Personajes: Remus, Regulus, Sirius y James

Aviso: au sin magia


Remus se subió las gafas, abrazó sus libros y tomó aire para darse ánimos. Despacio, subió las escaleras hacia la puerta del instituto. Unos pasos ágiles a su lado y una respiración agitada le anunciaron que tenía compañía.

— ¿Ya no me esperas? —preguntó Regulus con voz áspera por la carrera.

— Perdón. Quería evitar la aglomeración en el pasillo.

Regulus se detuvo y detuvo a su mejor amigo sujetándolo por el brazo.

— ¿Ha pasado algo estos días que he estado fuera? Pareces nervioso.

— Yo no... yo no... —tartamudeó Remus— no ha pasado nada —consiguió contestar por fin, apretando los párpados y los libros contra su pecho.

Su amigo estrechó los ojos, pero no insistió y comenzó a parlotear sobre los días que había estado en casa con gripe, las pelis que había visto, los libros que había leído y las peleas que había tenido con su hermano mayor. Estaba tan entretenido que no prestó atención a las expresiones de Remus cuando nombró a su hermano. Hasta que se cruzaron con él y sus amigos deportistas.

Remus sintió que le iba a salir el corazón por la boca cuando vio venir por el pasillo a los miembros más destacados del equipo de rugby, encabezados por Potter, el archipopular capitán, y su eterno acompañante Black, el hermano mayor en cuestión.

Cuando estaban ya apenas a diez metros, entró en pánico, giró sobre sus talones y caminó velozmente hasta meterse en el baño de chicos.

— ¿Qué acaba de pasar? —preguntó Regulus, golpeando la puerta al entrar detrás de él unos segundos después.

— Una urgencia —contestó desde la cabina en la que se había encerrado.

— Rem... —La voz de Regulus sonó a "No me tomes por tonto".

Aún así su amigo no salió del cubículo, pero el que entró en el baño, inevitablemente acompañado de su secuaz Potter, fue su hermano.

— ¿Qué quieres, Sirius?

— Lo que se suele hacer en el baño, hermanito: mear.

Y por si no había sido claro, se acercó a uno de los urinarios, se la sacó y se puso a orinar, mientras canturreaba entre dientes. James Potter, con esa sonrisilla de sobrado que llevaba siempre pegada y a Regulus le molestaba más que incluso la prepotencia del su hermanísimo, les miraba a los dos apoyado en la pared de azulejos.

Sirius acabó lo que había venido a hacer, supuestamente, y se acercó al lavabo a lavarse las manos con parsimonia. Después le hizo un gesto con la cabeza a James, que agarró a Regulus del brazo y lo arrastró fuera del baño.

— Remus.

El muchacho, sentado sobre la tapa del wc con las piernas encogidas contra el pecho, se resistió a contestar.

— Estamos solos tú y yo. ¿No vas a salir? —preguntó con voz mucho más amable de lo habitual.

— No.

— ¿Qué es lo que temes?

Remus apretó los labios para no decirle que lo único que temía era volver a ceder a esa voz.

— ¡Pero tú de qué vas! —entró gritando Regulus, evitando a Potter tras él, que quería volver a sujetarlo.

— Yo de nada —respondió su hermano con chulería, mirándose al espejo—. Pero tu amigo va a llegar tarde a clase. Vamos James.

En cuanto la puerta del baño se hubo cerrado, Regulus aporreó la de la cabina.

— Tiene razón, Rem, haz el favor de salir.

Escuchó con claridad el cerrojo y vio salir a Remus, con pelo tapándole los ojos y los libros tan pegados al pecho que parecía que se le incrustarían en el amplio jersey de rayas que llevaba.

— ¿Qué te ha hecho Sirius? —preguntó Regulus con los puños apretados— ¿qué ha pasado en una semana para que estés así?

— Llegamos tarde a clase —le contestó, abriendo la puerta del baño.

Solo que no pudo salir, Black y Potter tapaban el umbral, hombro con hombro.

— Mi hermano está empezando a pensar cosas muy feas, Remus, deberías decirle la verdad —le dijo Sirius, serio por una vez, sin un atisbo de su prepotencia habitual.

— Me besó —confesó por fin Remus, justo antes de que sonara el timbre, empujando a Black con el hombro para salir del baño sin mirar atrás y caminar apresurado por el pasillo hacia su primera clase.

— ¿Que hiciste qué? —preguntó Regulus incrédulo— Remus es lo más opuesto que hay a una de tus animadoras tetonas, Sirius. Déjalo en paz.

— ¿Por qué debería?

Su hermano lo miró, con las cejas aún más levantadas, pero la voz del profesor de química a su espalda cortó la réplica.

— Señores, deberían estar ustedes todos en clase. Circulen antes de que empiece a repartir apercibimientos.

Malhumorado, se puso la mochila al hombro y se dio la vuelta para entrar a su clase.

==o0o==

"Le has mentido a mi hermano. No esperaba esto de ti, ese es más mi estilo ;)"

Remus miró el móvil sobre el escritorio. Era el décimo mensaje que le mandaba Sirius en lo que iba de día, y los había ignorado todos. Los primeros porque estaba con Regulus almorzando, podía ver al otro extremo del comedor la sonrisa ladeada de Sirius mientras escribía. Los tres últimos porque si le contestaba no podría parar.

"Vamos Remieeeee. ¿Y esa segunda cita que me ibas a dar?"

"¡Yo nunca dije eso!"

"Holaaaa por fin. Sí lo dijiste."

"No es cierto. Déjame estudiar"

"Ni que yo estuviera ahí incordiando"

"El móvil vibra"

"Quítale la vibración"

"Lo tengo en silencio, si no vibra no me entero de que me escriben"

"Entonces solo te molesto yo :("

"Sí"

Hubo unos minutos de silencio, pero no consiguió concentrarse de nuevo. Echaba miradas al móvil, se resistió, pero acabó por cogerlo y refrescar el chat mientras se mordía el interior de la mejilla. ¿Habría sido muy duro?

"¿Estás mirando el móvil pensando si te has pasado conmigo?"

Dejó el aparato sobre la mesa, enfadado consigo mismo, con la pantalla hacia abajo, pero empezó a vibrar. Y seguía y seguía, así que lo cogió. Había una videollamada entrante. Soltó aire y le dio al botón. En la pantalla apareció Sirius Black, en camiseta de manga corta y con el pelo recogido en lo alto de la cabeza.

— Puestos a ser molesto, al menos así me miras a los ojos.

— ¿Qué quieres, Sirius? Tengo que estudiar —contestó, envarado.

— Aclarar esto: le has dicho a Regulus que te besé la semana pasada.

— ¿Y no es verdad?

— Tú me besaste primero.

— Yo no lo recuerdo así.

— Vaya, tus extraordinarias neuronas superdotadas estarían de vacaciones en ese momento. Tú me acorralaste en la sala de música y me besaste.

— ¡No! —gritó Remus, sonrojado.

— ¡Si! Puedes mentirle a mi hermano pero no a ti mismo.

Dejó el móvil con la pantalla hacia la mesa, ignorando a Sirius, que seguía hablando.

— ... no entiendo porqué no quieres decírselo a Reg.

Tomó de nuevo el móvil y se asomó a la pantalla.

— Porque solo fue un beso.

— ¿En serio? pues cuando te he visto esta mañana tenías cara de querer repetir. Bueno, justo antes de esconderte en el aseo.

— Eres... —masculló Remus entre dientes, enojado.

— ¿La luz de tu vida?

— Un arrogante, Sirius Black.

El muchacho se encogió de hombros, sin dejar de sonreir, y se acercó un poco más a la cámara.

— Y tú la cosa más sexy que me he cruzado.

— ¡Ni siquiera te gustan los chicos! seguro que todo esto es alguna de tus apuestas de mierda con Potter.

— ¡Oh dios, acabas de decir una mala apalabra! aún más sexy. ¿Quién te ha dicho a ti que no me gustan los chicos? Está claro que me gustas tú.

— Claro, yo, que me conoces desde hace años y ni sabías que existía.

— Bueno, aquí el inteligente eres tú, yo solo puedo disculparme por no haber visto lo que tenía delante. Y ahora dime que saldrás conmigo.

— ¡Claro que no! Y ahora déjame estudiar.

Y colgó el teléfono con dedos temblorosos.


Este prompt estaba claro que era para fans de Heartstopper, que es mi caso, y yo de verdad que pensé que podía llevar a esta pareja por ahí. Pero ya veis que Sirius de amoroso deportista amigo de todos pues no. De cualquier manera, esto no se queda aquí, mañana vemos si Sirius insiste o no.