Día 18: Cariño

Tras interrumpir la técnica de MetalFantomon, las pesadillas creadas y absorbidas por este habían dejado de circular, por lo que la data mental de cada niño afectado por esa horrible técnica había sido liberado.

Jack dejó de saltar entre los tejados al ver precisamente que la data mental que había estado siendo absorbida había desaparecido del cielo. Supuso que la misión había tenido éxito… y por eso no entendía por qué la Jefa aún no informaba de aquello.

La liebre frunció el ceño y siguió saltando entre los techos hasta aterrizar en la casa de los Kudou, notando de inmediato que la ventana del segundo piso estaba abierta.

-¡Kokoromon!- la liebre se asomó por arriba, sin sorprenderse en ver al grupo del Xros Heart en la habitación.

-¡Jacky!- su hermana menor sonrió feliz al verlo, mientras colocaba un paño en el inconsciente Tagiru.

La liebre frunció el ceño, preocupado al ver que tanto Taiki, Tagiru y Yuu estaban aun dormidos. También estaba la madre del primero, ChibiKamemon, Wisemon, Damemon y Gumdramon junto a los jóvenes, tratando de ayudarlos lo mejor que podían.

¿Dónde estaba el Rey?

-¡JACK!- Gumdramon se aferró al rostro de la liebre, haciendo que este se soltara por accidente de la impresión y terminara cayendo en uno de los arbustos del jardín de los Kudou.

-¡Ay! ¡¿Están bien?!- Yuno se asomó por la ventana, preocupada, mientras Damemon suspiraba, paciente.

-D-Duele…- gimió Jack, tirado estático en el arbusto que de alguna forma había amortiguado la caída.

Y, claro está, Gumdramon seguía aferrado a su rostro, enojado y molesto.

Y no, no ayudaba en absoluto que el dragón se estuviera aferrando con sus garras a su rostro.

-G-Gumdramon… S-Sé que soy un I.A… pero también necesito respirar- le pidió Jack, dándole varias palmaditas en la espalda, incómodo y adolorido.

-¡Jack! ¡Llévame a la pelea!- le exigió el digimon a la liebre, soltándolo, enojado- ¡El estúpido Rey se fue con la Jefa cuando ella dijo que nadie del Xros Heart debía intervenir…! ¡¿Quién se cree?! ¡Solo porque es el Rey y es fuerte y más hábil que yo…!- apretó con fuerza sus puños, enojado, tomando la atención del confundido Jack- ¡No es solo su compañero el que está sufriendo!- rugió enojado.

Jack lo miró, comenzando a atar cabos.

El Rey siguió a la Jefa a la misión. Eso no le habrá gustado mucho a la niña, y menos aun al pequeño dragón sentado en su pecho, claramente enojado, pero con sus ojos verde brillando, tratando de ocultar cualquier signo de miedo por la situación en la que está su compañero humano.

Así de grande era el cariño y afecto que podían tener humanos y digimon.

-N-No puedo desobedecer las ordenes de la Jefa, pero si los datos ya no están siendo absorbidos, significa que la misión tuvo éxito- le dijo Jack al pequeño dragón, comprensivo con él.

-¡¿Significa que no puedo hacer nada…?!- se enojó más Gumdramon.

-T-Tranquilízate un poco, Gumdramon- le pidió Jack- Créeme. Te comprendo. Tampoco suelo participar en tantas misiones porque no soy lo suficientemente fuerte, PERO…- dijo, al ver que el dragón iba a decir algo, enojado- Pero eso no significa que no que me quedo sin hacer nada. En tu caso, has estado cuidando del chico googles y los demás, ¿no?- le indicó, sonriendo.

Gumdramon lo miró, entre enojado y nervioso, pero asintió.

-Je. Cuidar de alguien no significa no hacer nada, ¿o me equivoco?- señaló Jack, satisfecho al ver como el pequeño estaba comenzando a tranquilizarse al escucharlo.

-… Sonaste como Damemon-dame- murmuró Gumdramon, incómodo y tratando de no mostrarse apenado.

Jack le sonrió.

Aun así…

Estaba preocupado.

Si la misión realmente había terminado… ¿por qué la Jefa no lo comunicaba…?