Harry Potter le pertenece a JK Rowling.

Pareja: Edward Tonks y Andrómeda Black.

Capítulo 21: Envía Flores.

A Edward no le importaba las castas sociales del mundo mágico, sobre todo cuando el descendía de muggles. Sus padres aún se preguntaban de quién habría heredado sus poderes mágicos. Ninguno de los ancestros conocidos era un mago o una bruja.

Por eso cuando tuvo su primer brote de magia accidental, todos quedaron sorprendidos cuando llegaron a decirles que el era un mago, y que algún día debía ir a un Colegio solo para magos.

A los 11 años fue seleccionado para la casa de Hufflepuff. Donde vivió muchas aventuras, el lugar donde se hizo amigo de aquella dulce señorita llamada Andrómeda Black.

Ahí fue donde supo que era existían las clases sociales de los magos: los sangre pura, los sangre mestiza y los nacidos de muggles.

Solo que a él lo llamaron con un término sumamente despectivo: "Sangre Sucia" y lo había hecho nada más y nadie menos que la hermana mayor de Andrómeda, Bellatrix Black.

De todos modos para el rubio la pelinegra era su amiga y aunque le había dolido la indiferencia de los magos de ese tiempo, sonrió sabiendo que tenía amigos verdaderos en las demás casas .

La primera vez que le dio una flor a "Drómeda" fue en su cumpleaños número 12. Era un pequeño tulipán. Le había pedido a su madre que le enviará uno por correo para dárselo a ella. Drómeda fue feliz con su regalo.

Era una lastima que Bellatrix lo arruinara cuando aplastó y tiró a la basura al pequeño tulipán. Las hermanas Black ya le habían dejado en claro que por la condición de su sangre no era digno de ser parte de ellos.

Pero a Edward solo le importaba la felicidad de Andrómeda.

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Edward siempre le dio flores a quien se convirtió en su novia y posteriormente su esposa. Desde aquel pequeño Tulipán hasta el ramo que Drómeda llevo en sus manos el día que se casaron.

Andrómeda dejó de ser una Black convirtiéndose en una Tonks, dejó atrás a la familia que alguna vez tuvo, escogió ser feliz con la persona que verdaderamente amaba.

Jamás le interesó la pureza de la sangre de la cual se jactaba tanto su familia estaba segura que ya nadie en estos tiempos podía tenerla.

Pero no le importaba nada más que ser feliz con su querido Ed. Lo único que lamentó fue que su hermana Narcissa jamás la perdonó y su hermana Bellatrix le llamó traidora más de una vez.

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Flores es lo que más recuerda de Ed. A Andrómeda le gustan tanto que quisieran que las mismas vivieran para siempre, pero sabe que todas tienen su ciclo de vida. A la pelinegra le encantan los tulipanes se volvieron sus favoritos desde que él se los dio.

E incluso en ese momento que acaricia su vientre abultado sabe que a su futuro bebé también le gustarán.

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Dora tiene un girasol en la cabeza, le gusta que su padre le lleve uno mientras que a su madre le da una rosa.

A la niña de 7 años le encantaba ponerse uno en el cabello que siempre mantenía de color rosa. Al ser metamorfomaga podía cambiar el color de su cabello sin necesidad de teñirlo o de usar una poción multijugos.

Estos serían los mejores recuerdos que podía tener de su pequeña familia.

Los años pasan y Andrómeda sostiene a su hija embarazada en sus brazos mientras las dos lloran sin poder contenerse.

Edward murió y ni una de las dos iría a su funeral. Asesinado en medio de la persecución a los nacidos de muggles, luchando tratando de proteger a otros tantos como él.

Tocan a la puerta no quiere ir a abrirla pero debe hacerlo. Recibe un adorno floral de rosas sus ojos se llenan de lágrimas mientras le informan que Edward dejó estipulado que en cada aniversario de bodas le lleven un adorno, ha pagado varios años para que esto sea posible.

Nymphadora consuela a su madre diciendo:

-Si es un niño, Remus y yo hemos decidido nombrarlo Edward "Teddy" en honor a mi papá.

Ella solo asiente con su cabeza, limpiando las lágrimas, ya que a pesar de que se ya ido para siempre le manda flores para hacerle saber que sola no la ha dejado.

El niño nació finalmente, Andrómeda es la primera de sus hermanas en ser abuela, las flores que aún no se han marchitado le recuerdan que el estará siempre con ellas, debe cuidar de su querida hija y cuidara de Remus como si fuese un hijo más para ella.

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Andrómeda llora esperando volver a Ed pronto ya que lo único que le queda ahora es su pequeño nieto llamado Teddy.

El dolor se va en el momento que el pequeño niño de tres años le da de regalo un tulipán.

A pesar que abuelo y nieto no se conocieron por las circunstancias de la vida, son tan parecidos, Drómeda sigue recibiendo tulipanes, siguen siendo lenguaje del amor, a pesar de que son de un nieto para una abuela.

Aún recibe las flores de amor que Edward encargó para ella, aún guarda en su corazón el preciado recuerdo de su esposo, de su hija y de su yerno.

Espera que un día cuando Teddy sea mayor, ella desea estar al fin con los seres que se le han adelantado en la otra vida. Sabe que el pequeño la entenderá en aquel momento.

Porque las flores fueron lo que la unieron a Edward, y quiere que al final sean los tulipanes los que le acerquen a él.

En sus recuerdos Ed sería para siempre su Tulipán, el que llegó a su vida cuando más necesitaba tener a quien primero fue un amigo, un novio, un esposo, un padre cariñoso.

De estar ahí con ella estaría segura que sería un gran abuelo para Teddy, no está sola el padrino de su hijo vienen a ayudarle los fines de semana, está al pendiente de los dos.

Andrómeda sonríe ante el recuerdo de su Edward, al mirar el Tulipán que le dio su pequeño Teddy.

Era como viajar en el tiempo y recordar los buenos tiempos que no volverían más allá que en efímeros recuerdos.