Solo un recordatorio de que me encanta leer sus comentarios y que no tienen que reservarse ninguno, los veré abajo para las aclaraciones.


Michiru fue la primera en entrar, encendió la luz, para ver una habitación bastante simple, justo como la habían pedido, lo mas resaltante eran dos camas y un sofá.

"¡Al fin!" Nazuna, cargando un rostro que reflejaba extenuación, entro justo detrás de ella lanzándose a una de las camas, delatando obvias intenciones de dormir.

Habían parado en un motel de paso, pues Reiwa estaba aun a una distancia considerable, aunque habían dejado a Animacity muy atrás hace dos días.

Llegar a un sector rural como Reiwa no era ir de paseo después de todo.

En el momento en el que Shirou les había asegurado que podía conducir toda la noche por segunda vez, Nazuna tuvo una enorme protesta contra la sola idea de dormir en la van en movimiento de nuevo… luego esta se convirtió en un berrinche para excrucio del peli níveo.

El resultado había sido parar aquí.

Michiru se dedico a divagar recordando las vistas de la carretera, aun tenia recuerdos salvajes y algo melancólicos de su solitario y peligroso viaje por el país para llegar a Animacity, los recuerdos de no poder estar tranquila por mas de un par de horas… o minutos, por los cazadores, los policías que los apoyaban o la gente que simplemente consideraban su aspecto repulsivo, todo eso no le daba mucho entusiasmo para rememorar.

Estaba mas que dichosa de que Shirou y Nazuna estuvieran con ella esta vez, y de que hicieran este viaje sobre sus propias ruedas.

Hablando de Shirou.

Al asomar la cabeza al exterior, pudo ver que este aun estaba junto a la van en el estacionamiento del motel, aparentemente en una llamada, cosa que levanto cierta curiosidad en Michiru.

Decidió esperarlo, o tanto como podía, viendo al mayor hablar con su teléfono entre pausas con un gesto estoico, que luego pasaba al disgusto y luego a la sorpresa.

La chica tanuki le dedico una mirada impaciente, quería que terminara con eso y viniera ya a dormir.

Se mantuvo neciamente frente a la ventana por minutos, hasta que el albino finalmente colgó y se dirigió a la habitación, al entrar, vio con gusto que les habían dado el cuarto mas grande posible.

Se dirigió a su sitio en el sofá, solo para encontrar que Michiru se había sentado con él al mismo tiempo.

Esto le generó cierta sorpresa, tuvieron un largo contacto visual antes de que empezara a volverse raro.

Le dio una mirada interrogante a la chica tanuki.

"¿Era la alcaldesa?" Michiru intento adivinar con una basta inocencia sobre lo tardío de su llamada, inconscientemente queriendo que fuera así.

"Oh… no" Shirou le informo, descubriendo que había sido observado durante la llamada.

Ella guardo silencio, exigiéndole con la mirada que le contara quien había sido.

"… Marie" le dijo simplista una vez que capto el mensaje.

Michiru empezó a mirarlo como si fuese un sarpullido.

"… le pedí que mantuviera informado a Tachiki… y a mí, de todos los movimientos inusuales en las calles… " le explicó esto con apuro, mientras la cabeza azul se levantaba, apagaba la luz y se metía en su propia cama dejándolo a oscuras…

Shirou tenia el raro presentimiento de que aun si no tuviese planeado dormir en el sofá, probablemente hubiese terminado ahí de todas formas.


*Actualidad*

Nunca había estado tan nervioso frente a alguien detrás de un mostrador.

Una chica japonesa, cabello negro en una cola de cabello, ojos cafés, gafas para leer, camisa amarilla polo, un pantalón y zapatos negros.

Lo miraba con la misma cordialidad que una dependienta te daría en una tienda departamental.

Michiru estaba detrás de él, distraída con un enorme tanque lleno de peces de colores, probablemente ignorando lo incomodo que estaba frente a una chica tan solo un par de años mayor que la propia Michiru.

De seguro pensaba que era un pedazo de basura por traer a una chica indefensa a un lugar así para saciar sus bajos instintos de hombre…

"Muy bien, todo esta en orden con el pago y sus identificaciones, aquí tienen su llave, disfruten su estadía en el flor de ciruelo" les deseo amablemente antes de entregarle la llave al mayor.

Con un manerismo robótico, Shirou tomo la llave y se alejo del mostrador junto con la chica de abrigo rojo.

"… imbéciles" La chica murmuro cambiando su expresión a una de pura acidez una vez salieron de su vista, ver a parejas acarameladas ir y venir para darse como cajón que no cierra, solo tensaba sus celos "Espero que la preñe…"


Se adentraron en el edificio recorriendo los pasillos, con Michiru yendo bastante delante de él, hasta encontrar su propia habitación, la numero catorce.

A pesar de que la habitación estaba limpia, esta no era nada discreta con su función para desagrado del mayor, un tocador con un espejo gigante que reflejaba la enorme cama de mantas y almohadas rojo canela del mismo color que dos de las paredes, haciendo juego con otras dos de color melocotón para acentuar el color rojo.

Había una televisión plana con un aparato conectado que probablemente le daba contenido para adultos.

Una mesita de centro de madera con un plato de cristal encima… con un par de condones sobre el.

Junto a ese plato había una botella de medio litro de lubricante.

También un menú, presumiblemente el servicio al cuarto… mirándolo con detenimiento, vio que el menú no era de comida.

Michiru tomo dicho menú y empezó a ojearlo sin vergüenza para conmoción del mayor.

Rascándose la nuca con inquietud, tomo asiento en un sofá que tenia una forma muy peculiar, para centrarse lo mas posible, no dejaba de pensar que hacer esto con Michiru, en el pueblo donde todos la conocieron como una estudiante era muy delicado.

No le importaba lo que los humanos pensaran de él y no tenía una necesidad obsesiva de agradarles a sus padres o a sus amigos, pero no quería que alguien cuya opinión le importara a Michiru la hiriera o la hiciera sentir insegura.

De ser el caso tendría que romper muchos pulgares.

También el asunto del oficial Saikawa se alojo en su mente, odiaba dejar las cosas para después, pero sin su autoridad, recursos o libertad creativa, no podría hacer mucho... habían golpeado a la puerta del sujeto e ido a su trabajo, su olfato no podría ayudarlo mas hasta que encontrarán otro lugar reciente.

También había otro detalle y no compartirlo con Michiru lo ponía nervioso, casi de la misma manera que la idea contárselo.

No presto suficiente atención para ver que Michiru ya estaba tomando la iniciativa y sacándose su atuendo para dar inicio a su ansiado tiempo de calidad.

Esta vez, se había decantado por ropa interior deportiva, un sostén y unos fondos grises, algo le decía que Michiru había escogido unos que cubrían solo lo justo a propósito.

Una vez exponiendo su figura modesta y bien formada, esta empezó a verlo de manera muy arrogante "¿Te vas a sacar eso o estas bien solo con ver?"

Le recordó a que habían venido, sin tener muchas razones para negarse y con esa expresión que expresaba apatía del mundo, empezó a sacarse el abrigo y la playera.

Michiru daba muy buena fe de que unos cuantos días sin contacto intimo podían dejarla muy atestada.

Y ver a Shirou, bien esculpido sin ser exagerado, solo vestido en sus bóxer holgados a cuadros, le provocaba deseos muy impuros.

Se acerco a el y presiono su cuerpo contra el suyo, buscando que dejara de pensar en todo menos en ella.

En un instante estaban sobre la cama comiéndose entre ellos, solo unos cuantos minutos de un arrumaco compuesto de besos y meter las manos por las vulnerabilidades de su ropa interior para calentar la cama.

En un movimiento bastante descarado Michiru lo tomo del elástico y le saco el bóxer de un tirón, derribándolo sobre la cama con una inesperada fuerza, viendo que el "bastón de policía" de Shirou ya estaba listo para usarse.

Una vez superado la impresión, este miro a Michiru con cierto disgusto para gracia de ella.

Debía enseñarle una lección.

La atrapó entre sus brazos para luego, sin tener cuidado, sacarle ambas prendas restantes mientras esta reía y pataleaba, contagiando una molesta sonrisa en el albino.

Una vez haber lanzado su ropa interior a otro lado en el cuarto, le dio un largo vistazo a su figura por encima, mientras Michiru le devolvía la mirada, con las manos en los costados sin miedo a dejarse ver.

Aun en su forma humana era preciosa, una piel tan suave y tersa que le recordaba a la vainilla, unos pechos de tamaño modesto y aun así encantadores, pezones erectos como cerezas, unas caderas proporcionadas a su figura, un pubis liso y suave, ojos color miel y un cabello negro en un corte pulcro, pero aun así hermoso a sus ojos.

Poco a poco, olvidaba que era lo que le preocupaba tanto hace unos minutos.

Aunque aun no era el mayor amante de la humanidad, había cierto encanto en sentir la piel desnuda de Michiru contra la suya mientras se besaban y se tocaban como si acabasen de entregarse a la intimidad y se vieran al natural por primera vez.

Esto estaba muy lejos de la realidad, no había un solo rincón de ellos que el otro no conociera.

En el caso de Michiru, no había razón para que no usara su familiar forma de tanuki, pero también le encantaba lo vulnerables que estaban frente al otro.

Aunque al mismo tiempo extrañaba su peluche gigante.

"Shirou~… ¿puedes?" a unos centímetros de su cara, le susurro apelando a su lado mas permisivo.

Tardo un poco en entender, pero cuando se trataba de ciertas cosas, como su pervertida imaginación, podía leerla como un libro abierto.

Solo esperaba no dejar pelos en la cama.

Una vez que mostro la cola frente a ella, esta lo tomo por el hocico para darle un largo y húmedo beso, a la vez que restregaba su pelvis con la suya.

Por lo general ambos se entregaban a sus formas animales para estar juntos, según Shirou y algunos libros de conducta social de los beastman que el mismo le había recomendado, era un impulso provocado por el afloro de ciertos instintos en la mayoria de los beastman, exteriorizando la forma animal como predilecta, era común y nada de que avergonzarse.

Pero…

Había algo escandaloso en el que Shirou la tomara como una bestia siendo ella humana, era una fantasía que guardaba para un momento especial, y hoy iba a saborearla hasta el ultimo detalle.

Aunque sentía que su cola podría salir en cualquier momento.

Entre tanto, Shirou la saboreaba a ella, desde su boca, invadiéndola completamente con su lengua y mordiendo juguetonamente sus labios.

Cuando se recordó a si mismo lo bien que sabían, se desplazo hacia abajo y empezó a darle tentativos besos en el cuello, teniendo cuidado de no dejar alguna marca visible que sus padres podrían descubrir después.

Luego dirigió sus mimos a sus senos suaves y moderados, siempre era tan minucioso con sus pechos, aun si no eran los de una supermodelo, Shirou se aseguraría de que recibieran tanta atención como los de una, mientras ella gemía y se mordía los labios, también acariciaba su cabeza mientras le proporcionaba esta bien recibida atención.

Después de dejar sus senos rojos, húmedos y ligeramente adoloridos, este bajo por su estomago repartiendo besos en el camino, primero le dio un beso junto a una minuciosa lamida a su sensual ombligo haciéndole cosquillas y provocándole una risita adorable.

Llego hasta su pubis recientemente depilado, delatado por la ausencia del pequeño arbusto de vello que usualmente adornaba su ingle, le había dicho que no hacia falta, pero por lo visto se había tomado la molestia y quería recompensarla por ello.

Empezó besar sus piernas en los muslos, luego dirigió esa atención a su delicada venus, para luego lamerla sin ninguna advertencia previa, ella se aferro a las cobijas mientras él se dedicaba a explorar sus interiores con su lengua, tocando descaradamente su punto mas dulce, mientras su húmeda y fría nariz besaba regularmente su clítoris haciéndola retorcerse como una serpiente.

"Ahhhnnn~ Hah~ Mierda~ ¡Si~!" Llevo sus manos a sus sensibles pechos, masajeando sus botones con sus dedos para estimularse aun mas mientras le daban su tratamiento favorito.

Además de jadeos y gemidos, su voz producía sonidos incomprensibles mientras sus caderas se arqueaban al son de que acababa en su boca y en las sabanas.

Shirou bebió de su abundante y dulce fuente mientras sentía como su erección estaba a punto de explotar.

Intento recuperar rápido el aliento, pues sabia que después de mimarla, Shirou ya estaría muy emocionado como para esperar por su turno, las manos en sus caderas le dieron la razón.

Michiru aun se aferraba a su forma humana, estaba segura de que el lobo encontraba el sabor de su piel y su aspecto irresistibles, pues parecía mas animado de lo usual.

El lobo no necesitaba que le regresara el favor de hace un momento, solo quería que unieran sus cuerpos lo antes posible, la sentó entre sus piernas al mismo tiempo que Michiru rodeó su cintura con las suyas, mirándolo de frente, a la vez que embonaba dentro de ella con una sensación húmeda y placentera.

Sitio su cabeza en la melena de su pecho hundiéndose en su calidez a la vez que era llenada con su polla.

Ambos empezaron a moverse para darse todo el placer que pudieran, solo unos cuantos días de abstenerse (O bueno, Michiru lo había hecho) y ya estaban al borde de fundirse entre ellos, el solo pensar que tendrían que esperar mas después de esto, solo los impulsaba a quemar sus siluetas en el cuerpo del otro.

Entre mas fricción tenían, mas sentían llegar el paraíso a sus puertas, ella abrazo su cuello mientras la posaba en la cama y se ocupaba por completo de la tarea de follarla mientras cubría su cuerpo con el suyo.

Al pasar de unos minutos, Michiru ya estaba tirando del pelaje de su espalda casi al punto de arrancárselo, a la vez que mantenía sus piernas herméticamente cerradas alrededor de su cintura, mientras él le daba tan rico que sentía como sus interiores se volvían de gelatina.

"¡HAAH~! ¡AAHHHNN~! ¡GHAAH~!" Podía sentirlo, siendo llenada con una húmeda y espesa leche, a la vez que alcanzaba el mejor puto orgasmo de su vida.

Una vez que dejo de eyacular, saco su carne de sus aposentos y se levantó en la cama para contemplar a una exhausta, despeinada y sonriente Michiru tendida en el colchón.

Era una vista magnifica y gratificante.

"Huff~ puff~ ¿e-eso está mejor?" una pregunta a la que Michiru solo asintió mientras su pecho bajaba y subía.

Supuso que había cumplido con sus expectativas y el estaba mas que satisfecho.

El siguiente paso seria ir a bañarse, si el costo lo cubría… y debía, la puerta adyacente debería ser un baño con una ducha.

Antes de ponerse de pie, Michiru lo detuvo con apuro.

"¡E-espera…! hay algo mas que quiero intentar… e-es un regalo adelantado de navidad… ¿aun tienes munición~?" le pregunto con un tono ganoso y suplicante, mientras su pie masajeaba su ahora retraído pene.

"¿…Qué quieres hacer?" estaba inseguro si era hora de limitar la fogosa imaginación de Michiru.

Ella solo lo miro de la manera mas inocente posible, mientras se sentaba en la cama con una maraña desordenada de pelo y un coño bien lleno de semen.


Después de haberlo meditado desde ayer y haberlo ensayado en su cabeza desde el trabajo, estaba seguro de que podría hacer las paces con el novio de su hija de una vez por todas.

Al menos lo suficiente como para aguantarse hasta que pasaran las fiestas.

Pero mientras veía impacientemente el cielo volverse cada vez mas naranja, empezaba a buscar formas de hacerlo pedazos…

Estaba por anochecer y aun no había señales de ambos, su preocupación estaba alimentando su disgusto paterno haciéndolo crecer sin control.

"Nazuna, ¿me repites a donde se llevo Shirou a Michiru?" tanto Minorin como la aludida parecieron ligeramente irritadas por escuchar esa pregunta de nuevo, solo que ahora en una forma menos cortes.

"Estoy segura de que fue al revés, solo dijo que quería llevarlo a conocer el pueblo" Nazuna excuso a sus "amigos" mientras no quitaba la mirada del celular.

"Pero, ¿porque te enviaron a casa si estaban los tres juntos desde la mañana?" No oculto lo acusador que sonaba, pues aun contaba con ella para cuidar a Michiru.

"Dijo que querían estar a solas…" Nazuna lo dijo con toda la intención de atormentarlo, enserio apreciaba al señor Kagemori, pero estaba contagiándole su ansiedad desde hace media hora solo estando ahí.

Minorin se cubrió la boca ocultando una risita.

Aparentemente eso fue una bola de boliche en su psique, se noto aun mas estresado mientras se quedaba de pie frente a ellas con una mirada de angustia.

Notando lo alterado que lo había puesto, intento darle un poco de alivio.

"… conociendo a Michiru, solo comprarán comida y darán una vuelta por la sala de juegos o el parque" Michiru le debía una grande por cubrirla.

Mientras tenia la cabeza en otro lado, sintió la mano de Minorin en su hombro "Ya estuvo recorriendo todo el país sola, una vuelta un poco tarde con su novio no es gran cosa" pese a que eran palabras de apoyo, noto algo de impaciencia en su voz.

"El que mato al policía sigue suelto por ahí… solo… quiero que esté segura" Se mintió a si mismo, mientras intentaba convencerse de que no quería protegerla de Shirou también.

"Si esta con Shirou no podría estar mas segura (Si se encuentran con un delincuente, el que estará en peligro es él)" Les dijo en voz alta, pensando eso ultimo con algo de gracia.

Ichiro aun no entendía el exceso de confianza depositada en ese sujeto.

"Estoy segura de que están bien" la mujer en yukata le aseguro dándole un abrazo que en cierta manera él apremiaba, enserio quería calmarlo.

Lo llevo hasta el sofá grande de la sala y se sentó junto a él.

Si, seguro todo estaba en orden.


"¿Segura que estarás bien?" había una intención de disuadirla mientras ponía una cantidad considerable de lubricante en su miembro.

"¡Solo métemelo antes de que me acobarde!" le pidió excitada y asustada al mismo tiempo, aun en su forma humana, con los codos en la cama, las caderas arriba y una cantidad considerable de frio lubricante metido en su ano.

Respiro hondo haciéndose a la idea de lo que iba a pasar.

Alineo su polla con su entrada trasera dispuesto ser lo mas cuidadoso posible al entrar, Michiru intento relajar su posterior mientras se aferraba a las sabanas y su corazón retumbaba al punto de que ella podía escucharlo.

La punta de su miembro le dio un beso a su lubricada entrada, provocándole un escalofrió, con un empuje logro que el glande entrará haciéndola jadear, por muy lubricada que estuviese, esto se sentía muy delicado, como si un solo descuido pudiese romperla.

Siguió introduciéndose con lentitud, haciendo que parte del lubricante se desbordara y cayera en las sabanas, haciendo pausas para asegurarse de que a Michiru no le dolía o quisiese que parara.

Sentía mucha presión, pero no parecía haber un dolor remarcable a la vista, finalmente su nudo toco su posterior, marcando el fin de su otra virginidad, estaba casi todo adentro.

Ambos respiraron con pesadez mientras intentaban hacerse a las sensaciones que los asolaban.

"¿Cómo estas?" le preguntó en un jadeo, no sentía que pudiese empezar a moverse muy pronto, estaba muy apretada, mas que su vagina y se sentía increíble.

"se siente jodidamente raro…" Murmuro con dificultad con la cara metida en una almohada.

"¿quieres que lo saque?" se alarmo al escucharla así.

"N-no, también se siente muy rico… solo… muévete lento, como la primera vez que lo hicimos" le pidió aclarando un poco su voz y mirándolo por encima del hombro.

Con algo de duda, empezó a sacarlo cosquilleando sus interiores hasta solo dejar la punta dentro, para luego volver a meterlo con lentitud.

"Si… Así~" esa polla dentro de su trasero empezaba a provocar estragos en su cabeza, no era el placer directo y picante de lo usual, era mas rudo, indirecto y mas primitivo.

Entre mas repeticiones hacían, mas soltura tenían para moverse, en un minuto ya estaban haciéndolo a una velocidad normal obteniendo generosos gemidos de la chica pelinegra.

"¡HAAAH~! ¡HAAAAH~! ¡HAAAH~!"

En dos ya estaban haciendo rechinar la cama mientras copulaban como animales y Michiru producía jadeos que rozaban en gritos.


En una habitación al lado, una pareja de pelinegros japoneses, incomodada, escuchaba esta sinfonía casi sin poder concebir que fuera real, pues no parecía algún sonido producido por la tv aunque estaba amortiguado por el grosor de la pared, el autoestima del chico parecía venirse abajo y la chica buscaba alguna manera de animarlo para que siguieran con su propia cita.


La pelinegra llevo sus dedos a su solitario y pegajoso coño, para complementar la nueva sensación con un poco de placer tradicional, al introducir sus dedos pudo sentirse ser complacida desde ambos lados, sin el apoyo de sus manos termino con la cara enterrada en el colchón mientras seguía jadeando y gimiendo.

"¡Mas~¡ ¡HAAHH~! ¡AHHHH~!" Se desencajo de placer, a la vez que alcanzo un raro y crudo orgasmo con su ano.

Shirou apretó la mandíbula y gruño mientras se venia, encorvándose sobre el cuerpo de Michiru cubriéndolo en su totalidad, ella dio un respingo al sentir como en la ultima estocada el nudo de Shirou se introducía del todo en su posterior mientras este le llenaba el recto con su semilla, la sensación era intoxicante al punto de que sintió la cabeza llegarle a las nubes.

A unos segundos de su travesura terminaron pegados como dos animales, la vista de Michiru en su forma humana debajo de un lupino Shirou, solo lo volvía mas incriminatorio, pero también mas prohibido y por tanto mas incitante.


"Perdón…" lo dijo por tercera vez, pues su nudo aun estaba hinchado, sujeto a su trasero y seguiría así hasta que terminara su asunto, en compensación, seguía abrazándola en posición de cuchara y cubiertos por una manta para menguar el frio invernal que lograba colarse en la habitación.

"Si te disculpas de nuevo, me convertiré en una hiena y te lo hare yo a ti~" Mas que una amenaza sonaba como otra fantasía que esperaba con ansias, lo sabia por lo emocionada que había sonado al decirlo.

El no iba a cumplir esa fantasía muy pronto, era demasiado para un regalo de navidad.

La calefacción estaba perfecta para contrarrestar el frio del exterior, estaban cómodos con su cercanía y el pelaje de Shirou le daba aun mas abrigo a su piel desnuda.

Aun quedaban un par de horas de su renta, pensaron que podían tomarse su tiempo para acurrucarse y acariciarse cuanto quisiesen, pero el recordatorio de que los esperaban en casa rompió su ilusión de luna de miel.

Después de despegarse y salir de una dilatada Michiru, dejando un flujo de liquido blanco salir de su posterior, ambos se metieron al elegante baño de la habitación.

Miraron la regadera con pesadez, era una molestia tener que ducharse en invierno después de haber estado tan a gusto entre las sabanas, pero al menos había agua caliente, la abrieron dejando que el cuarto se llenara de vapor.

Shirou volvio a su forma humanoide y albina, Melissa le había advertido de lo problemático y molesto que era el pelo o las plumas en las cañerías.

Se tomaron su tiempo para limpiarse entre ellos, poniéndose jabonosos y resbalosos mientras se abrazaban y restregaban sus cuerpos, haciendo énfasis en limpiar cierto lugar en Michiru.

Pero fallaron en lo importante que era no ponerse a jugar en la ducha, de vez en cuando Shirou masajeaba o sujetaba sus pechos, estirando con delicadeza sus pezones o metía la mano entre sus piernas para provocar a su clítoris.

Michiru respondía a esto restregando sus caderas en su entrepierna, amenazando con volverla a la vida o buscando su trasero con sus invasivas y delgadas manos, mientras con la otra masajeaba sus bolas.

También terminaron dándose largos besos bajo la regadera mientras sus húmedas pieles hacían fricción.

Fue la ducha mas larga que se habían dado juntos.


"Michiru, enserio no quiero sonar invasivo, pero necesito saber donde estas" con el cielo ahora completamente negro, lleno de estrellas y nubes de vaho helado, finalmente su preocupación le gano y lo obligo a llamarla a su teléfono.

"En la escuela" Michiru respondió con simpleza y buen humor que contrastaba con la consternación de su padre.

"¿¡E-en la preparatoria!? ¿que hacen ahí a esta hora?" Pregunto con varias alarmas encendidas.

"Quería enseñarle a Shirou donde estudiaba, pasamos por aquí, así que estamos dando una vuelta alrededor de la cerca" una pequeña mentira considerando que estaban dentro del recinto, en una cancha interior, jugando con un balón del equipo de la escuela.

"Michiru, enserio deberían volver" le pidió con urgencia, no estando tranquilo con la idea de que estuviesen rondando la escuela de noche.

"Pero solo son las ocho" Michiru lo dijo como si fuera lo mas natural del mundo.

"Pero no sueles estar afuera cuando oscurece" le recordó, pues la mayoría de las veces después de salir de la escuela, solo paseaba por un rato con Nazuna o sus otras amigas, para luego llegar a casa cuando aun había sol.

"Papá, en la ciudad salgo de patrulla con Shirou todo el tiempo, a veces vamos a jugar por ahí después hasta tarde" la palabra "jugar" lo golpeo en la boca del estomago.

Michiru se refería a los centros de recreación en la ciudad o a las jaulas de bateo que instalaron en los campos de los osos para ganar dinero, idea de Dante el entrenador.

Pero quitando el doble sentido, se tomo el tiempo para meditarlo ¿entonces el raro era él? ¿solo bastaba un año y tal para que Michiru se volviese independiente del todo?

"¿Pueden volver antes de las nueve?" le pidió una ultima vez, sentía que intentar establecer un ultimátum tendría el efecto contrario en ella.

"Sigh~ está bien papá, solo deja de alterarte, puedo cuidarme sola y si no, Shirou lo hará" le aseguro tan comprensiva como podía sonar.

¿Qué era tan asombroso sobre Shirou? No pudo decirlo en la llamada.

"lo intentare, solo ten cuidado" se limito a decirle antes de que Michiru colgara, devolviendo su teléfono a su bolsillo.

Shirou le paso el balón antes de que esta corriera, dando un salto para luego encestar con una clavada.

"Parece que ya estas mejor" la razón de tomar un desvió, era el que Michiru tenia un andar muy peculiar, producto de su pequeño experimento.

"Te lo dije, miedoso" lo provocó con una voz burlona.

Shirou estuvo casi una hora balbuceando en pánico, mientras ella le aseguraba que solo necesitaba caminar.

Después de un divertido tour por la escuela en la penumbra para enseñarle sus sitios favoritos, su posterior aun se sentía algo flojo, pero ahora podía andar con algo de normalidad.

Parecía que a esta hora no había cuidadores, menos alumnos o profesores, además de ser ridículo esperar encontrarlos a esta hora, estaban de vacaciones por el invierno.

En su recorrido, Michiru creyó que tal vez podrían visitar el ultimo salón en el que estuvo.

La clase 1-2… o ahora etiquetada 4-2.

Al entrar al aula, pudo ver con una ligera desilusión, que incluso la posición del pizarrón había cambiado, todos los diagramas y trabajos de arte de su clase se habían ido, ni siquiera tenia esperanzas de encontrar su pupitre.

Luego de abandonar el salón, ambos fueron a la recepción para detenerse frente a una caja de cristal llena de fotografías, reconocimientos y trofeos…

Bueno, "llena" era decir mucho, solo algunos considerando la posición de la escuela.

Para decepción de Michiru, los trofeos de las regionales que su generación había ganado tampoco estaban, probablemente se los habían entregado a los titulares del equipo, antes de exhibir la nueva generación, recordando haberla visto cerca del vecindario, imagino que tal vez Yuu tendría algunos.

La escuela ya había pasado su pagina sin ella.

Estaba segura de que no la afectaría tanto como hace un año… se equivoco.

Mientras hacía un esfuerzo por suprimir su sentimentalismo y no ponerse a sollozar, Shirou la abrazo por la espalda como un gesto simple, el ligero aroma a melancolía le dijo que era lo apropiado, y ella acepto el abrazo con gusto.

Lo mejor era volver a casa antes de que diera la hora acordada.


Finalmente, a las nueve y cuarto, todos estaban en casa de los Kagemori.

Era todo un jubileo que la cena de hoy fuera menos tensa que la ultima vez que se sentaron todos juntos en la mesa.

Minorin había preparado Katsudon y arroz, todos podían ser testigos de que era una delicia.

Desde que habían llegado, Ichiro no dijo una sola palabra, pues parecía enormemente dudoso de hacer cualquier pregunta, pero tenia cierto presentimiento desde que los recibió en la puerta.

Michiru se veía extremadamente feliz… no era su porte alegre y animado usual, era casi una euforia que estaba dirigida a Shirou.

Ella jugueteaba constantemente con el peli níveo entre la cena, su invitado en respuesta parecía intentar no sonreír de lado mientras recibía uno que otro piquete juguetón de Michiru, e incluso intentando pararla sin éxito.

Secretamente, Shirou notaba la mirada inquisitiva que tenia encima, fingiendo no notarlo y guardándose las ganas de preguntarle al hombre si quería preguntarle algo.

Las facciones de la cara de Ichiro se veían cada vez mas fruncidas, hasta que su vigilancia fue interrumpida por Minorin.

"Nazuna… hable con tu mamá" le llamo obteniendo una reacción instantánea de la chica que parecía bastante interesada en las nuevas de su madre, a pesar de que la había visto esta misma tarde "le encantó la idea de que nos reunamos en navidad, de hecho, queremos hacer compras navideñas el fin de semana todos juntos" mostro su buena disposición mientras le informaba a la invitada.

A pesar de que se conocían desde hace tiempo y tenían contacto por medio de sus hijas (Ya fuese para dejar a Nazuna a su cargo por una emergencia o para que ambas niñas en aquel entonces se reuniesen para pijamadas, cumpleaños, eventos escolares, etc.)

La realidad era que Minorin Kagemori y Hiwatashi Shion no eran tan buenas amigas como sus hijas, de hecho, la mujer cruzaba apenas una docena de palabras con ellos antes de desaparecer, pero era interesante interactuar con la mujer pelirroja que ahora parecía mas acomedida para relacionarse con ellos y su hija.

El rostro de Nazuna se ilumino con pura esperanza, pero intento no ponerse mas feliz de lo necesario "S-seria maravilloso señora Kagemori…"

Minorin solo sonrió maternalmente para la tímida respuesta de la chica peliblanca.

"Esta decidido, espero que ustedes dos puedan acompañarnos" los aludió con cierta provocación, llego a suponer que ahora esos dos estaban en mejores términos.

No era el caso…

Ambos levantaron la cabeza con obvia aversión, mirando a la mujer en yukata, luego entre ellos con una emoción completamente indescriptible, para finalmente volver a poner la mirada en su comida, esa animosidad fue captada por las tres mujeres en la mesa, después de eso ninguno dijo una palabra hasta que terminó la cena.

Todos empezaron a retirarse a sus habitaciones con algo de prisa, Michiru fue la última en aproximarse al pasillo "Michiru…" hasta que su padre la llamo desde la sala.

"¿Si?" volteo a verlo parado en el otro extremo de la misma.

"No nos contaste a donde fueron Shirou y tu esta tarde…" le recordó con algo de curiosidad, pero con cierta incriminación.

Guardo silencio por unos segundos manteniendo un tortuoso contacto visual con su padre.

"… por ahí" Michiru respondió simplista, dándose la vuelta y yendo a su cuarto "Buenas noches papá" fue lo ultimo que escucho antes de que la puerta se cerrara con seguro.

Ichiro sintió que algo le estaba aplastando el pecho…


"Si, es probable que estén teniendo sexo" Minorin respaldo su sospecha desde la cama con una escasa cantidad de consternación, a la vez que veía al castaño caminar de un lado a otro en su habitación.

"¿Y estas bien con eso? ¿¡No te molesta que tal vez la haya presionado o obligado!?" le pregunto con una obvia angustia y enojo, su imaginación no hacia mas que materializar el peor escenario posible y eso lo desquiciaba.

"Michiru no se quedaría callada al respecto, además, no se veía nada molesta por lo que haya pasado" le dio una media sonrisa a su angustiado marido.

Ichiro siempre había sido victima del pensar de mas, lo controlaba en el pasado, pero con Michiru explorando nuevos territorios, ahora parecía comérselo vivo, lo único que podía hacer por él era intentar hacerle ver el mejor panorama.

"Pero…" intento replicar antes de que su mujer levantara un dedo.

"Antes de que digas que es demasiado joven, te recuerdo que nuestra primera vez fue a los diecisiete" le recordó con circunspección.

"Pero yo no era seis años mayor que tu…" murmuro con obvio disgusto.

"Pero mi papá te trataba como sí fueras un viejo de cuarenta, te amenazo con meterte en una caja y arrojarte al río, casi lloraste porque creíste que lo haría enserio" siendo una chica de campo en aquel entonces, su padre era incluso mas estricto que el Ichiro actual, aunque al menos su padre se había dignado a conocer a Ichiro, en contraste con el de él.

"… no lloré" la contradijo molesto, olvidando el tópico anterior.

"Shirou tampoco, pero esta en tu misma posición… te entiendo, la criamos y la adoramos con todo nuestro ser, por eso crees que nadie es lo suficientemente bueno para ella" intento ser lo mas comprensiva posible y seguir siendo la voz de su razón.

"¿Porque tenemos que asumir que él lo es…?" todos parecían tratarlo como si fuese un invitado de honor.

"Porque sin él, nunca habríamos vuelto a saber de Michiru…" Ichiro se detuvo por completo para procesar esa frase, Minorin se vio apenas sorprendida "Oh, no te lo contó… casi sufre un accidente apenas llegar a la ciudad, una estructura casi le cae encima, Shirou la salvo… eso fue solo después de conocerse, también la salvo de un grupo de secuestradores, de caer de un edificio" empezó a listar para martirio del hombre.

"¿Como es que no escuche nada de eso?" Pregunto al borde de ir a la habitación de Michiru a confrontar a ambos.

"Porque sabe que te volverás loco, justo como cuando te pidió que la dejaras quedarse en Animacity o cuando te peleaste con Shirou" le recordó, frenando un poco aquellos impulsos.

"¿Y esa no es razón suficiente como para no querer que se vaya a esa ciudad?" estaba subiendo la voz sin darse cuenta.

"¿Encerrándola en su cuarto de nuevo? ¿haciéndola trabajar como mesera en una cafetería a menos de medio kilometro de casa? ¿haciéndola volver a las cuatro todos los días?" Le rememoró las ideas que había tenido para que Michiru tuviera una vida "normal" como beastman, que Michiru había odiado, por cierto.

Ichiro sintió remordimiento al respecto.

"Michiru estaba dispuesta a todo para volver a ser humana, incluso si eso significaba poner su vida en riesgo, pero desde que decidió ser feliz así, no ha sufrido accidentes" dio un largo suspiro para ver agotada a su esposo, mientras suavizaba su voz "Ichiro, ella esta bien, si no la toma enserio y la lástima, podremos odiarlo juntos todo lo que quieras… pero si no lo hace, tendrás que hacerte a la idea de verlo cada navidad, cumpleaños, en su boda o cuando nazcan nuestros nietos" le advirtió como último recurso.

Ichiro sintió un escalofrió ante la última frase "Ven a dormir, tienes trabajo mañana y yo tengo que terminar un encargo"

Se quedo inmóvil frente a la cama y a su arropada esposa por un minuto entero.

Como un muerto viviente, apago la luz y se metió bajo las sabanas, mirando en dirección opuesta a Minorin.

No estaba convencido.


Esta de vuelta, lamento haberla dejado de lado, es probable que la navidad de estos tres sean tres navidades nuestras, pero la terminare a su tiempo, recuerden leer el resto de los capítulos y dejar un voto en cada uno si les gusto.

espero verlos pronto.