Espero que estén de humor para empezar con este paseo, no se reserven ningún comentario.


Cooperativa Beastman, sala de estar.

Un año y cinco meses después.

"Ogami, no actué como un niño" Melissa Horner no reservo su reprobación a la petición de un apurado albino, que involuntariamente bajo la cabeza con cierto remordimiento.

"Se que es impropio, pero solo necesito que le digan a Michiru que estoy de patrulla y que no saben a dónde fui" Desvío la mirada incomodo, aunque en el último año sus interacciones con Michiru eran muy buenas, tenía sus motivos para pedir algo así.

Melissa había escuchado por accidente de su siguiente trabajo y por tanto Michiru también podría llegar a saberlo.

"Vamos… ¿qué hay de malo con que te acompañé? tú mismo dijiste que te ha ayudado mucho en tus últimos trabajos, de hecho, ha pasado un tiempo desde que te vi trabajando solo" Gem mostro su buena disposición.

Era cierto, Michiru era muy versátil gracias a sus habilidades únicas, además de ser mejor buscando el lado suave de las personas cuando él no podía obligarlas a cooperar.

Pero por un dios piadoso, ella no podía saber a qué lugar lo había mandado la alcaldesa.

"Los dos son adultos, debería ser honesto con ella" Melissa lo regaño de nuevo antes de darle la espalda y terminar de lavar la vajilla "Además, tampoco me enloquece el lugar a donde va a ir" Melissa uso un tono bastante severo mientras secaba un cuchillo de cocina con un paño, dándole un escalofrío al mayor.

Incluso Gem fingió mirar a otro lado…

"Solo será esta ocasión, lo juro" Intento una última vez logrando sonar lo más dócil posible.

Melissa suspiro con mal humor.

"Hare lo que pueda, pero soy mala mentirosa" La mujer mayor le advirtió de antemano.

Solo necesitaba eso.


Después de despedirse y reiterarle al matrimonio (O más específicamente a Melissa) que solo era por trabajo.

Salió a la fría calle de Animacity, empezó a caminar un par de cuadras en dirección al norte del centro, donde estaban todos los negocios orientados al entretenimiento, restaurantes caros y centros sociales ostentosos, una locación familiar en ese punto era la renovada sede de la asociación de gatos, pero ese no era el lugar a donde se dirigía.

Su tren de pensamientos se estrelló y su espalda se enervo por completo al escuchar un próximo y familiar batir de alas, seguido de un suave aterrizaje detrás de él.

Un par de brazos lo rodearon por detrás "Adivina" y una vocecita fingida sonó detrás de él.

alguien allá arriba enserio lo odiaba…

Respiro hondo, tomando valor para darse la vuelta y encontrarse con Michiru, con las manos detrás de su espalda y una mirada burlona.

Juraría que cada vez que la veía era más… lind-ALTA.

Casi tres años desde su llegada y aún seguía siendo una fanática de la ropa deportiva, ahora vestía con una blusa negra de tirantes, con su inseparable chaqueta roja encima, unos pantaloncillos grises ajustados en la parte inferior, y para terminar, aunque su colección de calzado deportivo era extensa, ahora lucia unas zapatillas rojas que habían reemplazado a sus viejas deportivas blanco y naranja

Este calzado escarlata resultaba muy familiar y resaltante para él.

Y ahora tendría que pedirle amablemente que se fuera a casa.


Con su nueva compañía.

Se adentro más en una zona del centro que Michiru no familiarizaba, las calles estaban cada vez más iluminadas y ellos dos parecían cada vez más fuera de lugar entre la gente que paseaba tan tarde por ahí.

La atención de la chica tanuki estaba en las tiendas brillantes, ventanales con productos de marca y restaurantes lujosos, a pesar de poder volar e ir a donde quisiera, no frecuentaba mucho este lado de la ciudad, parecía muy caro para su gusto.

Pero tenía un aire… encantador.

Mientras caminaba junto al peli níveo, su mano rozo brevemente la suya, pese al leve sobresalto que provoco en ella, no hizo nada por apartarla, reanudó su paso, con la esperanza de que, tal vez si tenía suerte, volvería a pasar.

Si, aún tenía algunos sentimientos complicados, unos que ella mantenía ocultos a simple vista, unos que hacían que quisiera estar lo más cerca posible de él, para comprenderlos, solo quería empezar tomando su mano.

Shirou se detuvo en seco junto a una alarmada Michiru quien pensó que había sido descubierta.

"Te doy cinco mil yenes si vuelves a casa…" A este punto ya sonaba desesperado, pues nada de lo que le dijo cuando se encontraron la convenció de no acompañarlo.

Ella frunció el ceño con cierto disgusto.

"Suenas cada vez más sospechoso…" Lo atosigo con una ceja alzada y las manos en la cintura.

"Solo sé que no te va a gustar lo que encontraras ahí" le advirtió casi como una súplica.

"¿peor que hacerme entrar al drenaje?" Le recordó divertida uno de los trabajos más desagradables que hizo con él.

Buscar a un traficante que se movía por las alcantarillas de la ciudad, lograron aprender al beastman rata que ocultaba mercancía ilegal en los ductos fluviales, pero en repercusión, los dos olieron a caño por días, el recuerdo en si provocó un leve buen humor en el mayor.

"Somos compañeros, hacemos todos los trabajos juntos, ¿porque ahora es tan malo?" Michiru empezó a sonar tan maternal con él, que lo hizo sentir cohibido.

"… no estoy orgulloso de lo que me pidieron, es un trabajo inusual" le dijo en voz baja delatando lo contrariado que estaba.

"puedo manejarlo, por algo soy tu compañera" intento reconfortarlo con una sonrisa.


Una sonrisa que desapareció en cuanto entró al lugar indicado…

Una fachada gigantesca que recordaba a un hotel de primera, con los muros blancos marmolados, adornos de madera barnizada, además de una temática dorada en la decoración… juraba que parecía oro real, el lugar tenía dos pisos, una recepción, un bar y varios pasillos que iban al interior.

El lugar se veía deslumbrante, pero lo que molestaba a Michiru era…

Un grupo de chicas beastman de aspectos agradables, en disfraces reveladores, pasaron junto a ellos soltando risitas para luego perderse en la recepción.

Shirou no sentía más que arrepentimiento.

"¿dónde estamos?" Pregunto en una voz de ultratumba.

"Es el Golden Cat…" Respondió tan compuesto como podía.

El Golden Cat; En Animacity, los negocios delicados como lo son los clubs para adultos y la prostitución, están sujetos a múltiples regulaciones, hasta la actualidad, el Golden Cat, es uno de los únicos negocios dedicados a dichos servicios que cumplen esas regulaciones, el establecimiento es extremadamente popular, tanto que hay un dicho en Animacity, todos los varones e incluso algunas mujeres, conocen el Golden Cat.

Apenas ser detectados por una de las chicas que se encargaban de los accesos, esta se acercó a ellos… o más específicamente a Shirou.

"La señorita Dubon lo espera en su oficina señor Ogami, lo llevare allá enseguida" se trataba de una gata pixiebob, rubia, con una cola de caballo, ojos color miel, una figura de reloj de arena, además de un atuendo amarillo que parecía imitar al de una crupier con una mini falda, al que le faltaba mucha tela, pues sus muslos y brazos hasta los hombros estaban al descubierto, tampoco tenía espalda.

Esta ofreció guiarlos al interior del club.

Antes de que empezaran a caminar, una chica conejo, de cabello largo suelto y pelaje azabache, ojos verdes y vestida en un leotardo negro parecido a un traje de maga que dejaba salir una esponjada cola de su posterior, con la cabeza adornada con un sombrero de copa, detuvo a Michiru al tocar delicadamente su hombro.

"D-disculpe, solo pueden en-entrar mayores de edad" Le expreso con algo de nerviosismo a una evidentemente malhumorada tanuki.

"Viene conmigo" Shirou volvió a paso lento informándole de ese detalle con un tono denso y autoritario, la chica conejo acato al instante dejando el hombro de Michiru.

"Entendido, disculpe señor Ogami" tanto el lobo como la tanuki tuvieron una reacción adversa al escuchar el nombre del mayor siendo conocido dos veces.

Antes de que la chica se apartara y volviera a cuidar la entrada, Michiru ahora la tomo del hombro y se dirigió a ella "tengo veinte" le espeto con algo de rencor.

"P-perdón por el malentendido…" una vez Michiru la soltó, huyó a toda velocidad para perderse de su vista.

Mientras caminaban, Shirou podía sentir la mirada de Michiru quemándole la nuca.


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