue por ella a su casa, lo increíble que se la pasó con él hasta el amargo momento en que todo se fue a la mierda cuando aquellos idiotas comenzaron a insultar a su pareja, la respuesta que esta dio y, lo que sería hasta ahora, su mayor travesura. Rainbow reía al recordar la cara de todos los presentes cuando activo los aspersores, sus amigas, mas unas que otras, miraban con asombro, horror y orgullo a su amiga, definitivamente le gustaba ese sujeto.
— ¡Luego acabamos en esa habitación y…!
— ¡¿Qué?! — exclamaron todas al unísono interrumpiendo la historia.
— ¡Los dos, mojados, en una habitación lujosa de hotel! — enumeraba Rarity estupefacta — ¿acaso ustedes…?
Con el grito que habían dado la mente de Rainbow se había congelado, pero cuando se reinició el color carmín de apoderó de su rostro, era como una cereza con cabello de arcoíris.
— ¡No, no pasó nada! — chilló la deportista apretando sus puños y echando humo por las orejas — … bueno, no diría que no pasó nada.
Ahora todas estaban en modo alerta, la reacción de Rainbow Dash no era para nada normal, ahora estaban más intrigadas que nunca.
— Si no hicieron "eso" ¿Qué fue lo que pasó? — preguntó Pinkie.
— Bueno… si lo íbamos a hacer — todas dieron un grito ahogado de asombro — ¡Pero nos detuvimos!
— ¿se detuvieron o le detuviste? — inquirió Applejack.
— ¿Importa? — preguntó Rainbow Dash confundida.
— Importará si le rompemos las piernas o no — respondió Pinkie.
Para el temor de Rainbow tanto AJ, Pinkie, Sunset e incluso Fluttershy asintieron.
— ¡E-Eso no importa! Lo importante fue lo que paso después.
— ¡Pues deja de darle vueltas y dilo ya mujer! — le espetó Rarity muerta de la curiosidad.
— Ya, ya, está bien — Rainbow tomó aire antes de soltar la bomba — Quibble y yo… ¡Nos comprometimos! — dijo Dash con una radiante sonrisa mostrando un anillo con forma de relámpago multicolores dentro de una pequeña caja de terciopelo.
el silencio era tal que incluso un cementerio seria ruidoso a su lado, esa no era la reacción que Rainbow esperaba, por su parte el resto no dejaba de mirar aquel pequeño aro de metal en las manos de su amiga, alterando de vez en cuando entre el objeto y su amiga.
— Bueno, aun no me lo voy a poner, claro está, díganme ¿Qué piensan?
— Es broma, ¿no? — dijo Pinkie con un tic en el rostro.
— ¿Qué? No — dijo Dash un tanto ofendida — miren, sé que es una gran noticia que asimilar, pero creo que están exagerando las felicitaciones ¿a qué no, Fluttershy?
— ¡¿Estás pendeja?! — le preguntó para sorpresa de ella su mejor amiga.
— ¡¿Eh?! — Dash nunca había escuchado a su amiga de la infancia una grosería, demonios, incluso decir tonto hacía que la amante de los animales se disculpara por horas con el ofendido.
— ¡Amiga, una cosa es ir a coger a un cuarto de hotel y otra cosa es… esto! — señalaba Pinkie el anillo.
— ¡¿En qué diablos pensabas?! — le decía AJ.
— ¡Perdonen que quiera ser feliz! — decía una muy ofendida Rainbow ante aquellas acusaciones y señalamientos.
— Creo que no terminas por entender — dijo Rarity — te acabas de comprometer. Con un sujeto. Que conoces desde hace unos meses. Y encima que llevan muy poco tiempo de relación. Perdónanos si dudamos de tu cordura.
— ¡Oye, puede que parezca algo apresurado, pero es lo que yo quiero, me escucharon, yo! ¡Twilight, di algo, seguro que eres la más sensata en esto! — Rainbow le pasó el micrófono a la mencionada.
— Perdona que te lo diga con tanta franqueza… ¡¿pero estás loca?! — le espetó Twilight.
Ahora se arrepentía de haberla metido.
— Pensé que tu entenderías — dijo Rainbow con asombro y decepción.
— Entiendo muy bien, te creo cuando dices que este chico es importante para ti — la reconfortaba Twilight con una mirada cariñosa — pero ¿comprometerse? — Twilight hacia como una balanza con sus manos — eso es completamente diferente.
— ¿en que lo son?
— ¿Además de solo conocerlo por un par de meses y de que es tu primera relación seria?
— Tú te fuiste a vivir con Sunset y sin mencionar lo seria de su relación — le señaló Rainbow — haber, dime, si ella te hubiera propuesto matrimonio ¿Qué hubieras hecho?
Sin quererlo, Rainbow había arrojado una bomba termonuclear a la conversación, tarde se dio cuenta cuando se percató la mirada asesina que le daban Applejack, Rarity, Pinkie y Fluttershy. Ella misma quiso darse una fuerte palmada en su cara por ser tan boca floja.
— Le hubiera dicho que no — respondió sin titubear la amante de la ciencia.
Todas la miraron con una cara de "¿En serio?", definitivamente no esperaban esa respuesta tan sincera y directa, incluso la propia Sunset estaba asombrada con la rapidez con la que respondió.
— Miren, habían ocurrido muchas cosas en mi vida — explicaba Twilight ante la reacción del grupo — mucha de ellas hubiera deseado que pasaran de manera distinta, no me malentiendan, yo ama… — Twilight miró por un segundo a Sunset buscando un atisbo de algo en sus ojos, pero no encontró nada — lo nuestro había tenido muchos altibajos, estar con ella fue lo mejor de mi vida y jamás lo cambiaria, pero nosotras jamás apresuraríamos así las cosas, digo, no es que no lo pensara en algún futuro, ¡pero por Dios Rainbow! ¡No tan pronto!
— ¿Entonces no te hubieras comprometido conmigo? — le preguntó Sunset con la duda temblando en su voz.
Twilight toma aire antes de responder.
— No en ese momento… tal vez no en uno próximo, hay muchas cosas que aun queríamos hacer y comprometernos… es un paso demasiado grande.
El silencio fue tal que los segundos se sintieron horas, nadie decía ni hacia nada, el grupo miraba a la ex pareja con sumo detenimiento, no fue que hasta que Sunset soltará una gran bocanada de aire de puro alivio que todas pudieron recobrar la movilidad.
— ¡Ay, carajo! — decía con alivio en su voz la joven de cabellera de fuego — Eso si hubiera sido desastroso y como me alegro que eso no fuera una de mis tantas estupideces que cometí.
— ¿En serio no pensaban… casarse? — preguntó AJ.
— Francamente ya lo dábamos por hecho — agregaba Rarity.
— No sé porque me siento decepcionada — dijo Pinkie
— ¡Esperen! ¡¿Está bien para ellas, pero no para mí?! — exclamó la capitana sumamente molesta.
— Si — respondieron AJ, Rarity, Pinkie y Fluttershy.
— ¡Púdranse!
— Rainbow Dash, sabes que te quiero y apreció — Fluttershy se acercó a su amiga para tomarla de las manos y mirarla directamente a los ojos — eres mi mejor amiga, la primera y siempre te apoyaré pase lo que pase.
Ante las dulces palabras que su amiga le decía Rainbow Dash no pudo evitar conmoverse al punto de que empezaban a acumularse las lágrimas.
— Gracias, es bueno saber que…
— Por eso no dejaré que esto siga contigo hasta que te saques esa tonta idea de comprometerte de la cabeza — finalizó la amante de los animales mostrándole la caja con el anillo a su amiga para luego proceder a guardarlo en su bolso.
— ¡Ey, no tienes ningún derecho a quitármelo! —
Rainbow trató de quitarle el bolso a su amiga, pero esta fue más rápida y de un ágil movimiento se lo arrojó a Pinkie, Rainbow corrió a ella pero esta ya lo había lanzado a Applejack, luego ella a Rarity y así sucesivamente en una persecución por el objeto, no fue hasta que el objeto cayó en las manos de Sunset que esta lo guardo dentro de su chaqueta, la deportista se hubiera lanzado a por ella de no ser que la muy desgraciada sacó su paralizador que refulgía en chispas en sus manos.
— Al parecer esto hacen las amigas, lo siento — decía Sunset sin sentirlo realmente.
— Para amigas así para que quiero enemigas — decía con resignación la deportista al darse cuenta de que no podría recuperar su anillo.
— Te lo devolveremos — dijo Fluttershy, la luz iluminó el rostro de Rainbow — pero tendrás que decírselo a tus padres primero.
La radiante mirada de Dash cambió a una de un espectro que acaba de darse cuenta que estaba muerto.
— Lo sabía.
Fluttershy conocía perfectamente a su amiga, tanto que hasta pudo predecir las acciones de esta a tal punto que daba miedo, para ella era obvio que su amiga de la infancia no le mencionaría ni una sola palabra a sus padres, cielo santo, seguramente tal vez ellos ni siquiera estaban enterados de que su hija salía con un universitario.
— Bueno… — Rainbow jugueteaba con sus dedos — ¿lo hare después?
Fluttershy se llevó los dedos pulgar e índice su tabique mientras reprimía el impulso de gritarle otro improperio a su amiga.
— A todo esto ¿Dónde está el novio? — preguntó Rarity curiosa por no ver a Quibble presente.
Todas notaron entonces que efectivamente faltaba el otro culpable de aquel embrollo.
— Salió de la ciudad ayer — respondió Dash — dijo que tenía algo que hacer o algo así.
— ¿A dónde pudo haber ido? — se preguntó Pinkie.
Mientras tanto, en una casa ubicada en unos bonitos suburbios, un hombre mayor con el cabello del color del arcoíris y de corte militar podaba tranquilamente su jardín mientras silbaba una melodía, el día era agradable y fresco y el aroma a césped cortado era reconfortante.
— Bueno días — saludó un joven por fuera de la valla de madera — ¿Viven aquí los padres de Rainbow Dash?
Bow Hothoof detuvo su labor al ver al extraño parado en la acera y por más que lo intentase no conseguía recordar quien era.
— Disculpe jovencito ¿pero ¿quién es usted y como conoce a mi hija?
— Uff, al fin encontré la casa, toqué en tres casas antes de dar con la suya — dijo Quibble aliviado — es un placer conocerlo por fin.
— ¿Gracias? — Bow definitivamente estaba extrañado — y… ¿Quién eres tú?
— Oh, disculpe mis modales, Soy el novio de Rainbow, Quibble — decía con una ligera inclinación de cabeza — es la primera vez que nos vemos en persona, pero ya seguramente sabe quién soy por Rainbow Dash.
Bow soltó su podadora que empezó a caminar sola, la maquina siguió recto su camino hasta estrellarse y llevarse de por medio a la valla del vecino. La tención era tal que podía cortarse con una navaja sin filo.
— Cariño — gritó el padre de Rainbow a su mujer — ven un segundo.
Quibble ahora se encontraba sentado en uno de los sofás de la sala de estar de la casa de los padres de Rainbow, Windy, la madre de Rainbow Dash, deposita una taza de café en la mesita de madera frente del muchacho para posterior dejar otras dos tazas al otro lado del mueble para ella y su marido que se encontraba sentado mirando directamente al universitario con cara de pocos amigos, Quibble mentiría si dijera que no se sentía intimidado por la penetrante mirada que le daba el progenitor de su pareja, aunque no debió de esperar una reacción diferente, si algo le enseñaron las películas era que los padres siempre odian a los novios de sus hijas.
— Tienen una bella casa — decía Quibble de forma nerviosa tratando de romper el silencio.
— Muchas gracias — dijo cordialmente Windy — dime, muchacho, eso que dijiste hace un momento… ¿es verdad?
— ¿Qué cosa? — preguntó Quibble confundido.
— Eso de que eres el novio de nuestra pequeña — respondió con tono serio el padre de Dash.
Quibble no tardó en unir los cabos en cabeza, al principio el desconcierto en ambos adultos lo tomó desprevenido, pero al final era algo normal, pues no sabían que su única hija tenía pareja.
— Así que no les dijo — el desánimo en la voz de Quibble era notorio — bueno… esto es incómodo.
— ¿Hace cuánto tiempo que están saliendo? — preguntó la mayor dándole un sorbo a su café.
— Algunos meses.
Ante la respuesta la señora escupió su bebida justo en el estoico rostro de su esposo.
— ¡Perdón, cariño! — decía la mujer limpiando a su esposo con un pañuelo.
— Es increíble que no nos dijera nada — decía Bow un tanto desilusionado.
— Bueno, me puedo dar una idea del porqué.
Para Quibble era obvio, ella no le había dicho nada a sus padres porque sentía vergüenza de presentarlo como su pareja y el de imbécil iba a casa de los padres, verdaderamente era un estúpido.
— ¿Y… que es lo que más te gusta de nuestra pequeña? — preguntó Bow un tanto dudoso de preguntar.
Quibble reacciona algo lento ante el mar de pesadumbre que era su mente con tantos pensamientos negativos flotando en esta.
— Eh… supongo que su convicción — ante el largo selección que recibió como respuesta decidió alargar su respuesta — ella es única, tan talentosa y brillante, buena en los deportes y muy increíble, la persona más leal y maravillosa que he conocido — entre más y más decía una sonrisa empezaba a formarse en su cara — es tan buena en tantas cosas que no podría mencionarlas todas, pero lo que más adoro de ella es que a pesar de ser tan asombrosa no es presuntuosa ni vanidosa… un tanto orgullosa pero no es tan malo y… supongo que tengo suerte de que alguien tan grandiosa este con alguien como yo.
Otro silencio incomodo inundo la sala, Quibble quiso arrojarse debajo de las ruedas de un autobús en ese instante, tal vez ahora lo veían como un bicho raro.
— ¡¿Verdad que es increíble?! — exclamaron ambos padres al unísono.
El grito hizo que Quibble pegara un brinco del susto en su asiento, definitivamente no esperaba aquello.
— ¡Nuestra bebe es la mejor! — decía muy ufano Bow con el pecho inflado — ¡desde pequeña siempre supe que sería asombrosa!
— ¡No deberías hacerte menos cariño! — decía Windy para reconfortar al chico frente a ella — ¡Si nuestro pequeño rayo de colores te eligió debe ser por algo, ella siempre ha podido ver lo maravilloso de las personas desde que era pequeña, si fueras un mal sujeto ella ni te dirigiría la palabra o peor!
— Eso creo que lo sé — decía Quibble recordando cuando la misma le había roto la nariz de un puñetazo.
— ¡Cuéntanos un poco más de ti muchacho! — decía alegremente Bow — ¡quiero saber más sobre el primer chico que tiene mi niña!
Definitivamente Quibble no esperaba eso, unas sorpresas tras otra seguían pasando sin parar, durante la siguiente hora tuvo que contar cosas de sí mismo a los padres de su novia, por alguna razón el entusiasmo de ambos adultos le obligaba a rebelar cosas que nunca le había revelado a nadie antes, cosas demasiado personales y vergonzosas, pero no podía parar por alguna razón. Después de desangrarse a sí mismo ahora les tocó a los padres de su novia el turno para hablar, poco hablaron de ellos mismos en realidad, pero durante dos horas no dejaron de hablar de su hija, desde el día de su nacimiento hasta la escuela secundaria, le mostraban fotos y trofeos ganados por la menor durante su infancia, incluso le enseñaron unas camisetas con la cara de Rainbow en ellas, definitivamente Scootaloo amaría a ese par.
Al final la tarde ya estaba cayendo y tanto como Bow y Windy no habían parado, Quibble ahora sabía que lo enérgico venía de familia.
— ¡Mira la hora, ya es muy tarde! — dijo Windy mientras miraba la ventana — ¡Seguramente ya tienes que irte y nosotros te estamos reteniendo!
— ¡No se preocupe! — decía Quibble negando con sus manos — de todos modos, mañana no tengo nada que hacer y me encantó charlar con ustedes.
Ahora Quibble sabía tres cosas, la primera era que Rainbow Dash no sentía vergüenza de él, la segunda era por qué los padres de ella no sabían de su relación, definitivamente ella quería evitar que sus padres enloquecieran como lo hicieron ahora para ahorrarse la vergüenza, la tercera y más importante era que ahora conocía un millar de historias vergonzosas de Rainbow de niña, definitivamente le sacaría provecho a las fotos que le tomó al álbum de su pareja para torturarla.
— Fue todo un placer conocerte muchacho — Bow se ponía de pie para ofrecerle una mano a su invitado — espero que todo salga bien en su futuro… bien lo sabe Dios que no hemos hecho un buen trabajo después de todo.
Quibble sabía de Fluttershy y de la propia Rainbow que no siempre la relación de esta última con sus padres era perfecta y el primer año en la preparatoria lo demostraba, pues al parecer muchas cosas duras habían pasado en la vida de la deportista en ese tiempo, cosas que su novia no entraba en muchos detalles y el como buen novio no indagaría, pues sería ella quien decidiría decirle o no sobre las cosas más oscuras de su pasado.
El universitario se levanta y estrecha la mano del hombre frente a él, ambos asienten con la cabeza con una sonrisa de lado, en una extraña mensajería mental sobre una de las personas más increíbles de sus vidas.
— ¡Fue un placer haberlos conocido! — decía Quibble.
— ¡Gracias, hijo! — dijo el mayor quien al darse cuenta de lo que dijo se pone un poco rojo de la vergüenza — Ups, creo que me estoy adelantando.
— No se preocupe, de todas formas, estamos comprometidos, así que no creo que sea malo que me diga así ahora.
El estridente sonido de las tazas de café rompiéndose quebró la agradable atmosfera del lugar, Quibble noto que las manos de la madre de Rainbow chorreaban un líquido café mientras un montón de piezas estaban regadas en sus pies, al parecer había triturado aquella pieza de porcelana con sus manos, lo increíble era que no sangraban sus manos, hablando de manos la mano de Bow ahora parecía una trampa de osos trabada, no lo apretaba, era más como si esta se hubiera petrificado, pues por más que Quibble intentó no consiguió zafarse de aquella garra humana.
— ¿Qué? — dijo Bow con una voz llena de incredulidad.
Tardé el joven se dio cuenta del motivo de la sobrerreacción de ambos adultos, pues si no sabían sobre la relación que tenía con su hija menos sabrían del compromiso.
— Mierda — dijo Quibble en un lenguaje de un viejo programa de televisión sobre seres futuristas del espacio que le obsesionaba antes de despertar su amor por la arqueología.
— Sí, mierda — Respondió Bow en el mismo idioma que habló el chico.
De no haber estado aguantándose las ganas de defecar en sus pantalones por el miedo eso hubiera sido sumamente genial.
— ¡Vamos, contesta! — decía una alterada Rainbow siendo observada por las inquisidoras miradas de sus amigas — ¡Maldición!
Ese era el quinto intento de contactar con su novio, no respondía ni llamadas ni mensajes, después de una acalorada discusión con sus amigas se había dado cuenta hacia donde se había ido su novio, ahora trataba como loca de contactarlo para evitar un enorme desastre en su vida.
— Eso es el karma — decía Fluttershy mientras daba un sorbo a su té.
— ¡No sabes cómo se pondrán mis padres si se enteran de esta manera de mi relación con Quibble! — le reprochó la deportista.
— ¿Afables, empalagosos, alegres y orgullosos? — inquirió la amante de los animales.
Rainbow Dash se quedó callada.
— Cállate.
Fue en el sexto intento que Quibble por fin respondió.
— ¿Hola? — sonó la voz del chico por la bocina.
— ¡Quibble! ¡Por fin respondes! — dijo sumamente molesta su novia.
— Lo siento, olvidé cargarlo camino a casa de tus padres.
Aquello hizo que un escalofrió recorriera la espina dorsal de la chica.
— ¡Espera, detente, no vayas a casa de mis padres!
— ¿Por qué no?
— ¡Es que… ellos te odian! — mintió descaradamente.
— ¡¿me odian?!
— ¡Sí, digo, sales con su pequeña jeje! — Rainbow se rascaba la cabeza de forma nerviosa.
— Bueno… ¡pues los haré cambiar de parecer!
— ¡NO!
— ¿Qué?
— Digo… ¡ellos están locos, ya sabes, cucú, ya sabes cómo son los viejos, no creo que quieras comprobarlo por ti mismo, son todos unos raros padres que coleccionan cosas y… hacen cosas raras!
— Hola cariño — la voz de su padre sonó por el parlante.
La cara de Dash perdió varios tonos de color.
— ¡H-¡Hola, papá! — la voz de Rainbow era un hilo.
— Es un placer hablar contigo de nuevo, querida — dijo su madre.
Ahora su cabello perdió sus tonos.
— ¿M-Mamá? — su voz era tan temblorosa como una gelatina — ¡Q-Que gusto! — ahora estaba al borde del colapso.
— Viejos y locos ¿eh? Qué curioso que nos describas así delante de tu "novio" — decía Bow con un tono sumamente serio — oh, perdona, tu "prometido"
Estaba muerta, bien, pero bien muerta. Por su parte el resto de sus amigas contemplaban el espectáculo en silencio con una expresión que decía sus pensamientos "Te acaba de estallar en la cara"
— ¿Fluttershy está allí? — preguntó Windy.
— Aquí estoy — dijo la joven que estaba al lado de su mejor amiga.
— ¿Podrías de ser tan amable de traer a nuestra hija a casa? — preguntó con cordialidad la mujer.
— Tenemos mucho de qué hablar — complementó el padre de Rainbow Dash con tono muy poco amigable.
Esa misma noche las dos jóvenes emprendieron camino hacia el juicio y ejecución de una de ellas, dejando como resultado una valiosa lección al grupo sobre la honestidad… ¡¿A quién engañaban?! No era un programa infantil con moralejas en cada episodio, a su amiga le iría de la mierda al llegar a su casa, tal vez así aprendería a ser más prudente de sus decisiones.
Las amigas se separaron con rumbos diferentes, a pesar del ofrecimiento de Sunset por llevar a Twilight a su casa esta se negó argumentando no querer ser una molestia, ahora la joven marchaba en silencio a su casa con mucho que pensar, aquella tarde, no, más bien día, había sido uno lleno de muchas conversaciones incomodas para ella, su mente le llevaba a recordar la plática que tuvo con su tía Luna, había revelado otro de sus grandes secretos a alguien, haciéndola sentir desnuda y vulnerable, pues este era el único que no le había revelado ni a Twilight ni nadie al parecer o al menos no recordaba haberlo hecho por irónico que sonase.
Luna no la juzgó ni reprendió, solo se limitó a escucharla y si tenía cualquier pensamiento o comentario se lo guardó para sí misma, de haber sido Discord seguramente le hubiera tocado un largo sermón ni hablar de Celestia, lo único que la subdirectora le dijo que lo que hacía no parecía convencerla a sí misma y tenía razón, no estaba convencida, había vuelto a ponerse en contacto con esa persona a pesar de que se había jurado nunca volver a hacerlo, ahora estaba indecisa, pues no sabía si quería traer del olvido aquel momento de su historia, pues ese tiempo solo era oscuridad y caos para su vida.
Al llegar su hogar se quitó la chaqueta de cuero no sin antes sacar la caja de terciopelo que contenía el anillo de Rainbow Dash, otro día se lo devolvería, claro, si salía con vida, dejando el objeto en una mesa. Después de alimentar a Ray se encaminó con cansancio a su ropero en busca de algo para ponerse cómoda, en su búsqueda sus manos tocaron una superficie fría y desgastada, había olvidado que lo había puesto allí.
Derruido y casi estropeado se encontraba entre sus manos aquel trozo de tela que antes había sido su chaqueta de cuero, se la habían devuelto después de salir del hospital, la prenda estaba arruinada, sin arreglo y remendó posible para la misma, una verdadera lástima pues seguramente lucía increíble en ella, al examinarla con más detalle notó una macha seca en el cuello y espalda de la misma, su sangre… no era una imagen que deseara ver. Contemplándola ahora ya no tenía sentido que la conservara, era un recuerdo de una vida que jamás recordaría y muy probablemente jamás conocería.
No había dado ni dos pasos en dirección al bote de basura cuando algo cae de la chaqueta, la poca iluminación que tenía en su casa no dejó apreciar el objeto a simple vista, al agacharse para levantarlo pudo contemplarlo mejor, era cuadrado y de terciopelo, exactamente igual que el que dejó en la mesa, miró hacia la dirección para comprobar que la caja en cuestión estuviera en el sitio en el que lo dejó y no en sus manos, efectivamente, seguía allí, lo que le dejaba una incógnita… ¿Qué era eso entonces?
No, no, no, no, no, se repetía una y otra vez en su mente, sudaba a mares mientras temblaba sin control, no podía ser eso ¿verdad? Con mano trémula abre aquella cajita para develar su contenido, seguramente era alguna especie de broma se decía, pero contempló con asombro y terror que si, en efecto, era una broma, una cruel y macabra broma, llevó su mano libre hacia su boca que no paraba de temblar, frente a sus ojos un pequeño ahora de metal de color platino con una estrella rosada en el tintineaba con la luz de la luna creando un leve resplandor purpura, algo curioso por el color de la gema.
— Mierda — dijo Sunset en voz alta para luego reírse de manera nerviosa— no sé qué es peor, que soy igual de estúpida que Dash o que ella seguramente me hubiera dicho que no,
Discord se encontraba muy contento ¿y cómo no estarlo? El alocado consejero siempre tenía una actitud que no concordaba con su edad, pero ese día era especial pues era su cumpleaños. Él siempre se había visto reacio a festejarlo, pues para él cualquier día era bueno para volverse loco, por lo que ese día solo lo pasaba como cualquier otro, bueno, al menos no desde que había llegado a Ponyville, desde su llegada le había tomado especial cariño a ese día, pues el verdadero motivo del porque nunca le había interesado porque no tenía con quien festejarlo realmente, ahora todo era distinto, tenía personas que atesoraban sinceramente el que él estuviera en sus vidas, haciéndolo sentir especial y amado, claro, jamás lo diría en voz alta jamás.
En ese momento se encontraba Discord en la casa de Celestia y Luna, últimamente pasaba casi todo su tiempo en aquella vivienda, Luna aceptó de buena gana la presencia del "Nuevo/Viejo" novio de su hermana, pero incluso ella tenía sus límites, pues era muy incómodo ser la tercera rueda en aquella relación, no era grato ver a tu hermana cuarentona comportándose como una adolescente calenturienta a cada momento, si la gente supiera como era su hermana seguramente se llevarían tremenda sorpresa.
En la casa solo se encontraban los tres adultos, Discord no tenía muchos amigos, bueno, al menos no los que les gustaría que estuvieran allí, pues la mayoría de sus conocidos seguramente destruirían el lugar y pasaba de meterse en problemas en ese día tan especial, por lo que solo invitaron a unos pocos compañeros de trabajo y conocidos que no tardarían en llegar.
— Es una lástima que Smooze no pudiera llegar — decía Discord un poco triste porque su amigo no pudiera asistir a su fiesta.
— ¿El idiota que llenó de Slime la gala que organice? — le preguntó su pareja.
— No pareció desagradarte — le recordó Discord con una sonrisa en su rostro.
— … Puede que lo hiciera más interesante, bueno, por algo te llevé a la fiesta en primer lugar — Celestia puso una sonrisa traviesa al recordar el caos producido por aquella explosión verde.
Discord dio un grito de sorpresa mientras se llevaba la mano al pecho de forma teatral.
— ¿Acaso esperaba que hiciera algo en esa fiesta de remilgados y estirados? Eres una picara — decía Discord con tono picaron.
— ¿Podrían mover más las manos y menos las bocas? — decía con desgano la subdirectora Luna — aún hay mucho que hacer y ustedes no paran de coquetear a la menor oportunidad.
— No te pongas celosa, querida Luna, algún día encontraras a tu media naranja para tu vaso de chocolate — se burlaba Discord de la hermana de su novia.
— Eso son tan repugnante que lo sentí en la boca, ¡ugh! — decía asqueada mientras ponía platos en una mesa.
— Y no creas que me he olvidado de que aún no me das mi regalo — Discord daba vueltas alrededor de Luna como una serpiente sobre su presa.
— Ya te dije que tienes que esperar — decía Luna disfrutando su juego de tortura, pues si había algo que Discord odiaba más que el orden era esperar.
— ¡Vamos, muero de la curiosidad, no puedes dejarme así! — decía tragicómico el cumpleañero — ¡Podría darme un ataque de ansiedad o peor, podría darme varicela azul!
— Ya te lo dije. Tienes. Que. Esperar.
Justo en ese momento alguien llamó a la puerta terminando con la conversación de los dos adultos.
— Creo que ya llegó tu sorpresa.
No terminó de decir Luna aquellas palabras cuando Discord sale cual centella a la entrada de la casa para ver qué era lo que le esperaba, le importó poco si era una trampa de Luna para hacerle una broma, ya luego se vengaría, pero lo primero era quitarse esa picazón de la nuca que lo estaba matando desde esa mañana que se enteró que tendría una gran sorpresa por su parte.
Abrió la puerta con gran emoción esperando lo que sea, lo que sea menos lo que tenía en frente, una joven de cabellera de fuego de pie con un globo de una extraña quimera amorfa y un pastel con unas velas con signos de interrogación en él, la sonrisa de Discord fue sustituida por una expresión de absoluta sorpresa, él jamás pensó que Sunset fuera a venir, había recibido un mensaje por su parte felicitándolo con una foto de un fósil de dinosaurio con su rostro pegado en él anexo al mensaje, verla allí hacia que su corazón se enterneciera a niveles que jamás sospecho sentir.
— Feliz cumpleaños — dijo Sunset con una tímida sonrisa.
Para Discord aquello lo mandó a sus recuerdos más valiosos, ante sus ojos aquella dulce y pequeña niña de grandes ojos turquesa se encontraba de pie como la primera vez que la conoció, sustituyendo a la joven que realmente estaba justo en frente a él.
— No dijiste que vendrías — Discord no encontraba las palabras así que soltó lo primero que se le vino a la mente.
— No lo dije, quería darte una sorpresa y Luna me dijo que esto sería un buen regalo — señaló el globo a su lado.
— ¿Qué diablos se supones que es eso?
— No lo sé.
Ambos rieron ante aquella curiosa criatura que flotaba, parecía serpientes con partes de varios animales.
— Deberás que es feo ese hijo de perra — se burlaba Discord pensando quien en su sano juicio crearía a semejante aberración.
— Era eso o un pony gigante color rosado.
Ambos rieron ante las ocurrencias dichas, Sunset le entrega el pastel y el globo pues ya se estaba cansando de sostener ambos, por no decir la vergüenza que le daba que alguien la viera con ellos, para Discord el verla allí era el mejor regalo que podía pedir para su cumpleaños.
— ¿Discord, ¿quién es? — la voz de Celestia sonó detrás de Discord.
La alarma se disparó en la mente del consejero quien se gira dejando el espacio suficiente para que Celestia, quien se encontraba a solo unos dos metros de distancia, pudiera ver quién era el visitante. Casi de inmediato la tensión se apoderó del lugar, la directora sentía un nudo en la garganta al ver a Sunset, sus manos temblaban y no podía articular palabra, Sunset estaba igual o tanto más de nerviosa que Celestia, ella se llevó su mano a la parte trasera de su cuello para frotar el área mientras desviaba su mirada al suelo como una niña que no quería que le descubrieran la mentira que acaba de decir.
Mientras, Discord, alternaba su mirada entre ambas féminas esperando a que alguna dijera algo, pues él no sabía que decir o hacer en esa situación.
— E-Es bueno verte — fue Celestia quien por fin rompió el silencio.
— … Bueno, es el cumpleaños del tío loco — Sunset aún no podía ver a los ojos a Celestia — solo pensé en darle una sorpresa por su cumpleaños… ¿Cuántos cumplías? — Sunset miró con cierta duda al cumpleañero.
— Oh, entonces… ¿no planeas quedarte entonces? — Celestia agacha su cabeza, la decepción en su voz era notoria.
— … En realidad, esperaba poder quedarme un rato — tanto Celestia como Discord miran con asombró a la joven — ya saben, no tengo nada planeado y… si no es molestia me gustaría quedarme, claro, si quieren — por primera vez Sunset mira a Celestia con ojos de una pequeña pidiendo permiso.
Celestia tuvo que reprimir todas las ganas que sentía de echarse a llorar en ese momento por temor a asustar y estropear aquel momento, cosa que contrario a ella, Discord, no hizo, el festejado chorreaba mocos y lágrimas como grifo ante la escena que pasaba frente a él, jamás pensó sentirse así de nuevo desde el accidente de Sunset.
— ¡Cabron, el pastel! — le gritó Sunset quitándolo del camino de los fluidos de Discord — ¡Demonios, controlare un poco!
— ¡Y un carajo! —
No terminó de decir eso cuando con sus largos brazos atrae a las dos mujeres más importantes de su vida a él para luego levantarlas del suelo en un fuerte y cálido abrazo, ambas sueltan un grito de sorpresa, Sunset levantó sobre su cabeza el pastel para resguardarlo mientras que Celestia con su única mano libre le ayudaba a mantenerlo en equilibrio mientras su captor se deshacía en un exagerado y escandaloso llanto.
Dejando eso de lado era la primera vez que ambas hacían contacto físico, aun con Discord de por medio, Celestia podía sentir la cálida piel de Sunset, mientras que la misma podía sentir la gentil y protectora mano de Celestia sobre la suya evitando que el pastel cayera sobre los tres, un toque tan maternal como el que sentía cuando era pequeña y su madre la consolaba cuando se lastimaba.
A la distancia recargada en una pared observando el momento, Luna, sonreía ante la escena frente a ella, todo era tan enternecedor y hermoso, claro, hasta que de un momento a otro el pastel pierde el equilibrio y cae encima de los tres, el rellano del mismo era de chocolate y uno sumamente líquido, no hace falta describir el cómo quedaron cuando el susodicho se esparció sobre sus cabezas, parecía que habían tenido un "accidente" encima.
Ni lenta ni perezosa la subdirectora toma una fotografía de su familia, definitivamente subiría eso a internet.
— ¡Luna! — gritaron los tres mientras la mencionaba reía mientras subía la foto a su estado.
Un baño más tarde y un cambio de ropa los tres se encontraban presentables, como Sunset no tenía una muda de ropa Luna le prestó algo de ella, por fortuna la ropa que a la mayor usaba para salir era del tipo de Sunset, optando por una falda fucsia asimétrica, una blusa anaranjada de cuello abierto al hombro y un chaleco de cuero negro con pequeñas púas sin punta en el cuello que encontró en el rincón más olvidado del guardarropa, le sorprendió mucho que el conjunto le quedará como un guante, llegando a la conclusión de que si alguien con la altura de su tía lo usara definitivamente le quedaría mucho, mucho más corto y entallado.
— Puta madre, cómprate ropa de alguien de tu edad — dijo en voz alta mientras se daba un último vistazo al closet mientras contemplaba por última vez su atuendo de aquella tarde — mmm… creo que Rarity le daría el visto bueno.
Una sonrisa broto de sus labios con la idea que acaba de tener de querer mandarle una foto al grupo que las siete compartían para charlar, desechándola al instante al parecerle sumamente penosa.
Bajando las escaleras encontró a los adultos recibiendo a sus invitados, muchos conocidos pues eran maestros de su escuela, le sorprendía mucho el ver a Discord comportándose como un adulto en ese momento, definitivamente todos habían cambiado de cierta forma para bien, haciéndola sentir apesadumbrada con su sentir reacio al cambio.
— No te queda nada mal — alagó Luna a su sobrina.
— Nha, luciría asombrosa incluso con una bolsa de plástico — se jactaba Sunset — pero debo decir que tienes buen gusto.
— La duda ofende, anda, ven, me siento agobiada en una fiesta sin un trago al menos.
— Mi mamá te mataría si supiera que embriagas a su hija en la fiesta de cumpleaños de su novio.
Sunset se azotó con su mano su boca al darse cuenta de lo que acaba de decir, Luna por su parte sintió que sus ojos se salían de sus cuencas mientras sus pupilas se contraían al punto de ser dos puntos negros, Sunset deseaba que solo lo hubiera dicho en su mente, de no ser así prefería lanzarse por la ventana en ese momento y acabar con su lastimosa existencia en ese instante. Al ver la expresión de alarma y pavor en Sunset, Luna, como toda una psicoanalista adivinó los deseos de Sunset.
— ¿Perdón, que dijiste? — preguntó Luna mintiendo como toda una profesional — la música está muy alta — la música no estaba alta.
— N-Nada — decía muerta de vergüenza dentro de sí agradeciendo que no la hubieran escuchado o más bien convenciéndose a sí misma de aquella mentira.
Sunset entro en modo furtivo para poder tomar una botella de cerveza sin que nadie la viera, servirlo en un vaso de fiesta y tomárselo casi de golpe, quería formatear su mente por la vergüenza sufrida hacia un momento y el alcohol era la mejor de las opciones pues la segunda seria ser arrollada por un auto, pero no tentaría su suerte a ver que tanto olvidaba ahora.
El tiempo pasó y a fiesta estaba en su auge, los invitados charlaban y reían con bromas internas que Sunset casi no entendía, incluso Discord y Celestia se la estaban pasando bien, siendo Luna su única compañía en todo ese tiempo, la más joven de las dos hermanas recordaba la conversación que tuvo con su sobrina cuando escaparon de la escuela el viernes, realmente aquella revelación le había dado mucho que pensar, pues ahora muchas de las cosas que rodeaban a Sunset tenían más sentido, enterarse que aún seguía en contacto con esa persona le causo un enorme dolor en sus entrañas, pues todas las fibras de su ser le decían que algo estaba a punto de pasar y no era exactamente algo agradable.
Por su parte, la adolescente, agradeció mucho que la mayor no la juzgara, si bien seguramente tenía sus propios pensamientos al respecto, Luna, se los guardó para sí misma, a veces solo las personas necesitan ser escuchadas un poco.
En ese momento el timbre de la puerta sonó, dejando un poco extrañado a Discord, pues no parecía faltar alguien de los invitados.
— Ve — le indicó Celestia a su pareja.
Discord iba a objetar que era su cumpleaños, pero no quiso decir nada cuando vio en los ojos de su amada que ella le escondía algo.
— ¿Es acaso una sorpresa más? — le preguntó con picardía.
— Puede decirse que sí — decía Celestia un tanto insegura.
— ¡Uy, qué emoción! — decía Discord como un niño que recibía doble regalo.
Rápidamente llegó a la puerta preparándose mentalmente de lo que fuera, aunque nada le ganaría a la sorpresa que tuvo al ver a Sunset allí, así que nada podía dejarlo sorprendido esa noche, sin embargo, aún no lo sabía, pero se tragaría sus palabras en ese instante.
— ¡Hola, sorpre…!
Discord no tuvo tiempo de terminar su frase cuando su mandíbula se le trabó en aquella mueca sonriente, Luna y Sunset quien miraban curiosas a la entrada escupieron sus bebidas al ver quien acababa de llegar. Para el consejero era como ver a un fantasma, podía sentir como su sangre abandonaba su rostro mientras sus latidos se hacían tan lentos que cualquier muerto le daría la hora de muerte en ese instante y no eran exageraciones solo de él, pues su expresión era compartida por Luna y Sunset, ¿Qué demonios hacia ahí?
— Hola Discord — saludo Fluttershy con una tímida sonrisa — feliz cumpleaños.
Casi de forma mecánica, el nombrado, gira su cuello casi 180 grados para ver a su pareja quien desviaba su mirada fingiendo que bebía de su bebida, todo indicaba que aquella sorpresa fue planeada muy de antemano. Retomando la forma original de sus vertebras, Discord, ahora centraba su atención en la recién llegada, nunca pensó que volvería a tener una conversación con ella de nuevo, dejar verla no era una opción, era su maestro por lo que las interacciones eran obligatorias entre ambos, pero de eso a tenerla allí en su fiesta eran cosas muy distintas.
Luna había escupido su bebida del exabrupto de la llegada de la joven de ojos calipso, conocía la historia entre el profesor y la alumna, por su parte, Sunset, sentía un extraño escalofrió al ver a su casi padre con su casi amiga, como si alguna clase de dejavu estuviera pasando frente a ella, sabía que Fluttershy sintió algo en el pasado por el alocado consejero, pero creyó hasta ahora que todo había quedado en el pasado… al menos hasta esa noche.
Fluttershy seguía de pie esperando alguna palabra por parte de su primer amor, había tomado el primer autobús que pudo después de dejar a su mejor amiga en casa de sus padres, quienes la esperaban con una expresión severa junto a su "prometido", luego hablaría más con ella, claro, si su amiga sobrevivía ese fin de semana. Ahora pensaba en la conversación que tuvo con la directora Celestia semanas atrás.
Flashback.
Fluttershy miraba sorprendida a la mujer que acaba de entrar por la puerta de la tienda de mascotas, no habían hablado desde la pijamada… realmente nunca hablaban, por lo regular era Twilight la intermediaria en todas las reuniones en las que se encontraban, pues siempre había habido una vibra de tensión entre ambas y lo sabían muy bien las dos y el motivo de la tensión, Discord.
Celestia no era tonta, sabía muy bien quien trabajaba en esa tienda, pero por más que se preparó mentalmente al momento de la hora se congeló, después de todo ¿Quién estaría normal estando en frente de la otra chica que estaba enamorada de su pareja? ¡Y lo peor, era su maldita estudiante! ¡¿Cómo actúas normal con ese tipo de circunstancias?!
— ¿E-En que puedo ayudarle? — musitó Fluttershy.
— Oh, bueno… veras, tengo un pequeño problema con mi mascota y pensé que podrías ayudarme un poco — mintió Celestia rápidamente con su mejor cara de póker.
— ¡Oh! — dijo Fluttershy con emoción, siempre que un animalito estaba de por medio toda su timidez desaparecía — ¡¿Y… dónde está? — buscó con la mirada.
— ¡Eeeeh! — Celestia se dio cuenta que la había cagado — … la… tuve que dejar en casa… ella… murió.
— ¡Oh, por Dios! — exclamó la menor llevándose ambas manos a la boca mientras ponía una expresión de dolor tratando de aguantarse las lágrimas.
— ¡No, no, no está muerta! — decía Celestia sumamente agitada ante la sobrerreacción de su alumna.
— ¿Entonces qué le pasó?
— Eh… solo dame algo de alimento para pájaro — todo se fue a la mierda para ese punto.
— … ¿quiere decirme algo?
— … si, de hecho, fue por eso a lo que vine — se sinceró la mayor — … y por más comida para aves exóticas y quisquillosas — recordó que si necesitaba más comida para Filomena.
Fluttershy cerro la tienda en lo que conversaba con Celestia, sentía muchos nervios, había una historia complicada detrás de ambas, bueno, más bien alguien.
La tetera hirvió indicando que el té estaba listo, le gustaba beber en sus descansos, Celestia se encontraba sentada mientras tamborileaba con sus dedos sus piernas debajo de la pequeña mesa que se situaba detrás de la fachada, Fluttershy sirvió dos tazas de humeante y fragante té, Celestia dio un sorbo al suyo para relajarse, tenía un excelente aroma.
La amante de los animales tomó asiento frente a ella bebiendo su taza, de nuevo la incomodidad había regresado.
— ¿Y… en que puedo ayudarle? — cuestionó la joven.
— Esto no es algo fácil de decir — respondió Celestia después de un minuto de silencio — no hace mucho me enteré por Discord y Luna… de lo tuyo con Discord.
Fluttershy escupe estrepitosamente su té hacia un lado mientras luchaba por recobrar el aliento por casi ahogarse con su bebida.
— ¡N-No hubo nada entre nosotros dos! — dijo sumamente alterada, para segundos después caer en la tristeza al pensar que realmente no tuvieron nada.
— Eso es un alivio para mí — Celestia estaba menos tensa — de ser así tendría que visitar a mi novio en prisión.
Novio, al escuchar esa palabra el corazón de Fluttershy se encogió, Celestia pudo notar que pisaba terreno inestable.
— Me… me alegro mucho por ambos — quien diría que después de tanto tiempo aún dolía como si todo hubiera sido ayer.
— Oh, cariño, aun eres joven, la vida es muy bella como para vivir en un recuerdo, estoy segura que aun conocerás a muchos muchachos maravillosos en tu vida — el lado docente de Celestia salió a flote sin querer.
— Y usted regresó con un recuerdo de su pasado cuando los nuevos muchachos fracasaron — soltó Fluttershy sin siquiera titubear.
Aquello no fue una daga al pecho, fue un disparo de RPG directo a la cabeza y a quemarropa, aquella contestación tomó por completo de sorpresa a Celestia quien no esperaba un ataque así por parte de la menor frente a ella, iba a responderle un poco más agresiva, pero se tomó su tiempo para calmarse, era una adulta, no podía ponerse al nivel de una jovencita, no era propio.
— B-Bueno, muchas veces la vida da vueltas inesperadas — se limitó a decir con una sonrisa tensa — incluso para los adultos los adultos del corazón son complicados, más incluso para los jóvenes, puede ser muy confuso.
— ¿Entonces solo porque soy joven no me puedo enamorar ni saber lo que quiero?
— Es… más complicado que eso.
— Suena sencillo ser un adulto.
Celestia sentía una vena de su cabeza palpitar, su boca sonreía, pero sus ojos no, estaba a punto de responderle a esa niña, teniendo que morderse la lengua para no hacerlo, había dos razones muy importantes para ello, la primera era que como adulta no "debía" de estar peleando con una niña que ni tenía la mitad de su edad, la segunda y lo que más le molestaba era que hablando como mujer ella tenía razón en algunos aspectos.
La directora se había hecho algunas ideas sobre la amiga más tímida de Twilight Sparkle, dócil al grado de la sumisión, amable, sutil, afable y para nada conflictiva, esas fueron sus impresiones iniciales al verla por primera vez, pero conforme la fue conociendo vio nuevas facetas ocultas como en cualquiera de sus estudiantes que no mostraban todo de ellos, pero la jovencita que veía frente a ella era otra cosa totalmente contraria, fiera, cruel, calculadora y de lengua afilada, un aire de madurez y sadismo bajo una capa de piel de cordero, era estúpido y ridículo el verlo y presenciarlo.
— Debo de ser sincera, yo también he querido hablar con usted desde hacía un tiempo, desde que nos embriagamos en el departamento de Sunset de hecho.
Mierda.
Pensó Celestia recordando ese incidente, esperaba que todas hubieran olvidado lo ocurrido.
— Sería hipócrita de mi parte no admitir los celos que le tuve… no, que tengo todavía.
— ¿Es por Discord?
— Yo… decidí renunciar a él hace meses, en parte por presión por parte de mis amigas, pero en su mayoría fue porque él mismo quería alejarme de su lado — contaba Fluttershy estrujando la falda de su uniforme con sus manos … — lo acepté, realmente lo hice… por un tiempo.
— Tú… ¿aún lo quieres? — a Celestia le costó mucho hacer esa pregunta por temor a la respuesta.
— Fue amor — respondió Fluttershy para temor de la directora — fue mi primer y gran amor y eso jamás podré olvidarlo y siempre atesoraré ese recuerdo en lo más profundo de mi corazón, pero lo que más extraño ahora es a mi amigo.
Las ganas de Celestia de vomitar al escuchar a Fluttershy desaparecieron al escuchar esto último.
— ¿Qué quieres decir?
— Discord fue una persona difícil de tratar en un principio.
Celestia debía de admitir que eso era verdad, incluso cuando este se había arrepentido y deshecho lo que hizo en la escuela, a decir verdad, debió de reportarlo con las autoridades y con los padres, pero por su pasado decidió mantener silencio, para darle así una segunda oportunidad de redimirse, cosa que parecía no suceder a pesar de las semanas que transcurrían, sin embargo, hubo un drástico cambio en la actitud del consejero de la noche a la mañana y eso ocurrió gracias a una única persona, Fluttershy.
— Vi en él algo que siempre ha habido en mí, miedo, miedo a acercarse a los demás, miedo a estar sola, en cuanto comprendí eso supe que no podía dejarlo estar solo, necesitaba… un amigo y quise mostrarle que la amistad podía ser posible para él.
Celestia escuchó con paciencia la historia de Fluttershy, todo en cuanto decía era cierto, la amistad con Fluttershy hizo un gran cambio para bien en el alocado docente, de hecho, de no ser por ella seguramente seguiría siendo aquel lunático que casi destruye su escuela… y es por eso que…
— Estoy celosa de ti — dijo Celestia en voz alta reconociendo por fin el sentimiento que aquella joven despertaba en ella.
Sin duda Fluttershy no esperaba aquella afirmación por parte de Celestia, ¿celosa? ¿por ella? Imposible.
— Hiciste algo que yo nunca pude hacer — continuó Celestia — ayudarlo. Lo abandoné y dejé atrás como una piedra más en el camino, arruiné las cosas sólo por mi egoísmo y mi imagen, ese fue el inició de todos los males que les hice a todos mis seres amados, fui culpable de todo lo que aconteció en mi familia y jamás me perdonaré por eso.
— Pero ahora están juntos…
— Sí y no fue por mí — declaró la mayor con pesar y dolor — tuvo que ayudarme una jovencita de la misma edad que mi hija a resolver los problemas de una adulta incompetente, ella y cinco chicas especiales que de no ser por cada una jamás hubiera recuperado a mi familia… mi vida.
— No se atormenté a si misma — para ese punto, Fluttershy, se sentía sumamente terrible por ser tan mezquina con ella.
— Dices que me tienes celos, pero yo también y creo que es por lo mismo, porque tu conoces más a Discord que yo, tú tienes algo que yo carezco… y eso es por lo que vine.
— ¿Eh?
— Fluttershy… quisiera pedirte un favor.
Fin del flashback.
Y allí estaba Celestia observando desde la distancia, había ido a buscar a Fluttershy para una sola cosa, buscar el regalo perfecto para Discord, era su primer cumpleaños juntos y quería hacer algo especial, la amante de los animales dio gala de su conocimiento sobre su pareja pues el regalo perfecto venía justo en camino a la fiesta, sin embargo, luego de aquella ayuda no pudo dejarla sin una recompensa, a lo cual la joven se negó en múltiples veces hasta que la gran iluminación llegó a la directora como respuesta y esa fue la situación que ahora ocurría en su hogar.
— No deberías estar aquí — dijo Discord en una voz lo suficientemente baja para que nadie excepto la estudiante frente a ella.
— Y aun así lo estoy.
— Pensé que ya lo habíamos solucionado.
— Y lo hicimos.
— ¿Entonces porque estás aquí? — preguntó Discord al borde de un colapso.
— … Porque quería decirle feliz cumpleaños a mi amigo — musitó con tristeza mientras agachaba la cabeza.
— …
Discord respiró hondo tratando de tranquilizarse, desde aquel encuentro electrizante en el estacionamiento de la escuela lo había pensado mucho, se sentía aliviado de poder librarse de aquel gran problema con grandes y terribles repercusiones, ser encerrado por meterse con una alumna era uno de los crímenes que no se encontraban en su lista de razones válidas para ir a la cárcel. Sin embargo, aquel evento también le costó mucho, su primer y verdadera amiga.
— Mira — puntuó Discord con su mano — después de todo lo que pasó ¡Y de lo que pudo haber pasado! Dudo mucho que podamos regresar a lo que éramos antes, me engañaste y manipulaste, cosa que seguramente imitaste de mí — se lamentó el maestro.
Con cada palabra que el consejero decía el ánimo de Fluttershy decaía cada vez más y más, su labio temblaba esporádicamente y sus ojos ya empezaban a lagrimar, tal vez el haber venido no fue una buena idea.
— Pero sería grosero de mi parte no darte lo mismo que tú me diste cuando recién nos conocimos, una segunda oportunidad.
Fluttershy levantó su cabeza, sus ojos calipso se cruzaron con aquellos iris rojos, amenazantes como profundos, podía sentir como su corazón volvía a palpitar mientras el alivio la inundaba pudiendo al fin respirar otra vez.
— Pasa, no quiero que piensen que soy un pésimo anfitrión.
Discord se hace un lado mientras invita a pasar a la estudiante con un ademán exagerado de cuerpo completo, Fluttershy hace una reverencia cual dama imitando a su amigo antes de entrar.
Ni bien Discord cerraba la puerta cuando de pronto el vidrio de la sala revienta en un estridente estallido, una enorme piedra vuela hasta impactarse contra una de los muebles, fue increíble que el objeto no golpeara a nadie. Los presentes al escuchar el ruido se agacharon por instinto y buscaron cobertura, todos con una expresión de susto y miedo.
— ¡¿Están todos bien?! — alzó su voz Celestia caminando entre los presentes buscando si alguien estaba herido, aunque ella estuviera igual de asustada que el resto.
— ¡Ey, maldita perra, sal ahora! — se escuchó el grito de un hombre fuera de la casa.
Discord, Celestia y Luna salen por la puerta delantera, Discord le indicó con la mirada a Fluttershy que se quedara dentro junto a Sunset quien se acercó a los tres adultos con una expresión de alerta, no hizo falta decir que ella también quería salir, pero supo que lo mejor sería quedarse por el momento.
Una vez fuera los tres se llevaron una gran sorpresa al ver que el perpetrador era un conocido para nada deseado, un muy ebrio Night miraba con la vista perdida en dirección de la casa, tenía una botella en mano y lucía una imagen desaliñada, todo un desastre.
— Luna, llama a la policía — le indicó Celestia a su hermana en un susurro.
Luna rechistó un poco, pero decidió obedecer, tuvo que regresar a la casa por su teléfono que había dejado en alguna parte. Celestia y Discord se quedaron un par de metros cerca de la entrada, el varón se situó un poco más al frente de Celestia para protegerla, los vecinos poco a poco empezaban a salir a ver que estaba pasando, incluso un par de invitados empezaron a observar la escena por la ventana.
— Elegiste un mal día para hacer una visita parental, señor Night — decía Discord con una sonrisa amenazadora y mirada asesina dirigida hacia el atacante, no estaba para nada feliz que atacaran la casa de su amada — esta es una fiesta privada así que si no te molesta deberías retirarte antes de que llegue la policía.
— ¡No me iré de aquí hasta hablar con ella! — Night arrastraba las palabras producto a los efectos del alcohol en su cuerpo, muy a duras penas pudo señalar con su dedo a la directora — ¡Todo… todo pasó por su culpa!
— ¡Señor, le solicito amablemente que se retire de mi casa! — dijo Celestia con autoridad — Si quiere hablar conmigo este no es el momento ni el lugar mucho menos las condiciones en las que se encuentra para tener una charla civilizada.
— ¡No me venga con palabras de mierda, ya saltamos la parte de ser cordiales! — le espetó casi escupiendo las palabras — ¡Es culpa suya, suya y de la puta de su hija que…!
— ¡LE SUGIERO QUE CAMBIE SU TONO CUANDO HABLE DE MI HIJA! — gritó Celestia.
Incluso para Discord fue una sorpresa escuchar a su jefa perder así los estribos, pocas veces se podía escuchar vociferar a Celestia, incluso entre los presentes nadie excepto su familia la habían escuchado alzar así la voz, era intimidante y resonaba con fuerza, incluso el padre de Twilight se quedó mudo ante el grito que le dirigieron.
— ¡No! — gritó de vuelta Night luego de unos segundos — ¡Desde que esa maldita llegó sólo me ha causado problemas a mí y a mi familia! ¡Engatusó a mi hija y debido a eso todo en mi vida se fue a la mierda! ¡El matrimonio de mi hijo, el mío, mis hijos me odian y mi esposa no me dirige la palabra! ¡Todo, todo lo que amaba se fue al demonio!
— ¡No culpes a los demás de tus propias estupideces, imbécil! — dijo Discord interviniendo — ¡Fue tu propio ego quien te hundió en la mierda en la que estas ahora, amigo! — el lado sádico y loco afloraba cada vez más y más de consejero — ¡Es increíble que alguien como Sparkle esté emparentada con una mierda de hombrecillo retrograda como tú! ¡Pudiste aceptarlo, aceptar la realidad, pero no, no podías, para ti la idea de que tu hija no fuera lo que tu querías era inaceptable, al final cavaste tu propia tumba! — para ese punto Discord estaba usando su truco con sus ojos para empezar a mellar y hacer sufrir a aquel imbécil que había arruinado lo que hubiera sido una excelente noche, podía ver como sus palabras taladraban la mente de ese estúpido y le encantaba la sensación, era como los viejos tiempos — ¡¿Qué, dije algo que te molestó?!
— ¡tu…! — dijo Night hablándole a algo, pero no era ni a Discord y ni a Celestia.
Discord sigue hacia donde se dirigía la mirada de Night, su camino lo llevó directo a la casa, justo en el marco de la puerta la figura de una adolescente de cabello de fuego se vislumbraba, Celestia también giró a su espalda llevándose una sorpresa al ver a su hija, Luna se acercó rápidamente hacia Sunset colocándose detrás de ella tratando de volver a hacer que entrara a la casa. Sunset miraba a aquel desperdicio de persona con una mirada perdida, su mente distorsionaba el ambiente como una película VHS dañada, transportándola a un evento que marcó su vida.
Su mente cambiaba por intervalos como un parpadeo las imágenes, cuando escuchó que era nombrada lo primero que hizo fue salir y ver de quien se trataba, aquel sujeto se le hacía familiar, pero no sabía de donde, con los gritos supo que era el padre de Twilght, pero al verlo de nuevo ya no lo era, era a él a quien miraba ahora, a Sombra, todo su valor se desvaneció, sus piernas se sentían como gelatina y sus manos no paraban de temblar, su respiración se hacía cada vez más y más pesada y agitada, faltándole aire en los pulmones, todo a su alrededor daba vueltas y su cabeza zumbaba.
— ¡Todo es tu culpa! — la ira volvió a Night al ver a la que él creía quien era la culpable de todas las desgracias que acontecían en su vida — ¡Perra malnacida!
Night empezó a avanzar en dirección hacia Sunset sin claras intenciones, pero ninguna era buena, por su parte Sunset seguía en su sitio paralizada, la imagen de Sombra abalanzándose hacia ella se repetía una y otra vez en su cabeza, Celestia se pone frente a ella dispuesta a proteger a su pequeña ante quien sea, aquello bastó para que Sunset saliera de su trance y ahora se enfocara en la espalda de su madre, aquella imagen protectora le trajo un alivio que no supo describir, si en aquel momento, si en aquella noche ella hubiera estado allí… quizás…
Night no pudo avanzar más, pues al estar al alcance de Discord, éste, le da un puñetazo tan duro y seco que asustó a todos los observadores, Night cayó como costal al suelo, su nariz y labios sangraban, de no estar tan ebrio sentiría más dolor que el que sentía.
— Vuélvete a acercar a mi hija… y te mató — amenazó con voz fría y tenebrosa a aquel sujeto.
Sin embargo, aun con la amenaza, Night, se levanta a duras penas del suelo, eso le alegró a Discord, aún tenía mucho que quería decirle.
— ¡Hijo de puta!
Night se abalanza dando traspiés empuñando la botella que traía en el aire listo para golpear a Discord con ella, el consejero no era un experto peleando, siempre que era posible evitaba los conflictos físicos, pero su oponente era un ebrio que tampoco es que fuera alguien que supiera lo que hacía.
El brazo de Night abanico el aire con su botella, Discord solo tuvo que moverse un poco para eludirlo, aprovechando la inercia de su oponente se sitúa detrás de el para luego propinarle una patada detrás de la rodilla. Night cae soltando la botella, demasiado ebrio para poder mantenerla en sus manos, Discord, poseído por una rabia nunca antes vista, comienza a patear al desvalido sin tregua ni descansando, la ahora victima luchaba por levantarse, pero el consejero no le daría la oportunidad dándole una patada en las costillas en cada intento de Night, quien al cabo de otras cuatro patadas en su costado solo se limitó a tratar de cubrirse del castigo que recibía.
Discord lo toma del cuello de la camisa para hacer que lo viera directo a la cara, solo para segundos después darle un fuerte puñetazo en el rostro, otro, otro más, no se detenía, la sangre de Night manchaba sus nudillos y el suelo, no escuchaba los gritos de Celestia que le decía que paraba, no pararía, no dejaría que le pasara nada, no la volvería a dejar sola, no la vería sufrir otra vez.
Celestia al principio solo se limitó a proteger a su hija en un principio, después del primer golpe que Discord dio para detener a Night, las rodillas de Sunset habían cedido, Celestia la tomó por reflejo de los brazos para sujetarla y evitar que se lastimara al caer, su hermana la ayudó poniéndose detrás de su sobrina, el cuerpo de Sunset parecía una estatua, su mirada perdida y el brillo de sus ojos opacos repetían una película en su mente, para la directora era obvio que todo aquello era un detonante para su hija, teniendo que morderse el labio al punto de lastimarse para no empezar a llorar, era como ver a su pequeña niña rota y destrozada de aquella noche que le reveló su más grande y horrible pecado, fallar en protegerla.
Al voltearse vio como una rabia asesina crecía cada vez más en Discord, alarmándose aún más cuando la intensidad de los golpes de su pareja eran más intensos y no daba la pinta de querer de detenerse.
— ¡Discord, detente! — le gritó Celestia, pero el aludido no reaccionaba.
Celestia estaba a punto de ir a detenerlo, pero las manos de Sunset estaban aferradas a su ropa, Celestia observó esto con consternación ¿en qué momento la había sujetado? Parecía que Sunset tampoco se había dado cuenta, pues su mirada seguía perdida en el infinito, mientras la tensión de su cuerpo se hacía mayor con la separación del cuerpo de su madre, quien para ella aquello hubiera sido un momento de especial significado de no ser por lo que ocurría delante de ella, incluso Luna se sumó a los gritos de su hermana para detener el conserje.
Con una sola mirada, Celestia, le indicó a Luna que detuviera al colérico consejero, ésta capta de inmediato la señal, pero no había dado tres pasos en su carrera cuando una figura algo regordeta taclea al consejero separándolo de su inmóvil víctima. Por acto de reflejo, Discord, ataca al nuevo agresor, que, a pesar de su figura y que era cinco cabezas más chico que el consejero, se trepa a la espalda de este y le hace una llave al cuello y derribándolo al suelo debido a su peso, Discord por más que intentó no pudo liberarse mientras era sometido por aquel extraño.
— ¡Relájate, amigo, no estamos en Vancouver! — le decía el sujeto tratando de tranquilizarlo.
Como si de algún trance se tratara, la voz de aquel pequeño sujeto rompió el estado de ira en el que la mente de Discord se encontraba, conocía al sujeto.
— ¿¡S-Smooze!? — decía con dificultad el alocado docente.
El nombrado, suelta a su amigo cuando este le respondió, Discord masajeaba su cuello debido al peso que tuvo que soportar y respirando con dificultad debido al estrangulamiento, ambos sentados en el suelo mirándose, uno con incredulidad y otro con una sonrisa irónica.
— Sabes, esperaba que luego de haber "cambiado" jamás pensé que tendrías una fiesta tan salvaje de nuevo — decía Smooze también algo alterado.
— Pero… ¿Qué haces aquí? — inquiría Discord impactado de ver a uno de sus pocos amigos que mantenía de su "caótica" vida — ¿No dijiste que no podrías venir?
— Créeme, por poco y no vengo, pero una alumna tuya me convenció de venir y darte un regalo sorpresa… yo — decía Smooze señalándose a sí mismo — para la primera pregunta debería hacerte la misma pregunta.
Antes de que Discord pudiera preguntar a qué se refería, Smooze, le señala una dirección a su espalda, al girar el cuello ve a un Night inmóvil en el suelo todo mallugado y herido, pudiendo percatarse así de su temblorosa mano cubierta de la sangre de su víctima ahora incapacitada.
— … Mierda — aquello no era bueno.
Horas después, una ambulancia se llevaba a Night a un hospital, la vida de este no corría ningún peligro pero estaba sumamente lastimado, por su parte contraria otra ambulancia atendía la mano lastimada de Discord mientras que la otra se encontraba esposada hacia el vehículo, al llegar, la policía, inmediatamente puso bajo custodia al consejero, pues a todas vistas parecía que él era el atacante, para su fortuna Celestia y Luna lograron interceder por él al contar todo lo ocurrido, sin embargo el oficial no se iría sin tomar declaraciones de todos los presentes, no era normal dejar así a alguien así de lastimado y argumentar que fue todo en defensa propia.
Otro paramédico se encontraba examinando las retinas de Sunset, la cual al escuchar el sonido de las sirenas recobró la conciencia, todo había pasado muy rápido para ella, no recordaba nada después de que el padre de Twilight le gritara, fue gracias a su shock que las autoridades decidieron no abordarla con preguntas lo cual fue un alivio para ella, no estaba de humor para responder preguntas.
Sunset mira de reojo a su lado derecho donde la figura de Celestia la observaba a una corta pero razonable distancia, lo primero que la joven recordaba al recobrar el sentido era estar aferrada la directora como de una infante a la falda de su madre, aquello le dio mucha vergüenza, se había mostrado vulnerable y débil, dos de las cosas que más detestaba, recordaba poco de su ataque de pánico, a palabras de aquel supuesto "medico", pero la imagen de Celestia protegiéndola estaba grabada en fuego en su mente.
Había repasado los sucesos ocurridos la noche en que Sombra la violo, soñaba con eso, lo vivía día con día, siempre preguntándose que hubiera sido diferente de haber tomado otro curso de acciones, si hacía esto, si hacia lo otro, sus pensamientos la torturaban como demonios del infierno mismo, pero en ninguna de esas hipotéticas situaciones nada cambiaba, muchas veces le dijeron que aquello era normal para víctimas de violación, pero eso no era tranquilizador, sin embargo nunca se planteó una situación, una que ocurrió esa noche.
El paramédico decía algo que ni se molestó en prestar atención, solo atinó a asentir, una vez terminada su revisión quedó sola con su madre adoptiva, la mirada de Celestia era de preocupación y temor, a esas alturas sería hipócrita mentir al respecto, ahora lo sabía… no, siempre lo supo, pero nunca lo quiso aceptar, su odio y deseo de venganza no la dejaron verlo hasta ahora, la triste verdad que se había negado a creer.
— Nunca fue tu culpa — admitió Sunset en voz alta aun sin mirar a Celestia.
— ¿Eh? — Celestia se sorprendió al escuchar a Sunset, estaba tan angustiada que no comprendió a que se refería su hija.
— Aquella noche… nunca fue tu culpa — respondió Sunset después de un breve silencio, requiriendo de todo su coraje para volver a decir aquellas palabras.
Celestia lo entendió al instante.
— N-No, te equivocas, si lo fue — dijo Celestia con el corazón hecho un puño — yo te puse en esa situación, deje entrar a ese monstruo en nuestro hogar… todo lo que pasó… fue mi culpa — decía con pesar agachando su cabeza debido a la vergüenza de no haber podido proteger a una de las personas más importantes de su vida.
— … Dime, de haber estado allí ¿No me hubieras protegido como lo hiciste ahora?
Celestia levantó su cabeza para contestar la pregunta, encontrándose con los ojos turquesa de su hija, la estaba mirando directamente al corazón, lo podía sentir, estaba a punto de responder, pero Sunset continuó.
— Lo sé, sé que hubieras dado tu vida sin pensarlo dos veces por protegerme… porque me amas — Sunset ríe con ironía — que curioso, mi otra yo igual me dejó muchas migas de pan que seguir, pero supongo que me mantenía reacia a dejar de lado todo mi dolor e ira, claro, después de todo, Sunset Shimmer se definía por esto.
— Eres mucho más que eso — decía Celestia.
— … dime ¿extrañas a la vieja Sunset Shimmer? — preguntó con mucha ansiedad en su voz la joven.
Celestia se sorprendió con la pregunta por un segundo, al cabo del cual solo sonrió soltando un suspiro, acortó su distancia con su hija y levanto su mano hacia ella, Sunset cierra los ojos como si esperara un golpe, pero solo sintió el cálido tacto de la mano de la mayor en su mejilla, al abrir los ojos se encontró con los ojos más amorosos y protectores del mundo, los ojos de una madre mirando a su retoño.
— Tu eres mi Sunset Shimmer — dijo con una cálida sonrisa y mirada maternal.
La vista de Sunset se nubló en un instante, asustándola mucho pues por más que tallaba sus ojos no podía conseguir aclarar su visión, asustándose con la idea de ahora estar quedándose ciega, pero aquel pensamiento se esfumó al sentir como sus manos se humedecían cada vez que pasaba sus manos por su rostro, lejos de la idea que había tenido la realidad fue otra, estaba llorando, lloraba sin parar como si se hubiera roto un grifo dentro de ella, volviendo a mirar a su madre a los ojos esta se encontraba igual que ella.
Madre e hija se fundieron en un fuerte y afectuoso abrazo con las lágrimas aun desbordando de sus corazones, para Sunset esa sería su primera vez, para Celestia la segunda pero igual de significativa, pues su pequeña le había demostrado de nuevo que la redención y el perdón eran posibles, si tuviera que volver a pasar por lo mismo mil veces más no le importaría, lucharía por su hija todas las veces que hicieran falta, soportaría cualquier adversidad o dolor que la vida le diera con tal de cumplir con su promesa hecha al universo en ese momento.
Luna observaba la escena a un par de metros de distancia, deseaba dejar a madre e hija más tiempo, pero debía de interrumpirla.
La subdirectora carraspea la garganta rompiendo el momento de calidad, Sunset al ver que tenía público se separa roja de vergüenza, alguien de su edad abrazando a si a su madre no era algo "cool" como diría Rainbow Dash.
— Lamento interrumpirlas, pero debo decirles que se llevaran a Discord al precinto policial— informó Luna.
— !¿Que?! — exclamaron las dos.
— ¡Pero si el que atacó primero fue aquel imbécil! — dijo Sunset sumamente molesta.
— sí, pero debido a que ciertos vecinos dieron "cierta" versión de lo que vieron se lo llevaran para interrogarlo más a fondo y procesarlo — decía con enfado la Subdirectora.
— Fueron los Blood ¿no? — preguntó Celestia a su hermana, al no responder obtuvo su respuesta — ¡lo sabía! — Celestia se gira para ver sus vecinos al otro lado de la calle — ¡Hijos de perra, aun no nos devuelven la parrilla que les preste hace dos años!
— ¡Su novio hizo que un perro cagara en nuestros rosales! — le respondió la mujer de dicho vecino.
— ¡No tenemos perro, estúpidos! — exclamó Celestia.
Justo en ese instante pasó la patrulla con Discord dentro frente de ellos.
— ¡Porque fui yo, hijos de puta! — les gritó Discord aprovechado que la ventanilla estaba un poco entre abierta — ¡También me oriné en sus tomates, cabrones!
Todos observaron como el auto de policía se alejaba mientras los vecinos vomitaban.
— …
— …
— …
— Deberíamos ir por él — dijo Smooze uniéndose al trio después de contemplar tan rara y bizarra escena — aunque esto para Discord es un miércoles en Bangkok cualquiera.
Ahora las tres tenían preguntas, pero eso tendría que esperar.
— Bueno, será mejor sacar a "papá" de la cárcel — decía Sunset haciendo las comillas con sus manos — andando tía.
Sunset, Luna y Smooze empezaron a caminar rumbo a la cochera, Luna miró extrañada al extraño que detuvo a Discord mientras la seguía con un paso respingón y rítmico, definitivamente el consejero tenía amigos peculiares. La única persona que se quedó en su sitio fue Celestia, Sunset, al notarlo se detiene.
— Tu también vienes, Celestia, es tu novio, al fin y al cabo.
Celestia apresuró el paso para darle alcance al peculiar grupo. Luna pudo notar como su hermana hizo un puchero cuando Sunset le dio la espalda, por la mirada que le dio supo que estaba celosa de que ella era la "tía" mientras que era solo "Celestia".
— Ey, un paso a la vez, al menos ahora te habla por tu nombre — para Luna era una victoria, no era justo esperar que todo fuera igual como en el pasado — por lo menos te estás acercando.
Celestia rodo los ojos, su hermana tenía razón, hubiera deseado que las cosas ocurrieran de manera distinta pero ahora la barrera que Sunset tenía una vez más había cedido, sólo que en esta ocasión las cosas fueron muy diferentes, pero agradecía volver a la vida de su hija, ahora solo quedaba sacar a su novio de la cárcel, ya luego tendría una "charla" con ese sexista hijo de puta.
— Esperen… ¡¿Dónde está Fluttershy! — gritó Sunset al darse cuenta de que faltaba la amante de los animales.
Mientras tanto, Discord, era bajado de la patrulla esposado, definitivamente esa era la parte que menos le gustaba de su antigua vida.
— Descuida, todo estará bien — dijo Fluttershy a su lado.
El adulto casi sufre un ataque y el policía que lo acompañaba también, ambos adultos miran a la menor con expresiones de asombro ¿desde cuándo estaba allí?
— ¿Qué diablos? — preguntó Discord.
— No iba a dejar a mi mejor amigo ir solo a la comisaria — dijo con una pequeña sonrisa.
— ¡¿Cómo demonios llegaste aquí tan pronto?!
— Aquel amable oficial me trajo — Fluttershy señalo con un saludo a un oficial algo mayor quien le devolvió el saludo — es sorprendente lo que se consigue siendo amable con los demás — inflaba el pecho con orgullo — también le dije que eras mi abuelo y lloré un poco.
— Eres increíble jejeje — rio el docente ante las acciones de su alumna — bueno, debo dejarte, me necesitan en otro lado.
Discord fue escoltado por el oficial al interior para tomar sus huellas y hacer una declaración siendo seguido un par de metros por Fluttershy, era algo gratificante saber que tenía un amigo con quien contar, dejando de lado el arresto, todo su cumpleaños tuvo lo que siempre le gustó en cada fiesta, una dosis de caos, el futuro Discord tendría que lidiar con los problemas del presente.
Pasaron varios días desde el incidente del padre de Twilight, cabe mencionar que ninguno de los presentes estaban contentos con los resultados, pues a pesar de la investigación y los testimonios el sujeto salió libre, es más, ni siquiera hubo cargos contra él, tal parecía que su hijo, Shining Armor, tenía contactos con la policía que ayudaron a su progenitor, la más furiosa fue la propia Sunset, en su momento se congeló por el recuerdo que revivió aquella noche, pero bastaba con ver al idiota para que enloqueciera y cometiera una locura.
Se vio tentada en ir y hablar con Twilight de ello, pero se resistió a hacerlo, ya suficiente tenía con todos los problemas que sucedían en su vida, era una pena que su otra amiga que estuvo presente no hiciera lo mismo.
— ¡No puedo creer que hicieras algo tan estúpido! — le gritaba Twilight por teléfono a su padre.
— ¡No me levantes la voz! — le espetó su padre exigiendo respeto.
— ¡Fuiste a su casa a atacarla! — Twilight no podía creer eso — ¡Cruzaste el límite esta vez!
— ¡Lo que yo haga no es de tu incumbencia! — Night se esforzaba mucho para gritar, aun le dolían las costillas de la paliza que le dieron — ¡Es culpa de esa familia!
— … wow, no puedo creerlo, realmente crees que lo es — dijo Twilight lamentándose de la actitud de su padre — realmente jamás pensé que pudieras hacer algo así, no puedo reconocerte siquiera.
— Aun soy tu padre — afirmó con decisión el mayor — todo lo que hago es por el bien de mis hijos.
— … Tu mismo lo dijiste… ya no soy tu hija, suerte y a pesar de todo te deseo lo mejor.
Twilight colgó dejando a un desolado Night tras la línea, el dolor que sentía en su cuerpo era mínimo comparado al que sentía ahora en su alma, realmente había metido gravemente la pata esta vez, para su desgracia su dolor no termina allí.
Su esposa, Velvet, bajaba por las escaleras con dos maletas, de no haber estado sentado en la sala no lo hubiera visto, la alarma se detonó en su rostro y se levantó de exabrupto provocándole una punzada de dolor recorrer su cuerpo, detrás de ella venía Spike con otras dos maletas.
— ¿A dónde van? — preguntó Night conociendo la posible respuesta.
— Me quedaré con mi tía un tiempo — respondió Velvet con un tono mecánico sin emociones — Spike viene conmigo.
— No, no lo harás — Night no podía perder a nadie más, no podría soportarlo.
La puerta de la casa se abre revelando a Shining quien se recargó con los brazos cruzados en el marco.
— Gracias por venir cariño — dijo Velvet a su hijo — andando Spike.
Spike pasó sin mirar a su padre adoptivo, no podía siquiera mirarlo en ese momento. Night observó como el menor de sus hijos se marchaba sin decir palabra bajo la atenta mirada de su hijo mayor.
— ¿Ahora estás en mi contra? — Night no podía creerlo.
— ¿Sabes? Comparto muchos de tus pensamientos y creencias, pero lo que hiciste… el hombre que me crio jamás hubiera hecho algo así, tuve que pedir muchos favores para que no acabaras preso.
— ¡Ese sujeto me atacó!
— Atacaste a su familia — le reprendió Velvet ahora — un padre haría lo que fuera por sus hijos… algo que por lo que veo tú no puedes hacer.
— ¡no…! No dudes de mi amor hacia mi familia, todo lo que he hecho lo hice por todos nosotros — argumentaba Night.
— Hace un tiempo atrás te defendería — dijo Shining — te diría que tienes razón, pero por pensar como tú ahora ya posiblemente no tenga una esposa y un lugar para regresar… y tampoco podré estar junto a mi hija cuando ella nazca, estás mal y muy tarde me di cuenta, de lo único que me arrepiento es de haberlo visto demasiando tarde.
— Por favor — suplicó Night acorralado — no hagan esto.
— Te lo hiciste a ti mismo y yo no hice nada por detenerte, ese es mi único arrepentimiento — Velvet se encaminó a la salida — te amo Night, pero ya no puedo estar contigo, adiós.
— Andando — dijo Shining cerrando la puerta cuando su madre cruzó la puerta.
La alegre casa de los Sparkle que estuvo lleno de vida y alegría ahora se ahogaba en la penumbra, todas las vivencias y recuerdos vagaban como fantasmas por sus silenciosos pasillos, lo había logrado, Night ahora estaba solo, toda su familia lo había abandonado… no, el los ahuyentó, sus decisiones habían herido a todos los seres que el juraba amar. Cayendo de rodillas en un llanto silencioso solo se pudo lamentar de su infinita estupidez.
Shining subió el equipaje al maletero, su madre subió al asiento del copiloto mientras su hermano se sentó en la parte de atrás sin dirigirle la palabra.
— Veo que sigue sin hablarme — dijo Shining a su madre cuando subió al coche.
— Gracias por recogernos — dijo Velvet ignorando lo anterior — ¿Qué harás ahora?
— la verdad… es que no lo sé — Shining tenía algo en mente en realidad, pero no se lo diría a su madre.
Al igual que su padre, Shining, lastimó profundamente a su familia, tal vez estaba igual de podrido que su progenitor y no merecía perdón, en ese momento solo deseaba disculparse con todos sin esperar realmente que lo perdonaran, no lo merecía, pero con la persona que deseaba disculparse más que nadie era a aquella chica, Sunset Shimmer.
— No sabes cuánto lo siento — decía una apenada Twilght
— Tú no tienes la culpa de nada — respondió Sunset.
Ambas jóvenes se encontraban sentadas en una mesa de un pequeño café, a petición de Twilight Sunset aceptó esa invitación, la amante de los libros insistió mucho en disculparse con ella debido a las acciones de su padre.
— No puedo evitar sentirme mal, la fiesta de Discord se arruinó — decía Twilight con tristeza.
— Mhe, al final parece que si se la pasó bien — Sunset trataba de que se sintiera menos peor, era agotador — dijo que era el cumpleaños más interesante que ha tenido en un tiempo.
— Suena a algo que diría él.
—Está loco.
Ambas ríen por el comentario, un largo y pesado silencio reino después de eso.
— ¿Y… como te ha ido? — Sunset no sabía que más preguntar, sintiéndose estúpida al escucharse a sí misma.
— Me ha ido bien — era difícil para Twilight admitir su real sentir — Cadence es muy linda conmigo, Spike siempre está al pendiente de mí, mi madre… quiere arreglar las cosas.
— ¿Y tú quieres eso?
— Lo pensé mucho… pero creo que le daré la oportunidad.
— ¿Por qué harías algo así? — Sunset no entendía que podía motivar a alguien a perdonar a otra persona, pero pudo ver en los ojos de Twilight la respuesta — Oh, ya veo — la respuesta era ella misma — bueno… si alguien como yo puede hacerlo supongo que cualquiera puede.
— No es sólo perdonar, Sunset — Twilight toma la mano de su acompañante — tú me enseñaste que la redención no es un camino de una sola vía, es hacia aquellos que lastimaste y a ti misma, no quiero vivir con este sentimiento de mi corazón, quiero seguir adelante como tú me mostraste.
— … Incluso perdonarías a tu padre — Sunset cerró los ojos con fuerza, otra vez dijo algo estúpido.
Twilight suelta la mano de Sunset.
— … Puede que tarde un poco más — Twilight no sonaba muy segura al respecto.
— … ¿Sabes? He avanzado algo con mi… con Celestia, no diría que estamos bien del todo, pero creo que ya me agrada más estar con ella, estos meses… han sido interesantes, nunca creí que me llevaría bien con Luna, pero resulta más genial de lo que parece, salimos de vez en cuando, charlamos… creo que me he acercado más a mi madre por mi tía.
— me alegro escuchar eso.
Twilight sentía alegría al a escuchar que la relación de Sunset con su familia estaba volviendo a encarrilarse, aunque se sentía inútil al no haber podido apoyar más a Sunset como hubiera querido, con todo lo que estaba pasando en su vida no tuvo muchas oportunidades de estar allí por su ex pareja.
— ¿No la extrañas? — preguntó Sunset al aire.
— ¿A quién?
— …
— … Oh — Twilight por fin lo comprendió — no negaré que aun extraño los momentos que pasamos, pero no la extraño — Sunset se sorprendió por la respuesta pues no esperaba que se lo dijeran a la cara tan así — porque la tengo delante, tú sigues siendo "nuestra" Sunset.
— ¿Sabes? eso mismo me dijeron hace poco — a Sunset le dio un escalofrió por el enorme parecido que tenían su madre adoptiva y la chica que tenía delante — no me siento muy "Sunset" últimamente.
— Sabes que puedes contar conmigo y las chicas para cualquier cosa — Twilght le da una cálida sonrisa.
En ese instante Sunset se puso algo inquieta, tuvo que voltear su mirada para no seguir observando aquellos orbes violetas que brillaban como estrellas, Twilight era totalmente lo contraria a ella, pues a pesar de pasar por grandes adversidades aún conservaba esa chispa de luz en ella, algo que admiraba y envidiaba.
— G-Gracias — Sunset se puso nerviosa, ella. Nerviosa. Lo de la fiesta si la afectó — si dices cosas así te tomaré la palabra y te invitaré a mi departamento.
— No bromes con eso — rio Twilight tomándose la sugerencia como una broma por parte de Sunset.
A Sunset no le hizo tanta gracia, pues parte de ella no le molestaría tener compañía, llevaba meses sin tener sexo y eso no era normal, muchas oportunidades había tenido de conseguir una compañera sexual pero justo cuando estaba por cerrar el trato con alguna linda chica terminaba por retirarse con alguna estúpida excusa, era como si ella misma se saboteara, justo como cuando trató de "redecorar" su hogar, era espeluznante.
— ¿Y si no bromeara?
Por la seriedad en su tono, Twilight supo que iba en serio, dejando de reír al acto.
— Eso no es divertido — dijo Twilight.
— No te lo tomes así, solo era una sugerencia, no es necesario ponerte de malas.
— La última vez que lo hicimos… no fue lo mismo — Twilight aun resentía su intento por hacer recordar a Sunset.
— Dijiste que seguía siendo la misma — el humor de Sunset dio un cambio de 180°.
— Y lo eres… lo único que es diferente es lo que sientes por mí.
— ¿Y qué es lo que tu sientes por mí? — Sunset sabía que debía parar, pero no podía, el fuego ardía dentro de ella y no paraba de crecer como un incendio forestal.
— Tu sabes muy bien lo siento por ti — Twilight tenía un nudo en la garganta — cada día que he pasado lejos de ti ha sido una nueva estaca en mi pecho.
— ¡¿Entonces porque no estarlo?! — cállate, se repetía una y otra vez Sunset, pero su boca no paraba.
— ¡Porque tu no quieres estarlo de la misma forma que yo! — explotó Twilight — ¡acepté tus deseos de tomar distancia, respeté todo lo que me pediste, lo entendí a pesar del dolor que me producía, todo porque te amo!
Las lágrimas que derramaba Twilight dejaron muda a Sunset, había cruzado un límite que no debió cruzar.
— Estar contigo "snif"… es lo que más deseo, pero no puedo, no si tu… — Twilight se cayó apretando su boca en una línea dura.
— ¿Si yo no qué? — debía callarse, pero no podía, no sin saber que detenía a Twilight.
— … si tu no me amas — respondió Twilight después de un largo silencio — Sunset… ¿tú me amas?
Sunset estaba a punto de responder, pero en esta ocasión si tuvo la prudencia de mantener su gran bocota cerrada, pues la respuesta devastaría a un más a la destrozada joven frente suyo, podía mentirle y darle lo que quiere, pero presentía que Twilight se daría cuenta, ella tenía algo que podía ver a través de suyo que no comprendía. ¿Qué era lo que sentía Sunset por Twilight? Le agradaba, incluso la consideraba una importante persona en su vida, una amiga con la que se podía contar en las buenas y las malas, sin embargo, de la amistad y al amor había un gran trecho y Shimmer no estaba segura donde se encontraba su línea, era atractiva físicamente y la vez que tuvieron sexo sintió una compatibilidad innata, pero si debía definir qué era lo que sentía… la respuesta no era clara.
El silencio de Sunset fue suficiente para Twilight, no escucharía una respuesta pues seguramente no sería una que no le gustaría, levantándose de su asiento, Twilight, deja algo de dinero en la mesa.
— Por favor, no juegues así conmigo… nos vemos luego.
Sunset solo pudo mirar como la silueta de la joven perderse entre los transeúntes a la distancia, realmente la había cagado, solo una cosa tenía clara.
— No quiero que te vayas — era un poco muy tarde para haberlo dicho, pero no quería darle esperanzas vacías a aquella mágica chica, era mucho mejor que ella, que cualquiera en realidad, no se merecía alguien… tan jodida como Sunset Shimmer.
HOLA A TODOS, MUCHAS VECES ANTEPONEMOS NUESTROS PROPIOS DESEOS SIN MEDIR O PENSAR EN LAS FUTURAS CONSECUENCIAS DE NUESTRAS ACCIONES, PUES TODOS PODEMOS SER EGOÍSTAS CUANDO ANTEPONEMOS NUESTRAS PROPIAS NECESIDADES E IDEAS SOBRE LA DE LOS DEMÁS, NO PODEMOS PENSAR A QUIEN LASTIMAMOS Y ESO NOS TRAERÁ REPERCUSIONES DE UNA FORMA U OTRA, POR ESO AQUELLOS QUE PUEDEN DARSE CUENTA DE ESO Y DECIDEN ANTEPONER LAS NECESIDADES DE LOS DEMÁS SOBRE LAS SUYAS SON DE LAS PERSONAS MÁS MARAVILLOSAS QUE EXISTEN, NO HAY DEBILIDAD EN EL SACRIFICIO SI SE HACE POR EL BIEN DE LOS QUE AMAMOS… NO ABANDONEMOS NUESTROS SUEÑOS, PERO NO VALE LA PENA CUMPLIRLOS SI CON ESO SOLO CREAMOS TUMBAS POR NUESTRO CAMINO, PUES AL MIRAR LOS ROSTROS DE AQUELLOS QUE SEPULTAMOS POR EL CAMINO NO VALDRÁ DE NADA EL CUMPLIR NUESTRAS METAS.
DEJANDO LOS PENSAMIENTOS OSCUROS POR UN RATO ESPERO QUE DISFRUTARAN EL CAPÍTULO, PASEN UN EXCELENTE DÍA Y NOS LEEMOS LUEGO.
Extra.
Un taxi cruzaba por la carretera internacional, venía del aeropuerto internacional, el chofer tamborileaba con sus dedos el volante de su vehículo bajo el ritmo de las "Rainbooms", podía ser algo mayor, pero le gustaba mucho aquella movida y divertida melodía de adolescente.
— Son buenas — dijo el pasajero desde la parte de atrás — ¿Quiénes son?
— Nadie lo sabe — respondió el chofer negando con la cabeza sin perder la vista en el camino — son una banda que solo hizo una sola aparición, luego solo subieron sus canciones a internet para que todos las escuchen sin ningún tipo de ganancia, además de que en su primer concierto fue para una beneficencia que salvaría un importante centro cultural de la ciudad, son muy generosas en mi opinión.
— o estúpidas.
— ¿Qué?
— No, nada — sonrió el pasajero.
— … y… dígame ¿Es de aquí o viene a visitar a alguien?
— Ambas, pero dejé el país desde pequeña.
— Oh, debe estar emocionada por volver.
— No deje nada atrás que me hiciera querer volver aquí, no hasta ahora.
Al taxista algo le incomodaba del tono de la voz de su cliente, había hablado con decenas sino cientos de persona, pero sentía que al hablar más y más con su acompañante sentía una vibra rara, como si dijera la verdad, pero a la vez mentiras, también sonaba súper simpática con un gran carisma, al seguir charlando y respondiendo las preguntas se percataba que estaba cayendo en alguna clase de juego, eso no le gustaba.
El vehículo se detuvo en un hotel sencillo, pero no lo suficientemente humilde para el chofer.
— Espero que disfrutara su viaje — dijo el chofer con cordialidad.
— Y mucho, le agradezco haber respondido todas mis preguntas, lamento si lo incomodé.
El chofer ahora podía contemplar mejor a su cliente, de figura estilizada, bello rostro y sonrisa amigable, parecía apenas tener la mayoría de edad, sin duda aquella joven era un imán para todos a su alrededor con su magnética personalidad y su carismática voz, todo su lenguaje corporal gritaba que era una simpática y atenta persona, claro, para cualquiera menos para él, un hombre pasados sus 50 años que había visto y conocido todo tipo de personas.
— No hay de que — ante todo era un buen trabajador así que fue cortez — nos vemos… disculpa, ¿Cuál dijiste que era tu nombre?
La sonrisa de la joven se torció hacia un lado.
— No lo dije.
La joven dejó al mayor con la palabra en la boca al darle el dinero por el viaje y marcharse de allí nomás el hombre obtuvo su dinero, aquello confirmó las sospechas del taxista, aquella mujer solo parecía traer problemas.
— No quisiera ser esa persona a la que viene a ver — decía el señor para sí mismo retomando el camino.
Por su parte la pasajera ahora solo podía pensar en la cara que pondría su "vieja amiga" cuando la viera, estaba deseosa por el encuentro.
