«¿Acaso he escuchado bien?» se preguntó Trafalgar con el ceño fruncido y una cara de pocos amigos ¿Este tipejo le acaba de pedir una cita a Mugiwara-ya justo enfrente de mi y con tal descaro? eso no podía estar pasando, seguro era un error. Tenía que ser un error porque no había forma de que ese sujeto fuera tan malditamente idiota y descarado como para poner su vida en riesgo de manera tan estúpida ¿Verdad? Eso jamás pasaría, nunca en la vida permitiría que esa estúpida cita sucediera. Su doble parecía ser más imbécil de lo que aparentaba, no había forma de que Mugiwara-ya aceptara una situación tan ridícula como esa.

—Por supuesto que él no va a… —comenzó a regañar cuando de pronto se vió interrumpido.

—¡Claro! —respondió Luffy con un rostro de emoción— ¿A dónde iremos?

—¡¿Qué?! —estalló el cirujano de la muerte mientras miraba a su aliado con la mandíbula desencajada por la impresión.

—¡Sí! ¡Lo logré! —festejó el marine mientras daba un pequeño brinco en su posición— ¡Por fin tendré una cita con Luffy-ya!

—¡Por supuesto que no! —escupió el tatuado mientras se posicionaba frente a su aliado y lo tomaba por los hombros de forma un tanto brusca— ¡Ey Mugiwara-ya! ¡¿Qué demonios estás haciendo?!

—¿Qué te pasa Torao? —respondió con gesto de puchero— No es la gran cosa, es sólo una cita ¿no?

—¡¿Sabes qué mierda es una cita?!

—¡Por supuesto! Es… ehhh…. —Hizo un esfuerzo por recordar— ¡Ya sabes! ¡Eso!

—¿Eso? —preguntó su aliado levantando una ceja.

—¡Sí! ¡Lo que dijo el vendedor de manzanas! —comenzó a relamerse los labios— ¡Eso significa que me comprará comida! ¿Verdad? —le preguntó Luffy al hombre de blanco.

—¡Por supuesto! ¡Toda la que quieras! —asintió el nombrado con la cabeza, mientras sus ojos brillaban con ilusión.

—¿Vez? —le respondió a su aliado mientras ensanchaba su sonrisa— ¡Las citas son geniales!

—¡Tú! ¡Estúpido cerebro de goma! —insultó mientras comenzaba a jalar las mejillas de Luffy con rabia, sorprendiendo al marine quien no se esperaba que la piel de este se estirara de esa forma tan antinatural— ¡Eres un completo idiota! ¡Eso no es una cita!

—Pevo Todao —intentó hablar mientras intentaba que el chico soltara su piel— ¡Tú y yo tuvimos una cita también! —logró responder una vez que logró zafarse del agarre del mayor— El señor de las manzanas dijo que estábamos en una cita ¡Y tú me compraste mucha comida! ¿No es eso una cita?

—¡Ya te dije que no!

—Entonces… ¿Qué es una cita? —preguntó curioso mientras miraba fijamente a su aliado— Torao… ¿Por qué no puedo tener una cita?

—Sí Torao… —se unió el marine al interrogatorio, mientras se posicionaba al lado del chiquillo— ¿Por qué Luffy-ya no puede tener una cita? ¿Acaso hay una razón por la que no pueda salir con alguien más? ¿Por qué sólo podría tener citas contigo? —preguntó divertido mientras ensanchaba su sonrisa al notar lo rojo que se estaba poniendo el contrario— ¿Hay algo que quieras compartir con la clase Torao?

—¡Cierra la boca! —gritó mientras soltaba un gruñido por lo bajo— ¡Bien, haz lo que se te dé la maldita gana! —sentenció mientras la rabia en su voz se hacía evidente— ¡A mi no me importa!

—¿Torao? —lo llamó confundido sin entender por qué su aliado se veía tan furioso— Torao… Por qué tú…

—¡Yeeeei! ¡Nos dio su bendición Luffy-ya! —interrumpió el otro Law mientras abrazaba al menor quien no podía dejar de mirar preocupado a Torao— Pero eso tendrá que esperar —Analizó el marine mientras ponía una expresión pensativa— Ya está anocheciendo así que mejor lo dejamos para mañana— festejó al pensar en cómo se daría el día libre así mismo ya que podía permitírselo al ser el capitán.

—Ey… Torao —volvió a hablar el menor quien había dejado de ponerle atención al marine— ¿Estás bien? —preguntó mientras lo jalaba de la manga de su abrigo, a lo que el mayor rápidamente se zafó de su agarre y lo fulminó con la mirada antes de comenzar a caminar hacia otra parte manteniendo su distancia— ¿Por qué? —preguntó al aire un poco decepcionado, mientras veía como el contrario se alejaba cada vez más del lugar.

—Luffy-ya.

—¿Qué pasa Torarine? —contestó desanimado.

—Oye… ¿Crees que podríamos vernos hoy en la noche? —Le susurró a la altura del oído para que su doble no lo escuchara— Hay algo de lo que me gustaría hablar contigo.

—¿Hablar conmigo? —arqueo las cejas— ¿Sobre qué?

—Ya sabes… Sobre su situación —continuó susurrando— Parece que no le caigo muy bien a "Torao" —mencionó mientras entrecomillaba lo último haciendo un gesto con sus dedos— Así que por eso prefiero hablar contigo.

—Oh… Está bien supongo —se encogió de hombros mientras ponía sus ojos en blanco.

—Bien… Entonces nos vemos en el muelle a las doce en punto

—¿Muelle?

—Si, sólo tienes que bajar hasta el final de la calle principal —señaló con su mano rumbo hacia el mar— No hay pierde.

—De acuerdo —asintió con la cabeza al momento que levantaba su mirada hacia Torao, quien los estaba observando a la distancia con una expresión recelosa mientras se preguntaba, ¿De qué diablos estaban hablando ahora?

—¡Bien! —gritó el marine mientras se alejaba del chiquillo y comenzaba a caminar de vuelta a la ciudad— ¡Ahora síganme! los guiaré hacia un hotel estupendo… Soy amigo de la dueña así que estoy seguro de que les dará buenas habitaciones, los dejaría en la sede de la marina pero a decir verdad no voy a exponer a mis hombres a un posible ataque sorpresa cuando me han revelado anteriormente que ambos son criminales buscados.

—¡Ey! ¡No haríamos eso! —reprochó Luffy.

—Prefiero ser precavido —aclaró.

Justo después de eso. Law y Luffy se dedicaron a seguir al oficial en silencio. Este se había tomado el tiempo para hacer una llamada a través de su den den mushi para informar sobre su situación actual, para que tal y como lo había prometido su otro yo tuviera libertad de revisar lo que necesitará. Después se dirigió a un edificio elegante en donde fue recibido por todos los empleados quienes lo saludaban y le daban la bienvenida al mismo tiempo que miraban asombrados a nuestro Trafalgar, quien, a diferencia del marine, se veía como el delincuente que era con esa ropa oscura y los tatuajes en su cuerpo.

Resulta que el capitán de la marina era una persona bastante amada por las personas de la ciudad ya que siempre las estaba ayudando y protegiendo de los maleantes por lo cual todos lo respetaban y trataban como a un miembro más de su familia. Es por eso que no fue difícil conseguirles habitación a esos dos aún cuando ese hotel era el más solicitado de la isla y acostumbraba estar lleno. La mujer no dudó ni un segundo en buscarles una habitación disponible.

—Muchas gracias Maryori-san, te pagaré el costo en cuanto pueda —agradeció el marine.

—¡Qué dice capitán! —respondió avergonzada— ¡No podría cobrarle! mucho menos cuando es un favor para su familiar y un amigo suyo.

—Claro, mi familiar —se rió nervioso al escuchar el gruñido de su contraparte.

En realidad no había querido mentirle a la mujer, pero la verdad era demasiado complicada para explicársela a un ciudadano común. A sus hombres se había encargado de darles el informe completo, pero la dueña de ése hotel no tenía por qué involucrarse en el asunto, así que lo único que se le había ocurrido para tapar la evidente similitud que tenía con el tatuado era decir que eran hermanos.

Al principio, el oficial había intentado que la dueña les diera las llaves de dos habitaciones diferentes pero Luffy se había quejado ya que quería estar cerca de su aliado por lo que con todo el dolor de su corazón, el marine había terminado por pedir una habitación comunicada, la cual estaba separada por medio de una puerta, tal como si se tratase un departamento conjunto. Lo había hecho de tal manera porque no podía aceptar la idea de que esos dos durmieran en una sola cama, sería algo que evitaría a toda costa en la medida en que le fuera posible.

Después de darles su respectiva llave este desapareció del lugar, pues no deseaba quedarse más tiempo del necesario ahí. Además el ambiente se había vuelto bastante pesado desde que le había pedido una cita al chiquillo y a decir verdad tampoco quería seguir presionando a su versión alterna ya que sabía de primera mano el temperamento explosivo que tenía.

Una vez que nuestro Law y Luffy entraron a su habitación, el menor empezó a explorar. El lugar era de tamaño mediano, nada más entrar estaba la cama con el cuarto de baño a la izquierda. En el ala este se encontraba la puerta que dividía una habitación de la otra por lo que mientras Luffy comenzaba a saltar en la cama, abrir el mini frigorífico, abrir las llaves de agua del baño y deshacer las toallas recién acomodadas, el cirujano de la muerte había optado por encerrarse en el otro cuarto asegurándose de cerrar la puerta con seguro.

—¿Eh? —exclamó el menor tras darse cuenta de que su compañero había desaparecido— ¿Torao? —lo llamó mientras intentaba girar el pomo de la puerta notando que estaba cerrada— Oi… ¿Qué pasa? ¿Por qué te encierras? —replicó sin obtener respuesta— ¡Oye! ¡Te estoy hablando! ¿Por qué estás tan enojado desde hace rato? —nuevamente lo único que obtuvo de parte de su aliado fue un silencio sepulcral— ¡Torao! ¡Responde! ¡Torao! —comenzó a tocar la puerta con insistencia.

—¡Cállate de una vez! —respondió por fin el contrario desde el otro lado de la puerta— ¡Te dije que podías hacer lo que se te diera la puta gana pero a mí déjame tranquilo!

Luffy se quedó unos minutos parado en su misma posición mientras llevaba una de sus manos a su pecho sin entender por qué le había dolido tanto esa respuesta cortante del contrario. El monito estaba acostumbrado a los arranques de ira ocasionales del capitán de los piratas de corazón ya que desde que habían formado esa alianza Torao había estallado en diversas ocasiones, pero casi todos sus reclamos siempre eran ocasionados por la incapacidad de Luffy de seguir los planes que éste formulaba, además, aunque Law dijera estar molesto o se esforzará por mostrar su fastidio, la verdad es que nunca era realmente agresivo con él.

Sólo soltaba una que otra maldición por lo bajo y después terminaba acoplando su plan a las nuevas circunstancias, actuando como si todo estuviera bien. Pero esto era diferente… De alguna manera Torao se notaba molesto de verdad y lo peor es que Luffy ni siquiera entendía la razón. Siempre que lo regañaba por no seguir un plan él podía entenderlo y se disculpaba por actuar por su cuenta pero esta ocasión ni siquiera sabía por qué debía disculparse. No entendía cuál había sido su falla a diferencia de ocasiones previas y lo peor es que parecía ser algo mucho más grave que arruinar una misión con sus imprudencias.

—Torao —volvió a hablar con un tono de voz mucho más bajo ya sin golpear la puerta— No sé qué te hizo enojar pero… Lo siento —Espero unos segundos para notar si recibía respuesta pero no fue el caso así que continúo— Como sea… Solo quería decirlo.

Después de eso se dirigió hacia el balcón mirando en dirección hacia el muelle. En realidad faltaban varias horas para que diera la hora acordada, pero prefirió irse de una vez. Era mejor esperar afuera que quedarse solo en esa habitación en donde se le hacía muy evidente la indiferencia de su aliado. Una vez que saltó desde el sexto piso miró hacia la ventana donde estaba minutos atrás, anotando mentalmente la posición de esta en el edificio, para poder regresar de un brinco una vez que volviera y así no tuviera que molestar a Torao para que le abriera la puerta.

—Hacia el muelle… Hacia el muelle— susurró para sí mismo mientras echaba a correr sin notar que estaba siendo observado por alguien.

Antes de dirigirse a su destino se aseguró de dar un paseo por la ciudad entera, evitando por supuesto la sede de la marina la cual le parecía increíblemente aburrida. Andar por la ciudad de noche era increíblemente divertido, las personas ya se encontraban dentro de sus casas por lo que Luffy se permitió correr por los techos y andar brincoteando por el lugar, pensando en si mismo como si fuera alguna especie de superhéroe nocturno que velaba por la seguridad de los ciudadanos en medio del silencio. Imaginar en aquélla pequeña fantasía lo distraía de seguir pensando continuamente en Torao, que muy seguramente debía de seguir encerrado en su habitación, molesto y refunfuñando.

No sabía en realidad cuanto tiempo había pasado pero después de un rato de hacer el idiota había optado por dirigirse hacia el muelle en donde no mucho después apareció el marine quien traía consigo un par de bebidas calientes para no morirse de frío mientras conversaban.

—¿Y bien? —preguntó Luffy— ¿De qué querías hablar?

—¿Cuál es exactamente tu relación con ese tal Torao?

—¿Con Torao? —sonrió triste al recordar nuevamente lo molesto que estaba este— Somos aliados —contestó mientras se encogía de hombros.

—¿Aliados?

—Si… Queremos derrotar a un emperador así que hicimos una alianza.

—Kaido… —Afirmó mientras recordaba su conversación anterior.

—Sip… Kaido —asintió con la cabeza— Es por eso que derrotamos a Mingo.

—¿Mingo? —preguntó el marine extrañado por el raro apodo.

—Sí… Ese idiota con sus plumas rosas. Era un completo fastidio ¿Quién se cree para meterse con mis amigos? ¡Incluso le hizo eso a Torao! —se quejó fastidiado recordando cómo Law por poco y se queda sin brazo por culpa de ese sujeto.

—Plumas rosas… ¿De casualidad hablas de Doflamingo?

—¡Si! ¡Eso dije! ¡Mingo! —el marine no pudo evitar reírse enternecido ante los apodos extraños del muchacho.

—Así que derrotaron a Doflamingo —mencionó pensativo— Supongo que debió ser difícil.

—No en realidad… Fue pan comido —mintió mientras miraba hacia un lado.

—¿Y qué harán una vez que derroten a Kaido?

—¿Qué haremos? —se preguntó— ¿A qué te refieres?

—Ya sabes… Una vez que logren su objetivo la alianza se habrá cumplido

—¿Y eso qué tiene? —preguntó sin comprender.

—Que ustedes dos se separarán y entonces…

—¡¿Por qué tengo que separarme de Torao?! —preguntó fastidiado mientras se ponía en pie— ¡Es mi aliado!

—Por eso mismo… Son aliados —respondió sin comprender— Si el objetivo se cumple entonces ya no habrá motivo para que ustedes cooperen ¿no es así?

—¡Torao se quedará conmigo! ¡Él lo dijo! ¡Dijo que no me traicionaría! ¡Él fue quien me propuso la alianza!

—Luffy-ya… ¿Qué es lo que entiendes tú por alianza?

—Es como ser amigos ¿no? —preguntó mientras ladeaba la cabeza— Eso significa que es mi nakama ¿Por qué mi nakama se iría?

—Ya veo… Ahora entiendo por qué mi doble parece sufrir de tantos dolores de cabeza —rió por lo bajo— Debe ser difícil para él.

—¿Difícil? ¿Qué es difícil?

—No importa —cambió de tema— Como sea sólo quería entender un poco mejor su situación.

—¿Nos ayudarás a regresar a nuestro mundo? —mencionó mientras lo miraba con esos ojos cargados de inocencia que lograron que el marine sintiera nuevamente ése impulso de abrazarlo el cual logró reprimir exitosamente.

—Lo intentaré —dijo este con una sonrisa.

—Muchas gracias Torarine —sonrió ampliamente mientras comenzaba a beber su chocolate caliente.

—Por cierto… Mencionaste que querías ser el rey de los piratas ¿No es así?

—Sip…

—¿Crees que podrías contarme un poco al respecto? A decir verdad me da un poco de curiosidad.

—¡Claro! —contestó entusiasmado pues amaba contar esa anécdota— Verás todo comenzó con…

La siguiente hora Luffy le empezó a contar un poco sobre la historia de cómo conoció al pelirrojo Shanks, cómo obtuvo su sombrero de paja y también habló un montón sobre sus hermanos mayores quienes siempre fueron su inspiración. El marine sólo se dedicó a escuchar en silencio mientras sonreía para sus adentros. Cuando dió la 1:30 de la noche el mayor se vió en la necesidad de interrumpirlo pues ya era tarde y empezaba a darle sueño así que después de mencionarle al chiquillo que sería mejor que regresaran a dormir ambos se despidieron no sin antes acordar la hora de su cita al día siguiente.

Por otro lado se encontraba Trafalgar quien casi de forma inmediata se había percatado del momento exacto en que el menor se había marchado. Es por eso que en cuanto la habitación contigua se quedó en silencio, el hombre había quitado el seguro de su puerta revisando el lugar solo para comprobar que efectivamente, se encontraba completamente vacío pero lejos de preocuparse, lo único que pudo hacer fue chasquear la lengua y regresar a su cuarto con la intención de procesar todo lo ocurrido en solo un día. Esa era la intención pero realmente no podía sacar de su cabeza el hecho de que Mugiwara-ya hubiera aceptado una cita con el idiota ese, por lo que solo podia dar vueltas y vueltas en la cama sin llegar a nada.

El tiempo seguía corriendo por lo que ya habían transcurrido poco más de cuatro horas desde que el contrario se había marchado y este no daba señales de querer regresar. Desde entonces Law había estado caminando cual león enjaulado en su habitación mientras de vez en cuando se dirigía a la habitación continua para asegurarse si su pequeño aliado había regresado. Al notar que no era el caso sólo podía regresar a su cama y acomodarse con la intención de dormir sin embargo sus pensamientos lo traicionaban y seguía atormentando internamente por lo que cada tanto volvía a levantarse y a repetir el proceso una y otra vez.

Justo estaba pensando en levantar su culo de la cama para ir a buscar al monito cuando el sonido de algo duro cayendo sobre el piso anunció la llegada de Luffy. Al escuchar el sonido de pasos el corazón del cirujano dió un brinco de emoción y sin pensarlo soltó un suspiró aliviado haciendo notorio el aire que había estado reteniendo hasta el momento por la angustia que ya empezaba a acumularse en su interior.

En cuanto Luffy entró a la habitación lo primero que hizo fue dirigir su mirada a la puerta que lo separaba de Torao e inconscientemente se acercó a esta colocando su mano en el pomo girándola sin esperar que la puerta se abriera. Grande fue su sorpresa cuando se dió cuenta de que ese no era el caso y que su aliado ya había quitado esa distancia invisible entre sus habitaciones por lo que tras asomar su cabeza en el interior, intentó hablar sin mucho ánimo.

—¿Torao, estas despierto? —preguntó con voz tenue, pero al no recibir respuesta solo supuso lo más obvio— parece que ya está dormido —dijo para sí mismo— descansa Torao— mencionó tenuemente mientras hacía una enorme pausa antes de volver a hablar— y una vez más… Lo siento.

Todo aquello fue escuchado claramente por el tatuado, el cual se sintió terrible al escuchar como la voz de Luffy tenía ese tono triste, el cuál no era para nada normal en él. Esa noche ninguno de los dos pudo dormir del todo bien. Por una parte, el cirujano no podía dejar de culparse y pensar que tal vez en esta ocasión sí se había sobrepasado un poco con su ira mientras que Luffy no podía dejar de tratar de entender la razón por la cual Torao se había molestado y también en las palabras dichas por el marine.

—¿Torao realmente se marchara? —susurró el monito mientras se encogía en la cama buscando resguardo entre las sábanas— No quiero que se vaya…

Fue una noche complicada para los dos.

Continuará…