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Capitulo 22
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Había sido un golpe de suerte, o estupidez por parte del bastardo, podía verlo a través de la ventana del coche, estaba llevando del brazo a su mujer arrastrándola hacia un hotel rural, era evidente por la forma de moverse de ella que estaba siendo obligada, su hermano ya había llamado a la policía local, estaban esperando que llegaran, a pesar de que él estaba dispuesto a bajar de la furgoneta y destrozarlo con sus propias manos.
-Darien detente, es evidente que lleva un arma, no podemos llamar la atención y ponerla en peligro. Es casi un milagro que no haya decidió ir directo a Francia. Desde luego es un imbécil, intentar despistarla a ella fue una estupidez. Dar vueltas como un idiota solo nos dio tiempo a nosotros. Ahora tenemos que ser precavidos y esperar a que llegue la policía, no deben de tardar mucho.
-Va a violar a mi mujer, y tú esperas que me quede aquí de brazos cruzados ¿permitiéndolo? -Gruñe hacia su dirección.
-No va a violarla aquí Darien, este imbécil cree que están de luna de miel y esperara a estar en un sitio donde por mucho que ella grite, nadie la pueda ayudar, un hotelito de pueblo donde todo el mundo conoce a todo mundo y se escucha todo, no es su escenario ideal para follarla. Así que vamos a esperar a la policía.
-Voy a matarlo Jack, juro que si la toca de esa forma, lo destrozare vivo.
El móvil de su hermano suena, mira atentamente hacia la pareja que entra en el hotel mientras escucha a su hermano.
- ¿Estáis en posición? En cuanto entren, Bartolomé y Emerson entrarán y pedirán la habitación de a lado, si ese animal intenta algo, con solo que de un pequeño grito entraremos. La policía debería de estar por llegar. Esto se acabará pronto.
Diez minutos después de la pareja haya entrado, ambos hombres ingresan al hotel, la idea era explicarle al dueño del hotel la situación en caso de que se volviese aún más peligrosa la situación y porque era necesario que ellos estuvieran cerca de la rubia para ayudarla si era imprescindible, aunque ellos esperarían a la más mínima oportunidad.
Los minutos se hacen eternos dentro pequeño espacio que compartían los hombres en el vehículo, el moreno no podía dejar de mirar hacia el rustico edificio. Según Emerson el dueño del hotel les había dado la habitación cinco, que daba justo hacia la fachada, tenían ventana y un pequeño balcón, las luces de esa habitación estaban encendidas más o menos el tiempo que ellos llevaban dentro así que debía ser la correcta, el hombre que parecía ser muy amable se había mostrado licito a prestar ayuda, les había entregado la llave de la habitación número cuatro, que por suerte estaba libre.
Había tomado muy enserio la palabra de ambos guardaespaldas y había llamado habitación por habitación informando de que había una situación de emergencia y que por ningún concepto salieran de su alcoba, que la policía venia en camino y que podía ser peligrosa la situación si salían. Bartolome y Emerson mantenían la línea abierta del móvil, para que Darien se tranquilice un poco, hasta el momento no se había escuchado ningún ruido raro, ni preocupante, así eso lo había mantenido a raya.
La situación se volvió ligeramente desconcertante, cuando al cabo de unos minutos de escuchar por el teléfono móvil como el agua de una bañera era abierta, la ventana que daba hacia el exterior era abierta muy lentamente, una cabeza rubia se asomó y como esta salía lentamente, el balcón era minúsculo apenas si cabía una persona allí, pero Serena se las ingenió para salir un poco. Llevaba lo que parecía ser una sabana en su mano, ambos morenos observaron como ella ataba un extremo en la barandilla de metal que impedía que alguien pudiese caer.
Sabían lo que ella pretendía, y no estaban del todo seguros que fuera una buena idea, estaba en una segunda planta, había unos metros de caída, no tantos como para matarse, pero si para romperse algo, justo cuando Darien iba a salir para ayudarla, vio como esta ponía cara de pánico y volvía al interior de la habitación dejando la tela ya lista por si se presentaba la oportunidad de huida.
Sea lo que fuese que haya ocurrido en el interior, el bastardo no se asomó a ver lo que pasaba en el balcón, el ruido que se escuchaba a través del móvil los alerto de que ese animal la había llamado desde el interior del baño, la voz de la rubia se escucha lejos y apagada por las paredes que los separaban, pero se pudo entender lo que le dijo.
Puedes utilizar tu mano imbécil, no me provoques, sino comenzare a gritar hasta quedarme ronca.
Darien sonríe al escucharla, pero la preocupación vuelve, cabrear a ese animal no es buena idea, y ella no debería de ponerse en ese tipo de peligro, por suerte para todos los hombres que estaban al pendiente de lo que ocurría en esa habitación, ese imbécil solo se rio de ella y volvía a abrir el grifo del agua. Unos segundos después, Serena vuelve al balcón, es evidente que está determinada a escapar de esa forma, por algún motivo la puerta no era una opción, lo que significaba que ese animal debía de tener la llave y ella no quería forzar la puerta y provocar ruidos innecesarios.
…...
Era la única forma de escapar, ese animal había estado demasiado insistente en parar y descansar en un hotel, y si bien ella prefería ganar algo de tiempo, estaba demasiado asustada para querer que pare en un hotel y pasar la noche cerca de él en una cama, no es que esperaba que tuviera algún tipo de consideración hacia ella; si quisiera violarla, lo hubiera hecho en medio de la carretera alejados de personas.
Pero estaba enfermo y ella realmente tenía la sospecha de que el realmente creía que ella era su mujer, su esposa, y que estaban de camino a disfrutar de su luna de miel; su medio hermano estaba muy enfermo, su familia estaba malditamente enferma. Todos debían ingresar en un psiquiátrico con efecto inmediato y para siempre. ¿Cómo era posible que ella fuese la única cuerda en medio de toda esa gente?
Así que cuando el bastardo se había metido en el baño, saco un cubre cama que estaba en uno de los cajones del armario, abrió con el máximo cuidado que pudo la ventana y amarro con todas sus fuerzas el extremo de esta, la idea no era mala o eso se decía así misma para convencerse, el imbécil había cerrado con llave la puerta y forzarla no era una opción, podía provocar ruidos innecesarios y alertarlo, una caída de unos pocos metros no la mataría.
Casi se le escapa el corazón por la boca cuando la llamo, se alejó corriendo del balcón y se acercó hacia la puerta del baño, Samuel, como había descubierto que se llamaba la estaba invitando a ducharse con él, lo mando a la mierda y por suerte para ella, él solo se rio de ella; ese animal sabía que ella estaba asustada. No tenía otra opción, tenía que irse ya, no podía esperar a que milagrosamente Darien apareciera para salvarla; si ese tipo le ponía un dedo encima se moriría del asco allí mismo. Si ella y su hijo iban a encontrar la muerte, sería luchando.
Vuelve a asegurarse de que la tela está firmemente amarrada, con mucho cuidado comienza a pasar un pie por encima de la barandilla, cuando toda ella esta del otro lado, traga saliva. Su cuerpo se estremece al pensar en la caída, pero se traga sus miedos y comienza a deslizarse un poco, solo necesita ayudarse un poco con la sabana, si consigue descender unos metros, los siguientes puede dejarse caer. No es seguro para su bebe y ella misma, pero tampoco es que tenga muchas opciones.
Su cuerpo se tensa cuando escucha coches llegar hacia el hotel, necesita darse prisa y alejarse lo más rápido que pueda, solo unos pocos metros más. Estaba demasiado concentrada en no matarse que cuando escucha un carraspeo, su cuerpo se entumece, alza la mirada y lo observa sonreírle perversamente. Lleva el arma en su mano y apunta directamente hacia ella.
- ¿Dónde piensas que vas pequeño cisne?
- ¿No es evidente? . -Le gruñe en respuesta.
- ¿De verdad creías que podías llegar tan lejos? . -Se ríe de ella. - ¿Sabes lo que pasara si suelto este pequeño nudo?
- ¿Qué estaré más lejos de ti? Por favor hazlo, estoy deseando la muerte antes de que me pongas una mano encima, desgraciado.
-Esa boquita tuya no te ayudara. Voy a ser muy amable y te ayudare a subir.
-No gracias. - Desciende unos centímetros más. Escucha entonces como carga el arma.
-O puedo pegarte un tiro y solucionar el problema.
-Adelante, dispárame. Creo que la parte de que estoy dispuesta a abrazar a la muerte no lo has entendido antes.
-No seas idiota. -Agarra el trozo de tela y con una mano la mueve, provocando que ella sienta un ligero vértigo al sentir que pierde la única cosa que la mantiene aferrada algo se tambalea.
-No vas a disparar, alertaras a todos aquí.
- ¿Crees que me im-
-Sr. Es mejor que baje esa arma ahora mismo, sino quiere recibir un disparo en el cráneo. -La voz gruesa de un hombre entrado en años los alerta a los dos. El castaño mira hacia abajo y ve a un hombre policía, gruñe al encontrarse en medio de esa situación.
-Es mi mujer oficial, ella simplemente le gusta este tipo de aventuras. -Estira sus labios mostrando una sonrisa psicópata, no deja de apuntarla en ningún momento, por su parte ella continúa bajando centímetro a centímetro, todo lo que pueda alejarse de él es bienvenido.
-Como aprietes ese gatillo, voy a romperte cada maldito hueso del cuerpo hasta convertirlo en polvo. -La voz inconfundible de su hombre la hace soltar un soplido de alivio, aún este medio colgando de un edificio, pero él está cerca.
-¡Mira a quien tenemos aquí cisne, a tu amante!
-Sr. No lo volveré a repetir baje esa arma ahora mismo. -El policía se acerca con cautela, cuando la policía local había recibido la llamada, habían supuesto que era una absurda broma y había acudido solo, cuando llego al escenario y vio a la joven descendiendo lentamente, apago las luces de inmediato y retrocedió ocultando el coche patrulla, pidió refuerzos y espero con paciencia a que la mujer continuara su huida. Por desgracia para todos, ese loco había notado el intento de fuga de la rubia.
-No creo que lo estés entendiendo, la policía está aquí, tengo a dos de mis hombres apuntándote al cráneo ahora mismo, antes de puedas siquiera rozarla te mataremos nosotros primero. -La voz de Jack resuena en la noche, Serena aprieta los dientes y baja un poco más.
-No lo creo, aunque me dispares, yo también puedo dispararle a ella, por eso ninguno hace nada. Vuestras opciones son peores que la mía. ¡Vamos preciosa, diles que me perteneces, es mi turno joder!
-Has jodido tu vida Samuel, podría haber sido distinto para ti también. Podrías haber elegido ser feliz, en su lugar permitiste que la mala sangre de nuestra familia te jodiera. Déjame lejos de eso, yo no os pertenezco a ninguno de vosotros. -Se estaba cansando, los brazos le estaban temblando, llevaba demasiado tiempo colgando y podía notar como perdía su cuerpo la batalla. Eso debía terminarse de una vez, no podía saber cuánto le quedaba, pero decidió soltarse. En el proceso se escucharon dos disparos.
…...
El grito adolorido del hombre resuena con fuerza, el disparo del oficial le había dado justo en el hombro izquierdo, no era ni de cerca una herida mortal y poco le importaba a los que estaban allí. Sin embargo, el segundo disparo que fue del arma del enfermo mental le dio a Serena, la sangre era demasiado escandalosa y cubría la ropa de rubia con rapidez, Darien había corrido hacia ella al verla soltarse, apenas si pudo atraparla y evitar que la caída fuera demasiado grave, el moreno estaba tan pálido al ver como la sangre la cubría rápidamente.
-Dios, duele como el infierno. -Gime sintiendo arder la herida.
-No hables amor, vendrá una ambulancia enseguida. -Su voz está rota por el dolor que siente por ella.
-Estoy bien Darien, solo ha sido un rasguño cariño, no te asustes. -Intenta consolarlo al ver que está llorando. - Solo me ha rozado, es más dramático de lo que realmente es.
-¡Estas sangrando por el amor de Dios!
-No seas tan intenso Darien, estaré bien. -Mira hacia arriba y no lo ve. - ¿Dónde está?
-Emerson y Bart han entrado a por él, no te preocupes cuñadita. Ese imbécil no escapara.
-Gracias Jack. -Suspira dejando que su cuerpo se relaje por fin, comienza a sentir los parpados pesados por el agotamiento físico y mental.
-No te duermas cariño, espera un poco. -Darien acaricia su cabeza.
-Estoy muy cansada, quiero dormir. -Cierra sus ojos en contra del deseo de su novio. - Estoy bien, solo quiero dormir.
-No te voy a perder de vista nunca más.
-Darien. -Lo regaña su hermano, la rubia sonríe medio inconsciente.
-Bien, pero déjame dormir. -Su respiración se vuelve acompasada, unos minutos después aparecen por la entrada del hotel, los dos guardaespaldas escoltando al medio hermano de Serena.
-Ella es mía, me pertenece. -Aúlla de dolor cuando Emerson lo aprieta del lado donde tiene la bala. - La tuvo nuestro padre y su hermano, ahora es mi turno.
-Voy a hacer que te arrepientas de solo haber pensado en joder a tu hermana, hare que la cárcel parezca el menor de tus problemas. -Lanza una amenaza el moreno.
-Gracias chicos, podéis poner a este enfermo dentro del coche.
Otro coche patrulla aparece en la escena acompañado de una ambulancia, por la seguridad de la rubia, Darien se niega a dejarla ir, pueden llevarla ellos después de comprobar que no es una herida grave, al bastardo lo tienen que llevar porque su herida si es urgente, la bala se ha quedado incrustada en el musculo y tiene que ser removida quirúrgicamente. Todos los coches siguen a la ambulancia, uno de los guardaespaldas acompaña al desgraciado en la ambulancia, no estará sin vigilancia hasta que esté en la cárcel y allí, ambos morenos se encargarían de hacer su vida miserable.
Mientras van de camino al hospital, Darien acuna entre sus brazos a su mujer, la herida ha parado de sangrar, pero aun así la visión de ella cubierta de sangre lo está trastocando, quiere llegar enseguida y que terminen de revisarla, a pesar de que el técnico de la ambulancia le aseguro que ella estaba bien. A pesar del malestar físico que siente por verla pálida y débil, su mano se mueve hacia su vientre y la deja allí, descansando encima de ella, sobre su bebe, sonríe al imaginar que pronto llevara una preciosa barriga de embarazada.
-Ya casi estamos hermano, falta poco.
-Bien. -Asiente sin dejar de mirarla, sonríe de alivio al saberla otra vez suya. - No dejare que nadie me la quite otra vez.
-Cuando este bien, tienes que llevarla con papá y mamá, se pondrán felices al saber que serán abuelos.
-Puede que a mi madre no le haga mucha gracia saber que ella está embarazada sin ser mi esposa.
-Nada que no se pueda arreglar, pídeselo. -Se encoge de hombros con simpleza.
-No lo hagas sonar como si fuera fácil, ella va a rechazarme.
-No lo creo, está embarazada, eso debe hacer alguna diferencia.
-Si, que no podrá correr tanto, pero no creo que cambien en lo demás. - Sonríe al pensar en pedirle matrimonio.
-De momento, hay que dejarla descansar, tal vez en unos meses cuando se le haya pasado el susto de ser secuestrada, disparada, y casi violado. Déjala descansar y relajarse, entonces estará más dispuesta, quien sabe puede que después de que nazca mi sobrino o sobrina, ella este más contenta y diga que sí.
-Que el cielo te escuche Jack, porque la necesito en mi vida.
-Lo se.
Los días siguientes fueron un torbellino para Serena, su novio realmente quería mantener la promesa de mantenerla a la vista, sino era él, era Jack sino Bart o Emerson, no parecía que absolutamente nada había cambiado, y si bien el primer día se sintió protegida, cinco días después ya se sentía cansada de la situación.
-Voy a ir a la oficina un momento, volveré en unas dos horas.
-Si, lo se. Lo has dicho antes, también se hizo obvio cuando por la puerta aparecieron los chicos.
-Solo estoy siendo precavido.
- ¿Precavido con qué? ¿con las moscas? Darien está en la cárcel, y si bien es cierto que aún faltan los juicios y la condena, tu abogada ha dicho que es un hecho, que no saldrá de allí en mucho, mucho tiempo.
-No quiero que estés sola. -Se enfada con ella. - Tienes una fascinación con escapar.
- ¿Escapar? -Lo mira directamente a los ojos. - Ese tipo amenazo la vida de Minako, no tenía otra opción.
-La había Serena, la había, podías haber confiado en mí, en nosotros. La hubiéramos recuperado y no hubiéramos pasado por ese infierno.
- ¿Estás diciendo que es mi culpa? . -Se levanta de la silla, ambos están en la cocina, donde hasta hace unos minutos estaban desayunando en silencio.
-Ni siquiera me dijiste que estabas embarazada. -Se aleja de ella unos pasos, le da la espalda.
-Lo supe ese día. -Exclama.
- ¡Mentira! . -Se vuelve a dar la vuelta para mirarla a la cara. - Lo sospechabas de antes, y no tuviste el valor de decírmelo.
-Era una duda Darien, no podía.
- ¿Por qué? Dime exactamente porque no podías, maldita sea Serena, no quiero estar enfadado contigo y menos ahora. Te amo, por todos los cielos, te amo demasiado, quiero que seas feliz, pero te necesito bien, y si para eso tengo que tenerte vigilada así será.
-No me has dicho nada del bebe. -Traga saliva, había esperado que él estuviera eufórico de alegría, y si bien le había dicho que estaba contento, no había vuelto a mencionar nada del embarazo. Siente que las lágrimas se comienzan a formar. - ¿No lo quieres?
- ¿Qué te ha hecho creer eso? .-Frunce el entrecejo al verla ponerse roja por contener las lágrimas.
-No dices nada, no preguntas nada. Creí que para estas alturas ya estarías pintando la habitación del bebe. - Se le escapan unas lágrimas.- Pensé que era lo que querías.
- ¡Por dios! . -Gruñe y se acerca a ella, la envuelve entre sus brazos. - Te necesito. -Empuja su cadera contra ella mientras limpia sus lágrimas. - Amor, me estoy refrenando de gritarlo, de anunciarlo en los periódicos. El estúpido de Jack dijo que debía controlarme, que tenía que darte espacio y no volverme loco con lo del bebe, ya he mirado como cinco cochecitos para nuestro hijo o hija, y ropa, montones de ella, si es niña hay unos vestidos tan lindos que quiero ponerle, será una autentica princesa.
- ¿Y si es niño? . -Sonríe entre lágrimas.
-Entonces será un príncipe. - Se ríe y la abraza aún más fuerte. - Tengo miedo, mucho miedo de que te pase algo malo mientras no estoy a tu lado.
-Ya no puede pasarme nada malo amor. Esta encerrado.
-Lo sé, pero...- Señala su pecho. - Aun no puedo quitarme la angustia que siento en mi pecho de no tenerte, pase unas horas horribles, y sé que estoy siendo egoísta e imbécil porque tú lo pasaste peor. Pero no saber de ti, no saber si seguías viva, si te había tocado; el no saber me volvía loco.
-Entiendo, pero ponerme guardaespaldas no será de mucha ayuda. Piénsalo, si quisiera escapar ya lo hubiera hecho, tengo habilidad para eso, ¿no es así? -Se ríe al verlo tensarse. - No voy a irme a ninguna parte amor, a partir de ahora, tu mayor preocupación será consentir mis antojos.
- ¿Segura? -Mira miedo en sus oscuros ojos azules, asiente con la cabeza, pero su mirada continua igual, abre sus ojos interrogantes. - Una vez me dijiste que cuando esto se acabara, te irías de mi lado.
- ¿Cuándo dije eso?
-Cuando fui un gilipollas, y te dije que no...-Traga saliva al sentir un nudo formarse en su garganta. - Dije que no tenías a donde ir.
Serena abre los ojos al recordar aquello, habían tenido una discusión muy seria aquella vez, y desde luego le había dolido aquello, pero ciertamente lo había olvidado. Desvía la mirada pensativa, durante un tiempo había pensado que era bueno que después de que atraparan a ese demonio, ella debía madurar por su cuenta, pero eso, aquello, era de una diferente Serena, algo en algún momento de los últimos meses había cambiado. Algo dentro de ella.
-Soy feliz, aquí. -Señala su corazón, no el suyo propio, sino el de su moreno. - Eres mi hogar, mi familia, la única que tengo. Bueno, y ahora el bebe. -Se toca su vientre mientras mantiene sus ojos clavados en él.
- ¿Qué ha pasado? -La observa sorprendido. - No me quejo, no pienses eso, antes no hubieras dicho eso, aunque te torturara. -La rubia se ríe. - Te noto, calmada.
-Me siento bien. -Se pone de puntas y besa sus labios. - No me voy a fugar, lo prometo.
- ¿Puedo fiarme? Si te vas, ahora perdería mi pequeña familia, mi vida entera.
-Prometo que lo más lejos que iré sin ti es a la heladería, me estoy volviendo loca por un helado de yogurt con chocolate.
-Es muy pronto para eso amor, apenas si son las ocho de la mañana, iremos por la tarde.
-Lo sabía. -Pone los ojos en blanco. - ¿Le dirás a los chicos que no hace falta que me vigilen más?
-Bien. -Cierra los ojos unos segundos, al abrirlos observa la calma y tranquilidad en su mirada azul cielo.
-Voy a llamar para pedir cita para ir con la matrona, me gustaría saber si todo va bien.
-En urgencias nos dijeron que todo estaba bien.
-Si, pero eso fue apenas una revisión general, necesito ir para la medicación, vitaminas y demás cosas. -Le sonríe.
-Bien, pide una cita y cuando la tengas, iremos juntos, a todas.
-Genial. -Le sonríe de oreja a oreja. Ambos caminan juntos a la sala, allí encuentran a los dos hombres sentados, Serena les guiña un ojo mientras su hombre comienza la charla, ambos hombres asienten cuando los despiden de su trabajo, no estaban sorprendidos la rubia ya había hablado con ambos la tarde anterior.
-Por supuesto chicos podéis visitarme siempre que queráis, pero llamar antes, quien sabe que estemos haciendo.
-Por supuesto Sra. Chiba.
Se despide de ambos dándole un abrazo a los dos, el moreno les agradece a ambos por haberla cuidado y espera verlos a ambos en otras circunstancias; Bartolomé y Emerson se van de la casa y el moreno la observa mientras esta sonríe contenta.
-Estas demasiado feliz.
-Siento que estoy volviendo a la normalidad. -Vuelve a la cocina para terminar su desayuno, el moreno la sigue. - Por cierto, despide también al otro guardaespaldas que me sigue como perrito faldero.
- ¿Qué? . -Abre los ojos sorprendido.
- ¿Crees que no lo sé? . -Alza una ceja, muerde un trozo de tostada con mermelada de fresa.
- ¿Pero, como? .-La mira sorprendido.
-No fue muy bueno escondiéndose, supongo. -Se encoge de hombros, y continúa comiendo.
-Bien, bien, a él también lo despediré. -Saca su móvil y llama a su hermano, le informa de la nueva situación de todos los guardaespaldas, de los tres, Serena le sonríe complacida al escucharlo; con cada pequeño cambio se la ve más tranquila. - ¿Sabes que haría cualquier cosa para verte así por siempre?
- ¿Así como?
-Me gustaría que pudieras ver lo que yo veo justo ahora. Eres hermosa, cuando lloras, cuando me gritas, cuando te enfadas, cuando sonríes, pero justo ahora, así de relajada y feliz, es como quiero verte siempre, porque te lo mereces, mereces lo mejor del mundo; toda la felicidad absoluta para ti.
-Tu eres mi absoluta felicidad.
-Te has vuelto una romántica, si continúas seduciéndome así no podré irme nunca de casa.
-Tienes que trabajar Chiba, tenemos que cuidar de este bebe, necesitaremos muchos pañales.
- ¿Muchos pañales? . -Alza una ceja y acto seguido le sonríe abiertamente. - ¿Exactamente cuántos bebes tendremos?
-Estoy pensando en un pequeño equipo de futbol.
-Vaya, tendré que hacer horas extras.
-Las horas extras las harás en la cama conmigo. -Su mano se acerca peligrosamente a su entrepierna, apenas rozando su erección.
-Vamos preciosa, de verdad me tengo que ir, esta reunión es importante.
-Bien, ve y vuelve rápido, te estaré esperando en la cama. -Sonríe al verlo ponerse pie y ver el bulto en sus pantalones.
-No empieces sin mí. -Gruñe por la excitación.
-No puedo prometerte eso cielo, tómalo como una motivación para volver pronto a casa.
-Siempre serás mi motivación para volver a casa.
-Ve, sal y caza un poco para esta familia, mi fuerte y protector hombre, te estaré esperando siempre.
…...
Había cumplido su promesa con creces, los meses siguientes su mujer no pregunto ni una vez por su medio hermano, tal vez porque intuía lo que él estaba haciendo, ese bastardo infeliz estaba aprendiendo de mi primera mano el dolor en carne propia, su hermano lo había ayudado a conseguir su objetivo, la vida llena de golpes, dolor, abusos de todo tipo era lo que ese animal se merecía; se aseguraría de que nunca más estuviera cerca de ella, cuando ganaron el juicio fue una victoria triunfante, esa noche le había hecho el amor a su mujer varias veces, eufórico de la emoción.
Su niña tenía razón, su familia estaba infectada por la maldad, la rabia y el dolor y por eso habían abusado de ella hasta el cansancio, no volvió a tocar el tema de su otro medio hermano por parte de madre; porque cuando veía su barriga moverse por sus hijos, sabia a ciencia cierta que jamás en la vida haría algo para hacerles daño y mucho menos lastimarla a ella, aún tenía pesadillas, no tan recurrentes como antes, pero de vez en cuando se despertaba llorando por el miedo, era cuando más los odiaba a todos ellos.
Por suerte para ambos la terapia a la que iban juntos como pareja los estaba ayudando mucho, Ryuto era muy comprensivo cuando comenzaban a discutir por tonterías, la última pelea fue el color de la habitación de los bebes, ella realmente no quería dar su brazo a torcer, el solo quería molestarla, pero de pronto la pelea se volvió demasiado apasionada, nada de gritos o ella intentando huir de hablar, había cambiado para bien, ahora cuando algo le molestaba iba directo a él, se había vuelto comunicativa y expresaba sus miedos en voz alta.
Él por supuesto también había mejorado, ya no sentía esos absurdos celos por cualquier cosa, desde que no sentía que ella estaba en peligro constante se había calmado notablemente, sus amigos la visitaban mucho para verla a ella y los avances del bebe, siempre que llegaba a casa y estaban ellos, alguno tenía su mano sobre su estómago; la querían mucho y estaban encantados con la llegada del primer bebe al grupo, su hermano también se dejaba caer por su casa, tocando a su mujer más de lo que debía y diciéndole que si él la cagaba, él podía encargarse de los bebes, acto seguido el mismo lo invitaba a abandonar su casa. Su mujer solo se reía y le pedía que cenara con ellos.
Cuando les dieron la noticia a sus padres fue otra escena de llantos, los invitaron a cenar a casa, estaba la familia completa, sus padres, su hermano, brownie que intentaba robar comida de la mesa, su mujer había estado metida todo el día en la cocina preparando la cena, él había querido comprarla hecha, pero Serena insistió en que debía ser todo casero, se había tomado la molestia de hacer un pastel y escribir sobre el: ¡Vais a ser abuelos!
Su madre se había hartado de llorar todo lo que quiso, los felicitaron y por supuesto sacaron el tema del matrimonio, su padre no fue nada discreto sobre eso, diciendo que un hombre de verdad ya habría puesto un anillo en ese bonito dedo, que si fuese él ya lo hubiese hecho, él solo rodo los ojos y lo dejo correr, Serena por su parte solo se río de la escena y les prometió a sus padres que en algún momento ocurriría.
Su vida era perfecta, tenía a su lado a una mujer maravillosa que lo amaba y se lo demostraba continuamente, a pesar de que había comenzado siendo una ilusión, un enamoramiento por una niña que vio por la calle y si bien aún sentía remordimientos por cómo empezó todo, no estaba en absoluto arrepentido de haberse enamorado de ella; sabía que, si el final era ese no cambiaría nada, seguiría soportando las burlas de su amigo, siendo llamado pervertido y otras cosas, con tal de tenerla a ella.
La vida le sonreía cuando ella le miraba y podía ver el amor en sus ojos, internamente se había prometido ser siempre ese hombre dispuesto a salir a cazar y matar demonios con tal de verla tranquila, tenía la certeza de que si hacía falta mataría a cualquier demonio, estaba disfrutando de hacerlo sufrir, pero sabía que no le quedaba mucho tiempo, no permitirá que un ser como ese respire mucho tiempo sobre la tierra, no al mismo tiempo que su mujer por lo menos; lo había hablado largo y tendido con su hermano, no era una persona sin escrúpulos y sangre fría, no podría cegar la vida de otro ser humano, por suerte para los hermanos Chiba, siempre había gente dispuesta a hacerlo, otros demonios que creían que hacían algún tipo de bien asesinando a violadores.
Porque, y a pesar de no debía de haberles sorprendido, cuando lo ingresaron a la ficha policial, descubrieron que era un violador en serie, pobres e inocentes mujeres que habían sido abusadas y violadas por ese bastardo, mujeres fuertes y valientes que denunciaron el abuso, y presentaron pruebas y ADN, y gracias a eso pudieron inculparlo; cuando había visto a las víctimas el estómago se le había revuelto, todas esas mujeres eran rubias y de ojos claros, era evidente lo que ese desgraciado había estado buscando en ellas. A su mujer.
Así que, cuando su hermano le había informado que algunos maridos, padres, hermanos estaban dispuestos a pagar lo que fuese para hacer de su vida un infierno en la cárcel, él no pudo más que aplaudir y alegrarse por su dolor; Jack le había informado que ese imbécil había tocado a la niña de un hombre muy importante y con mucho dinero, y que pronto, muy pronto ese bastardo dejaría de respirar. De alguna forma, la carga en sus hombros de cegar una vida había disminuido, porque él realmente no había dado la orden, pero se haría justica, por el bien de todas esas mujeres que sufrieron y aún sufren.
- ¿Lo has sentido? .-Su voz suave lo despierta de sus cavilaciones.
- ¿Qué cosa? .-La observa avergonzado.
-Uno de ellos esta despierto. -Le sonríe y aprieta su mano en su hinchado vientre. - Esta muy animado.
-Venga campeón, si continúas moviéndote así despertaras a tu hermano. -Sonríe al sentir otra patada.
-Parece que no le importa mucho.
-Por suerte para nosotros parece que su hermano es más tranquilo.
-Tengo ganas de tenerlos en mis brazos, quiero conocerlos. -Sonríe tocando su estómago.
-Falta muy poco amor, pronto estarán aquí con nosotros. -Besa su frente.
-Lo sé, es solo que ya tengo muchas ganas de abrazarlos y amarlos mucho. -Lo mira a los ojos. - Ojalá y sus ojos sean como los tuyos, del mismo color del azul del cielo nocturno.
-Yo quiero que tengas los tuyos, me gusta ver el cielo claro cuando despierto en las mañanas. -Besa su nariz.
- ¿Crees que toda ira bien? . -Lo mira preocupada.
-El parto ira bien amor, estamos preparados para cualquier imprevisto.
-No me refiero al parto, sino, a yo siendo madre. - Se retuerce las manos. - Dicen que uno repite lo que aprendieron cuando eran niños, yo no tuve una buena madre.
-No, no la tuviste, y siento mucho dolor por eso, pero estoy seguro de que serás la mejor mamá del mundo, porque hay tanto amor en ti para dar. -Toma sus manos y las besa. - Lo sé por la forma en que tocas tu barriga, por la forma en que miras las ecografías, por como hablas de ellos, como decoras su cuarto, lo sé porque sientes miedo de no ser buena para ellos, como me siento yo de no ser buen padre y preocuparnos por eso, ya nos vuelve buenos padres.
- ¿Seremos buenos? -Sonríe.
-Seremos los mejores. -La besa suavemente.
-Pero los obligaremos a comer las verduras. -Dice seria.
-Y hacer las tareas, no podemos ser geniales en todo. -Se ríen juntos al imaginarse su futuro, un porvenir feliz con una familia grande y en crecimiento, todos ellos, brownie ladra recordándoles su presencia y le sonríen mientras acarician su cabeza.
Siempre juntos, como una familia, la familia que ella siempre se mereció; una que la llene de amor y alegría, y él estaba dispuesto a dársela; porque en algún momento su corazón dejo de pertenecerle y se lo entrego sin condiciones. De la misma forma en que ella supero sus miedos y entrego el suyo, ahora solo faltaba armarse de valor y pedirle ser su esposa, ya lo era en la cama y ante sus ojos, ahora solo faltaba en papel.
Fin.
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Nota de Autora:
¿Demasiado corto?
Ciertamente sentí que fue corto, pero la verdad tampoco se podía estirar mucho más el asunto, sabíamos que el problema que tenían era su acosador, fuera eso de juego, como pareja no podía irles tan mal.
Muchas gracias por todo, por la paciencia, espero que disfrutéis del final.
Buena lectura, nos leemos.
