Disclaimer: Craig Barleet es el creador y él y Nickelodeon tienen los derechos del programa.


19. Robert Pataki, el terror de los Viksten

Era un caluroso día de verano, el sol estaba en lo alto, brillando como oro, la joven rubia sonreía complacida, amaba el verano, la luz del sol y sobre todo nadar en la gran piscina de sus padres. Se sentía como pez en el agua. Ella sonrió feliz.

- ¡Es hora de nadar! - Casi saltó hasta que escuchó su voz favorita, la voz de su papá.

- ¡Hola princesa! ¿No estás cansada de nadar? ¿No tuviste suficiente en los Juegos Olímpicos?

- ¡Hola papi! En realidad no… Pasaría todo el día aquí.

- Confío en ti y sabes que puedes si lo deseas, Miriam.

- Sr. Viksten... su pedido está aquí. - Un hombre muy alto con una sola ceja apareció en el jardín. La joven rubia cambió su rostro de feliz a increíblemente molesta. No toleraba al joven repartidor que trabajaba para su padre.

- Estábamos hablando.

- Lo sé princesita, algunos debemos trabajar.

- Por favor, Robert, tómatelo con calma, ya vuelvo. Necesito hablar con mi socio comercial. - El hombre entró a su casa y los jóvenes compartieron una mirada de enfado.

- Bueno, puedes esperar a mi papá en la entrada principal.

- Oh no, no quiero, hay muchos perros ahí.

- ¿Ah, de verdad? No me importa. Quiero nadar en privado.

- Oh relájate pelos de elote, no me interesa verte chapoteando en el agua. Tengo cosas más importantes en las que pensar.

- ¡Lo que sea!

La joven saltó a la piscina y practicó su rutina olímpica. Bob solo sintió que sus ojos y su boca se abrían lentamente. Tenía que admitir que la chica de largo cabello rubio y perfectos ojos azules era hermosa, parecía una sirena en la piscina.

- Estoy aquí Robert. Ahora puedes darme mi hoja de recibo. - El hombre pudo ver como el chico miraba a su princesa, y sintió como algo dentro de él ardía en llamas. - Pataki?

- Oh… claro Sr. Viksten, aquí está. - Puso la hoja de recibo en sus manos, sin quitarle un ojo a su hija.

- ¡Pataki! - Él gritó. - ¿Algo más?

- Oh no, eso es todo, nos vemos el próximo lunes.

- Por supuesto, sabes dónde está la salida.

- Sí… disculpe Sr. y Srta. Viksten. – El hombre corpulento salió, chocando contra la puerta al sentirse evidenciado por sus acciones. La niña solo se rió y siguió con su rutina. Al verlo así, no parecía tan tonto.

Robert Pataki… era solo un repartidor… y un día… el raptor de mi hermosa hija, la persona más valiosa de mi vida. Una parte de mi corazón se fue con ella. Si tan solo supiera que estúpido día, este monstruo se llevaría a mi niña, nunca lo hubiera contratado

Después de tantas peleas por separarlos, una noche nos dejó… mi niña, mi mundo, mi alma… Espero estar equivocado, y que él resulte ser el mejor esposo para ti... Espero que algún día puedas saber cuánto te amaba tu papá…