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Capitulo 21
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A las cuatro de la mañana, todos los hombres ya estaban en su asiento en la furgoneta, los equipos se habían dividido, y de momento tenía en su coche y en el de los guardaespaldas habituales de Serena a un conductor extra, obligó a su hermano a dormir, aunque sabía que seguramente sería muy difícil lo convenció explicándole que necesitaba tener fuerzas para cuando la encontrase.
Había enviado el móvil con su equipo tecnológico por si podían rastrear la última ubicación, lo cierto era que se estaba dejando llevar por una corazonada, también existía la posibilidad de que en lugar de ir hacia Francia fuese hacia el sur, y de ahí salir del país en avión o incluso en barco; pero tenía la sensación de que ese bastardo pensaría que es más fácil ir por tierra todo el tiempo, un coche que el mismo pueda conducir y de esa forma evitar imprevistos.
Parecía ser un tipo metódico, y era inteligente, por lo que seguiría una ruta lo suficientemente eficiente, las carreteras que daban hacia la orilla del mar eran pocas, así que seguramente pensaba despistarla llevándola por carreteras y luego entrando a los pueblos, sería un viaje más largo pero demasiado confuso para memorizar; si ese era su plan, que esperaba que así fuera, estaría viajando por lo menos unos tres días hasta llegar a un pueblo alejado, cruzar la frontera entre España y Francia iba a ser muy fácil, ni siquiera necesitaba que ella tuviera sus documentos. Tenía que ser la ruta correcta, tenía que serlo, gruñe y cierra los ojos.
-Debería de dormir un poco Sr. -El hombre junto a él no despeja la mirada del frente. - Vamos a avanzar tanto como podamos antes de que comience el movimiento de la ciudad.
-Sí, dormiré un poco, gracias. -Cierra otra vez sus ojos después de comprobar por el espejo retrovisor que su hermano sigue dormido, eso o estaba fingiendo, en tal caso seguía con los ojos cerrados. Puede notar que van a gran velocidad, debían de estar sobrepasando los límites de velocidad y esperaba que con ella ganasen algo de tiempo, era vital para la seguridad de su cuñada que se acerquen a ellos.
…...
Abre sus ojos adormilados, mira alrededor y se da cuenta de que están en una especie de estacionamiento, mira a su lado buscando a su secuestrador y se lo encuentra profundamente dormido en su asiento, detrás del volante. Se despierta de golpe y observa a su alrededor por si puede escapar, no se ve nada, casi grita de frustración al ver que ese animal había decidido descansar en un sitio alejado de la civilización.
Aunque consiguiese bajar del coche, lo más seguro es que no pudiese llegar muy lejos y aún menos pedir ayuda, la oscuridad de la mañana y la soledad del sitio no ayudaban en nada, necesitaba pensar que hacer, dejar alguna pista, alguna cosa por si Darien decidía seguirla, podría decidir que no merecía la pena, pero en caso de que la buscase necesitaba ayudarlo. Al igual que Hanzel y Gretel, necesitaba que fuese algo pequeño y que solo Darien pudiese identificar.
Vuelve a cerrar los ojos de golpe cuando lo siente revolverse a su lado, finge que sigue durmiendo, no quiere hablar con ese bastardo y entre menos lo provoque mejor, no quería que pensase que le estaba provocando y mucho menos seduciendo. Al cabo de lo parece ser más de una hora, comienza a moverse incomoda en su sitio, necesita ir al lavabo y ya estaba cansada de seguir en la misma posición y con los ojos cerrados.
Abre sus ojos poco a poco, y abre la boca fingiendo un bostezo, mueve su cuello de lado a lado debido a la incomodidad de la continua posición, mira por la ventana y frunce el ceño al no ver nada reconocible, de su lado solo hay un largo pasto verde y árboles, frunce el ceño al sentirse frustrada.
-Has dormido mucho, pequeño cisne. -La mira de reojo.
-Necesito ir al baño. -Vuelve a moverse incomoda en su asiento.
-Está bien, en realidad pensaba que lo pedirías antes. En cuanto vea una gasolinera, parare.
-Gracias.
-De nada, pequeño cisne. -Le sonríe feliz, cualquiera que lo viera pensaría que estaban de viaje de novios. Bastardo.
Al cabo de unos diez o quince minutos aparece una gasolinera, casi grita del alivio cuando la ve a la distancia, realmente necesitaba ir al lavabo, quería mojarse un poco la cara y aliviar sus necesidades; y por supuesto dejar una pista. No tarda nada en parar el coche y estacionarlo a lado de las mangueras, necesita reponer el combustible gastado.
-Espera preciosa, no pensaras que te dejare ir sola, ¿verdad? -Alza una ceja riéndose de ella.
-De verdad necesito ir al lavabo, no creo que pueda aguantar más.
-Bien, primero vamos dentro y luego reposto. -Le muestra el arma que lleva en la espalda. - No hagas nada estúpido, no dudare en disparar. Entraremos allí, tú iras al lavabo mientras yo compro alguna cosa para desayunar, repostaremos y nos iremos.
-Bien. -Asiente con la cabeza.
Primero baja él y se acerca a su lado, le abre la puerta e intenta ayudarla a bajar, por supuesto la rubia rechaza su toque y se baja sola del coche, el castaño simplemente se ríe, toda la situación le divierte demasiado. Entran a tienda, una chica está detrás del mostrador y los saluda al verlos acercarse.
-Mi mujer necesita usar el lavabo, ¿es posible que pueda usarlo?
-Claro, le dejo la llave y puede usarlo sin problema. -Saca una llave que está unida a un trozo de madera grande, evidentemente para no perder la llave.
-Muchas gracias...- Se fija en su nombre en la credencial que tiene pegada en el pecho. - Susana.
-De nada. -Al extender su mano con la llave, la rubia levanta su mano rápidamente y sujeta la llave con fuerza, su secuestrador mira atentamente el intercambio, al no ver nada especialmente extraño no se preocupa. No se percata de que la rubia por debajo ha presionado con fuerza su uña contra la carne de la chica, que abre ligeramente sus ojos, pero no hace ningún gesto facial que las delate.
-Ahora vengo. -Casi corre hacia el fondo del establecimiento y se encierra en el baño, rápidamente se ocupa de sus asuntos mientras piensa en que puede dejar en la tabla de madera, no tiene un bolígrafo o un rotulador y tampoco puede dejar nada demasiado grande, por suerte la madera ya ha sido rayada y escrita en ella en más ocasiones de las que debería ser normal. Mientras lava sus manos se le ocurre algo, si usa la llave que cuelga del otro extremo de la cuerda, puede usarlo para tallar su mensaje. Rápidamente lo hace, sabiendo que el tiempo es crucial, frunce el ceño al ver su trabajo, espera que, aunque él lo revise no note nada inusual. El golpe en la puerta la hace pegar un salto.
- ¿Estas bien cariño?
-Si, perdón, ahora salgo.
Vuelve a refrescarse la cara y sale con sus rubios cabellos mojados en la parte superior y su cara lavada, el alza una ceja al ver su rostro.
-Me está doliendo un poco la cabeza, al mojarme suele ayudar un poco.
-Bien. ¿Quieres algo para comer? . -Le sonríe al preguntarle ya que se están acercando hacia la dependienta.
- ¿Tienen sándwiches? -Mira a su alrededor buscando la sección de alimentos que están en refrigeración.
-Sí, tenemos. -Le responde la chica y le sonríe otra vez, Serena la mira y vuelve a sonreírle.
-Muchas gracias Susana.
-El de vegetal de pollo está muy bueno.
-Pillare ese entonces, gracias por el consejo, normalmente en la mañana suelo comer algo dulce, como cereales o alguna cosa así, pero como estamos de carretera es difícil.
- ¿Por qué no coges lo que quieres amor? Tenemos que volver a ponernos en marcha.
-Si, voy. - Localiza rápidamente lo que quiere y coge uno. - ¿Puedo coger algo dulce también?
-Por supuesto, solo date prisa, tenemos que estar con mis padres pronto.
-Vale. -Agarra un zumo de naranja y entonces se acerca a las estanterías que tienen golosinas. Sin pensarlo mucho agarra un brownie, si por casualidad no encuentran el mensaje en la tabla que aún tiene en su mano, tal vez el brownie le diga algo.
Se acercan otra vez donde está la mujer y cuando Serena le entrega la llave, otra vez entierra su uña sin dejar de verla a la cara.
-Muchas gracias por dejarme usar el lavabo.
-No ha sido nada. -Sonríe ligeramente y comienza a escanear los productos, tanto lo que ha cogido ella como lo que ha pillado él. - ¿Alguna cosa más?
-Sí, necesito llenar el depósito del coche. -La mira fijamente, la chica asiente con la cabeza. - Ponme cincuenta euros en el número seis.
-Por supuesto. -Escanea rápidamente la orden en el ordenador, cobra con la tarjeta y le entrega el recibo. - Que tengáis buen viaje.
-Gracias Susana. -Se despide la rubia mientras es casi empujada por el castaño.
- ¿Eres tan amable con todos? . -Pregunta una vez están alejados de la dependienta, abre la puerta del coche y la obliga a entrar.
-Siempre lo he sido, pensaba que lo sabrías ya que me has estado acosando todos estos años. -Casi le gruñe en la cara.
-Come. -Dice como respuesta, y cierra la puerta de golpe, va hacia el otro lado y abre el depósito y lo llena rápidamente. No tarda ni cinco minutos que otra vez el coche comienza a moverse. La rubia mira por el espejo retrovisor como se alejan con rapidez de la gasolinera, suspira mientras muerde su comida, necesitaba mantenerse fuerte, por ella y por su bebe.
…...
-Llevamos horas conduciendo, hemos parado en cada jodida gasolinera que hemos visto y aún no hay nada que nos indique siquiera que vamos por buen camino Jack.
-Necesito que te calmes un poco Darien, sabíamos que no iba a ser fácil, además ellos nos llevan horas de ventaja, aunque espero que hayamos reducido tiempo al avanzar en la madrugada.
- ¿Como puedes estar siquiera seguro de eso? -Gime de frustración.
-Porque a diferencia de él, nosotros tenemos más relevos para conducir, él no. En algún momento tendrá que parar para dormir, así que espero que lo haya hecho y esas horas nosotros las hayamos ganado.
-Espero que tengas razón Jack, siento que estoy muriendo de la angustia.
-Lo sé, pero tienes que calmarte un poco y comer algo; ponerte enfermo no ayudara en nada. Además, estoy seguro que mi cuñada no se matará de hambre, en cuanto lo pueda hacer parar intentara dejarnos una pista, no es tonta.
-Bien. -A regañadientes y sintiendo la comida insípida traga todo lo que puede. - ¿Qué ruta estamos haciendo?
-Nosotros vamos por carretera sin entrar a los pueblos, otro de los coches va entrando en todos los pueblos y el tercer vehículo, va haciendo un poco de ambos, en cuanto tengamos una pista de un sitio o de otro ese coche se unirá al que obtenga la primera pista.
-¿Y si ellos no son capaces de notar ninguna pista?
-Están mostrando su foto a todo mundo Darien, aunque no sean capaces de ver el mensaje, alguien puede reconocerla.
-Está bien, lo siento.
-No hermano, lo estás haciendo bien.
Tardan unos cuarenta minutos en llegar a la siguiente gasolinera, el sitio era más o menos grande, tenía comida y seguramente un baño que usarían los clientes. Todos se bajan de la furgoneta, lo cierto es que la imagen era bastante intimidante, y se dieron cuenta de ellos cuando al entrar la chica detrás del mostrador pego un salto.
-Lo sentimos, hemos sido un poco ruidosos. Vamos a llenar el depósito, unos 70 euros deberían ir bien. -Paga y el hombre que había conducido las primeras horas sale para llenar el depósito, mientras los hermanos se quedan con la chica.
- ¿Necesitan alguna cosa más? -Intenta ser cortes, aun no se quita de la cabeza a la mujer rubia y lo rara que se había sentido con la situación.
-A decir verdad, sí. -Jack la mira fijamente. - Necesitamos información, es posible que una mujer rubia, de veinte pocos y de un metro sesenta y hombre tal un poco mayor ¿hayan entrado aquí? Imagino que muchas personas entran a lo largo del día, pero si pudieras recordar a alguien con esas características, sería estupendo.
-Ha venido una mujer así, con un hombre que decía ser su marido, esta mañana sobre las siete-La mujer se asusta un poco al ver como la copia del moreno se acerca a ella, también puede notar como su hermano con una mano lo detiene en seco.
- ¿Notaste algo extraño en ella, te dijo alguna cosa fuera de lugar? .-Continuo con las preguntas, no queriendo ilusionarse de más por si eran otras personas.
-En realidad, era muy raro, ella quería ir al lavabo así que le entregué la llave, cuando lo hice clavo su uña en mi palma, pensé que había sido un accidente, pero cuando devolvió la llave lo volvió a hacer.
- ¿Alguna cosa más?
-Comento que por las mañanas prefiere comer cereales para desayunar.
-Joder. -Gruñe Darien y se aleja frustrado, esa no era su mujer, ella por las mañanas desayunaba fruta o tostadas, tenía meses que no comía cereales.
- ¿Alguna cosa más que llamara tu atención? . -Su hermano aun parecía calmado mientras realizaba más preguntas.
-Era la sensación que desprendía ella, en ningún momento le hablo con cariño, a diferencia de él, además le pidió permiso para comprar un dulce, una pareja que va de camino a visitar a los padres ya debería de tener ese nivel de confianza para simplemente hacer cosas. No sé, ella fue excesivamente amable conmigo, nadie se toma la molestia de leer mi nombre, ella lo hizo, he intentado mirar en la tabla de madera por si dejo algún tipo de mensaje, pero no he sido capaz de ver nada raro.
-Entiendo, muchas gracias por tomarte la molestia de responder a nuestras preguntas.
-Jack vámonos, necesitamos continuar lo más rápido posible.
-Si, voy. -Se voltea hacia la chica otra vez. - Muchas gracias por tu tiempo.
-De nada. - Antes de que abandonaran la tienda ella dijo algo más. - Ella eligió un brownie, nadie mezcla zumo de naranja y chocolate a menos que quiera un buen dolor de estómago. Lo normal hubiera sido leche.
- ¿Qué has dicho? . -El moreno alto y que parecía cabreado con el mundo se dio la vuelta enseguida.
-La chica, ella eligió un brownie, zumo de naranja y un sándwich de pollo, una combinación extraña. ¿No queréis revisar la tabla? Esa chica parecía querer decirme algo con la mirada.
-Por favor. -Jack se acerca y recoge la tabla, la examina un rato y no parece encontrar nada escrito.
-Yo lo he mirado, pero no veo nada nuevo escrito. -Susana los mira a ambos, cuando el moreno suspira mira a su hermano.
- ¿Quieres verlo tú? A lo mejor ha dejado un mensaje que solo tú puedes leer. -Le entrega la tabla de madera a un ansioso Darien, que comienza a inspeccionarla milímetro a milímetro, está a punto de gruñir por la frustración cuando siente un ligero relieve en uno de los bordes. En la parte inferior del borde más largo, se nota como si alguien hubiera trabajado con un objeto para dejar algo marcado, como si hubiera sido tallado, al voltearlo, sus ojos se abren y su respiración se vuelve salvaje.
-Es ella. -Gruñe por la satisfacción y la rabia por no tenerla a su lado.
- ¿Qué hay? -Su hermano le arrebata la tabla de madera y mira lo que su hermano ha visto, con esfuerzo y con una letra apenas legible, puede leerse dos palabras: Sr. Int.- ¿Qué significa?
-No habrá tenido tiempo para terminarlo, debería decir Sr. Intenso, ella me tiene guardado así en su móvil.
-Bien, bien, esto es jodidamente bueno, gracias al cielo vamos por buen camino. -Se voltea hacia la mujer. - Dime que miraste el numero de la matricula, ese animal ha secuestrado a mi cuñada.
-No, lo siento, me entro el miedo. -Al ver la cara de decepción de los hombres se movió incomoda. - No puedo dejar que nadie mire las cámaras, me costaría el trabajo, pero yo puedo revisarla y apuntarla, eso también es ilegal, pero no quiero cargar con la consciencia intranquila.
-Te lo agradecería mucho Susana, por favor. -Suplica Darien, la mujer asiente con la cabeza y desaparece detrás de una puerta. Tarda unos diez minutos en volver, que para el moreno se siente como horas, pero cuando reaparece trae en su mano un papel con la matricula apuntada. - Muchas gracias, de verdad, si de alguna forma tienes problemas por esto, llama a este número. -Le entrega su tarjeta. - Estoy seguro que podré hacer algo por ti.
-Gracias y mucha suerte.
Ambos morenos corren en dirección a la furgoneta, en cuanto ambos están sentados el conductor arranca. Su hermano comienza a hacer unas llamadas, ahora tienen un sitio en el que fueron grabados, una testigo y el número de matrícula; la policía no podía simplemente ignorarlos ahora, independiente de eso, avisa al coche tres para que los siga y a ambos envía el número de matrícula, ahora era cuestión de alcanzarlos. Aún le llevaban un poco más de seis horas de ventaja, pero iban por buen camino, y eso ya era algo.
…...
Su estómago se estaba revolviendo cada vez más, podía sentir la bilis subiendo, intenta mantener las náuseas fuera de su mente, pero era difícil, con la cantidad excesiva de horas que llevaba sentada y el movimiento constante de curvas y por supuesto la tensión de que la mate o aún peor que la viole, no ayudaba en nada. No quería ni insinuar de parar en un motel porque podía dar una idea equivocada, pero necesitaba urgentemente estirarse o caminar un poco.
-Necesito ir al lavabo. -Casi ruega con la voz.
- ¿Otra vez? -Escupe las palabras, él también comienza a sentir el cansancio de no poder parar.
-Paramos en la mañana, por favor, son las dos de la tarde, necesito parar y estirar las piernas. -Cierra sus ojos con fuerza, eso y correr al lavabo a vomitar.
-Bien, tienes razón cisne, y también tenemos que comer. -Un letrero le indica que están cerca de su siguiente parada, un pequeño pueblo. - Este sitio te encantara, es precioso, pequeño pero lleno de encanto.
La rubia cierra los ojos mientras lo escucha hablar, por suerte tardan menos de lo que ella esperaba, en cuanto el bastardo para el coche, ella intenta abrir la puerta, por supuesto está bloqueada, sin embargo, al ver que la rubia se lleva la mano a la boca quita enseguida el seguro; apenas si le da tiempo a bajar y correr unos pocos metros y vomitar cerca de un árbol.
-Ya sabía yo que esa mierda que comiste en la mañana no podía ser bueno. Eres hermosa, pero no muy lista.
Una pareja mayor que estaciona junto a ellos se acerca al ver la escena, la pobre chica estaba doblándose del dolor mientras devolvía su comida y el hombre junto a ella, solo observaba asqueado la escena.
- ¿Estas bien señorita? .-Pregunta el hombre mayor.
- ¿Quieres agua? .-La señora le ofrece mientras saca una pequeña botella de su bolso, la rubia se acerca a ella y acepta el agua.
-Gracias. -Murmura con la voz ronca por el esfuerzo de vomitar.
-Se ha mareado en el coche, se marea fácilmente, ¿verdad amor? . -Le sonríe mirándola fijamente.
-Si, me marean las curvas. -Asiente con la cabeza, bebe un sorbo más de agua. - Muchas gracias por el agua, de verdad.
-No ha sido nada, nosotros nos vamos, que la familia nos está esperando. -La pareja mayor le sonríe una vez más a la joven rubia y entonces se alejan de ellos.
- ¿Mejor? .-Pregunta desde una distancia prudente de ella. - Tengo hambre.
-Si, estoy mejor. -Es detestable su comportamiento, cada minuto que pasa con él siente más asco por su persona, y pensar que es su medio hermano. ¿Qué rayos pasaba con su familia?
-Entonces, vamos a buscar un buen restaurante.
Se comienza a alejar de ella sin siquiera importarle como se encontraba, ella por supuesto mira a su alrededor, ¿cuánta distancia podría correr y alejarse antes de que la pille?, frunce el ceño, si bien es cierto que hay casas estaban un poco lejos para llegar allí y conseguir ayuda, no podía poner en riesgo a su hijo, pensar en perderlo la hacía sentir enferma. Gruñe frustrada y lo sigue, unos diez minutos después ya estaban dentro de un restaurante, sentados con la carta en la mano.
- ¿Qué te apetece pequeño cisne? . -Pregunta mirando su carta, Serena pone los ojos en blanco, era un imbécil que parecía un buen "marido" cuando había personas alrededor.
-Pasta.
- ¿Una simple pasta? Elige algo mejor.
-Es lo que me apetece. -Lo mira fijamente en los ojos, esos ojos verdes que le recuerdan a su padre, odia mirarlo, le recuerda a su asqueroso y pervertido padre.
-Elige lo que quieras. -Hace una mueca con la boca de desprecio.
-Hola, buenas tardes, ¿Qué van a querer los señores? -Un mesero guapo, moreno y con una sonrisa deslumbrante los atiende, Serena lo mira unos segundos, pero enseguida desvía su mirada hacia la carta.
-Yo quiero un entrecot medio hecho.
- ¿Qué va a querer de guarnición? Tenemos patatas asadas, fritas, pure de patatas o ensalada.
-Patatas fritas. -Dice sin apenas mirarlo, el camarero alza una ceja, pero compone su expresión facial al ver como la mujer lo observa.
- ¿Y usted señorita?
-Yo quiero espaguetis al pesto, por favor. -Le sonríe suavemente, el joven camarero le devuelve el gesto. - Y agua, gracias.
-Yo, una coca cola. -Serena lo mira con asco, el señor sofisticado quería una coca cola, no es que hubiera nada de malo con ello, pero un hombre sofisticado que era lo que él pretendía ser, hubiera pedido una botella de vino.
- ¿Algo para picar mientras esperan?
-Yo no quiero nada más, gracias.
-Unas torradas con tomate. -Pide sin mirarlo, casi le tira la carta sino fuera porque el camarero parecía tener practica en gilipollas, por supuesto Serena se lo entrega con cuidado y sonriéndole. El joven desaparece unos segundos después, ambos se quedan en silencio, él no deja de observarla le gusta tenerla incomoda, ella por su parte mantiene la mirada en cualquier cosa menos en él, no es miedo lo que la mantiene mirando hacia otro lado, es el asco que siente.
Por suerte para Serena, su pan no tarda en llegar, lo que lo mantiene entretenido lo suficiente hasta que traen la comida, agradece al camarero cuando deja su plato frente a ella, y comienzan a comer los dos, tardan más de una hora en comer, sobre todo porque ella come muy lentamente, sabe que cada minuto cuenta, incluso si tiene que masticar cincuenta veces cada bocado.
Cuando por fin terminan de comer, él se levanta de su asiento y la obliga a seguirlo; sin que se dé cuenta le lanza una mirada de ayuda al camarero, quien había estado atento a la mesa debido al imbécil que se encontraba con semejante mujer, una hermosa rubia de enormes ojos azul cielo, si bien no era raro, la dulce belleza del rostro redondo llamaba demasiado la atención de cualquiera, y ver a ese tipo de mujer con un hombre que apenas si destacaba era, como poco llamativo.
Cuando llegan al auto, Serena suspira hondamente, su cuerpo estaba adolorido de llevar demasiadas horas sentada, primero en el coche y luego en el restaurante, y el solo pensar que tenía que volver a esa posición incomoda, la hacia querer llorar. Pero decirlo en voz alta solo podía traerle problemas, el bastardo podría pensar que ella quería compartir habitación con él, y aún peor una cama; traga saliva pensando en el miedo y asco que la sola idea le provocaba.
Sin ningún tipo de esperanza, vuelve a sentarse en el asiento, se pone el cinturón y gira su rostro mirando hacia la ventana, no quiere verlo; las incontrolables ganas de llorar cada vez son más intensas, el ser valiente ha quedado atrás y ahora comienza a instalarse un dolor agudo en el pecho, siente como le cuesta hasta respirar, había tal vez, confiado ciegamente en que su hombre la salvaría, que aparecería como en los libros en un parpadeo, en apenas un segundo para rescatarla.
Habían pasado más de veinte horas, y por mucho que mirase por el espejo retrovisor, no había ninguna señal del que moreno estuviese cerca de ellos.
…...
Podía sentirlo, como la sangre le hervía, la rabia y el dolor de lo que ese animal podría estar haciéndole a su mujer, se estaba volviendo loco, respiraba suavemente para no perder la poca paciencia que le quedaba, su hermano no le quitaba la mirada de encima, podía sentirlo a través del espejo, que iba cautelosamente vigilándolo. El móvil de su hermano suena, obligando al moreno a mirarlo.
-Hola. -Del otro lado del teléfono uno de los guardaespaldas le informa de una nueva posible pista. - ¿Están seguros de que es ella? ¿Parecen personas fiables? ¿Un camarero? Entiendo, Bartolomé, nos quedan cinco pueblos más hasta llegar a la frontera, dudo mucho que vayan al siguiente, con suerte ese bastardo parara otra vez para la cena. Gracias.
- ¿Qué han descubierto? -Darien lo mira expectante.
-Han entrado a uno de los pueblos, a Selva de Mar, una pareja mayor los ha visto, les pareció rara la actitud del hombre que la acompañaba porque ella estaba enferma, estaba vomitando y él no la ayudo, ellos se acercaron y le ofrecieron agua, al final simplemente se alejaron porque no estaban en posición de hacer mucho más, y ella tampoco pidió ayuda, entendible si eran una pareja de más de setenta años, y parece ser que han entrado a un restaurante, allí un camarero se quedó con la cara de Serena, porque ella era demasiado buena para un tipo como ese, según sus propias palabras, además porque era un gilipollas, también dijo que la rubia lo miro como si quisiera decir algo. Podemos afirmar que debe llevarla amenazada con algún tipo de arma blanca, lo más seguro un arma de fuego, motivo por el cual mi cuñada no está pidiendo ayuda, ni intentando escapar, un cuchillo hay que tener habilidad, pero una pistola, con solo disparar puede provocar mucho daño.
- ¿Eso debería de tranquilizarme?
-Darien, vamos por buen camino, de esto hace dos horas, el tiempo entre ese imbécil y nosotros es ahora mucho más corto. A pesar de que no creo ni por asomo que vuelva a entrar en los siguientes dos pueblos, sino hasta la tarde noche, el equipo aun así entrara a preguntar, por si acaso. Aún tenemos un trecho que recorrer hasta la frontera. Si te pones a pensar, ha sido un idiota, podría haber ido en línea recta y llegar como mucho, diez horas después a Francia, se ha tomado demasiado la molestia de querer despistarnos, que ha perdido tiempo.
-Brindare con el champagne más caro que encuentre por su idiotez, de momento solo quiero llegar a ella.
-Brindaremos con un buen licor, y después con un poco de suerte dejaras que mi cuñadita pueda dormir.
-Voy a matarlo Jack, cuando lo tenga en frente le partiré la cara. -Su voz gruesa resuena dentro del vehículo.
-Bartolomé, Emerson y por supuesto yo, estamos a la cola.
Darien le gruñe como única respuesta, a diferencia de su hermano, él sentía una sed de sangre incontrolable, puede que podían rivalizar sus ganas de matarlo, eran la de los guardaespaldas, esos hombres apreciaban en exceso a su mujer, debía reconocer y admitir con vergüenza, que había llegado a sentir celos de los dos, eran hombres grandes y bien formados por el ejercicio, que pasaban demasiadas horas con su mujer. Intentaba no pensar en ello, porque Serena nunca dio muestras de sentir interés por ninguno de los dos, pero era hombre al fin de cuentas. Un hombre celoso y posesivo, tenía que controlar eso.
-Debes de sentirte decepcionado, o más bien enfadado, incluso pusimos un tercer guardaespaldas que tampoco vio nada.
-Ella no quería que nadie la viera, consiguió a engañar a dos hombres que estuvieron en la milicia, que haya escapado del tercero, ¿crees que me sorprende?
- ¿Qué harás luego? Cuando todo esto haya pasado, y su relación dependa de la confianza entre ambos.
-¿A qué te refieres?
-Es evidente que Serena ha soportado con paciencia, ser controlada y vigilada de todas las formas posibles estos últimos meses, pero cuando este en casa sin toda esta presión ella querrá espacio y libertad.
-Ella podrá ir donde quiera, por supuesto. -Frunce el ceño. - Conmigo.
-Ya me lo imaginaba.
-No la presiones, solo conseguirás que ella quiera huir. -Sonríe un poco al ver a su hermano sonreír de oreja a oreja.
-No podrá correr mucho, sobre todo cuando entre en el tercer trimestre.
-Sera un buen momento para proponerle matrimonio, la pobre no podrá correr muy lejos. - Se ríe a carcajadas al imaginar el rostro de su cuñada cuando su hermano, arrodillado le pida matrimonio.
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Nota de Autora:
Se que era más fácil enseñar una foto listo, pero había que poner relleno, por favor no hagáis caso de esas cosas.
Por cierto, si alguien decide buscar en Google la distancia de Barcelona a Francia descubrirá que en unas tres horas se puede llegar. Digamos que para el bien de la historia se tarda un poquito más, y que además Samuel, por un estúpido pensamiento decide viajar en zig zag, provocando perder tiempo para él mismo. Es un imbécil.
Sin mucho más que añadir.
Buena lectura, nos leemos.
