Los personajes son de S. M., la trama es de mi autoría.
Una mujer sin corazón
de la saga La vida de ellas
Sobre cómo hay amigos buenos y enemigos disfrazados
Angielizz (Anbeth Coro)
Agradecimientos especiales: Sandy56, Adriu, MarisolPattinson, Rosiichita, Vane, Terewee y NarMaVeg
Cuando tenía pesadillas no iba al cuarto de mamá, iba al de mi hermano. Creo que lo hacía porque de niños compartimos habitación hasta que mamá se casó y vinimos a vivir con papá.
O tal vez porque él siempre fue mi lugar seguro. La última vez que lo hice era verano, el verano antes de ir a la universidad. Edward se iba a graduar el diciembre siguiente y sabía incluso entonces que esas serían nuestras últimas vacaciones juntos en la casa. No toqué a su puerta, nunca lo hice. Entré y me acosté bajo las sabanas a su lado.
—¿Orinaste tu cama? —preguntó abriendo un ojo y sonriéndome adormilado mientras me pasaba la almohada que tenía en su espalda para que yo la usara, me acosté de costado mirando hacia él.
—¿Tú crees que es real la maldición?
—¿Qué maldición?
—La de la familia. ¿Crees que estamos condenados a no encontrar el amor?
—¿Quién te dijo eso? —abrió los ojos forzándose a quedarse despierto.
—Lo escuché hace años, Tía Rebeca hizo una broma al respecto. Dijo que todas las mujeres de la familia estamos malditas.
—Son tonterías, vuelve a dormir.
—¿Tú crees que sea real? —insistí.
—Tienes dieciocho años, Alice. Si en siete años más sigues teniendo mala suerte entonces entra a un convento.
—Me quedaré sola —dije con una convicción que me asustó—, como tía Rebeca. Preferiría eso a un divorcio o enviudar.
—Bien, suena a un buen plan —habló con los ojos cerrados esta vez y no me quedó de otra que zarandear sus hombros.
—Despierta, Edward, hablo en serio. ¿Y si es real?
—¿Sólo las mujeres? Qué tontería.
No sabía si sólo aplicaba a las mujeres. Mamá tenía muchos hermanos a quienes no veía desde que se casó con su primer esposo, venía de una familia disfuncional a la que nunca intentó buscar de nuevo. Así que no lo sabía. Nuestro único contacto con la familia de mamá era nuestra Tía Rebeca y Tanya.
—¿Y si también tú estás en… —me interrumpí porque me di cuenta que se había quedado dormido por el cambio de su respiración. Pero también me interrumpí porque lo supe entonces, no podía ser que la maldición lo incluyera a él, mi hermano merecía todo, incluso uno de esos estúpidos finales felices que yo no creía posibles para mí.
/
Hay cosas que no sé hacer, por ejemplo, ser paciente. O, por ejemplo, seguir órdenes. O, por ejemplo, hacer lo que me dicen que haga. O, por ejemplo, hacerme a un lado cuando se trata de mi hermano. O, por ejemplo, atenerme al plan estúpido de dos zopencos. O, por ejemplo, mantener la calma cuando hay problemas. O por ejemplo…
Lo que creo que intento decir es que no pueden controlarme. Y que si yo quiero hacer algo, lo haré. Si mi hermano necesita mi ayuda, estaré para él. Incluso cuando esa ayuda pudo haberse evitado si tan solo lo hubiese convencido antes, esa perra es una maldita zorra insensible, idiota y ciega.
¿Cómo alguien con cerebro podría creer que Peter es para algo serio?
Es decir, que va, yo lo creí, en algún momento de mi adolescencia. Pero tenía dieciséis años, y me bastó un par de semanas comprender la situación. Yo fui estúpida por confiar en él, y él era un idiota a la décima potencia. Y Heidi era una estúpida por hacerle eso a mi hermano. Al parecer no le bastaba la billetera de un hombre, sino que requería de otra billetera y a saber cuántas más.
Y por ahora espero en la camioneta mientras Jasper vuelve con Edward.
Porque a mí Jasper no me iba a salir con su "Yo me hago cargo, Alice. Te llamo más tarde" No. Por supuesto que no. Que James quisiera hacerse a un lado para respetar la elección de Edward sobre su persona de apoyo para esto, hablaba bien de James, pero si yo me hacía a un lado para respetar esa mierda de Edward hablaría mal de mí. Y como hermana menor mi obligación era ignorar a Edward y hacer lo mejor para él.
Jasper me dijo que me fuera a mi apartamento mientras él iba a ayudar a Edward, pero eso no era algo que yo pudiera hacer. Lo que sí puedo hacer era esperar en mi camioneta mientras Jasper va por él. Más o menos. Porque estoy muriendo por dentro mientras el tiempo parece suspendido.
Le dije que iba a casarse en dos semanas la última vez que hablamos por teléfono y Edward estaba emocionado, en retrospectiva había estado muy alegre al respecto, tanto que no se molestó conmigo cuando me rehusé a ser la dama de Heidi. ¿Cómo podían existir personas que sólo fueran rompiendo los sentimientos de otras?
Llamo a Jasper para apresurarlo, pero el sonido dentro de la camioneta me lleva a mirar al asiento del conductor donde su celular está olvidado. Perfecto. Y ya que yo siempre he sido curiosa, tomo el teléfono en mis manos. Había escuchado alguna vez que los celulares ajenos son como bombas de tiempo, y nunca sentí curiosidad por tomar una bomba entre mis manos hasta ahora.
Tiene contraseña. Casi lo devuelvo a su lugar, pero pruebo mi suerte y digito su año de nacimiento. El teléfono se desbloquea, sonrío con superioridad, para ser tan perfeccionista esperaba algo más complicado.
Voy primero a las fotografías, descubro que tiene fotos de construcción, de planos, capturas de pantallas de proyectos, cosas aburridas de trabajo, algunas imágenes graciosas y pocas fotos de sí mismo, que son casi las mismas a las que tiene en sus redes sociales. Voy más atrás. No hay fotos de sus exnovias, ni siquiera de la anterior. Puede que él y Sandy terminaran a inicios del año anterior, pero ellos habían vuelto un par de veces durante este año después de eso.
Pero no, nada.
Es la galería de fotos más sin chiste que he visto.
Voy a la cámara y me tomo una foto sacándole el dedo medio. No, no sólo así, me tomo una foto mostrándole mi dedo medio pero con los ojos cerrados y los labios como si le lanzara un beso. Lo pongo en su fondo de pantalla. Venga, que la idea es que sepa que estuve hurgando en su privacidad mientras me hacía esperar por él.
Entro a la app de mensajes, ¿por qué tiene tantos grupos? Porque es el hombre más social que conozco, algo que tampoco comparto con él. Jasper es el tipo que todo mundo estima y quiere cerca, por supuesto que lo entiendo, aunque no comprendo cómo se consigue ese nivel de popularidad a su edad.
Sé cómo los jóvenes se vuelven populares en la preparatoria, y cómo lo consiguen en la universidad, pero desconozco el secreto para mantener esa popularidad en la madurez con una vida laboral seria de por medio.
Tiene muchos mensajes, la mayoría parece ser de personas deseándole feliz año, mis dedos se detienen por un segundo en un nombre que reconozco: Sandy, con la que tiene treinta y cinco mensajes pendientes de leer, y tengo un límite así que paso a otro contacto, pero justo en ese momento alguien envía un mensaje desde un grupo familiar.
Locos Adams. ¿De verdad? Yo también tengo un grupo con ese nombre. Tiene muchos mensajes sin leer, pero mi curiosidad es más grande, así que entro. Hay decenas de fotografías de cada una de sus cien hermanas en sus cenas. Me voy a los mensajes más recientes.
¿Mi hermano sigue en su cita?
Pregunta María, al instante le responde Natalia:
¿Tiene una cita? ¿Con quién?
Nuevo mensaje de Olivia:
Me comí doce uvas en su nombre, este es el año de Jasper.
Uno nuevo de Patricia:
Las uvas no son para los deseos, son para los propósitos del nuevo año.
Olivia replica:
Mi propósito será llevar al altar a mi hermano.
Levanto una ceja, ¿altar? ¿de verdad, Olivia?
Karla aparece con más:
¿Para qué engañarnos? Jasper sólo está pasando su rato en lo que la innombrable lo acepta.
Me encuentro leyendo el mensaje más de tres veces antes de que aparezca otro de Patricia:
No terminemos tan negativas el año. ¿Con quién creen que tuvo su cita?
Lamento decepcionarlas, señoritas, pero con una mujer con la que está pasando el rato. Añade Karla:
Sandy la quejumbrosa no es. Le dijo a mamá que ella ya la conocía.
Es cierto, conozco a su mamá, aunque nunca he visto a ninguna de estas hermanas secretas de Jasper. María vuelve a escribir:
Sandy me gustaba para él.
Karla la contradice:
¿Por qué? La viste dos veces solamente y en ambas ocasiones mencionó lo bonito que serían los bebés de Jasper.
Patricia envía un sticker de risa y María vuelve a defender a la ex:
¿Y? ¿No queremos que tenga bonitos bebés? Un par por lo menos.
¿Un par? Ugh. María, no estás siendo de mi agrado.
¿Con Sandy? No lo creo.
Al menos Karla comprende la situación. Olivia no tanto:
Rafael le dedicó unas palabras a la futura esposa de Jasper en la cena.
¿Futura esposa de Jasper? ¿Olivia, qué hay de malo contigo? Patricia envía otro sticker rodando los ojos. Natalia envía:
¿Boda? ¿Está saliendo con alguien?
Natalia va un poco lenta con la conversación. Patricia piensa igual que yo:
Despierta, mujer, el embarazo te tiene lenta. Jasper tuvo una cita y por eso se quedó en la ciudad.
Espera, ¿Jasper se había quedado por mí?, Karla envía otro mensaje:
¿Para qué emocionarnos? Ninguna de sus novias es ELLA.
¿Ella?
Negativas, negativas. Rafael se comió las doce uvas para organizar la boda de Jasper.
Ya para Olivia, Jasper no va a casarse este año.
Me comeré doce para él también, ya le dije a Sebastián que haga lo mismo.
¿María, tú también?
¿Videollamada familiar?
Propone Natalia y ese es un buen momento para bloquear el celular. Lo dejo donde lo encontré y miro hacia afuera.
Justo entonces sale del edificio un Peter Rouge evidentemente golpeado. Y tal vez a veces tampoco sé contenerme a mí misma. Así que apago la calefacción, quito la llave del contacto y salgo al frío de la noche para enfrentarlo.
—Eres un imbécil —doy pasos largos y seguros hacia él, tiene sangre en la cara y gotas de la misma en la ropa, lo que me alegra porque al menos ha salido superficialmente herido de esto.
—Nena, tú siempre apareciendo cuando nadie te llama —se abotona la camisa mientras hace intento de sonreír con cinismo, aunque por la mueca que hace esa sonrisa debió dolerle físicamente. Pero no me basta, porque me quema la sangre en las venas.
—¿Cómo pudiste hacerle eso?
—¿Realmente quieres que te recuerde cómo? —idiota de mierda.
—Estás vacío por dentro, ¿no?, sólo eso explicaría lo mezquino que eres. Edward era la única persona que sentía simpatía por ti y tú le has clavado —un puñal en la espalda es lo que iba a decir, pero Peter me interrumpe.
—Mi pene a su novia. Ups. Heidi no es una niña, Alice. Ella sabe lo que hace y con quien. Agradece que Edward se enteró a tiempo, sería incomodo descubrirlo tras la boda —sonríe aún más mostrando sus dientes amarillentos por el tabaco. Se lleva la mano a la nariz que sigue sangrando.
—Estás tan puta enfermo de atención, que solo te importas tú mismo —se quita la sangre de la nariz con la manga de su camisa.
—¿Cuál es tu punto?
—¿Por qué?
—Porque puedo. Es divertido, Alice. El reconocimiento y el dinero fue algo hereditario, nena. Eso vuelve todo tedioso. Sentí curiosidad, ¿qué tenía ella para que él sintiera tanto interés?
Le entrecierro los ojos.
—Y lo descubrí. Y vaya que lo descubrí, así que se convirtió en un buen reto. ¿Ella me elegiría a mí o a Edward? Parece que tenemos la respuesta.
—Ella no te eligió, mi hermano la está dejando —rueda los ojos.
—Honestamente esperaba que lo descubriera mucho antes. Ser despistado es como su maldito superpoder.
—Eres un monstruo.
—Apuesto a que puedes encontrar un mejor insulto, nena.
Odio tanto que me llame de ese modo, paso de ser mi apodo afectivo a sentirse como un insulto burlón. Así que me acerco un poco más y lo empujo del pecho.
—Si fuera tú correría, porque cuando mi hermano vaya tras de ti hará tu vida una mierda.
Pierde la sonrisa cínica y se queda serio totalmente, una de sus fosas nasales se ensancha más que la otra y sé que lo he hecho enojar. Ventajas de conocer a este idiota. Sé exactamente cómo patear a su orgullo.
—Siempre me gustó como te veías enojada —dice y odio que esté pensando lo mismo que yo. Por suerte no hay tiempo para responder porque interviene una tercera voz:
—¿No tuviste suficiente allá arriba? —no me giro porque sé que se trata de Jasper.
—No creas que no sé que me empujaste a propósito.
—¿Fue muy obvio?
—Siempre eres muy obvio con tus intenciones —Peter me da una mirada de nuevo, levanta ambas cejas y vuelve a mirar a Jasper—, pero eres lento. ¿Aun estás formado en la fila? —levanto una ceja sin tener idea de lo que habla ahora, la sonrisa de Peter sigue creciendo.
—Sube al auto, Alice —es todo lo que dice Jasper mientras se acerca a Peter. ¿Va a golpearlo? Que bien, que lo haga, pero no en la calle y mucho menos en una tan transitada.
Miro hacia la calle y puedo distinguir las parpadeantes luces a lo lejos de una patrulla, seguramente Peter también las vio antes de provocar a Jasper. Es un idiota, pero también es un cobarde.
—Viene una patrulla —sostengo el brazo de Jasper antes de que tenga tiempo siquiera de considerar golpear a Peter.
Jasper mira hacia atrás y de regreso a Peter. Hay una acusación silenciosa en su mirada.
—Un segundo más y te vas a la cárcel por defender a una zorra —se burla Peter.
De quien sea que estén hablando surte efecto en Jasper porque consigue liberarse de mí y empuja a Peter. Respiro hondo y retrocedo, si va romperle los dientes todavía tiene tiempo para hacerlo antes de que los policías puedan vernos.
—Venga, dilo de nuevo —ahora es Jasper quien lo reta, suelto el aire, hombres y sus testosteronas. Miro al edificio y en ese justo momento sale mi hermano.
—Edward —me acerco hacia él. Sé por su expresión que mi presencia ahí no es de su agrado, pero cuando ve que Jasper y Peter están en medio de algo su expresión molesta aumenta.
—Jasper, nos vamos.
—¿Devuelvo el regalo o lo hago llegar a tu apartamento?
Me preparo a sostener a Edward si intentara irse a golpes con Peter, pero él suelta un mitad bufido y una mitad risa cínica mientras niega con su cabeza. Da los últimos pasos hasta mí y me hace girar y caminar hacia mi camioneta.
Señalo con mi dedo hacia la patrulla que está a dos automóviles de distancia.
—¿Ibas a defender el sucio nombre de tu querida? —insiste Peter contra Jasper, realmente se está ganando una paliza. ¿Y de quién hablan? Miro hacia ellos, Jasper sigue mirando a Peter, a un paso de distancia de él.
—Jasper, aquí no —mira hacia mí al fin y señalo con mi mentón el carro. Edward insiste en empujarme hacia la camioneta, ese idiota está llevando la paciencia al límite de mi hermano, me abre la puerta del copiloto y subo. Jasper ya está abriendo la puerta del conductor, le paso las llaves mientras Edward sube tras nosotros.
—¿Qué haces aquí? —pregunta Edward, me giro sobre el asiento para revisar su cara, pero él no se ve herido.
—Le rompiste la nariz —digo cuando Jasper arranca— ¿te lastimaste?
Extiende su mano derecha frente a sí y abre y cierra el puño. Pero sé la respuesta, Edward y Jasper entrenaban box cuando fueron a la preparatoria, es imposible que esté lastimado.
—No.
Me desabrocho el cinturón e incluso ante la queja visual y silenciosa de Jasper me paso entre los asientos delanteros para ir a su lado.
—Esa perra estúpida no te merece.
Edward sostiene en su mano la sortija de compromiso, la encierra en su puño antes de bajar la ventanilla y lanzarla a la oscuridad de la noche.
Esto es lo que el amor le hace a la gente, ¿lo ves? Yo jamás estaré en su posición. Miro hacia el espejo retrovisor del frente, los ojos de Jasper están sobre mí. Nunca.
/
Los siguientes días me quedó en el piso de Edward, aunque definitivamente me quiere fuera. Me encargo de hacer algunos cambios sin su autorización, por ejemplo, cancelo las reservaciones de Paris, llamo a la encargada de su tarjeta para decir que alguien hizo unas compras sin su autorización de vuelos de avión, que la tarjeta fue clonada y que si no soluciona eso, cambiaremos de banco.
Al día siguiente me envían a mi correo la cancelación de los vuelos y devolución del dinero. Nadie puede meterse con nosotros. Mamá llama a diario, preocupada y queriendo saber por qué se ha cancelado la boda tan cerca del evento. Así que Edward se lo dice, encontró a Heidi con alguien más. Sólo que no le dice con quién, no quiere crear mayores alborotos. Yo consigo disuadirla de no viajar con papá, Edward no está listo para esos sermones. Y ella no insiste.
Crecimos con Peter, era como de la familia. Pero no le importó eso a ninguno de los dos. Fue una doble traición. Y una idea me persigue de vez en cuando, pude haberle ahorrado todo esto si hubiese sido sincera con él hace años. Desde hace años debió estar Peter fuera de nuestras vidas, y yo permití que siguiera atormentándome y jugando su rol de falso amigo con Edward.
Edward juega videojuegos y bebe exclusivamente alcohol. Es para todo lo que su cerebro puede hacer el primer fin de semana. No se queja de Heidi, no hay insultos para ellos, no maldice, ni llora. Se mantiene silencioso sólo jugando videojuegos y bebiendo. Silencioso y apretando la quijada y frunciéndole el ceño a la televisión.
—¿Quieres hablarlo? —le pregunto sentada a su lado sin saber qué decir. Mi falta de experiencia en relaciones y rompimientos no es útil.
—Sí, ¿por qué sigues siendo tan mala en los equipos de campaña? —pregunta mientras sigue jugando sin mirarme. Suspiro. Esta es su manera de lidiar con el rompimiento. Así que la respeto y me limito a jugar y quedarme en silencio como él.
En algún momento llega James. Con botellas de cerveza y pizza. ¿De verdad? Ignora mi queja visual y se dirige directamente a la sala de la televisión. Lo sigo susurrándole lo imbécil que es por traer más alcohol para mi hermano.
—¿Pizza? —le ofrece a Edward.
La pone en la mesa de centro y agarra el segundo control para jugar videojuegos.
—¿Champiñones?
—Así es.
Y eso es todo lo que hay de conversación entre ellos. Qué idiotas.
—¿Llamo a tus invitados?
—Haz lo que quieras, Alice.
Su voz cortante apenas me incomoda. Así que los ignoro y voy a la cocina a realizar las llamadas para cancelar, hasta que descubro que no tengo idea de quienes son sus invitados. Llamo a Tanya.
—Ya me encargué de eso —dice mi prima— ¿cómo está Edward?
—El bruto de James trajo cerveza, ¿tú cómo crees?
—La cerveza es mejor que el tequila.
La cerveza es más agua que alcohol, supongo que tiene razón.
—No sé qué decirle —admito—, se ve… mal.
—Por supuesto que está mal, iba a casarse y descubrió del peor modo a su prometida siéndole infiel, con uno de sus mejores amigos. ¿Qué esperabas?
—No que estuviera a un paso de ir a Alcoholicos Anonimos.
—Déjalo lidiar con su pena, estará bien.
—¿Por qué no vienes?
—Él quiere espacio, Alice. Le estoy dando el espacio que quiere.
No como yo. Puedo escuchar eso en lo que no dice, pero no me voy a ir.
La madrugada del domingo encuentro a Edward sentado en una de las sillas del comedor con los ojos cerrados. Intento hacer ruido con mis pasos al acercarme.
—Ven a dormir —le pido, pero niega con su cabeza.
—Ella eligió la mesa —comenta poniendo su mano sobre la madera—, la compré antes del compromiso y ella la eligió.
Me acerco a él y pongo mi barbilla sobre su cabeza, abrazándolo por el cuello.
—No te merece, Edward. Eres demasiado bueno para ella.
Lo jalo del brazo y lo obligo a ponerse de pie.
—Necesitas descansar —y a empujones en la espalda lo llevo de regreso a su cama. Sin pedir permiso o preguntar me acuesto a su lado. Me da la espalda y finge dormir, yo también finjo hacerlo esa noche.
/
Increíblemente para el lunes se despierta antes que yo y comienza a arreglarse para ir al trabajo.
—Deberías tomarte unos días libres —sugiero. Pero en lugar de escuchar mi consejo continua abotonando su camisa.
—Tengo trabajo.
—Tomate un tiempo para ti.
Pero sé que no lo hará. Edward no es de los que se toma un tiempo para sufrir por sí mismo. Es como yo en eso, sólo que él no finge no tener un corazón.
Cuando no estoy intentando hacer el rompimiento más complicado para Edward, estoy intentando hacer mi trabajo. Todo el personal ha vuelto, pero avanzar con las cajas de pendientes es mi manera de no pensar, no pensar en Jasper.
No me ha llamado, ni me ha enviado mensajes. El viernes estuvo a punto de irse a golpes con Peter, pero no por Edward, sino por la mención de otra mujer. Sus hermanas también mencionaron a una mujer.
¿Alguna ex?
Me arrepiento de no haber mirado las decenas de mensajes de Sandy, ahora sólo puedo pensar que ella tiene algo que ver. Es el inicio del año más triste de la vida, el único abrazo que recibí fue de Edward a la fuerza durante la mañana del primero.
Así que trabajo para no pensar en Jasper, ni en Peter, o la culpa que siento por permitir que Peter atacara a Edward, y no pensar en Edward y su rompimiento que en parte es culpa mía.
Ese mismo día, Jasper me envía un par de mensajes, aunque nuestra conversación se limita a mi hermano. Lo que está bien porque no necesito meterme en un aprieto como en el que se encuentra Edward.
¿Cómo está Edward? Hoy vino a trabajar.
Me tomo unos momentos para responder el mensaje a Jasper.
Está bien. Con suerte, la superara pronto.
Y recibo un mensaje cortante:
Perfecto.
Es todo por el resto del día. De hecho es todo desde el viernes en que estacionamos en el edificio de Edward y se pidió un taxi para darle espacio y tiempo.
El miércoles Edward regresa del trabajo pasadas las seis de la tarde, la ventaja de contar con un duplicado es que puedo hacer mi trabajo de niñera de manera dedicada.
—Alice, ¿qué haces aquí? —pregunta apenas me ve sentada en el sofá.
—Edward, estoy preocupada por ti.
—No pasa nada. Iba a casarme, ya no. Esas cosas pasan —se pone a buscar en las repisas donde tenía sus botellas de tequila.
—Las tiré.
Su mirada me taladra, pero me cruzo de brazos sin dejar que me intimide.
—Tú no eres alcohólico, Edward. No vas a serlo por esa perra. Deberías estar celebrando que te has desecho de esa mentirosa.
Me ignora y abre uno de los estantes superiores donde al parecer guarda las botellas de whisky. Idiota. Inhalo y exhalo para no lanzarle un insulto.
—Celebremos con una botella en ese caso.
—Edward, ella no te merece.
Edward sacude su cabeza y cuando vuelve a mirarme puedo ver sus tormentos dentro de sus ojos.
—Ella era todo lo que quería, Alice.
Es la única y última vez que lo escucha hablar de ella.
/
El sábado por la mañana hablo con James. Quien al parecer se tenía todas sus bajas opiniones para sí mismo sobre Heidi.
—Es una suerte que terminaran. Habría sido un error casarse con ella.
—Lo mismo pienso —digo tecleando en la computadora.
—Llegó con olor a alcohol esta mañana, por cierto.
—Soy pésima niñera, disculpa. Pero al menos aquí ya desinfecté todo. Nada de fotografías de Heidi, envíe todas sus cosas a la basura donde pertenecen y jamás parecería que tuvo sus feas decoraciones en el apartamento.
—Dime que te deshiciste del cuadro de las montañas.
—Creo que eso sería demasiado obvio, sutil, necesito hacer desinfección de Heidi sin que Edward lo note. Además creo que a él le gusta esa pintura.
—Eso es mentira… ¿Y qué tal van tú y Jasper?
—¿Yo y Jasper? No hay nada entre nosotros.
El silencio en la línea es su manera de mostrar su desacuerdo a mis palabras.
—Lo que explica a la mujer que estuvo en su oficina hoy, pero pensé que ustedes… —lo interrumpo.
—¿Llevo a alguien a la oficina? Ese idiota —y sin esperar que replique o salga en defensa de Jasper cuelgo y comienzo una nueva llamada.
—Buenos días, el señor Esquivel se encuentra en una reunión, ¿gusta que le deje un mensaje?
¿Reunión? ¿Qué pasó con lo de no trabajar los sábados en la oficina? Mentiroso e idiota.
—Hablo para darle el resultado de sus análisis, salió positivo para gonorrea.
Y cuelgo.
Una hora más tarde estoy sentada frente a la computadora de mi oficina viendo videos de gatos haciendo estupideces cuando mi celular suena. Jasper. Cuelgo.
Estoy de excelente humor para que él me lo arruiné. Pero después de esa llamada no existe una segunda llamada. Bien. Mejor para mí. ¿Así que no me habla en toda la semana y se consigue otra mujer para quitarse lo aburrido? Vaya idiota.
Sigo viendo videos graciosos de perros y gatos, comiendo un café helado y una gigantesca rebanada de pastel de chocolate cuando el celular vuelve a sonar.
Escoria.
—¿Qué quieres?
Mi voz suena acida e iracunda.
—Quería invitarte a salir esta noche, queremos llevar a Edward a distraerse.
—Cuando dices queremos…
—Soda. Me refiero a Jasper, Mateo no irá.
Soda: Ese hijo de perra está escuchando.
—Es sábado, posiblemente salga con Victoria, prometió presentarme a alguien —sueno tan casual como puedo.
Que te den por el culo, Jasper.
—Victoria también irá —contradice James.
Doy una larga respiración para tranquilizarme.
—¿Así que le has armado una cita doble a mi hermano para mostrarle lo muy soltero que está?
—No es una cita doble, sólo iré yo con mi novia —si pudiera hacer arder a mi celular lo haría—, y tal vez ella sólo se quede un rato.
—Esa relación que tienes es la cosa más enferma que he visto —me quejo.
—Apuesto a que has visto cosas más raras en tu vida.
—Es como una novia de tapadera, ¿sabes? —continuo desquitándome contra él—. La chica que te invita a salir con su familia, pero el fin de semana están solteros y preparados para follar con lo que sea.
—Se llaman relaciones abiertas. Pensé que ya estabas familiarizada con el término.
¿Por qué estoy cada vez más segura que James no juega para mi bando? Él siempre ha estado del lado de Jasper, son geniales en eso de ponerse en el mismo equipo para todo, aunque había esperado que fuera un jugador imparcial, más bien un simple observador sin opinión.
—¿Pueden pelear otro día? Necesito saber si te añado o no a la reservación de la mesa —nos interrumpe Jasper con su voz calmada.
Idiota. Idiota.
—¿Por qué no invitas mejor a la chica que llevaste a tu oficina?
Toma eso, imbécil.
—¿De qué está hablando?
Entrecierro mis ojos, no va a ponerse a jugar conmigo el rol de buen hombre.
—De nada —dice James con un falso tono inocente.
—Yo no diría de nada —contradigo.
—De nada, Alice —insiste James.
—Llevar mujeres para follar en la oficina es de lo más cliché, Jasper.
—James —la voz de Jasper parece molesta, yo también lo estaría si James me hubiese arruinado el secretito, así que el hecho de que se moleste y no se burle de mí corrobora que James no miente.
—Alice —de nuevo la voz de James pretendiendo calmarme. Que se joda también.
—Edward ya tiene suficientes problemas, para aparte tener que cubrirte en caso de una denuncia por acoso sexual en la oficina, Jasper.
Silencio.
—Me estás poniendo en silencio, ¿cierto? Pero que cabrón. Que al menos James no va por ahí a—me cuelga.
Me cuelga.
Ese hijo de puta.
Y en el silencio me llena un vacío extraño. Tenemos una relación abierta, no, ni siquiera eso. Porque Victoria sí es el tipo de chica que uno presenta a la familia, mis padres la conocen como la novia de James, y los padres de ella lo conocen a él. Sólo tienen sexo con personas variadas.
Yo en cambio ni siquiera soy el tipo de novia de fachada. Lo que está bien, me convenzo, me gusta no tener una relación, eso siempre es muy complicado. Parpadeo cuando una pestaña se me mete al ojo.
Mi celular vuelve a sonar. Jasper. Le cuelgo ahora yo, aunque sin sentir la satisfacción que seguramente él sí sintió al colgarme.
¿Quiere jugar con varias chicas a la vez? Podemos jugar a eso los dos.
Una disculpa por la demora, ya tenía listo este capítulo pero se me borró :c
¿Qué te ha parecido? ¿Triste? ¿Tenso? ¿Peter sabe demasiado? ¿Y Alice muy poco?
Tengo una dinámica para el siguiente capítulo te cuento:
Resulta que tengo el mal habito de escribir las ideas, y a veces esas ideas son en realidad un capítulo completo. El siguiente capítulo lo tenía escrito hace tiempo, pero la semana pasada escribí otra idea totalmente diferente y no logro decidirme por una en especial.
¿De qué va la dinámica? Te enviaría ambas propuestas por Instagram en PDF, basicamente un super avance especial de esas dos ideas y se hará una votación para decidir cuál va a publicarse. ¿Te interesaría participar?
Dejame un mensaje o sigueme directamente por Instagram:
www . instagram Anbethcoro/
