FUTURO EN EL PASADO

XVI.

Cuando al fin su cuerpo comenzaba a responderle, Sesshomaru se levantó de encima de Kagome con toda la dignidad que le quedaba. No quería verla a la cara, le causaba vergüenza haber caído en aquella trampa, bajo aquel hechizo. Maldita bruja, ya se las pagaría.

—¿Ya te encuentras bien? —fue la pregunta de la miko, aunque intento ignorarla su inconsciente atinó a mover la cabeza en signo de afirmación ¿cómo había caído tan bajo? Continuaba preguntándose.

—Kagome —se acercó entonces la exterminadora hacia su amiga—, ¿estás bien?

—Sí… sólo me molesta un poco el hombro —después de todo el impacto al caer se lo había llevado su hombro.

—Será mejor que no utilices tu arco por algunos días —comentó Sango al verificar que no tuviese ningún hueso roto o algo parecido.

—Sí, creo que tienes razón —convino la miko—, aunque habría que ver cómo se las arreglarán entonces Miroky y Kohaku para exterminar a todos esos monstruos y más importante aún, cerrar aquel portal —ese era el problema principal.

—¿Portal? —preguntó Sesshomaru muy a su pesar. No le interesaban demasiado los problemas que pudiesen tener, pero sin duda era su deber ver que Rin tuviese un lugar seguro en el cual vivir, al menos por el momento, la aldea anterior no era un buen lugar para estar.

Kagome suspiró, tal parecía que Sesshomaru no pensaba explicarles absolutamente nada de lo que había ocurrido con él, a menos que estuviese buscando el momento oportuno para ello.

—Así es —intervino Miroku—, dentro de la aldea, casi en el centro hay un portal del cual salen cientos de monstruos.

Sesshomaru levantó la ceja, intrigado; era extraño que un portal se formase solo, claramente alguien más lo había abierto, pero ¿quién?

—Jacken deja de perder el tiempo —dijo el youkai dirigiendo su mirada hacia donde estaba tirado el pequeño demonio verde, para sorpresa de todos, aquellas palabras bastaron para que Jacken se levantara apresuradamente.

¿Estaba fingiendo? Se preguntaron todos. Rin vio con alivio que su pequeño compañero no había recibido ningún daño severo. Jacken se puso al servicio de su amo como si no huibese ocurrido nada, aunque claro, el chichón en su cabeza decía todo lo contrario. Sesshomaru comenzó a caminar, Kagome intuía que se dirigía a arreglar aquel problema que tenían, nadie se lo había pedido, pero sabía que él lo hacía de buena gana.

Pasaron varios minutos, cuando la presencia de seres malignos comenzó a disminuir drásticamente, sin duda tener a Sesshomaru de su lado era tener la victoria asegurada, al menos en aquel momento. Una vez que todo parecía un poco más seguro, Miroku junto a Kohaku se dirigieron hacia la aldea, el monje no estaba del todo seguro que Sesshomaru pudiese hacer algo con aquel portal, en ese caso quizá pudiese poner algún sello o barrera, aunque también dudaba que funcionara.

Luego de un tiempo prudente Kagome comenzó a caminar junto a Sango y a sus hijas; Kagome quería ver si habían logrado hacer algo con aquel extraño portal. Detrás de ellas iban Kaede y Rin.

Al llegar al centro de la aldea, pudieron ver que el portal seguía ahí, aunque por el momento parecía que los monstruos habían dejado de salir, menos mal pensaron. Kagome se acercó para inspeccionar más de cerca aquello, todo era oscuridad ahí dentro. Sintió que aquello ya lo había visto antes, pero no, sería una locura, pensar en ello le causaba ansiedad, entonces, una imagen frente a ella le hizo ver que sí que podía ser lo mismo.

—Oh no —musitó Kagome al ver la imagen que aparecía frente a ella.

—¿Qué sucede? —preguntó Miroku acercándose a ella.

—No puede ser, pero… —tragó saliva, aquello era imposible, se suponía que no existía más—, no puede ser, pero… creo —negó con la cabeza—, estoy segura de que es el interior de la Perla de Shikon —todos quedaron sorprendidos ante la declaración de la miko, ¿cómo podía ser? Era imposible, la Perla había desaparecido para siempre.

—¿Estás segura Kagome? —preguntó Sango detrás, la idea de que la perla de Shikon estuviese de nuevo entre ellos le causaba malestar, aquella perla era símbolo de desgracias.

—Sí… estoy segura —miró fijamente dentro del portal—, miren —dijo señalando un punto dentro, cuando todos vieron aquel lugar al que señalaba Kagome se quedaron mudos, no era posible.

—Naraku —dijo Miroku con gran pesar, no podía estar pasando de nuevo.

Sesshomaru se había quedado al margen, no había dicho nada, pero desde el momento en que había visto aquel portal se dio cuenta que le resultaba conocido, era extraño, pero le recordaba precisamente el momento en que Kagome había sido devorada por el interior de la perla, y ahora, con la afirmación de la miko, estaba seguro, sin duda era el mismo portal, la misma perla de Shikon.

La cuestión era ¿tendría Kagome que entrar nuevamente en el interior para hacer que la Perla desapareciera nuevamente? Nadie lo mencionó, pero todos pensaron en ello, incluida Kagome, aunque ella pensaba en que no podría de ninguna forma lograr salir de aquella oscuridad, no sin Inuyasha al menos.