Todos los personajes y la historia pertenecen a Kohei Horikoshi y Masashi Kishimoto
—¡JAJAJAJAJA!—rugió Gaara riendo con maldad—¡ESE ESTORBO ES UNA IDIOTA! ¡SOLO PODRÁS AYUDARME CUANDO VEA TUS OJOS ATERRADOS IMPOTENTES ANTE MI INFINITO PODER! ¡CREO QUE TE DEJARÉ VIVO PARA QUE VEAS COMO MASACRO A TODOS LOS QUE ALGUNA VEZ TE IMPORTARON! ¡NO DEJARÉ A NADIE VIVO!—
—Lo siento coletitas, pero no puedo dejar a este mapache psicópata vivo. Tengo que acabar con él.—pensó Bakugo, con la mirada ensombrecida al escuchar lo que dijo Gaara.
Gaara extendió, a una grandísima velocidad, su brazo izquierdo demoníaco de arena decenas de metros para tratar de estrangular a Bakugo. El rubio usando sreflejos sobrehumanos lo esquivó consiguiendo que solo le rozara la mejilla cayendo un hilillo de sangre de ella. Pero Bakugo no se limitó solo a esquivar, sino que también inmediatamente después lanzó un potente mandoble vertical hacia arriba cortando el brazo demoníaco del arma secreta de Suna.
Sin embargo, Gaara no aulló de dolor al ver su extremidad cercenada, se limitó a sonreír de manera más siniestra si cabe. Bakugo frunció el ceño ante esto, saltó de allí por instinto hacia otro árbol. El rubio ceniza hizo bien, ya que el brazo demoníaco amputado de Gaara que yacía a su lado se había convertido en arena controlada por Gaara. La arena trató de atrapar a Bakugo, pero éste era más rápido así que Gaara decidió volver a convertir la arena en su brazo izquierdo demoníaco.
Bakugo se le quedó mirando unos segundos con los ojos entrecerrados. Luego sintió un pequeño peso en su cabeza. Alzó la mirada, extrañado. Era Pakkun que se había apoyado en lo alto de su cabeza.
—Esa cosa se ha repuesto de tu ataque como si nada.—dijo Pakkun, mientras se rascaba las orejas con sus patas traseras.—Por favor, dime que tienes un plan para derrotarle, Bakugo.—
—Bájate de mi cabeza sino quieres morir, chucho parlanchín.—respondió Bakugo, ignorando al perro invocado por Kakashi.
—Vaya recibimiento ...—se quejó Pakkun bajando de un salto a la rama dónde se apoyaba el rubio.—Y eso que me he arriesgado la vida para decirte que los dos chicos de Suna se encuentran a bastante distancia. Pensé que querrías saberlo.—
—...—Bakugo asintió distraído.—¿Y el cara de perro? ¿Ya está dónde dejamos al bostezos?—
—¿Te refieres a Kiba y a Shikamaru?—preguntó Pakkun con una ceja levantada. Luego suspiró resignado, negando con la cabeza.—Vaya apodos pones a tus amigos.. —luego se quedó pensando unos segundos.—Un momento ... Conmigo también utilizas un ridículo apodo ...—añadió al recordar que solo le nombraba como chucho parlanchín.—¿Eso significa que me consideras tu amigo? Aunque ... pensándolo mejor ... también le dices mapache enano demoníaco a Gaara... No creo que consideres amigo al que nos está intentando matar ...—
—...—a Bakugo casi le explota una vena en la frente.—¡SERÉ YO EL QUE TE MATE COMO NO DEJES DE DIVAGAR, CHUCHO PARLANCHÍN!—le gritó indignado.—¡¿SE HAN REUNIDO EL CARA DE PERRO, SAKURA Y SASUKE CON EL BOSTEZOS O NO?!—
—No hace falta que grites, Bakugo.—se quejó Pakkun tapándose las orejas.—No solo me tienes al lado, sino que creo recordar que te dije que los perros tenemos un mejor oído que los human ...—Pakkun, viendo a Bakugo como apretaba los puños con fuerzas dejó la frase inacabada.—Tranquilo, muchacho. Déjame unos segundos para localizar su rastro...—Pakkun cerró los ojos y olfateó unos segundos el aire.—Al ritmo que va Kiba, les debe faltar un par de minutos para encontrarse.—
—Perfecto.—dijo Bakugo con una sonrisa de satisfacción.—Eres un chucho inaguantable y muy pesado , pero debo reconocer que eres bastante útil. Si sólo mantuvieras tu hocico cerrado de vez en cuando, serías mucho más agradable. Ahora escóndete y no dejes que te alcance el fuego cruzado.—añadió saltando de la rama hacia la tierra y yendo a por Gaara muy lentamente.
—¿No me digas que planeas atacar a Gaara de frente? No me parece el mejor plan, la verdad.—protestó Pakkun, mirando la espalda de Bakugo con dudas.
—¡Qué te dije antes sobre mantener tu hocico cerrado!—exclamó Bakugo, sin voltearse. Mientras el rubio ceniza seguía acercándose a paso lento hacia Gaara, también hacía pequeños estiramientos con los brazos.—¡Ahora chitón y observa, chucho!—
—Kakashi se quedó muy corto cuando me lo describió como egocéntrico ...—pensó Pakkun, preocupado por el futuro inmediato del rubio.
Gaara observaba intrigado a Bakugo. Dejó que se acercara sin hacer ningún ataque para impedírselo. Cuando estaban a solo a unos cinco metros de distancia, Bakugo se detuvo de golpe. Pero siguió haciendo algunos estiramientos hasta que finalmente también los detuvo quedándose completamente inmóvil. Se llevó la mano izquierda a la empuñadura de Deku. Gaara se cruzó de brazos con una sonrisa en el rostro.
—Espero que te hayas divertido jugando, mapache enano demoníaco.—dijo Bakugo, acumulando gran cantidad de chakra en el filo de Deku.—Porque ahora me toca jugar a mí. Así que ...—la sonrisa que tenía Gaara se desvanecía poco a poco al ver cuánto chakra era capaz de acumular segundo a segundo.— ...Corre, perra.—Ahí fue cuando ya no quedó ni rastro de la sonrisa de superioridad de Gaara.—¡SUPER SLASHING BLAST! N/A: super ráfaga cortante.—
Éste no fue como los anteriores ataques de Bakugo usando a Deku. De un solo movimiento con Deku, Bakugo liberó todo el chakra acumulado arrancó de cuajo una hilera de decenas de árboles. Gaara esquivó el ataque por los pelos, pero el viento ocasionado fue tan grande que hizo que volara sin pretenderlo quedando indefenso en el aire. Bakugo aprovechó la oportunidad y lanzó otra ráfaga de viento con Deku, aunque menos potente, a lo que Gaara tuvo bloquear con su gigantesco brazo derecho quedando muy dañado. La arena se desprendía poco a poco del brazo dañado. Desde la altura, Gaara miró con odio a Bakugo.
—¡INFINITE SLASHING BLASTS!—N/A: infinitas ráfagas cortantes.—
Durante casi un minuto sin interrupción, Bakugo se quedó lanzando decenas de ráfagas de viento a diestro y siniestro haciendo que de la zona del bosque donde se hallaban pareciera que hubiera nacido un gigantesco tornado por los destrozos que había ocasionado. Miles de árboles fueron dañados por el ataque incesante del rubio ceniza. Gaara se movía entre los árboles tan ágil como un mono con la ayuda de su cola de arena y de sus dos gigantescos brazos. Sin embargo, a pesar de ello, recibió de refilón unos cuantos ataques de viento. La arena le protegió, pero se cayó parte de ella de su cuerpo dejando ver en la parte izquierda el rostro del chico de 12 años en lugar del demonio.
Gaara se asustó realmente por primera vez en el combate debido a sentirse desprotegido. La ferocidad de los ataques de Bakugo le habían dejado descolocado. Aunque el miedo solo duró unos segundos, ya que al ver como Bakugo jadeaba por el esfuerzo se tranquilizó. Y más aún cuando unos segundos después la arena volvía a la parte de su rostro sin cubrir volviendo a tener un aspecto totalmente demoníaco.
—¡JAJAJAJA! —rugió Gaara, recuperando su sonrisa arrogante y siniestra.—¡BUEN INTENTO! ¡QUIZÁS SI LANZARAS ESE ATAQUE UNAS MILES DE VECES MÁS PODRÍAS LLEVAR A LASTIMARME! ¡UNA LÁSTIMA QUE ESTÉS AGOTADO! ¡JAJA ...!—Gaara interrumpió su risa al ver que Bakugo se dirigía a toda velocidad a por él con su espada sostenida a una sola mano.— ¿Pero qué ...?—
Bakugo había sustituido las ráfagas a distancia, por una ofensiva cuerpo a cuerpo. A Gaara le era más fácil esquivarlo ya que ahora no tenía tanto alcance, pero aún así tenía que esmerarse para no recibir de lleno uno de los devastadores espadazos del rubio. Toda la iniciativa la tenía ahora Bakugo que no cesaba en su empeño de alcanzar a Gaara. Aunque poco a poco, el cansancio y el uso del chakra le hacía más lento. Gaara, en cambio, seguía como una rosa. Finalmente, el de Suna pudo tener tiempo para esquivar a Bakugo y a la vez contraatacar lanzándole una fuerte patada en el estómago del rubio ceniza. Éste salió disparado al tronco más cercano que se hallaba a su espalda, escupiendo en el proceso un poco de sangre.
—¡TUS RESERVAS DE CHAKRA NO SE PUEDEN COMPARAR CON LAS MÍAS, KATSUKI BAKUGO!—rugió Gaara, volviendo a extender su brazo para atrapar a Bakugo, y éste de nuevo lo cercenó con Deku quedando la arena allí tirada. Aunque a diferencia de la primera vez, esta vez lo había hecho de rodillas —¡NO SABES CUANDO RENDIRTE! ¿EH?—
—Cállate. joder. —Bakugo acabó por alzarse de nuevo y volvió a reunir chakra en el filo de Deku, aunque en mucho menor cantidad que cuando lanzó el SUPER SLASHING BLAST. —¡INFINITE SLASHING BLASTS!— Bakugo volvió a recurrir a su ataque de largo alcance. Aunque ahora salían del filo de Deku un menor número de ráfagas de viento , más lentas y menos potentes. Aún así, Gaara se alejó de allí por si las moscas.
—...—Gaara desde la distancia vio complacido como Bakugo dejaba caer a su espada y caía a la rama a cuatro patas tratando de recuperar el aliento. Y su alegría se intensificó al darse cuenta que el brazo demoníaco convertido en arena seguía a escasos centímetros del rubio ceniza.—¿Ya estás agotado, Katsuki Bakugo?—preguntó Gaara, mientras de manera muy sutil empezó a mover esa arena muy lentamente rodeando poco a poco el cuerpo de Bakugo. Éste no se daba cuenta ya que seguía tratando de recuperar el aliento. —¡Yo si fuera tú miraría lo que te rodea! —Bakugo levantó la vista y vio con impotencia como un montón de arena se arremolinaba a su alrededor. No pudo recoger a Deku ya que la arena ya le había atrapado.—¡DEMASIADO TARDE, KATSUKI BAKUGO! ¡JAJAJAJA! ¡NO PODRÁS DECIR QUE NO TE AVISÉ! ¡JAJAJAJA! ¡—volvió a reír de manera exagerada cayéndole algo de babas.—¡Y AHORA PODRÁS SENTIR EN TUS CARNES MI JUTSU FAVORITO...!—los dedos de su brazo derecho empezaron a cerrarse poco a poco.—¡FIN DEL JUEGO, KATSUKI BAKUGO! ¡SABAKU SOUSOU! N/A: funeral del desierto.—
La arena acumulada alrededor de Bakugo empezó a contraerse tal y como hizo con la pierna izquierda y brazo izquierdo de Lee hasta quebrarlos del todo. Cuando la arena se contrajo al máximo, Gaara escuchó un ruido. Pero no el ruido que tanto le gustaba de huesos y músculos siendo triturados. Ese sonido parecido al partir cáscaras de huevos no lo oyó. Simplemente escuchó un puff. Lo siguiente que le sorprendió es ver como la espada de Bakugo desaparecía en una pantalla de humo.
—¿Pero qué ...?—pensó Gaara, con el ceño fruncido por la confusión. Cuando apartó la arena que cubría a Bakugo no vio una masa deforme de piel, músculos y sangre como era habitual, sino que también apareció humo blanco. —¡Un bunshin! N/A: clon de sombra ¿Dónde está el verdadero?—
Su pregunta mental fue respondida casi al instante. Sintió el tacto de la palma derecha extendida de Bakugo en su espalda. Y es que Bakugo había planeado desde que rebanó por segunda vez el brazo de Gaara esa emboscada. El último infinite slashing blasts lo realizó para darle una cobertura de polvo y viento para poder hacer dos Bunshin no Jutsu (uno de Deku y otro de él mismo) sin ser visto. El clon fingió ser el real y le hizo creer a Gaara que estaba agotado y que no había visto la arena.
N/A: recordad que Bakugo solo sabe realizar el Bunshin No Jutsu (el que hace Sakura, que son solo espectros) no el Kage Bunshin No Jutsu de Naruto (clones de sombra pero con cuerpos reales que son capaces de golpearte)
—Game over, Gaara.—dijo Bakugo, sin emoción alguna en la voz. Si cabe, con algo de tristeza.
—¡KATSUKI BAK ...!—Gaara trató de girarse y enfrentar al rubio pero un dolor punzante en la espalda hizo que se detuviera.—¡AAHHHH!—
Y es que Bakugo había activado su quirk con su mano derecha repetidamente con explosiones de bastante poder. Con una sola de ellas, mataría prácticamente a cualquier mortal, pero Gaara no era un cualquiera y eso Bakugo lo sabía. Así que lanzó 1, 2, 3 ... 4 ... 10. 20 .. ... Ya era difícil saber cuántas explosiones había efectuado ya que las lanzaba con la rapidez con las que una metralleta lanza sus balas. A Gaara ni le daba tiempo de gritar de dolor ya que a cada segundo que pasaba un dolor más fuerte se imponía al anterior.
La arena que protegía a Gaara se iba derritiendo poco a poco y del cuerpo real de Gaara se vislumbraban alguna que otra quemadura. La arena no se recomponía con la suficiente velocidad con la que Bakugo lanzaba una nueva explosión. Era cuestión de poco tiempo que la arena de Gaara le dejara de proteger del todo de las temibles explosiones. Y, por tanto, faltaba muy poco para que Gaara muriera producto de las explosiones incesantes de Bakugo.
—Este tipo ... ¿Quién es? ... De dónde viene ese poder ... ¿De dónde viene esa fuerza de voluntad? Yo ... ¿voy a perder ante este tipo?—pensó alarmado Gaara
Pero con la batalla perdida para Gaara, de repente y de manera inesperada, la batalla dio un giro de 180 grados ya que ahora era Bakugo el que sentía un indescriptible dolor. El rubio sentía como si millones de pequeños alfileres se. le clavaran en el antebrazo del que salían sus explosiones. Fue tan intenso y terrible el dolor que Bakugo cayó al suelo apunto de caer inconsciente. Por tanto, las explosiones, se detuvieron de golpe. Desde el bosque de la muerte en su combate contra Orochimaru que Bakugo no había sentido dolor semejante. Las lágrimas amenazaban con asomarse. Trató de levantar el brazo derecho, pero era inútil. Éste no respondía a la llamada de su cerebro quedando totalmente inerte, colgando como un peso muerto.
—Joder ...—masculló Bakugo, reprimiendo el dolor que sentí con la fuerza de voluntad que le quedaba. Dejó de pensar en su brazo inútil viendo que poco a poco la arena derretida de Gaara se recomponía. Así que alzó el brazo izquierdo, pero un temblor en la rama dónde se apoyaban ambos contrincantes le hizo desestabilizarse. Y es que la rama del árbol ya no podía mantener el peso de ambos, ya que vio con los ojos como platos como el mapache que derretido de arena empezaba a crecer de tamaño. —No me jodas ahora con esto ...—
—¡DE NINGUNA FORMA PUEDO PERDER ANTE TI, KATSUKI BAKUGO!—rugió Gaara con odio.
Lo que antes se había producido de manera bastante lenta, después del último rugido el crecimiento de Gaara fue casi al instante. Pasó de medir algo menos de dos metros a más de 50 en solo unos segundos. Bakugo comprendió que la única manera de acabar con su rival sería con su técnica más mortífera pero a la vez kamikaze, el Big Bang. Y es que esta técnica consistía en reunir todo el sudor, chakra y energía vital juntando ambas manos y hacer la madre de todas las explosiones sacrificando su vida en el proceso.
—Je. Así que ese es el monstruo del que tanto han hablado la coletitas y el enano psicópata. Aunque bueno ... Ahora el enano psicópata de enano tiene poco—jadeó Bakugo, tratando de recomponerse de la sorpresa de ver ante él un tanuki de arena de 50 metros de altura y 20 metros de grosor. Era, con creces, el ser vivo más grande que había visto. Cerró los ojos al sentir otra punzada de dolor en su antebrazo derecho. Los abrió con pesadez esperando que esa bestia hubiera sido producto de su imaginación. Volvió a intentar mover el brazo derecho, pero nada. Lo bueno es que había dejado de sentir dolor.—Mierda...¿Y cómo voy a hacer el Big Bang a esa cosa si no puedo mover mi brazo derecho?—
