CAPÍTULO 36:

REENCUENTRO

Palacio Matriarcal

Arenas de Combate

-Listo, falta poco -. Avisó Dan al resto del grupo desde su posición junto al conductor robótico.

-Ya quiero destrozar el Sistema EB -. Comentó Ace asomando su cabeza por la ventana para ver mejor si objetivo.

-Yo también, amigo -. Concordó Baron, imitando la acción del peliverde.

Sobre los numerosos coliseos de pruebas se encontraba la gran esfera de control que conectaba la señal del Sistema EB desde Nueva Vestroia al palacio de sus enemigos.

-Es extraño -. Dijo Drago mirando sus alrededores.

-¿Qué sucede? -. Preguntó Leónidas a su amigo.

-Hay demasiado silencio -. Respondió el dragón rojo inquieto.

-Es cierto, todo está demasiado tranquilo -. Asintió Shun asomándose por la ventana a su lado en busca de enemigos.

-Llevamos dando vueltas un rato y todavía no ha pasado nada -. Comentó Mira.

-Eli, sé sincera, ¿qué tan efectivo es el sistema de seguridad de Zenoheld? -. Preguntó Nick a la rubia sentada a su lado junto a las puertas del vehículo.

-No estoy segura, pero el sistema de Hydron en Nueva Vestroia era muy efectivo. Seguramente, ya saben que estamos aquí -. Respondió Elisa meditativa.

-¿Creen que debamos esperar una trampa? -. Cuestionó Ángel a los peleadores.

Sin embargo, la pregunta de la Bakugan fue respondida a través del pequeño grito de pánico que emitió Mira desde su posición en la parte frontal del transporte.

-¿Qué ocurre? -. Preguntó Nick alterado por la reacción de la pelinaranja.

El pelinegro no tardó un solo segundo en alcanzar la posición de Dan y Mira junto al conductor para tener una mejor visión de la imagen que le heló la sangre.

Docenas de guardias los esperaban en la entrada del centro de arenas de combate con lanzas eléctricas listas entre sus manos. Sus cascos morados cubrían las miradas regias que los hombres debían estar dirigiendo al vehículo en el que esperaban a sus objetivos mientras sus capas rojas ondeaban con timidez.

-Por eso no los habíamos visto antes -. Dijo Shun sorprendido al ver a los guardias.

-Zenoheld debió detectarnos al llegar y mandó a su gente al lugar al que terminaríamos viniendo tarde o temprano -. Teorizó Nick bajando la voz.

-O tal vez, Spectra le dio esa información para ganarse su confianza -. Propuso Ace con rabia.

-No, Keith es muchas cosas, pero jamás le daría la espalda a la oportunidad de salvar a papá -. Negó Elisa con la seriedad que la caracterizaba al trabajar.

-¿Qué tal si lo hizo para infiltrarse nuevamente en las filas de Zenoheld y tener fácil acceso al comandante? -. Cuestionó Baron temiendo una discusión en el peor momento posible.

-Sea como sea, no podemos quedarnos aquí a averiguarlo. Tenemos que salir de cuanto antes -. Finalizó Ingram el debate.

-Es cierto, a esta distancia aún no deberían vernos. Tenemos que saltar ahora -. Declaró Ace abriendo la puerta a su lado.

-¿A esta velocidad? ¿Estás loco? -. Interrumpió Marucho alarmado de un salto -. Tiene que haber otra solución. Vamos, chicos, pensemos.

-¡Tranquilo, amigo! -. Dijo Dan alzando la voz.

Sin embargo, el fuerte agarre de Ace al pequeño peleador detuvo cualquier queja que éste último pudiera emitir.

-Es la única manera. Sujétate fuerte -. Concluyó el peliverde antes de lanzarse con Marucho entre sus brazos para protegerlo de cualquier daño que pudiera sufrir debido a los giros que dieron en el suelo.

-¡Vamos! -. Exclamó Shun agarrando el cuello del chaleco blanco de Baron para llevarlo consigo al exterior del auto.

Nick asomó la cabeza sorprendido al ver como sus amigos se arrojaban del vehículo. Tenía que darle crédito a Ace por su pensamiento rápido aunque demasiado arriesgado para su gusto.

-No puedo creerlo, de verdad lo hicieron -. Dijo Leónidas sorprendido.

Wolfang solo ladró en afirmación a las palabras y reacciones de sus compañeros.

-Y nos toca a nosotros -. Escucharon la voz de Elisa declarar antes de sentir un fuerte empujón en la espalda del pelinegro que los sacó a los tres del transporte.

Los seis peleadores rodaron un momento en el frío piso metálico que conducía a las arenas de combate antes de detenerse oportunamente a unos metros de la entrada del lugar. Unas barras de metal les sirvieron como escondite para evitar ser detectados por sus enemigos.

-Eso dolió -. Se quejó Baron sobando su cabeza adolorida por los golpes sufridos durante el salto forzoso que el ojimiel lo obligó a dar.

-Dímelo a mí -. Se quejó Nick sosteniendo su frente.

A diferencia de los otros, el pelinegro más joven tuvo la desgracia de caer de frente al suelo por el empujón que le propinó la ojiverde del equipo.

-Perdona -. Se disculpó Elisa avergonzada al ver el raspón en la frente del terrícola.

-No te preocupes, ha sufrido peores -. Consoló Leónidas a la rubia, recordando lo severo que era Shun en los entrenamientos.

-No te quejes, humano, un raspón en la frente no es nada -. Reprendió Vladitor al peleador.

-¿Te mataría ser empático por una vez? -. Se quejó Takahashi con un ojo cerrado.

Habrían seguido discutiendo por un rato de no ser por la voz de Ace haciendo una pregunta que hizo que ambos se callaran inmediatamente al identificar el significado de las palabras.

-Oigan, ¿dónde están Dan y Mira?

Las expresiones en blanco de los peleadores y las preguntas que pudieran formular en sus mentes junto a las posibles teorías del paradero de sus amigos tuvieron su respuesta cuando el vehículo en el que habían llegado aceleró el curso a la entrada de los coliseos para chocar directo contra la pared en su camino, apartando a la pequeña horda de guerreros que los esperaban con sus armas listas.

No tardaron en llegar a la entrada del lugar para inspeccionar la zona. Shun, Nick y Elisa ya tenían sus lanzadores listos en sus brazos en caso de que se presentara la necesidad de combatir mano a mano.

El vehículo se encontraba de cabeza, tirado junto al objeto que había provocado el final de su veloz carrera, con varios circuitos dañados y pequeñas chispas saliendo de sus diferentes ángulos mientras un poco de humo se filtraba desde su interior, obligando a los peleadores a taparse la nariz.

-No están aquí, quizás saltaron del auto -. Sugirió Marucho inspeccionando la zona con la mirada.

-No lo creo, los guardias salieron corriendo de aquí antes de que llegáramos a la puerta. Deben estar persiguiéndolos mientras hablamos -. Respondió Nick alejándose del vehículo dañado.

-Es cierto, Mira debió hacer esto para darnos vía libre de buscar los controles principales del Sistema EB -. Respaldó Shun -. Si es así, entonces tenemos que darnos prisa. Debemos encontrarlos antes de que se den cuenta de que también estamos aquí.

-No podemos dejarlos -. Interrumpió Ace al ninja, provocando un gruñido por parte de éste.

Nick tuvo que resistir el impulso de golpearse fuertemente la cara por la posible riña que vendría entre ambos peleadores.

-No me iré de aquí sin mi padre, estoy segura de que está en alguna parte de este lugar y tengo salvarlo -. Dijo Elisa con determinación.

-Eli, no tenemos garantía de que esté aquí precisamente. El palacio es muy grande, no hay forma de saber dónde están -. Trató de razonar Nick con la rubia.

-Si esos guardias nos estaban esperando, significa que Los Vexos ya saben que estamos aquí, eso solo puede significar que ya nos deben estar esperando. Ellos son cinco, nosotros somos siete, sin papá y Joanna para apoyarlos están en desventaja numérica. Zenoheld es muchas cosas, pero no un idiota, no se va a arriesgar a perder la batalla teniendo la ventaja del terreno con él -. Argumentó la rubia mirando al terrícola fijamente.

-Nick, tiene razón. La inteligencia de la mayoría de Los Vexos no es su mayor virtud, pero no hay forma de que el rey sea tan tonto como para darse el lujo de perder la oportunidad de llevarse las energías de atributo en su propia casa -. Respaldó Leónidas a la ojiverde.

-Entonces, ¿qué hacemos? -. Preguntó el Peleador Darkus mirando a Shun.

-Con Dan y Mira desaparecidos, tenemos una nueva tarea aquí -. Meditó Shun pensativo.

-Yo iré a buscarlos, ustedes encárguense del resto -. Declaró Ace con seguridad.

-Oye, espera, iré contigo -. Intervino Marucho mirando al peliverde con insistencia.

-De acuerdo -. Asintió el ninja antes de mirar a su pupilo -. Nick, acompaña a Elisa a buscar a su padre y a la capitana. Baron, Ingram y yo iremos por el Sistema EB.

-Eso me agrada, tenemos cuentas pendientes con esos dos -. Recordó el Bakugan incorpóreo a sus anfitriones.

-Claro -. Asintió el pelinegro, optando por ignorar el sorprendente ímpetu de su antiguo enemigo.

Leónidas saltó rápidamente al hombro de su compañero para dirigirse a su compañero de entrenamientos.

-Cuídate, Ingram. No tengo que recordarte que eres de los pocos que aún poseen su energía de atributo.

-Claro, confío en que Elfin y tú ayudarán a Ángel y Percival a preservar la energía Darkus -. Respondió el Bakugan ninja a su amigo.

-Por supuesto -. Asintió el dragón negro.

-Nosotros nos encargamos de eso, Nemus y tú deben salvaguardar la energía Ventus -. Recordó Ángel a los Bakugan mencionados.

-Lo haremos -. Aseguró Nemus al ángel oscuro.

-Bien, nos veremos después. Usen sus lanzadores para mantenernos en contacto -. Fue lo último que dijo Shun antes de emprender la carrera en busca del Sistema EB mientras Baron hacía su mejor esfuerzo por seguirle el ritmo.

Nick y Elisa se despidieron rápidamente de sus amigos antes de emprender su propia búsqueda por los peleadores convertidos en esclavos de Zenoheld.


Arenas de Combate, Corredores

20 minutos después

-Si fuéramos Zenoheld, ¿dónde podríamos dejar a dos peleadores convertidos en armas de destrucción masiva? -. Se preguntó Nick mentalmente mientras paseaban por los numerosos pasillos del palacio.

-No lo haría, los ejecutaría por su insolencia -. Respondió Vladitor con indiferencia.

-Me alegra contar con tu optimismo, Vlad -. Dijo el peleador sarcásticamente poniendo los ojos en blanco.

-¿Cómo me llamaste, humano? -. Dijo el Bakugan incorpóreo con molestia.

-Vlad -. Contestó el terrícola con sencillez -. Pensé que, ya que estamos juntos en este lío, deberíamos empezar a trabajar en nuestras relaciones comunicativas. Según estudios, el uso de apodos ayuda a fortalecer los lazos entre las partes. Si quieres, puedes empezar a llamarme "Nick", como todo el mundo.

Normalmente, no le daría mucha importancia a la forma de expresarse de Vladitor, pero no tener a Marduk cerca para motivar al Bakugan incorpóreo a cooperar lo había hecho llegar a la conclusión de que, si provocaba cierto grado de irritación en Vladitor, podría incentivarlo inconscientemente a expresar sus verdaderos pensamientos.

Los otros peleadores ya le habían dicho que tenía demasiados problemas para confiar en los demás y sabía que tenía que razón, pero jamás podría olvidar el hecho de que Vladitor había intentado destruir a Leónidas y al planeta Tierra. Sin importar cuantas veces Dan le asegurara que podía confiar en sus antiguos enemigos y que él mismo respondiera por ellos, a Nick le tomaría mucho tiempo empezar a ver al huésped de su compañero como un aliado y borrar la imagen del monstruo que lo había acosado en sus pesadillas desde la pérdida de Leónidas.

-Oigan, no quiero interrumpirlos, pero creo que alguien te necesita en este momento, Nick -. Intervino Leónidas, llamando la atención de su compañero.

El Peleador Darkus regresó a tierra firme para ver una vez más el decorado de los corredores del palacio. Blancas puertas corredizas hechas de metal, gama de colores claros que dejaban en claro que estaban en el terreno de la realeza. Había algunos candelabros hechos de oro mirando todo desde el techo y unos cuadros de lo que aparentemente eran los antepasados de Zenoheld.

Le habría dado un poco más de importancia a la latente idea en su corazón de llevarse algunos de esos para ver cuánto precio le pondrían las joyerías a los marcos dorados y finos de los cuadros de no ser por la imagen de Elisa apoyada en la pared opuesta a la suya con la mirada gacha, sus hombros caídos y su postura floja, falta de la rigidez militar que la acompañaba al trabajar.

Nick se maldijo en ese mismo momento por su descuido, ¿cómo podía darse el lujo de perderse en sus propios pensamientos y sus discusiones con Vladitor cuando la chica de la que estaba aparentemente enamorado estaba en su punto más bajo debido a todas las preocupaciones con las que cargaba constantemente? Conocía lo suficientemente bien a Elisa como para saber que, si estuvieran en un lugar seguro, se habría permitido llorar en silencio. Pero no podían darse ese lujo ahora, tenían una misión y no podían distraerse por nada, vidas inocentes dependían de ellos.

A sus 17 años, Nick ya se había acostumbrado a cargar con responsabilidades que nadie más debería y se había visto obligado a crecer y madurar demasiado rápido, pero jamás tuvo que lidiar con la incertidumbre de tener a su propia familia en el lado opuesto del campo de batalla. Elisa no solo tenía que lidiar con la carga de ser una de las pocas esperanzas de sobrevivir para diferentes mundos, también tenía que estar preparada mentalmente para enfrentar a su propio padre en batalla para liberarlo.

La joven ojiverde lidiaba con ese problema de un modo en que el mismo Nick no estaba seguro de poder emular si sus papeles se invirtieran.

Con timidez, Nick se acercó delicadamente a la vestal para posar delicadamente sus manos callosas cubiertas por sus guantes en los hombros de su amiga.

-Eli, no te preocupes, lo hallaremos -. Trató de reconfortar Nick a la chica.

-Lo sé, es solo que… -. Comenzó la rubia pasando una mano suavemente por su rostro.

Nick no necesitaba agacharse para entender que la pobre chica estaba borrando el rastro de una lágrima rebelde que había logrado penetrar su fachada.

-Tranquila -. Susurró el pelinegro mientras abrazaba a la vestal suavemente -. Encontraremos el modo de traerlo a casa.

-Ese es el problema -. Dijo la ojiverde para confusión del terrícola -. ¿Qué tal si no quiere volver? ¿Qué tal si decide que todo lo que le han hecho no lo dejará regresar a casa? ¿Cómo reaccionará cuando sepa lo que pasó con Keith y que no pudimos evitar que se corrompiera? ¿Estará decepcionado de mí?

Las preguntas de la chica salían a una gran velocidad, demasiada para que incluso la mente del peleador, acostumbrada a tratar con varias cosas al mismo tiempo para estar preparado para el trabajo con Marucho, las procesara todas.

-Cálmate, te prometo que lo salvaremos, te verá con orgullo por todo lo que has logrado y nos ayudará a ganar la guerra contra Zenoheld -. Aseguró el pelinegro acariciando la melena dorada de la vestal mientras apretaba ligeramente su agarre -. Y, luego de eso, haré la locura más grande que alguna vez haya hecho en toda mi vida.

Eso llamó la atención de Elisa, que miró con curiosidad al terrícola. Esos bellos orbes color esmeralda, brillantes por las lágrimas, lo miraban con una pureza que no esperaba ver en un lugar como la guarida de su más grande enemigo.

-¿Y qué sería eso? -. Preguntó Elisa sin resistir más la curiosidad.

-Le pediré permiso al comandante para que me deje salir con su hija -. Declaró Nick con una pequeña sonrisa en los labios -. Claro, si ella así lo quiere.

No debería decir ese tipo de cosas en un lugar tan peligroso, ni en circunstancias como las que atravesaban en la guarida de Los Vexos, pero su relación tampoco había nacido en circunstancias normales. Se habían conocido después de una batalla encarnizada entre Leónidas, Ingram y Drago, habían compartido una cena a la luz de la luna en un planeta completamente alejado de sus respectivos mundos antes de ser separados por un vacío dimensional y habían compartido su primer beso en la nave de Spectra Phantom. Jamás habían sido normales y su relación no tenía por qué nacer de esa manera. Después de todo, si ambos eran felices y se querían el uno al otro, ¿por qué deberían preocuparse por la manera en la que nació su aparente amor?

-Tú… quieres… -. Comenzó la ojiverde sin creer las palabras del terrícola.

Las mejillas blancas de la joven se pintaron de un intenso color rojo, un tono que hizo recordar a Nick los intensos ojos de Leónidas. Sabía que era una forma muy extraña de hacerle saber sus intenciones de pedirle eventualmente que fuera su novia, pero no soportaba la idea de mantener su relación en un punto muerto. Jamás pensó que llegaría a querer más que una simple amistad con alguien desde estrepitoso fracaso con Alice, pero Elisa le había demostrado su equivocación. Tenían algo especial y Nick quería explorar esta atracción tan natural, tan correcta entre ellos; y si algo sucedía y no podían hacerlo en el futuro, quería que la hermosa rubia supiera lo que sentía por ella.

Habría querido besarla en ese mismo momento, demostrarle una vez más lo que sentía por ella y lo habría hecho encantado sin importarle mucho donde estaban de no ser por una aterradora voz cibernética que Interrumpió el momento e hizo que ambos peleadores se separaran abruptamente para ver al nuevo miembro presente en la sala.

-Objetivos identificados: Nicholas Takahashi y Elisabeth Valiant. Poseedores del Arma y la energía de atributo Darkus.

Parado en el marco de la puerta al otro lado del pasillo en el que ambos peleadores se encontraban, Sentinel Alfa los veía orgullosamente erguido en una postura perfecta que reflejaba su tiempo como soldado del más alto rango. Una luz se postraba detrás del Ciber-Peleador, resaltando el brillo de su armadura y sus prótesis del color de la plata mientras su visor rojo intenso los veía directamente con una completa falta de expresión. Los dedos filosos de su brazo cibernético se movían con delicadeza, amenazando a sus objetivos.

En otro tiempo, Elisa habría sentido incertidumbre por este oponente, por el peligro que podía representar y el riesgo que podía ser al tener en sus manos a Raxus. Ahora, sin embargo, no podía evitar sentir horror y tristeza, horror al saber que detrás de esa máscara estaba la sombra de su padre, el mejor hombre que había conocido alguna vez y tristeza al pensar en que su padre había sido mutilado y usado como rata de laboratorio para servir a los experimentos de Zenoheld y de quién una vez fue su amigo, casi un hermano.

Ante la alarma que resonó en su cabeza, Nick no tardó un solo segundo en sacar de su cinturón la carta que liberaría la hoja de energía que Spectra le había implantado al lanzador. Sin embargo, la mano rápida de Elisa evitó que el terrícola comenzara una ofensiva contra el Ciber-Peleador.

-Nick, espera. No lo hagas -. Detuvo rápidamente la ojiverde a su compañero.

-Pero… -. Trató de objetar el peleador, pero sería interrumpido por la vestal nuevamente.

-No podemos ganarle en combate, estamos hablando de un soldado experimentado con las mejoras cibernéticas del Profesor Clay. No tenemos forma de ganarle -. Argumentó la joven regresando su mirada a su oponente.

Requirió de todo su autocontrol no romperse frente a la sombra de su padre, tenía que concentrarse en su misión y buscar un modo de liberarlo a él y a Joanna de lo que Clay les había hecho.

-Afirmativo, en base a los registros obtenidos de sus batallas en Nueva Vestroia puedo asegurar que ninguno de los dos podría hacer un daño significativo -. Asintió el Ciber-Peleador desde su posición.

Su padre siempre fue mucho más formal que Joanna, el soldado perfecto y ejemplar para todo el ejército de Vestal, pero escucharlo hablar así, de una forma tan mecánica, hizo que el estómago de Elisa se revolviera. La calidez en sus palabras se había desvanecido y el amor que antaño era tan visible para la familia del hombre había desaparecido.

-Según las estadísticas y las posibilidades, solo existe una forma en la que pueda cumplir con mi objetivo en el menor tiempo posible -. Declaró el hombre enseñando a Raxus en su forma de esfera entre sus dedos.

Eso intrigó a Nick, si de verdad estaban en una desventaja tan abrumadora, ¿por qué no solo acabar con ellos y llevarse a Ángel? No tenía sentido.

-¿Y por qué deberíamos creer que quieres resolver esto en una batalla Bakugan? ¿Qué garantía tenemos de que no harás nada mientras luchamos? -. Cuestionó el pelinegro con escepticismo.

-Podemos luchar aquí y ahora, yo los entrego al rey y me llevo a la Bakugan con la energía Darkus, pero no tenemos el equipo apropiado para sacar la energía de atributo en ese estado. Sería un proceso demasiado largo y poco fructífero, la batalla es el mejor modo de obtener lo que buscamos.

No sabían que creer, pero no tenían muchas opciones. De todos modos, uno de sus objetivos estaba justo frente a ellos y no podían perder la oportunidad de realizar el rescate que tanto esperaban lograr, recuperar al último integrante de la familia Valiant y quitarle a Zenoheld dos de sus armas más poderosas.

-Me parece bien -. Declaró Elisa alzando la mirada nuevamente. A pesar de ser la más baja de los presentes, su determinación había regresado y las lágrimas que antes adornaban sus mejillas se habían desvanecido junto con su tono frágil y las fuertes dudas de su mente.

-La sigo, Señorita Valiant -. Respaldó Ángel, tomando posición en el hombro de su compañera.

-Y yo, Nick -. Asintió Leónidas a su compañero -. Vencimos a Raxus una vez, podemos hacerlo otra vez.

-Hay que hacerlo, humano, hagamos que esa chatarra se coma sus palabras y se pase a nuestro bando a las malas -. Expresó Vladitor su apoyo.

El lanzador de la ojiverde ya estaba en su posición habitual, firmemente plantado en el antebrazo de la vestal y Nick, con una pequeña sonrisa de orgullo por la conducta de la peleadora, no tardó en ajustar su propio lanzador, listo para el combate.

-Entonces, síganme.

Con un pequeño asentimiento, Alfa caminó lentamente hacia la intensa luz a la que deba la espalda mientras su tono modificado y sombrío se desvanecía entre el fenómeno natural hasta que no quedaba nada visible de su persona en el corredor.

Nick y Elisa apuraron el paso para cruzar las puertas por las cuales su objetivo había desaparecido. Las barreras de fino metal claro comenzaron a unirse nuevamente, ocultando todo el rastro de luz que tenían los pasillos del palacio gracias a la intervención del hombre con su imponente estructura y el fuerte sonido que produjeron al juntarse una vez más tras la espalda de ambos peleadores.


Arena No. 4

-No tienen que hacer esto, ambos tienen elección -. Trató de razonar Elisa con los Ciber-Peleadores del lado opuesto del campo de batalla.

Cómo esperaban, Omega ya los estaba esperando desde su posición junto a su compañero y con la misma postura perfecta de la que éste hacía gala.

Ninguno de los peleadores mecanizados dio una respuesta y Nick tampoco lo esperaba, sería demasiado bueno que ambos dejaran de lado las cosas que Zenoheld les había hecho solo por las palabras de Elisa. Aunque valoraba su esfuerzo por hacer esto de la forma más pacífica posible, estaba consciente de que solo la batalla podría definir el destino de estas pobres almas torturadas.

-Eso es negativo, servimos al Rey Zenoheld, futuro rey de todo el universo conocido -. Respondió Joanna con el mismo tono que su antiguo comandante.

-No es así, Joanna, por favor -. Insistió la ojiverde con un tono suplicante -. Tú solías cuidarnos a Mira y a mí cuando éramos pequeñas.

-Joanna Luria murió hace mucho tiempo junto a Eric Valiant. No queda nada de aquellos a quienes buscan -. Respondió Alfa esta vez con su tono frío e inexpresivo gracias al modulador de voz en su casco.

-Papá, no tiene que ser de este modo -. Insistió la vestal, ocultando la súplica de su tono con el profesionalismo de un soldado.

De haberse conocido en otras circunstancias, Nick podría haber llegado a pensar que Elisa en efecto era parte del ejército de su planeta. No podía evitar preguntarse qué sería de su futuro cuando se retirara formalmente de las batallas Bakugan, aunque, claramente, él la apoyaría en todo lo que ella decidiera; si lograban salir del palacio con vida al menos.

-Elisa, no tiene caso -. Intervino Leónidas, mirando a su antigua cuidadora -. Sabes que solo hay un modo de recuperarlos.

-Tiene razón, señorita. Tenemos que ganar la batalla antes de intentar cualquier cosa para tratar de recuperarlos -. Respaldó Ángel a su pareja.

La ojiverde solo suspiró en aceptación, sabía que los Bakugan tenían razón pero quería creer que había algún modo de evitar esta confrontación y recuperar a su padre y a sus amigos sin violencia de por medio.

Del otro lado de la arena cubierta de baldosas y protegida de los efectos del espacio exterior con un domo reforzado, Alfa y Omega levantaron las cartas de inicio dentro de sus prótesis cibernéticas para abrir el espacio de batalla y los indicadores de vida. Nick y Elisa hicieron lo mismo con sus lanzadores, ocultando sus dudas detrás de la máscara de la determinación.

-Lanzador activado.

-¡Golpe de Poder! -. Exclamaron los cuatro presentes al unísono.

-¡Carta portal lista! -. Comenzó el pelinegro, arrojando su primera carta al centro del coliseo -. Eli, deja que Leónidas y yo comencemos, entra cuando las cosas se pongan difíciles.

La rubia miró al terrícola como si le hubiera crecido una segunda cabeza, no había forma de que en verdad esperara que ella los dejara solos contra Raxus y Jormthan.

Estaba a punto de objetar, pero sería interrumpida rápidamente por Leónidas.

-Tiene razón, estamos en territorio enemigo y no sabemos qué es lo que le hayan hecho a esos dos desde la última vez que los enfrentamos.

-Estaremos bien, lo más importante es proteger su parte de la energía Darkus.

"Y esperar que Shun y los demás estén bien", fueron las palabras que no dijo a la vestal para no preocuparla y ponerle más estrés del que ya sentía. Si Sentinel Alfa los había encontrado con tanta facilidad, era obvio que Los Vexos estaban conscientes de su presencia en su terreno, lo que solo podía significar que, mientras ellos luchaban con Eric y Joanna, Shun y los otros debían estar peleando con el resto de sus enemigos.

No podía negar que estaba preocupado, Ingram y Drago eran los más fuertes de su equipo junto con Leónidas y Ángel, eran más que capaces de defenderse contra sus oponentes, pero estaban en terreno enemigo y no sabían que esperar jugando como los visitantes. Proteger la energía Darkus era lo único que importaba ahora y no podían fallar en eso.

Elisa solo asintió con un suspiro a regañadientes, sabía que sus amigos tenían razón pero no le gustaba la idea de quedarse atrás mientras ellos peleaban.

-No se preocupe, señorita. Estaremos ahí en caso de que algo suceda -. Consoló Ángel a su compañera.

Las palabras de la Bakugan parecieron calar un poco en la rubia preocupada, pues asintió mirando de regreso a su compañero terrícola, dándole su apoyo para comenzar la batalla.

Con un poco más de tranquilidad, Nick enseñó a Leónidas entre sus dedos, listo en su forma de esfera para el combate.

-¿Listos, chicos?

-Adelante -. Asintió el dragón negro.

-Acabemos con ellos -. Respondió Vladitor con determinación.

-¡Bakugan, pelea! ¡Bakugan, surge! ¡Ahora, King Leónidas Darkus!

Partiendo el espacio con un relámpago oscuro desde el suelo, Leónidas recorrió el espacio aéreo del campo de batalla con sus enormes alas negras ondeando con gracia mientras un poderoso rugido retumbaba en la arena y sus ojos y hocico brillaban con intensidad debido al poder que emanaban.

El aterrizaje del dragón acorazado produjo un pequeño temblor en el suelo adornado del coliseo, Leónidas miró a sus oponentes desde arriba, con imponencia y orgullo, con sus colmillos brillando la energía que sobresalía desde su interior y destellaba en su boca, con sus enormes garras moviéndose levemente a sus costados y sus ojos rojos carmesí brillando como si de un demonio se tratase. Nick sabía que su compañero solo estaba tratando de intimidar a sus enemigos para evitar una confrontación, sería inútil pero le parecía conmovedor el esfuerzo que hacía el Bakugan para no preocupar todavía más a Elisa.

-¡Bakugan, pelea! ¡Bakugan, surge! ¡Raxus Pyrus MK2!

Con un torbellino de fuego levantándose en el otro extremo del campo de batalla, Raxus Pyrus emergió con orgullo, mostrando sus nuevas mejoras cibernéticas en su cuerpo. El cañón en su pecho ahora era acompañado por dos versiones más pequeñas del mismo en la parte baja del original, las dos cuchillas en forma de soles que usaba como espadas ahora presumían dientes de color dorado a lo largo de las hojas finas, sus puños ahora tenían nudillos filosos de color rojo y negro frente a un par de cañones pequeños en las muñecas.

-Raxus, no tienes que hacer esto -. Trató de razonar Leónidas con el Bakugan del padre de su amiga.

Cómo se imaginaba, Raxus se quedó en silencio, incapacitado por el profesor para dar cualquier tipo de respuesta que no fuera una orden de sus superiores. No esperaba más de la situación del Bakugan, pero quería hacer el esfuerzo por Elisa y Ángel, entendiendo lo que significaban el peleador y su compañero para su pareja y la futura pareja de Nick.

El Bakugan Pyrus fue el primero en arremeter, su enorme cuerpo protegido por su armadura era un peso a tener cuenta. Leónidas tuvo que plantar con fuerza sus pies para que el fuerte empuje de su oponente no lo hiciera caer de espaldas al duro suelo. Las garras del dragón se clavaron con fuerza en el campo mientras liberaba un potente rugido proveniente de su interior debido al dolor del ataque.

-¡Qué no te haga retroceder! -. Ordenó Nick a su compañero.

Levantando sus enormes brazos reforzados, Leónidas bajó sus puños con fuerza en la espalda de Raxus para tratar de obligarlo a desprender su agarre. Sin embargo, el Bakugan Pyrus no estaba dispuesto a ceder y lo demostró dando un poderoso golpe que impactó de lleno en el costado izquierdo del dragón, enterrando la punta de los nudillos metálicos en la armadura oscura de su oponente, obligándolo a rugir nuevamente.

-¡Tenemos que quitárnoslo de encima! -. Exclamó Vladitor enojado.

-Lo sé.

Batiendo sus enormes alas negras, Leónidas emprendió el vuelo, enredando sus brazos con los de Raxus para obligarlo a elevarse con él. Estaban seguros de que, en circunstancias normales, el Bakugan Pyrus habría emitido algún sonido debido a la velocidad con la que se elevaron orgullosamente, imponiendo la figura del dragón Darkus. Sin embargo, las torturas y experimentos del profesor y su jefe impedían que Taxis emitiera cualquier tipo de emoción, sin importar que tan fugaz fuera.

-Poder activado: Furia del Rey -. Activó Nick rápidamente al ver lo que su compañero quería hacer.

Leónidas brilló con su característica energía de atributo, sus pupilas rojas y blancas se perdieron entre el aura que emergía de su interior. Raxus se agitó con violencia, tratando de liberarse del agarre de su objetivo, pero el dragón se mantuvo firme y en lugar de permitir que su rival tomara la ventaja, descendió a gran velocidad, de regreso a tierra, con Raxus entre sus brazos.

-¡Hazlo, Leo! -. Animó el pelinegro a su compañero.

Un poderoso rugido acompañó el impalpable vuelo del dragón acorazado y un fuerte temblor hizo que la tierra se estremeciera cuando ambos Bakugan tocaron tierra con violencia, levantando una nube de polvo y escombros que recorrieron toda la extensión del campo de batalla. El granito que voló a su alrededor fue tanto, que ambos peleadores Darkus se vieron obligados a tapar sus ojos con sus manos mientras, del otro lado, los peleadores mecanizados veían con aparente calma el inicio del combate.

En el medio de la arena, Leónidas se levantaba sobre Raxus, dando una andanada de duros golpes al rostro de su oponente para tratar de devolverlo a su forma de esfera, tratando de evitar recurrir a sus poderes para lograrlo.

-¡Raxus, reacciona! ¡Tú no eres así! ¡Estos no es lo que quieres! -. Trataba de razonar Leónidas entre golpes.

Los constantes intentos de recomposición por parte del Bakugan mecanizado hicieron que el dragón se viera obligado a mantenerlo en el suelo para evitar que la violencia de la confrontación descartara toda posibilidad de diálogo.

En uno de los variados ataques del Bakugan, Raxus vio una oportunidad para atrapar la mano de su contrincante y detener los numerosos golpes que éste le estaba propinando con una velocidad impropia de una criatura de su tamaño.

-Poder activado: Triple Erupción -. Activó Alfa, encendiendo su primer poder.

Los cañones en el pecho de Raxus brillaron con una intensa luz amarilla y roja, tres rayos de colores cálidos salieron disparados del interior de las armas para impactar de lleno en el pecho de Leónidas, obligándolo a apartarse con violencia.

-¡Leónidas! -. Gritó Ángel preocupada al ver a su pareja volar por los aires del campo de batalla con un poco de humo desprendiendo de la zona afectada.

El cuerpo del Bakugan Maldito recorrió a gran velocidad la extensión de la arena, el ataque hizo que cayera a varios metros de distancia de su objetivo y se arrastrara el resto del trayecto, dejando un rastro de baldosas maltratadas y tierra con el pasar de sus espalda llena de púas y sus enormes alas en las cuales reposaba el granito derramado por la violencia de su caída.

Raxus no tardó en recomponerse de su posición en el piso para perseguir a Leónidas al otro lado de la arena con sus puños listos para devolver el mismo ataque que él había sufrido.

-¡Poder activado: Carrera de Sombras! -. Contraatacó Nick al ver como el Bakugan Pyrus se precipitaba desde el punto más alto del campo con un salto y sus puños arriba de su cabeza.

El cuerpo de Leónidas retomó su forma de una estela de oscuridad etérea que se elevó en los aires una vez más, rodeando y deslizándose entre los puños de Raxus como el agua de un río a una roca.

La silueta del dragón gigante se reveló una vez más detrás de la espalda de Raxus. Por un momento, el tiempo se detuvo y el Bakugan mecanizado solo tuvo un momento para girar su cabeza lo suficiente para ver a su objetivo detrás de él con sus alas, cola, púas, garras y colmillos extendidos, creando la sombra de un demonio en tierra.

-¡Hazlo! -. Exigió Vladitor.

El pie de Leónidas impactó en la espalda de Raxus en el mismo instante en que el Bakugan incorpóreo terminó de recitar su única palabra.

La fuerza de la patada del dragón fue tanta que el coloso mecanizado se precipitó una vez a una velocidad vertiginosa contra el suelo del campo de batalla, creando una fuerte corriente de aire a su paso.

Nick y Elisa saltaron en la dirección opuesta a la de su oponente para protegerse de los resultados del ataque de su amigo. Sin embargo, los fuertes pies y manos de Raxus fueron capaces de amortiguar la dura caída, dejando una gran marca en el piso con la forma de sus extremidades.

Las llamas comenzaron a brillar en el cuerpo del Bakugan Pyrus mientras se daba lentamente la vuelta para mirar con inexpresividad a su contrincante, sus ojos verdes no delataban ninguna emoción y su lenguaje corporal no daba a lugar a nada que no fuera la determinación.

Leónidas bajó al nivel del suelo una vez más, moviendo ligeramente sus garras, exhibiendo sus colmillos, levantando sus cuernos y golpeado su cola contra el suelo para tratar de intimidar a su rival y convencerlo de rendirse, el sonido de la horca metálica chocando con los escombros era lo único que se podía escuchar en la arena junto con las pequeñas piedras abandonando el cuerpo del Bakugan mecanizado para regresar al piso y los suaves sonidos que emitía Leónidas desde su interior a modo de rugido de advertencia.

Cuando se encontraba en combate, Leónidas se permitía soltar sus impulsos guerreros y sus instintos más bajos y primitivos para mejorar su desempeño en la batalla sin importar su estilo de pelea, ya fuera salvaje y agresivo como solía serlo durante sus primeros años de vida, sereno y calculador como había aprendido de Ingram o simplemente la mezcla de ambos.

Tras un breve y efímero momento de tranquilidad, la tormenta se desató nuevamente. Ambos Bakugan se abalanzaron contra su contrincante, dejando a su paso el rastro de sus firmes pasos marcados en la arena de combate.

Una poderosa onda nació del choque de ambos colosos, levantando el polvo a los alrededores. Leónidas usó sus enormes garras para tratar de aturdir a Raxus, pero el Bakugan Pyrus ni siquiera se inmutó ante el ataque, dirigiendo su puño una vez más al cuerpo del dragón, obligándolo a retroceder para recuperar el aliento.

A gran velocidad, Raxus volvió a embestir al Bakugan Darkus, llevándolo al lado contrario del campo para azotarlo con fuerza contra el suelo. Leónidas rugió adolorido por el fuerte golpe que recibió en la espalda mientras Raxus comenzaba a dar una andanada de golpes a todas las partes que veía mínimamente expuestas.

-¡Nick, no te quedes ahí parado! -. Llamó Leónidas bloqueando todos los ataques que podía.

-¡Poder activado: Alma Oscura! -. Defendió el pelinegro.

El cuerpo del dragón acorazado se desvaneció, aparentemente consumido por el propio suelo en el que estaban parados. Raxus se alejó aturdido, mirando a todas partes para tratar de predecir el ataque de su oponente, pero no se veía por ninguna parte.

-¿Dónde está? -. Preguntó Omega mirando a los alrededores.

-Lo descubriremos -. Respondió Alfa mirando al terrícola poner una nueva carta en su lanzador.

-Doble poder activado: Hermanos Fantasma + Gemelo Oscuro.

De pronto, cuatro Leónidas idénticos emergieron del duro terreno como espectros intangibles emanando un aura de energía oscura a su alrededor. Raxus se vio rodeado por sus enemigos y una ráfaga de implacables golpes y cortes evitó toda defensa que el Bakugan Pyrus pudiera llevar a cabo.

Un golpe al estómago, una patada a la rodilla que obligó al Bakugan del comandante a ver a sus enemigos desde abajo, un puñetazo al rostro ascendente que lo obligó a mirar hacia la parte más alta del domo fue lo que recibió Raxus al verse superado en número. Las manos de uno de los clones del dragón acorazado se posaron debajo de las axilas del titán mecanizado para elevarlo lo más alto posible y estrellarlo posteriormente con violencia contra el suelo, levantando varias de las baldosas del campo en pedazos.

Los clones se lanzaron una vez más contra su oponente tratando de terminar la batalla lo más rápido posible, dirigiendo sus ataques a todas las zonas que pudieran devolver al Bakugan a su forma de esfera, pero Raxus resistía.

-Poder activado: Onda Explosiva -. Activó Alfa con serenidad.

El cuerpo de Raxus brilló, las llamas cubrieron toda su extensión y sus ojos brillaron en un notorio verde esmeralda. Elisa no necesitó de una búsqueda extensa en sus memorias para entender lo que haría ese poder.

-¡Leo, sal de ahí! -. Gritó a la rubia poniendo sus manos a los laterales de su boca para ampliar el rango de su grito.

Tarde, Leónidas no tuvo tiempo de evadir el ataque y una poderosa onda de fuego estalló alrededor de Raxus, abrasando todo aquello que lo rodeaba.

Los clones fueron consumidos por el fuego y el verdadero Leónidas se vio obligado a retroceder para no salir más herido con diversas quemaduras repartidas por toda su armadura.

-Las pruebas de campo pueden darse por concluidas. Es hora de cumplir con la misión -. Recordó el Ciber-Peleador a su compañera.

La mujer solo asintió, sosteniendo entre sus dedos filosos a su propio Bakugan. Los juegos habían terminado y El Arma no volvería a meterse en su camino.

-¡Bakugan, pelea! ¡Bakugan, surge! ¡Jormthan Aquos 3.0!

Gran cuerpo alargado cubierto con escamas blancas y celestes bajo una serie de pequeños cañones con boquilla plana que recorrían los laterales de tal extensión junto con dos pares de patas metálicas de gran tamaño un poco más abajo de la cabeza fue lo que emergió en el campo de batalla. Las nuevas mejoras del Bakugan Aquos significaban la pérdida de las patas traseras de su versión 2.0, sus alas falsas también habían desaparecido. La estructura de Jormthan habían cambiado y frente a los peleadores se encontraba el resultado definitivo de una nueva evolución antinatural.

-Maldición -. Se quejó Leónidas cuando ambos Bakugan se arrojaron contra él.

El gran dragón negro pudo bloquear con éxito el gancho izquierdo de Raxus poniendo su brazo derecho en la trayectoria del golpe para detenerlo y dándole una pequeña ventana de tiempo para para contraatacar lanzando un golpe con su brazo libre. Sin embargo, los poderes colmillos de Jormthan atraparon su extremidad antes de que impactara contra su objetivo. El fuerte tirón que siguió después del agarre hizo que el Bakugan Darkus se viera elevado ligeramente sobre el suelo, dejándolo expuesto a su rival.

Un par de fuertes golpes impactaron contra los costados del dragón acorazado mientras éste se elevaba sobre el campo de batalla, tratando de defenderse con su único brazo disponible, arrojando zarpazos para tratar de alejar a Raxus y liberarse de la mordida de Jormthan. Sin embargo, ninguno de sus esfuerzos parecía surtir el efecto deseado, pues la situación era la misma para él.

-¡Resiste, Leo! -. Llamó Nick depositando una nueva carta en su lanzador -. ¡Poder activado: Cañón Maldito!

El rayo de Leónidas emergió una vez más desde lo más profundo de su interior para dar de lleno con la pecho de Raxus, el cual se vio obligado a posar sus brazos en su pecho para proteger sus armas más visibles de la defensa del Bakugan Darkus.

-No es suficiente -. Declaró el antiguo comandante, revelando una carta en su prótesis metálica -. Poder activado: Ira Roja.

El blanco y el azul se vieron reemplazados por el destello de color carmesí que cubrió el campo de batalla. La energía oscura se desvaneció, abrumada por la fuerza del poder Pyrus que destelló de Raxus antes de que éste se arrojara una vez más contra su oponente, dando una serie de golpes a los costados, pecho y cabeza del dragón, que ni siquiera podía ver bien lo que estaba sucediendo entre los ataques que su contrincante dirigía a su cuerpo.

-¡Leónidas! -. Gritó Nick preocupado por su compañero.

-¡Sácanos de aquí, humano! -. Exigió Vladitor al pelinegro.

-¡Carta portal abierta: Reactor Darkus! -. Activó el terrícola con la esperanza de ayudar a su Bakugan, dándole el poder suficiente para escapar del agarre de sus oponentes.

El suelo tomó un suave color morado, borrando el blanco opaco de las baldosas, y el cuerpo de Leónidas comenzó a brillar en la energía de su atributo cuando liberó una llamarada de fuego negro y blanco en el rostro de Raxus, obligándolo a retroceder con malestar por las llamas oscuras que se habían filtrado al interior de su armadura. Leónidas aprovechó el pequeño momento de libertad para mirar directo a la cabeza de Jormthan que aún sostenía sus brazo izquierdo para repetir su ataque en la cabeza del Bakugan Aquos mientras daba fuertes golpes y zarpazos con su mano libre, sacando gotas de sangre de la cabeza del dragón marino.

Aparentemente, el dolor fue tanto que Jormthan se vio obligado a soltar el brazo de su rival. Sin embargo, no lo dejaría escapar tan fácilmente, así que envolvió su larga cola a lo largo de la cintura y una de las piernas del dragón con forma humanoide para, posteriormente, impulsarse poniendo su gran cabeza en el suelo a un lado del dragón negro y así usar el resto de su cuerpo como catapulta, arrojando a Leónidas a un extremo del campo de batalla con un fuerte estruendo.

Leónidas cayó con dureza al suelo, llevándose restos de la arena con él y con varios rasguños en su cuerpo. Era en este tipo de encuentros que agradecía tener la armadura de Vladitor protegiéndolo.

-¡Leo! -. Llamó Nick alcanzado a su amigo con Elisa y Ángel a su lado -. ¿Estás herido, amigo? -. Preguntó preocupado.

-No te preocupes, me han hecho cosas peores -. Tranquilizó el Bakugan a su compañero humano.

-Creo que llegó la hora de llamar a los refuerzos -. Comentó Nick para sí mismo sacando a Wolfang de su cinturón.

Adoraba a su pequeña Trampa Bakugan, pero tenía que reconocer que su actitud era más la de un cachorro y no creía que fuera buena idea tenerlo libre en su hombro con el riesgo de que un gruñido pudiera delatarlos, pero ahora no importaba eso.

Pero la suave mano de Elisa en su hombro detuvo al pelinegro cuando estaba a punto de arrojar al lobo con armadura a la batalla.

-Nick, espera -. Detuvo la ojiverde al terrícola -. No lo hagas -. Pidió con seriedad y determinación.

-¿De qué hablas? -. Expresó confundido.

-No creo que Wolf tenga el nivel necesario para enfrentar a Raxus y Jormthan al mismo tiempo -. Respondió la rubia mirando a los Bakugan susodichos -. Es mejor que lo dejes atrás esta vez.

-Pero… -. Trató de objetar el confundido terrícola.

-Hazme caso, Leónidas y Raxus estaban igualados, pero con Jormthan en el juego será imposible que ganen.

El pequeño lobo pareció entender las palabras de la aparente pareja de su amo, pues emitió unos sonidos semejantes a las súplicas de un cachorro buscando la aprobación de su madre mientras sobaba suavemente la mejilla de la vestal con su pequeña cabecita.

-Lo siento, pequeño, pero no quiero que salgas herido innecesariamente -. Se justificó Elisa, acunando entre sus manos al pequeño lobo.

-Entonces, ¿qué sugieres? -. Cuestionó el peleador a la ojiverde.

-Es obvio, Maestro Nick -. Respondió Ángel por su compañera.

-De ninguna manera -. Dijo rápidamente Leónidas al entender las palabras de su pareja -. Tenemos que proteger las energías de atributo, no arriesgarlas.

-Leo, apreciamos que te preocupes, pero tienes que entender que no van a ganar esta por su cuenta -. Recordó la rubia -. Tienen que dejar de protegernos y permitirnos luchar a su lado otra vez, tenemos más oportunidades de ganar y salir de aquí si luchamos juntos.

Nick se tomó un momento para pensarlo, sabía que tenían más probabilidades de ganar si tenían a Ángel y sus poderes nuevos de su parte, pero tenía un mal presentimiento. Algo no estaba bien en esta batalla.

-Nick, por favor, déjanos ayudar -. Pidió Elisa al terrícola.

Tenía que hacerlo, de cualquier modo, la única forma de liberar a sus amigos era vencerlos en batalla y sin el poder de Ángel sería imposible. Si hubieran luchado uno a uno contra ambos Bakugan, tal vez habrían podido vencer, pero estando en inferioridad numérica, tenían que aprovechar todas las oportunidades que tuvieran para ganar.

-De acuerdo -. Asintió el Peleador Darkus con un suspiro.

Una pequeña sonrisa se formó en el rostro de la vestal, feliz de salir de la banca para ayudar a sus amigos.

-¿Lista, Ángel? -. Preguntó Elisa a su compañera.

-Estoy con usted sin importar que pase, señorita -. Declaró Ángel cerrándose en una pequeña esfera negra y plateada frente a los ojos de su compañera.

Elisa acogió a su compañera en su mano derecha para depositar un suave beso en la esfera, agradeciendo en silencio el apoyo que le brindaba.

-¡Bakugan, pelea! ¡Bakugan, surge! ¡Nyx Ángel Darkus!

Ángel no dio un respiro, no dio un espectáculo, no hizo una entrada, en su lugar, se abalanzó batiendo sus alas repletas de plumas negras contra Raxus, no quería lastimarlo, pero conocía mejor que nadie las capacidades destructivas del Bakugan del comandante y no podía darse el lujo de permitir que sacara a relucir sus capacidades destructivas.

Ambos colosos cayeron al suelo por la fuerza del empujón del ángel oscuro. Raxus fue el primero en recomponerse, rodando en el suelo para levantarse con Impulso, trató de dar un golpe directo a la cabeza de su oponente. Sin embargo ella sería más rápida, evadiendo su ofensiva alejándose de él y tomando el impulso necesario para arremeter nuevamente contra el Bakugan con sus puños impactando en la cabeza del caballero rojo.

-El verdadero objetivo apareció, no perdamos el tiempo -. Dijo Alfa, levantando una mano para posar sus dedos en un costado de su máscara metálica -. Tenemos la energía Darkus frente a nosotros. Activen el generador de energía.

En el campo de batalla, Leónidas embistió a Jormthan, aprovechando el momento de confusión por la agresiva entrada de Ángel. Dando un golpe al costado de su cabeza y un puño descendente en la parte superior, el Bakugan Darkus logró derribar a su oponente, clavando su cabeza al piso y aturdiéndolo el tiempo suficiente para sujetar su cola.

Jormthan emitió un potente chillido mientras el dragón negro comenzaba a tirar de su cola para obligarlo a girar en el aire, arrastrando la parte superior de su cuerpo por el piso hasta que el terrestre finalmente decidió terminar las confusiones producidas a sus sistema arrojándolo al otro lado del coliseo.

-Acabemos con esto -. Dijo Vladitor enfadado.

-Poder activado: Cañón Silente -. Activó el pelinegro con la intención de finalizar la batalla del dragón marino.

Leónidas liberó su ataque y las llamas negras y rojas danzaron una vez más y Jormthan vio inexpresivo como la oscuridad amenazaba con engullirlo y devolverlo a los pies de su peleadora.

Del lado opuesto al de Los Peleadores, Omega enseñó sus primeras cartas en la batalla.

-Doble poder activado: Protección Azul + Castigador Aquos.

Las llamas consumieron todo a su paso, pero un notorio resplandor azul se mezcló con los intensos colores opacos producidos por el dragón y un poderoso escudo de energía se reveló ante los ojos de los terrestres y el cuerpo intacto de Jormthan les dejó claro que su ataque no había logrado el efecto esperado.

-¡Dispara! -. Ordenó la mujer mecanizada con el modulador de voz impidiendo que escucharan su verdadera voz.

El hocico del Bakugan Aquos se iluminó en un potente brillo azul y un rayo salió expedido del interior de la criatura contra con Leónidas, iluminando el campo de batalla.

Nick solo tuvo un momento para reaccionar.

-¡Poder activado: Escudo de Hell!

El gran escudo de Vladitor compuesto de energía se materializó en las manos de su anfitrión. Leónidas levantó a gran velocidad su defensa, preparándose para el impacto que lo obligó a retroceder y clavar las garras de sus pies en el piso e inclinarse adelante para no irse de bruces al suelo, y comenzando un forcejeo por la superioridad.

Del otro lado de la arena, Ángel se mantenía esquivando los ataques de su viejo amigo y mentor, dando ataques ocasionales a puntos de clave que su armadura no protegía. Las axilas, la parte posterior de las rodillas, los laterales del cuello y las rendijas de sus ojos fueron las víctimas de sus ataques cuidadosamente planeados con el propósito de aturdir al coloso lo suficiente como para desviar su concentración y no liberara todo su poder. Sabía que, de estar en todas sus facultades mentales, Raxus ya la habría vencido, así que tenía que aprovechar la situación para ganar.

-Doble poder activado: Soles Gemelos + Puños Infernales.

Alejándose un poco de su contrincante, Raxus aprovechó el momento para mandar una de sus manos a su espalda mientras los nudillos metálicos y puntiagudos de la otra brillaban por el poder Pyrus aplicado en ellos.

-¡Poder activado: Espectro Oscuro! -. Defendió Elisa rápidamente.

La joven rubia apenas podía creer que de verdad estuviera luchando con su padre, si no fuera por el hecho de que estaba en manos de Zenoheld y tres mundos corrían peligro, se habría regocijado ante la idea de ser capaz de llevarle el ritmo al comandante.

Sin importar que tan rápido o fuerte atacara Raxus, las sombras que lo rodeaban no podían ser tocadas a menos que ellas así lo quisieran. Ataques con un rango de 360° iban y venían, pero ninguno era capaz de acertar en su objetivo.

-¡Derríbalo! -. Ordenó Elisa a su compañera.

Las sombras sobre la cabeza del Bakugan Pyrus lo evitaron cual roca en un río en un descenso rápido, obligando al enemigo a cubrirse el rostro para evitar un golpe a la cabeza nuevamente.

Ángel aprovechó ese momento para asumir su verdadera forma nuevamente a los pies de su antiguo mentor, para barrer sus pies con una patada giratoria desde el suelo, provocando un poderoso estruendo debido a la fuerza de la caída.

-Poder activado: Ángel Caído.

Siguiendo más órdenes de su peleadora, Ángel se alejó rápidamente del Bakugan Pyrus agitando sus alas para emprender el vuelo y alcanzando rápidamente el filo del domo que protegía el campo de batalla.

Las alas del ángel oscuro envolvieron su cuerpo mientras comenzaba a girar rápidamente y un potente brillo Darkus resplandecía de sus plumas oscuras. El filo que crearon las alas apuntó directamente al Bakugan que aún se estaba recomponiendo del barrido que lo había derribado.

-¡Hazlo! -. Gritó Elisa a su compañera para finalizar la primera ronda de una vez por todas.

En un segundo, Ángel cayó a una velocidad vertiginosa contra su antigua mentor, dejando una delgada estela de plumas brillantes a su paso mientras se precipitaba contra su antiguo mentor, liberando corrientes eléctricas a su alrededor que fueron bloqueadas por el domo que absorbía la energía residual de los Bakugan en la arena.

Raxus se mantuvo estático en su posición, esperando el ataque, sin hacer ningún esfuerzo por apartarse o bloquear hasta que su peleador dio nuevas instrucciones.

-Poder activado: Ira Roja.

Apoyado por el aura de energía carmesí que emanó de su cuerpo, Raxus plantó firmemente sus pies al suelo y elevó sus manos con las palmas al descubierto, listo para atrapar a su atacante en su firme agarre.

-¡Ángel! -. Llamó Elisa a su Bakugan al verla impactar como una bola de demolición contra las manos de Raxus.

Los pies del Bakugan mecanizado se mantuvieron firmemente plantados en el suelo, apenas levantando unas pequeñas rocas al atrapar al ángel oscuro con sus propias manos, provocando que de ellas saliera una nube de humo debido a los rápidos giros que daban las alas bañadas en energía y electricidad de Ángel.

-¡Empuja! ¡Tú puedes! -. Animó la rubia a su compañera.

-Es inútil. ¡Poder activado: Triple Erupción! -. Ordenó Alfa a su Bakugan.

Los cañones en el pecho de Raxus brillaron una vez más y el agresivo avance de Ángel se vio detenido por el poderoso rayo que fue liberado por el Bakugan Pyrus, consumiendo al ángel oscuro y arrollándola con gran furia hasta llevarla al lado opuesto del coliseo en el que se encontraban.

-¡Ángel! -. Llamó Leónidas preocupado a su pareja.

La silueta de la mujer desapareció entre el potente brillo de colores cálidos del ataque de Raxus, pero aún era posible escuchar su voz, aún era posible escuchar el grito que logró salir de la ráfaga de energía que consumió a la Bakugan.

-¡Leónidas, lo siento! -. Se disculpó Ángel con su amado antes de regresar a su forma de esfera.

-Indicador de vida de Elisa: 20%.

La ojiverde corrió rápidamente a la zona donde había caído la pequeña esfera negra y plateada en el suelo para acunarla entre sus manos con suavidad.

-Pequeña, ¿estás bien? -. Preguntó Elisa asustada a su compañera.

-No, señorita. Lo lamento, no pude vencerlo -. Respondió la Bakugan, lamentando su derrota.

-No te preocupes, aún no perdemos la batalla -. Recordó la vestal a su amiga -.

-Pero no lo entiendo, ¿cómo pudo detener mi ataque? Usé todo mi poder en él, no debió pararlo con tanta facilidad -. Se cuestionó Ángel -. Es como si hubieran hecho algo, ¿pero qué? ¿Qué pudo ser?

-Lo que sea, lo averiguaremos -. Respondió Elisa con seguridad -. Solo tenemos que ganar las próximas dos rondas.

-Creo que será más fácil decirlo que hacerlo -. Respondió Ángel abriéndose para ver el desarrollo de la batalla.

Leónidas resistía lo mejor que podía con su escudo en alto, evitando el ataque de Jormthan, pero le era muy difícil mantenerse en esta posición pues estaba acorralado y ahora estaba solo una vez más. Tenía que encontrar el modo de superar esta desventaja, pero no sabía cómo.

-¡Leo, prepárate para salir de ahí! -. Avisó Nick a su compañero mientras alzaba su lanzador con una nueva carta dentro de él -. ¡Doble poder activado: Carrera de Sombras + Hacha X!

Entendiendo lo que su compañero quería lograr con esa combinación de poder, Leónidas permitió una vez más que su forma se desvaneciera entre sombras para liberar la forma del escudo de Vladitor y rodear el láser que pasó por su dirección hasta llegar a su dueño. La oscuridad se deslizó con delicadeza alrededor del aturdido Bakugan Aquos, que no lograba distinguir la trayectoria de las sombras que lo cubrieron hasta que la silueta de su oponente se posó sobre su cabeza con una gran hacha oscura en sus manos.

Leónidas podía saborear la victoria desde su elevada posición, la oportunidad de igualar el marcador estaba frente a ellos en ese mismo momento, la oportunidad de vengar la derrota de su amada estaba frente a él, tan cerca que se sentía capaz de tocarla con sus manos. Pero el fuerte empujón que sintió a su lado hizo que Leónidas volviera a la realidad desventajosa en la que se encontraba, una en la que Raxus lo embistió antes de que pudiera devolver a Jormthan a su forma de esfera.

El fuerte estruendo que se produjo ante la caída de Leónidas desde el aire levantó una serie de escombros de baldosas destrozadas y concreto maltratado.

-¡Maldita sea! -. Exclamó Nick para sus adentros por el fracaso de su plan para ganar.

Leónidas se recompuso rápidamente tras la caída para ver a Raxus abalanzarse contra él una vez más con sus cuchillas doradas en forma de soles en sus manos, comenzando una serie de ataques que el Bakugan Darkus apenas podía evitar usando su enorme hacha para bloquear.

-¡Divídela ahora! -. Gritó Vladitor compartiendo la frustración del humano.

Siguiendo la instrucción de su antiguo némesis, Leónidas separó su arma en las mismas hachas gemelas que usó en el Interespacio Bakugan para chocarlas directamente con las armas de su contrincante, creando chispas con cada choque que compartían hasta que quedaron frente a frente con sus armas bloqueando el contacto directo.

-Poder activado: Ira Roja.

-¡Poder activado: Furia del Rey!

Ambos colosos empujaron con toda la fuerza que sus poderes de aumento lograron acumular, levantando las piedras a su alrededor mientras el fuego y la oscuridad chocaban directamente en un forcejeo que cubrió hasta la zona más alta de la arena.

Finalmente, ambos Bakugan se alejaron al ver que su forcejeo era inútil para retomar su anterior duelo de armas blancas. Sin embargo, los Ciber-Peleadores tenían una misión y no podían darse el lujo de jugar con sus objetivos, así que el dragón marino se abalanzó una vez más a la batalla, embistiendo y derribando a Leónidas antes de que éste atacara nuevamente.

-¡Miserables! -. Exclamó Vladitor furioso.

Jormthan trató de atrapar la cabeza de su rival entre sus fauces, pero las manos de éste serían más rápidas, desvaneciendo sus armas para sujetar la cabeza del Bakugan Aquos y arrojarla a un lado para tener tiempo de levantarse. Por desgracia, Raxus atacó nuevamente en ese instante, dando un poderoso golpe que fue impulsado por un brinco al costado de la cabeza del dragón acorazado, azotándolo contra el suelo nuevamente.

-¡Leónidas! -. Gritaron los peleadores desde la distancia al ver como el dragón negro caía al suelo por el ataque recibido.

Estando en el suelo, Leónidas sintió como los puños del compañero del comandante caían con gran fuerza en su cuerpo una vez más, obligándolo a rugir por el dolor mientras Jormthan hacía lo mismo con su cola reforzada y sus brazos cibernéticos.

Entre la andanada de golpes que recibió, Leónidas pudo sentir como Raxus dejaba su posición sobre él para dirigirse a su espalda y sujetar sus enormes alas. La fuerza junto con la presión ejercida por las manos del Bakugan Pyrus fueron suficientes para obligar al dragón acorazado a levantarse, sintiendo que, si no lo hacía, sus articulaciones se verían desprendidas de su espalda con un rastro de sangre en el suelo.

Aprovechando que su enemigo estaba de pie un vez más y completamente a su merced, Raxus usó su fuerza superior para levantar al dragón sobre su cabeza, sujetándolo de su espalda.

-¡Leo! -. Llamó Nick preocupado a su amigo al ver la barbarie de la que sus oponentes eran capaces.

-¡Suéltenlo! -. Exigió Elisa conteniendo sus lágrimas al ver lo que padre y su amigo le estaban haciendo a Leónidas.

¿Qué tipo de experimentos retorcidos debieron llevar a cabo para que dos almas tan puras y buenas fueran capaces de hacer algo así? No quería imaginar por el dolor que su familia tuvo que pasar para satisfacer la crueldad de Zenoheld y el profesor. Pero parecía tenerla justo enfrente.

-Poder activado: Onda Explosiva -. Concluyó Alfa con la intención de terminar la ronda de una vez por todas.

Jormthan se alejó rápidamente al distinguir el poder que su aliado había activado. El fuego bañó el cuerpo de Raxus y una poderosa explosión se produjo desde su centro, consumiendo todo lo que se encontraba a su paso.

-¡LEÓNIDAS! -. Gritó Nick nuevamente pero con más fuerza que antes al ver como su compañero se retorcía por las llamas que lo abrasaron.

Los rugidos del dragón aún eran perceptibles entre el sonido de la explosión, Nick trató de acercarse pero Elisa lo detuvo entre lágrimas, tratando de consolarse diciendo que su amigo estaría bien, sin importar cuanto estuviera sufriendo en las manos de quién una vez fue su amigo.

Suponía que esta era la razón por la cual Zenoheld no había desechado a Raxus y Jormthan: tenían mucho poder que explotar y en las manos correctas podían ser armas de destrucción ejemplares, tal vez incluso mejores que la iniciativa de los Bakugan mecánicos que aún era bastante joven y tenía sus primeras pruebas con Los Vexos.

Finalmente, la computadora anunció el final de la primera ronda con su característico tono frío y profesional.

-Indicador de vida de Nick: 10%.

Leónidas cayó a los pies de su compañero, desprendiendo un poco de humo debido a las múltiples quemaduras que había sufrido.

-Chicos, ¿cómo se sienten? -. Preguntó Nick a los Bakugan.

Wolfang se acercó a su líder en ese momento para tratar de animarlo con un pequeño empujón y tratando de sonar su pequeña cabeza contra la esfera cerrada.

-Maldición, ¿cómo pasó esto? -. Se quejó Vladitor.

-Nos confiamos, Vladitor, dejamos que nuestra última victoria nos cegara -. Respondió Leónidas abriéndose, para tranquilidad del lobo que ladró feliz al ver sano a su amigo.

-No, no pudo ser eso -. Dijo Nick en voz alta.

-¿De qué hablas? -. Preguntó Elisa acercándose a los terrestres.

-Tengo un presentimiento -. Dijo el pelinegro mirando a su alrededor -. Desde que Ángel atacó usando sus poderes, los suyos se vieron demasiado potenciados.

-Tal vez sea por las mejoras que les hicieron, sabemos los retorcidos que son aquí -. Sugirió Leónidas a su compañero.

-No lo creo. Dudo mucho que se hubieran arriesgado a perder la oportunidad de obtener nuestra energía de atributo teniéndonos aquí mismo, a su merced.

-¿Cree que le hayan hecho algo al terreno, maestro? -. Preguntó Ángel al terrícola.

-No lo descarto -. Respondió el susodicho reincorporándose para ver una vez más a sus oponentes -. Clay modificó estas arenas de combate, ¿cierto? Le hicieron algo a estos lugares para garantizar las victorias de Los Vexos. Apuesto que Mylene y los demás están haciendo algo similar con mi amigos.

A pesar de que la acusación podría ser bastante acertada, ninguno de los Ciber-Peleadores mostró alguna señal de que la teoría del pelinegro fuera cierta. Se mantenían tan inexpresivos como siempre.

-Eso no importa -. Respondió el hombre mayor arrojando su propia carta portal al centro del coliseo -. Carta portal lista.

-Nunca pensé que diría esto, pero creo que tienes razón, humano -. Comentó Vladitor entre dientes.

-¡Bakugan, pelea! ¡Bakugan, surge! ¡Raxus Pyrus MK2!

-¡Bakugan, pelea! ¡Bakugan, surge! ¡Jormthan Aquos 3.0!

Ambos gigantes mecanizados saltaron al campo de batalla con dureza, produciendo un breve temblor por la fuerza de su impacto al caer sin despegar la mirada de los peleadores.

-Tenemos que ganar esto -. Recordó Nick a los Bakugan.

-Lo sé -. Asintió Leónidas cansado.

-No hace falta que me lo recuerdes -. Respondió Vladitor.

Nick no necesitó pensarlo mucho para entender que el gigante incorpóreo debía estar mirando a Raxus fijamente desde su posición en la cabeza de su compañero.

-Eli, odio decirlo pero tendremos que seguir juntos en esto -. Dijo el peleador mirando a su compañera -. ¿Lista?

-Sabes que sí -. Asintió la rubia con seguridad.

-No vamos a dejarlos solos en esto -. Respaldó Ángel a su compañera.

-Entonces, adelante -. Fue la respuesta del pelinegro, sujetando una vez más a su compañero en su mano derecha.

-¡Bakugan, pelea! ¡Bakugan, surge!

La batalla continuó y, esta vez, fue Jormthan quien tomó la delantera, lanzándose contra el cuello de Leónidas y agitando sus brazos con salvajismo cuando su mandíbula fue atrapada nuevamente por el dragón negro.

Ángel quiso acercarse para quitar al dragón marino del cuerpo de su pareja, pero Raxus atacó en ese momento con sus armas en mano y obligándola a apartarse para evadir sus cortes.

-Poder activado: Hojas Eléctricas -. Activó Elisa rápidamente.

Dos espadas compuestas de electricidad morada de materializaron en las manos del ángel oscuro, en el momento preciso para bloquear los ataques de Raxus y deslizarse con gracia por el campo de batalla, evitando una confrontación directa de fuerza.

Diversos choques de armas se dieron en ese momento a una gran velocidad. Elisa quería potenciar a Ángel con algunos de sus nuevos poderes, pero aún tenía presente como su compañera había provocado por error la herida en la cabeza de Nick al no controlar la magnitud destructiva de sus habilidades. Además, si era cierta la teoría de Nick y Los Vexos estaban manipulando la arena, no tenía garantía de que los poderes de Ángel fueran absorbidos por el campo y usados en su contra o peor, destrozar el domo que mantenía una muerte segura en las profundidades del vacío dimensional a raya.

No, tenía que contenerse sin importar cuán difícil volviera la batalla.

Un poderoso cráter se formó en la arena de combate frente a Elisa, Raxus había enterrado profundamente sus armas en el piso tratando de alcanzar a Ángel. La rubia regresó su concentración a la batalla al ver como el Bakugan de su padre lograba acercar cada vez más sus ataques a su compañera.

-Poder activado: Espectro Oscuro.

Ángel se desvaneció entre sombras una vez más, sombras que danzaron alrededor de Raxus sin darle la oportunidad de adivinar en donde se encontraba su verdadero objetivo y donde hallaría una frágil oscuridad finita.

-¡Atácalo!

De repente, Ángel emergió nuevamente sobre la cabeza su rival para sujetarla de sus costados e impulsarse estando de cabeza para descender con una fuerte patada doble impactando en el estómago del Bakugan mecanizado.

Raxus intentó sujetar a su objetivo, pero ésta desaparecería entre sombras nuevamente, confundiendo los escáneres en sus ojos.

Una nueva patada dio de lleno en la parte posterior de la cabeza de Raxus, obligándolo a dar un par de pasos hacia adelante por la fuerza del ataque. El Bakugan trató de darse la vuelta rápidamente para alcanzar a Ángel con un gancho, pero ésta ya había desaparecido una vez más.

Una fuerte patada en la parte posterior de las rodillas de Raxus obligó al compañero del comandante a reposar sus manos en el piso frente a él para no caer sobre su pecho al destrozado suelo del coliseo.

-Advertencia: Los escáneres no logran detectar el movimiento del objetivo.

-Bien hecho, sigue así hasta que ganes -. Animó Elisa a su compañera con un pequeño brinco.

-¡Poder activado: Fuego Rápido! -. Activó Alfa.

Contrario a lo que Elisa pensaba, las ráfagas de energía provenientes de los cañones en los brazales de Raxus no fueron dirigidos a Ángel, sino que apuntaron directamente a Leónidas, el cual se encontraba distraído en su propia batalla con Jormthan.

-¡Leo, cuidado! -. Advirtió Nick a su compañero al ver el peligro.

Sin embargo, el Bakugan Darkus no podría escuchar la advertencia de su compañero, demasiado distraído como para pensar en cualquier otra cosa que no fuera en evitar que los colmillos del dragón marino no alcanzaran su carne.

La ráfaga de energía dio de lleno en la espalda de Leónidas, provocando un gran dolor en su ya maltratado cuerpo por la primera ronda. El malestar de las quemaduras intensas fue tal, que el dragón acorazado quedó de rodillas en el suelo para evitar derrumbarse y presentando una pequeña ventana de oportunidad para atacar.

Jormthan no tardó en envolver su cola alrededor del cuerpo de Leónidas una vez más, dejando su cabeza entre las alas del Bakugan y posando sus manos metálicas en sus hombros para obligarlo a mirar hacia arriba, dejando sus cuello expuesto.

-¡Leo! ¡Resiste! -. Llamó Ángel a su pareja al ver como Jormthan enterraba su mordida en la parte posterior de su alargado cuello, provocando que un hilo de sangre descendiera de la zona afectada.

Ángel trató de acercarse al herido dragón negro para intentar liberarlo del agarre del Bakugan Aquos, pero Omega no permitiría que su enemiga se metiera en su batalla contra El Arma.

-Poder activado: Limpieza de Área.

Los cañones que recorrían el alargado cuerpo del dragón marino se encendieron por primera vez en el combate y liberaron alargadas series de ataques de energía en todas las direcciones. Ángel apenas tuvo tiempo para alejarse del ataque y bloquear su rostro con sus manos para evitar que los disparos dieran en sus ojos.

De lejos, el ataque no era tan dañino como parecía, pero era Leónidas quien tenía que recibir el fuego proveniente de los cañones que estaban pegados a su cuerpo y se notaba por sus rugidos que eran la peor parte del movimiento.

-¡Ángel, cuidado! -. Gritó Elisa a su compañera.

Raxus Pyrus se precipitó desde el aire contra su objetivo, con sus puños sobre su cabeza, listo para acabar con Ángel. La Bakugan solo tendría un momento para rodar a un costado y evitar el ataque de su antiguo mentor, que sería seguido por una serie de puñetazos reforzados con la energía del atributo del fuego.

-¡Sal de ahí! -. Ordenó Elisa.

-Carta portal abierta: Fusión de Poderes -. Activó el Ciber-Peleador.

Ambos Bakugan Darkus sintieron como su energía los abandonaba poco a poco, Leónidas estaba perdiendo la fuerza para resistir el fuerte abrazo de Jormthan, su temple firme ahora temblaba y ya no tenía la fuerza para siquiera emitir un rugido.

-¡Leónidas! -. Llamó Nick asustado a su compañero.

-Nick -. Trató de responder el dragón, pero el agarra de su rival se ajustaría aún más a su alrededor, cortando las palabras que pudiera emitir.

-¡Poder activado! -. Trató de defender el terrícola, pero la carta en el interior del lanzador no brillaría como lo hacían los poderes en acción -. ¿Qué pasa? -. Se preguntó confundido.

-Es muy simple, tu Bakugan no tiene la fuerza suficiente para activar ninguna de sus habilidades. Está demasiado agotado por las heridas que sufrió en la pelea anterior. Ese siempre fue el problema del Arma, sus energías son finitas -. Respondió Omega con los brazos cruzados.

-¡Señorita Valiant! -. Llamó Ángel a su compañera desde la parte más elevada del coliseo.

-Lo sé, tenemos que acabar con esto ahora -. Dijo Elisa depositando con cuidado una carta en su lanzador.

El nivel de Ángel y Leónidas descendía a gran velocidad, tenían que acabar con la batalla cuanto antes y liberar a Leónidas antes de que quedara fuera de la batalla. Todo dependía de este ataque.

-Poder activado: Oscuridad Divina.

Al ver la esfera de energía oscura formarse en las manos de Ángel, Raxus se preparó para contraatacar. Sin embargo, cuando el ataque dejó las manos de su creadora, no voló contra sus oponentes, no fue en dirección a Jormthan para tratar de liberar a Leónidas. No, la esfera descendió en línea recta al suelo de la arena, directamente a la carta portal.

Los trozos de la carta volaron por el campo de batalla hasta desvanecerse como débiles luces que parecieron jamás estar ahí cuando el poder de la Bakugan la destruyó por completo.

En ese mismo momento, los ojos carmesí de Leónidas se iluminaron con furia y Nick aprovechó ese pequeño momento de libertad de su compañero para liberarlo del agarre en el que se encontraba.

-¡Poder activado: Ira Berserker!

Aunque prefería usar la versión evolucionada de ese mismo poder, Nick dudaba seriamente que Leónidas estuviera en condiciones para realizarlo, así que tenía confirmarse con la versión original del ataque.

Por suerte, el impulso sería suficiente para que Leónidas fuera capaz de abrir con sus propias manos el abrazo devastador de su rival mientras emitía un poderoso rugido y emprendía el vuelo, lejos de sus contrincantes para reagruparse con su pareja y compañera.

Ambos Bakugan Darkus se veían cansados, los esfuerzos realizados durante el combate eran un castigo para ambos y solo lo empeoraba el hecho de que si ganaban, aún les faltaría una ronda por ganar. Por otro lado, Raxus y Jormthan no se veían alterados, parecían serenos y a todas sus capacidades a pesar de sus propios esfuerzos durante el combate.

Volviendo al suelo con respiraciones agitadas, Leónidas y Ángel se prepararon para terminar la segunda ronda de una vez por todas.

-Nick, el siguiente ataque tiene que ser el último. Ninguno aguantará mucho más tiempo -. Señaló la ojiverde.

-Lo sé, ¿cómo es posible que se vean tan bien mientras que nosotros apenas podemos seguir de pie? -. Se preguntó el terrícola -. Las energías debieron volver a la normalidad

-Tal vez tu teoría es cierta y el campo de batalla los provee de energía extra.

-Si es así, entonces tenemos un serio problema y ninguna vía de escape.

Ambos peleadores miraron a su alrededor, buscando una salida que les permitiera huir de la batalla. Pero sabían que era imposible que algo así se presentara de pronto, la puerta por la que habían entrado solo se abriría una vez que la batalla terminara.

Por desgracia, los Ciber-Peleadores no tenían la intención de esperarlos más tiempo y enseñaron en sus prótesis cibernéticas las cartas destinadas a terminar la batalla.

-Poder activado: Triple Erupción.

-Poder activado: Castigador Aquos.

Rayos rojos y azules salieron disparados del pecho de Raxus y Jormthan en dirección a sus objetivos, partiendo la distancia a gran velocidad.

¿Qué podían hacer? No podían huir por siempre y si usaban sus poderes, el campo podía absorber su propiedades y potenciar una vez más a los locales. Además, Leónidas no tenía la suficiente energía para usar todos sus poderes.

Si defendían, perdían; si atacaban, tenían una pequeña probabilidad de ganar. Pero no tenían nada asegurado.

-¡Nick!

El gritó de Leónidas preocupado por los ataques acercándose trajo de regreso a los peleadores indecisos.

No tenían más tiempo para pensar, tenían que actuar cuanto antes.

-Poder activado: Oscuridad Divina.

-Poder activado: Cañón Omega.

El láser blanco y azul voló junto la esfera de energía contra el ataque de sus contrincantes, llevándose con ellos la esperanza de ganar de los terrestres y las vestal.

-¡Aumenten la energía del generador! ¡Acaben con esto!

La orden de Alfa a los Bakugan o alguien que no se encontraba presente fue acompañada por el devastador panorama de los ataques de los Bakugan Darkus siendo consumidos por los rayos de Raxus y Jormthan. Por más que Leónidas y Ángel intentaron resistir, ninguno de los dos pudo poner la energía suficiente para cortar el paso veloz de la ofensiva de ambos gigantes mecanizados.

-¡Salgan de ahí! -. Gritó Elisa al ver el rayo de sus oponentes acercarse a sus amigos.

Un resplandor morado se precipitó a gran velocidad contra los Bakugan de los peleadores, los cuales se tomaron de la mano, demasiado agotados como para hacer algo más que solo quedarse quietos para que el ataque les diera a ellos y no afectara a sus compañeros.

Un poderoso rugido por parte de Leónidas se escuchó cuando el ataque combinado de los Ciber-Peleadores los alcanzó, la luz fue tan intensa que ambos peleadores se vieron obligados a taparse los ojos hasta que sus compañeros cayeron a sus pies derrotados en sus formas de esfera.

-Indicador de vida de Nick y Elisa: 0%.

Lo suaves y delicados quejidos de Ángel fueron acompañados por la imagen de su energía de atributo abandonándola lentamente con un paradero obvio para ambos peleadores.

Elisa cayó de rodillas, lamentando la pérdida de su energía de atributo, sintiéndose miserable por perder la batalla y viéndose como una culpable de esto por no poder salvar a su padre y mucho peor, que hubiera sido él el responsable involuntario de su derrota más grande hasta ahora.

No sintió nada más en ese momento, todo a su alrededor se volvió confuso y apenas pudo reunir la voluntad para recoger a Ángel suavemente. No escuchó los pasos de los Ciber-Peleadores acercándose, no escuchó la puerta detrás de ella abrirse y ni siquiera sintió el momento en que Nick puso una mano en su hombro mientras que con la otra liberaba una nube de humo que les dio a ambos la oportunidad de escapar.


Pasillos

Decir que Vladitor estaba molesto era poco, el Bakugan incorpóreo no paraba de lanzar insultos y agresiones contra todo lo que veía y conocía. Estaba iracundo e indignado, pero no había nada que pudiera hacer. El espectro en su mente le estaba provocando una horrible jaqueca, pero Nick prefirió ignorar eso para concentrarse en la rubia que caminaba entre sus brazos como un ente silencioso lleno de culpa por algo fuera de su control.

Nick odiaba ver a Elisa en este estado, pero odiaba todavía más no poder hacer algo para consolarla más que solo rodearla con sus brazos, como a ella tanto parecía gustarle. Era sorprendente la forma en que todo se había torcido con la aparición de Sentinel Alfa, pero no tenía sentido mentirse, se habían confiado pensando que solo llegarían al palacio, salvarían a sus amigos y destruirían los controles del Sistema EB y la realidad les había enseñado que, sin importar cuántas batallas ganaran, no podían esperar llevarse la victoria en cada ocasión.

-Señorita -. Llamó Ángel a su compañera flotando frente a ella.

Elisa no tuvo la fuerza para decir algo, en su lugar, se limitó a sostener a la Bakugan entre sus manos para darle una serie de tiernos besos a la esfera. Una forma silenciosa de tranquilizarla y de darse consuelo por su cuenta.

-No tiene sentido lamentarnos -. Interrumpió Leónidas -. Lo hecho, hecho está y no podemos cambiarlo.

-Es cierto, encontremos a Shun y Baron, tratemos de encontrar el Sistema EB juntos y otro día intentaremos rescatar a tu padre y a la capitana -. Concordó Nick.

Elisa solo asintió con un silencioso pesar antes de comenzar a caminar una vez más entre los brazos del terrícola.

Por suerte, no tuvieron que caminar mucho cuando un abrigo verde largo, acompañado de una cabellera negra y unos ojos color miel los recibieron en uno de los corredores.

Junto a Shun, se encontraba casi toda la pandilla, Baron respiraba con dificultad mientras que Ace y Marucho descansaban un momento en el suelo.

-Chicos, que bueno verlos -. Saludó el vestal más joven a los recién llegados.

-Aunque por sus caras no parecen pensar lo mismo -. Comentó Ace al ver las expresiones derrotadas de los peleadores Darkus.

-Perdimos nuestra parte de la energía Darkus -. Admitió Nick con pena -. Raxus y Jormthan son más fuertes y creemos que le hicieron algo a la arena para tener ventaja.

-No te equivocas, Mylene lo reconoció durante nuestra batalla -. Dijo Shun a su pupilo.

-Por favor, díganme que ustedes sí ganaron -. Pidió el pelinegro más joven a sus amigos.

La respuesta era obvia y no necesitaron de palabras para entender lo que había sucedido. Las tramas de Los Vexos habían rendido los frutos esperados, la energía Ventus de Ingram y la energía Darkus de Percival habían corrido con el mismo destino que la energía de Ángel.

-¿Qué hay de Dan y Mira? -. Preguntó Nick a los muchachos.

-Los estamos buscando, creemos que, si aún no está por aquí, debe estar luchando con Hydron o Zenoheld junto con Mira.

-¿Ya trataron de contactarlos? -. Preguntó Elisa preocupada por el destino de su amigo y su hermana.

-Sí, pero no responden, las señales de nuestros comunicadores están bloqueadas -. Respondió Marucho levantándose.

-Sí lo atrajeron a una trampa como a nosotros, no deben estar muy lejos. Será mejor que retomemos la búsqueda -. Razonó Nick.

Los demás asintieron en acuerdo con la idea y comenzaron a correr entre los pasillos disponibles para tratar de encontrar a los últimos dos miembros desaparecidos de su grupo, cruzando dedos internamente para que estuvieran bien y aún conservaran la energía de Drago.


N/A: Debo disculparme por tardar tanto en actualizar, se me presentaron complicaciones y escribir este capítulo tardó más de lo calculado. Sin embargo, aquí está por fin, tomó sangre, sudor, lágrimas y un poco de café xD. Sin más que decir, en el próximo capítulo veremos un éxodo masivo, así que sigan leyendo en la misma batipágina y en el mismo batific (siempre quise decir eso).

Dato curioso: ¿Pueden creer que Marduk comparte voz con Spectra en inglés? No tiene nada que ver con esta historia, pero era un dato que quería compartir :p