Capítulo 25

JJ se dio la vuelta en la cama y palpó el lado de Will. Estaba vacío y frío, y entonces recordó que tenía guardia y no volvía hasta las seis de la tarde. Cerró los ojos y suspiró con fuerza. Era en ocasiones como esta cuando odiaba el trabajo de policía de su marido.

Un rato después, cuando se dio cuenta que no iba a dormir más, se levantó. Se puso una bata por encima del pijama y fue a desayunar. Enchufó el móvil al altavoz Bluetooth y buscó la lista de reproducción que usaba para esos momentos. Cuando estaba sola, se levantaba de buen humor y tenía la sensación de que todo le iba a salir bien, tenía canciones que le levantaban todavía más el ánimo.

Bailó y cantó por toda la cocina mientras preparaba su desayuno. Luego cambió la música a algo más relajado mientras leía las noticias del día y comía con tranquilidad.

Tenía algunos artículos en los que trabajar, así que decidió que se tomaría tres o cuatro horas para ello y luego saldría. Todavía era temprano, y le daría tiempo a todo.

Al salir de la ducha, se dio cuenta que tenía el pelo fatal, que debería pensar en volver a teñirse, así que le escribió a Penélope. Su amiga no tardó en responderle que se pasara a la hora del almuerzo, que casi no habría gente, y luego las dos podrían hacer un almuerzo tardío.

Cuando JJ estaba a punto de cerrar la puerta para irse, cruzó fugazmente por su mente un pensamiento: en unas pocas semanas tendría un pequeño ser al que tendría que cuidar y del que ocuparse, y su vida cambiaría para siempre. De repente, tomó conciencia de cuánto cambiaría su vida, y sintió vértigo. ¿Y si no era capaz de hacerlo? ¿Y si no era una buena madre? Cerró los ojos brevemente y respiró hondo. No iba a pensar en eso ahora, cerró la puerta y siguió con sus planes.


Penélope estaba recogiendo y limpiando la peluquería mientras hablaba con una compañera, cuando JJ entró en el local.

-¡Ahí llega mi rubia favorita! -la chica dejó la escoba y fue a abrazar a su amiga.

-También me alegro de verte, Penny -JJ sonrió y se dejó envolver por los brazos de la chica.

-Menos mal que me has llamado, porque estoy viendo que tienes el pelo fatal -dijo haciendo una mueca.

-He estado ocupada y no me he preocupado mucho por el pelo, la verdad.

-No te preocupes por eso, cariño, yo resolveré eso -cogió a JJ del brazo y la llevó a una silla.

Desde que se había puesto las mechas azules unos meses atrás, y después de volver a repasarlas una vez más, no había vuelto a teñirse el pelo; y ahora lo tenía sin brillo y sin vida. Pero sabía que en las manos de Penélope estaría bien.

Durante todo el proceso, hablaron de cosas sin demasiada importancia, aunque la peluquera pudo sentir que algo atormentaba a su amiga.

JJ se miró en el espejo y abrió mucho los ojos por la sorpresa. Penélope le había hecho un corte a capas para darle más volumen, ahora lo llevaba por los hombros; le había hecho el flequillo largo y desfilado y le había teñido el pelo de color rubio oscuro, un tono más oscuro que el suyo. Se sintió rara al principio, pero se vio guapísima enseguida.

-Entonces que, ¿te gusta?

-¡Me encanta, Penny! Gracias -se levantó y abrazó otra vez a su amiga.

-Oh bien, me alegro, y ahora vamos a comer, ¡me muero de hambre!


Cuando les sirvieron la comida, Penélope atacó enseguida su plato, sin embargo, su amiga pareció perder el hambre de repente.

-¿Y a ti qué te pasa? He notado que antes estabas un poco ausente, como si te preocupara algo -preguntó con la boca llena.

-Penny, ¿crees que seré una buena madre?

Penélope se quedó quieta un instante. No se esperaba esa pregunta.

-Por supuesto que serás una gran madre, Jayje ¿por qué lo dudas ahora?

-No me digas lo que quiero oír y dime la verdad, por favor -pidió con tristeza.

La rubia la miró un segundo, dejó el tenedor en el plato y bebió un sorbo de agua. Luego cogió las manos de su amiga.

-JJ, eres la mujer más "madraza" que conozco. Siempre te preocupas de que los demás estemos bien, que no nos falte de nada. Si estamos resfriados, una sopa de pollo para que nos mejoremos; si hemos tenido un mal día y te enteras, unas pocas palabras de tu parte siempre nos suben el ánimo; si eres capaz de cuidar a cuatro adultos desastrosos como somos Emily, Spencer, Luke y yo, ¿cómo no lo vas a hacer bien con un pequeño e indefenso bebé? -JJ se limpió una solitaria lágrima y esbozó una sonrisa triste-. Serás una magnífica madre, Jayje. Y con Will a tu lado, seréis el tándem perfecto para que ese niño sea el más feliz del mundo.

-Gracias Penny. Eres la mejor.

-Tú eres la mejor, Jayje. Y no te preocupes, creo que a casi todas las madres les pasa lo mismo. Tienen estas dudas.

Terminaron de comer y luego se encaminaron despacio hacia la peluquería. Allí se despidieron y JJ se marchó de nuevo a casa, mucho más tranquila de lo que había salido.


Will cerró la puerta y se descalzó. Sintió un alivio inmediato. Después de una larga jornada de trabajo, por fin estaba en casa y podría descansar.

Entró en la sala y vio a JJ trabajando concentrada. Besó su cabeza y fue a la cocina a por una cerveza fría. JJ cerró el ordenador y se sentó junto a Will cuando volvió a la sala. Él elogió su nuevo corte de pelo, hablaron unos minutos sobre el día de cada uno y luego se quedaron en silencio. El policía pudo decir que algo le preocupaba a su esposa, pero no iba a presionarla. Hablaría cuando lo necesitara.

-Will, ¿puedo hacerte una pregunta?

-Claro, cariño.

-Tú…¿has tenido dudas sobre lo del bebé? ¿Has pensado en cómo nos cambiará eso?

Will ladeó la cabeza y frunció el ceño. No tenía ni idea que tuviera esas dudas.

-¿Quieres cambiar de opinión, JJ?

-¡No! No es eso. Sabes que es lo que más deseo en el mundo, y si yo estuviera embarazada supongo que tendría las mismas dudas. Es sólo que esta mañana, de repente me he dado cuenta de cómo cambiará nuestras vidas cuando llegue el bebé. Tendremos que adaptarnos a él, a sus ritmos y eso.

-Eso no es problema. Será sólo acostumbrarse al principio. Cuando crezca un poco ya podemos volver a hacer más o menos lo mismo, siempre teniendo en cuenta que tenemos un bebé -contestó él acariciando su brazo.

-Pero no es sólo cuidarlo, también hay que educarlo, ¿y si nos equivocamos? ¿y si no lo hacemos bien?

-Nadie nace aprendido, Jayje. Lo haremos lo mejor posible, y estoy seguro que este pequeño estará tan orgulloso de nosotros como padres como nosotros lo estaremos de él.

JJ esbozó una sonrisa y se acurrucó en su pecho. Will siempre sabía como hacer que se sintiera mejor. Y aunque hoy había sido un día difícil a nivel anímico, Will y Penélope tenían razón, tenía el gen de madre implantado desde que había nacido y ese pequeño bebé iba a tener la mejor suerte del mundo teniéndola a ella como madre.

Continuará…