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Capítulo 18
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Puede verlo a través de la penumbra, está intentando tocarla con sus viejas y asquerosas manos, se retuerce dentro de sus sueños e intenta huir de él, pero unas manos más fuertes la aprisionan, al alzar la mirada el rostro de su padre lleno de lujuria le sonríe a través de la niebla que la envuelve, intenta gritar pero le han tapado la boca para acallar sus gritos y su llanto. Su cuerpo entero tiembla mientras la tocan en todas partes, se convulsiona al sentir una mano en su entrepierna, acariciando su sexo para prepararla, al sentir como sus dedos entran en ella abre sus ojos para mirar horrorizada quien es, unos ojos verdes la observan esperando impaciente su reacción.
―¡Cariño, despierta! ― Sacude su cuerpo, pero su mujer sigue sufriendo dentro de su pesadilla, no es la primera vez, pero usualmente consigue despertarla enseguida, esta vez no logra que abra sus ojos. ― ¡Vamos, Serena!
La sacude con más fuerza, pero su mujer mantiene los ojos cerrados con fuerza, sus ojos se mueven con rapidez debido a la pesadilla que está sufriendo, al no conseguir nada llamándola ni moviendo su cuerpo, se levanta de la cama y la lleva directo a la bañera, no sabe si es buena idea, pero no se le ocurre nada mejor. Se mete con ella en la bañera y comienza a llenar la tina con agua tibia, sus ropas comienzan a empaparse, con su mano se ayuda para empapar sus cabellos y su frente, la bañera se llena rápidamente y con eso, el cuerpo de su mujer se va relajando poco a poco.
―Está bien amor, tranquila, poco a poco. ―Besa sus cabellos mientras la acuna con su cuerpo. Siente como la rubia se mueve de pronto entre sus brazos y se mueve agitada.
―¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy mojada? ¿Qué pasa? ―Intenta levantarse sin entender porque está metida en la bañera.
―Tranquila, no te asustes amor, soy yo.
―¿Por qué estamos en la bañera? ―Pregunta consternada.
―Tenías una pesadilla y no conseguía despertarte, no se me ocurrió nada mejor.
―¿Una pesadilla? ―Se lleva una mano a la frente sintiendo sus cabellos empapados, intenta hacer memoria y recordar que era lo que la estaba atormentando, su cuerpo se sacude ligeramente al recordar una mirada lujuriosa que la mira atentamente, sus ojos se mueven por el baño intentado enfocar la mirada y encontrar esos asquerosos ojos verdes que la miran fijamente.
―¿Qué ocurre? Aquí no hay nadie amor. ―Su cuerpo se entumece y mira alrededor, sabe que no hay nadie allí, pero siente la necesidad de comprobarlo. ―Amor, nadie puede entrar en la casa, Jack se ha encargado de eso.
―Lo sé, pero siento que alguien me está observando. ―Se encoge sobre sí misma.
―Ese bastardo no puede llegar hasta ti amor, jamás.
―Necesitamos salir de aquí, el agua se está enfriando. ―Intenta levantarse de nuevo, esta vez lo consigue con ayuda de su moreno.
Un nuevo día llega a la casa Chiba-Tsukino con los habitantes del hogar cansados y adormilados por los acontecimientos recientes, entre la muerte de la psicóloga y la sensación aplastante de ser observada todo el día Serena cada vez le costaba más conciliar el sueño por las noches, y por consiguiente el moreno tampoco podía dormir bien, se despertaba al escuchar su llanto o como en la noche anterior, por sus gritos llenos de terror.
Tenía que matarlo, pronto. O por lo menos encontrarlo y mantenerlo encerrado, la opción de desaparecerlo de la faz de la tierra era la más apetecible, pero necesitaba mantener el control para poder protegerla y cuidarla, no podía simplemente dejarla sola, la sola idea de no poder estar con ella, de no tenerla entre sus brazos, lo hacía sentirse desolado, como si perdiera una parte de su cuerpo, algo así como su corazón.
-Necesito hacer algo Darien, no puedo quedarme todo el tiempo encerrada en casa, me volveré loca.
-No vas a salir a ninguna parte, solo ha pasado una semana desde que la asesinó, no pienso jugármela y perderte de vista en un lugar público, aquí Bartolomé y Emerson pueden cuidarte cariño, por favor, necesito que lo entiendas.
-Yo lo entiendo Dar, pero me está volviendo loca esto. Quiero respirar aire puro. -Lo mira suplicante, pero él no cede ni un poco, mantiene la mirada seria y firme ante ella. -A veces te detesto. -Se cruza de brazos como una niña enfurruñada, él solo estira sus labios ligeramente y besa su frente.
-Mi hermosa niña se ha enfadado porque no ha obtenido lo que quiere, pídeme otra cosa e intentare concedértelo. -Le dice para apaciguarla un poco.
-¿Pueden venir a visitarme? -Pregunta casi esperando una negativa.
-Por supuesto que pueden venir a verte amor, a diferencia de lo que parece no estas siendo retenida porque me produzca placer, puedes decirles a tus amigos que vengan a verte todo lo que quieran.
-¿En serio? -Lo mira con los ojos abiertos.
-Por supuesto, ¿Por qué piensas que no son bienvenidos? -Inclina la cabeza ligeramente, no entiende porque ella tiene esa idea.
-Bueno, esta es tu casa y desde que vivo aquí nunca has comentado que pueda venir alguien a verme, ni si mis amigos son bienvenidos. -Se muerde el labio inferior, él la mira y suspira quedo, no pensaba que tuviera que explicarlo de nuevo.
-Creo recordar que en más de una ocasión te he dicho que esta casa, es nuestra casa, nuestro hogar. Por consiguiente, puedes hacer lo que quieras, desde cambiar los muebles, pintarla, invitar a quien quieras, esta es tu casa amor, deja de decir que es "mía", sin ti aquí no me sirve de nada estas cuatro paredes.
-Oh. -Abre su boca adorablemente, mira sus ojos azules y puede ver la sinceridad en ellos, se sonroja ferozmente al sentirse amada y aceptada en esa casa, entiende que él realmente lo cree y una parte de ella también, pero el miedo es más grande que cualquier otra cosa. Así que aplasta el sentimiento de felicidad que la embargó, y simplemente deja una sensación de alegría superficial, lo suficiente para sentirse cómoda pero no lo bastante como para dejarse llevar.
-Ay mi niña, me gustaría saber qué es lo que pasa por esa cabecita cuando te quedas en silencio de esta forma. -La acerca a su cuerpo y la envuelve en sus fuertes brazos. - Si existe un Dios, le rezaría cada día para que entiendas lo que significas en mi vida, lo mucho que he llegado a amarte y a necesitarte, y le pediría consejo sobre como convencerte de ello.
-Lo siento. -Susurra contra su pecho.
-No hay nada por lo que tengas que disculparte; los únicos que deberían suplicar tu perdón de rodillas son la escoria de tus padres biológicos y ese infeliz que espero se pudra en el infierno. -Su voz se ha vuelto ronca por la rabia.
-Me gustaría quedarme así contigo para siempre, sin que nada pueda hacernos daño, ni acercarse a nosotros.
-Amor, ese bastardo no se va a acercar a ti, te prometo que antes de pueda hacerte algo yo mismo lo matare.
-Darien, no digas tonterías, por favor no hagas una locura.
-No es ninguna locura, si te toca, lo mato.
- ¿Y entonces qué? ¿Te vas a la cárcel y yo que? ¿Debería comenzar a buscar un posible marido para el futuro? -Se le escapa un grito agudo de su boca cuando la mano dura de su moreno impacta directo contra su trasero, dejando una sensación de ardor y placer en su piel, sonríe al verlo con la mirada furiosa y celosa, sabe que se ha puesto así al mencionar que ella podría estar con otro hombre. - No me dolió. -Lo provoca.
-Eres una niña muy traviesa, Lo sabes, ¿verdad? -Nada más acabar la pregunta, otra vez su mano se encuentra con su trasero, su polla comienza a ponerse dura cuando en lugar de quejarse de dolor, suelta un suspiro de placer y se retuerce entre sus brazos. - ¿Te gusta esto?
-Si. -Murmura con los ojos cerrados y su cuerpo aferrándose con fuerza a su pecho, la excitación está creciendo con fuerza en cada parte de su cuerpo, su interior comienza a humedecerse solo de pensar en él entrando en ella; desde el asesinato de la psicóloga no se había sentido bien, y había estado demasiado nerviosa y ausente, lo que había provocado que no hicieran el amor en una semana entera, su cuerpo ya estaba respondiendo a cada caricia que él le daba.
-Vamos preciosa, no hagas esto, me tengo que ir a la oficina. -Su voz ronca y la clara excitación de su entrepierna no coordinaba con sus palabras.
-Creía que el jefe podía permitirse llegar tarde. -Su mano acaricia el bulto que se ha formado, el moreno gruñe ante su suave caricia.
-Si te tomo ahora no voy a poder parar, han sido muchos días amor. -Se aleja de su toque.
- ¿En serio vas a dejarme así? -Lo mira incrédula, normalmente no había que insistir nunca con el sexo con él, siempre estaba dispuesto.
-Mira cómo me voy yo cielo, no eres la única frustrada en esta casa. -Besa su frente. - Tengo una reunión muy, muy importante a la cual no puede llegar tarde, debería irme ya.
-Bien, espero que después no te arrepientas de esto.
-Ya lo estoy haciendo. -Nada más decir esto, la besa castamente sin querer profundizar en el beso, siendo consciente de que le quedaba poca fuerza de voluntad. Unos segundos después, se marcha de la casa y baja al estacionamiento por su coche, en el camino se encuentra con Bartolomé y Emerson que lo saludan a distancia y cada uno emprende su camino.
Sobre las doce del mediodía, mientras está en su oficina redactando unos informes de la reunión de la mañana, su móvil vibra en la mesa, al principio ignora el sonido, pero al tercer vibrato desbloquea la pantalla y mira quien le escribe, el nombre de su mujer aparece en la parte superior de su pantalla, puede ver que ha enviado unas fotos. Su polla palpitó nada más ver la primera foto y era las más ligera.
En ella se podía observar a su mujer frente al espejo de cuerpo entero con una bata negra de seda, la obertura superior dejaba casi a la vista sus pechos y la parte inferior llegaba hasta sus muslos, la foto era más que suficiente para despertar su imaginación y a su miembro, la segunda foto era de ella en la cama con un ángulo donde podía observarse la parte inferior de su cuerpo y su mano perdiéndose entre sus piernas.
-Dios hermoso. -Susurra jadeando. Sabía que debía parar y no abrir la siguiente imagen, pero el morbo y la excitación ya era demasiado evidente como para ocultarla. La tercera foto era de su rostro sonriendo a la cámara, con esa sonrisa de niña mala que ponía cuando iba a hacer algo sucio, la cuarta la hizo posiblemente eyacular un poco, era otra foto de su parte inferior esta vez con un juguete en su mano, había visto el condenado juguete antes y tenía casi la certeza de que no lo había usado desde que estaban juntos, por lo menos desde que comenzaron a hacer el amor, su apetito sexual seguramente la mantenía satisfecha, pero esa mañana no la había complacido, por lo que evidentemente ella le estaba mostrando que podía obtener su placer por otros medios.
La siguiente foto era del maldito juguete enterrado en su cuerpo, la bata negra estaba estratégicamente colocada para no mostrar nada de su piel y su rostro no se veía, pero él sabía que era ella, él sabía que cara debía de estar poniendo, su mano se fue directo a su polla y comenzó a frotarla encima de la tela del pantalón de vestir, podía sentir como una ligera capa de sudor se formaba en su frente y en su espalda.
-Joder. -Su voz es demasiado ronca y dura por la excitación, en la siguiente foto se podía vislumbrar un poco más de su piel, el juguete estaba a medio camino y se podía ver la humedad de ella brillando en el, su polla estaba celosa de no ser ella quien estuviera así de empapada por su canal. Necesitaba escuchar su voz jadeando para poder correrse, antes de siquiera recibir la siguiente foto la llama, al tercer timbre ella le contesta.
-Hola. -Susurra entre jadeos, puede escuchar claramente como está trabajando en su coño, y como ese maldito juguete está jodiendo su cuerpo.
-Cuando llegue a casa, voy a castigarte. -Gruñe mientras su mano bombea en su miembro, arriba y abajo, su mano está trabajando con fuerza en su polla, puede escuchar sus jadeos a través del teléfono y como ella no para de meter y sacar el dildo.
-Sabes, mi juguete puede hacer una cosa que tu no. -Nada más decir esto, aplasta uno de los botones y enciende el modo de vibración el cual impacta de lleno en su clítoris, haciéndola pegar un ligero grito que intenta ocultar entre las almohadas. - Dios.
-Vamos hermosa, córrete necesito escucharte correrte para poder venirme yo. -No es que necesitara suplicar mucho más, ella definitivamente estaba por tener un orgasmo, pero gracias a su voz ronca por el deseo el orgasmo vino con mayor intensidad, haciéndola doblarse en la cama y arquear su espalda por el absoluto y dulce placer. Nada más escuchar su grito ahogado, el semen comienza a salir de la punta de su miembro, el placer lo recorre desde la cabeza hasta los pies, dura unos segundos con los ojos cerrados y la respiración irregular. Es la rubia quien habla primero.
-¿Podemos repetir esto?
-Podemos hacer lo que quieras amor. -Habla con los ojos cerrados y el cuerpo laxo en su silla. - Definitivamente no me voy a quejar.
-Creía que ibas a castigarme al llegar a casa.
-Te voy a dar un premio. -Abre sus ojos y enfoca la mirada hacia su miembro, observa el desastre que ha provocado. - Después de castigarte.
-Eso suena muy bien para mí.
-Lo sé, sé que te gusta mucho cuando te castigo, posiblemente por eso continúas provocándolos. -Coge unos pañuelos de papel que tiene en uno de los cajones y se limpia lo mejor que puede. - Nena, no te imaginas el jodido desastre que tengo ahora mismo aquí.
-Si lo hubieras solucionado esta mañana, no tendrías ahora mismo este problema.
-Si te hubiera follado esta mañana, es posible que aún estuviera enterrado en tu coño.
-Así como el Sr. Conejito esta ahora.
-No me tientes niña, puedo ir ahora y joderte bien.
-Nadie te lo está impidiendo. -Se ríe un poco, pero se detiene al sentir como su vagina se contrae alrededor de su juguete al reírse.
-Aún no he terminado, quiero ir...
-Lo sé, lo siento, esta noche seré buena y dejare que me hagas el amor como tú quieras.
-Estoy deseando que llegue ese momento, te veo esta noche amor.
-Nos vemos Chiba. -Corta la llamada, se incorpora un poco, aún necesita liberarse un poco más, no iba a hacerle ningún daño a nadie que ella tuviese unos cuantos orgasmos más, sonríe mientras vuelve a encender la función de vibración y se deja perder por las olas de placer.
Después de darse una refrescante ducha y sentirse renovada, sale de la habitación y encuentra a sus dos guardaespaldas en el salón, uno leyendo el periódico y el otro mirando el móvil.
-¿Deberíamos pedir algo para comer? Sinceramente no tengo ganas de cocinar.
-Lo que usted desee señora.
-¿Estoy notando cierto tono de irritación?
-No es la única frustrada por estar aquí encerrada.
-Cierto, esto para ustedes debe de ser muy aburrido. -Mira hacia el techo.
-Cuidarla y pasar tiempo con usted no es aburrido, pero es frustrante sentir que no avanzamos, es casi como si estuviéramos esperando que ese tipo la secuestre.
-Algo que no va a ocurrir porque nosotros la vigilamos y ahora ni sale de la casa. -Bartolomé la observa detenidamente y elige con cuidado las siguientes palabras. - Y usted es lo bastante inteligente para no hacer ninguna imprudencia.
-Estoy escuchando cierto retintín. Prometí que no haría nada, ¿Por qué no me creen? -Se cruza de brazos.
-Porque tenemos la sospecha de que es el tipo de persona que huye con facilidad. -Emerson expresa su opinión. - Desde luego no sería la primera vez.
-Sin confianza no hacemos nada chicos. -Sonríe mientras busca en su móvil la app para pedir la comida.
-Cuando esto se termine señora, será más fácil para nosotros, si la perdemos de nuevo el Sr., posiblemente nos decapite.
-Y nuestro jefe oculte nuestros cadáveres.
-Estáis exagerando, ellos dos son puro amor, no harían nada malo. -La rubia se pierde por completo la mirada que se dirigieron ambos hombres entre ellos, desde luego la visión tan inocente que tiene la rubia de los gemelos es demasiado... amable con respecto a los hermanos Chiba. - ¿Hay algo que os apetezca comer en particular?
-Cualquier cosa estará bien. -Ambos se encogen de hombros.
-Me encanta que deis ideas. -Suspira y rueda los ojos. - Esto nos llevara un buen rato.
Cuando el reloj da las ocho y el moreno sigue sin aparecer, comienza a dar vueltas por el salón, sus guardaespaldas la observan ir y venir, y sienten compasión por el pobre hombre que aún no llega a casa. Los minutos se sienten como si fueran horas, enfadada por el retraso del moreno se encamina hacia la entrada de la casa, Emerson la sigue por si decide salir de la casa sin avisar, se detiene al verla como se queda esperando frente a la puerta con los brazos entrelazados sobre su pecho y su pie derecho golpeando el suelo.
Definitivamente no quería ser el hombre al que estaban esperando, Darien no había avisado de que llegaría tarde, corrección no le había escrito ni llamado a ella para decirle que iba a llegar tarde, solo les había informado a los chicos, y a ella nada. Cuando estaba por perder la poca paciencia que le quedaba, la puerta se empezó a abrir.
- ¿Dónde demonios estabas? . -Fue la pregunta que lo recibió al moreno, este por medio minuto se quedó congelado en su sitio, la mirada furiosa de la rubia lo sorprendió momentáneamente, y Emerson detrás de ella tampoco auguraba nada bueno.
- ¿Qué?
- ¿Dónde estabas? Tendrías que haber llegado a las seis a casa, en su lugar apareces dos horas más tarde, y sin mandar un miserable mensaje a la mujer que está esperándote encerrada en esta casa.
-Se presento una reunión a última hora. Le avise a los chi... -Cierra la boca al ver como Emerson niega con la cabeza. Pero ya era demasiado tarde, puede ver cómo ha echado gasolina al incendio.
-¿Y te parece correcto escribirles a ellos antes que a mí?
-Tenía mucha prisa amor, y necesitaba que ellos no te dejaran sola. -Bien, dicho en voz alta ahora le parecía un poco tonto no haber hecho algo de tiempo para llamarla. - Lo siento
-Si crees que con un "lo siento" será suficiente, estas muy equivocado. -Lo observa con demasiada rabia en los ojos, bien, se había equivocado en no llamarla o siquiera en enviarle un mensaje, pero ¿no estaba siendo demasiado exagerada?
-Amor, no crees que, tal vez ¿Estés exagerando un poco? -Fue decirlo en voz alta y ver como de fondo Emerson abría la boca, su mirada se enfocó en su rubia y pudo ver como el fuego salía de sus ojos.
-¿Me estas llamando histérica? -No podía ser nada bueno, había pasado de levantar la voz a hablar con un tono tan neutral y bajo, traga saliva al ver el desastre en el que él solito se había metido. Maldita sea, él quería llegar a casa, cenar, darse una ducha y meterse en la cama con su mujer y disfrutar de su cuerpo caliente. ¿Cómo había terminado así el día?
-Claro que no amor, solo...-Bartolomé se había acercado a la entrada, ambos hombres se dirigieron una mirada y uno de ellos tomo el mando.
-Ha sido un placer estar con usted hoy señora, nos vemos mañana. Buenas noches Sr. -Bien, habían abandonado la escena del crimen lo suficientemente rápido, lo habían dejado solo.
-Estoy enfadada contigo Chiba, si esto fuera al revés estarías dando el grito en el cielo, diciendo que soy mala y que no me preocupo por esta relación, diciendo también que nunca pienso en ti. Un jodido minuto, un maldito minuto Chiba. Eso era la que necesitabas para escribir un mensaje de menos de treinta palabras, diciendo: Lo siento amor, no llegare puntual casa, no te preocupes, nos vemos.
-Tienes razón, lo siento mucho, fui tonto y desconsiderado. Tendrías que haber sido mi prioridad en ese momento, es solo que... mi necesidad en ese momento era que no te quedaras sola en casa.
-Entiendo perfectamente eso, para futuros retrasos primero me escribes a mí, y luego a ellos. -Su enojo parece que ha menguado. - ¿Has cenado? - Cuando él niega con la cabeza parece que su enfado ha desaparecido por completo. - Hay estofado de ternera.
-Estoy hambriento. -Entra por fin del todo a su casa y la sigue a la cocina; la observa mientras caliente la comida.
- ¿Todo está bien? - Pregunta, el moreno frunce el ceño, no entiende la pregunta. - Con tu reunión, ¿fue todo bien?
-Si, todo fue muy bien. -Sonríe lo más tranquilo que puede, por un momento pensó que ella lo sabía. El motivo por el cual no llego a tiempo a casa, un motivo que seguramente la haría enfurecer aún más que llegar dos horas tarde a casa. Se retuerce las manos mientras ella le da la espalda, y su rostro muestra el alivio al darse cuenta de que ella no sospecha nada, un gesto que se reflejó en el horno que miraba directamente la rubia.
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Nota de Autora:
Hola, llegamos al final, si hay muchos errores lo siento. He tardado más de lo que esperaba en terminar esta historia, un bloqueo fue la causa durante años.
Pero parece que por fin he sido capaz de llegar al final.
Espero que os guste.
Buena lectura.
